CATÁLOGO DE LA COLECCIÓN DE HIERROS DEL MUSEO
NACIONAL DE ARTE ROMANO
RAFAEL SABIO GONZÁLEZ
CUADERNOS EMERITENSES - 37
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO
José Ramón Mélida, s/n - 06800 MÉRIDA
Administración, correspondencia e intercambios:
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO
c/ José Ramón Mélida, s/n
06800 MERIDA (Badajoz) España
ISSN: 1965-4521
Depósito Legal: BA - 126 / 2002
Impresión: Artes Gráficas Boysu, S. L. - Mérida
Diseño Portada: Rafael Sabio González*
Créditos Fotográficos: Lorenzo Plana Torres.
Coordinación Editorial: Agustín Velázquez.
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AGRADECIMIENTOS
Aparte de al Director, Chema, y el resto del personal del Museo, muchos de cuyos
integrantes me han ayudado desde con su ánimo o sus observaciones hasta o su auxilio
en tareas tan diarias como perseverantes, como la apertura de almacenes y vitrinas,
quiero hacer una mención especial al apoyo ofrecido durante la redacción de la presente
obra por:
Agustín Velázquez, director de la serie, sin cuya promoción e insistencia no se hubiese
emprendido el empeño de escribir el libro.
Lorenzo Plana, por su infinita paciencia con el enojoso proceso de fotografiado del
material.
José María Murciano, que compartió con Lorenzo el suplicio de la presencia de los restos de óxido sobre el ultrajado espacio del Servicio de Fotografía del Museo. También por
sus bromas.
Nova Barrero, quien como compañera de despacho creo que tuvo que escuchar en
más de una ocasión mi constante conversación con mi propio libro, así como mis enojados
soliloquios ante la percepción de sus errores.
Javier Alonso, por sus nutridas referencias bibliográficas, muchas facilitadas por su propia iniciativa, según localizara cualquier hierro en cualquier libro que pasara por sus manos.
También por su interés y su ánimo.
A mi madre Carmen, que fatigó sus ojos persiguiendo erratas o cuestiones de estilo por
gran parte del texto.
A mi esposa Elena, que ha tenido que sufrir mi ausencia, física o mental, y en tiempo
de ocio, durante la ejecución y corrección del libro.
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SUMARIO
INTRODUCCIÓN................................................................................................................9
CATÁLOGO ....................................................................................................................21
COMENTARIO A LOS TIPOS DESCRITOS EN EL CATÁLOGO ................................165
PROCEDENCIA DE LOS EJEMPLARES ANALIZADOS ..............................................217
BIBLIOGRAFÍA ..............................................................................................................251
IMÁGENES ....................................................................................................................257
INTRODUCCIÓN
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Dentro de la totalidad del panorama de la cultura material del periodo romano, las
artes industriales han guardado tradicionalmente una posición secundaria respecto a otras
manifestaciones de la misma, tales como la arquitectura, la epigrafía, la escultura o la musivaria. Aún dentro del panorama de las artes industriales, sus esmerados bronces, sus producciones de vidrio o aún incluso la cerámica, siquiera sea por constituir uno de los pocos
fósiles directores más fiables y tipificados de la arqueología, han merecido numerosos estudios y monografías. Y también existen trabajos monográficos sobre huesos o joyas. Pero
cualquier tipo de acercamiento al hierro es completamente desolador1. Ello no es algo completamente injustificado o censurable: se trata de una labor ingrata, en la que ha de trabajarse con objetos poco vistosos y difíciles de analizar. Sus restos son numerosos, pero su
estado de conservación suele ser precario, por no decir parcial, hallándose ligados en la
mayoría de los casos a estructuras más complejas de las que, ante su desaparición total,
sólo los puntos de unión han restado como testigos desperdigados de su extinta presencia.
A ello hemos de sumar otro problema, capaz de desmotivar a cualquier investigador: es
fácil interpretar erróneamente un objeto, y en caso de identificarse correctamente, de carecerse de un contexto claro de hallazgo, su sola forma poco puede decir de su cronología
o uso exacto, aún dentro de una perspectiva amplia: azadas como las antiguas, por poner
un ejemplo, se han usado de manera continuada hasta prácticamente la actualidad, y lo
mismo puede decirse de otros muchos objetos, como clavos, anillas, cuchillos y demás.
Nuestro empeño en relación al panorama descrito no puede afirmarse que sea valiente, sino todo lo contrario. Ligado a los ejemplares de una colección que podría considerarse prácticamente cerrada, y eludiendo hacer cualquier tipo de matiz cronológico en
el conjunto de las piezas presentadas, sólo se pretende en principio mostrar un panorama,
bajo la forma de un catálogo con reflexiones adjuntas, en el que bajo un simple esquema
tipológico se vayan presentando los distintos tipos de objetos que podemos encontrar
dentro de los fondos inventariados de una institución tan específica como lo es nuestro
Museo: un centro asociado a los hallazgos en una sola ciudad (Mérida) y en el que por vicisitudes históricas tiene un especial peso la cultura romana correspondiente a los cinco
siglos durante los que se extendió en el Mediterráneo occidental el régimen político conocido como Imperio.
Ni que decir tiene que el autor de dicho catálogo acomete su realización desde la posición del experto en las colecciones del Museo, no desde la del especialista en el hierro
antiguo. Ésta es una postura arriesgada, pero esperamos que útil. El grado de especialización al que se ha llegado en la actualidad, ha dado lugar a verdaderos expertos en cuestiones de detalle de parcelas muy localizadas dentro de la cultura material. Y somos
conscientes de ello. Pero también lo somos de que el acceso a los fondos de una institución
como la nuestra resulta casi inabordable de no emprenderse sobre un tipo de material
cuantitativamente abarcable, y éste no es el caso del hierro. Asumidas estas premisas, dejamos sentado, pues, que nuestro catálogo tiene antes que nada la pretensión de brindar
un panorama general, en segunda instancia la de crear un referente descriptivo, y sólo en
última instancia la de marcar una pauta tipológica que, con las necesarias puntualizaciones
y ajustes, sirva de base tanto a trabajos generales sobre el hierro (en especial el peninsular
1
Hasta la actualidad no han existido prácticamente trabajos monográficos sobre el tema, y menos en nuestro país.
Sin embargo, durante la redacción de la presente obra vio la luz una interesante contribución acerca del hierro en
época romana y tardoantigua en el Noroeste peninsular (CASAS; NOLLA, 2011). Dicha obra ha servido de referente
e incluso aliciente a la conclusión de ésta que aquí presentamos, remitiendo a su obligada consulta por el especialista
interesado en el tipo de material que nos ocupa.
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y de cronología antigua) como a trabajos locales necesitados de un punto de apoyo respecto a uno de sus materiales más inquietantes y difíciles de afrontar.
El hierro como objeto arqueológico
Los objetos de hierro resulta extraño a lo largo de la historia que hayan trabajado sin
una vinculación estrecha con otra materia. Utensilios como azadas y hachas, o armas como
las lanzas, se ligaron por lo general a piezas de madera que hacían las veces de mango. E
incluso las rejas forman parte, si se quiere entenderlas como tal, de un conjunto mayor que
fue el edificio en cuya fábrica se insertaron. Perdida la materia que las acompañaba, resulta
habitual que nos encontremos al hierro como único testimonio de su existencia, constituyendo un ejemplar aislado. Pero aún cuando en el pasado dicho metal entrañara un carácter protagonista, no debemos olvidar que su observación en el presente entraña casi
siempre cierta parcialidad: un objeto coherente, como un cuchillo, suele carecer por lo general del mango junto al que conformaría el conjunto de la pieza. Y en el caso de elementos
de ensamblaje como los clavos, aun cuando se conserven íntegros, debemos recordar que
el conjunto lo conformarían con el total de la estructura en la que se insertaran, llegando
en ocasiones a poder considerarse como un todo con una construcción arquitectónica coherente. De hecho y ante la ocasional recolección de datos precisos, la mera disposición
de conjuntos de clavos sobre el solar de un yacimiento induce ante una esmerada toma de
datos en el momento de su hallazgo a lograr recomponer las estructuras en las que se integraron, desde objetos sencillos como ataúdes de madera hasta otros verdaderamente
complejos, como las armaduras de la techumbre de los edificios.
Hecha esta observación, no se hará de extrañar que ante el análisis de un conjunto coherente como el que nosotros deseamos exponer, se omitan ciertas obviedades de concepto
y tratemos las diferentes piezas como objetos arqueológicos singulares, tal y como sucedió
en el momento de su ingreso al Museo. Y más considerando la idiosincrasia propia a instituciones museísticas como la nuestra, de la que procederemos a hablar a continuación.
Las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano
El hoy conocido como Museo Nacional de Arte Romano de Mérida tiene una larga historia. Ya hubo intentos tempranos de crear una institución museística en la ciudad bajo el
impulso de Godoy, a comienzos del Siglo XIX. Pero no sería hasta 1838 cuando tal proyecto cuajara, como consecuencia directa de la desamortización de Mendizábal. Ahora
bien, tal origen encontraba su justificación en la mera disposición de un contenedor como
fue parte de la Iglesia de Santa Clara2. Y es que, a diferencia de los otros museos creados
a resultas de la Desamortización, en el de Mérida los fondos eran de un carácter y una naturaleza patrimonial muy distinta: no se trataba de piezas artísticas incautadas a la Iglesia,
sino de objetos arqueológicos procedentes del solar de la ciudad y a los que se pretendía
brindar ya, al igual que desde los impulsos precedentes, una debida salvaguarda que los
protegiese de la por desgracia tan habitual depredación extranjera.
El Museo fundado por aquel entonces fue conocido hasta los años 70 del Siglo XX
como Museo Arqueológico de Mérida. Y los escasos fondos que irían ingresando en el
mismo, fundamentalmente de carácter escultórico o epigráfico, sabemos por el inventario
elaborado por Maximiliano Macías en 1910 que ascendía a en torno medio millar de piezas.
Es a partir de las excavaciones realizadas por José Ramón Mélida y el propio Macías, primero en el Teatro romano, después en el Anfiteatro y más tarde en otros puntos de la ciu2
150 años en la vida de un Museo. Museo de Mérida 1838-1988. Mérida, 1988.
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dad, cuando los fondos del Museo van ascendiendo en número de una manera realmente
notable. Ahora bien, tras el inventario inicial de Macías y pese a que sabemos que en el
Museo siguen ingresando piezas, no vuelve a continuarse la labor sistemática de inventariado ya hasta los años 40, en que ingresa en la institución como conservador responsable
de la misma José Álvarez Sáenz de Buruaga. Por entonces habían entrado ya en el Museo
muchas de las piezas más notables halladas en las excavaciones practicadas en la ciudad
hasta 1936, pero con el problema de que la mayoría no recibieron número ni fueron inscritas en el libro de inventario, perdiéndose su historia. Unas circunstancias parecidas le
sucede a una enorme cantidad de objetos que permanecerían en un almacén habilitado
en el solar del Teatro romano, y que sólo se irían ingresando poco a poco a partir de los
años 40, también procedentes de excavaciones anteriores pero carentes de historia en la
mayoría de los casos.
Una vez se pone en orden la arqueología en la ciudad, los ingresos y su inventariado
se producen de manera más metódica, contándose con un nuevo instrumento de catalogación tan útil como lo serían las fichas de catálogo sistemático ideadas por Navascués a
comienzos de la posguerra y que serían utilizadas con gran provecho por la mayoría de los
museos españoles hasta la normalización documental y los inicios del volcado a bases de
datos informáticas iniciados en los años 90 del Siglo XX. Esta ficha descargaría de información a los que a partir de entonces pasarían a llamarse libros de registro, donde proceden
a apuntarse los datos más sumarios de la pieza de cara a su identificación. Campos como
la descripción, la ubicación o la clasificación razonada, así como la documentación gráfica,
pasarán a incluirse en la ficha correspondiente del catálogo sistemático.
Las excavaciones arqueológicas en la ciudad de Mérida, son pues la fundamental fuente
de ingresos de fondos museográficos al Museo. Pero no la única. Ésta se ve seguida sólo
de lejos por ciertas donaciones o entregas de particulares, en ocasiones gratificadas, así
como más tarde de compras. En la mayoría de los casos, las piezas suelen proceder de la
misma Mérida o su entorno inmediato, en función de la procedencia de los donantes. Y
sólo en las posteriores compras, salvando la de alguna colección local como la de Quirós,
las piezas adquiridas en subastas se entienden preferentemente como ingresos de procedencia no emeritense, al consistir en su gran mayoría de ejemplares numismáticos con cuya
adquisición se pretenden cubrir las grandes lagunas que el ámbito local ofrece ante los intentos de obtención de series cerradas de monedas.
Si en los años 40 los ingresos se inventarían en su práctica totalidad, la proliferación
de intervenciones desde los años 70, así el cada vez menor carácter selectivo utilizado por
los arqueólogos en la recogida de material, obligan a crear un criterio a la hora de efectuar
los ingresos: seleccionar los objetos más relevantes bajo el patrón de su interés museográfico
y distinguirlo de todo aquel material sin interés museográfico, recibiendo los primeros sus
correspondientes números de inventario y procediéndose a dejar en reserva el segundo,
apenas identificado por los números asignados al mismo por los arqueólogos en el momento de su excavación.
Toda esta situación toma una nueva orientación a partir de mediados de los años 80,
cuando tras la transferencia de las competencias en materia de patrimonio a las Comunidades Autónomas, la Comunidad Autónoma de Extremadura asume la responsabilidad
en la realización de las excavaciones y el Museo, por el contrario, permanece junto a otros
pocos más fuera de Madrid bajo la tutela y gestión directa del Estado. Todavía hasta los
años 90 se ingresan algunas excavaciones en el Museo, tal y como sucede con la campaña
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en la Alcazaba de 1987, muchos de cuyos fondos reciben número en los inventarios del
Museo. Intervenciones posteriores, como la de la Rambla de 1990, se ingresan pero ya sin
recibir número de inventario. Y desde los años 90, tras el nombramiento de Mérida como
ciudad Patrimonio de la Humanidad y la consecuente creación del Consorcio de la Ciudad
Monumental de Mérida, nuevo gestor de las excavaciones, los ingresos procedentes de excavaciones en la ciudad al Museo son cada vez más contados. Este entendimiento sólo
será reabierto en unas fechas recientes bajo la dirección del Consorcio por la figura de Miguel Alba Calzado3.
Toda esta situación entraña de cara al ingreso de fondos que éste se limite únicamente
a donaciones y compras, a veces con figuras intermedias como la donación de piezas desde
la Asociación de Amigos del Museo como resultado de una compra previa realizado por
éste a un particular.
Una última observación a realizar en torno a los fondos del Museo en general es la del
modo en el que son inventariados: dada la antigüedad de la institución, el sistema lógico
adoptado desde un comienzo fue el de dotar a las piezas de una numeración correlativa.
Para ingresos aislados o lotes pequeños, tal numeración es perfectamente válida. Ahora
bien, como consecuencia del ingreso de excavaciones sistemáticas, dicho criterio presenta
problemas como la reserva de grandes intervalos numéricos para una misma excavación
en base a la contabilización exacta o la simple estimación del número de objetos que la
componen. La experiencia ha demostrado la mayor eficacia de un sistema de expedientes
individualizados por lotes y años. Dicho sistema ha sido implantado en nuestra institución
desde el año 2009, utilizándose tanto para nuevos ingresos como para fondos anteriores
no inventariados.
La colección de hierros del Museo
Son múltiples los objetos del Museo en los que el hierro se halla presente. De hecho,
aún puede observarse que fue el material preferido en el ensamblaje de ciertas partes dentro
de las piezas escultóricas4. En la arquitectura, pese a coexistir con el plomo, también encuentra su lugar. Y se da el caso incluso de que nos lo encontremos, bajo la forma de las
tradicionales lañas, uniendo las roturas antiguas de ciertos ejemplares cerámicos5. Ya
hemos referido cómo las piezas de hierro rara vez no se vieron unidas a otras elaboradas
en materias distintas, o hasta se vieron integradas en un todo como mínimas partes del
mismo. Pero su contemplación dentro de un panorama en el que aún se integren en otro
ejemplar con un carácter secundario creemos que resultaría confusa a la hora de elaborar
un catálogo, y es por ello por lo que excluimos del mismo los ejemplares involucrados en
tales fenómenos. De este modo, sólo deseamos abarcar en nuestra labor aquellos objetos
en los que el hierro entrañe un carácter museográfico individualizado, y de estar en contacto
con otra materia, sólo lo consideraremos como tal en tanto en cuanto en su implicación
con la misma guarde un protagonismo hegemónico o siquiera similar.
3
El primer paso al respecto lo constituyó la entrega en 2009 de dos cabezas halladas en el solar del antiguo Cuartel
de Artillería, a la que seguirá la del conjunto de las piezas incluidas en las exposición temporal El Consorcio y la arqueología emeritense. De la excavación al Museo.
4
Un buen ejemplo al respecto lo constituye el togado inv. 34687, recientemente restaurado y pasado a salas. En el
origen de uno de sus brazos se aprecia un vástago de hierro cuya dilatación ha provocado que se abra una enorme
fisura en el torso de la estatua, poniendo en peligro su integridad desde antiguo.
5
Es posible que, en efecto, hubiese intervenido en la recomposición que en su momento debió de efectuarse en el
jarro inv. 11250, procedente de la Casa del Mitreo y con varios orificios sobre su superficie destinados por parejas
a unir los diferentes fragmentos en los que se dividiese.
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La mayoría de las piezas proceden como ya hemos afirmado de la ciudad de Mérida y
su entorno inmediato. Las excepciones a esta premisa son muy contadas, siendo de destacar una muestra muy parcial procedente de las excavaciones practicadas en los años 80
en la villa romana de Torreáguila, situada en el término municipal de Montijo (Badajoz):
las piezas procedentes de este interesante yacimiento, en realidad están fuera incluso de la
comarca de Mérida. La custodia de los objetos extraídos de este yacimiento debería corresponder en realidad a Badajoz, donde de hecho se encuentra gran parte de sus materiales. Sin embargo, el Museo planea ingresar una selección de objetos de esta villa, de
manera estable, con vistas a dar un mayor espectro de representación a la sala dedicada
monográficamente al antiguo territorio de la Colonia. Otra excepción la constituye un único
ejemplar procedente de Sagrajas, pero en este caso motivada por la información específica
brindada por la persona que hizo entrega del mismo bajo una figura a la que se acogen
numerosos ingresos en el Museo: la donación. No es un caso aislado en el conjunto de las
colecciones y, de hecho, aunque se presume que muchas de las piezas sin procedencia
que ingresan en la institución a resultas de una donación proceden de la propia ciudad de
Mérida, dada la procedencia singular de los donantes por lo general, algunos de los objetos
no debería destacarse que pertenezcan a un entorno más amplio.
En el momento de nuestra incorporación al Museo, los objetos de hierro inventariados
que abarca nuestro catálogo se encontraban fundamentalmente dispuestos en cinco cajones
custodiados en el departamento interior del Almacén de Piezas de Pequeño Formato del
Museo, junto a la colección de bronces. Tal ubicación se debía a que, tras unas mediciones
realizadas en el edificio de Moneo, se percibió que tal espacio era el más estable térmicamente, favoreciendo la conservación preventiva de estos materiales. Por otra parte, una
pequeña selección de piezas pasó a engrosar el material expuesto al público en las salas
del Museo, repartiéndose entre las vitrinas de la salas V y IX de la planta baja, así como en
las de las salas II y IV de la planta segunda. En el Almacén de Piezas de Gran Formato situado en la Cripta exterior, se conservaban también varias piezas de hierro, la mayoría
consistentes en largos vástagos y barras, de las que eran pocas las que podían identificarse
con un número de inventario, al carecer de sigla6.
En 2010 y tras percibir que de la colección de hierros apenas se encontraban en la base
de datos del Museo, la aplicación conocida con el nombre de DOMUS, aquellos materiales
expuestos en las salas, junto a alguna excepción más, emprendimos la labor de su volcado
sistemático, de cara a su posterior reorganización en bateas y cajas que facilitaran su mejor
localización y conservación. Tras el volcado preliminar, la nueva ordenación se efectuó siguiendo a grandes rasgos los patrones seguidos anteriormente para las piezas de bronce,
de modo que tras adoptarse un prefijo HR, seguido de la alusión al tipo de almacenaje
(bateas, cajas e inicialmente también cajones), se fue enumerando cada contenedor con
atención a los distintos tipos y contextos funcionales a los que se fueron adscribiendo. En
primer lugar se organizaron las piezas pertenecientes a los ajuares personales y domésticos;
en segundo lugar y en relación a ambos, las piezas que, asociadas a la armamentística, podían aproximarse a objetos de uso utilitario, como los cuchillos, o a otros de uso agrícola,
como las hachas; en tercer lugar, lógicamente, se situaron los útiles agrícolas y ganaderos,
incluidos los arreos de caballo; en cuarto lugar se dispusieron los útiles profesionales, co6
Seguramente, muchas de ellas se integraran originalmente en piezas como los sarcófagos, recibiendo sus mismos
números de inventario pero habiendo sido desligadas de los mismos y por tanto perdiendo el rastro sobre conjunto
en el que se integran. Citaremos como ejemplo el caso del sarcófago de plomo inv. 5725, que en la ficha del catálogo
sistemático del Museo se ingresa junto a sus correspondientes barras.
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menzando por los asociados a la cantería, la escultura y la carpintería, y siguiéndose con
los vinculados a oficios como la medicina, la escritura, la sastrería o industrias especializadas como la del vidrio o la del mismo hierro; en quinto lugar, se fueron situando ya las
piezas relacionadas con estructuras edilicias; en sexto lugar, la lógica nos hizo asociar a
éstas aquellas piezas que, como los clavos u otros tipos afines, podían encontrar varias explicaciones en función del objeto en el que se integraran; y finalmente, en séptimo y último
lugar ubicamos los objetos indeterminados, que englobaban, en función de algunas formas
simples bien definidas, algunos tipos como los vástagos, las placas, las láminas y los recipientes de uso indeterminado. Por motivos intrínsecos a la colección del Museo y como
ante otros objetos, se sobreentendía en nuestra organización la pertenencia de las piezas
a la época romana. Sin embargo y asumiendo la adscripción segura de algunas piezas a
otros periodos, se reservaron para ellas unas ubicaciones que, a modo de apéndice, pretendían englobar ciertas piezas en función de que detentaran una clara adscripción cronológica distinta. A falta de ejemplares prerromanos, los objetos se distribuyeron en grupos
definidos de un modo muy general a partir del periodo tardoantiguo (el segundo en interés
y representación dentro de las colecciones de la institución), así como de las edades medieval y moderna.
Concluido en 2011 nuestro trabajo de catalogación y reordenación, el conservador
Agustín Velázquez nos propuso la realización del presente catálogo, en el que hemos ocupado nuestro tiempo durante parte de dicho año y los primeros meses de 2012. A continuación procederemos a hablar someramente de los principios que hemos hecho regir en
el mismo.
Nuestro catálogo
El catálogo que deseamos ofrecer al lector interesado tiene por objeto la presentación
sistemática de las colecciones de hierro inventariadas del Museo en relación a un intento
de catalogación tipológica de los mismos. Para ello hemos acudido a la ordenación establecida en el capítulo previo dentro de los grupos generales con los que, bajo un esquema
funcional o genérico, se habían tratado de agrupar los diferentes tipos perceptibles en nuestra colección. El objeto de tal ordenación, aún entrañando ciertas dificultades y dudas ante
ejemplares de dudosa adscripción, no es otro que el de procurar establecer un referente
útil y de fácil consulta. Somos conscientes de que optando por tal ordenación llegaremos
a incurrir en errores o problemas de sobreinterpretación, pero ello es algo que preferimos
asumir antes que acudir a un criterio más objetivo pero también menos significativo. Alternativas como la ordenación por procedencia, en una colección cuya antigüedad impide
determinar el contexto de hallazgo exacto o siquiera general de muchos de sus fondos,
hemos considerado que se mostraban poco sustanciales. Y otro tanto podemos decir de
criterios que partan del número de inventario o la fecha de ingreso en las colecciones de
la institución.
Las piezas incluidas en el catálogo no cubren la totalidad de los fondos de hierro del
Museo, dado que se excluyen todos aquellos materiales que, por diversas razones, no han
sido inventariados: ello se debe a que en muchas ocasiones no se trata de material significativo, pero sobre todo a que resulta muy difícil de rastrear sin un número de inventario
que dé fe de su identificación exacta y por tanto de datos tan fundamentales para su consulta como el testigo de su localización. También y por cuestiones de acotación, se han
optado por excluir aquellas piezas que hayan recibido número ya bajo el nuevo sistema
de números de expediente implantado en el Museo desde el año 2009. En fin, una última
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omisión es la de ciertas piezas de las que, pese a que se conoce su existencia y han sido
de hecho inventariadas, se encuentran extraviadas en la actualidad7. Esto último puede
ser debido a que el Museo Nacional de Arte Romano es una institución con muchos años,
y sus fondos han atravesado por todo tipo de vicisitudes; pero también a que es un museo
arqueológico, y debido a ello sus colecciones son tan amplias que pueden someterse a
todo tipo de incidentes, desde pérdidas irreparables hasta simples extravíos pasando por
pérdidas de siglas e incluso, a consecuencia de estas últimas, resiglados de objetos con el
consiguiente duplicado de su numeración.
Antes del desarrollo del modelo de ficha, hemos tratado de establecer un sistema de
numeración que vaya más allá de la simple asignación de un número correlativo a cada
uno de los objetos incluidos. Es por ello por lo que en el mismo se han empleado dos
cifras: la primera se referirá al tipo en el que se ha encuadrado el objeto, mientras que la
segunda individualizará el objeto (u objetos) incluidos dentro de dicho tipo. El objetivo
perseguido con ello es que, ante el elevado número de piezas catalogadas, en cualquier
punto del catálogo pueda tenerse un referente del tipo exacto ante el que nos hallamos.
Tal ordenación va a llevar tácitamente superpuesto el esquema funcional o genérico esbozado a grandes rasgos en el apartado precedente y en torno al cual van a tender a organizarse de un modo más específico u optativo cada una de los tipos enunciados.
Dentro del epígrafe de cada tipo de objeto, las piezas han ido agrupándose en primer
lugar por procedencia y en segunda instancia atendiendo a los números de inventario más
bajos detectados en cada contexto de hallazgo por cada una de los tipos planteados: se
trata de un patrón algo aleatorio pero que, sin prescindir de reagrupar las piezas de cada
tipo por procedencias, no deja de plantear como patrón secundario el número que a cada
objeto le fue asignado en el momento de su ingreso en las colecciones del Museo. Dado
que los primeros objetos ingresados solían carecer de procedencia específica, se ha tendido
a poner en primer lugar aquellas piezas carentes de contexto de hallazgo, aunque sumándoseles a los fondos antiguos aquellos sujetos a otras vicisitudes, tales como las piezas sigladas en una fecha diferente a la de su ingreso en la institución (en general fondo antiguo
sin número) o los objetos procedentes de colecciones privadas adquiridas en diferentes
momentos de la historia del Museo. Igualmente y cerrando la relación de objetos de procedencia emeritense se sitúan, a expensas de su numeración, aquellas escasas piezas halladas fuera del entorno inmediato de la ciudad de Mérida. Más específicamente,
incluiremos en primer lugar las pertenecientes a su término municipal, así como en segundo lugar las localizadas fuera del mismo, que constituyen como hemos dicho ya muy
contadas excepciones.
Con vistas a ordenar los datos de cada una de las piezas a incluir en el catálogo se ha
optado por crear un modelo de ficha. En él se han buscado conciliar la sencillez y la claridad con la fácil consulta. Cada ficha se compone de cuatro campos. El primero, tras
enunciar el número de catálogo, procede a identificar el objeto por su nombre y materia,
de modo que sea más fácil saber a primera vista a qué objeto estamos haciendo referencia
en cada ficha. Entre paréntesis se ofrecerá el número de inventario asignado por el Museo
al ejemplar en cuestión. El segundo campo indicará la procedencia específica del objeto,
añadiéndose entre paréntesis un punto más concreto de la misma o alguna apreciación
7
Entre tales piezas podemos citar aquí los inv. 2168 (objeto indeterminado de aspecto tubular), 2202 (clavo), 4838
(clavo), 4899 (barra), 4903 (vástago), 4952 (hacha), 5776 (barra), 5777 (barra), 7039 (tubo) y 8181 (cuchillo/bisturí).
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al respecto: la mayoría, tal y como veremos en el capítulo dedicado a las procedencias
de los ejemplares, deben haber sido halladas en Mérida, y redundar en esta observación
creemos que resulta un dato innecesario. El tercer campo describirá objetivamente el objeto, de una punta a la otra (en el caso de los clavos, por ejemplo, se comenzará por la
cabeza y se concluirá en la punta, pasando por la espiga). Finalmente, el cuarto y último
campo, sólo presente en aquellos ejemplares que lo precisen, se destinará a realizar cualquier tipo de observación sobre la pieza en cuestión, ahondando en aspectos asociados
a su contexto de hallazgo, su posible uso, la funcionalidad de sus elementos o sus paralelos.
En el modelo de ficha, se han procurado omitir determinados campos debido a su escasa utilidad. Tal es el caso de la bibliografía, dado que la mayoría de los ejemplares permanecen inéditos: en caso de que una pieza estuviese publicada, se dará noticia de ello
en el comentario, donde se constará en todo caso la referencia abreviada con vistas a su
consulta en la bibliografía, por medio de una nota a pie de página. En relación a esto último, a lo largo de todo el libro actuaremos de un modo semejante, salvo cuando las referencias sean aisladas y no guarden una relación directa con la materia, en cuyo caso las
excluiremos de la bibliografía y procederemos a exponerlas completas en la nota a pie correspondiente. Algunas referencias bibliográficas específicas a ciertos objetos resultan por
otra parte difíciles de asociar a un ejemplar concreto, debido fundamentalmente a la omisión de su número de inventario en el estudio en el que se cite. Ante las dudas que suscita
tal identificación, procederemos por lo general a omitir la cita o, ante un margen de duda
razonable, exponerla indicando nuestras correspondientes reservas en el comentario. Al
margen de todo ello, en el apartado de la bibliografía pueden incluirse por ende algunas
obras no referidas ni en el catálogo ni en ningún otro capítulo del libro. Se trata invariablemente de trabajos relacionados con el hierro antiguo y cuya cita creíamos de interés
incluir, siquiera sea de un modo orientativo, con vistas su consulta por todas aquellas posibles personas interesadas en profundizar sobre el tema.
Otro campo omitido es el relativo a la cronología, y la explicación para ello deriva de
que nos hallamos ante un material muy difícil de fechar, no sólo de manera exacta, sino
incluso general: la ausencia de contextos claros de hallazgo en muchos de los ejemplares,
unida a la escasa evolución de ciertos tipos a lo largo del tiempo, no hacen sino convertir
en conjeturas inciertas cualquier tipo de empeño al respecto. Es por ello que preferimos
relegar nuevamente cualquier tipo de apreciación al campo de los comentarios, así como
en su caso a los respectivos capítulos dedicados a los tipos analizados o su procedencia.
En el campo de la descripción se comenzará por aludir al estado de conservación general de la pieza (completa, incompleta o fragmentaria), exponiéndose en el supuesto de
que sea pertinente una escueta relación de los fragmentos en que pueda hallarse fragmentada (unidos o no entre sí), así como de los elementos y partes que puedan componerla o
en los que pueda subdividirse. Tras ello se aportarán detalladamente la descripción y medidas tanto del conjunto de la pieza como de los elementos y partes que la puedan componer. Es extraño que las piezas de hierro muestren decoraciones, marcas o inscripciones,
pero en caso de que así sea éstas se describirán en relación al punto de la pieza en el que
se sitúen. La descripción, si se estima oportuno, se cerrará con una concisa referencia a su
estado de conservación o en su caso a su restauración.
Por norma general se procurará dedicar para cada objeto una ficha específica. Sin embargo, existen determinados ejemplares (por ejemplo los clavos), cuyo hallazgo entrañó
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una vinculación a un conjunto cerrado dentro del cual encontraban su explicación como
parte de un todo. Este supuesto se puede trasladar igualmente a otros conjuntos o simples
parejas de objetos producto de un mismo ingreso y con un aspecto formal tan semejante
que, pese a carecer de un contexto claro de hallazgo, nos llevan a tomar como algo firme
el que en su funcionamiento pudiesen estar unidos dentro de un conjunto único. Ante tales
situaciones y para evitar la reiteración de descripciones poco significativas, la ficha de catálogo se dedicará al conjunto de piezas, y no a cada una aisladamente. En la adaptación
del modelo de ficha a la descripción de un conjunto sí se tendrá en consideración la relación
consecutiva de los números de inventario de los ejemplares incluidos en él, así como las
dimensiones específicas de cada uno de dichos ejemplares, siempre ordenada atendiendo
al número de cada pieza en cuestión. Paralelamente se procurará ofrecer la descripción
general del total de los ejemplares que compongan el conjunto, matizándose sólo aquellas
singularidades o variaciones significativas que puedan haberse percibido en algunos de
ellos de manera aislada.
En relación finalmente a las imágenes, debido al enorme número de piezas y al simple
carácter de catálogo sistemático de nuestra obra, se ha optado por facilitar en la práctica
totalidad de los casos únicamente las fotografías de las mismas. Éstas irán designándose
con el mismo número que se les haya asignado en el catálogo. Cuando hayamos agrupado
varias piezas con números de inventario individualizados dentro de una pareja o un conjunto, el orden en el que se presentarán será en primer lugar de arriba a abajo y, de ser
preciso formar columnas, de izquierda a derecha. Puesto que el catálogo es bastante detallado en lo que a medidas de los ejemplares se refiere, así como debido a la distorsión que
ciertas fotografías manifiestan ante la presencia de una inevitable perspectiva, las imágenes
carecen de escala. En las fotografías se incluirán sólo los fragmentos relevantes de los objetos, eludiéndose todos aquellos que no sean significativos, no unan a la forma principal,
otorgándole un sentido más claro, o manifiesten consistir en simples desprendimientos de
las capas de corrosión surgidas de la superficie original. En definitiva, y como única excepción a lo dicho, se ofrece al final de la obra una lámina con los dibujos de una serie de
piezas exclusivamente de hierro (3.2, 3.3, 6.4, 46.2, 48.2, 49.1, 61.1 y 61.5) que se
desean resaltar por su decoración, para el mejor entendimiento y valoración de la misma.
CATÁLOGO
23
1. Hebillas
1.1. Hebilla de hierro (inv. 29202).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por el arco y parte de la aguja del mismo. Mide una altura máxima de 4,6 cm. El arco consiste en un vástago de sección circular y 0,7 cm. de diámetro doblado sobre sí para conformar un semicírculo de 3,7 cm. de radio. Al segmento recto de este
semicírculo se acopla la aguja, conservada en su primera mitad hasta alcanzar los 3 cm. de longitud
máxima y compuesta por una lámina de 1 cm. de anchura que se dobla sobre sí para unirse al arco
mediante una charnela.
1.2. Hebilla de hierro (inv. 29922).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de arco y aguja. Mide una altura máxima de 3,3 cm. El
arco consiste en un vástago de sección circular y 0,5 cm. de diámetro máximo doblado sobre sí para
conformar un óvalo de 2,2 cm. de diámetro mínimo. A él se acopla la aguja, compuesta por un vástago
de sección circular con 2,3 cm. de longitud por 0,5 cm. de grosor máximo que se dobla sobre sí para
unirse al aro mediante una charnela. Arco y aguja se hallan fundidos, habiéndose fijado ésta última
en su posición de apertura máxima.
1.3. Hebilla de hierro (inv. 36283).
Procedencia: Desconocida.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de arco y aguja. Mide una altura máxima de 4 cm. El
arco consiste en un vástago de sección circular y 0,4 cm. de diámetro máximo doblado sobre sí para
conformar un rectángulo de 2,7 cm. de longitud. A él se acopla la aguja, compuesta por una lámina
con 2,6 cm. de longitud por 0,5 cm. de anchura que se dobla sobre sí para unirse al arco mediante
una charnela.
Comentario: La ficha manual indica que la pieza procede de almacén, hallándose descontextualizada.
1.4. Hebilla de hierro (inv. 36284).
Procedencia: Desconocida.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de arco y aguja. Mide una altura máxima de 3 cm. El
arco consiste en un vástago de sección rectangular y 0,4 cm. de grosor máximo doblado sobre sí para
conformar un cuadrado, redondeado en sus ángulos, de 3 cm. de longitud. La aguja se halla fundida
en su comienzo y fin a dos de los extremos del arco, hallándose compuesta por un vástago de sección
circular de 4 cm. de longitud y 0,4 cm. de diámetro máximo que se dobla sobre sí en uno de sus extremos para formar el círculo que haga las veces de charnela.
Comentario: En relación a la procedencia véase lo indicado en la entrada anterior.
1.5. Hebilla de hierro (inv. 6394).
Procedencia: Casa de Luís Díez.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto únicamente por el arco del mismo. Mide una altura
máxima de 5,4 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada y 0,7 cm. de anchura máxima, terminado en punta por sus dos extremos, que se dobla sobre sí para conformar un rectángulo
de 5,7 cm. de longitud máxima, aunque sin llegar a unir su dos extremos.
Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria
del Museo correspondiente al año 19478.
1.6. Hebilla de hierro (inv. 23028).
Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto únicamente por el arco del mismo. Mide una altura
máxima de 5 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada y 1 cm. de anchura máxima,
terminado en punta por sus dos extremos, que se dobla sobre sí para conformar un rectángulo de 4,3
cm. de longitud máxima. Este último no llega a cerrarse totalmente debido a la fractura de la pieza
por espacio de casi 1 cm., cerca de uno de sus ángulos.
8
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, pág. 42.
24
Comentario: El presente ejemplar fue hallado en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el
área de los Columbarios en 1973. Pese al deficiente estado de conservación del mismo, su contexto
puede inclinarnos a pensar en su pertenencia al ajuar funerario de alguna inhumación del entorno, y
más específicamente a la indumentaria personal del individuo enterrado.
1.7. Hebilla de hierro (inv. 25655).
Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 5-A.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto únicamente por el arco del mismo. Mide una altura
máxima de 3,4 cm. Está conformado por un total de hasta dos piezas. La primera consiste en un vástago de sección irregular que se dobla sobre sí para adoptar una forma de U de 4,2 cm. de longitud
máxima, mostrando sus dos lados mayores rectos y el tercero (la base de la U), levemente curvado.
La segunda pieza, consistente en un vástago de sección circular y 0,5 cm. de diámetro máximo, une
los dos extremos de la anterior por su frente abierto.
Comentario: En función de paralelos más completos resulta fácil conjeturar con que la segunda de
las piezas descritas, más estrecha que la primera, sería el punto tanto en el que se enlazara inicialmente
la aguja como por el que el ejemplar se uniese a la correa.
1.8. Hebilla de hierro (inv. 27002).
Procedencia: Teatro romano - Campaña 1981. Peristilo. Cata 6, Nivel 3.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por el arco y quizá parte de la aguja del mismo. Mide
una altura máxima de 5,9 cm. El arco está conformado por un total de hasta cuatro piezas. La primera consiste en una lámina de 1 cm. de anchura máxima que adopta la forma de un semicírculo
rebajado y peraltado en su base, con 6 cm. de longitud máxima. La segunda, en forma de vástago
recto con el que se cierra el semicírculo en su base, presenta una posible sección cuadrada y en
torno a 0,8 cm. de anchura. La tercera, en forma de lámina de 1,2 cm. de anchura máxima, parte
del punto en el que se inicia la curvatura de la primera de las partes descritas, corriendo paralela a
la segunda y doblándose levemente en su centro hacia ella. Finalmente, una cuarta pieza, consistente
en una lámina de 0,8 cm. de anchura máxima, une justo a su mitad la segunda y la tercera de las
partes descritas.
Comentario: Debido al deficiente estado de conservación del ejemplar, no resulta fácil colegir de su
aspecto su funcionamiento original. Es posible conjeturar no obstante que la cuarta de las piezas descritas sea parte de la aguja, la cual, doblándose sobre la segunda mediante una charnela, pasaría
sobre la tercera para finalmente, en su hipotético extremo desaparecido, venir a morir en el centro de
la curvatura del arco. En tal caso, la aguja se habría fijado en su actual posición con anterioridad a la
desaparición del posible correaje al que se hallaría ligada la segunda pieza, dado que en otro caso no
habría permanecido con facilidad en un punto tan centrado como aquel en que se sitúa. En otro
orden de cosas, nos hallamos ante la hebilla de mayor tamaño entre las descritas, lo cual no obsta
para que, a través de paralelos propios de la Antigüedad tardía, sea posible asociarlo a un posible
ajuar personal y más concretamente a una hebilla de cinturón.
1.9. Hebilla de hierro (inv. 11958).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1968.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto únicamente por el arco del mismo. Mide una altura
máxima de 2,7 cm. Está conformado por un vástago de sección circular y 0,3 cm. de diámetro doblado sobre sí para conformar una forma ultrasemicircular, con 2,4 cm. de longitud. La unión de los
dos extremos del vástago se produce en el centro del tramo recto que sirve de base al ultrasemicírculo.
Comentario: La presente pieza se encuentra publicada en las memorias de excavación de Casa Herrera elaboradas por Ulbert y Caballero9. Constituye la única hebilla de hierro ingresada en el Museo
de las excavaciones en la basílica de Casa Herrera y, por lo tanto, datable con seguridad casi plena
ya en la Antigüedad tardía. A la pieza le falta la aguja, que debió de partir del centro del tramo recto
de la misma.
9
ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 114, fig. 19.
25
2. Fíbulas
2.1. Aguja de fíbula de hierro (inv. 29290).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 6,4 cm. Está conformado por un fino
vástago de sección circular y 0,2 cm. de diámetro máximo, que se prolonga por espacio de 6,4 cm. de
longitud, doblándose sobre sí en uno de sus extremos para dar lugar al círculo que haría las veces de
charnela, mientras que por el opuesto va adelgazándose paulatinamente hasta terminar en punta.
Comentario: La fíbula a la que pudo asociarse inicialmente el ejemplar, debió de contar con unas
grandes dimensiones (al menos parejas a las de la aguja).
2.2. Puente de fíbula de hierro (inv. 23021).
Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2.
Descripción: Ejemplar incompleto, del que se conserva únicamente el pie y parte del puente. Mide
una longitud máxima de 7,7 cm. Está conformado por un grueso vástago de sección rectangular, de
1 cm. de grosor máximo, que se dobla sobre sí en varios de sus puntos, primero en círculo para configurar el arco, y después en ángulo recto para dar lugar al pie. En su extremo final, el pie vuelve a
torcerse una vez más, en dirección al puente, con un ángulo aproximado de unos 120º.
Comentario: El presente ejemplar fue hallado en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el
área de los Columbarios en 1973. Por la forma del pie, el ejemplar podría catalogarse como una
fíbula de las denominadas “de pie vuelto”. La tradición de esta forma es protohistórica, pero perdura
aún en época romana.
3. Anillos
3.1. Anillo de hierro (inv. 29227).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo. Mide 2 cm. de diámetro. Está conformado por un vástago de sección
semicircular que se dobla sobre sí para cerrarse en un círculo algo irregular. El ejemplar presenta un
chatón circular irregular de 1,2 cm. de diámetro, destacado en grosor sobre el del resto del anillo. Su
frente principal, muy erosionado, está compuesto por una superficie lisa con varias concreciones informes.
Comentario: El chatón no debió de estar provisto de ningún cabujón incrustado, y de haber contado
con algún motivo decorativo, éste debió de desarrollarse directamente sobre su superficie, inciso o
en relieve. El mal estado de conservación de tal superficie, impide en todo caso verificar la existencia
fáctica y la naturaleza de dicho presunto motivo.
3.2. Anillo de hierro (inv. 29404).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo. Mide 2,7 cm. de diámetro. Está conformado por un vástago de sección semicircular que se dobla sobre sí para cerrarse en un círculo algo irregular. El ejemplar presenta
un chatón rectangular de 1,2 cm. de altura por 1,1 cm. de anchura, en cuyo interior, por el frente externo, se muestra una figura grabada.
Comentario: Sobre la figura grabada en el chatón, pese a su escasa visibilidad, podría conjeturarse
una presumible naturaleza zoomorfa. A dicha consideración nos conducen cuatro incisiones que, orientadas hacia el hipotético extremo inferior de la pieza, podrían consistir en las patas de un cuadrúpedo.
En tal caso, podría intuirse quizá la forma del cuerpo del animal, en el centro del cuadrado, así como,
mirando hacia su límite derecho, su cabeza.
3.3. Anillo de hierro (inv. 30197).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo. Mide 2,3 cm. de diámetro. Está conformado por un vástago de sección semicircular que se dobla sobre sí para cerrarse en un círculo algo irregular. El ejemplar presenta
un chatón ovalado de 1,5 cm. de altura por 1,3 cm. de anchura. Su frente principal, muy erosionado,
está compuesto por una superficie lisa con varias concreciones.
Comentario: Si bien resulta difícil de asegurar debido al mal estado de conservación del ejemplar,
entre las concreciones presentes en el frente principal del chatón parecen intuirse una serie de líneas
26
en relieve. Una de ellas circundaría la forma ovalada del chatón en la totalidad de su perímetro. Y las
restantes parecen alinearse conformando lo que parece ser un motivo aspado cruzado con una línea
que recorrería la pieza de abajo a arriba. Si estamos leyendo correctamente la insinuación de los distintos trazos, seríamos capaces quizá de reconstruir la forma de un crismón, símbolo éste muy prodigado en la antigua Mérida durante los primeros siglos del Cristianismo.
3.4. Anillo de hierro (inv. 7228).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide 2,2 cm. de diámetro. Está conformado por un vástago de sección semicircular que se dobla sobre sí para cerrarse en un círculo algo irregular. El ejemplar presenta
un chatón ovalado de 1,1 cm. de altura por 1,2 cm. de anchura. Su frente principal, muy erosionado,
está compuesto por una superficie lisa con varias concreciones.
Comentario: La pieza se encuentra muy corroída, impidiendo ello comprobar si mostró alguna suerte
de decoración incisa sobre el chatón. Ello podría colegirse en principio de la ausencia de indicios de un
rehundimiento destinado a acoger un cabujón, a diferencia de lo que sucede en otros ejemplares.
3.5. Anillo de hierro (inv. 7231).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide 2,1 cm. de diámetro. Está conformado por un vástago de sección semicircular que se dobla sobre sí para cerrarse en un círculo algo irregular. El ejemplar presenta
un chatón ovalado de 1 cm. de altura por 1,2 cm. de anchura. Su frente principal, muy erosionado,
está compuesto por una superficie lisa con varias concreciones, mostrando pérdidas en algunas zonas.
Comentario: Para el comentario del presente ejemplar, muy similar al analizado en la entrada precedente, nos remitimos a lo expuesto para este último. Si es caso, debe hacerse notar el mayor deterioro
de su chatón, del que falta parte del borde en uno de los lados que del mismo se proyectan desde la
anilla hacia el exterior.
3.6. Anillo de hierro (inv. 1140).
Procedencia: Columbarios.
Descripción: Ejemplar completo. Mide 3 cm. de diámetro. Está conformado por un grueso vástago
de sección circular y 0,5 de diámetro mínimo que se dobla sobre sí para cerrarse en una elipse algo
irregular. Éste tiende a engrosarse desde la mitad de su recorrido hasta adoptar la forma de un chatón
de forma rectangular apaisada, de 1,5 cm. de altura por 2,5 cm. de anchura máxima. Dicho chatón
presenta un rebaje de forma ovalada en su área interna.
Comentario: Si bien desconocemos el contexto de hallazgo exacto de la pieza, su asociación a una
conocida área de necrópolis nos lleva a pensar que, al igual que otras piezas procedentes de la misma,
pudo haberse integrado en un ajuar funerario. Por lo demás, el rebaje del área interna del chatón
debió de estar destinado a alojar un cabujón circular.
3.7. Anillo de hierro (inv. 19518).
Procedencia: Columbarios - Sepultura llamada “del corchero”. Dentro de ánfora.
Descripción: Ejemplar completo. Mide 2,3 cm. de diámetro máximo. Está conformado por un vástago
de sección circular que se dobla sobre sí para cerrarse en una elipse algo irregular. Éste tiende a engrosarse desde la mitad de su recorrido hasta adoptar la forma de un chatón de forma ovalada, de
1,3 cm. de altura por 2,2 cm. de anchura máxima. Dicho chatón presenta un rebaje de forma igualmente ovalada en su área interna.
Comentario: El ejemplar, según el testimonio de la ficha manual, fue hallado en un contexto cerrado
constituido por un enterramiento en el que, al parecer, un ánfora hacía las veces de sepultura. Junto
a él fueron localizados también otro anillo muy semejante (el descrito en la siguiente entrada) y los
dos ungüentarios de vidrio inv. 19520 y 19521. En el rebaje del área interna del chatón, debió de incrustarse un cabujón ovalado.
3.8. Anillo de hierro (inv. 19519).
Procedencia: Columbarios - Sepultura llamada “del corchero”. Dentro de ánfora.
Descripción: Ejemplar completo, dividido en tres fragmentos que unen entre sí. Mide 2,3 cm. de diámetro. Está conformado por un vástago de sección circular que se dobla sobre sí para cerrarse en
27
una elipse algo irregular. Éste tiende a engrosarse desde la mitad de su recorrido hasta adoptar la
forma de un chatón de forma ovalada, de 1 cm. de altura por 2,2 cm. de anchura máxima. Dicho
chatón presenta un rebaje de forma igualmente ovalada en su área interna.
Comentario: El ejemplar resulta muy similar al descrito en la anterior entrada, por lo que remitimos
al lector a la misma para todas las cuestiones referentes a su contexto de hallazgo. Por lo demás y al
igual que en aquella, debemos añadir que en el rebaje del área interna del chatón debió de incrustarse
un cabujón ovalado.
3.9. Anillo de hierro (inv. 32564).
Procedencia: Necrópolis de San José - Campaña 1985. Sector B. Tumba 5.
Descripción: Ejemplar completo. Mide 2,1 cm. de diámetro. Está conformado por un vástago de sección circular que se dobla sobre sí para cerrarse en un círculo regular. El ejemplar presenta un chatón
circular irregular de 1,2 cm. de diámetro, destacado ligeramente en grosor sobre el del resto del anillo.
Su frente principal, muy erosionado, está compuesto por una superficie lisa con varias concreciones
informes.
Comentario: El contexto de hallazgo de la pieza destaca por asociarse a una extensa área de necrópolis
datada por sus materiales en los primeros tiempos del Cristianismo en la ciudad de Mérida. De hecho,
en la misma campaña fue hallado un anillo de oro con un motivo aviforme y una inscripción desarrollada en su frente y laterales (inv. 32563), puesta en relación por su descubridor con un personaje
de alto rango dentro del clero de la ciudad durante el siglo V. En otro orden de cosas, nuestra pieza
se encuentra notablemente erosionada, pero pese a ello puede adivinarse que su chatón, más que
con un cabujón, si contó con alguna decoración fue con algún motivo labrado sobre el frente principal
de su círculo.
4. Pulseras
4.1. Pulsera de hierro (inv. 8444).
Procedencia: San Pedro de Mérida.
Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro de 5,5 cm. Está conformado por una lámina de
0,5 cm. de anchura media que en una tercera parte de su recorrido se ensancha levemente por uno
de sus laterales para alcanzar los 0,9 cm. de anchura. Dicha lámina se cierra sobre sí en un círculo regular, al tiempo que inclina sus caras interna y externa en la totalidad de su recorrido hacia uno de
sus frentes, rematando en una superficie levemente redondeada hacia el interior del círculo.
Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 195710, habiendo formado parte de un completo y singular
ajuar integrado dentro de una tumba excavada junto a la basílica de San Pedro de Mérida. Sin embargo y pese a que dicha excavación es tratada monográficamente en un artículo de Alejandro Marcos
Pous y Martín Almagro Basch, dichos autores la omiten a la hora de referirse al ajuar en cuestión.
5. Amuletos
5.1. Amuleto de hierro (inv. 7629).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por el cuerpo del amuleto en cuestión y parte de la
anilla de sujeción. Mide una altura máxima de 3,8 cm. El cuerpo del amuleto, con 2,5 cm. de altura
por 3,2 cm. de anchura, muestra la forma de dos óvalos unidos entre sí y delimitados por la cara
principal de la pieza mediante un rehundimiento vertical. Éstos presentan en dicha cara una forma
convexa, mientras que en la opuesta son planos. Así mismo, en su extremo inferior, sendos óvalos se
abren mediante una fisura a través de la cual puede apreciarse una oquedad que abarca casi la mitad
interna de la pieza. La anilla se separa del cuerpo en la referida cara principal mediante una moldura
simple, presentando la forma de un vástago de sección circular y 0,3 cm. de grosor máximo doblado
sobre sí para conformar un círculo del que sólo se conserva su arranque hacia el lado izquierdo.
Comentario: La presente pieza fue publicada, primero por José Álvarez Sáenz de Buruaga11 en el
momento de su ingreso en el Museo, y más tarde por José Luís de la Barrera Antón y Agustín Veláz10
11
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1958, pág. 214.
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1950, pág. 194.
28
quez Jiménez en un artículo monográfico sobre los amuletos fálicos custodiados en dicha institución12.
Su tipología obedece a la gran familia de amuletos fálicos tan comunes en el mundo romano, y más
concretamente a aquellos que presentan la forma de dos testículos unidos, que es como deben interpretarse los dos óvalos descritos en el objeto.
5.2. Amuleto de hierro (inv. 7630).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto por el cuerpo del amuleto en cuestión y la anilla de sujeción. Mide una altura máxima de 4,4 cm. El cuerpo del amuleto, con 2,5 cm. de altura por 2,8 cm.
de anchura, muestra la forma de dos óvalos unidos entre sí y delimitados por la cara principal de la
pieza mediante un rehundimiento vertical. Éstos presentan en dicha cara una forma convexa, mientras
que en la opuesta son planos. Así mismo, en su extremo inferior, sendos óvalos se abren mediante
una fisura a través de la cual puede apreciarse una oquedad que abarca casi la mitad interna de la
pieza. La anilla se separa de cuerpo en la referida cara principal mediante una moldura simple, presentando la forma de un vástago de sección circular y 0,3 cm. de grosor máximo doblado sobre sí
para conformar un círculo regular de 1,7 cm. de diámetro que se abre por su lado derecho en el momento de volver a unirse a la pieza y por espacio de 0,5 cm.
Comentario: La presente pieza fue publicada, primero por José Álvarez Sáenz de Buruaga13 en el momento de su ingreso en el Museo, y más tarde por José Luís de la Barrera Antón y Agustín Velázquez
Jiménez en un artículo monográfico sobre los amuletos fálicos custodiados en dicha institución14. El
ejemplar es muy similar al descrito en la entrada precedente, con la diferencia de conservar la anilla
de sujeción completa. Ésta, según parece colegirse de la observación de la pieza y el decrecimiento
progresivo del vástago que la compone, no parece haberse cerrado por completo originalmente.
5.3. Amuleto de hierro (inv. 7631).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por el cuerpo del amuleto en cuestión y la anilla de sujeción. Mide una altura máxima de 4,6 cm. La pieza muestra una forma de U invertida, terminada en
media anilla en la base de la U. Cada uno de los brazos de la forma, tras una línea dispuesta en sentido
transversal al brazo en cuestión, va cobrando una forma engrosada. La de la izquierda, según se dispone
el objeto sobre su frente de mayor relieve, es la más completa. Mide 2,3 cm. de longitud por 1 cm. de
anchura y 0,7 cm. de grosor, mostrando una apariencia romboide recorrida en la totalidad de los dos
frentes orientados hacia la base de la pieza por una incisión dispuesta en sentido perpendicular. La otra
se encuentra más deteriorada, habiendo perdido el tercio correspondiente a su extremo final, así como
gran parte de su superficie en el frente principal. En su parte inferior, el brazo mayor se abre mediante
una fisura, a través de la cual puede apreciarse la existencia una oquedad al interior de la pieza. La
anilla muestra un diámetro de 1 cm. aproximadamente, así como un grosor de unos 0,3 cm.
Comentario: La presente pieza fue publicada, primero por José Álvarez Sáenz de Buruaga15 en el
momento de su ingreso en el Museo, y más tarde por José Luís de la Barrera Antón y Agustín Velázquez Jiménez en un artículo monográfico sobre los amuletos fálicos custodiados en dicha institución16.
Resulta fácil reconstruir la forma general del objeto a partir de lo conservado, de modo que las protuberancias dispuestas en los brazos de la U podrían interpretarse como sendos testículos, mientras
que la anilla del extremo superior serviría para asociarla al elemento del que pendiese, haciendo las
veces de colgante.
5.4. Amuleto de hierro (inv. 7632).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto por el cuerpo del amuleto en cuestión y dos anillas de
12
VELÁZQUEZ JIMÉNEZ; BARRERA ANTÓN, 1988.
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1950, pág. 194.
14
VELÁZQUEZ JIMÉNEZ; BARRERA ANTÓN, 1988.
15
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1950, pág. 194.
16
VELÁZQUEZ JIMÉNEZ; BARRERA ANTÓN, 1988.
13
29
sujeción unidas entre sí. Mide una altura máxima de 4 cm. El cuerpo del amuleto, con 1,8 cm. de altura por 2 cm. de anchura, muestra la forma de un círculo regular, con la superficie convexa por su
frente principal y plana por el opuesto. En su extremo inferior se abre mediante una fisura a través
de la cual puede apreciarse una oquedad en la parte interna de la pieza. La primera anilla de sujeción
se separa de cuerpo en la referida cara principal mediante una moldura simple, presentando la forma
de un vástago de sección semicircular doblado sobre sí para conformar un círculo de 0,8 cm. de diámetro dispuesto en sentido transversal al del resto de la pieza. A esta anilla se halla enlazada una segunda pieza bajo la forma de dos círculos incompletos, de 1,9 cm. de diámetro, de cuyo punto de
unión surge hacia un lateral un tercer círculo de 0,7 cm. de diámetro.
Comentario: La presente pieza fue publicada, primero por José Álvarez Sáenz de Buruaga17 en el
momento de su ingreso en el Museo, y más tarde por José Luís de la Barrera Antón y Agustín Velázquez Jiménez en un artículo monográfico sobre los amuletos fálicos custodiados en dicha institución18.
Nos hallamos nuevamente ante un amuleto fálico en el que se representan unos testículos masculinos.
Sin embargo y a diferencia de los restantes descritos en nuestro catálogo, la presente pieza presentaría
ambos testículos separados uno del otro mediante dos piezas diferentes que colgarían de manera individualizada de una doble anilla, habiéndonos llegado hasta el presente sólo una de ellas. El tercer
círculo de la anilla, de menor diámetro, serviría así mismo para asociarla al elemento del que pendiese,
haciendo las veces de colgante.
5.5. Amuleto de hierro (inv. 7633).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto por el cuerpo del amuleto en cuestión y una anilla de
sujeción. Mide una altura máxima de 4,2 cm. Muestra una forma circular prolongada en uno de sus
extremos mediante una anilla dispuesta en sentido transversal respecto al cuerpo y separado del
mismo, en el frente principal de la pieza, por medio de una o dos molduras horizontales.
Comentario: La presente pieza fue publicada, primero por José Álvarez Sáenz de Buruaga19 en el
momento de su ingreso en el Museo, y más tarde por José Luís de la Barrera Antón y Agustín Velázquez Jiménez en un artículo monográfico sobre los amuletos fálicos custodiados en dicha institución20.
Debemos hallarnos ante uno de los testículos que formarían parte de un amuleto fálico como el descrito en la anterior entrada, donde éste su compusiese de dos piezas independientes y asociadas entre
sí por medio de una anilla común.
6. Llaves
6.1. Llave de hierro (inv. 354).
Procedencia: Desconocida (fondo antiguo).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de anilla, tronco y paletón. Mide una longitud total de
6,5 cm. La anilla se halla conformada por una placa de forma circular de 2,4 cm. de diámetro máximo
que se halla horadada próxima al tronco por medio de un pequeño orificio, también circular y con
0,4 cm. de diámetro. El tronco consiste en un vástago de sección cuadrada, aunque con los ángulos
redondeados, que se prolonga por espacio de unos 4,3 cm. hasta su terminación, iniciándose con
0,5 cm. de grosor y culminando en su extremo final ya con 0,3 cm. El paletón surge del vástago en
su tercio final. Con una longitud de 1,5 cm. y una altura de 1,2 cm., está conformado por una lámina
que, por medio de dos cortes, aparenta hacer girar su recorrido hasta en tres ocasiones para acabar
adoptando, junto con el extremo final del vástago, una forma de S.
Comentario: El ejemplar estuvo expuesto en la vitrina de la Sala IX de la Planta 0 hasta 2011, en que
fue retirada por dos motivos: el primero era que su materia no era acorde con la expuesta en el conjunto de la vitrina (el bronce), y la segunda que su cronología parece ya bastante avanzada, pudiendo
incluso adentrarse en la Edad Moderna.
17
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1950, pág. 194.
VELÁZQUEZ JIMÉNEZ; BARRERA ANTÓN, 1988.
19
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1950, pág. 194.
20
VELÁZQUEZ JIMÉNEZ; BARRERA ANTÓN, 1988.
18
30
6.2. Llave de hierro (inv. 355).
Procedencia: Desconocida (fondo antiguo).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de anilla, tronco y paletón. Mide una longitud total de
5,5 cm. La anilla se halla conformada por un vástago de sección circular que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular de 2,4 cm. de diámetro. El tronco, separado de la anilla por hasta tres
líneas en relieve, dispuestas transversalmente al mismo, se prolonga por espacio de 3,2 cm. hasta su
terminación. El paletón surge del vástago del tronco en su tercio final, mostrando una forma escalonada que aumenta hasta en tres ocasiones hacia la punta, donde alcanza 1 cm. de altura.
Comentario: No tanto su tipología como la forma de su paletón, así como ciertos detalles de acabado,
nos conducen a pensar que nos hallamos ante un ejemplar de cronología posterior a la Antigüedad,
la cual cabe incluso acercar ya a la Edad Moderna.
6.3. Llave de hierro (inv. 356).
Procedencia: Desconocida (fondo antiguo).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de anilla, tronco y paletón. Mide una longitud total de 6
cm. La anilla se halla conformada por un vástago de sección circular que se dobla sobre sí, cerrándose
en un círculo regular de 2 cm. de diámetro. El tronco, de 1 cm. de grosor, se prolonga por espacio de
unos 4 cm. hasta su terminación. El paletón surge del vástago una vez superada la mitad de su recorrido, mostrando una forma rectangular bastante regular, de 1,6 cm. de altura por 1,4 cm. de anchura.
Comentario: La pieza parece corresponder ya a una cronología que debe remontarse como mínimo
a la Edad Media, según se desprende de su tipología.
6.4. Llave de hierro (inv. 29995).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de anilla, tronco y paletón. Mide una longitud total de
3,1 cm. La anilla se halla conformada por un vástago de sección rectangular que se dobla sobre sí,
cerrándose en una pieza de 1,5 cm. de anchura máxima. Ésta adopta a su interior una forma de
círculo regular mientras que a su exterior se desarrolla mediante en sendos frentes planos que discurren
en diagonal hacia el tronco una vez superado el semicírculo inicial. El tronco se prolonga por espacio
de unos 1,9 cm. hasta su terminación, mostrando una sección rectangular y un perfil prismático con
tendencia al adelgazamiento hacia el extremo final de la pieza. A lo largo de su recorrido y en una de
sus caras se halla decorado por un total de cinco líneas incisas, una primera en el primer tercio, aislada
y flanqueada a cada lado por dos pequeñas líneas que surgen del borde y se disponen en diagonal
respecto a la misma, y las otras restantes situadas por parejas a distancias regulares, una vez superada
la mitad del tronco. En este último punto surge el paletón, como producto de una doble inflexión de
90º producida en el mismo vástago que conforma el tronco, primero en sentido longitudinal y luego
transversalmente respecto al mismo. Con una altura máxima de 1,7 cm., muestra una forma dentada
con hasta tres dientes que surgen a partir de un vástago central de sección rectangular y se alinean
en vertical respecto al extremo final del tronco.
Comentario: Nos hallamos ante un notable ejemplar que en base a sus paralelos tipológicos puede
fecharse sin lugar a dudas durante el periodo romano. Carecemos de contexto para el mismo, pero
éste se suple con lo que la pieza nos dice de sí: su reducido formato la asocia a un mueble de pequeño
formato, quizá una caja, mientras que la decoración dispuesta sobre su superficie nos habla de un
objeto en cuya elaboración se puso cierto cuidado, siendo uno de los pocos ejemplares del Museo
elaborados en hierro en los que se haga patente algún tratamiento de carácter netamente ornamental.
6.5. Llave de hierro (inv. 9906).
Procedencia: Desconocida.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de anilla, tronco y paletón. Mide una longitud total de
7,5 cm. La anilla se halla conformada por una placa de forma acorazonada de 3,1 cm. de altura y 3
cm. de longitud que se halla horadada próxima al tronco por medio de un pequeño orificio, también
circular y con 0,5 cm. de diámetro. El tronco consiste en un vástago de sección circular que, partiendo
de 0,6 cm. de grosor, se prolonga por espacio de unos 4,5 cm. hasta su terminación, adelgazándose
31
hasta alcanzar los 0,4 cm. en su extremo final. El paletón surge del vástago en su cuarto final, ocupando la primera mitad del mismo y dejando un espacio libre de 0,7 cm. hasta la terminación de este
último. Con una longitud de 0,8 cm. y una altura de 0,5 cm., está conformado por una lámina de
forma rectangular que, por medio de un corte grueso, aparenta hacer girar su recorrido en ángulo
recto hacia la punta para acabar adoptando una forma de “L”.
Comentario: Se trata del primer ejemplar de un conjunto de llaves que, en un total de cuatro y junto
con ejemplares de muy variadas materias y tipologías, fueron entregadas por la hija de Maximiliano
Macías al Museo a la muerte éste.
6.6. Llave de hierro (inv. 9907).
Procedencia: Desconocida.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de anilla, tronco y paletón. Mide una longitud total de
8,6 cm. La anilla se halla conformada por una placa de forma circular de 3,1 cm. de diámetro máximo
que se halla horadada próxima al tronco por medio de un pequeño orificio, también circular y con
0,6 cm. de diámetro. El tronco consiste en un vástago de sección circular y 0,4 cm. de grosor que se
prolonga por espacio de unos 6 cm. hasta su terminación. El paletón surge del vástago en su cuarto
final, ocupando la primera mirad del mismo y dejando un espacio libre de 0,7 cm. hasta la terminación
de este último. Con una longitud de 0,8 cm. y una altura de 0,5 cm., está conformado por una lámina
de forma rectangular.
Comentario: En relación a sus circunstancias de ingreso y cronología, véase el comentario de la entrada precedente.
6.7. Llave de hierro (inv. 9908).
Procedencia: Desconocida.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de anilla, tronco y paletón. Mide una longitud total de
4,5 cm. La anilla se halla conformada por una placa de forma acorazonada de 2 cm. de altura y 1,8
de longitud, que se halla horadada próxima al tronco por medio de un pequeño orificio, también circular y con 0,3 cm. de diámetro máximo. El tronco consiste en un vástago de sección circular y 0,4
cm. de grosor que se prolonga por espacio de unos 2,7 cm. hasta su terminación. El paletón surge
del vástago ya superada su mitad final. Con una longitud de 0,9 cm. y una altura de 1 cm., está conformado por una lámina que, por medio de dos cortes, aparenta hacer girar su recorrido hasta en
tres ocasiones para acabar adoptando, junto con el extremo final del vástago, una forma de S.
Comentario: En relación a sus circunstancias de ingreso y cronología, véase el comentario de la entrada precedente.
6.8. Llave de hierro (inv. 9909).
Procedencia: Desconocida.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de anilla, tronco y paletón. Mide una longitud total de
4,7 cm. La anilla se halla conformada por una lámina que se dobla adoptando una forma circular de
1,9 cm. de diámetro, la cual va apuntándose hacia el lugar en el que se une con el tronco, tanto
interior como exteriormente. El tronco propiamente dicho, de 0,4 cm. de grosor, se prolonga por espacio de unos 2,7 cm. hasta su terminación. El paletón surge del vástago en su tercio final. Conformado en principio por una lámina, hace girar su recorrido hasta en tres ocasiones para acabar
adoptando, junto con el extremo final del vástago, una forma de S en la que los dos frentes paralelos
a este último se engrosan hasta adquirir su misma anchura.
Comentario: En relación a sus circunstancias de ingreso y cronología, véase el comentario de la entrada precedente.
6.9. Llave de hierro (inv. 5872).
Procedencia: Necrópolis oriental.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de anilla y paletón. Mide una longitud total de 5,2 cm.
La anilla se halla conformada por una lámina irregular que adopta una forma circular de unos 2 cm.
de diámetro. Ésta va adaptándose hasta desembocar directamente en el paletón, constituido por una
lámina en forma de triángulo isósceles dispuesta en sentido transversal respecto a la anilla y prolongado por espacio de unos 3 cm. hasta rematar en una punta aplanada en la que la base del triángulo
tiende a achaflanarse.
32
Comentario: El contexto de la pieza parece indicarnos grosso modo su cronología romana, así como
su posible pertenencia a un ajuar funerario. No debemos olvidar a tal efecto el hallazgo en el curso
de la misma excavación, dentro de la tumba designada con el nº 3, de los restos de una cerradura
posiblemente asociadas a una caja de uso doméstico. En la apertura de un engranaje como el de
dicha caja, bien podría haber intervenido una pieza como la descrita en la presente entrada, en la
que frente al modelo laconio de tradición prerromana se van perfilando ya los elementos de la llave
moderna: la anilla y el paletón.
6.10. Llave de hierro (inv. 6653).
Procedencia: Campo de deportes.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de anilla, tronco y paletón. Mide una longitud total de 5
cm. La anilla se halla conformada por un vástago de sección rectangular que se cierra sobre sí en un
círculo regular de 1,6 cm. de diámetro. El tronco se prolonga por espacio de unos 3,7 cm. hasta su
terminación, mostrando una sección rectangular y un perfil prismático con tendencia al adelgazamiento hacia el extremo final de la pieza. En este último punto surge el paletón, como producto de
una doble inflexión de 90º producida en el mismo vástago que conforma el tronco, primero en sentido
longitudinal y luego transversalmente respecto al mismo. Con una altura máxima de 2 cm., muestra
tres dientes que nacen a partir de un vástago central de sección rectangular y se alinean en vertical
respecto al extremo final del tronco. De ellos, dos están completos, mientras que el último apenas
conserva su arranque.
Comentario: Nos hallamos ante una más de las típicas llaves de pequeño formato que podemos encuadrar dentro del periodo romano. En el caso específico de la que nos concierne y al igual que sucederá con la 6.21, el ejemplar en cuestión procede de un contexto funerario, donde debió formar
parte de un ajuar.
6.11. Llave de hierro (inv. 10176).
Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1964. Cocina.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la anilla, tronco y paletón. Mide una longitud máxima de 21 cm. Se halla conformado por una lámina que, partiendo de una anchura de 2,5
cm. por 0,5 cm. de grosor, va disminuyendo paulatinamente su anchura hasta alcanzar en el extremo
opuesto 0,7 cm. En el primero de sus extremos la lámina va abriéndose hasta alcanzar casi 3 cm. de
anchura, prolongándose por espacio de 2 cm. mediante un vástago que adopta una forma semicircular. En el extremo opuesto, el paletón arranca de un primer tramo de 8 cm. de longitud, compuesto
por un vástago de 0,8 cm. de anchura por 0,5 cm. de grosor, doblado en ángulo recto a partir del
tronco. El primer tramo se dobla nuevamente en similar ángulo para constituir un segundo tramo,
aunque algo desplazado oblicuamente, de 6,5 cm. de longitud por 2 cm. de anchura media, del que
arrancan dos dientes. Éstos, con 3,5 cm. de longitud media y dispuestos en paralelo al primer tramo
del paletón, se distribuyen, el primero a 1,7 cm. de dicho tramo y el segundo a 2,5 cm. del primer
diente. El primero parte de una anchura de 1,2 cm. y el segundo de 1,8 cm. para ir disminuyendo
hasta terminar en punta. El ejemplar se encuentra restaurado.
Comentario: La presente pieza debe corresponderse con una de las dos que publica García Sandoval
aludiendo a su terminación en una forma de letra omega21. El vástago en el que el ejemplar se prolonga por un extremo puede identificarse claramente con una anilla dispuesta al término de la pieza.
Un fenómeno similar en una llave de la misma tipología se percibe en la 6.13 de nuestro catálogo.
Por lo demás, la pieza comparte un mismo contexto con la pieza descrita en la entrada siguiente.
6.12. Llave de hierro (inv. 10177).
Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1964. Cocina.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de tronco y paletón. Mide una longitud máxima de 18,5
cm. El tronco se halla conformado por una gruesa lámina de 1,3 cm. de anchura media por 0,5 cm.
de grosor medio. En el extremo opuesto, el paletón arranca de un primer tramo de 8 cm. de longitud,
compuesto por una lámina de 1 cm. de anchura por 0,5 cm. de grosor, doblado en ángulo recto a
21
GARCÍA SANDOVAL, 1966, pág. 41.
33
partir del tronco. A 2 cm. de su terminación, dicho tramo se dobla en ángulo oblicuo hacia el exterior
de la pieza. El primer tramo se dobla nuevamente en ángulo recto para constituir un segundo tramo de
5 cm. de longitud, compuesto por una lámina de 1,5 cm. de anchura media, de la que arrancan dos
dientes. Éstos, con 5 cm. de longitud media y dispuestos casi en paralelo al primer tramo del paletón,
se distribuyen el primero a 2 cm. de dicho tramo y el segundo a 1,2 cm. del primer diente. El primero
presenta una anchura de 0,8 cm. y el segundo de 0,5 cm., doblándose este último a su término una
vez más en ángulo recto y en paralelo esta vez al segundo tramo del paletón por espacio de 1,7 cm., al
tiempo que hace disminuir su grosor para terminar en un filo. El ejemplar se encuentra restaurado.
Comentario: La presente pieza debe corresponderse con una de las dos que publica García Sandoval
aludiendo a su terminación en una forma de letra omega22. Por lo demás, comparte un mismo contexto
con la pieza descrita en la entrada precedente.
6.13. Llave de hierro (inv. 13695).
Procedencia: Casa del Anfiteatro.
Descripción: Ejemplar completo, dividido en varios fragmentos que unen entre sí y compuesto de anilla,
tronco y paletón. El fragmento principal mide una longitud máxima de 21,5 cm. El tronco se halla conformado por una lámina que, partiendo de una anchura de 2 cm. por 0,5 cm. de grosor, va disminuyendo
paulatinamente su anchura hasta alcanzar en el extremo opuesto de 0,7 cm., así como aumentando su
grosor hasta alcanzar 1 cm. En el primero de sus extremos, la lámina termina en una forma semicircular,
presentando en su centro restos de un orificio de 0,5 cm. de diámetro, obstruido por concreciones. En el
extremo opuesto, el paletón arranca de un primer tramo de 8 cm. de longitud doblado en ángulo recto
a partir del tronco, el cual, presentando un grosor regular de 0,6 cm., va disminuyendo de anchura desde
los 1,2 cm. de su inicio hasta alcanzar a su término 0,5 cm. El primer tramo se dobla nuevamente en similar ángulo para constituir un segundo tramo, de 7,3 cm. por 2 cm. de anchura media, del que arrancan
dos dientes. Éstos, con 3,8 cm. de longitud media y dispuestos en paralelo al primer tramo del paletón,
se distribuyen el primero a 1,5 cm. de dicho tramo y el segundo a 3 cm. del primer diente. Ambos parten
de una anchura de 1,5 cm. para ir disminuyendo y alcanzar a su término los 0,5 cm.
Comentario: La pieza pudo compartir un similar contexto de hallazgo con la descrita en la entrada siguiente.
6.14. Llave de hierro (inv. 13696).
Procedencia: Casa del Anfiteatro.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí y compuesto por
parte del tronco y la totalidad del paletón del mismo. Mide una longitud total de 14,3 cm. El tronco
se halla conformado por una gruesa lámina de 0,5 cm. de grosor medio. Este último parte de un extremo en el que la pieza se encuentra torcida en espiral. Tras superar un tramo de 3,2 cm., se dobla
en ángulo recto para prolongarse por espacio de 12,6 cm. hasta el inicio del paletón. Éste arranca de
un primer tramo de 8,5 cm. de longitud doblado en ángulo recto a partir del tronco y doblado nuevamente en similar ángulo para constituir un último tramo, de 7 cm., del que arrancan dos dientes,
con 5 cm. de longitud media y dispuestos a una distancia regular de unos 2 cm. en paralelo al primer
tramo del paletón.
Comentario: La pieza pudo compartir un similar contexto de hallazgo con la pieza descrita en la entrada anterior.
6.15. Llave de hierro (inv. 31383).
Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1983. Junto a la cocina. Capa III, Nivel 1.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de anilla, tronco y paletón. Mide una longitud total de 5
cm. La anilla se halla conformada por un vástago de sección circular que se cierra sobre sí en un
círculo regular de 1,9 cm. de diámetro. El tronco, separado de la anilla por hasta tres líneas en relieve
dispuestas transversalmente al mismo, se prolonga por espacio de 3,3 cm. hasta su terminación. El
paletón surge del tronco en su tercio final. Con una altura máxima de 0,8 cm., muestra una forma
dentada en la que dos dientes enmarcan un espacio central levemente retranqueado respecto a la
línea marcada por los mismos.
22
GARCÍA SANDOVAL, 1966, pág. 41.
34
Comentario: El aspecto general de la pieza, así como la posible percepción de una perforación en su
tronco, nos obligan a datarla ya en época moderna.
6.16. Llave de hierro (inv. 15493).
Procedencia: Columbarios (procedencia dudosa).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de la anilla y parte del tronco. Mide una longitud total
de 8,5 cm. La anilla se halla conformada por un vástago de sección circular y 1 cm. de grosor máximo
que se cierra sobre sí en un círculo regular de 3,5 cm. de diámetro. El tronco propiamente dicho, con
un grosor medio de 1 cm., se prolonga por espacio de 5 cm. hasta su terminación, donde se halla
fracturado bruscamente. No conserva indicios del paletón.
Comentario: Pese a la ausencia del paletón, la morfología general de la pieza conduce a aseverar su
identificación como llave. La brusca ruptura perceptible en el extremo de su tronco es posible que se
haya producido tras su hallazgo, dada la ausencia de concreciones en la misma y por contraste con
el serio proceso de oxidación que presenta la pieza en el resto de su superficie. Respecto al contexto
de hallazgo, resulta algo dudoso según el testimonio de la ficha misma, al igual que le sucede a un
enorme lote de piezas ingresadas junto a ella: en principio se declara poder pertenecer al área de los
Columbarios, pero añadiéndose seguidamente ciertas reservas respecto a tal consideración, sin ofrecer
más pormenores. En fin, sobre la cronología del ejemplar y ante la ausencia de un contexto claro, así
como de una forma completa, es difícil asegurar nada, no desechándose morfológicamente en función
de la porción conservada una posible datación en época romana.
6.17. Llave de hierro (inv. 23019).
Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2.
Descripción: Fragmento de llave, correspondiente al paletón de la misma. Mide una longitud total de
7,8 cm. Se halla conformado por una gruesa lámina de 0,5 cm. de grosor medio con un primer tramo,
fracturado en uno de sus extremos. En el extremo opuesto gira en un ángulo próximo al recto para
constituir un segundo tramo de unos 6,8 cm. de longitud a partir del cual surgen dos dientes. Ambos
se hallan dispuestos en sentido paralelo al primero de los tramos descritos y presentan una longitud similar de unos 4 cm. pero se hallan distribuidos irregularmente, partiendo el más próximo al referido
tramo inicial a 1 cm. del mismo, mientras que el segundo lo hace ya a 2,3 cm. del diente anterior.
Comentario: Nos hallamos ante la inequívoca terminación de una de esas llaves de tipo laconio de
las que se conservan varios ejemplares en las colecciones del Museo. En ella se ha perdido no obstante
la totalidad del largo vástago que, haciendo las veces de tronco, debía de anteceder al paletón en
cuestión.
6.18. Llave de hierro (inv. 17181).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de anilla y tronco. Mide una longitud total de 7,2 cm.
La anilla se halla conformada por un vástago de sección cuadrada irregular que se dobla sobre sí
para adoptar una forma aproximadamente ovalada, con 2,5 cm. de diámetro máximo por 2 cm. de
diámetro mínimo. A su término se une al tronco de manera incontinuada. Este último adopta la forma
de un triángulo isósceles que va apuntándose hacia su vértice, punto en el cual se interrumpe mediante
una fractura que muestra indicios de haber continuado tras doblarse en ángulo recto para conformar
el paletón. El ejemplar está restaurado, pese a lo cual presenta numerosas burbujas en su superficie.
Comentario: Pese a la incompleta conservación del objeto, su aspecto general uniforme y concluso,
unido a lo que de su terminación se conserva, apuntan a su interpretación como llave, que es como
viene identificada en el catálogo sistemático del Museo. Su sencilla tipología, unida a su contexto de
hallazgo, induce a pensar que nos hallamos ante un ejemplar de cronología romana, vinculada a un
cierre de menor entidad, como podría haber sido el de un mueble. Por lo demás, la peculiar degradación de la pieza, presente en otras procedentes de la Casa del Mitreo, cabría atribuirla a su contacto
directo con el fuego.
6.19. Llave de hierro (inv. 24804).
Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Sector 5.
35
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos que unen entre sí y compuesto de
tronco y paletón. Mide una longitud máxima de 17,2 cm. El tronco se halla conformado por una
gruesa lámina de 1,5 cm. de anchura media por 0,5 cm. de grosor medio. El paletón arranca de un
primer tramo de 13 cm. de longitud y similar en anchura y grosor al tronco, doblado en ángulo recto
a partir de este último y doblado nuevamente en similar ángulo para constituir un último tramo, de 8
cm. de longitud por 2 cm. de anchura, del que arrancan 3 dientes. Éstos están conformados por vástagos de sección cuadrada y 7,5 cm. de longitud media por 1 cm. de anchura media, dispuestos a
una distancia regular de unos 2 cm. en paralelo al primer tramo del paletón.
Comentario: La ficha manual del catálogo sistemático del Museo afirma que parece tratarse de un
avivador del fuego.
6.20. Llave de hierro (inv. 24919).
Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 8-D.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí y compuesto de anilla, tronco y paletón. Mide una longitud total de 7,1 cm. La anilla, de la que se conserva poco menos
de la mitad, se halla conformada por un vástago de sección circular y unos 0,5 cm. de grosor medio
que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular que debió alcanzar los 2,5 cm. de diámetro.
El tronco se prolonga por espacio de unos 5 cm. hasta su terminación, mostrando una sección circular
con tendencia a aumentar ligeramente hacia la punta, donde alcanza 1 cm. de grosor máximo. El
paletón, de 2,1 cm. de altura, presenta una forma tendente al cuadrado, aunque algo redondeada en
su extremo.
Comentario: La pieza se encuentra altamente deteriorada, pero nunca pareció contar con dientes.
En base a la posible percepción en el tronco de un orificio central, podría barajarse en lo que a la datación se refiere una cronología ya moderna.
6.21. Llave de hierro (inv. 32556).
Procedencia: Necrópolis de San José - Campaña 1984.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de anilla, tronco y paletón. Mide una longitud total de 7
cm. La anilla se halla conformada por un vástago de sección rectangular que se cierra sobre sí en un
círculo regular de 2 cm. de diámetro. El tronco se prolonga por espacio de unos 4,9 cm. hasta su terminación, mostrando una sección rectangular y un perfil prismático con tendencia al adelgazamiento
hacia el extremo de la pieza. En este último punto surge el paletón, como producto de una doble inflexión de 90º producida en el mismo vástago que conforma el tronco, primero en sentido longitudinal
y luego transversalmente respecto al mismo. Con una altura máxima de 3,9 cm., muestra una forma
dentada con hasta cuatro dientes idénticos que surgen a partir de un vástago central de sección rectangular. Poco antes del inicio del último de los dientes, la pieza se dobla una vez más en un ángulo
recto, esta vez para adoptar la trayectoria del tronco, completando así una longitud total de 7 cm. ya
indicada en relación al conjunto de la pieza.
Comentario: El contexto de hallazgo del ejemplar es inequívocamente funerario. Morfológicamente,
la última de las inflexiones percibidas en el paletón, quizá sea posterior al uso de la pieza, no pudiendo
determinarse si se produjo de manera incidental o si más bien se realizó intencionadamente para así
anular la función de la pieza tras su deposición en una sepultura como parte de su ajuar. La llave en
su conjunto, que podría juzgarse como de formato medio, cuenta aún con un paletón emparentado
con el de la llave laconia pero no obstante ya muy evolucionado hacia la tipología perpetuada en la
Edad Moderna.
7. Cerraduras
7.1. Cerradura de hierro (inv. 35087).
Procedencia: Templo de Diana - Campaña 1987.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre
sí. En su estado actual pueden distinguirse hasta dos elementos compuestos cada uno de ellos por
cuatro fragmentos básicos a través de los que puede recomponerse a grandes rasgos su forma original.
El primero muestra el aspecto de una placa de tendencia elíptica, de 12,5 cm. de diámetro máximo,
con uno de sus lados mayores recto y el opuesto prolongado en un largo apéndice de hasta 8 cm.
36
que, sumado al ancho de la placa de la que parte, alcanza un total de 16 cm. de altura para el total
del elemento. La placa muestra en su área central un orificio de 4,5 cm. de longitud máxima y cierto
aspecto elíptico, mientras que en su perímetro presenta una serie de pequeñas perforaciones que,
quizá en número de seis, se inician en los frentes menores y vienen a morir al inicio del apéndice ya
mentado. En relación al apéndice, parte con unos 3 cm. de anchura y va adelgazándose levemente
hacia su extremo externo, donde alcanza los 2,7 cm. justo en el momento de culminar, tras el inicio
de una leve curvatura, en un frente fracturado. El segundo de los elementos está conformado por
una placa de tendencia rectangular, de 12 cm. de altura por 10,5 cm. de longitud máxima, de la que
se conservan un lado completo y otros dos parcialmente, percibiéndose en todos ellos la adopción
de un perfil levemente cóncavo desde su arranque en los dos ángulos persistentes del elemento. En
uno de los frentes, de la pieza aparece un gran número de concreciones que impiden adivinar su fisonomía original, mientras que en el opuesto y próximo al único lado conservado íntegramente, pueden adivinarse unas formas en relieve, una de las cuales, la más concreta, se identifica como una
lámina doblada para constituir un perfil ultrasemicircular en uno de sus extremos.
Comentario: La pieza se encuentra muy corroída, pero aún así es posible verificar a través de sus dos
elementos su función original como cierre de algún mueble, quizá un arcón. El primero de los elementos descritos resulta fácil de intuir que debió de ir fijado a la estructura del mueble mediante una
serie de pequeñas puntas que atravesaran las seis perforaciones que circundan su contorno. El segundo elemento conserva parte del engranaje de la cerradura en cuestión, integrándose en el mismo,
junto a otras piezas más amorfas, la lámina de terminación ultrasemicircular a la que hicimos mención
al término de la descripción del ejemplar. La relación entre ambos elementos, debido a su parcial estado de conservación, resulta algo más difícil de establecer. Es posible que el largo vástago del primero
se introdujese en algún punto del segundo para quedar atrapado por el resorte mediante la acción de
la llave, pero no quedaría clara con ello la función del gran orificio practicado en su centro y que aparenta recordar al ojo de una cerradura. Respecto a la cronología del objeto, también nos resulta algo
difícil de precisar. Su contexto de hallazgo lo pone en relación con el entorno del templo de Diana,
pero es precisamente por ello por lo que en principio deberíamos desechar su cronología en época
romana. Más bien cabe pensar que se halle asociado a alguno de los espacios domésticos que fueron
superponiéndose al primitivo recinto del Foro colonial ya desde la Antigüedad tardía y con especial
relieve desde el periodo emiral.
8. Cucharas
8.1. Cuchara de hierro (inv. 6818).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en tres fragmentos que unen entre sí. El fragmento principal mide una longitud total de 5,3 cm. Éste presenta una forma algo apuntada que va ensanchándose hacia el extremo opuesto, así como cierta curvatura manifestada en dos de los tres tercios del
fragmento.
Comentario: Si bien resulta difícil recomponer la forma original, en el momento de la cumplimentación
de la ficha manual del catálogo sistemático del Museo, y según testimonia la fotografía adjunta a la
misma, resultaba mucha más clara tanto su morfología como su adscripción funcional. Y es que el
ejemplar ha llegado a nuestros días no sólo más fragmentado que en el momento de su ingreso sino
también más incompleto. Dándosele un margen de credibilidad a la ficha manual en relación al aspecto del ejemplar en el momento de su cumplimentación, así como debido a la ausencia de otros
ejemplares de hierro asociados a un uso similar en nuestro catálogo, hemos preferido mantener tal
clasificación.
9. Trípodes
9.1. Trípode de hierro (inv. 7007).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Fragmento de trípode, consistente en una de las patas del mismo. Mide una longitud
máxima de 5 cm. Está compuesto por un largo vástago de sección informe pero tendente al triángulo
y con un grosor medio de 1 cm., que en uno de sus extremos se dobla en un semicírculo de unos 3
37
cm. de anchura rematado por un pequeño apéndice, transversal al sentido del vástago, de forma circular y con 2,7 cm. de diámetro máximo.
Comentario: La pieza, dado su contexto de hallazgo y dimensiones, pudo ser una de las tres patas del
trípode cuyo aro se hallaría constituido por el ejemplar 9.2 de nuestro catálogo. Además, su similitud
formal hace pensar que formaría pareja con los ejemplares 9.3 y 9.4, ejerciendo todos ellos una idéntica función pero sin poder determinarse el modo en el que se unieron al aro en cuestión.
9.2. Trípode de hierro (inv. 7027).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide un diámetro máximo de 16,7 cm. Está conformado por una
lámina de 2,5 cm. de anchura media por 0,5 cm. de grosor que se dobla sobre sí adoptando la forma
de un círculo irregular. En tres puntos equidistantes de su recorrido, la lámina presenta unas inflexiones
que emergen hacia el exterior de la pieza por espacio de unos 2 cm. de longitud máxima, superando
el ancho de la misma siempre hacia uno de sus lados y con una altura máxima de 3,7 cm.
Comentario: Nos hallamos sin duda ante el aro de un trípode, haciendo las tres inflexiones descritas
de punto de unión del mismo con las patas del ejemplar. Si bien y debido al estado de conservación
de la pieza no es posible entrever el punto exacto o el modo en el que se unieron el aro con las patas,
éstas podrían haberse conservado aparte y con un número de inventario distinto, tratándose más específicamente de las piezas 9.1, 9.3 y 9.4 de nuestro catálogo.
9.3. Trípode de hierro (inv. 7031).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Fragmento de trípode, consistente en una de las patas del mismo. Mide una longitud
máxima de 23,7 cm. Está compuesto por un largo vástago de sección informe pero tendente al triángulo y con un grosor medio de 1 cm., que en uno de sus extremos se dobla en un semicírculo de
unos 3 cm. de anchura rematado por un pequeño apéndice, transversal al sentido del vástago y con
otros 3 cm. de longitud.
Comentario: La pieza, dado su contexto de hallazgo y dimensiones, pudo ser una de las tres patas del
trípode cuyo aro se hallaría constituido por el ejemplar 9.2 de nuestro catálogo. Además, su similitud
formal hace pensar que formaría pareja con los ejemplares 9.1 y 9.4, ejerciendo todos ellos una idéntica función pero sin poder determinarse el modo en el que se unieron al aro en cuestión.
9.4. Trípode de hierro (inv. 7032).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Fragmento de trípode, consistente en una de las patas del mismo. Mide una longitud
máxima de 18,5 cm. Está compuesto por un largo vástago de sección informe pero tendente al triángulo y con un grosor medio de 1 cm., que en uno de sus extremos va apuntándose y en el opuesto
se dobla en un semicírculo de unos 3 cm. de anchura rematado por un pequeño apéndice, transversal
al sentido del vástago y con otros 3 cm. de longitud. La pieza se encuentra doblada en ángulo recto
hacia la mitad de su recorrido, así como nuevamente ya próxima al extremo correspondiente al apéndice.
Comentario: La pieza, dado su contexto de hallazgo y dimensiones, pudo ser una de las tres patas del
trípode cuyo aro se hallaría constituido por el ejemplar 9.2 de nuestro catálogo. Además, su similitud
formal hace pensar que formaría pareja con los ejemplares 9.1 y 9.3, ejerciendo todos ellos una idéntica función pero sin poder determinarse el modo en el que se unieron al aro en cuestión. A diferencia
de las otras patas, se encuentra en un peor estado de conservación, siendo dos de los puntos en los
que se halla doblada un claro producto de un proceso incidental sufrido por el ejemplar en un momento posterior al de su uso. Pese a ello, el apéndice situado a su extremo sí que mantiene una forma
más próxima a la original, dándonos la clave para su interpretación como pie de un trípode.
9.5. Trípode de hierro (inv. 10178).
Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1963. Cocina.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 28 cm. Está conformado por una
lámina de 2,5 cm. de anchura media por 0,5 cm. de grosor que se dobla sobre sí adoptando la forma
de un triángulo equilátero de aproximadamente 23 cm. de anchura. En los ángulos del triángulo, la
38
lámina presenta unas inflexiones que emergen hacia el exterior de la pieza por espacio de unos 3 cm.
de longitud media. Una de las inflexiones se prolonga hacia uno de los lados de la lámina por medio
de una segunda lámina de 18 cm. de longitud que, partiendo de una anchura de 1,5 cm., va disminuyendo hasta alcanzar los 0,7 cm. de anchura en su extremo final. Otra de las inflexiones se prolonga
hacia el mismo lado, pero sólo por espacio de 2 cm. hasta el momento de su fractura. El ejemplar se
encuentra restaurado.
Comentario: La pieza fue publicada por su excavador en la monografía que a sus intervenciones en
la Casa del Anfiteatro le dedicó dentro de la serie Excavaciones Arqueológicas de España23. Dada la
asociación del ejemplar a otras piezas dentro de un mismo ámbito, éste se interpretó como una cocina.
9.6. Trípode de hierro (inv. 24805).
Procedencia: Solar de las Torres (actual MNAR) - Campaña 1976.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 34,5 cm. Está conformado por una
lámina de 2 cm. de anchura media por 0,5 cm. de grosor que se dobla sobre sí adoptando una forma
aproximadamente trapezoidal de 23 cm. de longitud máxima por 16 cm. de anchura máxima. En los
dos extremos de su lado mayor, así como aproximadamente en el centro del opuesto, la lámina presenta unas inflexiones que emergen hacia el exterior de la pieza por espacio de unos 2 cm. de longitud
media. Las dos inflexiones situadas en los extremos del lado mayor se prolongan, una hacia uno de
los lados de la lámina y la otra oblicuamente respecto a la misma, por medio de una segunda lámina
de 12 cm. de longitud y 2 cm. de anchura media. La tercera de las inflexiones se prolonga hacia el
mismo lado pero sólo por espacio de 3,5 cm. hasta el momento de su fractura.
Comentario: El ejemplar puede identificarse sin duda alguna con un trípode de hierro de forma triangular, habiendo contado con una forma muy semejante a la detentada por la pieza descrita en la entrada precedente, aunque bastante más alterada como producto de su deterioro, a consecuencia del
cual el triángulo se ha deformado en dos de sus lados, y una de sus patas se encuentra doblada en
ángulo oblicuo respecto a su posición original. Como dato de interés, debemos de destacar que el
triángulo debió de mostrar en el momento de uso de la pieza unas dimensiones muy semejantes a las
de la pieza descrita en la entrada precedente, por lo demás procedente de un contexto de hallazgo
bastante próximo a aquel en el que fue excavado nuestro ejemplar.
10. Refuerzos mobiliarios
10.1. Refuerzo mobiliario de hierro (inv. 17152).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 20,2 cm. Está conformado por dos láminas superpuestas. La primera lámina, con 1 cm. de grosor máximo, parte por un extremo en el
que se encuentra fracturada con una anchura de 5,5 cm., reduciéndose mediante sendos frentes con
un perfil de cuarto de círculo hasta alcanzar los 3 cm. de anchura. Tras ello se prolonga manteniendo
dicha anchura por espacio de unos 5 cm., momento en el que vuelve a ampliarla hasta 5,7 cm. mediante sendos frentes de perfil semicircular rebajado, uno más pronunciado que el otro, por espacio
de unos 6 cm. Superada esta parte, la pieza se prolonga una vez más durante 2 cm. con una anchura
idéntica a la del tramo recto que antecedía a la descrita inflexión. Finalmente y en el extremo opuesto,
la primera placa termina abriéndose mediante sendos frentes opuestos en diagonal por espacio de
unos 2 cm. hasta alcanzar los 5,7 cm. de anchura, transcurridos los cuales remata con un perfil en un
semicírculo rebajado de 5 cm. de base por 2 cm. de altura y algo desviado respecto al eje de la pieza.
La segunda placa, superpuesta a la primera y con 0,5 cm. de grosor, reproduce a grandes rasgos el
perfil de la ésta hasta que a 4 cm. de su terminación altera dicha pauta, reduciendo su anchura mediante sendos frentes curvados a partir de los 3 cm. del cuarto de los tramos descritos, hasta culminar
en punta en el mismo lugar en el que remata en semicírculo la primera de las placas. Sobre la superficie
de esta segunda placa se aprecia, a 2 cm. de su terminación en punta y algo desviado de su eje, un
orificio circular de unos 0,5 cm. de diámetro. Igualmente, en el extremo opuesto y alineado con tal
orificio, se aprecia una inflexión en la zona de la fractura bajo la forma de medio trapecio. El ejemplar
se encuentra restaurado.
23
GARCÍA SANDOVAL, 1966, pág. 41, lám. XLIX.
39
Comentario: En base a su formato y perfil, la presente pieza bien puede identificarse como uno de
los característicos herrajes que sirven de refuerzo a elementos móviles como las puertas y ventanas
de los inmuebles o las tapaderas de muebles del estilo de los arcones. El contexto de hallazgo del
ejemplar no desmentiría en principio tal hipótesis, dado que se corresponde a un espacio doméstico
en el que tenemos certificada la aparición de gran número de elementos correspondientes a su posible
estructura, mobiliario y ajuar doméstico.
11. Asas
11.1. Asa de hierro (inv. 25654).
Procedencia: Solar de las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 5-A.
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 12,5 cm. Se compone de un vástago
de sección informe, aunque tendente al rectángulo, que, partiendo de un grosor máximo de 0,9 cm.
en el centro, se dobla en un amplio semicírculo, así como otra vez más en sus extremos, en esta ocasión en sentido inverso, para adoptar una forma de omega ensanchada.
Comentario: La adscripción funcional de la pieza no ofrece dudas: se trata de un asa que debió de
estar vinculada a un recipiente de gran formato, uniéndose a él por medio de sendos cáncamos. Aunque resulta difícil conjeturar sobre la materia y forma exacta de tal recipiente, pudo tratarse de una
forma abierta elaborada quizá en hierro o bronce.
11.2. Asa de hierro (inv. 27014).
Procedencia: Calle General Aranda (actual Reyes Huertas): Termas - Campaña 1981. Tumba 3.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 9,7 cm. Se compone de un vástago
de sección circular y 0,4 cm. de diámetro medio que se dobla en un amplio semicírculo. Éste se halla
fracturado por ambos extremos, si bien antes del punto de la ruptura se aprecia en sendos casos un
ligero adelgazamiento en el grosor del vástago, así como el inicio de una inflexión en sentido inverso
al del semicírculo trazado por la pieza.
Comentario: Aunque carecemos de la forma completa del ejemplar, gracias a la dirección que adoptan
sus dos extremos puede darse por cierta su interpretación como asa, resultando por lo demás bastante
similar a la descrita en la entrada precedente.
12. Cazos
12.1. Cazo de hierro (inv. 31346).
Procedencia: Villa romana de Torreáguila.
Descripción: Fragmento de cazo, compuesto por parte del recipiente y el mango del mismo. Mide
una longitud total de 16 cm. El recipiente, con 4,5 cm. de anchura y 2 cm. de longitud hasta el
momento de su fractura, está conformado por una lámina que, en su porción conservada, se dobla
sobre sí iniciando un círculo cuyo diámetro se opone al vástago al que se une. El mango se inicia
a partir de éste mediante un segmento inicial aplanado que va reduciendo su anchura desde los
2,2 cm. con los que arranca y por espacio de 4 cm. hasta desembocar en el vástago en cuestión,
de unos 11 cm. de longitud y una sección irregular que mantiene un grosor medio de unos 0,5
cm.
Comentario: La pieza viene interpretada en la ficha manual como una herramienta, sin especificarse
el tipo exacto. Nosotros preferimos adscribirla como un posible fragmento de cazo, o al menos así
nos lo indicarían la curvatura mostrada por el fragmento interpretado como parte del recipiente, unida
a la forma aplanada con la que se iniciaría el supuesto mango, con paralelos en determinadas piezas
de bronce adscritas a tal tipo.
13. Calderos
13.1. Caldero de hierro y cobre (inv. 10173).
Procedencia: Casa del Anfiteatro.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una altura total de 16,6 cm. Está conformado por una lámina
que se dobla sobre sí para adoptar en su base una forma semiesférica, levemente achatada, de unos 14
cm. de diámetro máximo. De este punto parte el cuerpo que, tras una leve inflexión de perfil convexo,
se prolonga mediante unas paredes rectas en un cilindro de 11,5 cm. de longitud máxima hasta la boca
del recipiente. La boca en cuestión, de perfil irregular, en el momento de su cierre ha adoptado una
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forma elíptica de 16,5 cm. de diámetro máximo por 13 cm. de diámetro mínimo. En el centro de los
lados mayores de la referida elipse se adhieren sendas placas de unos 2 cm. de de longitud por 2 cm.
de anchura, prolongadas por encima del borde de la pieza mediante sendas anillas conformadas por
vástagos de sección respectivamente rectangular y circular, que se cierran en círculos regulares de unos
2 cm. de diámetro. Dichas placas presentan en su centro la cabeza de un remache, de forma semiesférica
y con 0,9 cm. de diámetro, el cual apenas se manifiesta al interior del recipiente en uno de los dos casos.
Igualmente y por debajo de una de las placas, se aprecian las cabezas de otros tres remaches alineados
en vertical entre ésta y la base del recipiente. El ejemplar se encuentra restaurado, vislumbrándose ocasionalmente en el cilindro que compone su cuerpo algunos puntos de tonalidad dorada.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la vitrina de la Sala V de la Planta 0, la dedicada al culto oficial. Pese a que su tonalidad uniforme
aparenta que ésta está confeccionada en una única materia, a partir de ciertos puntos con desprendimientos en la base o dorados en el cuerpo, puede colegirse que la primera está elaborada en hierro
y el segundo en cobre.
14. Lámparas
14.1. Lámpara de hierro (inv. 11659).
Procedencia: Alcazaba - Campaña 1969. Rebaje del relleno, sobre la bóveda del aljibe.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí,
y compuesto por parte del depósito y asa. El fragmento principal mide una longitud máxima de 11 cm.
Está conformado por una lámina que se dobla sobre sí para dar lugar a una forma curva de 2,2 cm. de
anchura máxima, que en uno de sus extremos se ensancha hasta alcanzar los 5,8 cm. de anchura, al
tiempo que hace combar sus laterales en el mismo sentido de la inclinación de la curva previa.
Comentario: Según la ficha manual del catálogo sistemático del Museo, la pieza podría interpretarse
como una lámpara. En efecto, el fragmento principal podría identificarse con el asa y parte del depósito de la misma, mientras que el resto de los fragmentos, de difícil recomposición, deberían conformar
parte de una forma abierta de paredes moderadas.
15. Campanillas
15.1. Campanilla de hierro (inv. 7402).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la caja de resonancia y puente. Mide una
altura máxima de 6 cm. La caja de resonancia está conformada por una lámina que se dobla sobre
sí para adoptar una forma semiesférica de 7,5 cm. de diámetro máximo, cuyas paredes se prolongan,
tras una leve inflexión de perfil convexo, en un cilindro de 3 cm. de longitud máxima hasta el perfil
irregular que define su fractura. En el interior de la caja de resonancia, la pieza muestra adheridas a
su cierre hasta dos anillas, una de perfil semicircular y la otra en forma de arco rebajado. En el extremo
superior de la caja de resonancia se aprecian restos del arranque del hombro. La pieza muestra numerosas concreciones, así como óxido de bronce al interior de la caja de resonancia.
Comentario: En la ficha manual, la pieza viene identificada en lápiz como tintinnabulum, añadiéndose
que le falta el badajo. Este último, en función de la observación de restos de óxido de bronce en su
interior, pudo estar elaborado en dicha materia, aunque para otras propuestas al respecto puede consultarse en el siguiente capítulo el comentario al tipo de los cencerros.
15.2. Campanilla de hierro (inv. 7404).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de caja de resonancia y hombro. Presenta una altura
máxima de 3,2 cm. La caja de resonancia está conformada por una lámina que se dobla sobre sí
para adoptar un perfil levemente prismático y una sección ovalada. Frontalmente va decreciendo
desde los 3,1 cm. de la base hasta alcanzar en su parte superior los 2,5 cm. de anchura. Por su parte,
el óvalo interno se inicia en el extremo correspondiente a su apertura con 2 cm. de profundidad,
mientras que en el momento de su cierre ha pasado a transformarse en un rectángulo con los extremos
menores redondeados y 1 cm. de profundidad. En la parte superior de la caja de resonancia se dispone el hombro, conformado por un vástago de sección rectangular doblado sobre sí para constituir
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una suerte de asa semicircular. La pieza muestra múltiples concreciones, así como una presencia puntual de óxido de bronce.
Comentario: En relación a la observación de restos de óxido de bronce en el interior de la caja de resonancia, véase el comentario a la entrada precedente.
15.3. Campanilla de hierro (inv. 17182).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Fragmento de campanilla, correspondiente a parte de la caja de resonancia de la misma.
Presenta una altura máxima de 3,2 cm. La pieza está conformada por una lámina que se dobla sobre
sí para adoptar un perfil levemente prismático y una sección ovalada. Frontalmente va decreciendo
desde los 6,5 cm. de la base hasta alcanzar en su parte superior los 3,2 cm. de anchura. Por su parte
el óvalo interno se inicia en el extremo correspondiente a su apertura con 2 cm. de profundidad,
adoptando por efecto de la deformación de la pieza un perfil rectangular, mientras que en el momento
de su cierre ha pasado a transformarse en un óvalo de 2 cm. de profundidad.
Comentario: El ejemplar se conserva de un modo muy parcial, pero no parece hallarse fracturado,
pudiendo pensarse que su remate superior estuviese cerrado por una pieza distinta, quizá elaborada
en una materia también diferente a la del cuerpo de la campanilla.
16. Cuchillos
16.1. Cuchillo de hierro (inv. 346).
Procedencia: Desconocida (fondo antiguo)
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y mango. Mide una longitud total de 17,7 cm.
La hoja consiste en una lámina de 11 cm. de longitud, con un frente recto en uno de sus laterales y
otro curvado en el opuesto, la cual, iniciándose en el vástago del mango, va aumentando en su frente
curvado por espacio de 4 cm. hasta alcanzar los 1,6 cm. de anchura máxima, momento en el que comienza a decrecer hasta terminar en la punta. Uno de sus laterales conserva el canto, mientras que el
opuesto, el correspondiente al frente curvado, se adelgaza hasta constituir el filo. El mango parte de
la hoja, consistiendo en un vástago de sección rectangular que, partiendo de una anchura de 0,6 cm.
y un grosor de 0,5 cm., va aumentando la primera y haciendo disminuir el segundo hasta alcanzar
en su terminación 1 cm. de anchura por 0,3 cm. de grosor. A 0,7 cm. de su terminación por este extremo, el mango muestra centrado por ambas caras un orificio circular obstruido de 0,4 cm. de diámetro. Igualmente, el frente recto en el que termina la espiga de enmangue presenta un perfil sinuoso
con sendas inflexiones curvas en forma de arco rebajado. El ejemplar se encuentra restaurado.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito
rural. El ejemplar parece constituir junto al siguiente una excepción dentro de las colecciones del
Museo en la que el mango, en lugar de estar elaborado en una materia diferente a la de la hoja y la
espiga de enmangue, se conserve éste o no, está concebido como una prolongación de la misma
hoja. Así lo indicaría al menos la forma y dimensiones de la porción de la pieza correspondiente a lo
que hemos interpretado como mango, unidas a la ausencia de cualquier indicio de que a ésta se le
hubieran adherido unas cachas. El orificio presente en uno de sus extremos, antes que estar destinado
al acople de estas últimas, interpretamos que sirvió para colgar la pieza.
16.2. Cuchillo de hierro (inv. 29485).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y mango. Mide una longitud total de 20 cm. La
hoja consiste en una lámina de 13 cm. de longitud con un frente recto en uno de sus laterales y otro
curvado en el opuesto, la cual, iniciándose en la placa que constituye el mango, va aumentando en
su frente curvado por espacio de unos 4 cm. hasta alcanzar los 2,2 cm. de anchura máxima, momento
en el que comienza a decrecer hasta terminar en la punta. Uno de sus laterales conserva el canto,
mientras que el opuesto, el correspondiente al frente curvado, se adelgaza hasta constituir el filo. El
mango parte de la hoja, hallándose levemente desplazado en dirección al canto de la misma y consistiendo en una placa de sección rectangular y 1,8 cm. de anchura por 0,7 cm. de grosor. El ejemplar
se encuentra restaurado.
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Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito rural.
En relación a la singular constitución de su mango, véase el comentario de la entrada precedente.
16.3. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 30124).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total
de 22 cm. La hoja consiste en una lámina de 15 cm. de longitud, con un frente recto en uno de sus
laterales y otro curvado en el opuesto, la cual, iniciándose en el vástago de la espiga de enmangue,
va aumentando en su frente curvado por espacio de 6 cm. hasta alcanzar los 3 cm. de anchura máxima, momento en el que comienza a decrecer hasta terminar en la punta. Uno de sus laterales conserva el canto, mientras que el opuesto, el correspondiente al frente curvado, se adelgaza hasta
constituir el filo. La espiga de enmangue parte de la misma hoja, consistiendo en un vástago de sección
cuadrada y 0,7 cm. de grosor que se dobla sobre sí en su terminación para conformar una anilla de
forma ovalada y apuntada hacia el vástago, de 3,9 cm. de longitud por 2,5 cm. de anchura. El ejemplar se encuentra restaurado.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito
rural.
16.4. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 30129).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la hoja y espiga de enmangue. Mide una
longitud total de 16,7 cm. La hoja consiste en una lámina de 9,5 cm. de longitud de forma lanceolada,
la cual, iniciándose en el vástago de la espiga de enmangue, va aumentando por espacio de 1 cm. hasta
alcanzar los 2,3 cm. de anchura. A partir de este punto comienza a decrecer, alcanzando en el momento
de su fractura nuevamente 1 cm. de anchura. La espiga de enmangue parte de la misma hoja, consistiendo en un vástago de sección rectangular y 0,6 cm. de anchura por 0,5 cm. de grosor que en su
extremo final se dobla en ángulo recto para adoptar una forma difícil de concretar, en la que destaca la
presencia de dos protuberancias: una emergente hacia un lateral en su inicio y otra que prolonga la espiga
en el mismo sentido general de la pieza, por espacio de 0,7 cm. El ejemplar se encuentra restaurado.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito
rural. Su tipo resulta extraño, pareciendo no haber contado nunca con un filo y estando destinado
por tanto más a un trabajo de incisión que a uno de corte.
16.5. Cuchillo de hierro y hueso (inv. 30165).
Procedencia: Necrópolis oriental - Proximidades del acueducto de San Lázaro.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos elementos que se insertan el uno en el otro y
compuesto de hoja, espiga de enmangue y parte del mango. Mide una longitud total de 24,3 cm.
La hoja consiste en una lámina de 16,2 cm. de longitud que se curva levemente hacia el lateral
correspondiente al filo, disminuyendo paulatinamente su anchura desde los 2,3 cm. de su arranque
hasta terminar en punta. Uno de sus laterales conserva el canto, mientras que el opuesto se adelgaza hasta constituir el filo. La espiga de enmangue parte de la hoja, consistiendo en un vástago
de sección elíptica, levemente curvado hacia el lateral correspondiente al filo, que arranca con un
diámetro máximo de 1,5 cm. para ir disminuyendo hasta terminar en punta. El mango, que encaja
en la espiga de enmangue, está conformado por un asta de hueso curvada de 11 cm. de longitud
fracturada en su inicio. Ésta, partiendo de una sección elíptica de 3,5 cm. de diámetro máximo
por 2 cm. de diámetro mínimo, va disminuyendo hasta terminar en punta. El ejemplar se encuentra
restaurado.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios. El ejemplar pertenece a un ajuar
médico excavado por Floriano en 1934 e integrado por una serie de recipientes de vidrio, una cuchara
y una cotícula elaboradas en la misma materia y varios instrumentos quirúrgicos, tanto de bronce
como de hierro. Entre los ejemplares elaborados en hierro se contaban más específicamente dos cu-
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chillos y una sonda. Sorprende que los números de inventario de todos ellos sean muy elevados, pese
a lo temprano del ingreso. Ello es debido a que pertenecen a ese numeroso corpus de objetos ingresados con anterioridad a 1936 pero carentes de número de inventario. Por lo demás y en relación al
ejemplar, ha de destacarse el hecho de que la hoja conserve asociado el mango de hueso, realizado
con una defensa de origen animal.
16.6. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 30216).
Procedencia: Necrópolis oriental - Proximidades del acueducto de San Lázaro.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos elementos que se insertan el uno en el otro y compuesto por parte de la hoja, parte de la espiga de enmangue y mango. Mide una longitud total de
13,5 cm. La hoja consiste en una lámina de 6 cm. de longitud que, partiendo de una anchura de 3,4
cm., va disminuyendo levemente hasta que, a 2 cm. de la punta, donde ha alcanzado los 2,8 cm. de
anchura, se adelgaza ya bruscamente por el lateral correspondiente al filo para terminar en punta. El
lateral correspondiente al canto muestra un perfil levemente cóncavo, así como el brusco decrecimiento hacia la punta uno levemente convexo. La hoja ha perdido una porción triangular en el arranque del lateral correspondiente al canto. La espiga de enmangue parte de la hoja, consistiendo en
una lámina que reduce su anchura al menos por uno de sus lados y que se prolonga por espacio de
0,5 cm. hasta el momento de su fractura. El mango, que encaja en la espiga de enmangue, está conformado por una placa de hueso de 7,3 cm. de longitud que, partiendo con una anchura máxima de
3,5 cm., va disminuyendo por espacio de 3,5 cm. hasta alcanzar los 3,3 cm. de anchura. A partir de
este punto, el perfil de la pieza se inflexiona en ángulo recto por el lateral correspondiente al filo de
la hoja para desembocar en un segundo tramo que, iniciándose con una anchura de 1,6 cm., va disminuyendo hasta alcanzar los 1,3 cm. A éste le sigue un ensanchamiento lateral que alcanza los 1,7
cm., sucedido por una forma de perfil elíptico y 1,5 cm. de diámetro máximo por 1,1 cm. de diámetro
mínimo que sirve de remate a la pieza. En el momento de su inflexión en ángulo recto, el tramo transversal del mango presenta dos perfiles dentados que enmarcan un semicírculo, en el centro del cual
se desarrolla un orificio circular de 0,5 cm. de diámetro. Así mismo y en el momento de su arranque,
en el ángulo correspondiente al lateral del canto, el mango muestra un clavo de hueso con una cabeza
esférica de 0,4 cm. de diámetro. Finalmente, en el grueso del mango se abre un surco longitudinal
que arranca en el punto en el que se inserta la espiga de enmangue y continúa por todo el lateral correspondiente a la prolongación del canto hasta concluir a la mitad de la forma elíptica que le sirve
de remate. El ejemplar se encuentra restaurado.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios. Véase respecto a la procedencia y la
historia del objeto el comentario de la entrada precedente.
16.7. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 30250).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la hoja y de la espiga de enmangue. Mide
una longitud total de 18 cm. La hoja consiste en una lámina de 8,6 cm. de longitud que mantiene hasta
el momento de su fractura una anchura media de 1,8 cm. Uno de sus laterales conserva el canto, mientras que el opuesto se adelgaza hasta constituir el filo, inflexionándose levemente este último para adaptarse al ancho de la espiga de enmangue. La espiga de enmangue en cuestión se desarrolla sin solución
de continuidad respecto a la hoja y se divide en dos tramos: el primero mantiene una anchura de 1,5
cm. por espacio de 2 cm., mientras que el segundo, tras producirse una inflexión por ambos frentes,
pasa a adoptar 1 cm. de anchura que irá reduciéndose paulatinamente hasta alcanzar los 0,8. cm. en
el momento en el que culmina en su extremo final en una anilla. Esta última se halla conformada, en
fin, por un vástago de sección rectangular que se dobla adoptando una forma circular de 1,7 cm. de
diámetro, la cual va apuntándose hacia el lugar en el que se une con el tronco, tanto interior como exteriormente. Tres vástagos de sección circular atraviesan el mango de un lado a otro, dos de ellos en el
inicio y el cierre del primero de sus tramos descritos, y el último a la mitad del segundo.
Comentario: Nos hallamos ante una de las pocas piezas del Museo que, gracias a su buen estado de
conservación, nos dejan apreciar, no sólo su filo, sino también el modo de fijación de su espiga con
las cachas del mango: el segundo debió a todas luces de unirse al primero mediante los tres vástagos
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que atraviesan la pieza, los cuales debieron externalizarse por ambos frentes al exterior de las cachas.
La anilla situada a un extremo de la pieza pudo haber servido para colgarla.
16.8. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 2180).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total
de 19,8 cm. La hoja consiste en una lámina de 16 cm. de longitud en forma de triángulo isósceles
ensanchado en su base, punto en el cual falta en ambos lados una porción difícil de cuantificar. Un
orificio circular perfora la hoja en dichas áreas de ensanchamiento. La espiga de enmangue se inicia
a partir de la lámina de la hoja, reduciendo su anchura por ambos lados para adaptarla al ancho de
aquella. Con una longitud de 3,3 cm., muestra una forma trapezoidal que, arrancando con una anchura de 1,2 cm., tiende a estrecharse levemente hacia su extremo final. A la mitad de su recorrido
presenta un nuevo orificio circular. Diseminados por toda la superficie del ejemplar se aprecian una
serie de puntos plateados. El ejemplar se encuentra restaurado.
Comentario: La tipología es extraña dentro de las colecciones del Museo. Funcionalmente, el orificio
de la espiga de enmangue estaría destinado a asegurar las cachas en la misma. Respecto a la tonalidad
plateada perceptible en ciertos puntos del ejemplar está relacionada con el acabado original de la
pieza, y su visualización es consecuencia de la restauración efectuada sobre la misma.
16.9. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 2183).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí y compuesto de hoja
y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 16,5 cm. La hoja consiste en una lámina de 10,5
cm. de longitud con un frente recto en uno de sus laterales y otro ligeramente curvo en el opuesto.
La espiga de enmangue está constituida por un vástago de sección informe de 5,5 cm. de longitud y
1,5 cm. de grosor máximo. La pieza presenta múltiples concreciones.
16.10. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 4834).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Fragmento de cuchillo, correspondiente a la hoja del mismo. Mide una longitud total de
20,5 cm. La pieza mantiene una anchura media de 2,6 cm. que se mantiene prácticamente hasta su
tercio final, donde comienza a reducirse por uno de sus laterales y mediante un recorrido ligeramente
curvo hasta la punta.
Comentario: Aunque no se aprecia un filo claro, es posible situar el mismo en el frente cuyo tercio
final tiende a curvarse hacia la punta. Por lo demás y pese a la ausencia de la espiga de enmangue,
la pieza parece ver culminar su hoja en el momento de su terminación en el extremo correspondiente
a su base.
16.11. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 6944).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y parte de la espiga de enmangue. Mide una
longitud total de 16,8 cm. La hoja consiste en una lámina de 12,8 cm. de longitud en forma de triángulo isósceles, con uno de sus lados mayores ligeramente curvado. En el ángulo de la base correspondiente a este último frente, un escueto apéndice cierra la hoja en su inicio. La espiga de enmangue
se inicia a partir de la lámina de la hoja, reduciendo su anchura por ambos lados, así como su grosor
por una de sus caras, para adaptarla al ancho de aquella. Con una longitud de 4 cm., muestra una
forma trapezoidal que, arrancando con una anchura de 1,7 cm., tiende a estrecharse levemente hacia
su extremo final, donde alcanza en el momento de su ruptura los 1,2 cm.
Comentario: El ensanchamiento perceptible en uno de los ángulos de la base de la hoja, pese a estar
integrado por un fragmento recompuesto, podría conjeturarse que esté destinado a retener el corte
antes del mango durante su ejecución. En atención a ello, ha de hacerse notar que el frente correspondiente al filo es el que, levemente curvado, se desarrolla a partir de este ensanchamiento y hasta
la punta.
16.12. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 7399).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
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Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total
de 16,3 cm. La hoja consiste en una lámina de 11,7 cm. de longitud que mantiene una anchura
media de 3 cm. desde prácticamente su inicio hasta su mitad, punto en el cual va adelgazándose
hacia la punta, por uno de sus laterales mediante un frente recto y en el opuesto de una manera más
acusada mediante de un frente curvado. El primero de los laterales conserva el canto, mientras que
el opuesto se adelgaza hasta constituir el filo. La espiga de enmangue se inicia a partir de la lámina
de la hoja, reduciendo su anchura por ambos lados para adaptarla al ancho de aquella. Con una longitud de 4,5 cm., muestra una forma trapezoidal que, arrancando con una anchura de 1,2 cm., tiende
a estrecharse levemente hacia su extremo final, donde presenta una pequeña fractura.
16.13. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 7628).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y parte de la espiga de enmangue. Mide una
longitud total de 14,3 cm. La hoja consiste en una lámina de 12,7 cm. de longitud en forma de triángulo isósceles, iniciada en su base con 2,3 cm. de anchura para ir reduciéndose paulatinamente hasta
la punta. Uno de sus laterales conserva el canto, mientras que el opuesto se adelgaza hasta constituir
el filo. La espiga de enmangue se prolonga a partir de la lámina de la hoja. Con una longitud de 1,3
cm., muestra una forma trapezoidal que, arrancando con una anchura 1,8 cm., tiende a estrecharse
levemente hacia su extremo final, donde alcanza en el momento de su conclusión los 1,2 cm.
Comentario: La presente pieza es sin duda una de las tres publicadas por José Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente a 194924. En la pieza pueden distinguirse bien el filo
del canto, más que por la buena conservación del primero, por la notable anchura del segundo.
16.14. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 7638).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y parte de la espiga de enmangue. Mide una
longitud total de 11,2 cm. La hoja consiste en una lámina de 9,5 cm. de longitud que va adelgazándose paulatinamente desde los 2 cm. de anchura de su inicio hasta la punta. La espiga de enmangue
parte de la hoja, que se inflexiona en ángulo de 45º por uno de sus laterales para adaptar su ancho
al de aquella. Éste muestra 1 cm. de anchura en su inicio, reduciéndose paulatinamente hasta el momento de su fractura.
Comentario: Uno de los frentes del inicio de la hoja parece hallarse fracturado, pudiendo haber sido
en origen semejante al opuesto.
16.15. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 7655).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Fragmento de cuchillo, correspondiente a la parte de la hoja y la espiga de enmangue
del mismo. Mide una longitud total de 5,5 cm. De la hoja únicamente se conserva el arranque, donde
se aprecia que se inició bajo la forma de una lámina de 1,5 cm. de anchura. La espiga de enmangue
parte de la hoja, que se inflexiona en ángulo recto por ambos lados para adaptar su ancho al de aquella. Con una longitud de 4,5 cm., su desarrollo muestra la forma de un vástago de sección rectangular
y un grosor mayor que el de la hoja el cual, partiendo de los 0,8 cm. de su inicio, tiende a disminuir
hasta terminar prácticamente en punta.
16.16. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 7660).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Fragmento de cuchillo, correspondiente a parte de la hoja y la espiga de enmangue del
mismo. Mide una longitud total de 4,4 cm. De la hoja persiste aproximadamente un tercio, consistiendo
lo conservado en un vástago de sección triangular que arranca con 0,7 cm. de anchura y 0,4 cm. de
grosor y que, por espacio de 1,5 cm., va estrechándose paulatinamente hasta el momento de su ruptura, donde alcanza 0,6 cm. de anchura y 0,3 cm. de grosor. La espiga de enmangue parte de la hoja,
que se inflexiona en ángulo recto por ambos lados para adaptar su ancho al de aquella. Su desarrollo
muestra la forma de una lámina cuyos lados mayores se hallan dispuestos transversalmente respecto
al sentido de la hoja, arrancando prácticamente con el mismo grosor que esta última y ensanchándose
24
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1950, pág. 194.
46
hasta cerrarse en su extremo en un frente plano de 0,5 cm. de anchura, levemente afilado.
Comentario: Nos hallamos ante una pieza extraña que, sin embargo, bien puede asociarse al tipo de
los cuchillos en función de la presencia clara de una parte que ejercería las funciones de hoja. Su reducido formato podría llevarnos a pensar inicialmente en un juguete de imitación realista, pero la
forma triangular de la hoja en cuestión y la posible presencia de un filo en el extremo externo de la
espiga de enmangue, quizá nos lleven a pensar más bien en un utensilio destinado a un propósito
muy concreto, encuadrándose por tanto dentro del utillaje de algún oficio artesanal o vinculándose
incluso al ejercicio de la medicina.
16.17. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 5775).
Procedencia: Necrópolis oriental - Ajuar funerario de la sepultura 3 de la Zona del Silo (1945).
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en seis fragmentos que unen entre sí y compuesto de hoja
y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 10,2 cm. La pieza presenta una anchura media de
1,8 cm. que se mantiene prácticamente hasta su tercio final, donde comienza a reducirse por uno de
sus laterales y mediante un recorrido ligeramente curvo hacia la punta. La espiga de enmangue parte
de la hoja, que se inflexiona en ángulo recto por ambos lados para adaptar su ancho al de aquella.
Con una longitud de 2,7 cm., muestra una forma trapezoidal que, arrancando con una anchura de
1,2 cm., tiende a estrecharse levemente hacia su extremo final, donde alcanza en el momento de su
conclusión los 0,9 cm.
Comentario: La presente pieza fue publicada por José Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del
Museo correspondiente a 1945, integrándose dentro de un complejo ajuar funerario que, en el momento de su hallazgo y en función de los objetos que lo integraban, se asoció al enterramiento de
una adolescente25. Aparentemente, sus elementos se corresponden con gran parte (si no la totalidad),
de los números de inventario comprendidos entre el 5740 y el 5823.
16.18. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 5993).
Procedencia: Necrópolis oriental.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total
de 20,3 cm. La hoja consiste en una lámina de 17 cm. de longitud que mantiene una anchura media
de 3 cm. desde prácticamente su inicio hasta su mitad, punto en el cual va adelgazándose hacia la
punta, por uno de sus laterales mediante un frente recto y en el opuesto por medio de un frente curvado. El primero de los laterales conserva el canto, mientras que el opuesto se adelgaza hasta constituir
el filo. La espiga de enmangue se inicia a partir de la lámina de la hoja, reduciendo su anchura por
ambos lados para adaptarla al ancho de aquella. Con una longitud de 3,3 cm., muestra una forma
trapezoidal que, arrancando con una anchura de 1,6 cm., tiende a estrecharse levemente hacia su
extremo final, donde alcanza en el momento de su conclusión los 1,3 cm.
Comentario: La pieza estaba identificada en la ficha manual del catálogo sistemático del Museo como
una punta de lanza. La presencia clara de un filo opuesto a un canto, así como la ausencia del cubo
de enmangue, que se ve substituido por una espiga, nos obliga a identificarla más correctamente
como un cuchillo.
16.19. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 6435).
Procedencia: Casa de Luís Díez.
Descripción: Ejemplar completo, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí y
compuesto de hoja y espiga de enmangue. El fragmento principal mide una longitud total de 11,8
cm. La hoja consiste en una lámina de unos 8 cm. de longitud en forma de triángulo isósceles, iniciada
en su base con 3 cm. de anchura que van reduciéndose paulatinamente hasta la punta. La espiga de
enmangue se prolonga a partir de la lámina de la hoja, que se inflexiona en ángulo recto por ambos
lados para adaptar su ancho al de aquella. Con una longitud de unos 3,8 cm., muestra la forma de
una lámina rectangular de 1,5 cm. de anchura media, doblándose en una leve curva hacia uno de
los sentidos de la hoja desde prácticamente su inicio.
Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194726.
25
26
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1946, pág. 5.
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, pág. 42.
47
16.20. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 8180).
Procedencia: Circo romano - Finca de D. Rafael Buyolo.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total
de 7 cm. La hoja consiste en una lámina de 4,2 cm. de longitud y una anchura máxima de 1,5 cm.
con un perfil recto en uno de sus laterales y otro ligeramente curvo en el opuesto. La espiga de enmangue parte de la misma hoja, que se inflexiona en ángulo de 45º por el último de los laterales descritos para adaptar su ancho al de aquella. Su desarrollo muestra la forma de un vástago de sección
cuadrada de unos 2,5 cm. de longitud que, tras partir de la hoja siguiendo la línea trazada por el
frente recto, va reduciendo su grosor desde sus 0,6 cm. iniciales hasta los 0,3 cm. que adopta de
media desde aproximadamente la mitad de su recorrido. En su terminación externa culmina en una
terminación en T de 0,8 cm. de anchura máxima.
Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 1954 junto a uno similar, desaparecido en la actualidad,
siendo identificado como un bisturí27. La misma identificación, pero con algunas reservas, se plantea
en la ficha del catálogo sistemático del Museo. La procedencia del cuchillo lo vincula sin lugar a dudas,
más que con el edificio de espectáculos que domina su entorno, con el área de necrópolis desarrollada
junto al mismo, en las márgenes del camino que conducía a Córdoba. Aunque carecemos de datos
sobre su contexto de hallazgo exacto, éste pudo ser, al menos en origen, una sepultura dentro de la
cual se hallara integrado como parte del ajuar. Lo que no resulta tan fácil de determinar es, a partir
de este dato, si nos hallamos en efecto ante un instrumento quirúrgico o más bien ante una miniatura.
El conocimiento de los objetos que pudieran haber compuesto el hipotético ajuar son los únicos que
podrían desentrañar su pertenencia a uno médico o infantil.
16.21. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 19393).
Procedencia: Circo romano - Semicírculo oriental.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total
de 12,2 cm. La hoja consiste en una lámina de 9 cm. de longitud, con una anchura media de 1,4 cm.
que se mantiene prácticamente hasta su tercio final, donde comienza a reducirse por sus dos laterales
paulatinamente hacia la punta. La espiga de enmangue se prolonga a partir de la lámina de la hoja,
que se inflexiona en un ángulo de 45º por uno de sus lados para adaptar su ancho al de aquella. Con
una longitud de 3,2 cm., su desarrollo muestra una forma rectangular que, arrancando con una anchura de 0,9 cm., tiende a estrecharse hacia su extremo final, donde alcanza en el momento de su
conclusión los 0,5 cm.
Comentario: La pieza procede de unas excavaciones practicadas en los años 80 en la cabecera del
Circo romano. Es por ello conjeturable que su ubicación en el entorno responda a un proceso de deposición posterior al momento de abandono del mismo.
16.22. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 10234).
Procedencia: Casa del Anfiteatro.
Descripción: Fragmento de cuchillo, dividido a su vez en cinco fragmentos que unen entre sí y correspondiente a parte de la hoja del mismo. Ésta, con una longitud total de 21 cm., está compuesta
por una lámina que, tras un tramo inicial en el que presenta una anchura media de 3 cm., se inflexiona
levemente por sus dos laterales para constituir un perfil curvo que va disminuyendo de grosor hacia
la punta.
Comentario: La pieza se hallaba catalogada en la ficha manual del catálogo sistemático del Museo
como una punta de lanza. Sin embargo y basándonos en la observación de los fragmentos conservados, creemos contar con la seguridad suficiente como para poder afirmar que nos hallamos ante un
cuchillo de perfil afalcatado.
16.23. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 26647).
Procedencia: Casa del Anfiteatro - Fuente romana. Nivel II-4.
Descripción: Ejemplar completo, dividido en tres fragmentos que unen entre sí y compuesto de hoja
y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 12,7 cm. La hoja consiste en una lámina de 8,9
27
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1955, págs. 125-126.
48
cm. de longitud en forma de triángulo isósceles, iniciada en su base con unos 2,5 cm. de anchura
que van reduciéndose paulatinamente hacia la punta. La espiga de enmangue parte de la hoja, que
se inflexiona en un ángulo de 45º por ambos lados para adaptarse al grosor de aquella. Con una longitud de 1,5 cm., muestra en su desarrollo una forma de vástago de sección circular que, arrancando
con una anchura de 0,6 cm. tiende a estrecharse muy ligeramente hacia su extremo final, donde alcanza en el momento de su conclusión los 0,4 cm. La pieza se encuentra extremamente corroída,
presentando una notable fractura en la zona media de la hoja y por ambos lados.
Comentario: El ejemplar procede de una interesante zona de vertedero excavada en unas campañas
inéditas que al parecer documentaron la colmatación de un posible foso fundacional. Dicho foso discurriría al pie del arco situado en el extremo final del acueducto de San Lázaro, justo por debajo de
la cabeza de león. La acumulación de agua en el lugar explicaría la extrema corrosión del objeto.
16.24. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 11863).
Procedencia: Calle Suárez Somonte.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total
de 21,7 cm. La hoja consiste en una lámina de 16,7 cm. de longitud que, dotada de un lado recto y
otro curvado, va haciendo adelgazar este último desde los 4,5 cm. de anchura del inicio de la hoja
hasta su conclusión en la punta. La espiga de enmangue parte de la hoja, que se inflexiona en ángulo
recto por el último de los laterales descritos para adaptar su ancho al de aquella, al tiempo que un escueto apéndice cierra la hoja en su inicio. Con una longitud de 5 cm., su desarrollo muestra una
forma rectangular que mantiene hasta su terminación una anchura media de 2 cm.
Comentario: El apéndice situado en la base de la hoja es idéntico al presente en el ejemplar 16.11.
16.25. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 17155).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Fragmento de cuchillo, dividido a su vez en dos fragmentos que unen entre sí y correspondiente a parte de la hoja del mismo. Mide una longitud máxima de 17,2 cm. La hoja consiste en
una lámina que mantiene en todo su desarrollo un grosor medio de 2,3 cm. El recorrido de la hoja
presenta una curvatura que le otorga a ésta cierto aspecto sinuoso.
Comentario: Si bien la conservación del ejemplar no permite asegurar nada cierto acerca de su tipología exacta, la leve inflexión perceptible en la hoja parece remitirnos a una tipología afalcatada, por
lo demás común en la Antigüedad tardía.
16.26. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 17156).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Fragmento de cuchillo, dividido a su vez en dos fragmentos que unen entre sí y correspondiente a parte de la hoja del mismo. Mide una longitud total de 9,8 cm. La hoja consiste en una
lámina que se inicia con 2,5 cm. de anchura máxima y va estrechándose levemente hacia la punta,
donde en el momento de su fractura alcanza los 2,1 cm. El recorrido de la hoja mantiene una curvatura que le otorga a ésta cierto aspecto sinuoso.
Comentario: En relación a la tipología del ejemplar, véase lo dicho en el comentario de la entrada
precedente.
16.27. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 17157).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí y compuesto por
parte de la hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 11 cm. La hoja consiste en una
lámina de unos 10 cm. de longitud y 2,8 cm. de anchura con un desarrollo ligeramente curvo por sus
dos laterales hasta el momento de su cierre, punto en el cual el frente que es posible identificar con
el canto de la pieza se inflexiona en un ángulo de 45º para constituir la punta. Esta última se halla
fracturada en su extremo final. La espiga de enmangue parte de la hoja, que reduce su grosor por
ambos lados para adaptarse al ancho de aquella, aunque de distintos modos: en el lado del canto lo
hace mediante un ángulo recto, mientras que en el del filo lo hace girando en una diagonal de 45º.
Su desarrollo es de una longitud muy reducida, midiendo sólo unos 0,9 cm. por el frente del filo.
Comentario: El ejemplar es muy corto en relación a la notable anchura de la hoja, lo cual, unido a la
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leve curvatura de la misma, podría hacernos pensar en que nos encontramos ante una pieza que podría haber funcionado como podón. A tal efecto y en relación a la presencia de instrumentos agrícolas
en la Casa del Mitreo, véase el apartado correspondiente a la misma dentro del capítulo sobre la procedencia de los ejemplares analizados.
16.28. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 26912).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Fragmento de cuchillo, correspondiente a la hoja del mismo y dividido a su vez en cinco
fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud total de 22,5 cm. La hoja consiste en una lámina
que se inicia con 3 cm. de anchura y va reduciéndose paulatinamente por sus dos laterales hasta terminar en punta. El ejemplar se encuentra notablemente corroído.
Comentario: Pese a la ausencia de una espiga, casi puede aseverarse que lo conservado es el total de
la hoja. Las dimensiones del fragmento bastarían en cualquier caso para hacernos considerar que
nos hallamos ante uno de los mayores ejemplares de nuestro catálogo, casi más próximo a un puñal
que a un simple cuchillo utilitario.
16.29. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 23020).
Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2.
Descripción: Fragmento de cuchillo, correspondiente a parte de la hoja y la espiga de enmangue del
mismo. Mide una longitud total de 7,1 cm. La hoja, de la que se conserva únicamente el arranque,
está compuesta por una lámina de 3,3 cm. de anchura, pero que parece tender a ensancharse levemente en el desarrollo de uno de sus laterales. La espiga de enmangue parte de la hoja, que se inflexiona en ángulo recto por el último de los lados descritos para adaptarse al grosor de aquella. Con
una longitud de 4,5 cm., su desarrollo muestra una forma rectangular que mantiene hasta su terminación una anchura estable de 1,8 cm. de media.
Comentario: El presente ejemplar fue hallado en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el
área de los Columbarios en 1973. El leve engrosamiento perceptible en la hoja podría conducirnos a
pensar que ésta, en el frente correspondiente a su filo, habría adoptado una forma curvada muy
similar a la perceptible en otros ejemplares del Museo.
16.30. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 23319).
Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1975. Dentro de sepultura, junto al
acueducto.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total
de 10,9 cm. La hoja consiste en una lámina de 8,9 cm. de longitud con una anchura media de 1,5
cm. que se mantiene prácticamente hasta su tercio final, donde comienza a reducirse sus dos laterales
paulatinamente hacia la punta. La espiga de enmangue parte de la hoja, que se inflexiona en un ángulo de 45º por ambos lados para adaptarse al grosor de aquella. Con una longitud de 2 cm., muestra
en su desarrollo una forma trapezoidal que, arrancando con una anchura de 1 cm., tiende a estrecharse hacia su extremo final, donde alcanza en el momento de su conclusión los 0,7 cm.
Comentario: La pieza, extraída en diciembre de 1975 de una sepultura ubicada junto al ramal del
acueducto de San Lázaro, a su paso por el actual solar del Museo, cuenta con un inequívoco contexto
funerario que la vincula a un ajuar en el que se integraban también una hebilla (inv. 23318), un alfiler
(inv. 23320) y un auriscalpium o sonda de oídos (inv. 23321), todos ellos de bronce. La presencia
del último de los elementos citados no es suficiente por lo demás para poder afirmar que nos hallemos
ante un ajuar médico, dado que este tipo de objetos fue empleado también para la higiene personal.
16.31. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 34349).
Procedencia: Alcazaba - Campaña 1986. Cata D-1, Capa 4.
Descripción: Fragmento de cuchillo, correspondiente a parte de la hoja del mismo y dividido en múltiples fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. El fragmento principal mide una longitud total
de 16,4 cm. La hoja muestra la forma de un triángulo isósceles cuya base, en el momento de su fractura, alcanza una anchura máxima de 7,2 cm. Un potente nervio recorre por su mitad cada una de
las caras de la hoja. El ejemplar se encuentra notablemente corroído.
Comentario: La ficha manual del catálogo sistemático del Museo identificaba el objeto como un cu-
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chillo, señalando la posibilidad de que, debido a su longitud, se tratase incluso de una espada. Por
paralelos tipológicos a la forma de la hoja y la disposición del nervio, podemos aseverar que nos hallamos ante lo que podríamos definir como un puñal.
16.32. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 12022).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971. Ángulo Sudoeste, Estrato 1.
Descripción: Ejemplar completo, dividido en cinco fragmentos que unen entre sí y compuesto de hoja
y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 17,4 cm. La hoja consiste en una lámina de 12,5
cm. de longitud que, partiendo en su inicio de una anchura máxima de 2,5 cm., se adelgaza en uno
de sus laterales por espacio de 1,5 cm. para alcanzar los 2 cm. de anchura. Dicha medida se mantiene
hasta que, superada la mitad de su recorrido, va adelgazándose por el mismo lateral en el que lo hizo
en su inicio, ahora hacia la punta, por medio de un frente curvado. La espiga de enmangue se inicia
a partir de la lámina de la hoja, reduciendo su anchura por ambos lados para adaptarla al ancho de
aquella. Con una longitud de 4,9 cm., muestra una forma trapezoidal que, arrancando con una anchura de 1,5 cm., tiende a estrecharse levemente hacia su extremo final, donde alcanza en el momento
de su conclusión los 0,8 cm.
Comentario: La presente pieza se encuentra publicada en las memorias de excavación de Casa Herrera elaboradas por Ulbert y Caballero28. En la descripción de la pieza interpretan que en la espiga
de enmangue debió de ir encastrada un mango de madera o hueso.
16.33. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 8178).
Procedencia: Sagrajas.
Descripción: Fragmento de cuchillo, correspondiente a parte de la hoja del mismo y dividido a su vez
en dos fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud máxima de 8,7 cm. La hoja consiste en una
lámina que se inicia con 2 cm. de anchura máxima y va estrechándose levemente hacia la punta,
donde en el momento de su fractura alcanza 1 cm.
Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 195429. La pieza ingresa en la institución como donación de
Ramón Alía Fernández en 1954. Junto a ella también fue donada la fíbula de bronce inv. 8177, que
al parecer obedece a la tipología de doble resorte. No es posible determinar si las dos piezas guardan
alguna relación entre sí, pero en cualquier caso y, debido al parcial estado de conservación del cuchillo, poco puede decirse acerca de su tipología o datación exacta.
16.34. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 31336).
Procedencia: Villa romana de Torreáguila.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos de los cuales los principales, que
suman dos, están unidos entre sí, y compuesto por parte de la hoja y espiga de enmangue. Mide una
longitud total de 12,7 cm. La hoja consiste en una lámina de 8,3 cm. de longitud con una anchura
media de 1,3 cm. que se mantiene prácticamente hasta su tercio final, donde comienza a reducirse
por sus dos laterales paulatinamente hasta el momento de su fractura. En su inicio se inflexiona por
ambos lados en un ángulo de 45º para adaptarse a la anchura de la espiga de enmangue. Esta última,
prolongada a partir de la lámina de la hoja, arranca con una anchura de 1 cm., tendiendo a estrecharse hacia su extremo final.
Comentario: Al igual que sucedía en el ejemplar 16.13, en la pieza pueden distinguirse bien el filo
del canto, más que por la buena conservación del primero, por la notable anchura del segundo.
16.35 Cuchillo de hierro (inv. 31347).
Procedencia: Villa romana de Torreáguila.
Descripción: Fragmento de cuchillo, correspondiente a la hoja del mismo y dividido a su vez en múltiples fragmentos los principales de los cuales, que suman seis, unen entre sí. Mide una longitud total
de 22 cm. La hoja consiste en una lámina que mantiene una anchura media de 2,3 cm. El ejemplar
se encuentra notablemente corroído.
Comentario: Según indica la ficha del catálogo sistemático del Museo y en base a la notable longitud
28
29
ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 122, fig. 23.
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1955, pág. 132.
51
del ejemplar, también podríamos hallarnos ante una espada. La anchura de la pieza nos conduce no
obstante a pensar en un puñal o un cuchillo de grandes dimensiones, dado que ésta se muestra bastante reducida respecto a la que cabría esperar en cualquier tipología de espada del periodo antiguo.
17. Espadas
17.1. Espada de hierro (inv. 352).
Procedencia: Desconocida (fondo antiguo)
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja, espiga de enmangue y pomo. Mide una longitud total de 70 cm. La hoja consiste en una lámina que se inicia con 2,5 cm. de anchura máxima y
va estrechándose levemente hacia la punta, donde en el momento de su fractura alcanza 1 cm. Sus
dos laterales se adelgazan hasta constituir el filo, mientras que en el centro de ambas caras muestra
una acanaladura de perfil semicircular y 0,3 cm. de anchura que se desarrolla longitudinalmente respecto al sentido de la hoja. La espiga de enmangue se inicia a partir de la lámina de la hoja, reduciendo su anchura por ambos lados por espacio de unos 5 cm. para adaptarla al ancho de aquella.
A partir de este momento se prolonga por espacio de unos 3 cm. bajo la forma de un vástago de sección cuadrada y 0,5 cm. de anchura. El pomo presenta una forma ovoide de 5 cm. de altura por 3,8
cm. de diámetro dispuesta en sentido longitudinal respecto al desarrollo de la hoja y la espiga de enmangue, mostrando en el polo correspondiente a su punto de unión con esta última una inflexión en
su superficie que adopta una forma anular de 2,3 cm. de diámetro.
Comentario: Álvarez Sáenz de Buruaga interpretaba ya en la ficha manual del catálogo sistemático
del Museo que la presente pieza, antes que en la Antigüedad, se debía enmarcar ya en la Edad Media,
llegando a precisar su pertenencia al periodo islámico.
18. Puntas de lanza
18.1. Punta de lanza de hierro (inv. 29490).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total
de 15 cm. La hoja consiste en una lámina de 9 cm. de longitud de forma lanceolada la cual, iniciándose en el vástago de la espiga de enmangue, va aumentando por espacio de 4,5 cm. hasta alcanzar
los 3 cm. de anchura, disminuyendo a partir de este momento hacia la punta. La espiga de enmangue
parte de la misma hoja, consistiendo en un vástago de sección rectangular y 0,2 cm. de grosor que,
partiendo de una anchura inicial de 0,9 cm., va disminuyendo paulatinamente hasta alcanzar en su
extremo final los 0,3 cm. El ejemplar se encuentra restaurado.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta
en la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito
rural. La ficha manual del catálogo sistemático del Museo cataloga la pieza como una espátula. No
obstante, la forma de lo que hemos interpretado como una hoja, pese a su irregularidad, manifiesta
la presencia de lo que podríamos considerar como un nervio. Por lo demás, no se trata de una punta
de lanza similar a la mayoría de las incluidas en nuestro catálogo, careciendo de cubo de enmangue
y mostrando un formato en base a cuya observación podríamos asociarla antes bien a alguna tipología
de jabalina en la que se requiriese un menor peso en la punta que en un arma no arrojadiza.
18.2. Punta de lanza de hierro (inv. 29499).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y cubo de enmangue. Mide una longitud total
de 17,8 cm. La hoja, constituida por una lámina de unos 10 cm. de longitud, presenta una forma
romboidal que, partiendo de una anchura de 1,8 cm., aumenta hasta alcanzar en su zona media los
3,5 cm., disminuyendo a partir de este momento hacia la punta. El cubo de enmangue se prolonga
a partir de la hoja, que en su punto de unión pasa a adaptar su forma laminar a la circular de aquel.
Con una longitud de 7,8 cm., muestra una forma troncocónica que va aumentando desde el mismo
ancho inicial de la hoja hasta alcanzar en su extremo final los 2,2 cm. de diámetro. La consolidación
de una serie de concreciones en su interior impide apreciar su oquedad interna.
18.3. Punta de lanza de hierro (inv. 29904).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
52
Descripción: Fragmento de punta de lanza, correspondiente a la hoja y parte del cubo de enmangue
de la misma. Mide una longitud total de 11,7 cm. La hoja, constituida por una lámina de unos 9,7 cm.
de longitud y sección romboidal, presenta una forma lanceolada que, partiendo de una anchura de 1
cm., aumenta hasta alcanzar en su zona media los 2 cm., disminuyendo a partir de este momento
hacia la punta. El cubo de enmangue se prolonga a partir de la hoja, que en su punto de unión pasa
a adaptar su forma laminar a la circular de aquel. Con una longitud de 2 cm. en su porción conservada,
muestra una forma troncocónica que va aumentando desde el mismo ancho inicial de la hoja hacia su
extremo final, no pudiendo conjeturarse la anchura máxima que pudo alcanzar debido a la fractura
de la pieza por este punto. A través de la fractura y hasta el inicio de la hoja, puede apreciarse la oquedad interna del cubo de enmangue, que reproduce en su recorrido la forma externa de éste.
18.4. Punta de lanza de hierro (inv. 29908).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y cubo de enmangue. Mide una longitud total
de 24 cm. La hoja, constituida por una lámina de unos 11,5 cm. de longitud y sección romboidal,
presenta una forma igualmente romboidal que, partiendo de una anchura de 1 cm., aumenta por espacio de unos 2,5 cm. hasta alcanzar los 2 cm. de anchura máxima, disminuyendo a partir de este
momento hacia la punta. El cubo de enmangue se prolonga a partir de la hoja, que en su punto de
unión pasa a adoptar su forma laminar a la cuadrada de aquel. Con una longitud de 12,5 cm., muestra
una forma troncopiramidal que va aumentando desde el mismo ancho inicial de la hoja hasta alcanzar
en su extremo final los 2,5 cm. de anchura máxima. A su término presenta fracturas en varias de sus
caras. La consolidación de una serie de concreciones en su interior impide apreciar su oquedad interna.
Comentario: Pese a las fracturas apreciables en la zona del cubo de enmangue, la pieza parece culminar en este punto, hallándose prácticamente completa.
18.5. Punta de lanza de hierro (inv. 30123).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y cubo de enmangue. Mide una longitud total
de 27 cm. La hoja, constituida por una lámina de unos 17,5 cm. de longitud y sección romboidal,
presenta una forma lanceolada que, partiendo de una anchura de 1 cm., aumenta hasta alcanzar a
los 6 cm. los 3 cm. de anchura, disminuyendo a partir de este momento hacia la punta. El cubo de
enmangue se prolonga a partir de la hoja, que en su punto de unión pasa a adaptar su forma laminar
a la circular de aquel. Con una longitud de 9,5 cm., muestra una forma troncocónica que va aumentando desde el mismo ancho inicial de la hoja hasta alcanzar en su extremo final los 2 cm. de diámetro.
A 0,5 cm. de la base del cubo de enmangue y alineado con el filo de la hoja, se aprecia un orificio
circular de 0,3 cm. de diámetro, opuesto al cual se manifiesta una pérdida de forma triangular. El
ejemplar se encuentra restaurado, así como enmangado en un asta de madera fabricada a su medida.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se halla expuesta en la
vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito rural.
Precisamente es a consecuencia de su inclusión en el discurso expositivo del Museo por lo que se ha
procedido a enmangarla en un asta de madera que facilite su mejor comprensión por parte del público.
18.6. Punta de lanza de hierro (inv. 30304).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la hoja y cubo de enmangue. Mide una
longitud total de 21,9 cm. La hoja, constituida por una lámina de unos 15,5 cm. de longitud, presenta
una forma lanceolada que, partiendo de una anchura de 4 cm., aumenta hasta alcanzar en su zona
media los 4,7 cm., disminuyendo después hasta el momento de su fractura. El cubo de enmangue se
prolonga a partir de la hoja, que en su punto de unión pasa disminuir su anchura mediante un ángulo
de 45º para adaptar su forma laminar a la circular de aquel. Con una longitud de 6,4 cm. en su porción conservada, muestra una forma troncocónica que va aumentando desde el mismo ancho inicial
de la hoja hacia su extremo final, no pudiendo conjeturarse la anchura máxima que pudo alcanzar
53
debido a la fractura de la pieza por este punto. A través de la fractura y hasta el inicio de la hoja,
puede apreciarse la oquedad interna del cubo de enmangue, que reproduce en su recorrido la forma
externa de éste.
18.7. Punta de lanza de hierro (inv. 2181).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Fragmento de punta de lanza, correspondiente a parte de la hoja de la misma. Mide una
longitud total de 16,8 cm. La hoja está constituida por una lámina en forma de un triángulo isósceles
que arranca en su base con 3,6 cm. de anchura y va disminuyendo hacia la punta. Un potente nervio
recorre por su mitad cada una de las caras de la hoja.
Comentario: Según el libro de registro del Museo, debe tratarse de una de las piezas excavadas por
Mélida y Macías en el solar del Teatro con anterioridad a la Guerra Civil.
18.8. Punta de lanza de hierro (inv. 4844).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y parte del cubo de enmangue. Mide una longitud total de 19,5 cm. La hoja, constituida por una lámina de unos 15 cm. de longitud, presenta una
forma lanceolada que, partiendo de una anchura de 1,5 cm., aumenta por espacio de unos 5,5 cm.
hasta alcanzar los 2,2 cm. de anchura máxima, disminuyendo a partir de este momento hacia la
punta. El cubo de enmangue se prolonga a partir de la hoja, que en su punto de unión pasa a adaptar
su forma laminar a la circular de aquel. Con una longitud de 4,5 cm. en su porción conservada, muestra una forma troncocónica que va aumentando desde el mismo ancho inicial hacia su extremo final,
no pudiendo conjeturarse la anchura máxima que pudo alcanzar debido a la fractura de la pieza por
este punto. A través de la fractura y hasta el inicio de la hoja, puede apreciarse parte de la oquedad
interna del cubo de enmangue, que reproduce en su recorrido la forma externa de éste. Desde el
inicio de la fractura y en el resto de su recorrido, dicha oquedad está rellena por una materia de aspecto terroso.
Comentario: La materia presente al interior de la oquedad del cubo de enmangue, si bien podría ser
simplemente tierra, muestra un aspecto extraño que incita a preguntarse si no se trata de restos de la
madera del asta. Para poder determinarlo sería conveniente analizar una muestra a partir de la cual
podría obtenerse, en caso de ser madera, una de las pocas cronologías más o menos exactas del total
de los ejemplares analizados.
18.9. Punta de lanza de hierro (inv. 5874).
Procedencia: Necrópolis oriental.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la hoja y cubo de enmangue. Mide una
longitud total de 18,2 cm. La hoja, constituida por una lámina de unos 13 cm. de longitud, se encuentra muy deteriorada, estando integrada por un nervio central de 0,8 cm. de grosor máximo en
torno al cual se distribuyen una serie de fragmentos de la hoja a uno y otro lado. Los citados fragmentos se concentran sobre todo ya en el tercio final de la hoja donde, partiendo de una anchura
máxima de 1,8 cm. parecen ir disminuyendo hacia la punta. El cubo de enmangue se prolonga a
partir del nervio la hoja. Con una longitud de 5,2 cm. en su porción conservada, muestra una forma
troncocónica que va aumentando desde el ancho inicial del nervio hacia su extremo final, donde en
el momento de su conclusión alcanza una anchura máxima de 1,9 cm. A través de la fractura y hasta
el inicio de la hoja, puede apreciarse la oquedad interna del cubo de enmangue, que reproduce en
su recorrido la forma externa de éste.
Comentario: Se trata de la primera de las piezas de este tipo con una procedencia conocida en las
colecciones del Museo. Ésta se corresponde a un ámbito funerario, de donde ingresan el mismo año
una serie de objetos publicados de modo sumario por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del
Museo correspondiente al año 1945. No obstante y entre los mismos no parece identificarse el presente ejemplar.
18.10. Punta de lanza de hierro (inv. 11563).
Procedencia: Necrópolis oriental - Cuartel de artillería. Galería de tiro.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y parte del cubo de enmangue. Mide una lon-
54
gitud total de 24,2 cm. La hoja, constituida por una lámina de unos 18,3 cm. de longitud, presenta
una forma lanceolada que, partiendo de una anchura de 1,4 cm. aumenta por espacio de unos 3,5
cm. hasta alcanzar los 3 cm. de anchura máxima, disminuyendo a partir de este momento hacia la
punta. Un nervio recorre por su mitad una de las caras de la hoja durante el primer tercio de la misma.
El cubo de enmangue se prolonga a partir de la hoja, que en su punto de unión pasa a adaptar su
forma laminar a la circular de aquel. Con una longitud de 5,9 cm. en su porción conservada, muestra
una forma troncocónica que va aumentando desde el mismo ancho inicial de la hoja hasta alcanzar
en el momento de su fractura los 2 cm. de diámetro máximo. La consolidación de una serie de concreciones en su interior impide apreciar la totalidad de su oquedad interna, apenas visible por espacio
de 1,5 cm. en su inicio.
18.11. Punta de lanza de hierro (inv. 11564).
Procedencia: Necrópolis oriental.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y cubo de enmangue. Mide una longitud total
de 22,5 cm. La hoja, constituida por una lámina de unos 16,5 cm. de longitud, presenta una forma
lanceolada que, partiendo de una anchura de 1,3 cm. aumenta por espacio de unos 4,5 cm. hasta alcanzar los 2,6 cm. de anchura máxima, disminuyendo a partir de este momento hacia la punta. Un
potente nervio recorre por su mitad cada una de las caras de la hoja. El cubo de enmangue se prolonga a partir de la hoja, que en su punto de unión pasa a adaptar su forma laminar a la circular de
aquel. Con una longitud de 6 cm., muestra una forma troncocónica que va aumentando desde el
mismo ancho inicial de la hoja hasta alcanzar en su extremo final los 1,5 cm. de diámetro máximo.
La consolidación de una serie de concreciones en su interior impide apreciar la totalidad de su oquedad interna, apenas visible por espacio de unos 1 cm. en su inicio. El ejemplar se encuentra restaurado.
18.12. Punta de lanza de hierro (inv. 19567).
Procedencia: Teatro romano - Calzada.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y cubo de enmangue. Mide una longitud total
de 6,7 cm. La punta, de unos 1,8 cm. de longitud, presenta una forma piramidal integrada a su vez
por una base en forma de triángulo equilátero de 1,3 cm. de lado y tres caras en forma de triángulos
isósceles. El cubo de enmangue se prolonga a partir de la punta, que en su punto de unión pasa a
adaptar su forma triangular a la circular de aquella. Con una longitud de 5,1 cm., muestra una forma
troncocónica que va aumentando desde los 0,6 cm. de diámetro de su inicio hasta alcanzar en su extremo final 1,2 cm. de diámetro máximo. Desde su cierre y hasta el inicio de la punta, puede apreciarse
la oquedad interna del cubo de enmangue, que reproduce en su recorrido la forma externa de éste.
El cubo de enmangue, en el momento de su cierre, presenta una pequeña fractura en uno de sus laterales. La pieza en su conjunto conserva en parte de su superficie restos de un recubrimiento de tonalidad dorada.
Comentario: Más que ante una punta de lanza, nos hallamos ante la de un objeto diferente pero próximo por su uso a la misma, como era la jabalina. Por lo demás, la tonalidad dorada del recubrimiento
de parte de la pieza, unida a su contexto de hallazgo y su inusitado tipo, nos hacen pensar en que
ésta no constituyó un ejemplar utilitario, sino que pudo estar asociada a alguna escultura.
18.13. Punta de lanza de hierro (inv. 26230).
Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 4-B.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y cubo de enmangue. Mide una longitud total
de 20,8 cm. La hoja, constituida por una lámina de unos 15,5 cm. de longitud, presenta una forma
lanceolada que, partiendo de una anchura de 1 cm., aumenta hasta alcanzar en su zona media los
2,8 cm., disminuyendo a partir de este momento hacia la punta. Un potente nervio recorre por su
mitad cada una de las caras de la hoja. El cubo de enmangue se prolonga a partir de la hoja, que en
su punto de unión pasa a adaptar su forma laminar a la circular de aquel. Con una longitud de 5,3
cm., muestra una forma troncocónica que va aumentando desde el mismo ancho inicial de la hoja
hasta alcanzar, próximo a su extremo final, los 1,7 cm. de diámetro máximo, momento en el cual reduce levemente su anchura para culminar con 1,5 cm. La consolidación de una serie de concreciones
en su interior impide apreciar la totalidad de su oquedad interna, apenas visible por espacio de unos
55
0,5 cm. en su inicio. El ejemplar se encuentra restaurado.
Comentario: La pieza ha sido restaurada, presentando un buen estado de conservación general y, si bien
ha perdido algunos fragmentos en los filos de la hoja, puede considerarse un ejemplar completo.
18.14. Punta de lanza de hierro (inv. 35994).
Procedencia: Alcazaba - Campaña 1987. Cata 1, Capa 4.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí.
Entre los fragmentos que unen puede recomponerse parte de la hoja y del cubo de enmangue, que
conforman un conjunto de una longitud total difícil de determinar. La hoja, constituida por una lámina
de sección romboidal y 3,5 cm. de anchura media, comienza a disminuir en su tercio final hacia la
punta. El cubo de enmangue se prolonga a partir de la hoja, que en su punto de unión pasa a adaptar
su forma laminar a la circular de aquel. Con una longitud de unos 6,5 cm., muestra una forma troncocónica que va aumentando desde el mismo ancho inicial de la hoja hasta alcanzar en su extremo final
los 2,1 cm. de diámetro máximo. Desde su cierre y hasta el inicio de la hoja puede apreciarse la oquedad
interna del cubo de enmangue, que reproduce en su recorrido la forma externa de éste.
Comentario: Uno de los fragmentos que componen el ejemplar parece no estar relacionado con el
mismo, y consistir más bien en parte de una punta de flecha que, debido al elevado deterioro de la
pieza, ha sido asociado con parte de la misma. Percibido el error, hemos desglosado dicho fragmento,
dándole el número de catálogo 20.2.
19. Regatones
19.1. Regatón de hierro (inv. 4893).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 4,7 cm. Está conformado por una lámina que se dobla sobre sí adoptando una forma cónica de 3 cm. de diámetro máximo en su base.
El perfil de esta última se encuentra deformado así mismo en varios puntos de su superficie, de modo
que muestra una apariencia algo irregular.
Comentario: Hemos identificado el objeto con un regatón debido a su claro destino a servir de remate
a algún vástago que debió de ir introducido en su interior. No obstante, casi más que a una lanza pudo
estar asociado a una jabalina, según se colige de sus reducidas dimensiones, notoriamente menores que
las de las otras dos piezas encuadradas en de este mismo tipo dentro de nuestro catálogo.
19.2. Regatón de hierro (inv. 25066).
Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 9-A.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en múltiples fragmentos, algunos de los cuales unen entre
sí. Mide una longitud máxima de 18,5 cm. El fragmento principal muestra una forma cónica fracturada
en su base. Próximo al momento de su fractura, en uno de los laterales del fragmento se abre una
larga fisura que aumenta con su desarrollo por espacio de unos 6 cm. A través de la fractura puede
apreciarse parte de la oquedad interna del fragmento, que reproduce en su recorrido su forma externa.
A los 4 cm. de su inicio y en el resto de su recorrido, dicha oquedad está rellena por una materia de
aspecto terroso.
Comentario: El buen estado de conservación del fragmento descrito nos conduce a pensar que el resto
de los fragmentos consisten en realidad en una cobertura externa del mismo que, constituida por una
lámina independiente, ha terminado por desprenderse de él. En tal caso, dichos fragmentos, que muestran a diferencia del principal una avanzada corrosión tanto en su cara interna como en su cara externa,
habrían propiciado el buen estado de este último debido a que lo habrían protegido hasta el momento
de su desprendimiento. Para la confirmación de tal hipótesis consúltese el comentario a la siguiente
entrada.
19.3. Regatón de hierro (inv. 25342).
Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 2-C.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en múltiples fragmentos, algunos de los cuales unen entre
sí. Mide una longitud máxima de 20,5 cm. El fragmento principal muestra una forma cónica fracturada
en su base. Próximo al momento de su fractura, dicho fragmento presenta una serie de concreciones
de forma laminar que simulan estar adheridas a su superficie. A través de la fractura puede apreciarse
56
parte de la oquedad interna del fragmento, que reproduce en su recorrido su forma externa. A los 7
cm. de su inicio y en el resto de su recorrido, dicha oquedad está rellena por una materia de aspecto
terroso.
Comentario: La serie de concreciones adheridas a la superficie del fragmento principal confirman la
hipótesis que respecto al estado de conservación y la relación entre los diferentes fragmentos se plantea
en la entrada precedente. Por ello y también para la presente se baraja una similar propuesta.
20. Puntas de flecha
20.1. Punta de flecha de hierro (inv. 30227).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de punta y cubo de enmangue. Mide una longitud total
de 5,8 cm. La punta en cuestión, constituida por una lámina de unos 3 cm. de longitud, presenta una
forma de triángulo isósceles que, partiendo de una anchura de 1,8 cm. va disminuyendo hacia la
punta. Ésta se prolonga en su base por espacio de 0,5 cm. a través de unas aletas de forma triangular.
El cubo de enmangue se prolonga a partir de la punta, que en su punto de unión pasa a adaptar su
forma laminar a la circular de aquel por medio de una doble inflexión producida en la lámina que
sirve de base al ejemplar. Con una longitud de 5,3 cm., muestra una forma troncocónica que va aumentando desde los 0,8 cm. de diámetro de su inicio hasta alcanzar en su extremo final 1 cm. de diámetro máximo.
Comentario: El proceso de manufactura de la pieza resulta interesante por su manifiesta transparencia:
en él debió de intervenir una lámina de partida sobre la cual, una vez que se realizaran sendos cortes
para dar lugar a las aletas, los laterales restantes en el área de su base se cerrarían sobre el asta de la
flecha para constituir el cubo de enmangue del ejemplar.
20.2. Punta de flecha de hierro (inv. 35994).
Procedencia: Alcazaba - Campaña 1987. Cata 1, Capa 4.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de punta y cubo de enmangue. Mide una longitud total
de 6,3 cm. La punta en cuestión, constituida por una lámina de unos 3,5 cm. de longitud, presenta
una forma lanceolada que, partiendo de una anchura de 0,7 cm. aumenta por espacio de unos 1,8
cm. hasta alcanzar los 1,7 cm. de anchura máxima, disminuyendo después hasta el momento de su
fractura. El cubo de enmangue se prolonga a partir de la punta, que en su punto de unión pasa a
adoptar su forma laminar a la circular de aquel por medio de una doble inflexión producida en la lámina que sirve de base al ejemplar. Con una longitud de 2,2 cm., muestra una forma troncocónica
que va aumentando desde los 0,7 cm. de diámetro de su inicio hasta alcanzar en su extremo final 1
cm. de diámetro máximo.
Comentario: El presente ejemplar ha sido excepcionalmente desglosado a partir de un número de inventario que, seguramente debido al mal estado de conservación de los fragmentos que lo componen,
ha sido interpretado como una única pieza. En cualquier caso, la pieza a la que se encontraba asociado era la punta de lanza 18.14 de nuestro catálogo.
21. Balas de cañón
21.1. Bala de cañón de hierro (inv. 11701).
Procedencia: Alcazaba.
Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro máximo de 8 cm. Está conformado por una forma
esférica regular maciza. Presenta numerosas concreciones.
Comentario: El uso militar de la Alcazaba se prolongó hasta una fecha avanzada, y ello podría explicar
el contexto de hallazgo de la pieza. Su datación debe corresponder ya a la Edad Moderna, si no a comienzos de la Contemporánea, antecediéndola en un mismo sentido pero desde una cronología indudablemente medieval la nutrida colección de bolaños de piedra que, con una idéntica procedencia,
se conservan en las colecciones del Museo.
21.2. Bala de cañón de hierro (inv. 13259).
Procedencia: Alcazaba - Muralla del río.
57
Descripción: Fragmento de bala de cañón, correspondiente a aproximadamente la mitad de la misma.
Mide un diámetro máximo de 16,3 cm. Está conformado por una forma esférica regular cuyo interior
está hueco, mostrando unas paredes de 2,8 cm. de grosor. En uno de los puntos de su fractura presenta la mitad de un orificio circular de 2,5 cm. de diámetro, incompleto debido a que lo secciona la
fractura en cuestión.
Comentario: El ejemplar, con un calibre mayor que el de los otros dos custodiados en el Museo, pertenece a una tipología destinada a la contención de un explosivo en su interior: ello justifica que se
encuentre hueca en su interior, así como que presente un orificio entre la oquedad interna y el exterior,
destinado a dar paso a la mecha. Por lo demás, la cronología de la bala se remonta ya a la Edad Moderna, si no incluso a inicios de la Contemporánea.
21.3. Bala de cañón de hierro (inv. 15508).
Procedencia: Columbarios (procedencia dudosa)
Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro máximo de 8 cm. Está conformado por una forma
esférica regular maciza. Presenta numerosas concreciones.
Comentario: El presente objeto, entregado al Museo en 1972, hace declarar en el Libro de Registro
su procedencia como dudosa. La ficha manual lo interpreta como una bola de sumidero. Más bien
debe tratarse de un proyectil de la Edad Moderna, mostrando además un calibre idéntico al descrito
en la entrada 21.1. El contexto de hallazgo de la pieza, de resultar veraz, resulta en principio algo extraño, pudiendo explicarse únicamente por ser el punto en el que cayó la bala en el devenir de alguna
de las guerras acaecidas en la frontera con Portugal ya en la Edad Moderna, si no a comienzos de la
Contemporánea.
22. Hachas
22.1. Hacha de hierro (inv. 30128).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº)..
Descripción: Ejemplar completo, compuesto por dos hojas y un ojo de ástil. Mide una longitud total
de unos 21,5 cm. La primera de las hojas, dispuesta en sentido vertical y con unos 10 cm. de longitud,
está conformada por una placa de forma trapezoidal, con los lados mayores levemente cóncavos, y
el lado correspondiente al filo levemente convexo. Dicho trapecio, transcurridos 3 cm. en los que
mantiene una anchura estable de 2,9 cm., va ensanchándose hasta alcanzar los 5,8 cm. en el extremo
correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde
los 2 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. La segunda de las hojas,
dispuesta también en sentido vertical y con unos 7,5 cm. de longitud, está conformada por una placa
doblada en un cuarto de círculo y terminada en punta. Ésta arranca con 3 cm. de anchura, disminuyendo paulatinamente hasta terminar en la punta. Su sección es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2 cm. de grosor de su arranque hasta constituir la punta en su extremo final. El
ojo de ástil se prolonga a partir de las hojas, aumentando la anchura inicial de las mismas por ambos
lados hasta alcanzar los 2,8 cm. En su interior se desarrolla un orificio elíptico de 2,8 cm. de diámetro
máximo por 2 cm. de diámetro mínimo, disponiendo su longitud mayor perpendicular al sentido de
las hojas. El ejemplar se encuentra restaurado, así como enmangado en un asta de madera fabricada
a su medida.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios. Sin embargo, hemos de advertir que
por paralelos tipológicos y antes que ante un ejemplar utilitario, podríamos hallarnos ante un arma
de guerra, al igual que sucede aún con más claridad con el hacha de la siguiente entrada. De ser así,
la cronología de la pieza podría retrasarse hasta por lo menos la Antigüedad tardía.
22.2. Hacha de hierro (inv. 2182).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto por dos hojas y un ojo de ástil. Mide una longitud total
de unos 25,5 cm. La primera de las hojas, dispuesta en sentido vertical y con unos 11,5 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal, con los lados mayores levemente cóncavos, y el lado correspondiente al filo levemente convexo. Dicho trapecio va ensanchándose desde los
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2,4 cm. de su arranque hasta alcanzar los 8,7 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección
de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2 cm. de grosor de su arranque
hasta constituir el filo en su extremo final. La segunda de las hojas, dispuesta también en sentido vertical y con unos 11,3 cm. de longitud, está conformada por una placa doblada en un cuarto de círculo
y terminada en un filo cóncavo. Ésta arranca con 2,6 cm. de anchura para alcanzar a los 3 cm. del
mismo una media de 3,5 cm. que se mantendrá hasta prácticamente su extremo final, donde vuelve
a ensancharse ya próximo a su término para alcanzar los 3,8 cm. Su sección muestra una forma de
triángulo isósceles en su inicio, aplanándose en su extremo final, de modo que en su lateral interno
presenta una suerte de canto que se va adelgazando paulatinamente desde los 2 cm. de grosor de su
inicio hasta la punta, mientras que en el lateral externo presenta en todo su recorrido un filo continuado. El ojo de ástil se prolonga a partir de las hojas, aumentando la anchura inicial de las mismas
por ambos lados hasta alcanzar los 4,8 cm. En su interior se desarrolla un orificio en forma de círculo
irregular de unos 2 cm. de diámetro. La consolidación de una serie de concreciones a su interior impide apreciar la totalidad de su oquedad interna, prácticamente sellada en su extremo superior.
Comentario: Nos hallamos sin duda ante un ejemplar de notable interés debido a lo inusitado de su
forma. Ésta muestra de partida una incógnita funcional que arrastra otra de índole cronológica. Y es
que, debido a la prolongación curvada de uno de sus extremos, resulta difícil hallar paralelos seguros
a la pieza durante el periodo romano, habiéndose percibido únicamente ciertas similitudes formales
con alguna pieza catalogada como un tipo de arma arrojadiza datada ya en la Antigüedad tardía.
Nos estamos refiriendo al hacha de guerra conocida ya en la Baja Edad Media con el nombre de
“Francisca”, y que sabemos que fue usada por el ejército visigodo gracias a testimonios como el de
Isidoro de Sevilla.
22.3. Hacha de hierro (inv. 353).
Procedencia: Paseo del Arrabal - Fábrica de jabón.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto por dos hojas y un ojo de ástil. Mide una longitud total
de unos 23,2 cm. La primera de las hojas, dispuesta en sentido vertical y con unos 10 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal, con su lado mayor inferior levemente cóncavo, y el opuesto bastante deteriorado. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 2,4 cm. de su
arranque hasta alcanzar los 8,7 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es
rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2 cm. de grosor de su arranque hasta constituir
el filo en su extremo final. La segunda de las hojas, dispuesta también en sentido vertical y con unos
10,5 cm. de longitud está conformada por una placa doblada en un cuarto de círculo por espacio
de unos 8 cm. para volverse sobre sí y prolongarse bajo la forma de medio círculo hasta su conclusión. Ésta arranca con 3,3 cm. de anchura, disminuyendo paulatinamente hasta terminar en punta.
Su sección es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2 cm. de grosor de su arranque
hasta constituir la punta en su extremo final. El ojo de ástil se prolonga a partir de las hojas, aumentando la anchura inicial de las mismas por ambos lados hasta alcanzar los 3,5 cm., así como su altura
hasta alcanzar los 4 cm. En su interior se desarrolla un orificio elíptico de 3,5 cm. de diámetro máximo
por 2,5 cm. de diámetro mínimo, disponiendo su longitud mayor perpendicular al sentido de las
hojas. El ejemplar se encuentra restaurado, así como enmangado un asta de madera fabricada a su
medida.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios.
22.4. Hacha de hierro (inv. 8651).
Procedencia: Anfiteatro romano - Entrada principal. Acceso derecho al graderío alto.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto por dos hojas y un ojo de ástil. Mide una longitud total
de unos 24 cm. La primera de las hojas, dispuesta en posición vertical y con unos 8 cm. de longitud,
está conformada por una placa de forma trapezoidal, con los lados mayores levemente cóncavos y el
lado correspondiente al filo levemente convexo. Ésta va ensanchándose desde los 4 cm. de su arranque hasta alcanzar los 7,5 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2,5 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el
filo en su extremo final. La segunda de las hojas, en posición horizontal y con unos 11 cm. de longitud,
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está conformada por una placa de forma trapezoidal, con el lado correspondiente al filo levemente
convexo. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 2 cm. de su arranque hasta alcanzar los 4,8 en
el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es trapezoidal en su inicio, partiendo de 3,7
cm. de grosor, aumentando hasta los 4 a los 2 cm. y adelgazándose paulatinamente desde este punto
hasta constituir el filo en su extremo final. El ojo de ástil se prolonga a partir de las hojas, presentando
su misma anchura. En su interior se desarrolla un orificio en forma de círculo irregular de unos 3 cm.
de diámetro. La consolidación de una serie de concreciones a su interior impide apreciar la totalidad
de su oquedad interna, llegando a rebasarla por ambos extremos.
Comentario: Nos hallamos ante un ejemplar que, catalogado inicialmente como azada, hace primar
no obstante y con claridad el desarrollo de su hoja vertical sobre la horizontal, dando prioridad así a
su función de hacha sobre la de azada. El contexto en el que fue hallada nos motiva a pensar a raíz
de tan singular forma si no nos hallamos ante uno de los instrumentos que intervinieron en el desmonte del monumento a cuyo ámbito se asocia, si no incluso con un uso militar del mismo (véase el
capitulo correspondiente a la procedencia de los ejemplares analizados).
22.5. Hacha de hierro (inv. 28175).
Procedencia: Calle Diego María Crehuet.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto por dos hojas y un ojo de ástil. Mide una longitud total
de 24,5 cm. Cada una de las hojas, con unos 10 cm. de longitud, está conformada por una placa de
forma trapezoidal, con los lados mayores levemente cóncavos y el lado correspondiente al filo levemente convexo. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 4,5 cm. de su arranque hasta alcanzar,
en un caso los 8 cm. y en el otro los 8,5 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la
hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2,3 cm. de grosor de su arranque hasta
constituir el filo en su extremo final. El ojo de ástil se prolonga a partir de las hojas, presentando su
misma anchura. En su interior se desarrolla un orificio elíptico de 3 cm. de diámetro máximo por 1,8
cm. de diámetro mínimo, disponiendo su longitud mayor perpendicular al sentido de las hojas. El
ejemplar se encuentra restaurado.
Comentario: La pieza fue hallada casualmente durante la realización de unas obras de infraestructura,
ingresando en el Museo de manera aislada tras su compra a Severiano Carmona Salguero. Si bien
nos hallamos con una tipología, la del hacha de doble filo, con un uso constatado desde la Antigüedad,
su escasa variación formal hasta el presente, unida a la carencia de un contexto claro para el hallazgo
del ejemplar, nos conducen a barajar junto a otras su posible datación ya en época moderna o incluso
contemporánea.
22.6. Hacha de hierro (inv. 36002).
Procedencia: Alcazaba - Campaña 1987. Cata C-E-1, Capa 4.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total
de unos 17 cm. La hoja, con unos 13 cm. de longitud, está conformada por una larga placa de forma
trapezoidal, con los lados mayores levemente cóncavos, y el lado correspondiente al filo levemente
convexo. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 1,5 cm. de su arranque hasta alcanzar los 7
cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 1,4 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. La
espiga de enmangue se limita a continuar en anchura la misma tendencia decreciente de la hoja por
espacio de unos 4 cm. hasta el momento de la fractura de la pieza, donde ha alcanzado ya 1 cm.,
mientras que su grosor se reduce paulatinamente por uno solo de sus frentes, reduciéndose hasta los
0,5 cm. en su extremo final.
Comentario: La pieza se hallaba siglada con anterioridad con el número de inventario 35995. Sin
embargo, éste le estaba asignado también a un anzuelo de bronce, y se determinó que a la azada
debía otorgársele un número nuevo. Aprovechando la existencia de varios números de reserva al
final del intervalo destinado a la campaña de excavaciones en la Alcazaba de 1987, se el otorgó el
36002 que aquí detenta. Formalmente, su filo es similar al de otras piezas catalogadas como espátulas,
pero no así su grosor, lo cual, unido a la longitud de lo que deberíamos interpretar como talón y teniendo en cuenta la presencia de una inflexión en el perfil del mismo, nos conducen a interpretarla
como un hacha de una sola hoja carente de ojo de ástil.
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23. Azadas-hacha
23.1. Azada-hacha de hierro (inv. 37516).
Procedencia: Desconocida.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto por dos hojas y un ojo de ástil. Mide una longitud total
de unos 22,8 cm. La primera de las hojas, dispuesta en posición horizontal y con unos 10,5 cm. de
longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal. Dicho trapecio va ensanchándose
desde los 5,5 cm. de su arranque hasta alcanzar los 6 cm. en el extremo correspondiente al filo. La
sección de la hoja es rectangular, manteniendo un grosor estable de unos 3 cm. en prácticamente
todo su recorrido. La segunda de las hojas, en posición vertical y con unos 6,5 cm. de longitud, está
conformada también por una placa de forma trapezoidal, con el lado correspondiente al filo levemente
convexo. Ésta va ensanchándose desde los 2,5 cm. de su arranque hasta alcanzar los 3 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente
desde los 2,5 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. El ojo de ástil
se prolonga a partir de las hojas, aumentando la anchura inicial de las mismas por ambos lados hasta
alcanzar los 6,5 cm. En su interior se desarrolla un orificio en forma de círculo regular de 3 cm. de
diámetro.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito
rural.
23.2. Azada-hacha de hierro (inv. 5936).
Procedencia: Necrópolis oriental - Zona del Silo.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto por dos hojas y un ojo de ástil. Mide una longitud total
de unos 30 cm. La primera de las hojas, dispuesta en posición horizontal y con unos 17 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal. Dicho trapecio va ensanchándose desde
los 2,3 cm. de su arranque hasta alcanzar los 3,3 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección
de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2,2 cm. de grosor de su arranque
hasta constituir el filo en su extremo final. La segunda de las hojas, en posición vertical y con unos 10
cm. de longitud, está conformada también por una placa de forma trapezoidal, con el lado correspondiente al filo levemente convexo. Ésta va ensanchándose desde los 3 cm. de su arranque hasta
alcanzar los 6 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo
final. El ojo de ástil se prolonga a partir de las hojas, aumentando la anchura inicial de las mismas
por ambos lados hasta alcanzar los 3,8 cm. En su interior se desarrolla un orificio en forma de círculo
regular de 2,5 cm. de diámetro.
Comentario: El hallazgo del ejemplar en un contexto funerario quizá responda al uso agrícola del
mismo, desenvolviendose éste muy probablemente con posterioridad al momento de abandono del
mismo.
23.3. Azada-hacha de hierro (inv. 13392).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto por dos hojas y un ojo de ástil. Mide una longitud total de
unos 21,8 cm. La primera de las hojas, dispuesta en posición horizontal y con unos 11 cm. de longitud,
está conformada por una placa de forma trapezoidal. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 1,5
cm. de su arranque hasta alcanzar los 2,2 cm. ya inmediato al extremo correspondiente al filo, donde
por espacio de 1 cm. se reduce hasta los 2 cm. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 1,8 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. La
segunda de las hojas, en posición vertical y con unos 10 cm. de longitud, está conformada también por
una placa de forma trapezoidal, con el lado correspondiente al filo levemente convexo. Ésta va ensanchándose desde los 2,5 cm. de su arranque hasta alcanzar los 4,9 cm. en el extremo correspondiente al
filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 1,8 cm. de grosor de
su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. El ojo de ástil se prolonga a partir de las hojas,
aumentando la anchura inicial de las mismas por ambos lados hasta alcanzar los 3,2 cm. En su interior
se desarrolla un orificio en forma de círculo regular de 2,2 cm. de diámetro máximo.
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Comentario: Ésta es una de las dos azadas halladas en el curso de las excavaciones de la conocida
como Casa del Mitreo. Junto a las mismas y en relación a un destino semejante, fue hallado también
el pico descrito con el número 25.1 de nuestro catálogo. Sobre a la presencia de instrumentos agrícolas en la Casa del Mitreo, véase el apartado correspondiente a la misma dentro del capítulo sobre
la procedencia de los ejemplares analizados.
23.4. Azada-hacha de hierro (inv. 17148).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto por dos hojas y un ojo de ástil. Mide una longitud total
de unos 28 cm. La primera de las hojas, dispuesta en posición horizontal y con unos 14 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal. Dicho trapecio va ensanchándose desde
los 1,7 cm. de su arranque hasta alcanzar los 3,3 cm. en el extremo correspondiente al filo, donde
presenta algunas pérdidas ya en su extremo final, en uno de sus laterales. La sección de la hoja es
rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2,3 cm. de grosor de su arranque hasta constituir
el filo en su extremo final. La segunda de las hojas, en posición vertical y con unos 10 cm. de longitud,
está conformada también por una placa de forma trapezoidal, con el lado correspondiente al filo levemente convexo. Ésta va ensanchándose desde los 2,8 cm. de su arranque hasta alcanzar los 5,7
cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 1,5 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. El
ojo de ástil se prolonga a partir de las hojas, aumentando la anchura inicial de las mismas por ambos
lados hasta alcanzar los 3,2 cm. En su interior se desarrolla un orificio en forma de círculo regular de
2,7 cm. de diámetro.
Comentario: La pieza se encuentra restaurada. Respecto al contexto de hallazgo de la pieza, véase el
comentario al ejemplar precedente, así como el apartado correspondiente a la Casa del Mitreo dentro
del capítulo sobre la procedencia de los ejemplares analizados.
23.5. Azada-hacha de hierro (inv. 16819).
Procedencia: Columbarios.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto por dos hojas y un ojo de ástil. Mide una longitud total
de unos 33,5 cm. La primera de las hojas, dispuesta en posición horizontal y con unos 21 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal, con el lado correspondiente al filo levemente convexo. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 3 cm. de su arranque hasta alcanzar los
6,8 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose
paulatinamente desde los 2,5 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final.
La segunda de las hojas, en posición vertical y con unos 8 cm. de longitud, está conformada también
por una placa de forma trapezoidal, con el lado correspondiente al filo levemente convexo. Ésta va
ensanchándose desde los 3,6 cm. de su arranque hasta alcanzar los 4,5 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 1,4 cm.
de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. El ojo de ástil se prolonga a partir
de las hojas, aumentando la anchura inicial de las mismas por ambos lados hasta alcanzar los 4 cm.
En su interior se desarrolla un orificio elíptico de 3,5 cm. de diámetro máximo por 3,1 cm. de diámetro
mínimo, disponiendo su longitud mayor perpendicular al sentido de las hojas.
Comentario: La pieza presenta un buen estado de conservación, si bien se halla asociada a una serie
de fragmentos que se han desprendido de la misma como producto de la erosión, dejando más clara
su forma original como producto de su desprendimiento.
23.6. Azada-hacha de hierro (inv. 34508).
Procedencia: Alcazaba - Campaña 1986. Cata D-1, Capa 13. Bajo pavimento de granito.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto por dos hojas y un ojo de ástil. Mide una longitud total
de unos 20 cm. La primera de las hojas, dispuesta en posición horizontal y con unos 10,5 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal. Dicho trapecio va ensanchándose desde
1 cm. en su arranque hasta alcanzar los 2,5 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de
la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2,3 cm. de grosor de su arranque
hasta constituir el filo en su extremo final. La segunda de las hojas, en posición vertical y con unos
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6,3 cm. de longitud, está conformada también por una placa de forma trapezoidal, con el lado correspondiente al filo muy deteriorado, no pudiendo determinarse su forma original exacta. Ésta va
ensanchándose desde los 2,5 cm. de su arranque hasta alcanzar los 4,3 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 1,5 cm.
de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. El ojo de ástil se prolonga a partir
de las hojas, manteniendo la anchura inicial de las mismas. En su interior se desarrolla un orificio
elíptico de 3 cm. de diámetro máximo por 1,7 cm. de diámetro mínimo, disponiendo su longitud
mayor perpendicular al sentido de las hojas.
Comentario: El tamaño del ejemplar es muy reducido, y pese a que fue restaurado en el pasado, actualmente se ha desprendido la mayoría de la superficie asociada a dicha intervención. En fin, la hoja
parece hallarse ligeramente doblada como producto quizá de un abuso en el manejo de la pieza antes
de su abandono.
23.7. Azada-hacha de hierro (inv. 35013).
Procedencia: Proserpina - Conducción hidráulica.
Descripción: Ejemplar completo, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre
sí, y compuesto por dos hojas y un ojo de ástil. Mide una longitud total de unos 25,5 cm. La primera
de las hojas, dispuesta en posición horizontal y con unos 12 cm. de longitud, está conformada por
una placa de forma rectangular, con el lado correspondiente al filo levemente convexo. Dicho rectángulo mantiene hasta su terminación una anchura media de unos 3,4 cm. La sección de la hoja
es también rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 3,2 cm. de grosor de su arranque
hasta constituir el filo en su extremo final. La segunda de las hojas, en posición vertical y con unos
10,5 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal, con uno de los lados
mayores levemente cóncavo y el lado correspondiente al filo levemente convexo. Ésta va ensanchándose desde los 3 cm. de su arranque hasta alcanzar los 8,3 cm. en el extremo correspondiente
al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los en torno a
3,5 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. El ojo de ástil se prolonga a partir de las hojas, aumentando la anchura inicial de las mismas por ambos lados hasta alcanzar los 4 cm. En su interior se desarrolla un orificio en forma de círculo regular de unos 3 cm.
de diámetro. La consolidación de una serie de concreciones a su interior impide apreciar su oquedad interna.
Comentario: Según la información aportada por la ficha manual, la pieza se localizó en la “zona del
canal, a 4,3 m. de la parte alta y 1,6 de la boca de salida”, añadiéndose: “La pieza fue hallada con
motivo de las prospecciones geofísicas llevadas a cabo por María del Carmen Hernández y Jesús García-Morant, de la escuela de topografía. Dicha prospección tenía por objeto presentar sus resultados
en las XXV Jornadas de Geofísica y Teledetección aplicadas a la Arqueología, y contó con la supervisión de José María Álvarez”. En cualquier caso, podría no estar relacionada con la conducción o su
mantenimiento, y sí más bien con la explotación agrícola del entorno.
24. Azadas
24.1. Azada de hierro (inv. 37508).
Procedencia: Desconocida.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto por una hoja y un ojo de ástil. Mide una longitud total
de unos 32,5 cm. La hoja, dispuesta en posición horizontal y con unos 28 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal, con los lados correspondientes a su base y su filo levemente convexos. Dicho trapecio va estrechándose desde los 18,5 cm. de su arranque hasta alcanzar
los 9 cm. en el extremo correspondiente al filo. El ojo de ástil se prolonga a partir de la hoja hacia
una de sus caras, estando desplazando su eje en ángulo oblicuo respecto a la misma. Éste se halla
conformado por una lámina de uno 3 cm. de anchura por 1 cm. de grosor que se dobla sobre sí para
cerrarse en un aro bajo la forma de un círculo regular de unos 6 cm. de diámetro.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la
vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito rural. Debido a sus dimensiones, más que como una azada podríamos definir el objeto como un azadón.
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24.2. Azada de hierro (inv. 35993).
Procedencia: Alcazaba - Campaña 1987. Sector E-1 F-1 C-12.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto por una hoja, un corto talón y un ojo de ástil. Mide una
longitud total de unos 20 cm. La hoja, dispuesta en posición horizontal y con unos 14,5 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal, con el lado correspondiente al filo levemente convexo. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 2,5 cm. de su arranque hasta alcanzar
los 6 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose
paulatinamente desde los 2,3 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo. En el extremo
opuesto a la hoja se dispone el talón, que presenta forma de pirámide truncada, hallándose conformado por un cuadrado regular de 2,5 cm. de anchura que disminuye de grosor hacia su exterior para
rematar en un rectángulo de 2 cm. de anchura por 1,5 cm. de grosor. El ojo de ástil se prolonga a
partir de los dos elementos descritos, aumentando su anchura inicial por ambos lados hasta alcanzar
los 4 cm. En su interior se desarrolla un orificio en forma de círculo regular de 3,2 cm. de diámetro.
Comentario: Nos hallamos ante la única azada que puede definirse estrictamente como tal en las colecciones del Museo, careciendo como carece de la hoja vertical con la que se hallan dotadas en el
extremo opuesto al de la hoja horizontal todas las restantes.
25. Picos
25.1. Pico de hierro (inv. 17147).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto por una hoja, una punta y un ojo de ástil. Mide una longitud total de unos 27,4 cm. La hoja y la punta se disponen en torno al ojo de ástil adoptando una
forma arqueada. La hoja en cuestión, dispuesta en posición horizontal y con unos 12,5 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal. Dicho trapecio va ensanchándose desde
los 2 cm. de su arranque hasta alcanzar los 2,7 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección
de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 1,7 cm. de grosor de su arranque
hasta constituir el filo en su extremo final. La punta, con unos 12,5 cm. de longitud, presenta la forma
de un vástago de sección cuadrangular. Éste va adelgazándose paulatinamente desde los 2 cm. de
anchura por 1,5 cm. de grosor en la zona de su arranque hasta constituir la punta en cuestión en su
extremo final. El ojo de ástil se prolonga a partir de la hoja y la punta, aumentando el grosor inicial
de éstas por ambos lados hasta alcanzar los 2,2 cm. de altura. En su interior se desarrolla un orificio
en forma de círculo regular de 2,3 cm. de diámetro. El ejemplar se encuentra restaurado.
Comentario: Respecto al contexto de hallazgo de la pieza, véase el comentario a la azada-hacha 23.3
de nuestro catálogo así como el apartado correspondiente a Casa del Mitreo, dentro del capítulo sobre
la procedencia de los ejemplares analizados.
26. Legones
26.1. Legón de hierro (inv. 7793).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto por una hoja y una espiga de enmangue. Mide una longitud
máxima de 19,5 cm. La hoja presenta una forma de placa rectangular, dispuesta en sentido horizontal
y con 4,8 cm. de altura, de cuyos extremos superiores surgen sendas protuberancias: la izquierda es de
mayor tamaño, mostrando la forma de un semicírculo irregular de 1,8 cm. de diámetro; y la derecha de
menor tamaño, en forma de triángulo con uno de sus lados alineados con el lateral de la hoja y 1,3 cm.
de base por 1 cm. de altura. La espiga de enmangue está unida a la hoja por un clavo del que se aprecia
una gruesa cabeza circular de unos 1,5 cm. de diámetro en la cara principal de aquella. La espiga en
cuestión presenta la forma de un semicírculo apuntado en la zona de unión con la hoja, proyectándose
hacia el exterior por medio de una lámina que va disminuyendo de anchura desde los 2 cm. de su inicio
hasta los 0,7 cm. de su terminación. En su recorrido y tras un tramo inicial de 1,5 cm. en que corre paralela a la vertical de la hoja, se inflexiona en ángulo recto hacia una de las caras de esta última, desarrollándose por espacio de 6,2 cm. hasta el momento de su conclusión.
Comentario: Se trata de la única pieza asociada a este tipo dentro de las colecciones del Museo. Ningún indicio acude en ayuda de la determinación de su contexto de hallazgo, si bien, debido al hecho
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de que fue ingresada desde el Almacén del Teatro romano, debe pensarse que se trata de alguno de
los materiales excavados en la ciudad entre 1910 y 1936.
27. Cepillos de carpintero
27.1. Cepillo de carpintero de hierro (inv. 23030).
Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2.
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 26 cm. Está definido por una única pieza
integrada por una hoja central flanqueada por sendos mangos en sus extremos. La hoja, de unos
12,5 cm., está conformada por una lámina alargada con uno de sus laterales recto y el opuesto levemente curvado. El lateral curvado, con unos 0,3 cm. de grosor, va adelgazándose hasta constituir el
filo, situado en el lateral recto. A los dos lados de la hoja, ésta continúa hasta la conclusión de la pieza
mediante sendos conos truncados, que pasan a adaptar el perfil plano de aquella a la sección circular
propia de éstos de una manera progresiva. Ambos arrancan con 1 cm. de grosor, aumentando en un
caso por espacio de unos 7 cm. hasta alcanzar los 1,5 cm. de diámetro en el momento de su terminación y en el otro por espacio de unos 6,5 cm. hasta alcanzar un idéntico diámetro.
Comentario: El presente ejemplar fue hallado en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el
área de los Columbarios en 1973. Hallado en un contexto que en época romana fue eminentemente
funerario, es posible que obedezca, como otros útiles agrícolas hallados en el mismo lugar, a un uso
agrícola del mismo posterior al abandono de la necrópolis.
28. Hoces
28.1. Hoz de hierro (inv. 345).
Procedencia: Desconocida (fondo antiguo).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la hoja y mango. Mide una longitud total
de 13,2 cm. La hoja está conformada por una lámina de 7 cm. de longitud que adopta una forma
curvada, arrancando con una anchura de 1,2 cm. que disminuyen paulatinamente hasta alcanzar los
0,7 cm. en el momento de su fractura, ya próxima a su terminación. Uno de sus laterales conserva el
canto, mientras que el opuesto se adelgaza hasta constituir el filo. El mango se inicia a partir de la lámina misma de la hoja, ampliando paulatinamente su grosor a 2 cm. de su inicio al tiempo que reduce
su anchura por el lado correspondiente al filo mediante un frente de perfil en forma de cuarto de círculo. Éste consiste en un vástago de sección cuadrada y 0,5 cm. de anchura, doblado sobre sí en su
extremo final para adoptar una forma anillada de 1,2 cm. de diámetro, dispuesta horizontalmente
respecto al sentido de la hoja. El ejemplar se encuentra restaurado.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito
rural.
28.2. Hoz de hierro (inv. 5970).
Procedencia: Necrópolis oriental - Zona del Silo.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la hoja y espiga de enmangue. Mide una
longitud total de 20,5 cm. La hoja está conformada por una lámina de 17 cm. de longitud que adopta
una forma curvada, arrancando con una anchura de 1 cm. que aumenta progresivamente hasta alcanzar los 1,9 cm. en su área central, volviendo a disminuir desde este momento hacia la punta, que
se halla fracturada en su extremo final. Así mismo, la hoja presenta en el lateral externo un grosor de
0,5 cm. que va disminuyendo progresivamente hasta constituir el filo en el lateral opuesto. La espiga
de enmangue se desarrolla a partir de la hoja, hallándose conformada por una lámina de 4 cm. de
longitud que, partiendo de 1 cm. de anchura, va adelgazándose hasta alcanzar en el momento de su
terminación los 0,7 cm.
Comentario: La pieza se halla bastante completa a falta de una porción difícil de determinar en el
área de la punta y quizá también parte de la espiga de enmangue. Como otros útiles agrícolas, procede
de un área de necrópolis, estando por lo tanto posiblemente relacionada con un uso posterior de la
misma.
28.3. Hoz de hierro (inv. 6393).
Procedencia: Casa de Luís Díez.
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Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí y compuesto por
parte de la hoja y mango. Mide una longitud total de 12 cm. La hoja está conformada por una lámina
de 6,5 cm. de longitud que adopta una forma curvada, arrancando con una anchura 0,8 cm. que
aumenta progresivamente hasta alcanzar los 1,2 cm. en el momento de su fractura. El mango se
desarrolla a partir de la hoja, hallándose conformado por una lámina de 5,5 cm. de longitud que
mantiene hasta su extremo exterior una anchura media de 0,5 cm., terminando en una serie de protuberancias.
Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194730. La pieza presenta un formato muy reducido que impide asegurar su uso agrícola convencional. Quizá deba achacársele por ello una labor más próxima
al mundo de la viticultura o la jardinería, donde haría las veces de cuchillo especializado, si no incluso
del ámbito lúdico, donde funcionara como juguete de representación realista. Por lo demás, las protuberancias sitas al extremo de su mango podrían ser consecuencia de la presencia en el mismo de
una terminación de forma esférica o algún otro elemento destacado y al que se le atribuyese una función de tope o sujeción.
28.4. Hoz de hierro (inv. 7023).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos unidos entre sí y compuesto por parte
de la hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 21,6 cm. La hoja está conformada por
una lámina de 17 cm. de longitud que adopta una forma curvada, arrancando con una anchura de
1,5 cm. que aumenta progresivamente hasta alcanzar los 3,2 cm. en su área central, volviendo a disminuir desde este momento hacia la punta. La espiga de enmangue se desarrolla a partir de la hoja,
hallándose conformada por un vástago de sección circular de 5,5 cm. de longitud que mantiene hasta
su extremo final una anchura media de 1,5 cm.
Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194831. Hallado en el mismo contexto que toda una serie
de objetos de hierro, así como de unos significativos desechos vítreos, nos mostramos ante el presente
ejemplar con la incertidumbre de si intervino junto a las otras piezas en un taller de vidrio o de si en
realidad pertenece a un nivel diferente, estando asociado con un uso agrícola del lugar posterior al
de la destrucción del taller en cuestión, al parecer acaecida en el Siglo IV.
28.5. Hoz de hierro (inv. 11799).
Procedencia: Alcazaba.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí
y compuesto de hoja y parte de la espiga del enmangue. Mide una longitud total de unos 15,5 cm.
La hoja está conformada por una lámina de unos 13 cm. de longitud que adopta una forma curvada,
arrancando con una anchura de 1 cm. que aumenta progresivamente hasta alcanzar los 2,5 cm. en
su área central, volviendo a disminuir desde este momento hacia la punta. Esta última se halla fracturada en su extremo final, y por espacio de unos 3,5 cm. hasta su conclusión se conserva en un fragmento independiente. La espiga de enmangue se desarrolla a partir de la hoja, hallándose conformada
por una lámina dispuesta en sentido transversal al de la hoja y que en el momento de su inicio se
dobla en ángulo de 45º respecto a la misma para ir estrechándose paulatinamente hacia su extremo,
alcanzando en el momento de su fractura los 3 cm. de longitud.
Comentario: La forma adoptada por la espiga de enmangue parece indicar que el mango en cuestión
se hallaría dispuesto en un ángulo de 45º respecto a la hoja, algo quizá destinado a poder hacer un
mejor uso del objeto en sentido horizontal. Por lo demás, el contexto de hallazgo del ejemplar nos
lleva a asociarlo con el uso agrícola al que se destinó el recinto de la Alcazaba ya en época moderna,
y al cual se vinculan otras piezas halladas en la misma.
28.6. Hoz de hierro (inv. 23015).
Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2.
30
31
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, pág. 42.
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1949, pág. 25.
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Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la hoja y del mango. Mide una longitud
total de 12,7 cm. La hoja está conformada por una lámina de 7,5 cm. de longitud que adopta una
forma curvada, arrancando con una anchura de 0,9 cm. que aumenta progresivamente hasta alcanzar
a los 2 cm. los 1,4 cm. Esta anchura se mantiene de manera uniforme por espacio de unos 6 cm., a
partir de los cuales y durante su tercio final va adelgazándose progresivamente hacia la punta, que se
halla fracturada en su extremo. Así mismo, la hoja presenta en el lateral externo un grosor de 0,2 cm.
que va disminuyendo progresivamente hasta constituir el filo en el lateral opuesto. El mango se desarrolla a partir de la hoja, tras una pequeña inflexión de la misma en su cara interna, hallándose conformado por un vástago de sección circular irregular y 0,5 cm. de diámetro que se desarrolla por
espacio de 4 cm. hasta el momento de su fractura.
Comentario: El presente ejemplar fue hallado en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el
área de los Columbarios en 1973. El formato de la presente pieza parece muy reducido en comparación con el de los ejemplares de uso verdaderamente agrícola. De este modo y de cara a su interpretación funcional, nos remitimos al comentario del ejemplar 28.3 de nuestro catálogo.
29. Podones
29.1. Podón de hierro (inv. 10600).
Procedencia: Caminillo.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la hoja y el mango de la misma. Mide
una longitud total de 31,5 cm. La hoja está conformada por una lámina de 23 cm. de longitud que
adopta una forma levemente curvada, manteniendo hasta el momento de su fractura una anchura
media de entre 4,5 y 5 cm. El mango se desarrolla a partir de la hoja, hallándose conformado por un
vástago de 8,7 cm. de longitud que, partiendo de una sección rectangular con una anchura de 1 cm.
y un grosor de 0,8 cm., va aumentando paulatinamente hasta alcanzar en su terminación una sección
cuadrada de 1,4 cm. de anchura. El ejemplar se encuentra restaurado.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito
rural. Pese a la falta de concreción sobre su procedencia, es posible que el caminillo al que se alude
en ella se situara en un área intermedia entre los Columbarios y el sector del Silo de la Necrópolis
Oriental. De ser así y como en otros casos, nos encontraríamos con piezas quizá depuestas en el lugar
en un momento posterior al del abandono de las necrópolis romanas, cuando comenzara a explotarse
agrícolamente el espacio ocupado por sus primitivas áreas de expansión.
29.2. Podón de hierro (inv. 10606).
Procedencia: Caminillo.
Descripción: Fragmento de podón, correspondiente a la hoja de la misma. Mide una longitud total
de 17 cm. La hoja está conformada por una lámina que en uno de los laterales conserva el canto, el
cual se adelgaza paulatinamente hasta constituir el filo en el opuesto. En su recorrido, la lámina mantiene una anchura uniforme de 5 cm. por espacio de unos 10 cm., momento en el cual comienza a
reducirla al tiempo que se curva hacia la punta, orientada hacia el lateral correspondiente al filo. En
el extremo opuesto, la hoja va reduciendo su grosor por espacio de 1 cm. en el lado correspondiente
también al filo para iniciar una gruesa espiga de enmangue de en torno a unos 4 cm. de anchura,
fracturada en su mismo arranque.
Comentario: En relación al contexto de hallazgo de la pieza, véase el comentario a la entrada precedente.
30. Rejas de arado
30.1. Reja de arado de hierro (inv. 30126).
Procedencia: Desconocido (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 24 cm. Está conformado por un grueso
vástago de sección rectangular que presenta en su parte intermedia 3 cm. de anchura por 2,1 cm. de
grosor. Dicho vástago se dobla en ángulo oblicuo a 8,7 cm. de su terminación por uno de sus extremos, sufriendo primero un engrosamiento con el que, transcurrido 1 cm., alcanza los 3,8 cm. de anchura, y procediendo a continuación a reducir su anchura y grosor hasta terminar en punta. En el
extremo opuesto, el vástago disminuye igualmente en anchura y grosor hasta terminar en punta, pro-
67
cediendo a doblarse a 2,5 cm. de su final en ángulo recto antes de concluir en la punta en cuestión.
El ejemplar se encuentra restaurado.
Comentario: La interpretación de la pieza como reja de arado, ya realizada en el momento de su catalogación e inventariado, condicionó su inclusión en el discurso expositivo del Museo, hallándose expuesta
en la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito rural.
30.2. Reja de arado de hierro (inv. 13337).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 23,2 cm. El fragmento principal está conformado por un vástago de sección rectangular de 13,5 cm. de longitud, 1,5 cm. de anchura y 1,2
cm. de grosor, que en su extremo final concluye en una hoja de forma lanceolada. Ésta se desarrolla
sin solución de continuidad, haciendo reducir el grosor del vástago paulatinamente hacia su terminación al tiempo que lo ensancha hasta su mitad para alcanzar los 5,2 cm. de anchura, momento en el
que comienza a disminuir también hacia la punta. En el extremo opuesto, el vástago se dobla sobre
sí, adelgazándose para adoptar la forma de una lámina que en su desarrollo adquiere un perfil en
forma de gancho.
Comentario: El ejemplar cuenta con claros paralelos tipológicos que nos hacen aseverar para el mismo
su uso como reja de arado. La punta lanceolada sería la que efectuara en tal caso el surco en la tierra,
mientras que en el extremo opuesto, la lámina en forma de gancho facilitaría la sujeción de la pieza
al arado en cuestión. En relación a la presencia de instrumentos agrícolas en la Casa del Mitreo, véase
el apartado correspondiente a la misma dentro del capítulo sobre la procedencia de los ejemplares
analizados.
31. Cencerros
31.1. Cencerro de hierro (inv. 2174).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí y compuesto de caja
de resonancia y puente. Mide una altura máxima de 15 cm. La caja de resonancia está conformada
por una lámina que se dobla sobre sí para adoptar un perfil levemente prismático y una sección ovalada en su base y circular en su parte superior. Frontalmente, va decreciendo desde los 11 cm. de la
base hasta alcanzar en su parte superior los 9 cm. de anchura, punto en el que adopta una forma de
media esfera rebajada. Por su parte, el óvalo interno se inicia en el extremo correspondiente a su
apertura con 6 cm. de profundidad, mientras que en el momento de su cierre ha pasado a transformarse en el círculo que sirve de base a la media esfera ya mencionada. En el interior de la caja de resonancia, la pieza muestra adherido a su cierre parte del puente. Así mismo, tanto al interior como al
exterior, el extremo superior del ejemplar presenta sendos orificios de sección circular. La pieza muestra múltiples concreciones.
31.2. Cencerro de hierro (inv. 2175).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de caja de resonancia y badajo. Mide una altura máxima de 14,3 cm. La caja de resonancia está conformada por una lámina que se dobla sobre sí para
adoptar un perfil levemente prismático y una sección ovalada. Frontalmente, mantiene estable una
anchura de 9 cm. hasta que en su tercio superior comienza a decrecer muy levemente para alcanzar
los 6 cm. Por su parte, el óvalo interno se inicia en el extremo correspondiente a su apertura con 6
cm. de profundidad, mientras que en el momento de su cierre ha pasado a transformarse en un rectángulo con los extremos menores redondeados y 5 cm. de profundidad. En el interior de la caja de
resonancia se aprecia, apoyado en una de las paredes, un vástago de sección circular y unos 0,8 cm.
de diámetro. La pieza muestra múltiples concreciones, tanto al exterior como al interior, llegando en
este último punto a obstruir casi completamente la caja de resonancia e impidiendo la observación
de la continuación del vástago dispuesto a su interior. Paralelamente y en su superficie externa, denota
una presencia puntual de óxido de bronce.
Comentario: El vástago conservado al interior de la pieza se corresponde sin lugar a dudas con restos
del badajo que percutía la caja de resonancia.
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31.3. Cencerro de hierro (inv. 2176).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de caja de resonancia, parte del puente y hombro.
Mide una altura máxima de 18 cm. La caja de resonancia está conformada por una lámina que se
dobla sobre sí para adoptar un perfil levemente prismático y una sección ovalada. Frontalmente, va
decreciendo desde los 12,5 cm. de la base hasta alcanzar en su parte superior los 10 cm. de anchura.
Por su parte, el óvalo interno se inicia en el extremo correspondiente a su apertura con 5,5 cm. de
profundidad, mientras que en el momento de su cierre ha pasado a transformarse en un rectángulo
con los extremos menores redondeados y 5 cm. de profundidad. En el interior de la caja de resonancia, la pieza muestra adherido al fondo el arranque del puente. En la parte superior de la caja de resonancia, se dispone así mismo parte el hombro, conformado por una lámina de sección rectangular
y 2 cm. de anchura doblada sobre sí para constituir una suerte de asa en forma de arco rebajado. La
pieza muestra múltiples concreciones.
31.4. Cencerro de hierro (inv. 2177).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de caja de resonancia y puente. Mide una altura máxima de 10,5 cm. La caja de resonancia está conformada por una lámina que se dobla sobre sí para
adoptar un perfil levemente prismático y una sección ovalada. Frontalmente, va decreciendo desde
los 8 cm. de la base hasta alcanzar en su parte superior los 6,5 cm. de anchura. Por su parte, el óvalo
interno se inicia en el extremo correspondiente a su apertura con 5,3 cm. de profundidad, mientras
que en el momento de su cierre ha pasado a transformarse en un rectángulo con los extremos menores
redondeados y 2,5 cm. de profundidad. En el interior de la caja de resonancia, la pieza muestra adherido al fondo parte del puente, bajo la forma de una anilla sobre la que se cierra una pieza en forma
de cáncamo conformada por un vástago de sección circular. Así mismo, tanto al interior como al exterior, la parte superior del ejemplar presenta sendos orificios de sección circular. La pieza muestra
múltiples concreciones, así como una presencia puntual de óxido de bronce.
Comentario: La anilla situada en el interior del ejemplar ha de asociarse sin lugar a dudas al puente
mediante el que se sustentaba el badajo, mientras que los dos orificios de su cierre superior habrían
estado vinculados a su asa de sustentación, no pudiendo determinarse si ésta estuvo confeccionada
en metal o en una materia más perecedera, como la cuerda, caso este último que podría justificar su
desaparición.
31.5. Cencerro de hierro (inv. 2178).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de caja de resonancia, puente y badajo. Mide una altura máxima de 9,5 cm. La caja de resonancia está conformada por una lámina que se dobla sobre
sí para adoptar un perfil levemente prismático y una sección ovalada. Frontalmente, va decreciendo
desde los 7,5 cm. de la base hasta alcanzar en su parte superior los 6,5 cm. de anchura. Por su parte,
el óvalo interno se inicia en el extremo correspondiente a su apertura con 4,3 cm. de profundidad,
mientras que en el momento de su cierre ha pasado a transformarse en un rectángulo con los extremos
menores redondeados y 2 cm. de profundidad. En el interior de la caja de resonancia, la pieza muestra
adherido al fondo parte del puente, bajo la forma de un vástago transversal de cuyo centro surge una
pequeña protuberancia de sección circular. Igualmente, en la boca de la caja de resonancia aparece
adherido a uno de los laterales menores un elemento compuesto por dos láminas dobladas para constituir sendos tubos introducidos el uno dentro del otro, el mayor de en torno a 1 cm. de diámetro y el
menor de en torno a 0,5 cm. La pieza muestra múltiples concreciones, así como una presencia puntual
de óxido de bronce, tanto en su exterior como en su interior.
Comentario: La presencia de restos de óxido de bronce es algo que puede percibirse en otros ejemplares. Sin embargo, en el presente ejemplar resulta más masiva, y casi da la impresión en ciertos
casos de constituir un revestimiento de la pieza. En otro orden de cosas, el elemento dispuesto al
fondo de la caja de resonancia, es sin lugar a dudas un resto fragmentado del puente mediante el
que se sustentaba el badajo. Así mismo los tubos adheridos a uno de los laterales internos son restos
de este último.
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31.6. Cencerro de hierro (inv. 13698).
Procedencia: Casa del Anfiteatro.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de caja de resonancia y hombro. Mide una altura máxima de 15 cm. La caja de resonancia está conformada por una lámina que se dobla sobre sí para
adoptar un perfil levemente prismático y una sección ovalada. Frontalmente, mantiene estable una
anchura de 8,5 cm. hasta que en su tercio superior comienza a decrecer muy levemente hasta alcanzar
los 8 cm. Por su parte, el óvalo interno se inicia en el extremo correspondiente a su apertura con 6,5
cm. de profundidad, mientras que en el momento de su cierre ha pasado a transformarse en un rectángulo con los extremos menores redondeados y 5 cm. de profundidad. En el interior de la caja de
resonancia, la pieza muestra adherido a su cierre un vástago vertical. En la parte superior de la caja
de resonancia se dispone el hombro, conformado por una lámina de sección rectangular y 1,5 cm.
de anchura doblada sobre sí para constituir una suerte de asa en forma de arco rebajado. El ejemplar
muestra múltiples concreciones, así como una presencia muy puntual de óxido de bronce, tanto en
su exterior como en su interior.
31.7. Cencerro de hierro (inv. 15507).
Procedencia: Columbarios (procedencia dudosa)
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en tres fragmentos que unen entre sí y compuesto de caja
de resonancia, puente y hombro. Mide una altura máxima de 20 cm. La caja de resonancia está conformada por una lámina que se dobla sobre sí para adoptar un perfil levemente prismático y una sección
rectangular. Frontalmente, va decreciendo desde los 12 cm. de la base hasta alcanzar en su parte superior
los 8 cm. de anchura. Por su parte, el rectángulo interno mantiene una profundidad estable de unos 6
cm. hasta que a 3 cm. de su cierre va decreciendo para adoptar un perfil con los extremos menores redondeados. En el interior de la caja de resonancia, la pieza muestra adherido al fondo parte del puente,
bajo la forma de una anilla conformada por un vástago de sección circular y orientada en paralelo a los
lados menores del rectángulo interno. En la parte superior de la caja de resonancia se dispone el hombro,
conformado por una lámina de sección rectangular y 1,5 cm. de anchura doblada sobre sí para constituir
una suerte de asa en forma de arco rebajado. El ejemplar muestra múltiples concreciones, así como una
presencia muy puntual de óxido de bronce, tanto en su exterior como en su interior.
Comentario: La presente pieza, entregada al Museo en 1972, hace declarar en el Libro de Registro
su procedencia como dudosa.
31.8. Cencerro de hierro (inv. 23014).
Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de caja de resonancia, puente y hombro. Mide una altura máxima de 16,3 cm. La caja de resonancia está conformada por una lámina que se dobla sobre
sí para adoptar un perfil levemente prismático y una sección ovalada. Frontalmente, va decreciendo
desde los 10,8 cm. de la base hasta alcanzar en su parte superior los 9 cm. de anchura. Por su parte,
el óvalo interno se inicia en el extremo correspondiente a su apertura con 7,5 cm. de profundidad,
mientras que en el momento de su cierre ha pasado a transformarse en un rectángulo con los extremos
menores redondeados y 2,5 cm. de profundidad. En el interior de la caja de resonancia, la pieza
muestra adherido al fondo parte del puente, bajo la forma de una anilla conformada por un vástago
de sección circular y orientada en paralelo a los lados menores del rectángulo interno. En la parte superior de la caja de resonancia se dispone el hombro, conformado por una lámina de sección rectangular y 1,3 cm. de anchura doblada sobre sí para constituir una suerte de asa en forma de arco
rebajado. El ejemplar muestra múltiples concreciones, así como una presencia muy puntual de óxido
de bronce, tanto en su exterior como en su interior.
Comentario: El presente ejemplar fue hallado en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el
área de los Columbarios en 1973. Se trata de uno de los ejemplares mejor conservados dentro del
presente tipo en las colecciones del Museo. No obstante, hemos de advertir que su cronología ha de
ser posiblemente postromana, dado que su contexto de hallazgo, un área de necrópolis romana, haría
extraña, aunque no imposible, la presencia de ganado en su momento de uso.
31.9. Cencerro de hierro (inv. 25067).
Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 9-A.
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Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto únicamente de caja de resonancia. Mide una altura
máxima de 8 cm. La caja de resonancia está conformada por una lámina que se dobla sobre sí para
adoptar un perfil levemente prismático y una sección ovalada. Frontalmente, va decreciendo desde
los 6 cm. de la base hasta alcanzar en su parte superior los 4,5 cm. de anchura. Por su parte, el óvalo
interno se inicia en el extremo correspondiente a su apertura con 5 cm. de profundidad, mientras que
en el momento de su cierre ha pasado a transformarse en un rectángulo con los extremos menores
redondeados y 2 cm. de profundidad. La pieza muestra múltiples concreciones, tanto en su exterior
como en su interior.
Comentario: Pese a que las múltiples concreciones presentes en el ejemplar no permiten aseverarlo,
en su interior podría quizá adivinarse algún elemento que podría haber formado parte del puente o
aún incluso del badajo de la pieza.
31.10. Cencerro de hierro (inv. 35086).
Procedencia: Templo de Diana - Campaña 1984. Sector E-2, Capa VI.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre
sí, y compuesto por parte de la caja de resonancia, puente y hombro. El fragmento principal mide
una altura máxima de 10,5 cm. La caja de resonancia está conformada por una lámina que se dobla
sobre sí para adoptar un perfil rectangular y una sección ovalada. Ha perdido aproximadamente la
mitad de la boca y una notable porción de sus paredes. Frontalmente, muestra en la porción conservada una anchura máxima de 7,5 cm. Por su parte, el óvalo interno se inicia en el extremo correspondiente a su apertura con 4 cm. de profundidad, mientras que en el momento de su cierre ha
pasado a transformarse en un rectángulo con los extremos menores redondeados y 2 cm. de profundidad. En el interior de la caja de resonancia, la pieza muestra adherido al fondo parte del puente,
bajo la forma de una anilla. En la pate superior de la caja de resonancia se dispone así mismo parte
del arranque del hombro, conformado por una lámina de sección rectangular doblada sobre sí para
constituir una suerte de asa en forma de arco semicircular. La pieza muestra múltiples concreciones.
Comentario: Entre los restantes fragmentos que componen la pieza, por lo general con muchas concreciones y altamente informes, podrían contarse restos de las paredes e incluso del badajo.
31.11. Cencerro de hierro (inv. 31345).
Procedencia: Villa romana de Torreáguila.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en tres fragmentos que une entre sí y compuesto por parte
de la caja de resonancia y del puente, así como del hombro. Mide una altura máxima de 13 cm. La
caja de resonancia está conformada por una lámina que se dobla sobre sí para adoptar un perfil rectangular y una sección ovalada. Ha perdido aproximadamente la mitad de la boca y una notable porción de sus paredes. Frontalmente, muestra en la porción conservada una anchura máxima de 8 cm.
Por su parte, el óvalo interno se inicia en el extremo correspondiente a su apertura con unos 5,5 cm.
de profundidad, mientras que en el momento de su cierre ha pasado a transformarse en un rectángulo
con los extremos menores redondeados y 4 cm. de profundidad. En el interior de la caja de resonancia, la pieza muestra adherido al fondo el arranque del puente. En la parte superior de la caja de resonancia, se dispone así mismo parte el hombro, conformado por una lámina de sección rectangular
y 1,5 cm. de anchura doblada sobre sí para constituir una suerte de asa en forma de arco rebajado.
La pieza muestra múltiples concreciones.
Comentario: Por los escasos restos conservados del puente, éste se asemejaba al de otras piezas analizadas, hallándose constituido por una anilla de sección rectangular. No es de extrañar el hallazgo de
un ejemplar como el presente en la villa de Torreáguila, donde han sido localizados otros restos de
aperos agrícolas, entre ellos algunos interesantes ejemplares de herraduras que deben datar ya del
periodo tardoantiguo.
32. Peines de cardar
32.1. Peine de cardar de hierro (inv. 14145).
Procedencia: Desconocida.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 19,8 cm. Está conformado por una
placa rectangular de 11,3 cm. de longitud por 5,5 cm. de anchura media, de tres de cuyos ángulos
71
surgen tres láminas enfiladas con los lados menores del rectángulo del que parten. Dichas láminas
miden una anchura media de 0,6 cm., presentando la conservada aislada en uno de los frentes mayores de la placa 7,5 cm. de longitud máxima, y en el frente opuesto, la correspondiente a la prolongación de la anterior, 4 cm., así como la correspondiente al ángulo restante 6,5 cm. En el límite de los
lados mayores de la placa, se aprecian una serie de breves incisiones transversales al mismo, y más
concretamente en la mitad correspondiente al lado menor a partir del cual se prolongan enfrentadas
dos de las láminas descritas. La pieza muestra una serie de concreciones, especialmente concentradas
en la parte de la placa en la que no se observan las incisiones transversales.
Comentario: Podemos verificar la segura identificación del objeto con un peine de cardar, no sólo
gracias a su forma general, que habría que completar con una cuarta lámina en el ángulo en el que
ésta no se conserva, sino muy especialmente gracias a las incisiones presentes en los lados mayores
de la placa, restos sin duda del arranque de las púas que, enmarcadas lateralmente por las láminas
señaladas, servirían para recoger la materia lanar que tenían el objeto de cardar. Por lo demás y pese
a que el contexto de hallazgo de la pieza nos resulta desconocido, ésta debió de hacer pareja con el
otro peine de cardar descrito en nuestro catálogo, o al menos así lo haría intuir la correlación de sus
números de inventario.
32.2. Peine de cardar de hierro (inv. 14146).
Procedencia: Desconocida.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí. El fragmento principal
mide una longitud máxima de 21,4 cm. Está conformado por una placa rectangular de 12,5 cm. de
longitud por 7,7 cm. de anchura media, de cuyos ángulos surgen cuatro láminas enfiladas con los
lados menores del rectángulo del que parten. Dichas láminas miden una anchura media de 1 cm.,
presentando las dos de uno los frentes mayores de la placa 5 y 4,2 cm. de longitud máxima respectivamente, así como las del frente opuesto, 3 y 8,5 cm. respectivamente. Aproximadamente en el centro
del primero de estos lados mayores se aprecia una protuberancia, mientras que surgiendo del lado
opuesto y a 3,5 cm. de la lámina de longitud mayor, surge paralela a esta última un vástago de sección
cuadrada con 3,2 cm. de longitud máxima y 0,7 cm. de anchura. El segundo de los fragmentos de la
pieza, consiste en el simple desprendimiento de las concreciones adheridas a una de las caras de la
placa del fragmento principal, presentando un perfil irregular y midiendo 8,3 cm. de longitud máxima
por 7,9 cm. de anchura máxima.
Comentario: En general remitimos al lector al comentario de la entrada precedente. Más particularmente,
en el presente ejemplar se aprecia como aspecto singular la existencia de un vástago y el posible arranque
de otro hacia aproximadamente la mitad del recorrido de los lados mayores de la placa. Éstos podrían
haber consistido quizá en simples refuerzos de las púas del peine, dado que ante la existencia de una
longitud mayor en las series dispuestas a ambos lados de la pieza, habrían sido propensas a partirse con
mayor facilidad que en un ejemplar de menor tamaño, como el descrito en la anterior entrada.
33. Espuelas
33.1. Espuela de hierro (inv. 29481).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de arco y punta. Mide una longitud total de 13,6 cm. El
arco está conformado por un vástago de sección circular y 0,6 cm. de diámetro medio doblado para
trazar un semicírculo peraltado que en su base, levemente abierta hacia su exterior por ambos extremos, alcanza una anchura máxima de 11 cm. A unos 4 cm. de su terminación por ambos extremos,
el vástago en cuestión disminuye levemente de grosor hasta alcanzar los 0,4 cm. de diámetro, momento en el que se prolonga mediante dos placas elípticas de 2 cm. de diámetro máximo por 1,6 cm.
de diámetro mínimo, orientadas hacia el exterior del semicírculo mediante sendos ángulos oblicuos.
Cada una de las mencionadas placas, muestra alineados con sus lados mayores dos orificios oblongos,
de los cuales, uno de los dos presentes en una de las placas se encuentra obstruido por concreciones.
De aproximadamente el centro del arco emerge la punta bajo la forma de un vástago transversal de
sección circular, que por espacio de 5,5 cm. va disminuyendo desde los 0,7 cm. de anchura de su
base hasta su terminación.
72
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito
rural. Se trata de una de las más complejas dentro del grupo que por su tipología es susceptible de
ser adscrita a un periodo cronológico más temprano, incluyendo el romano.
33.2. Espuela de hierro (inv. 29901).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de arco y punta. Mide una longitud total de 16 cm. El
arco está conformado por una lámina doblada para trazar un semicírculo peraltado y algo apuntado,
que en su base alcanza una anchura máxima de 8,5 cm. La lámina muestra de perfil una forma de
dos medias lunas que confluyen en el centro de la pieza, aumentando desde 1 cm. de anchura en su
base hasta alcanzar hacia el centro de cada mitad los 2,6 cm., punto en el que comienzan a disminuir
nuevamente hasta alcanzar en el centro de la pieza los 2 cm. de anchura. Del centro del arco en cuestión emerge la punta, bajo la forma de un largo vástago transversal de sección circular y 9 cm. de
longitud, que por espacio de 6,5 cm. va aumentando desde los 0,8 cm. de anchura de su base hasta
alcanzar 1 cm. en el momento en el que, próxima a su final, culmina en una punta engrosada de
forma cónica, que presenta 1,5 cm. de diámetro en su base y se prolonga por espacio de 2,5 cm.
hasta su terminación. El arco culmina en uno de los extremos de su base en una anilla de 1,8 cm. de
diámetro, mientras que en el extremo opuesto presenta una fractura justo en el mismo punto, mostrando por ende una lámina de perfil circular algo irregular y unos 2 cm. de diámetro que surge de
su lateral externo para avanzar sobre la porción fracturada.
Comentario: Nos hallamos ante uno de los ejemplares de espuelas más destacados de los conservados
en las colecciones del Museo, tanto por su tamaño como por la complejidad de su forma. La punta
está muy desarrollada, mientras que a los extremos de su arco la anilla conservada, a la que debió de
acompañar otra perdida en el extremo opuesto, hubo de servir para fijar la pieza al pie del jinete. En
el extremo en el que tal anilla ha desaparecido, la placa visible no parece sin embargo encontrar un
correlato en el otro lateral, por lo que podría conjeturarse que consistió en un adorno con el que camuflar el sistema de sujeción en el flanco en el que era visible por aquellos que contemplaran al jinete
montado. En función de su aspecto formal, la cronología del ejemplar debe no obstante de alejarse
ya de la época romana, pudiendo remontarse a la Edad Media o incluso ya a la Edad Moderna.
33.3. Espuela de hierro (inv. 29902).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de arco y punta. Mide una longitud total de 11 cm. El
arco está conformado por un vástago de sección circular doblado para trazar un semicírculo peraltado,
que en su base alcanza una anchura máxima de 11,5 cm. La lámina va aumentando desde su base,
que termina en punta por ambos extremos, hasta el centro, donde alcanza los 0,6 cm. de anchura.
De aproximadamente su centro emerge la punta, bajo la forma de un segundo vástago transversal de
sección circular, que por espacio de 2,1 cm. va disminuyendo desde los 0,7 cm. de su base hasta su
terminación. Cerca de uno de los extremos del arco, éste muestra adherida una anilla constituida por
un vástago de sección circular que, orientadas hacia el interior del semicírculo de la espuela, presenta
sendas placas romboidales de 1,7 cm. de longitud por 1,2 cm. de anchura, conformadas por una lámina doblada sobre su centro.
Comentario: El elemento adherido a uno de los extremos de la espuela, podría en principio de consistir
en algún sistema de fijación de la misma al jinete, si bien por su forma podría también tratarse de un
simple aplique de carácter ornamental.
33.4. Espuela de hierro (inv. 29949).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de arco y punta. Mide una longitud total de 3,5 cm. El arco
está conformado por una lámina doblada para trazar un semicírculo rebajado que en su base alcanza
una anchura máxima de 5,8 cm. La lámina mantiene una anchura media regular de unos 0,5 cm. De
su centro emerge la punta bajo la forma de un corto vástago transversal de sección rectangular, que por
espacio de 1,1 cm. va disminuyendo desde los 0,4 cm. de anchura de su base hasta su terminación.
73
33.5. Espuela de hierro (inv. 29951).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de arco y punta. Mide una longitud total de 8,5 cm. El
arco está conformado por una lámina doblada para trazar un semicírculo que en su base alcanza una
anchura máxima de 7,2 cm. La lámina va aumentando desde su base, que termina en punta por
ambos extremos, hasta el centro, donde se ha transformado en un vástago de sección rectangular y
0,6 cm. de anchura. De aproximadamente su centro emerge la punta, bajo la forma de un largo vástago transversal de sección rectangular, que por espacio de 5,5 cm. va disminuyendo desde los 0,9
cm. de anchura máxima de su base hasta su terminación.
33.6. Espuela de hierro (inv. 29952).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de arco y punta. Mide una longitud total de 16,4 cm. El
arco está conformado por una lámina doblada para trazar un semicírculo peraltado y algo apuntado,
que en su base alcanza una anchura máxima de 8,9 cm. La lámina muestra de perfil una forma de
dos medias lunas que confluyen en el centro de la pieza, aumentando desde 1 cm. de anchura en su
base hasta alcanzar hacia el centro de cada mitad los 2,7 cm., punto en el que comienzan a disminuir
nuevamente hasta alcanzar en el centro de la pieza los 2 cm. de anchura. Del centro del arco en cuestión emerge la punta, bajo la forma de un largo vástago transversal de sección circular y 9,3 cm. de
longitud, que por espacio de 6,5 cm. va aumentando desde los 0,6 cm. de anchura de su base hasta
alcanzar 0,9 cm. en el momento en el que, próxima a su final, culmina en una punta engrosada de
forma cónica, que presenta 1,6 cm. de diámetro en su base y se prolonga por espacio de 2,7 cm.
hasta su terminación. El arco culmina en uno de los extremos de su base en una anilla de 1,8 cm. de
diámetro, prolongada con una suerte de protuberancia informe por espacio de 1 cm. más, mientras
que en el extremo opuesto presenta una continuación de la placa del arco, a la que se superpone en
paralelo un disco de 2 cm. de diámetro, unida a la placa anterior por medio de sendas porciones de
metal de sección informe que disponen entre el disco y la placa en cuestión un orificio de forma rectangular de 1,8 cm. de longitud por 0,5 de anchura .
Comentario: La pieza resulta muy similar a la descrita en la entrada 33.2, pudiendo incluso ser pareja
de la misma, por lo que nos remitimos al comentario de tal espuela. En todo caso, el presente ejemplar
se encuentra algo más completo, presentando la terminación que en el otro se ha perdido. Debido a
su destacada forma y su estado de conservación, el objeto fue incluido en la vitrina de la Sala II de la
Planta 2 del Museo, la dedicada al territorio de la Colonia, añadiéndosele a tal efecto una tira de
cuero que completara su forma y demostrara ante el espectador su función original. Sin embargo, al
percibirse su cronología postromana durante la redacción del presente catálogo, fue retirada a los almacenes.
33.7. Espuela de hierro (inv. 11303).
Procedencia: Desconocida.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de arco y punta. Mide una longitud total de 5,5 cm. El
arco está conformado por una lámina doblada para trazar un semicírculo que en su base alcanza una
anchura máxima de 4,5 cm. La lámina va aumentando desde su base, que termina en punta por
ambos extremos, hasta el centro, donde se ha transformado en un vástago de sección rectangular y
0,5 cm. de anchura. De aproximadamente su centro emerge la punta, bajo la forma de un largo vástago transversal de sección circular, que por espacio de 1,7 cm. va disminuyendo desde los 0,7 cm.
de diámetro de su base hasta su terminación.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito
rural. El ejemplar fue entregado en el Museo por el Ex-Delegado Local de Bellas Artes, declarándose
en el momento de su entrega que, pese a proceder de unas excavaciones practicadas en la ciudad,
se desconocía el lugar exacto de las mismas.
33.8. Espuela de hierro (inv. 7661).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de arco y punta. Mide una longitud total de 6 cm. El
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arco está conformado por una lámina doblada para trazar un semicírculo peraltado que en su base
alcanza una anchura máxima de 7,5 cm. La lámina va aumentando desde los 0,6 cm. de anchura de
su base hasta alcanzar en su centro hasta 1,5 cm. Próxima a su centro presenta así mismo dos inflexiones en su recorrido de perfil semicircular, con el perfil convexo truncado, y del centro en cuestión
emerge una corta lámina transversal de perfil trapezoidal, rematada en su frente superior por un contorno levemente curvado y que hace las veces de punta. Dos apéndices semicirculares de 0,7 cm. de
diámetro surgen a ambos extremos de la placa que conforma el arco hacia uno de sus laterales, mostrando en sus respectivos centros sendos clavos que la atraviesan, de cabeza circular y con una corta
espiga de unos 0,7 cm. de longitud.
Comentario: La presente pieza es sin duda la publicada por José Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194932. El ejemplar perdió su número de inventario durante
largos años, recibiendo por ello el 29950. Una vez identificado su número original como consecuencia
de la labor de revisión que dio lugar al presente trabajo, se le devolvió éste. Por lo demás, en la presente espuela es interesante reseñar la conservación de los clavos que debieron de servir para su fijación al pie de jinete, así como la presencia de un apéndice en lugar de una punta. Este último podría
justificar lo relajado de su forma en el hecho de que su uso estuviese destinado a un animal especialmente dócil y amaestrado, para el que un apercibimiento más severo resultara ya exagerado.
34. Bocados
34.1. Bocado de hierro (inv. 6436).
Procedencia: Casa de Luís Díez.
Descripción: Fragmento de bocado, correspondiente a parte de una de las camas del mismo. Mide
una longitud total de 15,2 cm. Está conformado por un largo vástago de sección cuadrada que se
inicia en una anilla de 1 cm. de diámetro, a la que sigue un primer tramo del vástago en cuestión.
Este último arranca con 0,7 cm. de grosor y va ensanchándose en sentido transversal al desarrollo
de la anilla por espacio de 7 cm. hasta alcanzar una anchura de 1,2 cm. Tras ello, el vástago recupera su grosor inicial y continúa en un largo recorrido final que, por espacio de 6,5 cm., mantiene
ya un grosor medio regular. La pieza se dobla en ángulo recto por este extremo para culminar en
una terminación en forma de anilla, conformada por un vástago de 0,4 cm. de grosor que se dobla
sobre sí en un círculo regular de unos 1,7 cm. de diámetro. El ejemplar muestra múltiples concreciones.
Comentario: El presente objeto se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria
del Museo correspondiente al año 194733.
34.2. Bocado de hierro (inv. 23022).
Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2.
Descripción: Fragmento de bocado, correspondiente a parte de una de las camas del mismo. Mide
una longitud total de 7 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada que, tras un primer
tramo con un inicio apuntado y que se ensancha por espacio de 1,8 cm. hasta alcanzar los 0,7 cm.
de grosor, se ensancha aún más, constituyendo una placa en forma de anilla elíptica de unos 3 cm.
de anchura por unos 3,2 cm. de longitud, con un orificio circular central de 1 cm. Tras ello continúa
el vástago, iniciándose con un grosor de 0,4 cm. que disminuye por espacio de 2 cm. hasta los 0,3
cm. Desde ese punto pasa a doblarse sobre sí en una forma ovalada casi completa, que se proyecta
en sentido transversal a la anilla con una altura de 2 cm. y una longitud de 2,5 cm. El ejemplar muestra
múltiples concreciones.
Comentario: El presente objeto fue hallado en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el
área de los Columbarios en 1973. Pese al muy parcial resto conservado, por comparación con los
otros ejemplares conservados en el Museo puede aseverarse que nos hallamos ante el remate de uno
de los extremos de una cama de bocado. Amén de ello, su contexto de hallazgo es muy cercano al
del ejemplar 34.3, lo cual nos reafirma en nuestra interpretación.
32
33
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1950, pág. 194.
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, pág. 42.
75
34.3. Bocado de hierro (inv. 23025).
Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2.
Descripción: Fragmento de bocado, correspondiente a parte de una de las camas del mismo. Mide
una longitud total de 17,1 cm. Está conformado por un largo vástago de sección cuadrada que tras
un primer tramo de 0,6 cm. de grosor y unos 2,2 cm. de longitud, se ensancha constituyendo una
placa en forma de anilla elíptica de unos 2 cm. de anchura por unos 2,2 cm. de longitud, con un orificio central circular de 0,7 cm. Tras ello el vástago recupera su grosor inicial, ensanchándose por espacio de 4 cm. hasta alcanzar los 1,3 cm. de anchura máxima y continuando ya en un largo recorrido
final que por espacio de 8 cm. mantiene un grosor medio de 0,5 cm. La pieza se dobla en ángulo
recto por este extremo para culminar en una terminación en forma de anilla, conformada por una
placa de unos 3 cm. de diámetro que presenta en su centro un orificio circular algo irregular y de
aproximadamente 1,4 cm. de diámetro máximo. El ejemplar se halla restaurado, y sobre su superficie
se percibe una presencia puntual de superficies doradas.
Comentario: El presente ejemplar fue hallado en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el
área de los Columbarios en 1973. La presencia de puntuales superficies doradas en la pieza podría
corresponderse con un primitivo recubrimiento de la misma. Era habitual que piezas como ésta recibiesen cierto tratamiento estético, llegando a destacar durante al Antigüedad tardía la presencia en
los extremos de las camas de unos apliques ornamentados con una profusa decoración.
35. Pasarriendas
35.1. Pasarriendas de hierro (inv. 25024).
Procedencia: Solar de las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 4-D.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en seis fragmentos que unen entre sí y compuesto por
dos elementos básicos ligados el uno al otro. Unidos miden una altura máxima de unos 10 cm. El
primer elemento es un bloque troncopiramidal de unos 8 cm. de altura que parte en su base con 3
cm. de anchura para ir adelgazándose hasta alcanzar los 2,8 cm. Este bloque está conformado por
una lámina que se dobla cerrándose sobre sí para adoptar una sección cuadrada bastante regular,
así como sellada en su extremo superior por una lámina independiente que rebasa el perfil de la pieza
por este punto, aunque con un perfil difícil de determinar. El bloque muestra su interior relleno por
múltiples concreciones. Por su frente posterior, cerca del extremo inferior, presenta igualmente un
pequeño orificio circular. El segundo elemento, ligado al primero por su extremo superior, consiste
en una gruesa anilla de 2,3 cm. de anchura por unos 9 cm. de diámetro. Ésta está conformada por
una lámina que se dobla en U hacia su cara externa, flanqueando con sus brazos un baquetón retranqueado con un grosor medio de en torno a 1,5 cm. Una porción de anilla se encuentra adherida
al prisma, mientras que otra está integrada por varios fragmentos que se unen partiendo de la lámina
que lo remata para superponerse a la porción anterior.
Comentario: Extraña formalmente la superposición de una anilla a otra, no pudiendo determinarse
bien si se trata de dos anillas diferentes pero morfológicamente idénticas o de una sola anilla que, a
causa de su deterioro, se ha fragmentado, fundiéndose con otros elementos del mismo objeto de tal
modo que han distorsionado su relación original. La ficha del catálogo sistemático del Museo indica
que podríamos hallarnos ante el remate de algún mueble. Así lo anunciaría el primero de los elementos
descritos, hueco en su interior en origen y con al menos un orificio que podría estar destinado a fijar
la pieza, mediante un clavo, a alguna suerte de vástago. Desde esta perspectiva, la anilla también
descrita sería móvil en origen, y serviría de asidero desde el que sustentar, bien el objeto al que perteneciese la pieza, bien algún elemento del mismo, como una correa. A tal efecto, podríamos haber
conjeturado que nos encontremos más específicamente ante un remate vinculado en origen a un
mueble de uso doméstico destinado al asiento de una persona, como un lecho o una silla de cadera.
Sin embargo y frente a esta hipótesis, nosotros estimamos que nos hallamos más bien ante un pasarriendas similar a otros localizados en la ciudad de Mérida pero elaborados en bronce. Visto de este
modo, el prisma se mostraría idéntico al de tales ejemplares, mientras que los fragmentos de anilla,
que podrían pertenecer a dos distintas, se cerrarían flanqueando el prisma en cuestión para permitir
el paso de las riendas.
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36. Martillos de cantero
36.1. Martillo de cantero de hierro (inv. 10133).
Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1965. Habitación del mosaico de las Hachas, muro Sur.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto por una cabeza percutora, una punta y un ojo de ástil.
Mide una longitud total de unos 22 cm. La cabeza percutora, con unos 8 cm. de longitud, presenta
una forma levemente trapezoidal que, partiendo de una base de 4 cm. por 3,5 cm., va estrechándose
hasta culminar en su extremo en un cuadrado de 3 cm. En el extremo opuesto, la punta, también
con unos 8 cm. de longitud, está conformada por una forma piramidal que, a partir una base de 4
cm. por 3,5 cm., va estrechándose hasta terminar en la punta en cuestión. El ojo de ástil presenta la
misma altura que el lado menor de la base de la cabeza y la punta, aumentando su anchura para alcanzar en su centro los 4,7 cm. En su interior se desarrolla un orificio en forma de círculo regular de
1,8 cm. de diámetro. El ejemplar muestra múltiples concreciones, en especial en el interior del ojo.
36.2. Martillo de cantero de hierro (inv. 25521).
Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 4-B.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto por una cabeza percutora, una hoja y un ojo de ástil.
Mide una longitud total de unos 18,5 cm. La cabeza percutora, con unos 6 cm. de longitud, presenta
una forma levemente trapezoidal que, partiendo de una base de 3,5 cm. por 2,8 cm., va estrechándose
hasta culminar en su extremo en un rectángulo de 2,5 cm. por 2,3 cm. En el extremo opuesto, la hoja
está conformada por una placa de forma trapezoidal. Dicho trapecio va estrechándose desde los 4
cm. de su arranque hasta alcanzar los 3 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la
hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2,2 cm. de grosor de su arranque hasta
constituir el filo en su extremo final. El ojo de ástil va disminuyendo en altura desde los 3,5 cm. del
extremo correspondiente a la cabeza percutora hasta los 2,2 cm. del arranque de la hoja, aumentando
su anchura para alcanzar en su centro los 5 cm. En su interior se desarrolla un orificio en forma de
círculo regular de 2,5 cm. de diámetro. El ejemplar muestra múltiples concreciones, en especial en el
interior del ojo, que está completamente cegado por las mismas.
37. Picos de cantero
37.1. Pico de cantero de hierro (inv. 11565).
Procedencia: Desconocida.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto por dos puntas y un ojo de ástil. Mide una longitud total
de unos 18,5 cm. Cada una de las puntas, con unos 8,5 cm. de longitud, está conformada por una
forma piramidal que, a partir de una base de 4 cm. por 2,5 cm., va estrechándose hasta terminar en
la punta en cuestión. El ojo de ástil presenta la misma altura que el lado menor de la base de las puntas, aumentando su anchura hasta alcanzar en su centro los 4,5 cm. El orificio del ojo muestra una
forma elíptica de 3 cm. de diámetro máximo por 2 cm. de diámetro mínimo, disponiendo su longitud
mayor perpendicular al sentido de las hojas. El ejemplar muestra múltiples concreciones, en especial
en el interior del ojo.
Comentario: El ejemplar, de procedencia desconocida, fue entregado al Museo por el Consejero Provincial de Bellas Artes en el año 1970.
38. Cinceles
38.1. Cincel de hierro (inv. 29907).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja, mango y cabeza. Mide una longitud total de
unos 19 cm. La hoja, con unos 11 cm. de longitud, está conformada por un largo vástago de forma
trapezoidal. Dicho trapecio va estrechándose paulatinamente desde 1 cm. en su arranque hasta alcanzar los 0,5 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 0,7 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su
extremo final. El mango, tras adaptar a su anchura el de la hoja por medio de sendas inflexiones laterales, pasa a estar compuesto por un segmento de forma prismática, que en su frente principal va
aumentando levemente su anchura desde los 1,5 cm. de su inicio hasta los 1,7 cm. de su terminación,
mientras que en el frente correspondiente al perfil mantiene una grosor estable de 0,7 cm. La cabeza
77
está constituida por la misma terminación del mango, sin destacar en anchura o grosor respecto a la
misma.
Comentario: El presente ejemplar destaca por poder estar destinado, por contraste con el resto y al
igual que el 38.5 y el 38.6, a la labra de motivos en detalle más que a un trabajo general de esculpido.
38.2. Cincel de hierro (inv. 36561).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja, mango y cabeza. Mide una longitud total de
unos 21 cm. La hoja, con unos 12,5 cm. de longitud, está conformada por una larga placa de forma
trapezoidal. Dicho trapecio va estrechándose desde los 1,8 cm. de su arranque hasta alcanzar los 1,1
cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde 1 cm. de grosor en su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. El mango
está compuesto por un segmento de forma prismática y unos 8 cm. de longitud, que en su frente principal mantiene una anchura estable de unos 1,5 cm., mientras que en el frente correspondiente al
perfil va aumentando el grosor inicial de la hoja hasta alcanzar los 1,5 cm. en su terminación. La cabeza se conforma a partir del mango, ensanchando la anchura y el grosor del mismo por espacio de
0,5 cm. hasta constituir un cuadrado algo irregular, de 1,8 cm. de ancho.
Comentario: La pieza tiene asignado su elevado número debido a que, al tratarse de un antiguo número duplicado (el 4835), hubo de recibir uno nuevo en un momento ya muy avanzado. Por lo
demás, su hoja presenta una anchura de tamaño medio.
38.3. Cincel de hierro (inv. 7033).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja, mango y cabeza. Mide una longitud total de
unos 29,5 cm. La hoja, con unos 21,5 cm. de longitud, está conformada por una larga placa de forma
trapezoidal. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 2,5 cm. de su arranque hasta alcanzar los 3
cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, manteniendo un grosor
estable de en torno a 1,5 cm., hasta que a 6 cm. de su terminación va adelgazándose paulatinamente
para constituir el filo. El mango está compuesto por un segmento de forma prismática y unos 7,5 cm.
de longitud, que en su frente principal mantiene una anchura estable de unos 2,2 cm., mientras que
en el frente correspondiente al perfil va aumentando el grosor inicial de la hoja hasta alcanzar los 2,2
cm. en su terminación. La cabeza se conforma a partir del mango ensanchando la anchura y el grosor
del mismo por espacio de 0,5 cm. hasta constituir un cuadrado algo irregular, de 2,5 cm. de ancho.
Comentario: Nos hallamos ante el ejemplar de dimensiones más notables entre los localizados dentro
de las colecciones del Museo. Sin embargo, su contexto de hallazgo resulta algo especial, dado que
fue hallado en un complejo suburbano que, por los materiales asociados al mismo, podría identificarse
como un taller de vidrio. La presencia de este tipo de pieza no encuentra en principio un sentido aparente en tal ámbito, aunque no ha de desdeñarse la posibilidad de que pueda vincularse de algún
modo con el mismo.
38.4. Cincel de hierro (inv. 25709).
Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 3-A.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja, mango y cabeza. Mide una longitud total de
unos 14,2 cm. La hoja, con unos 7 cm. de longitud, está conformada por una larga placa de forma
trapezoidal. Dicho trapecio va estrechándose desde los 1,2 cm. de su arranque hasta alcanzar 0,5 cm.
a los 2,5 cm. de su inicio, manteniendo dicha anchura hasta el momento de su fractura, ya próxima
al filo. La sección de la hoja es rectangular, manteniendo un grosor regular de 0,3 cm. también hasta
el momento de su fractura. El mango está compuesto por un segmento de forma prismática y unos
6,5 cm. de longitud, que en su frente principal va disminuyendo su anchura desde los 1,4 cm. de su
inicio hasta alcanzar 0,7 cm. en la zona de la cabeza, al tiempo que va aumentando el grosor inicial
de la hoja hasta alcanzar los 0,7 cm. en su terminación. La cabeza está constituida por la misma terminación del mango, sin destacar en anchura o grosor respecto a la misma.
Comentario: La pieza resulta bastante similar a la ya analizada 38.1, debiendo como ésta estar destinada a la labra de motivos detallados.
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38.5. Cincel de hierro (inv. 34483).
Procedencia: Alcazaba - Campaña 1986. Cata F-1, Capa 14.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre
sí. El fragmento principal, con una longitud total de 16 cm., se compone de parte de la hoja, mango
y cabeza. La hoja, con unos 8 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma rectangular
que mantiene una anchura regular de 1,6 cm. hasta el momento de su fractura, en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 0,5
cm. de grosor de su arranque hasta ir constituyendo el filo en su extremo final. El mango, tras adoptar
a su anchura y grosor el de la hoja por medio de un engrosamiento frontal y sendas inflexiones laterales, pasa a estar compuesto por un segmento de forma prismática y 7 cm. de longitud, que en su
frente principal va aumentando su grosor desde los 0,7 cm. que adquiere en su punto de conexión
con la hoja, hasta alcanzar los 1,1 cm. en su remate externo, mientras que mantiene un grosor algo
irregular pero con una dimensión máxima de 1 cm. La cabeza se conforma a partir del mango, ensanchando la anchura y el grosor del mismo por espacio de 1 cm. hasta constituir un cuadrado algo
irregular, de 1,2 cm. de ancho.
Comentario: El ejemplar presenta una hoja de tamaño medio. Debido a la pérdida del filo y pese a
que no contamos con ningún ejemplo en la ciudad hasta el momento, debemos advertir que también
pudiéramos hallarnos ante un cincel dentado o gradina. Su contexto resulta por lo demás muy interesante, dado que fue hallada junto a la de la siguiente entrada, en un solar como lo es el de la Alcazaba, en el que también se localizaron diferentes ejemplares escultóricos de época tardoantigua a
medias en su proceso de elaboración.
38.6. Cincel de hierro (inv. 34484).
Procedencia: Alcazaba - Campaña 1986. Cata F-1, Capa 14.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre
sí. El fragmento principal, con una longitud total de 14,2 cm., se compone de parte de la hoja y el
mango. La hoja, con unos 6,5 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma rectangular
que mantiene una anchura regular de 0,6 cm. hasta el momento de su fractura, en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 0,5
cm. de grosor de su arranque hasta ir constituyendo el filo en su extremo final. El mango está compuesto por un segmento de forma prismática y unos 7,7 cm. de longitud, que en su frente principal
va aumentando la anchura inicial de la hoja hasta alcanzar los 0,9 cm. en el momento de su fractura,
así como su grosor hasta alcanzar una similar medida. El ejemplar presenta múltiples concreciones.
Comentario: Aunque presenta un pésimo estado de conservación y gran parte de los fragmentos consisten en simples concreciones desprendidas del alma de la pieza, ésta puede ser reconocida como
un cincel gracias a su comparación con ejemplares como el de la entrada precedente, hallada en su
mismo contexto y con una tipología muy similar. Respecto a su función y contexto de hallazgo, véase
el comentario a la entrada precedente.
39. Escoplos
39.1. Escoplo de hierro (inv. 30306).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total
de unos 21,7 cm. La hoja, con unos 11 cm. de longitud, está conformada por una larga placa de
forma trapezoidal. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 2,5 cm. de su arranque hasta alcanzar
los 3 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, manteniendo un
grosor estable de en torno a 0,7 cm. hasta prácticamente la zona del filo. La espiga de enmangue se
limita a prolongar la forma de esta última por espacio de unos 10,7 cm. hasta rematar en punta, reduciendo paulatinamente su anchura y grosor para desembocar en la misma.
Comentario: La inflexión producida en los lados mayores de la pieza, más que al deterioro de la
misma, podría ser consecuencia del proceso de fabricación de la misma, escondiendo la intencionalidad de permitir una mejor sujeción del mango que debió de ir inserto en este extremo. Es a partir
de este hecho por lo que hemos podido distinguir la extensión de cada una de sus partes.
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39.2. Escoplo de hierro (inv. 4837).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total
de unos 17,7 cm. La hoja, con unos 10 cm. de longitud, está conformada por una larga placa de
forma trapezoidal. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 2 cm. de su arranque hasta alcanzar
los 2,6 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose
paulatinamente desde los 0,7 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final.
La espiga de enmangue, tras una somera inflexión, se limita a prolongar la forma de la hoja por espacio de 5,5 cm. hasta rematar en punta, reduciendo paulatinamente su anchura y grosor para desembocar en la misma.
Comentario: En relación a la determinación de la longitud de la espiga de enmangue, véase el comentario de la entrada precedente.
40. Cuñas
40.1. Cuña de hierro (inv. 7795).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y cabeza. Mide una longitud total de unos 16
cm. La hoja, con unos 15 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma rectangular que
mantiene una anchura regular de unos 5 cm. hasta el extremo correspondiente al filo. La sección de
la hoja es rectangular, manteniendo un grosor de 0,5 cm. hasta 1 cm. antes de su terminación, donde
se reduce bruscamente a bisel hasta constituir el filo en cuestión. La cabeza se conforma a partir de
la hoja, ensanchando el grosor de la misma por espacio de 1 cm. hasta alcanzar un perfil irregular,
con una anchura máxima de unos 2 cm.
Comentario: A pesar de la ausencia de una forma triangular en el perfil de la pieza, ésta coincide plenamente con el resto de los parámetros formales de las cuñas.
40.2. Cuña de hierro (inv. 31348).
Procedencia: Villa romana de Torreáguila – Cata B. Nivel 2.
Descripción: Ejemplar completo, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí,
y compuesto de hoja y cabeza. El fragmento principal mide una longitud total de unos 27 cm. La
hoja, con unos 25 cm. de longitud, está conformada por una larga placa de forma trapezoidal. Dicho
trapecio va estrechándose desde los 4,5 cm. de su arranque hasta alcanzar los 2,5 cm. en el extremo
correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde
los 3,5 cm. de grosor en su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. La cabeza se conforma
a partir de la hoja, manteniendo la anchura y el grosor de la misma por espacio de 2 cm. hasta rematar
en un rectángulo algo irregular.
Comentario: Aparte del fragmento principal, que es el descrito, los restantes constituyen simples desprendimientos de las capas de corrosión adheridas a la pieza, tratándose aquel del verdadero alma
del instrumento original y, por lo tanto, quien define realmente su forma. Por lo demás, la presente
cuña cuenta con el valor de tener un contexto de hallazgo que la sitúa en un establecimiento rural de
considerable importancia, como lo fue el de la villa romana de Torreáguila. Otra cuestión sería determinar si debe incluirse entre el instrumental usado en la explotación del entorno durante el prolongado
periodo de uso del establecimiento o de si pudo implicarse en el proceso de desmontaje de alguna
de sus edificaciones ya tras el abandono de las mismas.
41. Sierras
41.1. Sierra de hierro (inv. 7038).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Fragmento de sierra, correspondiente a parte de la hoja de la misma. Mide una longitud
total de unos 13,2 cm. La porción conservada consiste en una lámina cuya anchura va aumentando
progresivamente desde los 3,5 cm. que muestra en uno de los extremos hasta los 4,3 cm. que alcanza
en el opuesto. Uno de sus laterales mayores es liso, mientras que en el opuesto y una vez transcurridos
1,8 cm. de superficie lisa desde el inicio de la pieza en su extremo de mayor anchura, se desarrollan por
espacio de unos 10,5 cm. un total de 16 dientes en forma de triángulo rectángulo, con el frente inclinado
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orientado hacia el extremo de menor anchura. El ejemplar se encuentra fragmentado por ambos laterales, presentando en los mismos un perfil irregular producto de la fractura incidental de la hoja.
Comentario: La pieza fue hallada, junto a un interesante conjunto de herramientas, en un contexto
que pudo interpretarse como un posible taller de vidrio debido a la masiva presencia de tubos de soplado y calotas. En atención a ello, consúltese el capitulo dedicado a la procedencia de los ejemplares
analizados.
42. Martillos
42.1. Martillo de hierro (inv. 2160).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por una cabeza, parte de una punta y un ojo de ástil.
Mide una longitud total de unos 11,7 cm. La cabeza, con unos 5 cm. de longitud, está conformada
por una pieza prismática regular de sección cuadrada con 3 cm. de grosor. La hoja, situada en el extremo opuesto a la cabeza, dispuesta en posición horizontal y con unos 3 cm. de longitud hasta el
momento de su fractura, está conformada por una placa de forma rectangular. Dicho rectángulo parece mantener hasta su terminación una anchura media de unos 2,8 cm. La sección de la hoja es
también rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2,5 cm. de grosor de su arranque hasta
el momento de su fractura. El ojo de ástil se prolonga a partir de la cabeza y la hoja, aumentando respectivamente el grosor y la anchura inicial de las mismas por ambos lados hasta alcanzar los 4,8 cm.
de altura por 4 cm. de anchura. En su interior se desarrolla un orificio circular de 2 cm. diámetro. La
pieza en general muestra múltiples concreciones.
Comentario: La tipología del ejemplar no desmiente su posible datación en el periodo romano. Sin
embargo, la carencia de un contexto de hallazgo no facilita su exacta adscripción cronológica.
43. Paletas
43.1. Paleta de hierro (inv. 347).
Procedencia: Desconocida (fondo antiguo).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y mango. Mide una longitud total de 11 cm. La
hoja, con unos 13,5 cm. de longitud, está conformada por una lámina de forma lanceolada que, partiendo de la espiga de enmangue, va ensanchándose mediante sendos frentes convexos hasta alcanzar
a los 6 cm., 6 cm. de anchura. A partir de este punto comienza a reducir su anchura paulatinamente
por ambos frentes hasta alcanzar los 3 cm. el momento de su fractura, ya próximo a la punta. El
mango está conformado por un vástago que, tras doblarse en ángulo recto en un primer tramo a
partir de la hoja y transcurridos 3 cm. desde su inicio, vuelve a doblarse en ángulo recto, adoptando
de nuevo el mismo sentido de la hoja y prolongándose por espacio de 9,3 cm. hasta su conclusión.
El primer tramo presenta una sección rectangular de 1,5 cm. de anchura por 1 cm. de grosor, mientras
que el segundo presenta una sección circular, aumentando paulatinamente desde 1 cm. de diámetro
en su inicio hasta alcanzar los 1,5 cm. en su terminación.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios. Más propiamente y entre otros de los
representados en la sala, se asocia al oficio de la albañilería.
43.2. Paleta de hierro (inv. 23996).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Fragmento de paleta, correspondiente a parte de la hoja y de la espiga de enmangue de
la misma. Mide una longitud total de unos 13,6 cm. La hoja, con unos 10,3 cm. de longitud, está
conformada por una lámina de forma lanceolada que, partiendo de la espiga de enmangue, va ensanchándose mediante sendos frentes convexos hasta alcanzar a los 2,5 cm. los 5 cm. de anchura. A
partir de este punto comienza a reducir su anchura paulatinamente por ambos frentes hasta el momento de su fractura, ya próximo a la punta. La espiga de enmangue, conformada por una lámina
prolongada a partir de la hoja de 1,5 cm. de anchura máxima, se prolonga por espacio de 3,3 cm.
hasta el momento de su fractura.
Comentario: Por medio de la espiga de enmangue, la presente pieza pudo ir asociada a un mango
de madera. Sin embargo y considerando su incierta longitud y desarrollo, podríamos pensar que el
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mango se prolongó en mayor medida que en el ejemplar anterior, hallándonos en tal caso ante una
paleta para atizar el fuego como la descrita con más seguridad en la entrada siguiente.
43.3. Paleta de hierro (inv. 34149).
Procedencia: Alcazaba. Campaña 1986. Cata B-1, Capa 8.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la hoja y espiga de enmangue. Mide una
longitud total de unos 18,5 cm. La hoja, con unos 7,3 cm. de longitud, está conformada por una lámina que, partiendo de la espiga de enmangue, va ensanchándose mediante sendos frentes convexos
hasta alcanzar en el momento de su fractura los 5,4 cm. de anchura. La espiga de enmangue, conformada por un vástago de sección cuadrada y un grosor irregular de unos 0,5 cm. de media, se prolonga por espacio de unos 14 cm., hallándose doblada en ángulo oblicuo en su tercio final.
Comentario: Aunque el presente ejemplar comparte semejanzas con las paletas empleadas en la albañilería en lo que se refiere a su hoja, su prolongada espiga de enmangue aproxima su uso al de
aquellas otras paletas utilizadas para atizar el fuego. En la cultura tradicional española, tales piezas
son conocidas con el nombre específico de badilas. Su posible pertenencia a un ambiente doméstico
romano no desmentiría tal interpretación.
44. Compases
44.1. Compás de hierro (inv. 349).
Procedencia: Desconocida (fondo antiguo).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 21,5 cm. Se compone de dos piezas
unidas por un clavo. Cada una de las piezas que lo conforman consisten en un largo vástago de sección rectangular y 0,5 cm. de grosor medio que, partiendo de una anchura de 1,1 cm. va disminuyendo paulatinamente hasta terminar en punta por uno de sus extremos. En el extremo opuesto,
ambas piezas rematan en un vástago de sección cuadrada y 0,5 cm. de anchura, que se dobla sobre
sí conformando una anilla en forma de círculo regular, con 2,6 cm. de diámetro. El clavo que une
las dos piezas presenta una cabeza troncocónica que, partiendo de un diámetro de 2,1 cm., va disminuyendo hasta concluir en su extremo final con 1 cm. de diámetro. Su espiga muestra una sección
circular con un grosor medio de 0,9 cm. A 2 cm. de su terminación por el frente opuesto a la cabeza,
la espiga está atravesada por una pieza en forma de cuña, la cual presenta un grosor estable de 0,5
cm., mientras que va disminuyendo de anchura desde los 2 cm. de su cabeza hasta la punta, acusando dicha disminución de una manera más destacada en su tercio inicial. El ejemplar se encuentra
restaurado.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios. Más propiamente y entre los otros objetos representados en la sala, se asocia al oficio de la arquitectura. Se trata de un ejemplar sobresaliente, el único elaborado en hierro dentro de las colecciones del Museo.
45. Espátulas
45.1. Espátula de hierro (inv. 29500).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y mango. Mide una longitud total de unos 15,7
cm. La hoja, con unos 7,5 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal, con
el lado correspondiente al filo muy deteriorado. Dicho trapecio va ensanchándose desde 1 cm. en su
arranque hasta alcanzar los 4,7 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es
rectangular, adelgazándose desde los 0,8 cm. de grosor de su arranque para constituir, apenas transcurrido 1 cm., una fina lámina que se prolonga hasta el filo en su extremo final. El mango, tras adoptar
a su anchura y grosor el de la hoja por medio de un engrosamiento frontal y sendas inflexiones laterales, pasa a estar compuesto por un segmento de forma prismática y 7,8 cm. de longitud que, en el
frente principal, va disminuyendo levemente su anchura desde los 2,5 cm. de su inicio hasta los 1,5
cm. de su terminación, mientras que en el frente correspondiente al perfil va aumentando el grosor
inicial de la hoja hasta alcanzar los 1,3 cm. en su remate externo.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito rural.
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45.2. Espátula de hierro (inv. 29905).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y mango. Mide una longitud total de unos 18,2
cm. La hoja, con unos 8 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal, con
el lado correspondiente al filo levemente convexo. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 1,7
cm. de su arranque hasta alcanzar los 5,5 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la
hoja es rectangular, adelgazándose desde los 0,8 cm. de grosor de su arranque para constituir, apenas
transcurrido 1 cm., una fina lámina que se prolonga hasta el filo en su extremo final. El mango, tras
adoptar a su anchura y grosor el de la hoja por medio de un engrosamiento frontal y sendas inflexiones
laterales, pasa a estar compuesto por un segmento de forma prismática y 6,5 cm. de longitud que, en
el frente principal, va disminuyendo levemente su anchura desde los 3,2 cm. de su inicio hasta los
2,2 cm. de su terminación, mientras que en el frente correspondiente al perfil mantiene una grosor
estable de 1,8 cm.
45.3. Espátula de hierro (inv. 29906).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y mango. Mide una longitud total de unos 18
cm. La hoja, con unos 9 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal. Dicho
trapecio va ensanchándose desde los 1,8 cm. de su arranque hasta alcanzar los 5,8 cm. en el extremo
correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose desde los 0,5 cm. de
grosor de su arranque para constituir, apenas transcurrido 1 cm., una fina lámina que se prolonga
hasta el filo en su extremo final. El mango, tras adoptar a su anchura y grosor el de la hoja por medio
de un engrosamiento frontal y sendas inflexiones laterales, pasa a estar compuesto por un segmento
de forma prismática y 7,5 cm. de longitud que, en el frente principal, va disminuyendo levemente su
anchura desde los 2,5 cm. de su inicio hasta los 2,2 cm. de su terminación, mientras que en el frente
correspondiente al perfil va aumentando el grosor inicial de la hoja hasta alcanzar los 1,8 cm. ya próximo a su remate externo.
45.4. Espátula de hierro (inv. 29909).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y mango. Mide una longitud total de unos 18
cm. La hoja, con unos 8,3 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal,
con el lado correspondiente al filo muy deteriorado. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 2
cm. de su arranque hasta alcanzar los 6,9 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de
la hoja es rectangular, adelgazándose desde los 0,8 cm. de grosor de su arranque para constituir,
apenas transcurrido 1 cm., una fina lámina que se prolonga hasta el filo en su extremo final. El
mango, tras adoptar a su anchura y grosor el de la hoja por medio de un engrosamiento frontal y
sendas inflexiones laterales, pasa a estar compuesto por un segmento de forma prismática y 7 cm.
de longitud, que mantiene una anchura estable de 3 cm. y un grosor también estable de 1,5 cm.
45.5. Espátula de hierro (inv. 30127).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y mango. Mide una longitud total de unos 17 cm.
La hoja, con unos 9 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal, con el lado
correspondiente al filo muy deteriorado. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 1,5 cm. de su
arranque hasta alcanzar los 6,5 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose desde 1 cm. de grosor en su arranque para constituir, apenas transcurrido 1,5
cm., una fina lámina que se prolonga hasta el filo en su extremo final. El mango, tras adoptar a su anchura y grosor el de la hoja por medio de un engrosamiento frontal y sendas inflexiones laterales, pasa
a estar compuesto por un segmento de forma prismática y 6,5 cm. de longitud que, en el frente principal, va disminuyendo levemente su anchura desde los 3,2 cm. de su inicio hasta los 2 cm. de su terminación, mientras que en el frente correspondiente al perfil mantiene una grosor estable de 1,8 cm.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios. Más propiamente y entre otros de los
objetos representados en la sala, se asocia al oficio de la albañilería.
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45.6. Espátula de hierro (inv. 7036).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y mango. Mide una longitud total de unos 18
cm. La hoja, con unos 7,5 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal, con
los lados mayores levemente cóncavos, y el lado correspondiente al filo levemente convexo. Dicho
trapecio va ensanchándose desde los 2 cm. de su arranque hasta alcanzar los 6,2 cm. en el extremo
correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde 1
cm. de grosor en su arranque para constituir el filo en su extremo final. El mango está compuesto por
un corto segmento de forma prismática y 3,5 cm. de longitud que, en el frente principal, mantiene
una anchura estable de unos 2 cm., mientras que en el frente correspondiente al perfil va aumentando
el grosor inicial de la hoja hasta alcanzar los 1,3 cm. en su remate externo.
Comentario: La presente pieza fue hallada en un contexto interpretado como una fábrica de vidrio.
Ello nos induce a pensar que contó con una funcionalidad especial dentro del proceso de fabricación
en el que debió de hallarse implicada. Como único paralelo a su forma, hemos localizado la referencia
a un instrumento específico destinado al corte del cuero y que, según su traducción francesa, podría
designarse desde como cuchillo hasta como espátula34. Nosotros, dado que desconocemos su función
exacta y basándonos en su similitud formal con las espátulas, hemos preferido acercarla más a este
tipo.
45.7. Espátula de hierro (inv. 17146).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y parte de la espiga de enmangue. Mide una
longitud total de 23,7 cm. La hoja, en forma de flor de loto, mide una longitud total de 15,5 cm. y,
tras ensancharse mediante sendos frentes convexos a partir de la espiga de enmangue por espacio
de 2,5 cm. hasta los 5,7 cm. de anchura, disminuye mediante dos frentes cóncavos para alcanzar en
su parte media los 4,5 cm., momento en el que comienza a ensancharse nuevamente ya hasta el filo,
donde llega a medir hasta 7,6 cm. En la parte media de la hoja y coincidiendo aproximadamente
con el centro de los dos frentes cóncavos que definen su perfil, se aprecian por ambas caras una serie
de protuberancias dispuestas en sentido transversal a la longitud de la hoja. Paralelamente, la hoja
va haciendo disminuir su grosor inicial en su punto de unión con la espiga de enmangue desde 1 cm.
hasta constituir el filo en su extremo final. La espiga de enmangue se prolonga en forma de vástago
de sección rectangular a partir de la hoja, mostrando un primer tramo de unos 2 cm. de longitud en
el que mide 1,7 cm. de anchura por 1,3 cm. de grosor máximo, el cual, tras sufrir una inflexión perceptible por dos de sus frentes contiguos, se prolonga ya hasta su terminación mediante un vástago
de forma troncopiramidal y sección cuadrada, que reduce su anchura desde los 1,4 cm. de su arranque hasta alcanzar los 0,7 cm. en el momento de su fractura. El ejemplar se encuentra restaurado,
mostrando una tonalidad plateada.
Comentario: Nos hallamos ante un ejemplar de difícil catalogación desde el punto de vista formal.
No hemos encontrado paralelos exactos al mismo, y sólo el hecho de compartir un mismo contexto
con otras dos piezas, una de las cuales ha sido identificada con seguridad plena como una espátula
de cera, nos conducen a pensar que nos hallamos ante parte de un juego de herramientas destinadas
a la confección y mantenimiento de las tablillas de cera. El ancho del filo de la hoja del presente ejemplar, de hecho, podría coincidir con el del margen de escritura de una tablilla de cera. Más allá de
estas cuestiones y desde un punto de vista formal, las protuberancias perceptibles a mitad de la hoja
podrían consistir en un arreglo antiguo del objeto, llevado a cabo tras la fractura del mismo justo en
el punto de menor anchura de aquella. Así mismo, la inflexión perceptible en la espiga de enmangue
podría estar delimitando con claridad el punto hasta el que se introduciría el mango en cuestión, dejando una pequeña porción de metal visto hasta el inicio de la hoja.
45.8. Espátula de hierro (inv. 17149).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja, mango y cabeza. Mide una longitud total de
34
VOLKEN, 2010, fig. 4.
84
11,6 cm. La hoja, en forma de triángulo isósceles, va aumentando por espacio de 8 cm. hasta el filo,
donde alcanza los 3,8 cm. de anchura máxima, hallándose fracturado en uno de sus laterales. El
mango se inicia sin solución de continuidad respecto a la cabeza, estando compuesto por un vástago
de sección cuadrada y 2,2 cm. de anchura, que presenta una longitud de 3 cm. La cabeza, desarrollada en sentido transversal respecto al mango y la hoja, presenta una forma rectangular de 2,2 cm.
de longitud máxima por 2 cm. de anchura. En su unión con el mango, el rectángulo de la cabeza va
estrechándose hasta adoptar la forma aplanada del mango en cuestión. El ejemplar se encuentra restaurado, mostrando una tonalidad plateada.
Comentario: En función de ciertos paralelos tipológicos, nos hallamos sin lugar a dudas ante una espátula de cera, uno de esos objetos empleados para borrar los textos escritos en las tablillas y esparcir
cera sobre las mismas para permitir nuevamente su uso.
45.9. Espátula de hierro (inv. 17151).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja, mango y cabeza. Mide una longitud máxima
de 11,6 cm. La hoja, con unos 7 cm. de longitud, está conformada por una placa en forma de triángulo equilátero, con el lado correspondiente al filo muy deteriorado. Dicho triángulo va ensanchándose desde su vértice hasta alcanzar los 7,2 cm. en el momento de su fractura, ya próxima al filo. La
sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 0,7 cm. de grosor de su
arranque para constituir el filo en su extremo final. El mango, de sección circular e iniciado sin solución
de continuidad respecto a la hoja, muestra un ancho regular de unos 0,8 cm. y un grosor de 0,7 cm.,
midiendo unos 4 cm. de longitud. La cabeza presenta forma cónica, con un diámetro máximo de 1,2
cm. En su unión con el mango, se estrecha hasta alcanzar su mismo grosor. El ejemplar se encuentra
restaurado, mostrando una tonalidad plateada.
Comentario: Como nos sucedió ante el ejemplar 45.7, no hemos hallado paralelos tipológicos para
el presente ejemplar dentro del ámbito de los instrumentos de escritura. No obstante, su contexto de
hallazgo, fuertemente vinculado con el del ejemplar 45.8, indica que pudo tener alguna relación con
este último, asumiendo una función concreta en un juego de piezas destinadas a una misma función.
Siendo incierto el papel exacto del presente objeto, lo más lógico es pensar, a partir del anterior, que
se empleara también como espátula de cera.
45.10. Espátula de hierro (inv. 18430).
Procedencia: Templo de Diana - Campaña 1972. Sector H-1.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y mango. Mide una longitud total de 13,2 cm.
La hoja, con unos 7,5 cm. de longitud, está conformada por una placa en forma de triángulo equilátero, con el lado correspondiente al filo muy deteriorado. Dicho triángulo va ensanchándose desde su
vértice hasta alcanzar los 7 cm. en el extremo correspondiente al filo, donde ha perdido uno de sus
ángulos. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 0,3 cm. de
grosor de su arranque para constituir el filo en su extremo final. El mango, de sección rectangular,
muestra un ancho regular de unos 0,6 cm. y un grosor de 0,3 cm., midiendo unos 3,5 cm. de longitud.
Entre mango y hoja media un ensanchamiento lateral que cobra la forma de dos semicírculos opuestos,
de en torno a 1 cm. de radio en cada uno de los casos. El ejemplar se encuentra restaurado.
Comentario: El ejemplar muestra ciertas similitudes a una de las espátulas halladas en la Casa del
Mitreo, la 45.9 de nuestro catálogo, aunque careciendo de cabeza y con un ensanchamiento entre
la hoja y el mango que la convierte en un unicum en Mérida. En todo caso, no parece tratarse de una
pieza destinada a un trabajo manual que requiera de una gran fortaleza en el ejemplar, por lo que
como únicas alternativas a su uso podríamos plantear su asociación al ámbito de la escritura o de la
medicina. Su contexto de hallazgo apunta más bien a lo primero, y más de tenerse en cuenta que en
recientes excavaciones en el Foro colonial han sido localizados algunos instrumentos de escritura, sin
duda relacionados al trabajo burocrático de la administración local.
45.11. Espátula de hierro (inv. 26999).
Procedencia: Teatro romano - Campaña 1981. Peristilo. Cata 4, Nivel 2.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre
sí. El fragmento principal, con una longitud total de 15,2 cm., se compone de hoja y parte de la espiga
85
de enmangue. La hoja, con unos 11 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 2,2 cm. de su arranque hasta alcanzar los 6,8
cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 0,6 cm. de grosor de su arranque para constituir el filo en su extremo final. La
espiga de enmangue se limita a prolongar la forma de la hoja por espacio de 4 cm. hasta rematar en
punta, reduciendo paulatinamente su anchura para desembocar en la misma pero manteniendo por
contraste un grosor similar al del inicio estimado de la hoja.
Comentario: El hallazgo de la presente pieza en el Teatro romano sirve para argumentar el posible
hallazgo en el mismo de varias de las espátulas catalogadas como fondos antiguos sin número y procedentes de los materiales ingresados en el Museo desde las excavaciones practicadas en la ciudad
entre 1911 y 1936. Para más información al respecto, véase el capítulo dedicado a la procedencia de
los ejemplares analizados.
46. Estiletes
46.1. Estilete de hierro (inv. 29289).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, mango y punta. Mide una longitud total de
11,7 cm. La cabeza, de aproximadamente 2 cm. de longitud por 1,7 cm. de anchura máxima en la
parte conservada, presenta forma de espátula triangular. El mango está compuesto por un vástago
de sección circular que, partiendo de un diámetro máximo de 0,4 cm., va adelgazándose paulatinamente hacia la punta. Éste se halla decorado en su punto de unión con la cabeza por medio de varias
líneas paralelas, siendo difíciles de cuantificar debido a las múltiples concreciones presentes en la
pieza. El resto del mango es aparentemente liso, si bien las referidas concreciones impiden determinar
con seguridad si contó con alguna decoración. La punta se desarrolla sin solución de continuidad
respecto al mango, disminuyendo progresivamente hacia su terminación.
Comentario: En el presente ejemplar es de destacar el desproporcionado tamaño de su espátula que,
restituyendo el perfil de los elementos perdidos, podría haber alcanzado incluso los 2 cm. de anchura.
Ésta supera con creces el tamaño de la testimoniada en cualquiera de las piezas catalogadas en el
presente trabajo. El ejemplar cuenta en todo caso con paralelos tipológicos, destacando uno hallado
en Briançon y datado entre el 300 y el 500 d.C.
46.2. Estilete de hierro (inv. 29438).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, mango y punta. Mide una longitud total de
9,1 cm. La cabeza, de aproximadamente 1,6 cm. de longitud por 1,2 cm. de anchura máxima en la
parte conservada, presenta forma de espátula triangular. El mango está compuesto por un vástago
de sección cuadrangular que, partiendo de un grosor máximo de 0,4 cm., va adelgazándose paulatinamente hacia la punta. Éste se halla decorado a base de líneas paralelas en determinados puntos de
su recorrido, destacando la presencia de tal motivo en su separación con la cabeza y hacia la mitad
de la pieza. La punta se desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango, disminuyendo progresivamente hacia su terminación.
Comentario: Nos hallamos ante una de las pocas piezas de hierro decoradas, no sólo entre los estiletes,
sino en la totalidad de los ejemplares incluidos en el presente catálogo. Ello no obsta para que su estado de conservación impida determinar de manera exacta la totalidad de los puntos en los que se
reiteró el motivo descrito, por lo demás muy básico, así como el número total de líneas que pueden
llegar a componerlo. Valorando lo reducido de su longitud total, el presente estilete podría asociarse,
si bien con ciertas reservas, a un posible uso infantil.
46.3. Estilete de hierro (inv. 7644).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, mango y punta. Mide una longitud total de
13,5 cm. La cabeza, de aproximadamente 1 cm. de longitud por 0,6 cm. de anchura máxima, presenta
forma de espátula trapezoidal. El mango está compuesto por un vástago de sección circular y con un
diámetro regular de en torno a 0,5 cm., siendo aparentemente liso, si bien las múltiples concreciones
presentes en la pieza impiden determinar con seguridad si contó con alguna decoración. La punta se
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desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango, disminuyendo progresivamente hacia su
terminación. El ejemplar se encuentra doblado en ángulo oblicuo poco antes de la mitad del recorrido
de su mango.
46.4. Estilete de hierro (inv. 7647).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, mango y punta. Mide una longitud total de
12,6 cm. La cabeza, de aproximadamente 1 cm. de longitud por 0,6 cm. de anchura máxima, presenta
forma de espátula trapezoidal. El mango está compuesto por un vástago de sección circular y con un
diámetro regular de en torno a 0,5 cm., siendo aparentemente liso, si bien las múltiples concreciones
presentes en la pieza impiden determinar con seguridad si contó con alguna decoración. La punta se
desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango, disminuyendo progresivamente hacia su
terminación, de la que podría haberse perdido una porción difícil de cuantificar.
Comentario: La pieza se encuentra en muy mal estado de conservación, lo cual no impide que pueda
ser catalogada como un estilete gracias a la forma espatulada presente en uno de sus extremos, así
como a la percepción de cierto adelgazamiento progresivo en la zona de la punta. Cabe destacar si
es caso que su cabeza (o al menos por lo que puede desprenderse del estado actual de la pieza)
parece haberse confeccionado a partir de un simple afilamiento efectuado en el extremo de una varilla
de hierro, mostrando prácticamente el mismo grosor que el mango.
46.5. Estilete de hierro (inv. 7654).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y mango. Mide una longitud total de 8,1
cm. La cabeza, de aproximadamente 1,2 cm. de longitud por 0,9 cm. de anchura máxima, presenta
forma de espátula triangular, hallándose algo deteriorada en su extremo. El mango está compuesto
por un vástago de sección circular y con un diámetro regular de en torno a 0,5 cm., siendo aparentemente liso, si bien las múltiples concreciones presentes en la pieza impiden determinar con seguridad
si contó con alguna decoración. La punta se desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango,
disminuyendo progresivamente hacia su terminación, de la que se ha perdido una porción difícil de
determinar.
Comentario: La ficha manual identificaba la pieza como una espátula, pero el estrechamiento de uno
de sus extremos, unido a la forma de la espátula, nos inclina a clasificarlo más bien como un estilete.
Por otra parte y valorando su aparente longitud total, podría asociarse a un uso infantil, igual que el
ejemplar 46.2.
46.6. Estilete de hierro (inv. 6519).
Procedencia: Viviendas protegidas.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, mango y punta. Mide una longitud total de
12 cm. La cabeza, de 1 cm. de longitud por 0,5 cm. de anchura máxima, presenta forma de espátula
trapezoidal. El mango está compuesto por un vástago de sección circular y con un diámetro regular
de en torno a 0,5 cm. Éste se halla decorado en su punto de unión con la cabeza por medio de varias
líneas paralelas, siendo éstas difíciles de cuantificar debido a las múltiples concreciones presentes en
la pieza. El resto del mango es aparentemente liso, si bien las referidas concreciones impiden determinar con seguridad si contó con alguna decoración. La punta se desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango, disminuyendo por espacio de 1,5 cm. hasta su conclusión, donde muestra
cierto desgaste.
Comentario: Se trata de un ejemplar estereotípico dentro de los estiletes de hierro catalogados fuera
de la Península Ibérica, tanto por la forma de su cabeza como por la de su punta.
46.7. Estilete de hierro (inv. 14232).
Procedencia: Columbarios (procedencia dudosa).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y mango. Mide una longitud total de 11,3
cm. La cabeza, de 1 cm. de longitud por 0,7 cm. de anchura máxima, presenta forma de espátula
trapezoidal. El mango está compuesto por un vástago de sección circular y con un diámetro regular
de en torno a 0,5 cm., siendo aparentemente liso, si bien las múltiples concreciones presentes en la
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pieza impiden determinar con seguridad si contó con alguna decoración. En la zona de la punta concluye en un frente plano.
Comentario: La procedencia del actual ejemplar se consta en la ficha manual del catálogo sistemático como insegura. Tanto por su longitud como por la aparente regularidad del frente plano en el
que culmina en uno de sus extremos, se podría aseverar que la pieza se halla prácticamente completa, excepción hecha de la punta en cuestión que, aunque no podría asegurarse con rotundidad,
parece haber surgido del frente plano como una pieza con un grosor mucho más fino que el del
mango.
46.8. Estilete de hierro (inv. 14234).
Procedencia: Columbarios (procedencia dudosa).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y mango. Mide una longitud total de 11 cm.
La cabeza, de 0,9 cm. de longitud por 0,7 cm. de anchura máxima, presenta forma de espátula trapezoidal, hallándose fragmentada en una de sus mitades. El mango está compuesto por un vástago
de sección circular y con un diámetro regular de en torno a 0,5 cm., siendo aparentemente liso, si
bien las múltiples concreciones presentes en la pieza impiden determinar con seguridad si contó con
alguna decoración.
Comentario: La procedencia del actual ejemplar se consta en la ficha manual del catálogo sistemático
como insegura. La longitud de la pieza podría señalar que nos hallamos ante un estilete prácticamente
completo. No obstante, la ausencia de una terminación clara en la zona de la punta nos obliga a mantener respecto a dicha consideración un margen de dudas mayor que en relación al ejemplar descrito
en la entrada precedente.
47. Espátulas de pequeño formato
47.1. Espátula de pequeño formato de hierro (inv. 11302).
Procedencia: Desconocida.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y parte del mango. Mide una longitud total
de 10,1 cm. La cabeza está conformada por una lámina de 0.9 cm. de diámetro. El mango está compuesto por un vástago de sección circular y con un diámetro regular de en torno a 0,5 cm., siendo
liso en su totalidad.
Comentario: El ejemplar es difícil de adscribir funcionalmente, si bien la forma de la espátula en la
que termina por uno de sus extremos podría, al tiempo que alejarla del ámbito de los instrumentos
de escritura, aproximarla más al de la medicina.
47.2. Espátula de pequeño formato de hierro (inv. 17335).
Procedencia: Necrópolis oriental - Campaña 1972. Tumba 5.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y parte del mango. Mide una longitud total
de 9,3 cm. La cabeza, de 1,5 cm. de longitud por 1,1 cm. de anchura, está conformada por una
lámina redondeada, de forma algo irregular. El mango se prolonga a partir de la cabeza y presenta la
forma de una lámina con una anchura media de 0,5 cm. y un grosor medio de 0,2 cm. que, a 2 cm.
de su fractura por el extremo opuesto a la cabeza, comienza a ensancharse, llegando a alcanzar los
0,7 cm. El ejemplar se dobla levemente en un ángulo oblicuo ya próximo a la cabeza.
Comentario: La pieza, de posible uso cosmético, fue hallada junto a una serie de piezas de vidrio y
cerámica formando parte de un ajuar que, en base a algunos de sus materiales, podría datarse en
torno a la segunda mitad del Siglo I y la primera mitad del siglo II d.C.
48. Lancetas
48.1. Lanceta de hierro (inv. 348).
Procedencia: Desconocida (fondo antiguo).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, mango y hoja. Mide una longitud total de
11,3 cm. La cabeza está conformada por media esfera de 0,5 cm. de diámetro. El mango, de unos
8,8 cm. de longitud, presenta la forma de un vástago de sección cuadrada y con unos 0,3 cm. de anchura que, a 0,5 cm. del inicio de la hoja, se ensancha en el sentido de esta última hasta alcanzar los
0,5 cm. En varios puntos del mango pueden apreciarse una serie de líneas incisas dispuestas en sentido diagonal. La hoja, con 2 cm. de longitud, presenta forma romboidal, ensanchándose a partir del
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mango para alcanzar a los 0,8 cm. de su inicio 1 cm. de anchura y adelgazarse a partir de este momento hasta terminar en punta.
Comentario: Aparte de poder entrañar cierto carácter decorativo, las líneas incisas presentes en el
mango podrían haber estado destinadas a la mejor aprehensión de la pieza.
48.2. Lanceta de hierro (inv. 29446).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, mango y hoja. Mide una longitud total de
12,7 cm. La cabeza está conformada por una forma cónica de 0,5 cm. de diámetro máximo por
0,4 cm. de altura. El mango, de unos 9 cm. de longitud, presenta la forma de un vástago de sección
cuadrada, con los ángulos levemente facetados, que, partiendo de una anchura de 0,4 cm., va aumentando por espacio de 3 cm. hasta alcanzar los 0,5 cm. Esta dimensión la mantendrá estable
hasta que, justo en su punto de unión con la hoja, reduce su grosor y aumenta su anchura para
dar lugar a una placa rectangular de 0,5 cm. de longitud por 0,7 cm de anchura. El mango está decorado, tanto en su inicio como poco antes del rectángulo descrito, por sendas formas abalaustradas, ambas de 1,5 cm. de longitud y de composiciones simétricas, centradas por en cada caso por
dos anillos paralelos. La forma rectangular que antecede a la hoja muestra en una de sus caras
hasta tres líneas incisas: dos en diagonal y una tercera transversal al sentido del mango. La hoja,
con 3,4 cm. de longitud, presenta forma romboidal, ensanchándose a partir del mango para alcanzar a los 2 cm. de su inicio los 1,2 cm. de anchura y adelgazarse a partir de este momento hasta
terminar en punta.
Comentario: Aunque es difícil de asegurar, las líneas incisas trazadas en el interior del rectángulo, más
allá de un simple carácter decorativo, podrían estar constituyendo un esquemático crismón que asociaría el ejemplar a un individuo de profesión cristiana. La decoración del mango en general, de atender al paralelo ofrecido por los estiletes de bronce, cabe la posibilidad de que esté orientando la
datación de la pieza en torno al Siglo IV.
48.3. Lanceta de hierro (inv. 6782).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Fragmento de lanceta, correspondiente a parte del mango y la hoja de la misma. Mide
una longitud total de 8,7 cm. La porción del mango conservada, de unos 6,5 cm. de longitud, presenta
la forma de un vástago de sección cuadrada y unos 0,5 cm. de anchura que, a 0,5 cm. del inicio de
la hoja, se ensancha en el sentido de esta última hasta alcanzar los 0,7 cm. La hoja, con 2 cm. de longitud, presenta una forma romboidal con los laterales curvados, ensanchándose a partir del mango
para alcanzar a los 0,7 cm. de su inicio los 1,5 cm. de anchura y adelgazarse a partir de este momento
hasta terminar en punta.
49. Sondas
49.1. Sonda de hierro (inv. 9866).
Procedencia: Desconocida.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, mango y punta. Mide una longitud total de
10,8 cm. La cabeza está conformada por una pequeña espátula de forma circular y 0,4 cm. de diámetro dispuesta en el sentido del mango, presentando en uno de sus lados una cavidad y en el lado
opuesto una forma levemente convexa. El mango está constituido por un vástago de sección circular
que arranca con 0,2 cm. en la zona de la cabeza para ir ensanchándose por espacio de unos 4 cm.
hasta alcanzar los 0,5 cm. de anchura máxima. A partir de este momento y hasta la punta, que se
desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango, el ejemplar va disminuyendo paulatinamente
de grosor. En varios puntos del mango, y muy especialmente a unos 4,5 cm. de la punta, se aprecian
una serie de líneas transversales al sentido del mango en cuestión. Su número o composición no es
posible de determinar debido a las múltiples concreciones presentes en la superficie de la pieza.
Comentario: Nos hallamos ante una sonda de las conocidas como auriscalpium y que estaban destinadas específicamente a ser utilizadas en el oído. Son muchos los ejemplares de este tipo custodiados
en las colecciones del Museo, pero todos ellos se encuentran, a excepción del presente, realizados en
bronce.
89
50. Escalpelos
50.1. Escalpelo de hierro y bronce (inv. 4938).
Procedencia: Necrópolis oriental. Pabellón de suboficiales del Regimiento.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí y compuesto por
parte del mango y hoja. Mide una longitud total de 7,5 cm. La porción conservada del mango, de
unos 7 cm. de longitud, está conformada por un vástago que, en sus 3,7 cm. iniciales, presenta una
sección circular de 0,6 cm. de diámetro máximo con varias concreciones en su superficie, algunas
de las cuales se alinean transversalmente, pareciendo agruparse en una decoración anillada. Desde
este momento y hasta su terminación, el mango pasa en su segundo fragmento a estar conformado
por un vástago de bronce de sección cuadrada, con los cantos achaflanados. Del extremo opuesto
de la porción inicial del mango surge la hoja, dispuesta en un ángulo próximo a los 90º respecto al
mango, y compuesta por una lámina de forma trapezoidal que va ensanchándose paulatinamente
desde los 0,3 cm. de su arranque hasta alcanzar 0,7 cm. en la zona correspondiente al filo.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios. Dado su contexto de hallazgo, puede
tenerse por segura su vinculación con el oficio médico. Álvarez Sáenz de Buruaga y García de Soto35,
así como Borobia Melendo años más tarde a partir de su trabajo36, lo publican junto al resto del conjunto en el que se integra, interpretándolo los primeros autores como una sonda y el segundo como
un escalpelo. Nosotros nos basamos en el criterio de este último especialista para clasificar el objeto y
establecer el tipo al que, como espécimen único, pertenece.
51. Tenazas
51.1. Tenazas de hierro (inv. 30125).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de boca y mango. Mide una longitud total de 17,8 cm.
El ejemplar está conformado por dos piezas que se cruzan entre sí. En la zona de la boca, una vez
efectuado el cruce de las piezas, ambas se doblan en un semicírculo rebajado por espacio de 3 cm.,
partiendo bajo la forma de una lámina de 1 cm. de anchura por 0,5 cm. de grosor para culminar, tras
disminuir la primera y aumentar la segunda, con una inversión exacta de dichas dimensiones. Llegado
este punto, la boca vuelve a tomar la misma dirección del mango, prolongándose bajo la forma de
una lámina de perfil algo irregular y 1,5 cm. de anchura máxima, en uno de los casos por espacio de
1,7 cm. hasta su terminación, y en el otro por espacio de 1 cm. hasta el momento de su fractura. En
la zona del mango, cada pieza se prolonga por espacio de 4,5 cm. bajo la forma de una lámina de 0,9
cm. de anchura por 0,4 cm. de grosor. Dicha lámina se inflexiona por su frente interno en sendos ángulos oblicuos por espacio de 0,6 cm., transcurridos los cuales adopta la forma de un vástago de sección cuadrada y 0,6 cm. de anchura para prolongarse por espacio de 7,5 cm. hasta su terminación,
donde en uno de los casos se dobla en ángulo recto hacia el exterior del ejemplar por espacio de 0,5
cm., mientras que en el otro se aplana antes de fracturarse en el momento en el que debía de doblarse
igual que la otra pieza. Igualmente, el vástago que define la segunda mitad del mango está doblado
en ambas piezas, curvándose ligeramente hacia el exterior del conjunto. El ejemplar se encuentra restaurado.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios. Efectivamente y por su naturaleza, el
ejemplar podría haberse asociado, bien a un oficio próximo a la albañilería, bien a trabajos artesanos
como la carpintería, la forja o la fundición, o bien finalmente a un oficio liberal como lo fue el de la
medicina. El formato de la pieza nos condiciona en todo caso a asumir más bien uno de los primeros.
51.2. Tenazas de hierro y bronce (inv. 4939).
Procedencia: Necrópolis oriental. Pabellón de suboficiales del Regimiento.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de boca y mango. Mide una longitud total de 13,8 cm.
35
36
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA; GARCÍA DE SOTO, 1946.
BOROBIA MELENDO, 1988, pág. 238.
90
El ejemplar está conformado por dos piezas que se cruzan entre sí, uniéndose por medio de un remache del que aún se aprecia su doble cabeza por ambos extremos. Ésta está compuesta en ambos
casos por una lámina circular de 1,1 cm. de diámetro y moldurada en su interior a base de tres círculos
concéntricos: el primero en relieve y ocupando una franja de 0,1 cm.; el segundo ocupando una
franja de 0,3 cm.; y el tercero al interior de la composición con 0,4 cm. de diámetro. En la zona de
la boca, una vez efectuado el cruce de las piezas, ambas se doblan en un ángulo próximo a los 45º
por espacio de 1 cm. para volver a tomar la misma dirección del mango, ya en los 2 cm. que restan
hasta su terminación. El extremo de la boca culmina en semicírculo por su frente externo. En la zona
del mango, cada pieza se prolonga por espacio de 2,5 cm. bajo la forma de una lámina de 1 cm. de
anchura por 0,4 cm. de grosor. Dicha lámina culmina en una moldura seguida de una línea incisa,
transformándose desde este momento y por espacio de 5,5 cm. en un vástago de sección rectangular
con los cantos achaflanados que, partiendo con una anchura de 0,7 cm. y un grosor de 0,5 cm., va
disminuyendo paulatinamente su anchura hasta alcanzar a su término los 0,5 cm., adoptando entonces una sección cuadrada. Ya en su terminación, y tras una nueva línea incisa, cada pieza del mango
se prolonga aún por espacio de 0,8 cm. mediante una porción con una sección semejante a la precedente pero elaborada en bronce, rematando en sendas esferas, también de bronce, de 0,9 cm. de
diámetro y con un ligero apuntamiento en su extremo final. Los elementos elaborados en bronce presentan algunos puntos dorados dispersos por su superficie. El ejemplar se encuentra restaurado.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios. Y es que, efectivamente, al ser hallada
formando parte del ajuar de una sepultura, en función de su asociación a las restantes piezas que la
componían ha sido interpretada de antiguo como parte del instrumental de un médico, publicándola
por esta vía Álvarez Sáenz de Buruaga37, Álvarez Sáenz de Buruaga y García de Soto38, Borobia Melendo39 y finalmente Blanco Coronado y Peral Pacheco40, aunque estos tres últimos autores bajo la
denominación de pinzas.
51.3. Tenazas de hierro (inv. 4940).
Procedencia: Necrópolis oriental. Pabellón de suboficiales del Regimiento.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de boca y parte del mango. Mide una longitud total
de 9,8 cm. El ejemplar está conformado por dos piezas que se cruzan entre sí, uniéndose por medio
de un remache del que aún se aprecia su cabeza, semicircular y de en torno a 0,7 cm. de diámetro.
En la zona de la boca, una vez efectuado el cruce de las piezas, ambas se doblan en un ángulo próximo
a los 45º por espacio de 1 cm. para volver a tomar la misma dirección del mango, ya en los 2,5 cm.
que restan hasta su terminación. El extremo de la boca culmina en semicírculo por su frente externo.
En la zona del mango, cada pieza presenta una anchura media de 1 cm. así como un grosor de unos
0,5 cm.
Comentario: En relación al contexto de hallazgo, interpretación y publicación del ejemplar, véase el
comentario a la entrada precedente.
52. Raspadores
52.1. Raspador de hierro (inv. 30212).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos unidos entre sí y compuesto por
parte de la hoja y del mango. Mide una longitud total de 24,9 cm. La hoja está conformada por una
placa de 16 cm. de longitud que adopta una forma curvada tanto longitudinal como interiormente,
arrancando con 2,3 cm. de anchura que aumentan progresivamente hasta alcanzar los 3,2 cm. a la
mitad de su recorrido, punto en el que comienza a disminuir hacia la punta para llegar nuevamente
a los 1,3 cm. en el momento de su fractura. La porción del mango conservada se desarrolla a partir
37
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1945, pág. 47.
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA; GARCÍA DE SOTO, 1946.
39
BOROBIA MELENDO, 1988, págs. 239-240.
40
BLANCO CORONADO, F. R.; PERAL PACHECO, D.: “Las pinzas quirúrgicas del instrumental médico de Augusta
Emerita”. Revista de Estudios Extremeños, 61. Badajoz, 2005 (págs. 45-77), págs. 71-73.
38
91
de la hoja, tras el remate de la misma en una placa circular de unos 2 cm. de diámetro, hallándose
conformada por dos láminas dobladas para adoptar una sección semicircular, opuestas la una a la
otra y prolongadas por espacio de 10,7 y 10,3 cm. de longitud respectivamente, las cuales mantienen
hasta su extremo final una anchura media de 2 cm. El ejemplar se encuentra restaurado.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios.
52.2. Raspador de hierro (inv. 6785).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la hoja y espiga de enmangue. Mide una
longitud total de 6,8 cm. La hoja está conformada por una placa de 3,8 cm. de longitud que adopta
una forma curvada tanto longitudinal como interiormente, arrancando con 0,4 cm. de anchura que
aumentan progresivamente hacia la punta hasta alcanzar 1 cm. en el momento de su fractura. La espiga de enmangue se desarrolla a partir de la hoja, hallándose conformada por un vástago de sección
circular de 3 cm. de longitud que mantiene hasta su extremo final una anchura media de 0,5 cm. y
termina en una serie de protuberancias.
Comentario: Anteriormente interpretada como hoz debido a la forma curvada de su hoja, la presente
pieza es más factible clasificarla como un raspador de pequeño formato en función de la forma que
adopta su hoja en el extremo correspondiente al filo. Una cuestión distinta es que, valorando sus reducidas dimensiones, se asocie a una finalidad diferente a la de la higiene, como podría ser atender
a un oficio específico o a un contexto lúdico.
52.3. Raspador de hierro (inv. 6812).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Fragmento de raspador, correspondiente a parte de la hoja del mismo. Mide una longitud
total de 9,1 cm. La hoja está conformada por una placa que adopta una forma curvada tanto longitudinal como interiormente, arrancando con 2 cm. de anchura que disminuyen progresivamente hacia
la punta hasta alcanzar 1,5 cm. en el momento de su fractura.
Comentario: Pese a su estado fragmentario, el característico perfil de la placa que compone la pieza
la identifica con claridad como un raspador. En función de la similitud de la porción conservada de
la pieza con la hoja de la descrita en la entrada siguiente, así como por las comunes circunstancias en
el ingreso de ambas, nos cuestionamos la posibilidad de que hayan sido localizadas en un mismo
contexto.
52.4. Raspador de hierro (inv. 6813).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la hoja y del mango. Mide una longitud
total de 20 cm. La hoja está conformada por una placa de 11 cm. de longitud que adopta una forma
curvada tanto longitudinal como interiormente, arrancando con 1,5 cm. de anchura que aumentan
progresivamente hasta alcanzar los 2 cm. a la mitad de su recorrido, punto en el que comienza a disminuir hacia la punta para llegar nuevamente a los 1,5 cm. en el momento de su fractura. La porción
del mango conservada se desarrolla a partir de la hoja, tras el remate de la misma en una placa circular
de unos 2 cm. de diámetro, hallándose conformada por dos láminas dobladas para adaptar una sección semicircular de 9 cm. de longitud, opuestas la una a la otra, que mantienen hasta su extremo
final una anchura media de 1,4 cm. A su término, dicha pieza remata en una terminación circular.
Comentario: Véase el comentario de la entrada precedente.
52.5. Raspador de hierro (inv. 5876).
Procedencia: Necrópolis oriental.
Descripción: Fragmento de raspador, correspondiente a parte de la hoja del mismo. Mide una longitud
total de 7 cm. La hoja está conformada por una placa que adopta una forma curvada tanto longitudinal como interiormente, manteniendo una anchura media de 2,5 cm. en la totalidad de la porción
conservada.
Comentario: Pese a su estado fragmentario, el característico perfil de la placa que compone la pieza
la identifica con claridad como un raspador.
92
53. Tijeras
53.1. Tijeras de hierro (inv. 30308).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Fragmento de tijeras, correspondiente a parte de una de las hojas y la mitad del mango
de las mismas. Mide una longitud total de 12,5 cm. La porción de la hoja conservada, de 6 cm. de
longitud, está conformada por una lámina que, partiendo de una anchura máxima de 2,5 cm., va
disminuyendo por el lado correspondiente al filo hasta alcanzar los 1,8 en el momento del arranque
de su fractura, a unos 3 cm. de su inicio. El mango, que parte en forma de vástago de sección cuadrada y 0,5 cm. de anchura desde el lateral externo de la hoja, va reduciendo paulatinamente su grosor y aumentando su anchura para, a unos 2 cm. de su inicio, transformarse en una lámina que, en
el momento de su fractura, ya en el inicio de la curvatura de la que debió de arrancar la hoja perdida,
alcanza los 1,8 cm. de anchura.
Comentario: Dadas sus características formales y sus dimensiones, podríamos hallarnos ante la otra
mitad del ejemplar 53.5 de nuestro catálogo. Las circunstancias asociadas a su procedencia no lo
desmienten, ya que no sería la primera vez que nos hallamos con un fondo siglado en una fecha
avanzada al que puede reasignársele un número más bajo debido a su división en varios fragmentos
o a la simple pérdida de su sigla.
53.2. Tijeras de hierro (inv. 6747, 7627, 7648).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo, dividido en tres fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud total
de 18 cm. Las hojas consisten en sendas láminas de unos 9,5 cm. de longitud y los laterales facetados
en una de sus caras que, iniciadas con una anchura de 0,7 cm., van aumentando por espacio de 1
cm. para alcanzar los 1,2 cm., dimensión que mantienen hasta que a unos 3 cm. del final va disminuyendo paulatinamente hasta terminar en punta. Los mangos están integrados por dos partes: una recta
y otra de forma ovalada. La recta está compuesta por un vástago de sección en forma de triángulo
isósceles con 0,5 cm. Dicho vástago se inflexiona levemente antes de iniciar en el sentido opuesto el
óvalo que conforma el mango. Este último, de 3,2 cm. de diámetro máximo, va haciendo disminuir
paulatinamente el grosor del vástago hasta hacerlo terminar en punta en el momento de su cierre. En
el punto de la unión de la hoja con el mango, el fragmento mayor muestra en una de sus caras una
protuberancia de sección circular y 0,2 cm. de diámetro. En correspondencia con dicha protuberancia,
los dos fragmentos restantes muestran en el perfil de su fractura la mitad de un orificio de forma circular.
El fragmento mayor se dobla incidentalmente a la mitad de su recorrido en un ángulo oblicuo.
Comentario: Ingresados en unas circunstancias similares pero en fechas diferentes, los tres fragmentos
que componen el presente ejemplar fueron inventariados por separado, llegando incluso uno de ellos,
el inv. 7648, a ser considerado como un cuchillo. Verificada su unión en un mismo objeto, hemos
procedido a crear una ficha común para las tres piezas.
53.3. Tijeras de hierro (inv. 7792).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de dos hojas, un mango completo y parte del otro.
Mide una longitud total de 25 cm. Las hojas consisten en sendas láminas de 20 y 20,7 cm. de longitud
respectivamente que, iniciadas con una anchura de 1 cm., van aumentando por espacio de unos 5
cm. hasta alcanzar los 2,2 cm. Esta última dimensión se mantiene hasta que, a unos 8 y 7,2 cm. del
final, va disminuyendo paulatinamente por el lado correspondiente al filo, hasta terminar en punta
en uno de los casos, y en el momento de su fractura en el segundo. A unos 6,5 cm. del inicio de cada
hoja, se aprecia por el lateral correspondiente de cada una de ellas una protuberancia circular de en
torno a 0,7 cm. de diámetro que constituyó el eje de unión entre ambas. El mango conservado consiste
en un vástago de sección informe que se dobla sobre sí para constituir un círculo regular de unos 3,5
cm. de diámetro. Del mango incompleto apenas se conserva el inicio de un vástago similar al recién
descrito, fracturado en el punto en el que en el otro caso se inicia la curvatura.
Comentario: La presente pieza fue publicada por José Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del
Museo correspondiente al año 194941. Nos hallamos ante un ejemplar de grandes dimensiones pero
41
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1950, pág. 194.
93
por otra parte de una tipología similar a la de las piezas descritas en la entrada 53.2.
53.4. Tijeras de hierro y bronce (inv. 4941).
Procedencia: Necrópolis oriental. Pabellón de Suboficiales del Regimiento.
Descripción: Fragmento de tijeras, correspondiente a parte de las dos hojas y el mango de las mismas
y dividido a su vez en dos fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud total de 11,9 cm. La hoja,
de 5 cm. de longitud, está conformada por una lámina que, partiendo de una anchura máxima de
1,8 cm., va disminuyendo sus dos lados hasta alcanzar 1 cm. en el momento de su fractura, ya próximo a la punta. En su inicio, la pieza se reduce por el lado correspondiente al filo, volviéndose en un
ángulo de 45º en dirección a la punta para transformarse en un vástago. Este último se inicia con
una sección rectangular y 0,5 cm. de anchura por 0,4 cm. de grosor, para ir reduciendo paulatinamente la primera y ampliando la segunda hasta alcanzar, transcurridos 4,7 cm. desde su inicio, una
sección rectangular de 0,2 cm. de anchura por 0,9 cm. de grosor. En el punto de unión del vástago
con la hoja destaca una protuberancia en forma de diente sobre el perfil interno de esta porción del
mango, así como en su terminación otra serie de protuberancias, una de ellas dispuesta transversalmente. De la hoja opuesta se conservan apenas los tres tercios finales del vástago en el que culminan,
también con una serie de protuberancias en su cara interna. El mango consiste en una lámina de
bronce adherida a los referidos vástagos por su cara externa y doblada en un semicírculo peraltado
de 3 cm. de diámetro. Ésta se va ensanchando desde los 0,7 cm. de su inicio hasta alcanzar en su
punto central los 1,6 cm. de anchura. Por su cara externa, está decorada por tres líneas incisas paralelas que, en el desarrollo del semicírculo, se bifurcan en dos parejas para trazar la figura de un rombo.
Así mismo, en su unión con los vástagos en que culminan las hojas, se prolongan por espacio de 1,3
cm. bajo una forma abalaustrada terminada en punta. El ejemplar se encuentra restaurado.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios. Más específicamente, se asocia al oficio
de la medicina. Y es que, efectivamente, apareció formando parte de un ajuar médico publicado por
Álvarez Sáenz de Buruaga y García de Soto primero42 y, años más tarde, también por Borobia Melendo43.
53.5. Tijeras de hierro (inv. 5994).
Procedencia: Necrópolis oriental.
Descripción: Fragmento de tijeras, correspondiente a una de las hojas y la mitad del mango de las
mismas y dividido a su vez en dos fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud total de 16 cm.
La hoja, de 9,5 cm. de longitud, está conformada por una lámina que, partiendo de una anchura
máxima de 2,5 cm., va disminuyendo por el lado correspondiente al filo hasta alcanzar a los 2,5 cm.
de su inicio los 1,7 cm. Dicha dimensión se mantendrá por espacio de unos 5 cm. para ya, a 2 cm.
de su terminación, ir volviendo a disminuir por el lado opuesto al filo hasta terminar en punta. El
mango, que parte en forma de vástago de sección cuadrada y 0,5 cm. de anchura desde el lateral externo de la hoja, va reduciendo paulatinamente su grosor y aumentando su anchura para, a unos 2
cm. de su inicio, transformarse en una lámina. Esta última, en el momento de su fractura, ya en el
inicio de la curvatura de la que debió de partir la hoja perdida, alcanza los 1,8 cm. de anchura. El
fragmento fracturado, correspondiente al extremo final de la hoja, presenta múltiples concreciones.
Comentario: El ejemplar estaba identificado en la ficha manual del catálogo sistemático del Museo
como un cuchillo. Como en el caso anterior, nos encontramos con unas tijeras asociadas a un posible
contexto funerario, pudiendo haber formado parte de un ajuar. Por lo demás, indicar que la mitad
perdida del ejemplar es posible que pueda identificarse con el ejemplar 53.1 de nuestro catálogo. En
relación a ello, consúltese la entrada dedicada a esta última pieza.
53.6. Tijeras de hierro (inv. 30210).
Procedencia: Necrópolis oriental - Proximidades del acueducto de San Lázaro.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de dos hojas y mango. Mide una longitud total de 11,2
cm. Las hojas, de 6,8 cm. de longitud, están conformadas por una lámina que, partiendo de una an42
43
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA; GARCÍA DE SOTO, 1946.
BOROBIA MELENDO, 1988, pág. 240-241.
94
chura máxima de 2 cm., va disminuyendo por el lado correspondiente al filo hasta terminar en punta.
El mango, que parte en forma de vástago de sección cuadrada y con 0,5 cm. de anchura desde el lateral externo de la hoja, va aumentando paulatinamente su anchura para, a unos 2,5 cm. de su inicio,
transformarse en una lámina que se dobla en un semicírculo de 3 cm. de diámetro, alcanzando en el
centro de éste los 1,7 cm. de anchura.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios. Más específicamente, se asocia al oficio
de la medicina. Véase respecto a la procedencia y la historia del objeto el comentario a la entrada
16.5, así como el apartado correspondiente dentro del capítulo sobre la procedencia de los ejemplares
analizados.
53.7. Tijeras de hierro (inv. 14244).
Procedencia: Columbarios.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de una de las hojas y el mango del mismo.
Mide una longitud máxima de 12,5 cm. La hoja conservada está conformada por un vástago de sección informe y unos 8 cm. de longitud. El mango está constituido por un vástago de sección rectangular y 0,8 cm. de anchura media por 0,5 cm. de grosor, que se dobla sobre sí adoptando una forma
de U y manteniendo uno de sus tramos rectos a 1,5 cm. del opuesto.
53.8. Tijeras de hierro (inv. 19391).
Procedencia: Circo romano - Campaña 1973. Semicírculo oriental.
Descripción: Ejemplar completo, dividido en dos fragmentos que unen entre sí y compuesto por dos
hojas y mango. Mide una longitud máxima de 18,8 cm. Las hojas están conformadas por sendas láminas de 10 cm. de longitud que, partiendo de un inicio escalonado que ocupa los primeros 0,5 cm.
de la hoja, alcanzan en el momento de su arranque los 1,9 cm. de anchura máxima. Esta dimensión
irá decreciendo paulatinamente por todo lo largo de la hoja, precipitándose hacia la punta en su
cuarto final por medio de sendas inflexiones curvadas orientadas hacia el lado opuesto al filo. El
mango está conformado por un vástago de sección cuadrada y 0,5 cm. de anchura máxima que, a
los 4 cm. de su inicio, comienza a engrosarse hasta alcanzar los 0,7 cm. en el momento del inicio de
la curva que une ambos tramos. Esta última está constituida por una lámina de 2,5 cm. de anchura
máxima que adopta la forma de un arco rebajado. El ejemplar se encuentra restaurado.
Comentario: No puede determinarse con precisión la relación que nuestro ejemplar pudiera haber
tenido con el edificio en el que fue hallado, aunque lo más posible es que, dado su contexto específico
de hallazgo, hubiese sido depuesta en el mismo en un momento ya ulterior a su abandono. En este
último supuesto resulta sugerente el poder pensar que el enorme recinto del Circo, ya a partir de la
Antigüedad tardía, pudiera por sus características haberse destinado a actividades ganaderas. En cualquier caso, no debemos olvidar la presencia tanto de áreas de necrópolis como de instalaciones industriales en el entorno del edificio, realidades ambas a las que bien pudo asociarse nuestro ejemplar.
54. Punzones
54.1. Punzón de hierro (inv. 6784).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 6,5 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura máxima de 0,5 cm. en su parte central, va
decreciendo progresivamente hasta constituir sendas puntas por ambos extremos. En su área intermedia y por espacio de unos 2 cm., el vástago se tuerce sobre sí dando lugar a una serie de estrías
helicoidales.
Comentario: Nos hallamos ante una pieza que, ante la existencia de claros paralelos formales, podría
ser catalogada como una lezna o punzón destinado a la perforación del cuero.
54.2. Punzón de hierro (inv. 7642).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 11,2 cm. Está conformado por un
vástago de sección circular y con un diámetro regular de en torno a 0,4 cm. En uno de sus extremos
se ensancha para adoptar una forma troncopiramidal de aproximadamente 1,2 cm. de longitud por
95
0,7 cm. de anchura máxima. En el extremo opuesto, va disminuyendo progresivamente por espacio
de unos 3,5 cm. hasta terminar en punta.
54.3. Punzón de hierro (inv. 7652).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 7,5 cm. Está conformado por un vástago
de sección cuadrada que, partiendo de una anchura máxima de 0,4 cm. en su parte central, va decreciendo progresivamente hasta constituir sendas puntas por ambos extremos. En su área intermedia y
por espacio de unos 3 cm., el vástago se tuerce sobre sí dando lugar a una serie de estrías helicoidales.
Comentario: En relación a la tipología y posible función del ejemplar, véase el comentario a la entrada
54.1.
54.4. Punzón de hierro (inv. 5875).
Procedencia: Necrópolis oriental.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos que unen entre sí. El fragmento
principal mide una longitud máxima de 7,3 cm. Está conformado por un vástago de sección rectangular que, partiendo de una anchura máxima de 1,2 cm. por un grosor máximo de 1 cm., va decreciendo progresivamente hasta constituir la punta.
55. Agujas
55.1. Aguja de hierro (inv. 29224).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la cabeza y punta. Mide una longitud máxima de 10,8 cm. La porción conservada de la cabeza está conformada por una superficie plana de
0,3 cm. de anchura que, en el momento de su fractura, inicia una abertura en su parte central. La
punta está conformada a su vez por un vástago de sección circular que mantiene un diámetro medio
de 0,2 cm. hasta que, a 1,5 cm. de su terminación, comienza a disminuir para concluir en la punta
en cuestión.
Comentario: La pieza bien puede identificarse como una aguja de costura. Pese a que es la única reconocida en las colecciones del Museo, cuenta con numerosos paralelos en bronce y hueso dentro
de los fondos de la misma institución. Sin embargo, su extrema delgadez podría indicar una factura
próxima ya a la Edad Contemporánea.
55.2. Aguja de hierro (inv. 29285).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza y punta. Mide una longitud máxima de 7,4 cm.
La cabeza presenta forma de esfera irregular y 0,7 cm. de diámetro máximo, desarrollándose en su unión
con la punta una moldura de 0,1 cm. de grosor. La punta está conformada por un vástago de sección
circular que, partiendo de una anchura máxima de 0,5 cm. en su inicio, va decreciendo progresivamente
hasta constituir la punta en cuestión. Esta última se halla levemente doblada en ángulo oblicuo.
Comentario: La pieza debe consistir en este caso en una aguja del pelo, según indican los paralelos
en hueso custodiados en los mismos fondos del Museo.
55.3. Aguja de hierro (inv. 7634).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza y punta. Mide una longitud total de 12,2 cm.
La cabeza de 0,9 cm. de anchura por 0,6 cm. de altura, presenta forma semiesférica. La punta, conformada por un vástago de sección cuadrada, se inicia con unos 0,5 cm. de anchura para ir ensanchándose por espacio de 3 cm. hasta alcanzar los 0,8 cm., adelgazándose paulatinamente desde este
momento para constituir la punta en cuestión.
Comentario: La ficha manual del catálogo sistemático del Museo cataloga la pieza como un clavo.
Por su forma y en base a paralelos tipológicos en hueso, antes bien deberíamos agruparla entre las
agujas, y más concretamente entre las agujas para el pelo.
56. Tubos de soplado
56.1. Tubo de hierro (inv. 7040).
96
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 16,5 cm. Está conformado por un tubo
de forma troncocónica que, partiendo de un diámetro máximo de 1,5 cm. en uno de sus extremos,
va aumentando en grosor hasta alcanzar en el extremo opuesto entre 2,7 y 3 cm. Su interior está recorrido por un orificio circular con un diámetro regular de en torno a 0,7 cm.
Comentario: La pieza fue hallada en un contexto asociado a una fábrica de vidrio junto a otras semejantes, así como también junto a otros objetos que se interpretaron como parte del instrumental
utilizado en el establecimiento. Referidos inicialmente por Álvarez Sáenz de Buruaga44, los tubos
fueron selectivamente publicados posteriormente por Price y Lang45, dado su enorme interés ante la
extraña aparición en contexto de tal tipo de piezas.
56.2. Tubo de hierro (inv. 7041).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 22,7 cm. Está conformado por un
tubo de forma troncocónica que, partiendo de un diámetro máximo de 2,5 cm. en uno de sus extremos, va aumentando en grosor hasta alcanzar en el extremo opuesto los 2,9 cm. Su interior está recorrido por un orificio circular con un diámetro de en torno a 1 cm. en el extremo menor de la pieza
y 0,5 cm. en el extremo mayor.
Comentario: Véase el comentario de la entrada 56.1.
56.3. Tubo de hierro (inv. 7042).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido a su vez en dos fragmentos que unen entre sí. Mide una
longitud total de 9,5 cm. Está conformado por un tubo de forma cilíndrica que presenta un diámetro
medio de en torno a 2,5 cm. Su interior está recorrido por un orificio circular con un diámetro regular
de en torno a 0,9 cm., obstruido por concreciones en una porción difícil de cuantificar, según se manifiesta en uno de sus extremos.
Comentario: Véase el comentario de la entrada 56.1.
56.4. Tubo de hierro (inv. 7043).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido a su vez en dos fragmentos que unen entre sí. Mide una
longitud total de 14,5 cm. Está conformado por un tubo de forma cilíndrica que presenta un diámetro
medio de en torno a 2 cm. Su interior está recorrido por un orificio circular con un diámetro regular
de en torno a 0,9 cm.
Comentario: Véase el comentario de la entrada 56.1.
56.5. Tubo de hierro (inv. 7044).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 14,5 cm. Está conformado por un tubo
de forma cilíndrica que presenta un diámetro medio de en torno a 2 cm., habiendo perdido una de
sus dos mitades por espacio de unos 3,3 cm. Su interior está recorrido por un orificio circular con un
diámetro regular de en torno a 1 cm., obstruido por concreciones en una porción difícil de cuantificar,
según se manifiesta en uno de sus extremos.
Comentario: Véase el comentario de la entrada 56.1.
56.6. Tubo de hierro (inv. 7045).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en tres fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud
total de 30,3 cm. Está conformado por un tubo de forma cilíndrica que presenta un diámetro medio
de en torno a 2 cm. en las zonas en las que carece de concreciones, ensanchándose en uno de sus
extremos por espacio de 6 cm. hasta adquirir un nuevo diámetro de 2,9 cm. que se mantendrá por
espacio de otros 6 cm. hasta una de sus terminaciones. Su interior está recorrido por un orificio circular
44
45
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1950, pág. 25.
PRICE; LANG, 1975.
97
con un diámetro regular de en torno a 1 cm. que, en el extremo ensanchado, termina por reducir su
diámetro a 0,5 cm., hallándose por lo demás obstruido por concreciones en una porción difícil de
cuantificar, según se manifiesta en la terminación final de dicho extremo.
Comentario: Véase el comentario de la entrada 56.1.
56.7. Tubo de hierro (inv. 7046).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido a su vez en varios fragmentos, algunos de los cuales unen
entre sí. El fragmento principal mide una longitud total de 22 cm. y está conformado por un tubo de
forma cilíndrica del que se conserva en toda su longitud apenas entre una mitad y un tercio de su superficie externa, completando su totalidad sólo por espacio de unos 5 cm. ya en uno de los extremos
del fragmento, donde presenta un diámetro medio de en torno a 2 cm. El orificio interno está obstruido
por concreciones, siendo por ello difícil de calcular su diámetro. En una de las caras externas lleva
adherido un pequeño fragmento de vidrio de tonalidad verde.
Comentario: Véase el comentario de la entrada 56.1. La presencia de un mínimo fragmento de vidrio
confirma la identificación del conjunto de piezas del presente tipo halladas en el mismo contexto que
la presente con tubos de soplado, un hecho demostrado paralelamente y según se indica en el comentario a las procedencias por el hallazgo en el lugar de varios restos de calotas.
56.8. Tubo de hierro (inv. 7047).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud
total de 32,2 cm. Está conformado por un tubo de forma cilíndrica que presenta un diámetro medio
de en torno a 1,5 cm. Su interior está recorrido por un orificio circular con un diámetro regular de en
torno a 1 cm., obstruido por concreciones en una porción difícil de cuantificar, según se manifiesta
en uno de sus extremos.
Comentario: Véase el comentario de la entrada 56.1.
56.9. Tubo de hierro (inv. 7048).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud
total de 16 cm. Está conformado por un tubo de forma cilíndrica que presenta un diámetro medio de
en torno a 1,8 cm. Su interior está recorrido por un orificio circular con un diámetro regular de en
torno a 0,7 cm.
Comentario: Véase el comentario de la entrada 56.1.
56.10. Tubo de hierro (inv. 7049).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales que unen
entre sí. Los cuatro fragmentos principales miden en su conjunto una longitud total de 41,2 cm. y
conforman un tubo de forma cilíndrica que presenta un diámetro medio de en torno a 1,5 cm. Su interior está recorrido por un orificio circular con un diámetro regular de en torno a 0,9 cm., obstruido
por concreciones en una porción difícil de cuantificar por uno de los extremos y por espacio de 2,3
cm. en el extremo opuesto.
Comentario: Véase el comentario de la entrada 56.1.
56.11. Tubo de hierro (inv. 7050).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en cuatro fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud
total de 27,5 cm. Está conformado por un tubo de forma cilíndrica que presenta un diámetro medio
de en torno a 2 cm. que, por espacio de 13 cm. en uno de sus extremos, ha perdido una de sus mitades en sentido longitudinal. Su interior está recorrido por un orificio circular con un diámetro regular
de en torno a 0,9 cm., obstruido por concreciones dentro de la parte del tubo de la que se ha perdido
la mitad de la superficie externa.
Comentario: Véase el comentario de la entrada 56.1.
56.12. Tubo de hierro (inv. 7051).
98
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí.
El fragmento principal mide una longitud total de 42,3 cm. y está conformado por un tubo de forma
cilíndrica que presenta un diámetro medio de entre 1,8 y 2 cm. Su interior está recorrido por un orificio
circular con un diámetro regular de en torno a 1 cm. Se han desprendido algunos fragmentos de las
paredes externas del tubo, permitiendo ver el interior del orificio hasta en cuatro puntos.
Comentario: Véase el comentario de la entrada 56.1.
57. Escoria
57.1. Escoria de hierro (inv. 6252).
Procedencia: Columbarios.
Descripción: Fragmento de escoria. Mide una longitud máxima de 5 cm. Muestra una apariencia informe pero algo aplanada, manifestando en sus dos lados un perfil próximo al de un pentágono irregular.
Comentario: La presente pieza fue entregada al Museo por Arturo Salete en 1946, junto a los clavos
61.22 y 61.23, declarándose en la ficha manual del catálogo sistemático del Museo que, pese a ser
hallada en superficie, quizá fuese producto de las excavaciones practicadas en el lugar por Serra Rafols
aquel mismo año.
57.2. Escoria de hierro (inv. 16658).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera.
Descripción: Fragmento de escoria, dividido a su vez en dos fragmentos. El fragmento mayor mide
una longitud máxima de 5,5 cm., y el menor una longitud máxima de 3 cm. Ambos muestran una
apariencia informe, con una superficie caracterizada por la presencia de protuberancias y orificios. El
fragmento menor, más ligero, presenta en algunos puntos en los que se ha fracturado una tonalidad
brillante, con numerosas concreciones blancas y burbujas.
Comentario: La aparición de un fragmento de escoria en el yacimiento de Casa Herrera demuestra
el establecimiento seguro de una herrería en el entorno. Aunque no extrañaría la vinculación de la
misma con la iglesia tardoantigua excavada en el lugar, la carencia de un contexto de hallazgo claro
no descarta su pertenencia a un momento distinto, quizá en relación con la villa aledaña que se plantea que le antecedió.
58. Quicialeras
58.1. Quicialera de hierro (inv. 23653).
Procedencia: Casa del Mitreo - Campaña 1966. Habitación de la escalera, parte superior.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por la quicialera en cuestión y parte de una espiga lateral. Mide una altura máxima de 6,5 cm. La quicialera está conformada por un elemento de forma
tubular de 5,5 cm. de diámetro, cuyas paredes presentan un grosor medio de 0,8 cm. Del borde de
uno de los extremos del tubo emerge una espiga, constituida por una gruesa lámina que se desarrolla
transversalmente al mismo. Con una longitud máxima de 5 cm., se inicia con una anchura de 3 cm.
y un grosor de en torno a 1,5 cm. que van decreciendo paulatinamente hasta alcanzar en el momento
de su fractura los 2,3 cm. de anchura por 0,8 cm. de grosor. Tanto en el exterior como sobre todo en
interior de la quicialera, el ejemplar muestra toda una serie de concreciones.
Comentario: La espiga en cuestión estaría destinada a la fijación de la pieza al marco del vano en el
que ejerciese su función, recibiendo el elemento macho unido a su vez a la hoja del cerramiento al
que se asociara. Debido a su contexto de hallazgo, puede conjeturarse que la pieza estuvo situada a
la entrada de una de las estancias interiores de la conocida como Casa del Mitreo. Por lo demás, su
peculiar degradación, presente en otras piezas procedentes de la vivienda, cabría atribuirla a su contacto directo con el fuego.
59. Rejas
59.1. Reja de hierro (inv. 9985).
Procedencia: Casa del Anfiteatro.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en seis fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud
máxima de 74,5 cm. Está conformado por seis barras que se cruzan en ángulo recto con otras cinco.
99
Las barras miden una anchura media de 2 cm. Una de las barras situadas en uno de los ángulos se
dobla hacia una de las caras de la reja para prolongarse por espacio de 9 cm. hasta su terminación.
En las intersecciones de las barras se hallan dispuestas una serie de piezas de tendencia rectangular,
de cuyos ángulos surgen unas puntas orientadas de tal modo que cubren en diagonal aproximadamente una cuarta parte de cada uno de los cuadrados que conforman el espacio vacío de la reja. Dichas puntas, con una longitud media de 7 cm. y un grosor medio de 0,3 cm., parten de una anchura
media de 1 cm. para ir decreciendo paulatinamente hasta terminar en la punta en cuestión. El estado
de conservación de la pieza es malo, presentando múltiples concreciones y pérdidas.
Comentario: La presente pieza fue publicada entre otros materiales de la excavación de la Casa del
Anfiteatro por García Sandoval46. Años después sería igualmente publicada por Caldera de Castro
junto a la descrita en la entrada 59.347.
59.2. Reja de hierro (inv. 32524).
Procedencia: Calle General Aranda (actual Reyes Huertas): Termas.
Descripción: Fragmento de reja, conformado a su vez por varios fragmentos que unen entre sí y consistentes en algunas porciones de barras y puntas. Los dos fragmentos mejor conservados de las barras, que miden respectivamente 12,5 y 8,7 cm. de longitud, presentan una anchura media de 2 cm.
y un grosor medio de 0,5 cm. A su vez, los seis fragmentos mejor conservados de las puntas miden
respectivamente 6,5, 6, 5,5, 5,4, 5 y 4,5 cm., consistiendo en una serie de láminas de 0,8 cm. de grosor máximo que, partiendo en la de mayor longitud de una anchura máxima de 1,5 cm., decrecen
paulatinamente hasta terminar en la punta en cuestión. El estado de conservación de la pieza es malo,
presentando múltiples concreciones.
Comentario: Pese a su estado fragmentario, los elementos que componen el ejemplar lo identifican
con claridad con una reja de la misma tipología que las restantes descritas en el presente apartado.
59.3. Reja de hierro (inv. 27838).
Procedencia: Camino viejo de Villagonzalo.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 104 cm. Está conformado por diez
barras que se cruzan en ángulo recto con otras nueve. Las barras miden una anchura media de 2 cm.
En las intersecciones de las barras se hallan dispuestas una serie de piezas de tendencia rectangular,
de cuyos ángulos surgen unas puntas orientadas de tal modo que cubren en diagonal aproximadamente una cuarta parte de cada uno de los cuadrados que conforman el espacio vacío de la reja. Dichas puntas, con una longitud media de 5 cm. y un grosor medio de 0,5 cm., parten de una anchura
media de 1 cm. para ir decreciendo paulatinamente hasta terminar en la punta en cuestión. Las placas
se unen a las barras mediante unos remaches que manifiestan unas cabezas circulares planas por los
dos frentes de la pieza, las cuales miden en uno de los frentes un diámetro medio de 1,5 cm. y en el
frente opuesto un diámetro medio de 1 cm. El ejemplar se encuentra restaurado.
Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en
la Sala VII de la Planta 0, la dedicada a la casa romana. El presente ejemplar fue publicado, junto al
descrito en la entrada 59.1, por Caldera de Castro48. Atendiendo a su contexto de hallazgo, pudo
haberse asociado, al igual que la 59.4, a un establecimiento rural.
59.4. Reja de hierro (inv. 36010).
Procedencia: Camino viejo de Mirandilla.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 93,5 cm. Está conformado por seis
barras que se cruzan en ángulo recto con otras cuatro. Las barras miden una anchura media de 2,5
cm. En las intersecciones de las barras se hallan dispuestas una serie de piezas de tendencia rectangular, de cuyos ángulos surgen unas puntas orientadas de tal modo que cubren en diagonal aproximadamente una cuarta parte de cada uno de los cuadrados que conforman el espacio vacío de la
reja. Dichas puntas, con una longitud media de 5 cm. y un grosor medio de 0,3 cm., parten de una
anchura media de 1 cm. para ir decreciendo paulatinamente hasta terminar en la punta en cuestión.
46
GARCÍA SANDOVAL, 1966, pág. 41, lám. XXX.
CALDERA DE CASTRO, 1984.
48
CALDERA DE CASTRO, 1984.
47
100
Las placas se unen a las barras mediante unos remaches que manifiestan unas cabezas circulares planas de 2 cm. de diámetro medio por los dos frentes de la pieza. El ejemplar se encuentra en buen estado de conservación, faltándole sólo cinco de las puntas que cubrían los vacíos de la reja.
Comentario: La pieza, muy similar a los otros ejemplares analizados, se halla en el Museo a consecuencia de una donación efectuada en 1988 por Pedro Calvo. Atendiendo a su contexto de hallazgo,
pudo haberse asociado, al igual que la 59.3, a un establecimiento rural.
60. Grapas
60.1. Grapa de hierro (inv. 4821).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de unos 38,5 cm. Está conformado por
una placa rectangular doblada en un ángulo recto uno de sus extremos para prolongarse por espacio
de 6 cm. hasta su conclusión. Ésta mantiene una anchura regular de unos 3 cm. hasta que a 15 cm.
del extremo opuesto, va disminuyendo paulatinamente para terminar en punta. Dicha punta, a 2
cm. de su conclusión, se dobla en ángulo oblicuo en el sentido opuesto a la inflexión en ángulo recto
del extremo opuesto. La placa mantiene un grosor medio de 0,9 cm. que, al doblarse en ángulo
recto, aumenta a 1 cm. para adelgazarse a continuación y mantener hasta su terminación 0,7 cm.
de grosor.
Comentario: El ejemplar, procedente del Almacén del Teatro romano junto a otras piezas semejantes,
es posible que pertenezca a las excavaciones practicadas entre 1910 y 1036 en el propio Teatro romano, manifestando una tipología asociada a lo que hemos interpretado como una grapa destinada
a la sujeción de placas decorativas. En relación a tal hipótesis, véase el capítulo dedicado al comentario
de las tipos descritos en el catálogo.
60.2. Grapa de hierro (inv. 4822).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de unos 37,5 cm. Está conformado por una
placa rectangular de 4 cm. de anchura media por 1 cm. de grosor medio que en sus dos extremos se
dobla en ángulo oblicuo hacia uno de los lados correspondientes al grueso de la placa. En uno de
ellos y transcurridos 3,5 cm. de la inflexión, la pieza vuelve a doblarse para recuperar el sentido general
de la placa por espacio de 2 cm., haciendo disminuir paralelamente su grosor para constituir un filo
en su final. En el extremo opuesto, la práctica totalidad de la porción inflexionada está cubierta con
una gruesa capa de mortero de cal que adopta una forma aproximadamente prismática de 7 cm. de
longitud por 5 cm. de anchura y 5 cm. de altura, percibiéndose en su parte superior el remate de la
placa que está envolviendo.
Comentario: Véase el comentario a la entrada 60.1.
60.3. Grapa de hierro (inv. 4823).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de unos 42 cm. Está conformado por una
placa trapezoidal doblada en un ángulo recto por el extremo correspondiente al mayor de sus lados
menores para prolongarse por espacio de 8 cm. hasta su conclusión. Ésta va aumentando de anchura
paulatinamente desde los 2 cm. del extremo correspondiente al menor de los lados menores hasta alcanzar los 4 cm. ya a su término tras su inflexión en ángulo recto. La placa mantiene un grosor medio
de 0,7 cm. que, tras doblarse en ángulo recto, aumenta hasta 1 cm.
Comentario: Véase el comentario a la entrada 60.1.
60.4. Grapa de hierro (inv. 4826).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de unos 24,4 cm. Está conformado por una
placa trapezoidal doblada en un ángulo recto por el extremo correspondiente al menor de sus lados
menores para prolongarse por espacio de 2,8 cm. hasta su conclusión. Ésta va disminuyendo de anchura paulatinamente desde los 3,5 cm. del extremo correspondiente al mayor de los lados menores
hasta alcanzar los 1,5 cm. ya a su término tras su inflexión en ángulo recto. La placa mantiene un
grosor medio de 0,7 cm. que, a 6,5 cm. de su terminación por el primero de los extremos descritos,
101
va disminuyendo hasta alcanzar los 0,5 cm., mientras que en el opuesto, tras doblarse, va adelgazándose para constituir un filo en su final.
Comentario: Véase el comentario a la entrada 60.1.
60.5. Grapa de hierro (inv. 4827).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 28,8 cm. Está conformado por una
placa de 1,6 cm. de anchura media por 0,5 cm. de grosor medio que en sus dos extremos se dobla
hacia uno de los lados correspondientes al ancho de la placa mediante sendas terminaciones en forma
de triángulos rectángulos. Estos últimos miden respectivamente 3,3 cm. de longitud, disponiendo su
base en un ángulo cercano a los 90º respecto al eje de la pieza y partiendo de una anchura máxima
de 2,5 y 2 cm. respectivamente en su lado menor para ir disminuyendo por la cara interna de la pieza
hasta terminar en punta.
Comentario: La presente pieza parece corresponderse a una tipología de grapa utilizada para la unión
entre sillares. En relación a tal hipótesis, véase el capítulo dedicado al comentario de los tipos descritos
en el catálogo.
60.6. Grapa de hierro (inv. 4838).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de unos 19 cm. Está conformado por una
placa en forma de triángulo isósceles doblada en un ángulo oblicuo en el extremo correspondiente a
su base para prolongarse por espacio de 4 cm. hasta su conclusión. Ésta va aumentando de anchura
paulatinamente desde el extremo correspondiente al vértice hasta alcanzar en el extremo opuesto los
2,5 cm. La placa mantiene un grosor medio de 0,7 cm. que, al doblarse, va adelgazándose para constituir un filo en su final.
Comentario: Véase el comentario a la entrada 60.1.
60.7. Grapa de hierro (inv. 4839).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de unos 15,2 cm. Está conformado por
una placa en forma de triángulo isósceles doblada en un ángulo oblicuo en el extremo correspondiente
a su base para prolongarse por espacio de 2,8 cm. hasta su conclusión. Dicha placa va aumentando
de anchura paulatinamente desde el extremo correspondiente al vértice hasta alcanzar en el extremo
opuesto los 3,2 cm. Igualmente, mantiene un grosor medio de 0,7 cm. que, al doblarse, aumenta
hasta 1 cm. para adelgazarse ya y constituir un filo en su final.
Comentario: En la ficha manual del catálogo sistemático del Museo la pieza está identificada, posiblemente por Álvarez Sáenz de Buruaga, como un garfio, si bien dicha propuesta se pone en duda
por medio de una interrogación. Respecto a nuestra interpretación de la misma como grapa, véase
el comentario a la entrada 60.1, así como el capítulo dedicado a los tipos descritos en el catálogo.
60.8. Grapa de hierro (inv. 4840).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre
sí. Mide una longitud total de unos 19 cm. Está conformado por una placa en forma de triángulo isósceles doblada en un ángulo oblicuo en el extremo correspondiente a su base para prolongarse por
espacio de 4,5 cm. hasta su conclusión. Dicha placa va aumentando paulatinamente de anchura
desde el extremo correspondiente al vértice hasta alcanzar en el extremo opuesto los 2,5 cm. Igualmente, mantiene un grosor medio de 0,5 cm. que, al doblarse, va adelgazándose para constituir un
filo en su final.
Comentario: Véase el comentario a la entrada 60.1.
60.9. Grapa de hierro (inv. 4842).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 22 cm. Está conformado por una
placa de 1,3 cm. de anchura media por 0,5 cm. de grosor medio que en sus dos extremos se dobla
hacia uno de los lados correspondientes al ancho de la placa mediante sendas terminaciones en forma
102
de triángulos rectángulos. Estos últimos miden respectivamente 2,5 y 3 cm. de longitud, disponiendo
su base en un ángulo cercano a los 90º respecto al eje de la pieza y partiendo de una anchura máxima
de 2 cm. en su lado menor para ir disminuyendo por la cara interna de la pieza hasta terminar en
punta.
Comentario: Véase el comentario a la entrada 60.5.
60.10. Grapa de hierro (inv. 4846).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de unos 13,5 cm. Está conformado por una
placa en forma de triángulo isósceles doblada en un ángulo oblicuo en el extremo correspondiente a
su punta para prolongarse por espacio de 3,5 cm. hasta su conclusión. Dicha placa va aumentando
paulatinamente de anchura desde el extremo correspondiente al vértice hasta alcanzar en el extremo
opuesto los 3,5 cm. Igualmente, mantiene un grosor medio de 0,6 cm. El ejemplar muestra múltiples
concreciones, en especial hacia el interior del ángulo en que se dobla.
Comentario: Pese a su similitud con los escoplos, la carencia de un filo en uno de sus extremos, unida
al parecido que el ejemplar muestra respecto a la pieza 60.4 en relación al extremo que se dobla en
la misma, nos obligan a considerarla más bien como una grapa.
60.11. Grapa de hierro (inv. 4898).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de unos 71 cm. Está conformado por una
placa trapezoidal doblada en un ángulo recto por uno de sus extremos para prolongarse por espacio
de 5 cm. hasta su conclusión. Ésta va disminuyendo de anchura paulatinamente desde los 5,2 cm.
del extremo opuesto hasta alcanzar los 3,5 cm. en el momento de su inflexión en ángulo recto, tras
la cual aumenta levemente para llegar a los 4 cm. a su término. La placa mantiene un grosor medio
de 1,8 cm. Igualmente y hacia la mitad de su recorrido, la pieza se dobla en ángulo oblicuo, desplazándose tanto frontal como lateralmente.
Comentario: Véase el comentario a la entrada 60.1.
60.12. Grapa de hierro (inv. 4901).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de unos 67 cm. Está conformado por una
placa trapezoidal doblada en un ángulo recto por el extremo correspondiente al menor de sus lados
menores para prolongarse por espacio de 5 cm. hasta su conclusión. Ésta va disminuyendo de anchura
paulatinamente desde los 5,7 cm. del extremo correspondiente al mayor de los lados menores hasta
alcanzar los 4,3 cm. ya a su término tras su inflexión en ángulo recto. La placa mantiene un grosor
medio de 2,3 cm.
Comentario: La ficha manual del catálogo sistemático del Museo interpreta la pieza como un refuerzo
de puerta. Respecto a nuestra interpretación de la misma como grapa, véase el comentario a la entrada
60.1, así como el capítulo dedicado a los tipos descritos en el catálogo.
60.13. Grapa de hierro (inv. 4902).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de unos 72,5 cm. Está conformado por una
placa trapezoidal doblada en un ángulo recto por el extremo correspondiente al menor de sus lados
menores para prolongarse por espacio de 5 cm. hasta su conclusión. Ésta va disminuyendo de anchura
paulatinamente desde los 5,2 cm. del extremo opuesto hasta alcanzar los 3 cm. en el momento de su
inflexión en ángulo recto, tras la cual aumenta levemente para llegar a los 4 cm. a su término. La
placa mantiene un grosor medio de 2 cm. que, a unos 10 cm. de su inflexión en ángulo recto, va disminuyendo para alcanzar los 1,2 cm. en el momento de su inflexión y mantenerlos hasta su término.
Igualmente y hacia la mitad de su recorrido, la pieza se dobla en ángulo oblicuo.
Comentario: Respecto a la interpretación dada a la pieza tanto en la ficha manual de catálogo sistemático como por nosotros, véase el comentario a la entrada precedente.
60.14. Grapa de hierro (inv. 6152).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
103
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de unos 22,3 cm. Está conformado por
una placa trapezoidal doblada en un ángulo próximo al recto en uno de sus extremos para prolongarse
por espacio de 3,3 cm. hasta su conclusión. Dicha placa se inicia con una anchura de 3,5 cm., decreciendo paulatinamente hasta alcanzar en el extremo correspondiente a su inflexión los 2,5 cm. Igualmente, mantiene un grosor irregular de entre 1 y 1,5 cm. que, al doblarse, aumenta hasta los 2,5 cm.
para adelgazarse ya y constituir un filo en su final.
Comentario: Debe de tratarse de uno de los dos ejemplares con los extremos doblados mencionados
por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194649. Respecto a
su tipología, véase el comentario a la entrada 60.1.
60.15. Grapa de hierro (inv. 6153).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de unos 20,8 cm. Está conformado por
un vástago que se inicia con una sección rectangular de 1,5 cm. de anchura por 1 cm. de grosor, el
cual va disminuyendo paulatinamente hasta terminar en punta. En el extremo opuesto, dicho vástago
se dobla hacia uno de los lados correspondientes al ancho de la placa mediante una terminación en
forma de triángulo rectángulo. Esta última mide 2,5 cm. de longitud, disponiendo su base en un ángulo cercano a los 90º respecto al eje de la pieza y partiendo de una anchura máxima de 1 cm. en su
lado menor para ir disminuyendo por la cara interna de la pieza hasta terminar en un filo.
Comentario: Debe de tratarse de uno de los dos ejemplares con los extremos doblados mencionados
por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194650. Este último,
en la ficha manual, escribe con un interrogante en el campo del objeto la palabra uncus. Nosotros
apreciamos cierto parecido en la misma con una grapa del estilo de la catalogada en la entrada 60.1.
60.16. Grapa de hierro (inv. 7029).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza y espiga. Mide una longitud máxima de 28
cm. La cabeza está constituida por un vástago de sección informe y con unos 5,3 cm. de longitud por
0,5 cm. de anchura, dispuesto en sentido transversal a la espiga, así como con sus dos lados levemente
doblados hacia el exterior de la pieza. La espiga consiste en una placa de 2 cm. de anchura media
que va adelgazándose por espacio de 5 cm. en el extremo correspondiente a la cabeza, al tiempo
que en su extremo opuesto, comienza por doblarse por espacio de 2,5 cm. en un doble ángulo oblicuo, uno en el sentido de su anchura y el otro desviándose de su eje, para después volverse 90º en
el sentido opuesto, aumentar su anchura y alcanzar los 2,5 cm. en su terminación.
Comentario: Nos hallamos ante una tipología especial de grapa que, en origen, debió de disponer la
segunda de las terminaciones referidas simplemente en ángulo recto respecto al ancho de la pieza.
60.17. Grapa de hierro (inv. 23367).
Procedencia: Casas de Otero - Campaña 1976.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre
sí. El fragmento principal está compuesto por parte de la cabeza y de la espiga, y mide una longitud
total de 21,8 cm. La cabeza está constituida por una lámina de 6,2 cm. de longitud por 1,2 cm. de
anchura, dispuesta en sentido transversal a la espiga. Esta última consiste en un largo vástago de 21
cm. de longitud y sección cuadrada que muestra una anchura media de 0,9 cm., engrosada lateralmente en su arranque por espacio de 2 cm. hasta alcanzar los 1,5 cm. en el momento de su intersección con la cabeza. A 4 cm. de inicio de la espiga, emerge de uno de sus lados, en el mismo sentido
que la cabeza, un corto vástago transversal de 3 cm. de longitud que, partiendo con una anchura de
1 cm. y un grosor de 0,6 cm. va decreciendo paulatinamente hasta terminar en punta.
Comentario: La ficha manual del catálogo sistemático del Museo identifica la pieza más concretamente
con un elemento de ensamblaje del tipo de los utilizados para sujetar los ladrillos del horno. Entendemos que ello se debe a la presencia del vástago transversal, suscribiéndonos por lo demás a la hipótesis planteada en la ficha.
49
50
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1947, pág. 38.
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1947, pág. 38.
104
60.18. Grapa de hierro (inv. 31337).
Procedencia: Villa romana de Torreáguila - Cata E.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre
sí. El fragmento principal está compuesto por parte de la cabeza y de la espiga, y mide una longitud
total de 4,3 cm. La cabeza está constituida por una lámina de 4,5 cm. de longitud dispuesta en sentido
transversal a la espiga, la cual presenta en el centro una anchura máxima de 1,4 cm. que decrece por
el único lateral completo hasta 1 cm. La espiga consiste en una lámina de 3,5 cm. de longitud y 1,3
cm. de anchura media, cuyo grosor se ensancha lateralmente por toda su longitud hasta alcanzar los
1,5 cm. en el momento de su intersección con la cabeza.
Comentario: La presente tipología de grapa, identificada como tal por el arqueólogo excavador, está
destinada a la sujeción y encuadramiento de sillares. Su contexto se corresponde a un asentamiento
tipo uilla próximo a Montijo, y junto a ella se ingresan otros dos ejemplares semejantes.
60.19. Grapa de hierro (inv. 31338).
Procedencia: Villa romana de Torreáguila - Cata E.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí.
El fragmento principal está compuesto por la cabeza y parte de la espiga, y mide una longitud total de
5,3 cm. La cabeza está constituida por una lámina de 6,3 cm. de longitud dispuesta en sentido transversal a la espiga, la cual presenta en el centro una anchura máxima de 2 cm. que decrece por ambos
lados hasta alcanzar 1,3 cm. por uno de ellos y terminar en punta en el opuesto. La espiga consiste en
una lámina de 4,5 cm. de longitud y 2,3 cm. de anchura media, cuyo grosor se ensancha lateralmente
por toda su longitud hasta alcanzar los 2 cm. en el momento de su intersección con la cabeza.
Comentario: Véase el comentario a la entrada 60.18.
60.20. Grapa de hierro (inv. 31339).
Procedencia: Villa romana de Torreáguila - Cata E.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre
sí. El fragmento principal está compuesto por parte de la cabeza y la espiga, y mide una longitud total
de 5,5 cm. La cabeza está constituida por una lámina de 4,5 cm. de longitud dispuesta en sentido
transversal a la espiga, la cual mide una anchura media de 1,3 cm. La espiga consiste en una lámina
de 4 cm. de longitud y 2 cm. de anchura media, cuyo grosor se ensancha lateralmente en su tercio
inicial hasta alcanzar los 1,3 cm. en el momento de su intersección con la cabeza.
Comentario: Véase el comentario a la entrada 60.18.
61. Clavos
61.1. Pareja de clavos de hierro (inv. 29958-29959).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplares completos, compuestos de cabeza y espiga. El primer ejemplar mide una
longitud total de 16,3 cm. y el segundo de 17,8 cm. Las cabezas, de sección cuadrilobulada y unos
2 cm. de altura por 1,8 cm. de anchura, cobran la apariencia de cuatro gajos enfrentados dos a dos,
derivándose hacia una superficie circular en la zona de su remate y cerrados en un frente plano en
su punto de unión con las espigas. Estas últimas, conformadas por un vástago de sección cuadrada,
se inician con unos 0,6 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en la
punta.
Comentario: Se trata de unos ejemplares notables, sin duda parte de un mismo conjunto en el que
se integrarían combinando una posible faceta funcional de ensamblaje con otra decorativa constituida
por la parte vista de la cabeza. Esta es una característica que compartirán con la pieza 61.5 de nuestro
catálogo.
61.2. Clavo de hierro (inv. 9865).
Procedencia: Desconocida.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de
9,1 cm. La cabeza, de 0,7 cm. de altura por 1 cm. de anchura, presenta forma piramidal. La espiga,
conformada por un vástago de sección cuadrada, se inicia con unos 0,8 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en la punta.
105
61.3. Clavo de hierro (inv. 9869).
Procedencia: Desconocida.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y espiga. Mide una longitud total de 8,8 cm.
La cabeza, de 0,4 cm. de altura por 0,5 cm. de anchura, presenta forma piramidal. La espiga, conformada por un vástago de sección cuadrada, mantiene una anchura regular de 0,4 cm. hasta el momento de su fractura.
61.4. Conjunto de clavos de hierro (inv. 2196-2200).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplares incompletos, compuestos de cabeza, espiga y en parte de punta. El primer
ejemplar mide una longitud total de 9,8 cm., el segundo 17 cm., el tercero 18 cm., el cuarto 11 cm.
y el quinto 8,5 cm. Las cabezas de todos los ejemplares están conformadas por una superficie irregular
de tendencia bicónica, con un diámetro máximo en el primer ejemplar de 3 cm., en el segundo de
2,9 cm., en el tercero de 3,7 cm., en el cuarto de 2,3 cm. y en el quinto de 2,4 cm. Las espigas están
conformadas también en todos los casos por un vástago de sección cuadrada con una anchura máxima de 0,7 cm. en el primero y el segundo, 1 cm. en el tercero, 0,5 cm. en el cuarto y 0,9 cm. en el
quinto. Las puntas se desarrollan en el último cuarto o el tercio final de cada ejemplar, si bien en el
segundo y el cuarto se encuentra muy deteriorada y en el quinto se ha perdido. El primer ejemplar
muestra numerosas concreciones en la zona de la cabeza, mientras que el tercer y el cuarto las manifiestan en varios puntos de la espiga.
Comentario: Nos hallamos ante piezas de grandes dimensiones, que, pese a poder contar con distintos
contextos de hallazgo, encuentran similitudes en la forma de su cabeza. En cualquier caso, destaca
especialmente la longitud del segundo y tercer ejemplar, pudiendo ambos estar asociados, más que
al ámbito funerario, al mundo de la construcción.
61.5. Clavo de hierro (inv. 2201).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de
8,3 cm. La cabeza, que simula un motivo fitomorfo, está conformada por una esfera de 1 cm. de diámetro tras la que se disponen dos láminas superpuestas de forma hexalobulada, levemente cóncavas,
y con un tamaño algo superior la primera respecto a la segunda, de modo que la primera mide una
anchura máxima de 2,7 cm. y la segunda de hasta 3 cm. La espiga consiste en un vástago de sección
cuadrada y 6,8 cm. de longitud que, partiendo de una anchura de 0,5 cm., va decreciendo hasta
concluir en la punta.
Comentario: Hemos separado el presente ejemplar del conjunto anterior debido a que, pese a ingresar
en lote junto a ellos, constituye sin lugar a dudas una pieza con una entidad claramente diferenciable.
Se trata de una de las piezas más elaboradas, no sólo en el tipo de los clavos, sino incluso dentro del
total de la colección de hierros del Museo. En cualquier caso su destino, más que funcional, debió de
estar asociado al adorno de la hoja de un vano, a un mueble o a otro elemento fabricado en madera.
61.6. Conjunto de clavos de hierro (inv. 4864-4875, 4877-4881, 4884-4885).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplares completos (primero al tercero, cuarto al décimo, decimosexto y decimoséptimo) e incompletos, compuestos de cabeza, espiga y en parte de punta. El primer ejemplar mide una
longitud total de 14,5 cm., el segundo 15,4 cm., el tercero 10,9 cm., el cuarto 10,5 cm., el quinto 15
cm., el sexto 14,5 cm., el séptimo 15,2 cm., el octavo 14,2 cm., el noveno 10,7 cm., el décimo 10,4
cm., el decimoprimero 9,8 cm., el decimosegundo 9,7 cm., el decimotercero 11 cm., el decimocuarto
y el decimoquinto 8,3 cm., el decimosexto 11 cm., el decimoséptimo 8,7 cm., el decimoctavo 8 cm.
y el decimonoveno 7,7 cm. La porción conservada de las cabezas en los diecinueve ejemplares está
conformada por una lámina aplanada de tendencia circular y levemente convexa, con un diámetro
máximo de 2,7 cm. en el primer ejemplar, 2,1 cm. en el segundo, 2 cm. en el tercero, 1,8 cm. en el
cuarto, 2,1 cm. en el quinto, 2,2 cm. en el sexto, 1,8 cm. en el séptimo, 2,8 cm. en el octavo, 2,1 cm.
en el noveno, 2 cm. en el décimo, 1,9 cm. en el decimoprimero, 2,2 cm. en el decimosegundo y el
decimotercero, 2,5 cm. en el decimocuarto, 1,7 cm. en el decimoquinto y el decimosexto, 2,3 cm. en
el decimoséptimo, 2 cm. en el decimoctavo y 2,2 cm. en el decimonoveno. La espiga consiste en un
106
vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,7 cm., va decreciendo hasta
concluir en la punta en los casos en los que se conserva. Ésta se dobla en ángulo oblicuo en los ejemplares quinto, sexto y decimooctavo.
Comentario: Resulta imposible determinar si este extenso conjunto de clavos, ingresados de manera
unitaria como producto de las excavaciones efectuadas entre 1910 y 1936 en la ciudad, pertenecen
a un contexto doméstico o funerario. En cualquier caso y por la similitud de sus cabezas y vástagos,
parecen formar un todo de características homogéneas que indica su posible pertenencia a un conjunto unitario.
61.7. Conjunto de clavos de hierro (inv. 6809-6811).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplares incompletos, compuestos de parte de la cabeza y la espiga. El primer ejemplar
mide una longitud total de 9 cm., el segundo 9,7 cm. y el tercero 8 cm. La porción conservada de las
cabezas en los tres ejemplares está conformada por una lámina aplanada de tendencia circular y con
un diámetro máximo de 2 cm. en el primer ejemplar, 2,3 cm. en el segundo y 1,9 cm. en el tercero.
Las espigas están conformadas por un vástago de sección cuadrada algo irregular y una anchura
media de 0,6 cm. mantenida hasta el momento de su fractura, presentando múltiples pérdidas en el
tercero de los ejemplares.
61.8. Clavo de hierro (inv. 6863).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y espiga. Mide una longitud total de 12,3
cm. La cabeza está conformada por una lámina aplanada de tendencia circular y con un diámetro
máximo de 1,8 cm. La espiga consiste en un vástago de sección cuadrada, con una anchura máxima
de 0,5 cm., que tiende a aplanarse por espacio de 3 cm. en su inicio y, en el otro sentido y por espacio
de 5 cm., ya hacia su terminación.
Comentario: Hemos separado este ejemplar del siguiente porque, pese a llevar números correlativos,
su diferenciación formal es muy destacada.
61.9. Clavo de hierro (inv. 6864).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de
6,7 cm. La cabeza, de 1,2 cm. de altura por 1,1 cm. de anchura, presenta forma piramidal. La espiga,
conformada por un vástago de sección cuadrada, se inicia con unos 0,7 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en la punta.
Comentario: Véase el comentario de la entrada precedente.
61.10. Pareja de clavos de hierro (inv. 6945-6946).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Fragmento de clavo y ejemplar completo, compuestos de cabeza, espiga y en uno de
los casos, punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 4,5 cm. y el segundo 11 cm. Las cabezas de ambos presentan forma de lámina aplanada de tendencia circular y con un diámetro máximo
de 2,1 cm. En el primer ejemplar muestra numerosas concreciones, mientras que en el segundo está
inclinada respecto al eje marcado por la espiga. Esta última está conformada por un vástago de sección
cuadrada algo irregular, que, partiendo de una anchura máxima de 0,6 cm. en el primer ejemplar y
0,8 cm. en el segundo, va decreciendo hasta el momento de su fractura en el primero y la conclusión
en la punta en el segundo.
61.11. Clavo de hierro (inv. 7400).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y espiga. Mide una longitud total de 5,3 cm.
La cabeza está presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular y con un diámetro máximo
de 1,6 cm. La espiga, conformada por un vástago de sección cuadrada, se inicia con unos 0,9 cm.
de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta el momento de su fractura. Sobrepasada la
mitad de la espiga, ésta se dobla en ángulo recto, volviendo a doblarse una vez más y en el mismo
sentido ya próxima a su terminación.
107
61.12. Pareja de clavos de hierro (inv. 7649-7650).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplares incompletos, compuestos de cabeza y espiga. El primer ejemplar mide una
longitud total de 8 cm. y el segundo 8,5 cm. Las cabezas de ambos están simplemente conformadas
como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto en el primer ejemplar y en uno algo superior al ángulo recto en el segundo, mostrando un aspecto irregular y midiendo 1,5 cm. en ambos
casos. La espiga consiste en el primer ejemplar en un vástago de sección cuadrada y 0,5 cm. de anchura, fracturada ya próxima a la terminación. En el segundo ejemplar consiste en una lámina de 0,5
cm. de grosor que va disminuyendo su anchura desde 1 cm. en su arranque hacia la punta, de la que
se ha perdido su segmento final.
61.13. Conjunto de clavos de hierro (inv. 5632-5634).
Procedencia: Necrópolis oriental - Campaña 1945. Tumba 1.
Descripción: Ejemplares completos, compuestos de cabeza, espiga y punta. El primer ejemplar mide
una longitud total de 9,4 cm., el segundo 7,4 cm. y el tercero 5,5 cm. Las cabezas en los tres ejemplares
presentan forma de lámina aplanada de tendencia circular y levemente convexa, con un diámetro
máximo de 2 cm. en todos ellos. Las espigas están conformadas por un vástago de sección cuadrada
que se inicia con unos 0,7 cm. de anchura en los dos primeros ejemplares y 0,5 cm. en el tercero para
ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en la punta.
Comentario: El conjunto fue extraído del primero de los enterramientos mencionados por Álvarez
Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194551.
61.14. Conjunto de clavos de hierro (inv. 5746-5773).
Procedencia: Necrópolis oriental - Campaña 1945. Tumba 3.
Descripción: Ejemplares completos (cuarto, sexto, octavo, decimoprimero, decimosegundo, decimoséptimo, decimoctavo, vigesimosexto y vigesimoctavo) e incompletos, dividido el octavo, el decimoprimero, el decimosexto, el decimonoveno, el vigesimoprimero, el vigesimoquinto y el vigesimoctavo
en dos fragmentos que unen entre sí y compuestos en parte de cabeza, espiga y en parte de punta. El
primer ejemplar mide una longitud total de 3,8 cm., el segundo 4,7 cm., el tercero 4,3 cm., el cuarto
5,7 cm., el quinto 6,2 cm., el sexto 5 cm., el séptimo 6,2 cm., el octavo 6,1 cm., el noveno 6,1 cm., el
décimo 4,8 cm., el decimoprimero 5,4 cm., el decimosegundo 5,7 cm., el decimotercero 3,5 cm., el
decimocuarto 3,4 cm., el decimoquinto 2,7 cm., el decimosexto 4,1 cm., el decimoséptimo 4,7 cm.,
el decimoctavo 5,7 cm., el decimonoveno 4,2 cm., el vigésimo 7,6 cm., el vigesimoprimero 5,3 cm.,
el vigesimosegundo 3,4 cm., el vigesimotercero 3,6 cm., el vigesimocuarto 4,8 cm., el vigesimoquinto
5 cm., el vigesimosexto 6 cm., el vigesimoséptimo 5,2 cm. y el vigesimoctavo 6 cm. La porción conservada de las cabezas en los diecinueve ejemplares que preservan parte de ellas está conformada por
una lámina aplanada de tendencia circular y con un diámetro máximo de 1,7 cm. en el primer ejemplar, 1,8 cm. en el tercero, 1,6 cm. en el cuarto, 1,4 cm. en el quinto, 1,2 cm. en el sexto, 1,9 cm. en
el séptimo, 1,5 cm. en el octavo, 1,6 cm. en el noveno, 1,1 cm. en el decimoprimero, 1,2 cm. en el
decimosegundo, 1,3 cm. en el decimotercero, 1,4 cm. en el decimocuarto, 1,3 cm. en el decimoquinto,
1,2 cm. en el decimosexto, 1,4 cm. en el decimoséptimo y el decimoctavo, 1,2 cm. en el decimonoveno, 1,4 cm. en el vigesimoquinto, 1,6 cm. en el vigesimosexto y 1,7 cm. en el vigesimoctavo. La espiga consiste en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,6 cm.,
va decreciendo hasta concluir en la punta en los casos en los que ésta se conserva. La cabeza se encuentra desplazada en los ejemplares octavo y decimonoveno, mientras que la espiga se dobla en ángulo recto superada la mitad de su recorrido en los ejemplares vigesimosexto, vigesimoséptimo y
vigesimoctavo y la punta en cuestión en un ángulo similar en estos tres últimos ejemplares, además
de en el decimosexto, el decimoséptimo y el decimoctavo. En general, el estado de conservación de
las piezas es malo, mostrando numerosas pérdidas y concreciones.
Comentario: El conjunto fue extraído del enterramiento denominado tumba 3, mencionado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194552, debiendo estar re51
52
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1946, pág. 4.
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1946, pág. 5.
108
lacionado, más que con el ajuar de dicha sepultura, con el ataúd que debió de contener lo que al parecer se pudo identificar como una inhumación del Siglo I.
61.15. Clavo de hierro (inv. 5774).
Procedencia: Necrópolis oriental - Campaña 1945. Tumba 3.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de
22,4 cm. La cabeza, de 1 cm. de altura por 2,5 cm. de diámetro máximo, presenta forma cónica. La
espiga, conformada por un vástago de sección cuadrada, se inicia con 1 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en la punta.
Comentario: Hemos separado el presente ejemplar del conjunto previo debido a su clara diferenciación
tipológica, contrastando con éste por sus dimensiones (es uno de los mayores clavos de las colecciones
del Museo). Por lo demás y como el resto del conjunto, fue extraído del enterramiento denominado
tumba 3, mencionado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al
año 1945, pudiendo corresponderse con uno de los 27 que el autor publica relacionados con dicha
sepultura53.
61.16. Pareja de clavos de hierro (inv. 5836-5837).
Procedencia: Necrópolis oriental.
Descripción: Ejemplares completos, compuestos de cabeza, espiga y punta. El primer ejemplar mide
una longitud total de 9,2 cm. y el segundo 11,3 cm. Las cabezas de ambos presentan forma de lámina
aplanada de tendencia circular y levemente convexa, con un diámetro máximo de 2 cm. en el primero
y 1,9 cm. en el segundo. Las espigas están conformadas por un vástago de sección cuadrada que se
inicia con unos 0,8 cm. de anchura en los dos primeros ejemplares para ir decreciendo paulatinamente
hasta concluir en la punta. En el primer ejemplar, el vástago se dobla en ángulo oblicuo en su cuarto
final para retomar de nuevo un sentido cercano al de su eje ya próximo a la punta.
Comentario: Debe de tratarse de una pareja de clavos mencionada por Álvarez Sáenz de Buruaga en
la memoria del Museo correspondiente al año 194554.
61.17. Conjunto de clavos de hierro (inv. 5866-5869).
Procedencia: Necrópolis oriental.
Descripción: Ejemplares completos, compuestos de cabeza, espiga y punta. El primer ejemplar mide
una longitud total de 13,7 cm., el segundo 7,5 cm., el tercero 9,1 cm. y el cuarto 6,5 cm. Las cabezas
en los cuatro ejemplares presentan forma de lámina aplanada de tendencia circular y levemente convexa, con un diámetro máximo de 2 cm. en la primera y la cuarta y de 2,1 cm. en la segunda y la tercera. Las espigas están conformadas por un vástago de sección cuadrada que se inicia con unos 0,7
cm. de anchura en los dos primeros ejemplares para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en
la punta. En el primer ejemplar, la espiga se dobla sobre sí en su cuarto final para adoptar una forma
curvada, mientras que en el segundo lo hace en un ángulo oblicuo ya cerca de la punta.
Comentario: Debe de tratarse de parte de los once clavos mencionados por Álvarez Sáenz de Buruaga
en la memoria del Museo correspondiente al año 1945 con relación a un segundo lote de piezas procedentes de la zona de Los Silos55.
61.18. Clavo de hierro (inv. 5873).
Procedencia: Necrópolis oriental.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de
14,3 cm. La cabeza, de 1 cm. de altura por 1,4 cm. de diámetro máximo, presenta forma troncocónica.
La espiga, conformada por un vástago de sección circular, se inicia con 1 cm. de diámetro para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en la punta.
Comentario: Debe de tratarse de uno de los once clavos mencionados por Álvarez Sáenz de Buruaga
en la memoria del Museo correspondiente al año 1945 con relación a un segundo lote de piezas procedentes de la zona de Los Silos56. La forma de la cabeza, la proporción que guarda con la espiga y
53
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1946, pág. 5.
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1946, pág. 6.
55
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1946, pág. 7.
56
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1946, pág. 7.
54
109
la sección triangular de esta última hacen que muestre una forma singular respecto al común de los
clavos. Ello, unido a que no parece estar asociado a ninguna sepultura específica, nos hacen concluir
que su uso pudo no ser el corriente en los ejemplares procedentes de áreas de necrópolis: la confección
de ataúdes.
61.19. Conjunto de clavos de hierro (inv. 5987-5989, 5991).
Procedencia: Necrópolis oriental.
Descripción: Ejemplares completos (el tercero y el cuarto) e incompletos, compuestos de cabeza, espiga
y en su caso punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 7,2 cm., el segundo 4 cm., el tercero
7,9 cm. y el cuarto 7,8 cm. Las cabezas en los cuatro ejemplares presentan forma de lámina aplanada
de tendencia circular y levemente convexa, con un diámetro máximo de 1,9 cm. en la primera, 1,7
cm. en la segunda, 1,8 cm. en la tercera y 1,9 cm. en la cuarta. Las espigas están conformadas por un
vástago de sección cuadrada que se inicia con unos 0,7 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en el momento de su fractura en los dos primeros ejemplares y en la punta en
los dos últimos. En el tercer ejemplar, el vástago se dobla en ángulo recto superado su cuarto final.
Comentario: Debe de tratarse de parte de los once clavos mencionados por Álvarez Sáenz de Buruaga
en la memoria del Museo correspondiente al año 1945 con relación a un segundo lote de piezas procedentes de la zona de Los Silos57.
61.20. Clavo de hierro (inv. 5990).
Procedencia: Necrópolis oriental.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de
6,5 cm. La cabeza presenta una forma esférica de 2,5 cm. de diámetro. La espiga, conformada por
un vástago de sección circular, se inicia con 1 cm. de diámetro para ir decreciendo paulatinamente
hasta concluir en la punta. Ésta se dobla sobre sí en su cuarto final para adoptar una forma curvada.
Comentario: Debe de tratarse de uno de los once clavos mencionados por Álvarez Sáenz de Buruaga
en la memoria del Museo correspondiente al año 1945 con relación a un segundo lote de piezas procedentes de la zona de Los Silos58. A pesar de que pertenece al mismo conjunto descrito en la entrada
precedente, el presente ejemplar se ha segregado del mismo debido a su singularidad tipológica, caracterizada por su gruesa cabeza esférica, algo no presente en ninguna otra de las piezas inventariadas
en el Museo.
61.21. Pareja de clavos de hierro (inv. 17333-17334).
Procedencia: Necrópolis oriental - Campaña 1972. Tumba 5.
Descripción: Ejemplares incompletos, dividido el segundo en dos fragmentos que unen entre sí y compuestos de cabeza y espiga. El primer ejemplar mide una longitud total de 10,5 cm. y el segundo 7,8
cm. La cabeza del primero, de 1,1 cm. de altura por 2,4 cm. de diámetro máximo, presenta forma semiesférica, mientras que la del segundo presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular, con
un diámetro máximo de 2 cm. Las espigas están conformadas por un vástago de sección circular que
se inicia con unos 1,5 cm. de diámetro en el primer caso y 1 cm. en el segundo para ir decreciendo
paulatinamente hasta concluir en el momento de su fractura.
Comentario: Los dos clavos fueron hallados formando parte de una tumba en la que destacaba la presencia de una urna de cerámica, lo que de algún modo descarta que interviniesen en la confección del
ataúd de madera propio de una sepultura de inhumación. Quedaría por conjeturar que, más que con el
ajuar, pudieran haber intervenido en el ensamblaje de una caja destinada a proteger la urna en cuestión.
61.22. Clavo de hierro (inv. 6249).
Procedencia: Columbarios.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos que unen entre sí y compuesto de
cabeza y espiga. Mide una longitud total de 7,8 cm. La cabeza presenta forma de lámina aplanada de
tendencia circular, con un diámetro máximo de 2 cm. La espiga está conformada por un vástago de
sección informe que se inicia con unos 1,5 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta
concluir en el momento de su fractura.
57
58
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1946, pág. 7.
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1946, pág. 7.
110
Comentario: El presente clavo fue entregado al Museo por Arturo Salete en 1946, junto al siguiente
ejemplar y el fragmento de escoria 57.1, declarándose en la ficha manual del catálogo sistemático
del Museo que, pese a ser hallado en superficie, quizá fuese producto de las excavaciones practicadas
en el lugar por Serra Rafols aquel mismo año.
61.23. Clavo de hierro (inv. 6250).
Procedencia: Columbarios.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y espiga. Mide una longitud total 4,5 cm.
La cabeza presenta una forma semiesférica de 1 cm. de altura por 2,2 cm. de diámetro máximo. La
espiga está conformada por un vástago de sección circular con una diámetro medio de 1,5 cm. hasta
el momento de su fractura.
Comentario: Véase el comentario de la entrada precedente.
61.24. Clavo de hierro (inv. 15492).
Procedencia: Columbarios (procedencia dudosa).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total
de 18 cm. La cabeza, de 1,2 cm. de altura por 2 cm. de anchura, presenta forma troncocónica. La
espiga, conformada por un vástago de sección irregular de tendencia cuadrada, presenta una anchura media de 0,7 cm. hasta que a unos 2,5 cm. del final comienza a decrecer hasta concluir en
la punta.
Comentario: La presente pieza, entregada al Museo en 1972, hace declarar en el Libro de Registro
su procedencia como dudosa.
61.25. Conjunto de clavos de hierro (inv. 23001-23009).
Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2.
Descripción: Ejemplares incompletos, dividido el sexto en dos fragmentos que unen entre sí y compuestos en parte de cabeza, espiga y en parte de punta. El primer ejemplar mide una longitud total
de 7,3 cm., el segundo 10,3 cm., el tercero y el cuarto 15,5 cm., el quinto 8,3 cm., el sexto 9,5 cm.,
el séptimo 7,2 cm., el octavo 9 cm. y el noveno 6,6 cm. La porción conservada de las cabezas en los
seis ejemplares que preservan parte de ellas está conformada por una lámina aplanada de tendencia
circular y con un diámetro máximo de 1,9 cm. en el primer ejemplar, 1,7 cm. en el segundo, 2,2 cm.
en el séptimo y 2,5 cm. en el octavo, mientras que el tercer ejemplar presenta una cabeza piramidal
de 1,5 cm. de altura por 2,2 cm. de anchura y el sexto una circular plana de 2,1 cm. de diámetro máximo por 0,6 cm. de grosor. La espiga consiste en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de
una anchura media de 1 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta en los casos en los que ésta
se conserva. La punta en cuestión se dobla en un ángulo oblicuo en los ejemplares segundo, quinto
y octavo. Así mismo, el ejemplar cuarto lleva adherido un fragmento de recipiente de cerámica común
correspondiente al borde y parte del galbo del mismo, ya cerca de la punta.
Comentario: El presente conjunto de clavos fue hallado en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el área de los Columbarios en 1973, extendiendo su intervalo hasta el ejemplar inv.
23013. No obstante, la pieza 62.5 estimamos que consiste más bien en una escarpia. Y frente a los
clavos cuarto, quinto y noveno que, pese a no conservar la cabeza, pueden identificarse como clavos
en base a su similitud a los ejemplares segundo o sexto y séptimo respectivamente, los objetos descritos en la entrada 71.15 no pueden dejar de catalogarse como simples vástagos terminados en
punta pero sin indicios de haber terminado en una cabeza que los identifique dentro del presente
tipo.
61.26. Pareja de clavos de hierro (inv. 6336-6337).
Procedencia: Viviendas militares.
Descripción: Ejemplares incompletos, dividido el segundo en dos fragmentos que unen entre sí y compuestos de cabeza y espiga. El primer ejemplar mide una longitud total de 4,4 cm. y el segundo 4,7
cm. Las cabezas de ambos presentan forma de lámina aplanada de tendencia circular, inclinada respecto al eje marcado por las espigas. Estas últimas, conformadas por un vástago de sección cuadrada,
se inician con 0,7 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta el momento de su fractura.
111
Comentario: La presente pareja se encuentra publicada por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria
del Museo correspondiente al año 194759.
61.27. Clavo de hierro (inv. 6437).
Procedencia: Casa de Luís Díez.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de espiga y punta. Mide una longitud total de 7,7 cm.
La espiga, conformada por un vástago de sección cuadrada, se inicia con unos 0,8 cm. de anchura
por 0,7 cm. de grosor para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en la punta. Superada la
mitad de su recorrido, se dobla en ángulo oblicuo. El estado de conservación de la pieza es malo,
mostrando numerosas concreciones.
Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194760. Pese a que la pieza carece de cabeza, la forma que
adopta la espiga en el extremo correspondiente a la misma indica que podríamos hallarnos ante una
punta del estilo de las halladas en Casa Herrera, en las que la cabeza en cuestión se confeccionaba
mediante la inflexión en ángulo recto del extremo opuesto a la punta.
61.28. Clavo de hierro (inv. 6500).
Procedencia: Viviendas protegidas.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 7
cm. La cabeza, de 0,8 cm. de altura por 1,9 cm. de diámetro, presenta forma semiesférica. La espiga,
conformada por un vástago de sección cuadrada, se inicia con unos 0,7 cm. para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en la punta. Superada la mitad de su recorrido, se dobla en ángulo recto.
El estado de conservación de la pieza es malo, mostrando numerosas concreciones.
Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194761.
61.29. Conjunto de clavos de hierro (inv. 6999-7006, 7008-7013).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplares incompletos, dividido el tercero, el decimoprimero y el decimocuarto en dos
fragmentos que unen entre sí y compuestos en parte de cabeza, espiga y en parte de punta. El primer
ejemplar mide una longitud total de 10,4 cm., el segundo 4,5 cm., el tercero 6,4 cm., el cuarto 6,5
cm., el quinto 10,2 cm., el sexto 12,4 cm., el séptimo 7,8 cm., el octavo 8,2 cm., el noveno 8,7 cm.,
el décimo 9,2 cm., el decimoprimero 8,2 cm., el decimosegundo 12,4 cm., el decimotercero 8,9 cm.
y el decimocuarto 10 cm. La porción conservada de las cabezas en los diez ejemplares que preservan
parte de ellas está conformada por una lámina aplanada de tendencia circular, levemente convexa,
y con un diámetro máximo de 2,2 cm. en el primer ejemplar, 2,3 cm. en el segundo, 2,4 cm. en el
tercero, 2,8 cm. el quinto, 2,9 cm. en el sexto, 2,3 cm. en el séptimo y en el octavo, 1,9 cm. en el décimo, 1,7 cm. en el decimoprimero, 1,8 cm. en el decimotercero y 2,2 cm. en el decimocuarto. Las
espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 1 cm.,
va decreciendo hasta concluir en la punta en los casos en los que ésta se conserva. La espiga se dobla
en un ángulo oblicuo en el tercio inicial del primer ejemplar, poco antes de la mitad en el quinto, en
el cuarto final del séptimo y en el tercio final del noveno. En general, el estado de conservación de
las piezas es malo, presentando numerosas pérdidas y concreciones.
Comentario: El presente conjunto se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194862. No podemos determinar si perteneció a un mismo
elemento, ni si este tuvo un carácter mueble o pertenecía a la propia estructura del edificio excavado
y que en función de otros de los materiales hallados fue interpretado como una fábrica de vidrio. En
todo caso y dada la correlación de sus números hemos decidido agruparlos, separando del mismo
únicamente el ejemplar 9.1, debido a que en realidad se corresponde claramente con una pata de
trípode, y no con un clavo.
59
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, pág. 40.
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, pág. 42.
61
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, pág. 42.
62
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1949, pág. 25.
60
112
61.30. Clavo de hierro (inv. 7066).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la cabeza y de la espiga. Mide una longitud
total de 5,2 cm. La cabeza presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular y levemente convexa, con un diámetro máximo de 2,2 cm. La espiga, conformada por un vástago de sección cuadrada, se inicia con unos 0,8 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en
el momento de su fractura. El estado de conservación de la pieza es malo, mostrando numerosas
concreciones.
Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194863. Por si el distanciamiento en su numeración implica
una distinción en su contexto original, hemos optado por separarlo del conjunto procedente de la
misma excavación.
61.31. Clavo de hierro (inv. 8814).
Procedencia: Teatro romano.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y parte de la espiga. Mide una longitud total
de 3,6 cm. La cabeza, de 1 cm. de altura por 2,2 cm. de diámetro, presenta forma semiesférica. La
espiga, conformada por un vástago de sección cuadrada, se inicia con unos 1,3 cm. de anchura para
ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en el momento de su fractura.
Comentario: Se trata del único clavo custodiado en las colecciones del Museo que detenta con seguridad tal procedencia.
61.32. Conjunto de clavos de hierro (inv. 8928-8935).
Procedencia: Cuesta del Lorito - Excavación 1961. Edificio C. Sepultura de inhumación junto al muro O.
Descripción: Ejemplares incompletos, divididos todos salvo el octavo en varios fragmentos que unen
entre sí y compuestos en parte de cabeza y espiga. El primer ejemplar mide una longitud total de 9,3
cm., el segundo 5,2 cm., el tercero 5,5 cm., el cuarto 6,3 cm., el quinto 2,9 cm., el sexto 1,8 cm., el
séptimo 2,6 cm. y el octavo 12,5 cm. La porción conservada de las cabezas en los diez ejemplares
que preservan parte de ellas está conformada por una lámina aplanada de tendencia circular, levemente convexa, y con un diámetro máximo de 3 cm. en el primer ejemplar, 1,9 cm. en el segundo,
1,5 cm. en el tercero, 1,9 cm. el cuarto, 2 cm. en el quinto, 1,9 cm. en el séptimo y 2,2 cm. en el octavo. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media
de 0,9 cm., va decreciendo hasta concluir en el momento de su fractura. En general, el estado de
conservación de las piezas es muy malo, presentando numerosas pérdidas y concreciones y hallándose
prácticamente desintegrados los ejemplares sexto y séptimo.
Comentario: El presente conjunto fue excavado por García y Bellido en un claro contexto funerario situado en la calzada situada a la salida del puente romano y que posteriormente publicaría en la serie
Excavaciones Arqueológicas de España. Más concretamente, se localizó en el interior de una sepultura
de inhumación, siendo muy probable que perteneciese a un desaparecido ataúd de madera de la misma.
61.33. Pareja de clavos de hierro (inv. 8947-8948).
Procedencia: Cuesta del Lorito - Excavación 1961. Edificio C. Sepultura en la roca, a 6,40 m. del
machón izquierdo.
Descripción: Ejemplares completo e incompleto, divididos en varios fragmentos que unen entre sí y
compuestos de cabeza, espiga y, en el primero de los casos, punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 11,1 cm., y el segundo 4,8 cm. Las cabezas de ambos presentan forma de lámina aplanada de tendencia circular, levemente convexa, y con un diámetro máximo de 2 cm. en el primer
ejemplar y 1,8 cm. en el segundo. Las espigas están conformadas por un vástago de sección cuadrada
que, partiendo de una anchura media de 0,7 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta en el
primero y en el momento de su fractura en el segundo.
Comentario: La presente pareja fue hallada en las mismas circunstancias que el anterior conjunto
pero asociado a una sepultura distinta. En todo caso y en relación tanto a su contexto general como
a su posible función, remitimos al lector al comentario de la susodicha entrada.
63
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1949, pág. 25.
113
61.34. Conjunto de clavos de hierro (inv. 8956-8961).
Procedencia: Cuesta del Lorito - Excavación 1961.
Descripción: Ejemplares completos (segundo y tercero) e incompletos, dividido el sexto en varios fragmentos que unen entre sí y compuestos de cabeza, espiga y en parte de punta. El primer ejemplar
mide una longitud total de 7,6 cm., el segundo 5,7 cm., el tercero 6,5 cm., el cuarto y el quinto 6,5
cm., y el sexto 3,8 cm. La porción conservada de las cabezas está conformada por una lámina aplanada de tendencia circular, levemente convexa, y con un diámetro máximo de 2,3 cm. en el primer
ejemplar, 1,8 cm. en el segundo, 2,6 cm. en el tercero, 2,5 cm. el cuarto, 1,5 cm. en el quinto, y 2
cm. en el sexto. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,8 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta en los casos en los que ésta se
conserva. La espiga se dobla en un ángulo recto poco antes de la mitad del segundo ejemplar, así
como poco después de la misma en el tercero, volviendo a doblarse una vez más, en esta ocasión en
ángulo oblicuo, en el cuarto final del segundo. En general, el estado de conservación de las piezas es
malo, presentando numerosas pérdidas y concreciones.
Comentario: A diferencia de los clavos descritos en las dos entradas anteriores, los presentes carecen
de un contexto claro de hallazgo, no estando expresamente vinculados como aquellos a sepultura alguna. No obstante, su similar aspecto podría insinuar que tuvieron un destino afín, perteneciendo a
una tumba destruida con anterioridad a la excavación de García Bellido.
61.35. Conjunto de clavos de hierro (inv. 10115).
Procedencia: Barriada de La Antigua.
Descripción: Ejemplares completos e incompletos, dividido uno de ellos en dos fragmentos que unen
entre sí y compuestos de cabeza, espiga y en parte de punta. De las catorce piezas, las completas
miden un promedio de entre 7 y 8 cm. de longitud máxima, mientras que las incompletas van haciéndolo reducir desde los 6 cm. de la mayor hasta los 2,5 cm. de la menor. Las cabezas están conformadas por una lámina aplanada de tendencia circular de 2 cm. de diámetro medio. Las espigas
consisten en un vástago de sección circular que, partiendo de un diámetro medio de 1 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta en los casos en los que ésta se conserva. Dos de los ejemplares
tienen la espiga doblada en ángulo oblicuo, mientras que en otro más se dobla en ángulo recto, siempre hacia su tercio final.
Comentario: A este amplio conjunto le fue asignado un único número de inventario, seguramente
ante la certeza de que los ejemplares que lo componían estaban integrados en un objeto unitario. Por
la forma de los ejemplares, el número de piezas y su contexto general de hallazgo, éste podría haberse
correspondido con el ataúd de madera utilizado en un enterramiento de inhumación.
61.36. Conjunto de clavos de hierro (inv. 10116).
Procedencia: Barriada de La Antigua.
Descripción: Ejemplares completos, compuestos de cabeza, espiga y punta. Las cincuenta y seis piezas
miden un promedio de entre 1,5 y 1,7 cm. de longitud máxima. Las cabezas están conformadas por
una lámina aplanada de tendencia circular de entre 1 y 1,2 cm. de diámetro medio. Las espigas consisten en un vástago de sección circular que, partiendo de un diámetro medio de 0,5 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta.
Comentario: A este amplio conjunto le fue asignado un único número de inventario, seguramente
ante la certeza de que los ejemplares que lo componían estaban integrados en un objeto unitario. A
tal efecto y dado el reducido tamaño de los clavos, somos propensos a pensar en que formarían parte
de un calzado.
61.37. Pareja de clavos de hierro (inv. 10235-10236).
Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1965. Habitación 2. Sector Sudoeste.
Descripción: Ejemplares incompletos, divididos en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre
sí, y compuestos de cabeza y espiga. El primer ejemplar mide una longitud total de 11,5 cm. y el fragmento principal del segundo 7 cm. Las cabezas de ambos presentan forma de lámina aplanada de
tendencia circular, levemente convexa, y con un diámetro máximo de 2,6 cm. en el primer ejemplar
y 2,4 cm. en el segundo. Las espigas están conformadas por un vástago de sección circular que, partiendo de un diámetro de 1,5 cm., en el primer caso va decreciendo hasta el momento de su fractura,
114
mientras que en el segundo no puede determinarse su desarrollo debido a la desintegración de la
pieza. El extremo final de la espiga del primer ejemplar se dobla en ángulo recto. En general, el estado
de conservación de las piezas es muy malo, mostrando numerosas pérdidas y concreciones.
Comentario: A la presente pareja le seguía un ejemplar catalogado en la ficha manual como clavo
pero para el que no hemos podido descartar con seguridad tal identificación, incluyéndolo en el apartado de vástagos y otorgándole la entrada 71.22.
61.38. Conjunto de clavos de hierro (inv. 32505-32507).
Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1983. Junto a la cocina. Nivel 1, C-3.
Descripción: Ejemplares incompletos, divididos el primero y el tercero en dos fragmentos que unen
entre sí y compuestos de cabeza y espiga. El primer ejemplar mide una longitud total de 5,7 cm., el
segundo 5,9 cm. y el tercero 5,2 cm. Las cabezas de los tres presentan forma de lámina aplanada de
tendencia circular, levemente convexa, y con un diámetro máximo de 2,5 cm. en el primer ejemplar,
2,7 cm. en el segundo y 2,2 cm. en el tercero. Las espigas están conformadas por un vástago de sección circular que mantiene un diámetro regular de 1 cm. hasta el momento de su fractura. El estado
de conservación de las piezas es malo, mostrando numerosas concreciones.
61.39. Clavo de hierro (inv. 32511).
Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1983. Fuente romana.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y espiga. Mide una longitud total de 9 cm.
La cabeza presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular y con un diámetro máximo de
3,3 cm. La espiga está conformada por un vástago de sección circular que, partiendo de un diámetro
de 1,9 cm., va decreciendo hasta el momento de su fractura.
Comentario: Si bien no procede dentro del mismo yacimiento de un contexto idéntico, sorprende la
similitud formal de la presente pieza respecto a las descritas en las dos entradas precedentes, en especial por la constatación de una espiga circular respecto a la más corrientemente cuadrada.
61.40. Pareja de clavos de hierro (inv. 11623-11624).
Procedencia: Alcazaba - Campaña 1969. Calicata bóveda, a 1 m. de profundidad.
Descripción: Ejemplares completos, compuestos de cabeza, espiga y punta. El primer ejemplar mide
una longitud total de 5 cm., y el segundo 6,5 cm. Las cabezas de ambos presentan forma de lámina
aplanada circular, levemente convexa, y con un diámetro de 2,9 cm. en el primer ejemplar y 3,2 cm.
en el segundo. Las espigas están conformadas por un vástago de sección cuadrada que, partiendo
de una anchura media de 0,7 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. La espiga del segundo
ejemplar se dobla en ángulo recto superada la mitad de su recorrido.
Comentario: En función del lugar de hallazgo de las piezas, en el relleno de la bóveda del aljibe
emiral, los ejemplares deberían pertenecer a un momento posterior al de la construcción del éste
en el Siglo IX.
61.41. Clavo de hierro (inv. 33802).
Procedencia: Alcazaba - Campaña 1981. Cata 1, Capa 3.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí y compuesto de cabeza y parte de la espiga. Mide una longitud total de 6,2 cm. La cabeza, de 1,8 cm. de altura por 3,5
cm. de diámetro, presenta forma semiesférica, desarrollando en su interior una superficie cóncava de
la que parte la espiga. Esta última está conformada por un vástago de sección circular que, partiendo
de un diámetro de 1 cm., va decreciendo hasta el momento de su fractura. El estado de conservación
de las piezas es malo, mostrando numerosas concreciones.
61.42. Pareja de clavos de hierro (inv. 34108-34109).
Procedencia: Alcazaba - Campaña 1986. Cuadrante B-1, Capa 7.
Descripción: Fragmentos de clavos de hierro, divididos a su vez en varios fragmentos, algunos de los
cuales unen entre sí, y compuestos de cabeza y parte de la espiga. El primer ejemplar mide una longitud total de 3 cm., y el segundo 1,5 cm. Las cabezas de ambos presentan forma de lámina aplanada
circular y con un diámetro de 4 cm. en el primer ejemplar y 4,2 cm. en el segundo. Las espigas están
conformadas por un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 1 cm.,
va decreciendo hasta concluir en el momento de su fractura.
115
61.43. Clavo de hierro (inv. 34469).
Procedencia: Alcazaba - Campaña 1986. Cuadrante F-1, Capa 12. Derribo muro.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos que unen entre sí y compuesto de
cabeza y espiga. El fragmento principal mide una longitud total de 5 cm. La cabeza presenta forma
de lámina aplanada de tendencia circular y con un diámetro máximo de 1,8 cm., hallándose dispuesta
en ángulo oblicuo respecto al eje marcado por la espiga. Esta última está conformada por un vástago
de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 1 cm., va decreciendo hasta concluir
en el momento de su fractura. En su tercio final, la espiga se dobla en ángulo oblicuo. El estado de
conservación de la pieza es malo, hallándose muy desintegrada.
61.44. Clavo de hierro (inv. 34471).
Procedencia: Alcazaba - Campaña 1986. Cuadrante F-1, Capa 12. Derribo muro.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en tres fragmentos que unen entre sí y compuesto de cabeza y espiga. Mide una longitud total de 7 cm. La cabeza, de 1,5 cm. de altura por 2,8 cm. de diámetro máximo, presenta forma semiesferica. La espiga está conformada por un vástago de sección
circular que, partiendo de un diámetro de 1,2 cm., va decreciendo hasta concluir en el momento de
su fractura. El estado de conservación de las piezas es malo, mostrando numerosas concreciones.
61.45. Conjunto de clavos de hierro (inv. 35211).
Procedencia: Alcazaba - Campaña 1987. Testigo B, C.
Descripción: Fragmentos de clavos de hierro en número indeterminado, divididos a su vez en varios
fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. Entre ellos pueden distinguirse con seguridad hasta
cinco piezas reagrupables en tres grupos en función de su tipología. Los ejemplares del primer grupo,
que suman un total de tres, miden una longitud máxima de 3 cm. y una mínima de 1,5 cm. Todos
presentan una cabeza en forma de lámina aplanada de tendencia circular, levemente convexa, de
4,2 cm. de diámetro medio. Sus espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo
de una anchura media de 1 cm., va decreciendo hasta concluir en el momento de su fractura. Una
de las tres piezas está adherida a la cabeza de un cuarto clavo. Aparte de este grupo coherente, una
de las otras dos piezas, que mide una longitud total de 5,5 cm., presenta una cabeza semicircular de
1,2 cm. de altura por 3 cm. de diámetro máximo, así como una espiga de sección circular que, partiendo de un diámetro de 2 cm., va decreciendo hasta concluir en el momento de su fractura. El
quinto ejemplar mide una longitud total de 5 cm. y presenta sólo la base de la cabeza, de 1,5 cm. de
anchura máxima, a continuación de la cual se desarrolla una espiga de sección cuadrada que, partiendo de una anchura de 1 cm., va decreciendo hasta el momento de su fractura. Destacan finalmente
tres espigas de 5,5, 4,5 y 3,6 cm. de longitud total por una anchura media de 1 cm., una de las cuales
dobla uno de sus extremos, posiblemente la punta, en ángulo recto.
61.46. Conjunto de clavos de hierro (inv. 12041-12049).
Procedencia: Barriada de Bodegones - Excavación 1971. Sepultura 1.
Descripción: Ejemplares completos (segundo, cuarto y sexto) e incompletos, dividido el primero en
tres fragmentos que unen entre sí y compuestos de cabeza, espiga y en parte de punta. El primer
ejemplar mide una longitud total de 2 cm., el segundo 8,2 cm., el tercero 7,3 cm., el cuarto 7,6 cm.,
el quinto 3,6 cm., el sexto 7,4 cm., el séptimo 5,5 cm., el octavo 4,7 cm. y el noveno 5,3 cm. La porción conservada de las cabezas presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular, levemente
convexa, y con un diámetro máximo de 1,4 cm. en el primer ejemplar, 1,9 cm. en el segundo, 2 cm.
en el tercero y el cuarto, 1,5 cm. en el quinto, 1,9 cm. en el sexto, 1,7 cm. en el séptimo, 1,6 cm. en
el octavo y 1,8 cm. en el noveno. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,7 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta en los casos en
los que ésta se conserva. En su tercio final, la espiga se dobla en un ángulo oblicuo en el tercer ejemplar. En general, el estado de conservación de las piezas es malo, presentando numerosas pérdidas y
concreciones.
Comentario: En la ficha manual, se añade a la procedencia el dato “junto Columbarios”, asociándose
expresamente a una “Sepultura 1” salvo en el caso del noveno ejemplar, en el que simplemente se
indica que se trata de un “Hallazgo casual”. Ello no obstante, al dorso de la etiqueta con el número
de inventario, una numeración correlativa del uno al nueve nos insta a incluir el ejemplar en cuestión
116
en el mismo conjunto y asociarlo a la referida sepultura. Por lo demás, las medidas del primer clavo
no coinciden con las de la ficha manual del catálogo sistemático, sin duda como consecuencia de
una degradación del mismo desde el momento de su ingreso hasta el presente.
61.47. Conjunto de clavos de hierro (inv. 12050-12082).
Procedencia: Barriada de Bodegones - Excavación 1971. Sepultura 2.
Descripción: Ejemplares completos (sexto, séptimo, octavo, noveno, vigésimoquinto y vigesimoséptimo) e incompletos, divididos el primero, el cuarto, el decimotercero y el vigesimonoveno en dos
fragmentos que unen entre sí, así como el décimo en cinco fragmentos que unen entre sí, el decimocuarto en tres fragmentos que unen entre sí y el vigesimocuarto y el trigésimosegundo en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí, y compuestos en parte de cabeza, espiga y en parte de
punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 7,6 cm., el segundo 6,5 cm., el tercero 4,7 cm.,
el cuarto 6,7 cm., el quinto 8,5 cm., el sexto 11,6 cm., el séptimo 11,4 cm., el octavo 10,9 cm., el noveno 9,7 cm., el décimo 9,2 cm., el decimoprimero 11,2 cm., el decimosegundo 10,5 cm., el decimotercero 4,7 cm., el decimocuarto 6,9 cm., el decimoquinto 9,5 cm., el decimosexto 10 cm., el
decimoséptimo 6,9 cm., el decimoctavo 9,4 cm., el decimonoveno 8,5 cm., el vigésimo 6,3 cm., el
vigesimoprimero 9,3 cm., el vigesimosegundo 4,3 cm., el vigesimotercero 10,7 cm., el vigesimocuarto
7,8 cm., el vigesimoquinto 12 cm., el vigesimosexto y el vigesimoséptimo 8,7 cm., el vigesimoctavo
9,5 cm., el vigesimonoveno 4,2 cm., el trigésimo 8,5 cm., el trigesimoprimero 10,5 cm., el trigesimosegundo 6,5 cm. y el trigesimotercero 5,5 cm. La porción conservada de las cabezas en los treinta y
un ejemplares que preservan parte de ellas presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular,
levemente convexa, y con un diámetro máximo de 1,6 cm. en el primer ejemplar, 2,6 cm. en el segundo, 1,6 cm. en el cuarto, 2,2 cm. en el quinto, sexto y séptimo, 2,8 cm. en el octavo, 2,3 cm. en
el noveno, 1,9 cm. en el décimo, 2,5 cm. en el decimoprimero, 2,3 cm. en el decimosegundo, 2,2
cm. en el decimocuarto, 2,2 cm. en el decimoquinto, 2,5 cm. en el decimosexto, decimoséptimo y
decimoctavo, 2,2 cm. en el decimonoveno, 2,7 cm. en el vigésimo, 2,1 cm. en el vigesimoprimero,
2,7 cm. en el vigesimosegundo, vigesimotercero y vigesimocuarto, 2,3 cm. en el vigesimoquinto y vigesimosexto, 2,1 cm. en el vigesimoséptimo, 2,4 cm. en el vigesimoctavo, 1,9 cm. en el vigesimonoveno, 2,5 cm. en el trigésimo, 2,6 cm. en el trigesimoprimero, 2,9 cm. en el trigesimosegundo y 2,5
cm. en el trigesimotercero. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo
de una anchura media de 0,8 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta en los casos en los que
ésta se conserva. La espiga se dobla en un ángulo recto en el tercio inicial del primer ejemplar y superada la mitad del decimocuarto y el trigesimosegundo, mientras que lo hace en ángulo oblicuo en
el tercio final del noveno y en el cuarto final del vigesimocuarto. En general, el estado de conservación
de las piezas es malo, presentando numerosas pérdidas y concreciones.
Comentario: Véase el comentario de la entrada precedente.
61.48. Conjunto de clavos de hierro (inv. 12086-12088).
Procedencia: Barriada de Bodegones - Excavación 1971.
Descripción: Ejemplares completos, compuestos de cabeza, espiga y punta. El primer ejemplar mide
una longitud total de 11,2 cm., el segundo 7,3 cm. y el tercero 5,3 cm. La porción conservada de las
cabezas de los dos primeros ejemplares presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular, levemente convexa, y con un diámetro máximo de 2 cm. en el primero y 1,7 cm. en el segundo, mientras
que en el tercero es simplemente plana, está fracturada y presenta una anchura máxima de 1,5 cm.
Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura de 0,7 cm.
en el primer y segundo ejemplar y 0,5 cm. en el tercero, va decreciendo hasta concluir en la punta. En
su tercio final, la espiga se dobla en un ángulo próximo al recto en el segundo ejemplar. En general, el
estado de conservación de las piezas es malo, presentando numerosas pérdidas y concreciones.
Comentario: A través de la ficha manual no puede asegurarse que, a diferencia de los dos conjuntos
anteriores, el presente hubiera estado asociado a un contexto unitario, y más en función de la dispar
apariencia formal del tercer ejemplar. No obstante, la presencia de una numeración paralela sí parece
manifestar la pertenencia de las tres piezas a un conjunto coherente.
61.49. Conjunto de clavos de hierro (inv. 12099-12103).
Procedencia: Barriada de Bodegones - Excavación 1971.
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Descripción: Ejemplares incompletos, compuestos en parte de cabeza, espiga y en parte de punta. El
primer y segundo ejemplar miden una longitud total de 4 cm., el tercero 4,2 cm., el cuarto 5,2 cm. y
el quinto 7,3 cm. La porción conservada de las cabezas presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular, levemente convexa y con un diámetro máximo de 2 cm. en el cuarto ejemplar y simplemente plana, fracturada y con una anchura máxima de 1,6 cm. en el primero, segundo y tercero.
Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura de 0,7 cm.
en el primer, segundo, tercer y cuarto ejemplares y 1 cm. en el quinto, va decreciendo hasta concluir
en la punta en los casos en los que ésta se conserva. En su tercio final, la espiga se dobla en un ángulo
próximo al recto en el cuarto ejemplar. En general, el estado de conservación de las piezas es malo,
mostrando numerosas pérdidas y concreciones.
Comentario: Las circunstancias del conjunto son similares a las del anterior, por lo que nos remitimos
al comentario del mismo.
61.50. Conjunto de clavos de hierro (inv. 23542-23543, 23545).
Procedencia: Casa del Mitreo - Campaña 1966. Sala del mosaico cosmológico, Sector columnas.
Descripción: Ejemplares incompletos, compuestos de cabeza, espiga y en parte de punta. El primer
ejemplar mide una longitud total de 13,5 cm., el segundo 9,8 cm. y el tercero 12,5 cm. Las cabezas
presentan forma de lámina aplanada de tendencia circular, levemente convexa y con un diámetro
máximo de 2,3 cm. en el primer ejemplar, 2,5 cm. en el segundo y 2,2 cm. en el tercero. Las espigas
consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura de 0,8 cm. va decreciendo hasta el momento de su fractura. En su tercio final, la espiga se dobla en un ángulo oblicuo
en el tercer ejemplar, volviendo a retomar su dirección inicial ya próxima a la punta. En general, el
estado de conservación de las piezas es malo, mostrando numerosas pérdidas y concreciones.
61.51. Clavo de hierro (inv. 23606).
Procedencia: Casa del Mitreo - Campaña 1966. Habitación de la escalera, parte superior final del pasillo.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y espiga. Mide una longitud total de 6 cm.
La cabeza presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular y con un diámetro máximo de
3,6 cm. La espiga, conformada por un vástago de sección cuadrada, se inicia con unos 1,2 cm. de
anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta el momento de su fractura. El ejemplar muestra
numerosas pérdidas y concreciones.
61.52. Clavo de hierro (inv. 23655).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Fragmento de clavo, correspondiente a la cabeza y parte de la espiga del mismo. Mide
una longitud total de 3 cm. La cabeza presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular y con
un diámetro máximo de 4,6 cm. La porción conservada de la espiga consiste en un vástago de sección
cuadrada que, partiendo de una anchura de 1,8 cm., va decreciendo hasta el momento de su fractura,
donde ha alcanzado los 1,4 cm. El ejemplar muestra numerosas concreciones, así como en la parte
interna de la cabeza una serie de manchas de tonalidad blanquecina.
61.53. Conjunto de clavos de hierro (inv. 23699-23733).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplares completos (séptimo, decimoséptimo, vigésimotercero, vigesimosexto, vigesimoséptimo, trigésimo y trigesimoquinto) e incompletos, dividido el noveno en varios fragmentos,
algunos de los cuales unen entre sí y compuestos de cabeza, espiga y en parte de punta. El primer
ejemplar mide una longitud total de 15,3 cm., el segundo 12,3 cm., el tercero 12,5 cm., el cuarto
15,5 cm., el quinto 11 cm., el sexto 14,3 cm., el séptimo 14,4 cm., el octavo 12,5 cm., el noveno
11,4 cm., el décimo 11,3 cm., el decimoprimero 11,7 cm., el decimosegundo 8,7 cm., el decimotercero
11,4 cm., el decimocuarto 9,3 cm., el decimoquinto 10,7 cm., el decimosexto 9,5 cm., el decimoséptimo 13 cm., el decimoctavo 10,3 cm., el decimonoveno 12,4 cm., el vigésimo 13,6 cm., el vigesimoprimero 8,5 cm., el vigesimosegundo 9,8 cm., el vigesimotercero 10,7 cm., el vigesimocuarto 7,7 cm.,
el vigesimoquinto 9,4 cm., el vigesimosexto 11 cm., el vigesimoséptimo 8,3 cm., el vigesimoctavo
11,4 cm., el vigesimonoveno 14,2 cm., el trigésimo 6,5 cm., el trigesimoprimero 6,2 cm., el trigesi-
118
mosegundo 10 cm., el trigesimotercero 6,5 cm., el trigesimocuarto 8,8 cm. y el trigesimoquinto 8 cm.
La porción conservada de las cabezas en los treinta y cinco ejemplares presenta forma de lámina
aplanada de tendencia circular, levemente convexa, y con un diámetro máximo de 2,2 cm. en el primer y segundo ejemplar, 2,3 cm. en el tercero, 2,7 cm. en el cuarto, 2 cm. en el quinto, 2,2 cm. en el
sexto, 1,8 cm. en el séptimo, 2,1 cm. en el octavo, 2,3 cm. en el noveno y décimo, 2,2 cm. en el decimoprimero, 2,1 cm. en el decimosegundo, 2,3 cm. en el decimotercero, 2 cm. en el decimocuarto,
2,3 cm. en el decimoquinto, 2 cm. en el decimosexto, 1,7 cm. en el decimoséptimo, 1,6 cm. en el
decimoctavo, 1,9 cm. en el decimonoveno, 1,7 cm. en el vigésimo, 2,3 cm. en el vigesimoprimero,
1,8 cm. en el vigesimosegundo, 1,9 cm. en el vigesimotercero y vigesimocuarto, 2,4 cm. en el vigesimoquinto, 2 cm. en el vigesimosexto, 1,6 cm. en el vigesimoséptimo, 2,2 cm. en el vigesimoctavo,
1,9 cm. en el vigesimonoveno, 2 cm. en el trigésimo y el trigesimoprimero, 2,5 cm. en el trigesimosegundo, 1,6 cm. en el trigesimotercero, 2 cm. en el trigesimocuarto, y 2,2 cm. en el trigesimoquinto.
Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de
entre 0,7 y 1 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta en los casos en los que ésta se conserva.
La cabeza se halla descentrada respecto al eje marcado por la espiga en los ejemplares cuarto, séptimo,
decimoquinto, decimosexto, vigesimoctavo y trigesimocuarto. En el ejemplar decimonoveno, la espiga
se bifurca en dos fragmentos en el segundo tercio de su recorrido. Igualmente, la espiga se dobla en
un ángulo oblicuo superada la mitad de los ejemplares primero, segundo, tercero, séptimo, decimoséptimo, decimonoveno, vigesimoprimero, vigesimotercero, vigesimoctavo y vigesimonoveno, mientras que lo hace antes de ésta en los ejemplares octavo, decimotercero, vigesimosexto y
trigesimosegundo o, ya próximo a la punta en el vigesimocuarto. En general, el estado de conservación de las piezas es malo, mostrando numerosas pérdidas y concreciones.
Comentario: Pese a que este amplio conjunto de piezas está numerado de manera correlativa y presenta algunas pautas arqueométricas más o menos estándares, la ausencia de un contexto exacto de
hallazgo dentro de la excavación a la que pertenece nos impide aseverar su asociación unitaria a un
mismo elemento. En todo caso y de poder vincularse a uno, éste bien podría haber sido uno de naturaleza estructural, como una techumbre, dado su elevado número. A tal efecto sólo extrañaríamos
la dispar degradación del último ejemplar del conjunto.
61.54. Clavo de hierro (inv. 23787).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la cabeza y espiga. Mide una longitud
total de 12 cm. La porción conservada de la cabeza presenta forma de lámina aplanada de tendencia
circular, levemente convexa, y con un diámetro máximo de 1,9 cm. La espiga, conformada por un
vástago de sección cuadrada, se inicia con unos 0,8 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta el momento de su fractura.
61.55. Clavo de hierro (inv. 23876).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la cabeza, espiga y punta. Mide una longitud
total de 11,5 cm. La porción conservada de la cabeza presenta forma de lámina aplanada de tendencia
circular y con un diámetro máximo de 2,5 cm. La espiga, conformada por un vástago de sección cuadrada, se inicia con unos 0,9 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta la punta.
61.56. Clavo de hierro (inv. 23945).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la cabeza y espiga. Mide una longitud
total de 7,9 cm. La porción conservada de la cabeza presenta forma de lámina aplanada de tendencia
circular, levemente convexa, y con un diámetro máximo de 2,4 cm. La espiga, conformada por un
vástago de sección cuadrada, se inicia con 1 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente
hasta el momento de su fractura. El ejemplar muestra numerosas concreciones.
Comentario: La pieza carece de contexto claro dentro de la vivienda a la que pertenece. Si es caso
apenas debemos reparar en que presenta un nivel de degradación similar al del último ejemplar del
conjunto 61.53.
119
61.57. Clavo de hierro (inv. 26337).
Procedencia: Carretera de Don Álvaro - Excavación 1977. Frente al ambulatorio Obispo Paulo.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 7
cm. La cabeza está conformada como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto, midiendo 1,8 cm. de longitud. La espiga consiste en un vástago de sección cuadrada que se inicia con
unos 0,7 cm. para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en la punta. Superada la mitad de
su recorrido, la espiga se dobla en ángulo recto.
Comentario: Pese a la correlación de su número inventario con el siguiente ejemplar, no hemos agrupado la presente pieza con aquella debido a su dispar tipología. En cualquier caso, la cabeza del presente clavo es muy similar a la percibida en los ejemplares tardoantiguos de Casa Herrera, lo que
podría entrañar consecuencias de índole cronológica.
61.58. Clavo de hierro (inv. 26338).
Procedencia: Carretera de Don Álvaro - Excavación 1977. Frente al ambulatorio Obispo Paulo.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de
10,6 cm. La cabeza presenta forma cónica, midiendo 1,5 cm. de altura por 2,7 cm. de diámetro máximo. La espiga está conformada por un vástago de sección cuadrada que se inicia con 1 cm. para ir
decreciendo paulatinamente hasta concluir en la punta.
Comentario: En relación a la disolución de la pareja que podría haber formado el presente ejemplar
con el de la entrada previa, véase el comentario de esta última.
61.59. Conjunto de clavos de hierro (inv. 26349-26353).
Procedencia: Carretera de Don Álvaro - Excavación 1977. Frente al ambulatorio Obispo Paulo.
Descripción: Ejemplares incompletos, compuestos en parte de cabeza, espiga y en parte de punta. El
primer y segundo ejemplar miden una longitud total de 7,4 cm., el tercero 7,2 cm., el cuarto 8,2 cm. y
el quinto 7,8 cm. Las cabezas, en los dos ejemplares que preservan parte de ellas, presentan en el segundo
una forma de lámina aplanada de tendencia elíptica y con un diámetro máximo de 3,5 cm., mientras
que en el quinto está conformada como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo oblicuo, midiendo 1,3 cm. de longitud. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que se inicia con
1 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta la punta en los casos en los que ésta se conserva. En su tercio final, la espiga se dobla en un ángulo oblicuo en el cuarto ejemplar. En general, el estado de conservación de las piezas es malo, mostrando numerosas pérdidas y concreciones.
Comentario: La similitud de las espigas de los ejemplares del conjunto, unida a la correlación de sus
números de inventario, nos instan a agruparlos en una misma entrada.
61.60. Clavo de hierro (inv. 35088).
Procedencia: Templo de Diana - Campaña 1987.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y parte de la espiga. Mide una longitud total
de 3,2 cm. La cabeza, de 1,7 cm. de altura por 3,5 cm. de diámetro, presenta forma semiesférica,
desarrollando en su interior una superficie cóncava de la que parte la espiga. Esta última está conformada por un vástago de sección circular que, partiendo de un diámetro de 1 cm., va decreciendo
hasta el momento de su fractura. El estado de conservación de la pieza es malo, mostrando numerosas
concreciones.
Comentario: En función de la forma del ejemplar, podríamos pensar que nos hallamos ante un remache más que ante un verdadero elemento de ensamblaje.
61.61. Conjunto de clavos de hierro (inv. 11959-11961).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1968. Piscina bautismal.
Descripción: Ejemplares completos, compuestos de cabeza, espiga y punta. El primer ejemplar mide
una longitud total de 6,3 cm., el segundo 7,1 cm. y el tercero 8,1 cm. Las cabezas están conformadas
como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto, midiendo una longitud máxima de
1,8 cm. en el primer ejemplar, 1,5 cm. en el segundo y 1,6 cm. en el tercero. Las espigas consisten
en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,6 cm., va decreciendo
hasta concluir en la punta. Superada la mitad de su recorrido, la espiga se dobla muy levemente en
el tercer ejemplar.
120
61.62. Clavo de hierro (inv. 11968).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1968. Ábside Oeste. Estrato I.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de
7,1 cm. La cabeza, de 1,6 cm. de longitud, está conformada como producto de la inflexión de la
espiga en un ángulo recto. La espiga consiste en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de
una anchura media de 0,6 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta.
61.63. Pareja de clavos de hierro (inv. 11969-11970).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1968. Alrededores de la basílica.
Descripción: Ejemplares completos, compuestos de cabeza, espiga y punta. El primer ejemplar mide
una longitud total de 5,2 cm. y el segundo 5,6 cm. Las cabezas están conformadas como producto
de la inflexión de la espiga en un ángulo recto, midiendo una longitud máxima de 1,2 cm. en el primer
ejemplar y 1,1 cm. en el segundo. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,5 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta.
61.64. Clavo de hierro (inv. 11971).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1968. Limpieza general.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de
8,3 cm. La cabeza, de 1,6 cm. de longitud, está conformada por un vástago dispuesto transversalmente a la espiga. Esta última consiste en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura de 0,6 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta.
Comentario: La presente pieza se encuentra publicada en las memorias de excavación de Casa Herrera elaboradas por Ulbert y Caballero64. Por lo demás, la hemos separado de los clavos con números
correlativos que la anteceden y suceden teniendo en cuenta que, así como lo general de su contexto
de hallazgo no prueba su asociación espacial, su aspecto formal resulta algo dispar al de los otros
ejemplares, tanto en sus dimensiones como en su morfología.
61.65. Clavo de hierro (inv. 11972).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1968. Limpieza general.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 5 cm. La porción conservada de la cabeza, de 0,6 cm. de longitud, está conformada
como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto. La espiga consiste en un vástago de
sección cuadrada que, partiendo de una anchura de 0,5 cm., va decreciendo hasta concluir en la
punta. Poco antes de la mitad de su recorrido, la espiga se dobla en un ángulo próximo al recto.
Comentario: En relación a la desasociación de un grupo con los ejemplares anteriores, véase el comentario de la entrada precedente.
61.66. Pareja de clavos de hierro (inv. 11973).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1968. Sepultura 3. Estrato 2.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de espiga y punta. Mide una longitud total de 7,2 cm.
La espiga consiste en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura de 0,9 cm., va
decreciendo hasta concluir en la punta.
61.67. Pareja de clavos de hierro (inv. 11975-11976).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1968.
Descripción: Ejemplares completo e incompleto, compuestos en parte de cabeza, espiga y punta. El
primer ejemplar mide una longitud total de 6 cm. y el segundo 5,2 cm. La cabeza del segundo ejemplar
está conformada como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto, midiendo una longitud máxima de 1,2 cm. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de
una anchura de 0,9 cm. en el primer ejemplar y 0,6 cm. en el segundo, va decreciendo hasta concluir
en la punta. Poco antes de la mitad de su recorrido, la espiga se dobla en ángulo oblicuo en el primer
ejemplar, así como en su cuarto final en un ángulo recto, en el sentido contrario.
Comentario: Reunimos en una pareja los dos ejemplares que la conforman dada la correlación de
sus números. Sin embargo, hemos de advertir que carecen de un contexto claro que certifique dicha
agrupación como producto de su pertenencia a un todo unitario.
64
ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 108, fig. 17.
121
61.68. Conjunto de clavos de hierro (inv. 11978-11983).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1968. Piscina bautismal.
Descripción: Ejemplares incompletos, compuestos en parte de cabeza, espiga y punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 5 cm., el segundo 5,6 cm., el tercero 4,1 cm., el cuarto 5,2 cm., el
quinto 6,5 cm. y el sexto 5,3 cm. Las cabezas, en los tres ejemplares que conservan parte de ella,
están conformadas como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto, midiendo una longitud máxima de 1,5 cm. en el primer ejemplar, 1,2 cm. en el cuarto y 1,5 cm. en el quinto. Las
espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,5
cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. Hacia la mitad de su recorrido, la espiga se dobla en
un ángulo próximo al recto en el tercer ejemplar, así como en un ángulo oblicuo en el quinto.
Comentario: La ficha manual del catálogo sistemático del Museo interpreta el primero de los ejemplares
como una alcayata. La pieza forma un conjunto sin embargo con las que le siguen, guardando las pautas
generales de la mayoría de los clavos localizados en Casa Herrera, que en lugar de con una cabeza al
uso, generan ésta rudimentariamente por medio de la inflexión del extremo sobre el que se percute.
61.69. Clavo de hierro (inv. 11984).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de
7,2 cm. La cabeza, de 1,5 cm. de longitud, está conformada como producto de la inflexión de la
espiga en un ángulo recto. La espiga consiste en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de
una anchura media de 0,6 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta.
61.70. Conjunto de clavos de hierro (inv. 12009-12012).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971. Sepultura 20, Estrato II.
Descripción: Ejemplares completo (el segundo) e incompletos, compuestos en parte de cabeza, espiga
y en parte de punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 5,1 cm., el segundo 6,5 cm., el
tercero 5,8 cm. y el cuarto 3,7 cm. La cabeza, en el único ejemplar que la conserva, que es el segundo,
está conformada como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto, midiendo una longitud máxima de 1,5 cm. Las espigas consisten en los ejemplares primero, tercero y cuarto en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,5 cm., va decreciendo hasta
concluir en la punta en los casos en los que ésta se conserva, mientras que en el segundo consiste en
un vástago de sección rectangular y 0,5 cm. de grosor que, partiendo de una anchura de 0,7 cm., va
decreciendo hasta terminar en punta. Poco antes de la mitad de su recorrido, la espiga dobla en un
ángulo oblicuo en el cuarto ejemplar.
Comentario: Las presentes piezas se encuentran publicadas en las memorias de excavación de Casa
Herrera elaboradas por Ulbert y Caballero65.
61.71. Clavo de hierro (inv. 12016).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971. Sepultura del ángulo Sudoeste, Estrato II.
Descripción: Fragmento de clavo, correspondiente a la espiga y la punta del mismo. Mide una longitud
total de 7,3 cm. La espiga consiste en un vástago de sección rectangular que, partiendo de una anchura de 0,5 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. En su cuarto inicial, la espiga se dobla
en un ángulo oblicuo.
61.72. Clavo de hierro (inv. 12017).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971. Baptisterio.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de
7,1 cm. La cabeza, de 1,7 cm. de longitud, está conformada como producto de la inflexión de la
espiga en un ángulo recto. La espiga consiste en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de
una anchura media de 0,6 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta.
Comentario: Hemos separado el presente ejemplar del descrito en la siguiente entrada debido a que,
pese a proceder de un mismo contexto, manifiestan una clara disparidad formal. La pieza se encuentra
publicada en las memorias de excavación de Casa Herrera elaboradas por Ulbert y Caballero66.
65
ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 156, fig. 42.
122
61.73. Clavo de hierro (inv. 12018).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971. Baptisterio.
Descripción: Fragmento de clavo, correspondiente a la espiga y la punta del mismo. Mide una longitud
total de 4,8 cm. La espiga consiste en un vástago de sección rectangular que, partiendo de una anchura de 0,6 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta.
Comentario: Véase el comentario a la entrada precedente. La pieza se encuentra publicada en las
memorias de excavación de Casa Herrera elaboradas por Ulbert y Caballero67.
61.74. Conjunto de clavos de hierro (inv. 12019-12021).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971. Nave Sur, Estrato 1 (limpieza superficial).
Descripción: Ejemplares incompletos, compuestos de espiga y en parte de punta. El primer ejemplar
mide una longitud total de 5 cm., el segundo 5,2 cm. y el tercero 4,4 cm. Las espigas consisten en el
primer ejemplar en un vástago de sección rectangular y 0,4 cm. de grosor que, partiendo de una anchura de 0,7 cm., va decreciendo hasta terminar en punta, mientras que en el segundo y el tercero
consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,5 y 0,7 cm.
respectivamente, va decreciendo hasta concluir en la punta en el segundo y en el momento de su
fractura en el tercero.
61.75. Clavo de hierro (inv. 12024).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971. Ángulo Sudoeste, Estrato 1.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de
6,5 cm. La cabeza está conformada como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto
por espacio de 1,2 cm. y en un nuevo ángulo recto, que la hace volverse en el mismo sentido que la
espiga, por espacio de 1,5 cm. La espiga consiste en un vástago de sección rectangular y 0,5 cm. de
grosor que, partiendo de una anchura de 0,7 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta.
Comentario: La presente pieza se encuentra publicada en las memorias de excavación de Casa Herrera elaboradas por Ulbert y Caballero68.
61.76. Clavo de hierro (inv. 12025).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971. Nave Norte, Estrato 1.
Descripción: Fragmento de clavo, correspondiente a la espiga y la punta del mismo. Mide una longitud
total de 5,2 cm. La espiga consiste en un vástago de sección rectangular que, partiendo de una anchura de 0,5 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta.
Comentario: La presente pieza se encuentra publicada en las memorias de excavación de Casa Herrera elaboradas por Ulbert y Caballero69. Sin embargo, el número 16169.99 que le asignan no se
corresponde con el que recibe en los inventarios del Museo.
61.77. Clavo de hierro (inv. 12032).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971. Ángulo Sudoeste, Estrato 1.
Descripción: Fragmento de clavo, correspondiente a parte de la cabeza y de la espiga del mismo.
Mide una longitud total de 5,3 cm. La cabeza, de 1,5 cm. de longitud, está conformada como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto. La espiga consiste en un vástago de sección
rectangular que, partiendo de una anchura de 0,8 cm., va decreciendo hasta el momento de su
fractura.
Comentario: La presente pieza se encuentra publicada en las memorias de excavación de Casa Herrera elaboradas por Ulbert y Caballero70.
61.78. Pareja de clavos de hierro (inv. 15773-15774).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera.
Descripción: Fragmentos de clavos correspondientes a la espiga y la punta de los mismos. El primer
66
ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 134, fig. 30.
ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 134, fig. 30.
68
ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 122, fig. 23.
69
ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 114, fig. 20.
70
ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 121, fig. 23.
67
123
ejemplar mide una longitud total de 4,8 cm. y el segundo 4,1 cm. Las espigas consisten en un vástago
de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,5 cm., va decreciendo hasta concluir
en la punta.
Comentario: Pese a su estado fragmentario y dado que en el yacimiento de Casa Herrera no se
han localizado con espigas semejantes otro tipo que no sea el de los clavos, hemos decidido avalar
la interpretación que para ambos objetos dan sus excavadores e incluirlos dentro del tipo de los
clavos.
61.79. Clavo de hierro (inv. 16161).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971-1972. Habitación Noroeste, exterior. Estrato I.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y parte de la espiga. Mide una longitud total
de 2,8 cm. La cabeza, de 0,5 cm. de altura por 1 cm. de diámetro, presenta forma semiesférica. La
espiga está conformada por un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura de 0,5
cm., va decreciendo hasta el momento de su fractura. El estado de conservación de la pieza es malo,
mostrando numerosas concreciones.
Comentario: El presente ejemplar se aparta por la forma de su cabeza de la tónica marcada por el
resto de los clavos hallados en la basílica de Casa Herrera. Pese a ello y en función de su contexto,
tampoco podemos afirmar que cuente con una cronología diferente a la del resto de las piezas localizadas en el yacimiento.
61.80. Clavo de hierro (inv. 16236).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971-1972.
Descripción: Fragmento de clavo, correspondiente a la espiga y la punta del mismo. Mide una longitud
total de 4,5 cm. La espiga consiste en un vástago de sección rectangular que, partiendo de una anchura de 0,5 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. Hacia su mitad, la espiga se dobla en
un ángulo oblicuo.
61.81. Pareja de clavos de hierro (inv. 16485-16486).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera.
Descripción: Fragmentos de clavos de hierro correspondientes a la espiga y la punta de los mismos.
El primer ejemplar mide una longitud total de 7,8 cm. y el segundo 4,8 cm. Las espigas consisten en
un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura de 0,8 cm. en el primer ejemplar y
0,5 cm. en el segundo, va decreciendo hasta concluir en la punta. En el primer ejemplar, la espiga se
dobla en su tercio final en un ángulo oblicuo, así como a 2 cm. de la punta en un ángulo recto, en el
sentido contrario.
Comentario: Pese a que en la ficha manual del catálogo sistemático del Museo se declara que las piezas pertenecen a la sepultura nº 43 de las excavadas por Serra Rafols, tal dato no parece concordar
con lo publicado por Ulbert y Caballero en la sepultura que lleva esa misma numeración. Quizá se
trate de una alusión al año en el que la sepultura fue intervenida, el 1943. En todo caso, tales materiales no aparecen recogidos entre los que los mencionados autores publican como extraídos por
Serra Rafols de las sepulturas que éste inhumara.
61.82. Clavo de hierro (inv. 16523).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1972. Habitación Sudoeste, interior. Estrato III.
Descripción: Fragmento de clavo, correspondiente a la espiga y la punta del mismo. Mide una longitud
total de 3,6 cm. La espiga consiste en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura
media de 0,5 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta.
Comentario: La presente pieza se encuentra publicada en las memorias de excavación de Casa Herrera elaboradas por Ulbert y Caballero71.
61.83. Clavo de hierro (inv. 16554).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera.
Descripción: Fragmento de clavo, correspondiente a la espiga y la punta del mismo. Mide una longitud
total de 7,7 cm. La espiga consiste en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura
71
ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 136, fig. 30.
124
media de 0,7 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. En su tercio final, la espiga se dobla en
un ángulo oblicuo.
61.84. Conjunto de clavos de hierro (inv. 16596-16599).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971-1972. Nave lateral Norte. Encima de tapa
de sepultura.
Descripción: Ejemplares incompletos, compuestos en parte de cabeza, espiga y en parte de punta. El
primer ejemplar mide una longitud total de 3,5 cm., el segundo 3,8 cm., el tercero 3,4 cm. y el cuarto
3,6 cm. La cabeza, en el único ejemplar que la conserva, que es el cuarto, está conformada como
producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto, midiendo una longitud máxima de 1,8 cm.
Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de
0,5 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta en los casos en los que ésta se conserva. En el segundo ejemplar, la espiga se curva hacia la mitad de su recorrido, volviéndose sobre sí.
61.85. Clavo de hierro (inv. 16632).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971-1972. Nave lateral Sur.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y espiga. Mide una longitud total de 5,5 cm.
La cabeza, de 1 cm. de longitud, está conformada como producto de la inflexión de la espiga en un
ángulo recto. La espiga consiste en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura
media de 0,6 cm., va decreciendo paulatinamente hasta el momento de su fractura.
61.86. Clavo de hierro (inv. 16643).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971-1972. Nave lateral Norte.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la cabeza y espiga. Mide una longitud
total de 7,7 cm. La porción conservada de la cabeza, de 1 cm. de longitud, está conformada por un
vástago dispuesto transversalmente a la espiga. Esta última consiste en un vástago de sección cuadrada
que, partiendo de una anchura media de 0,6 cm., va decreciendo paulatinamente hasta el momento
de su fractura.
61.87. Conjunto de clavos de hierro (inv. 19582-19585).
Procedencia: Villa romana de la Dehesa de Las Tiendas.
Descripción: Ejemplares incompletos, compuestos en parte de cabeza, espiga y en parte de punta. El
primer ejemplar mide una longitud total de 8,7 cm., el segundo 7,7 cm., el tercero 11,6 cm. y el cuarto
8,6 cm. La porción conservada de las cabezas en los tres ejemplares que preservan parte de ellas presenta en el primer ejemplar la forma de lámina aplanada de tendencia circular, con un diámetro máximo de 2 cm., así como en el segundo la de una lámina aplanada de tendencia cuadrada, con 2 cm.
de anchura, y en el tercero una troncopiramidal de 0,9 cm. de altura por 1,5 cm. de anchura. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 1,2 cm.
en los ejemplares primero, segundo y cuarto y de 0,7 cm. en el tercero, va decreciendo hasta concluir
en la punta en los casos en los que ésta se conserva. La espiga se dobla en un ángulo oblicuo poco
antes de la mitad del tercer ejemplar. En general, el estado de conservación de las piezas es malo,
mostrando numerosas pérdidas y concreciones.
Comentario: Al menos dos de las tres piezas del conjunto podrían ser las referidas por Álvarez Martínez72, habiendo sido en tal caso halladas bajo el mosaico que él designa con el número 7.
62. Escarpias
62.1. Escarpia de hierro (inv. 36545).
Procedencia: Desconocida.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de
4,3 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada y una anchura de 0,3 cm. que, en el
cuarto final de su recorrido por uno de sus extremos, se dobla en ángulo recto, dando lugar a la cabeza. Esta última mide una longitud de 1,2 cm. La espiga mantiene estable en su recorrido las dimensiones indicadas hasta que, a 1,5 cm. de su terminación, comienza a hacer decrecer drásticamente
tanto su anchura como su grosor para concluir en la punta.
72
ÁLVAREZ MARTÍNEZ, 1976, pág. 461.
125
Comentario: Las dimensiones y el aspecto general de la pieza nos conducen a pensar que nos hallemos ya ante un ejemplar de la Edad Moderna, si no incluso contemporánea.
62.2. Conjunto de escarpias de hierro (inv. 6814-6816).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplares incompletos, compuestos de cabeza y espiga. El primer ejemplar mide una
longitud total de 9 cm., el segundo de 8,7 cm. y el tercero de 9,5 cm. Los tres están conformados por
un vástago de sección cuadrada y una anchura media de 1 cm. que, a los tres tercios de su recorrido,
se dobla en ángulo recto, dando lugar a la cabeza. Esta última mide una longitud de 4,8 cm. en el
primer ejemplar, 5,1 cm. en el segundo y 5,3 cm. en el tercero. La espiga mantiene estable en su recorrido el grosor medio indicado, mientras que, a partir de su mitad, comienza a hacer decrecer paulatinamente su anchura hasta el momento de su fractura, ya próximo a la punta.
Comentario: Los tres ejemplares del conjunto constituyen un todo muy homogéneo, llevándonos a
pensar que comparten una misma procedencia.
62.3. Escarpia de hierro (inv. 6395).
Procedencia: Casa de Luís Díez.
Descripción: Ejemplar completo, dividido en varios fragmentos que unen entre sí y compuesto de cabeza, espiga y punta. El fragmento principal mide una longitud total de 13 cm. Está conformado por
un vástago de sección cuadrada y una anchura de 0,5 cm. que, por uno de sus extremos, se dobla
en ángulo recto, dando lugar a la cabeza. Esta última mide una longitud de 3,5 cm. por 1,5 cm. de
anchura en su arranque, si bien a 2 cm. de su terminación las concreciones hacen aumentar la segunda dimensión hasta los 2 cm. La espiga mantiene estable en su recorrido la anchura indicada
hasta que, a 2 cm. de su terminación, comienza a hacer decrecer drásticamente tanto su anchura
como su grosor para concluir en la punta. La pieza muestra numerosas concreciones y pérdidas.
Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194773. El mismo autor apunta en la ficha manual del catálogo sistemático del Museo, junto al campo del objeto, que pudiéramos hallarnos ante una pieza como
los utilizadas para sujetar las puertas a la tierra. Su forma, una vez desprendidas toda una serie de
concreciones, parece manifestarse más bien como la propia de una simple escarpia.
62.4. Escarpia de hierro (inv. 7018).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y parte de la espiga. Mide una longitud total
de 12 cm. Está conformado por un vástago de sección rectangular de 1 cm. de anchura por 0,8 cm.
de grosor que, por uno de sus extremos, se dobla en ángulo recto, dando lugar a la cabeza. Esta
última mide 3,5 cm. de longitud. La espiga, superada la mitad de su recorrido, se dobla en ángulo
oblicuo hacia uno de los laterales de la pieza.
Comentario: Pese a la ausencia de un engrosamiento en la espiga, el ejemplar puede ser catalogado
como una escarpia tanto por sus dimensiones y aspecto global como más concretamente por la clara
factura intencionada de su cabeza.
62.5. Escarpia de hierro (inv. 23010).
Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y parte de la espiga. Mide una longitud total
de 15.5 cm. Está conformado por un vástago de sección informe, aunque tendente al círculo, con un
grosor medio de 1,2 cm. que, en el cuarto final de su recorrido por uno de sus extremos, se dobla en
forma de medio círculo, dando lugar a la cabeza. Esta última, que mide unos 1,5 cm. de longitud,
también está compuesta por un vástago de sección informe. El estado de conservación de la pieza es
malo, mostrando numerosas concreciones.
Comentario: El presente objeto fue hallado en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el
área de los Columbarios en 1973. Ha sido desglosado del conjunto de clavos descrito en la entrada
61.25 debido tanto a la disparidad de su tamaño como a la forma de su cabeza, que nos obliga a
identificarlo más bien como una escarpia.
73
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, pág. 42.
126
62.6. Escarpia de hierro (inv. 23654).
Procedencia: Casa del Mitreo - Campaña 1966. Habitación de la escalera, parte superior final del pasillo.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de
9,1 cm. Está conformado por una lámina de 1 cm. anchura media por 0,4 cm. de grosor que, en el
cuarto final de su recorrido por uno de sus extremos, se dobla en ángulo recto, dando lugar a la cabeza.
Esta última, que mide una longitud de 3,5 cm., hace doblar la lámina sobre su eje, invirtiendo las proporciones de la anchura y el grosor. La espiga mantiene estable en su recorrido las dimensiones indicadas hasta que, a 2,5 cm. de su terminación, comienza a hacer decrecer drásticamente su anchura
hasta concluir en la punta.
Comentario: Deberíamos conocer el contexto exacto del hallazgo de la pieza para poder determinar
su inclusión en el ajuar doméstico de la Casa del Mitreo o su pertenencia ya a un periodo postocupacional de la misma.
62.7. Escarpia de hierro (inv. 23735).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de
11,7 cm. Está conformado por un vástago de sección rectangular y 0,7 cm. de anchura por 1 cm. de
grosor que, en el cuarto final de su recorrido por uno de sus extremos, se dobla en ángulo recto, dando
lugar a la cabeza. Esta última, que mide una longitud de 4,5 cm., presenta un engrosamiento en su
inicio, donde alcanza los 1,5 cm. de anchura, haciendo decrecer a continuación tanto su anchura
como su grosor para terminar en punta. La espiga mantiene estable en su recorrido las dimensiones
indicadas hasta que, a 5 cm. de su terminación, comienza a hacer decrecer drásticamente su anchura
para concluir en la punta.
Comentario: Véase el comentario de la entrada precedente.
63. Bisagras
63.1. Bisagra de hierro (inv. 9894).
Procedencia: Desconocida.
Descripción: Fragmento de bisagra, correspondiente a una de las mitades de la misma. Mide una longitud total de 10,6 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada y 0,4 cm. de anchura
que, a unos 3 cm. de su conclusión, comienza a adelgazarse paulatinamente para concluir en la punta,
mientras que por el extremo opuesto presenta la forma de un cilindro de 0,5 cm. de anchura por 0,4
cm. de altura, dispuesto transversalmente al sentido de la espiga, con sendas concavidades a su dos
lados.
Comentario: Podemos aseverar que la cabeza estuvo hueca en origen, con lo que el presente ejemplar,
en lugar de catalogarse como clavo, tal como hace la ficha manual de catálogo sistemático del Museo,
debemos interpretarlo como un elemento de ensamblaje del estilo de la bisagra 63.9.
63.2. Bisagra de hierro (inv. 7019).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Fragmento de bisagra, correspondiente a una de las mitades de la misma. Mide una longitud total de 9,2 cm. Está conformado por un vástago de hierro de sección informe y unos 0,7 cm.
de anchura que va adelgazando su grosor paulatinamente hasta transformarlo en una placa de 0,2
cm. de grosor. Concluida dicha transformación y transcurridos 6,3 cm. desde el inicio de la pieza, ésta
se ensancha mediante sendas inflexiones en ángulo recto para alcanzar los 1,5 cm. de anchura. Tras
ello, va decreciendo paulatinamente hasta alcanzar a su término 1 cm. de anchura, al tiempo que a
los 3 cm. de su desarrollo desde el ensanchamiento se dobla sobre sí para constituir una terminación
anillada de 1 cm. de diámetro vuelta hacia el dorso de la mencionada pieza.
Comentario: Nos hallamos ante un elemento de ensamblaje muy posiblemente vinculado a un objeto
móvil de pequeño formato, como podría ser una caja, por poner un ejemplo ilustrativo.
63.3. Bisagra de hierro (inv. 12085).
Procedencia: Barriada de Bodegones - Excavación 1971. Sepultura 5.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por una pieza con una terminación anillada y un cáncamo enlazados entre sí. Mide una longitud total de 15,2 cm. La primera pieza consiste en un vástago
de sección rectangular y 0,5 cm. de grosor medio que, en uno de sus extremos, se ensancha mediante
127
sendas inflexiones diagonales para constituir una placa de 1,7 cm. de anchura por 2,7 cm. de longitud.
En el extremo opuesto, el vástago remata en una terminación anillada de 1,7 cm. de diámetro. El cáncamo está conformado a su vez por un vástago de sección informe y 0,3 cm. de grosor medio que se
dobla sobre sí, dando lugar a un círculo irregular de 1,7 cm. de diámetro, abierto en el punto de unión
de sus dos extremos mediante sendas prolongaciones paralelas, una de 3,5 cm. de longitud hasta su
terminación y la otra de 1,5 cm. de longitud hasta el momento de su fractura.
Comentario: Nos hallamos ante el elemento de ensamblaje de dos partes móviles de un posible objeto
de pequeño formato, como podría ser una caja. De hecho, la pieza mayor podría hacer las veces de
refuerzo en la estructura de esta última. En función del contexto de hallazgo del ejemplar y asumiendo
otros paralelos, no podría descartarse que participara, bien en el cierre de un ataúd de madera, bien
en el de una caja de pequeño formato integrada dentro de su ajuar.
63.4. Bisagra de hierro (inv. 13374).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por una pieza con una terminación anillada y un cáncamo enlazados entre sí. Mide una longitud total de 11 cm. La primera pieza consiste en una placa
de 0,6 cm. de grosor que, partiendo de una anchura máxima de 3 cm., va disminuyendo hacia uno
de sus extremos por espacio de 6,5 cm. hasta el momento de su fractura. En el extremo opuesto, la
placa culmina en una terminación semicircular con un orificio en su centro, al tiempo que se dobla
adoptando una forma de cuarto de círculo. El cáncamo está conformado por un vástago de sección
informe y 0,7 cm. de grosor medio que se dobla sobre sí, dando lugar a un círculo irregular de 2,9
cm. de diámetro abierto en el punto de unión de sus dos extremos mediante sendas prolongaciones
paralelas que, prolongándose por espacio de unos 3 cm., van haciendo disminuir su grosor hasta
terminar en punta. El estado de conservación de la pieza es malo, mostrando numerosas concreciones
y burbujas.
Comentario: La pieza podría estar asociada al equipamiento doméstico de la Casa del Mitreo, permitiendo la movilidad, bien de uno de sus vanos, bien de uno de los elementos de su mobiliario. Por lo
demás, su peculiar degradación, presente en otras piezas procedentes de la vivienda, cabría atribuirla
a su contacto directo con el fuego.
63.5. Bisagra de hierro (inv. 17153).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Fragmento de bisagra, correspondiente a una de las mitades de la misma. Mide una longitud total de 19 cm. Está conformado de una gran placa de perfil liriforme que, por su extremo de
mayor anchura, termina en una terminación anillada vuelta hacia el dorso de la mencionada pieza.
La placa en cuestión se desarrolla por medio de un grueso vástago de sección cuadrada y unos 2 cm.
de anchura, en los puntos en los que conserva la totalidad de su superficie. Transcurridos 12 cm.
desde su inicio, se abre mediante sendos frentes de perfil cóncavo por espacio de 2 cm. hasta alcanzar
los 7 cm. de anchura, momento en el cual se reduce ya por espacio de 4 cm. mediante unos frentes
levemente convexos hasta concluir en la terminación anillada. Esta última está compuesta por un vástago de sección circular que, partiendo de un diámetro de 1,5 cm., va decreciendo paulatinamente
hasta su conclusión, presentando una forma ovalada de unos 4 cm. de longitud por 3 cm. de anchura.
Comentario: La pieza debe combinar el herraje de una puerta o un mueble con la terminación anillada
que serviría para articular, bien la hoja de la puerta, bien la parte móvil del mueble.
63.6. Bisagra de hierro (inv. 15490).
Procedencia: Columbarios (procedencia dudosa).
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí y compuesto de dos
piezas ensambladas por un clavo. Mide una longitud total de 7,5 cm. Las dos piezas que la componen
consisten en una placa que termina por uno de sus extremos, en uno de los casos en dos anillas laterales, y en el otro en una central, ambas orientadas hacia uno de los frentes de la referida placa. Las
placas presentan un grosor máximo de 0,7 cm. que va decreciendo hasta el momento de su fractura,
dividiéndose la que remata en dos anillas en dos mitades que, sumadas, miden 2,2 cm. de anchura
máxima, al tiempo que la opuesta mide 2 cm. de anchura máxima. Las anillas, con un grosor medio
de 0,7 cm., miden un diámetro medio de 3 cm., mostrando un orificio en su centro de unos 0,9 cm.
128
de diámetro. El clavo que une las placas se ha fusionado con las mismas, obstruyendo el orificio y
conformando una única pieza con éstas.
Comentario: La procedencia del actual ejemplar se consta en la ficha manual del catálogo sistemático
como insegura. En cualquier caso y pese a la disimilitud formal que le otorga su dispar estado de conservación, parece podido haber formado pareja con el ejemplar descrito en la siguiente entrada.
63.7. Bisagra de hierro (inv. 15491).
Procedencia: Columbarios (procedencia dudosa).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de dos piezas ensambladas por un clavo. Mide una longitud total de 13,7 cm. Las dos piezas que la componen consisten en una placa que termina por uno de
sus extremos, en uno de los casos en dos anillas laterales, y en el otro en una central, ambas orientadas
hacia uno de los frentes de la referida placa. Las placas parten de una anchura de 2,2 cm. y un grosor
de 0,7 cm. para ir decreciendo paulatinamente hasta su terminación, que en el caso de la placa con las
dos anillas se encuentra a 6 cm. de su inicio y en la opuesta a 5 cm. de su inicio. En la cara interna de
una de las placas, se distinguen dos oquedades de 0,5 cm. de diámetro distribuidas a intervalos regulares, mientras que en la segunda se aprecia sólo el más próximo a la anilla, estando el otro obstruido
por una protuberancia informe. Las anillas miden un diámetro medio de 2,5 cm., con un orificio en su
centro de 0,8 cm. de diámetro. El clavo que une las placas aún sobresale por ambos extremos, mostrando en uno de ellos una cabeza circular plana, levemente convexa, de 1,2 cm. de diámetro, y en el
extremo opuesto una espiga de sección informe que, partiendo de una anchura de 0,6 cm., va decreciendo paulatinamente hasta el momento de su fractura, doblándose en ángulo oblicuo.
Comentario: Véase el comentario de la entrada precedente.
63.8. Pareja de bisagras de hierro (inv. 23023-23024).
Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2.
Descripción: Ejemplares incompletos, compuestos por dos cáncamos enlazados entre sí. Extendido,
el primer ejemplar mide una longitud total de 12,7 cm. y el segundo 15,4 cm. De los dos cáncamos
que componen cada ejemplar, uno presenta una cabeza de forma de anillada, mientras que en el
otro el vástago de la espiga se dobla en ángulo oblicuo para terminar por volver a hacerlo en semicírculo y retornar sobre dicha mitad inicial, adoptando una forma similar a la de un lazo y dando
lugar de este modo a la cabeza. Las cabezas de forma anillada están ambas compuestas por un vástago de sección circular con un grosor medio de 0,5 cm. de diámetro, midiendo la del primer ejemplar
2 cm. de diámetro y la del segundo 2,2 cm. de diámetro. A su vez, las cabezas en forma de lazo de
ambos ejemplares, compuestas también por un vástago de sección circular con un grosor medio de
0,5 cm. de diámetro, miden en los dos casos 2,5 cm. de anchura por 5,5 cm. de longitud. Las espigas
de los cáncamos están conformadas por un vástago que, partiendo de una sección cuadrada con anchura media de 0,7 cm., va haciendo decrecer paulatinamente su anchura hasta concluir en el momento de su fractura, ya próximo a la punta.
Comentario: La presente pareja fue hallada en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el
área de los Columbarios en 1973. Formalmente resulta muy homogénea, pudiendo haber estado integrada en un objeto en el que sirvieran de bisagra a algún elemento móvil. Por lo demás, el cáncamo
con cabeza en forma de lazo lo tenemos atestiguado dentro de dicho tipo de objeto a través de los
ejemplares 64.1 y 64.3 de nuestro catálogo.
63.9. Bisagra de hierro (inv. 12031).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971. Ángulo Sudoeste, Estrato 1.
Descripción: Fragmento de bisagra, correspondiente a una de las mitades de la misma. Mide una longitud total de 12,5 cm. Está conformado por un vástago de hierro de sección cuadrada y unos 0,6
cm. de anchura que, a 2 cm. de su terminación por uno de sus extremos, va adelgazando su grosor
paulatinamente hasta transformarlo en una lámina. Esta última va aumentando paulatinamente la anchura inicial del vástago hasta alcanzar los 1,3 cm., al tiempo que se dobla sobre sí para constituir una
terminación anillada de 0,8 cm. de diámetro, vuelta hacia uno de los frentes de la mencionada pieza.
En el extremo opuesto, tras un punto situado en su tercio final en el que se perciben múltiples pérdidas
de materia, la lámina va disminuyendo su grosor por espacio de 1 cm. hasta constituir un filo.
Comentario: La presente pieza se encuentra publicada en las memorias de excavación de Casa He-
129
rrera elaboradas por Ulbert y Caballero74. Dichos autores interpretan el ejemplar como un clavo, identificación que recoge la ficha manual del catálogo sistemático del Museo, aunque con reservas. Más
bien y en función de su terminación anillada, podemos colegir que nos hallamos ante parte de una
bisagra de pequeño formato.
64. Cáncamos
64.1. Cáncamo de hierro (inv. 30303).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y espiga. Mide una longitud total de 14,2
cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada y con una anchura media de unos 0,6 cm.
que, transcurrida la mitad de su recorrido, se dobla en ángulo oblicuo para terminar por volver a hacerlo en semicírculo y retornar sobre dicha mitad inicial, adoptando una forma similar a la de un lazo
de 8 cm. de longitud por 3 cm. de anchura máxima y dando lugar de este modo a la cabeza. En el
extremo opuesto y a 2,5 cm. de su terminación, el vástago comienza a decrecer hasta el momento de
su fractura, ya próximo a la punta.
Comentario: La pieza resulta formalmente similar a una de las dos enlazadas en la pareja 63.8, así
como al cáncamo 64.3.
64.2. Cáncamo de hierro (inv. 30305).
Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de
17,3 cm. La cabeza está conformada por un vástago de sección rectangular y un grosor irregular que
oscila entre 1 y 2 cm., generando una anilla de unos 6 cm. de diámetro máximo que presenta en su
interior un orificio de forma ovalada y 2,5 cm. de altura por 2 cm. de anchura. La espiga consiste en
un vástago de sección rectangular y en torno a 1 cm. de grosor que, partiendo de una anchura de
2,5 cm. va decreciendo hasta concluir en la punta.
Comentario: Debido a las grandes dimensiones de la pieza, podría sostenerse su uso como gozne de
una puerta.
64.3. Cáncamo de hierro (inv. 7035).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en cuatro fragmentos que unen entre sí y compuesto de
cabeza y espiga. Mide una longitud total de 14,2 cm. Está conformado por un vástago de sección
cuadrada y con una anchura de unos 0,9 cm. que, transcurrido el primer tercio de su recorrido, se
dobla en ángulo oblicuo para terminar por volver a hacerlo en semicírculo y retornar sobre dicho
tercio inicial, adoptando una forma similar a la de un lazo de 8 cm. de longitud por 3 cm. de anchura
máxima y dando lugar de este modo a la cabeza. A los 2 cm. del inicio de la primera inflexión descrita,
se añade a la pieza un vástago de sección circular y 1 cm. de diámetro, dispuesto transversalmente a
la misma y fracturado por ambos extremos, de modo que alcanza únicamente una longitud máxima
de 2 cm.
Comentario: Nos hallamos ante uno de los múltiples elementos que debieron asociarse al instrumental
de la fábrica de vidrio que con seguridad plena se situó en las inmediaciones de la Carretera de circunvalación. Por lo demás, la pieza resulta formalmente similar a una de las dos enlazadas en la pareja
63.8, así como al cáncamo 64.1.
64.4. Cáncamo de hierro (inv. 8939).
Procedencia: Cuesta del Lorito - Excavación 1961. Edificio C. Sepultura de inhumación junto al muro O.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza, espiga y dos puntas. Mide una longitud
total de 8,5 cm. La cabeza está conformada por un vástago de sección circular y en torno a 1 cm. de
diámetro medio que se dobla sobre sí prolongándose bajo la forma de dos láminas paralelas. Estas
últimas, que constituyen la espiga, miden 0,8 cm. de anchura por 0,5 cm. de grosor, prolongándose
por espacio de 5 cm. hasta el momento en el que una se fractura y la otra se dobla en ángulo recto,
recorriendo 4,5 cm. más antes de terminar en punta.
74
ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 121, fig. 23.
130
Comentario: No podemos determinar la utilidad de la presente pieza en el contexto en el que fue hallada, aunque quizá y dado que fueron localizados en la misma sepultura los clavos de un posible
ataúd de madera, el cáncamo en cuestión estaría ligado también al mismo, permitiendo su suspensión
o la de su tapa.
64.5. Cáncamo de hierro (inv. 23737).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 10,5
cm. La cabeza está conformada por un vástago de sección rectangular y un grosor medio de 0,7 cm.,
generando una anilla de unos 2,5 cm. de diámetro que presenta en su interior a un orificio de forma
circular y 0,8 cm. de diámetro. La espiga consiste en un vástago de sección rectangular y en torno a 0,8
cm. de grosor que, partiendo de una anchura de 1,3 cm. va decreciendo hasta concluir en la punta.
65. Clavijas
65.1. Clavija de hierro (inv. 350).
Procedencia: Desconocida (fondo antiguo).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 16,8 cm. Consiste en un vástago de
sección cuadrada y un grosor medio de 1 cm. que, una vez completada su longitud mayor, gira en ángulo recto y, tras prolongarse por espacio de 3 cm., vuelve a girar en el mismo sentido, en paralelo al
primero de los tramos, durante 14,6 cm., aumentando ligeramente de grosor desde la mitad de su recorrido hasta alcanzar a su término los 1,4 cm. Unos 0,8 cm. antes de la conclusión de este último
tramo, se inicia una forma semicircular que, por espacio de unos 3,8 cm. y con una altura de 2,7 cm.,
se desarrolla en el lateral externo de la pieza. Al interior de la U conformada por el vástago principal
aparecen unas concreciones que sellan el espacio de la intersección por espacio de unos 3 cm.
Comentario: La ficha del catálogo sistemático del Museo, siguiendo las especificaciones aportadas en
el inventario de Macías, identificaba la pieza como un cerrojo. Sin embargo y en base a paralelos etnográficos, es posible conjeturar que nos hallemos más concretamente ante una clavija como las empleadas para fijar las ruedas de los carros dentro del eje sin con ello impedir su fácil retirada. En tal
caso, el apéndice semicircular serviría para asir la pieza en el momento de su extracción.
65.2. Clavija de hierro (inv. 351).
Procedencia: Desconocida (fondo antiguo).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 13,8 cm. Consiste en un vástago de
sección circular y un grosor medio de 1 cm. que, una vez completada su longitud mayor, gira en ángulo recto y, tras prolongarse por espacio de 2,3 cm., vuelve a girar en el mismo sentido, en paralelo
al primero de los tramos, durante 12,7 cm., adoptando en este caso la forma de una lámina de 0,5
cm. de grosor y similar anchura a la del vástago del primer tramo. En el momento de la conclusión
de este último tramo, se inicia una forma semicircular que, por espacio de unos 3,5 cm. y con una altura de 1,9 cm., se desarrolla en el lateral externo de la pieza. Según puede observarse por la ruptura
existente en uno de sus frentes, tal apéndice se encuentra hueco en su interior.
Comentario: Véase el comentario de la entrada precedente.
66. Ganchos
66.1. Gancho de hierro (inv. 2164).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 15 cm. Está conformado por un vástago
de sección cuadrada y 0,8 cm. de anchura media que se dobla sobre sí, dando lugar en uno de sus extremos al gancho en cuestión y terminando en el opuesto en una anilla. El gancho adopta una forma
circular de 8,5 cm. de diámetro y levemente desplazada respecto al eje del vástago, llegando a superponerse al punto de su inicio en el momento de su conclusión. La anilla, dispuesta en el mismo sentido
que el gancho, presenta una forma ovalada y apuntada hacia el vástago, midiendo unos 3,9 cm. de
longitud por 2,5 cm. de anchura y disminuyendo paulatinamente de grosor hasta terminar en punta.
Comentario: No podemos determinar si el extremo correspondiente al gancho se cerró completamente
en círculo en un origen, pero si así fuese, la anilla a la que da lugar siempre podría haberse abierto
de cara a la introducción de una segunda pieza, ejerciendo así su función de gancho.
131
66.2. Gancho de hierro (inv. 4845).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 18,8 cm. Está conformado por un vástago
de sección cuadrada y 0,6 cm. de anchura que se dobla sobre sí, dando lugar en uno de sus extremos
al gancho en cuestión y terminando en el opuesto en una anilla. En su recorrido entre el gancho y la
anilla, el vástago se tuerce sobre sí dando lugar a una serie de estrías helicoidales. El gancho adopta
una forma semicircular de 4,7 cm. de diámetro y levemente desplazada respecto al eje del vástago,
que se prolonga por espacio de 1,5 cm. en un tramo recto hasta su conclusión, adelgazándose paulatinamente hasta terminar en punta. La anilla, dispuesta en el mismo sentido que el gancho pero
orientada hacia el extremo opuesto al de su punta, está conformada por una lámina de 1 cm. de anchura que se dobla sobre sí adoptando una forma elíptica de 1,5 cm. de diámetro mínimo por 1,8
cm. de diámetro máximo.
Comentario: Sorprende la presencia de cierta intencionalidad decorativa en el objeto por medio de
la creación de un motivo helicoidal en su tramo recto, ausente no sólo dentro del mismo tipo sino
también en la gran mayoría de los ejemplares analizados en el presente catálogo.
66.3. Gancho de hierro (inv. 4888).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 8 cm. Está conformado por un vástago
de sección cuadrada y 0,3 cm. de anchura media que se dobla sobre sí, dando lugar en uno de sus
extremos al gancho en cuestión y terminando en el opuesto en una anilla. El gancho adopta una
forma ultrasemicircular de 4,7 cm. de diámetro y levemente desplazada respecto al eje del vástago.
La anilla, dispuesta oblicuamente al sentido del gancho y orientada hacia el extremo de su punta,
adopta una forma ovalada de 1 cm. de longitud por 0,8 cm. de anchura.
66.4. Gancho de hierro (inv. 7020).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 11,3 cm. Está conformado por un vástago
de sección cuadrada y 0,7 cm. de anchura que se dobla sobre sí, dando lugar en uno de sus extremos
al gancho en cuestión y terminando en el opuesto en una anilla. El gancho adopta una forma semicircular de 5,8 cm. de diámetro y levemente desplazada respecto al eje del vástago, adelgazándose
paulatinamente hasta terminar en punta. La anilla, dispuesta en sentido horizontal respecto al gancho,
presenta una forma de círculo regular de 2,5 cm. de diámetro.
Comentario: Al igual que los otros ejemplares procedentes de la Carretera de circunvalación, es posible
conjeturar que la pieza estuviese relacionada con el instrumental de la fábrica del vidrio que al parecer
se enclavó en el lugar.
66.5. Gancho de hierro (inv. 7021).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar completo. Extendido mide una longitud total de 18,4 cm. Está conformado
por una lámina de 1,2 cm. de anchura que se dobla sobre sí, dando lugar en uno de sus extremos,
tras transformarse en un vástago de sección circular, al gancho en cuestión y terminando en el opuesto
en una anilla en la que se enlaza una segunda anilla. El gancho adopta una forma ultrasemicircular
de 7 cm. de diámetro, haciendo adelgazar paulatinamente el vástago que lo constituye desde los 0,7
cm. de diámetro de su inicio hasta terminar en punta. La primera anilla, generada a partir de la propia
lámina que la antecede y dispuesta en sentido horizontal respecto al gancho, presenta una forma de
círculo regular de 1,8 cm. de diámetro, mientras que la segunda anilla está conformada por un vástago
de sección circular y 0,6 cm. de diámetro, que se dobla sobre sí adoptando la forma de un círculo regular de 2,9 cm. de diámetro.
Comentario: Véase el comentario de la entrada precedente.
66.6. Gancho de hierro (inv. 7034).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 26,7 cm. Está conformado por una lá-
132
mina de 1 cm. de anchura media que se dobla en su dimensión horizontal por ambos extremos,
dando lugar a dos ganchos, uno orientado en un sentido y el otro en el opuesto. Cada uno de los
ganchos adopta una forma semicircular, presentando uno un diámetro de 7,5 cm. y el otro, fracturado
en su extremo final, de 8 cm. en la porción conservada. En el desarrollo de cada gancho, la lámina
va reduciendo paulatinamente su anchura hasta terminar en punta en el completo y en el momento
de su fractura en el incompleto.
Comentario: Véase el comentario de la entrada precedente.
66.7. Gancho de hierro (inv. 8813).
Procedencia: Teatro romano.
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 7,9 cm. Está conformado por un vástago
de sección cuadrada que se dobla sobre sí, dando lugar en uno de sus extremos a un doble gancho
y terminando en el opuesto en una anilla. Partiendo de una terminación en punta en el extremo correspondiente a la anilla, dicho vástago va aumentando de anchura hasta que, antes del inicio del
gancho, ha adoptado una sección rectangular de 1 cm. de anchura por 0,5 cm. de grosor. Llegado
este momento, el vástago se bifurca para constituir un doble gancho de sección nuevamente cuadrada,
que va adelgazándose paulatinamente desde los 0,5 cm. de anchura de su inicio tras la bifurcación
hasta terminar en punta, adoptando una forma semicircular de 4,5 cm. de diámetro. Los dos ganchos,
tras separarse hasta 1 cm. uno de otro, vuelven a aproximarse como producto de la inflexión de uno
de ellos, llegando a unir sus puntas. La anilla, dispuesta en el mismo sentido que los ganchos pero
orientada hacia el extremo opuesto al de sus puntas, se dobla sobre sí para adoptar una forma ovalada
de 3 cm. de longitud por 1,8 cm. de anchura, desplazando levemente su extremo respecto a su inicio
para no llegar a cerrarse plenamente y dejar una apertura en su base.
Comentario: No tenemos clara la función exacta del doble gancho del presente ejemplar, pero presumimos que en origen no debía aproximar las puntas de sendos ganchos tanto como lo hace ahora
a resultas de un fenómeno claramente incidental, estando quizá destinado cada uno a servir de sustentación a dos elementos distintos que, por medio de cuerdas o cadenas, penderían de ellos.
66.8. Gancho de hierro (inv. 13336).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en cinco fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí.
El fragmento principal mide una longitud total de 7,2 cm. Está conformado por una lámina que, partiendo de una anchura de 1,5 cm., va disminuyendo hasta alcanzar 1 cm. en el momento en el que
se dobla sobre sí para dar lugar, tras transformarse en un vástago de sección informe, al gancho en
cuestión. Este último adopta una forma semicircular de 4 cm. de diámetro y levemente desplazada
respecto al eje de la lámina. El ejemplar presenta numerosas concreciones y pérdidas.
Comentario: Algunas de las concreciones presentes en la pieza, como las de otros ejemplares procedentes del mismo contexto, parecen producto del contacto de ésta con el fuego.
66.9. Gancho de hierro (inv. 23888).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 18 cm. Está conformado por una lámina
de 1,2 cm. de anchura que se dobla sobre sí, dando lugar en uno de sus extremos, tras transformarse
en un vástago de sección circular y 0,6 cm. de diámetro medio, al gancho en cuestión, mientras que
en el opuesto se halla fracturada. El gancho adopta una forma ultrasemicircular de 6,5 cm. de diámetro, que se prolonga por espacio de 4 cm. en un tramo recto hasta su conclusión.
66.10. Gancho de hierro (inv. 23946).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 9,4 cm. Está conformado por una lámina de unos 2 cm. de anchura que se dobla sobre sí, dando lugar en uno de sus extremos al gancho
en cuestión, mientras que en el opuesto se halla fracturada. El gancho adopta una forma semicircular
de 4,5 cm. de diámetro y levemente desplazada respecto al eje de la lámina, adelgazándose paulatinamente por su superficie interna hasta terminar en punta. El ejemplar presenta numerosas concreciones.
133
66.11. Gancho de hierro (inv. 23016).
Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2.
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 12,5 cm. Está conformado por un vástago
de sección cuadrada y 0,5 cm. de anchura que se dobla sobre sí, dando lugar en uno de sus extremos
al gancho en cuestión y terminando en el opuesto en una anilla. El gancho adopta una forma semicircular de 5,7 cm. de diámetro y levemente desplazada respecto al eje del vástago, que se prolonga
por espacio de 2 cm. en un tramo recto hasta su conclusión, adelgazándose paulatinamente hasta
terminar en punta. La anilla, dispuesta en sentido horizontal respecto al gancho, presenta una forma
ovalada y apuntada hacia el vástago, midiendo 3 cm. de longitud por 1,8 cm. de anchura. El ejemplar
se encuentra restaurado.
Comentario: El presente ejemplar fue hallado en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el
área de los Columbarios en 1973.
66.12. Gancho de hierro (inv. 25653).
Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 5-A
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 23,3 cm. Está conformado por un vástago
de sección informe y 1 cm. de anchura media que se dobla sobre sí, dando lugar en uno de sus extremos al gancho en cuestión. Este último adopta una forma semicircular de 6 cm. de diámetro, consistiendo en una lámina cuyo lado plano configura el perfil del gancho en cuestión y que, tras ampliar
la anchura inicial del vástago hasta alcanzar a los 2 cm. de su inicio los 2 cm. de anchura, va adelgazándose paulatinamente para terminar en punta, momento en el que ha sufrido cierto engrosamiento.
67. Cadenas
67.1. Cadena de hierro (inv. 6948).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Fragmento de cadena, correspondiente a dos eslabones completos de la misma y la
mitad de un tercero, hallándose dividido a su vez uno de los eslabones en dos fragmentos que unen
entre sí. Extendido mide una longitud total de 13 cm. Cada eslabón está conformado por una lámina
de 1 cm. de anchura media que se dobla sobre sí para dar lugar a una pieza constituida por un tramo
central y dos anillas en sus extremos. El tramo central es producto de la aproximación de dos porciones
de la lámina doblada, mientras que las anillas, de forma circular, miden 2,5 cm. de diámetro. La pieza
presenta numerosas concreciones, y dos de sus eslabones, uno de los completos y el incompleto, se
han fijado entre sí como producto de la corrosión, mientras que el tercero se ha desligado del resto
debido a la apertura de la anilla por la que debieron unirse como consecuencia del desprendimiento
de un segmento de la misma.
Comentario: No parecemos hallarnos, a diferencia de ante los otros dos ejemplares analizados, ante
una cadena concebida para soportar algo más que un peso algo ligero.
67.2. Cadena de hierro (inv. 7025).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Fragmento de cadena, correspondiente a dos eslabones completos de la misma. Mide
una longitud total de 16,7 cm. Cada eslabón está conformado por una lámina terminada por un externo en una anilla dispuesta en posición transversal a la misma y por el otro en un vástago que se
dobla sobre sí en forma de gancho. La lámina en cuestión, de 2,2 cm. de anchura por 0,3 cm. de
grosor, se prolonga por espacio de 11,5 cm., reduciendo su anchura por sus dos extremos en un margen de entre 1 y 1,5 cm. para desembocar en cada uno de los elementos situados en sus terminaciones. A 4 cm. de la anilla y por lo tanto descentrado respecto a la longitud de la placa, sendas láminas
muestras un orificio circular de 0,5 cm. de diámetro. De las dos terminaciones, la anilla está constituida
por un vástago de sección circular y 0,7 cm. de grosor que se dobla sobre sí, dando lugar a un círculo
de 3,2 cm. de diámetro en cuyo interior se desarrolla un orificio también circular, de 1,5 cm. de diámetro. La terminación del extremo opuesto está constituida por un vástago de sección informe y 0,7
cm. de grosor medio que gira sobre sí en un semicírculo de 2,7 cm. de diámetro, prolongándose en
el sentido opuesto al de la lámina por espacio de 3 cm. en uno de los eslabones hasta su terminación
y de 2 cm. en el otro hasta el momento de su fractura. Los dos eslabones se unen entre sí, enlazando
134
el gancho fragmentado a una de las anillas. El estado de conservación de la pieza es malo, mostrando
numerosas concreciones.
Comentario: No logramos distinguir la pieza entre las otras publicadas por Álvarez Sáenz de Buruaga
con la misma procedencia. Sin embargo, su vinculación a la fábrica de vidrio localizada en la Carretera
de circunvalación resulta segura, pudiendo consistir en una tipología de cadena concebida para poder
prolongarse o acortarse mediante la retirada de eslabones según las necesidades del operario que hiciese uso de la misma.
67.3. Cadena de hierro (inv. 7030).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar incompleto, correspondiente a nueve eslabones completos de la misma. Extendido mide una longitud total de 47 cm. Siete de los eslabones miden una media de entre 10 y
11,5 cm., hallándose conformados por un vástago de sección cuadrada y unos 0,5 cm. de anchura,
que se dobla sobre sí para dar lugar a una pieza constituida por un tramo central y dos anillas en sus
extremos. El tramo central es producto de la unión de dos porciones del vástago doblado, mientras
que las anillas, de forma ovalada y apuntadas hacia el interior del eslabón, miden una media de entre
3 y 4 cm. de longitud por 2,5 cm. de anchura. El octavo eslabón, situado en cuarta posición por uno
de los extremos de la cadena y en quinta por el otro, está constituido también por un vástago de sección cuadrada y 0,5 cm. de anchura, pero es más corto que el resto, midiendo un total de 7 cm., y
mientras que uno de sus extremos es idéntico al del resto de los eslabones, el opuesto, en lugar de
presentar una forma ovalada, está conformado por un círculo regular de 2,5 cm. de diámetro. La
pieza muestra numerosas concreciones y sus eslabones, por lo general, se han fijado unos a otros
como producto de la corrosión, de modo que sólo en dos de las uniones conservan aún su movilidad.
Los eslabones fijos entre sí, agrupados en dos conjuntos compuestos por cuatro y tres de ellos, adoptan
una forma de U y otra de Z respectivamente.
Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194875. El contexto de la pieza, al igual que el de la anterior,
se asocia a una instalación industrial destinada a la fabricación de vidrio, en cuyo trabajo debió de
estar implicada, no descartándose una relación funcional con el ejemplar 67.2.
68. Anillas
68.1. Anilla de hierro (inv. 36285).
Procedencia: Desconocida.
Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro de 3,2 cm. Está conformado por un vástago de
sección circular y 0,5 cm. de grosor medio que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular.
Presenta numerosas protuberancias en uno de sus extremos.
68.2. Anilla de hierro (inv. 4895).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro de 6,6 cm. Está conformado por un vástago de
sección circular y 1,1 cm. de diámetro medio que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo algo imperfecto. Presenta varias concreciones.
Comentario: Algunas de las concreciones parecen producto del contacto de la pieza con el fuego.
68.3. Anilla de hierro (inv. 6652).
Procedencia: Campo de deportes.
Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro de 12 cm. Está conformado por una lámina plana
de 0,6 cm. de anchura por 0,3 cm. de grosor medio que se dobla sobre sí en su posición horizontal,
cerrándose en un círculo regular. Presenta algunas pérdidas.
68.4. Anilla de hierro (inv. 7037).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro de 5,5 cm. Está conformado por un vástago de sección circular y 0,8 cm. de diámetro medio que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular.
75
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1949, pág. 25.
135
68.5. Anilla de hierro (inv. 10601).
Procedencia: Necrópolis oriental. Zona Columbarios/Silo.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide un diámetro de 11 cm. Está conformado por un grueso vástago de sección pentagonal y 2,3 cm. de grosor medio que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo
irregular, aunque sin llegar a unir sus extremos a falta de una escasa porción.
68.6. Pareja de anillas de hierro (inv. 23017-23018).
Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2.
Descripción: Ejemplares completos. El primer ejemplar mide un diámetro de 6 cm. y el segundo 6,5
cm. Ambos están conformados por un vástago de sección irregular y 1 cm. de grosor máximo que se
dobla sobre sí, cerrándose en sendos círculos regulares.
Comentario: Los presentes ejemplares fueron hallados en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el área de los Columbarios en 1973.
68.7. Anilla de hierro (inv. 23607).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro máximo de 4 cm. Está conformado por una lámina
plana de 0,5 cm. de anchura por 0,3 cm. de grosor medio que se dobla sobre sí en su posición horizontal, cerrándose en un óvalo regular de 3,5 cm. de diámetro mínimo.
68.8. Anilla de hierro (inv. 23827).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro de 5,3 cm. Está conformado por un vástago de
sección circular y 0,6 cm. de diámetro medio que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular.
68.9. Pareja de anillas de hierro (inv. 23758-23759).
Procedencia: Templo de Diana - Campaña 1976. Cata 4, Capa 3.
Descripción: Ejemplares completo e incompleto. El primer ejemplar mide un diámetro máximo de
6,2 cm. y el segundo 4 cm. Ambos están conformados por un vástago de sección circular algo irregular
y 0,8 cm. de diámetro máximo que se dobla sobre sí, cerrándose en el primer ejemplar en un óvalo
irregular de 4,7 cm. de diámetro mínimo, así como en el segundo en un círculo regular. Al segundo
ejemplar se encuentra enlazada parte de una segunda anilla de sección circular y 0,5 cm. de diámetro
medio que se dobla sobre sí, cerrándose en un óvalo irregular de 1,7 cm. de diámetro mínimo.
68.10. Pareja de anillas de hierro (inv. 25037-25038).
Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 7-C.
Descripción: Ejemplares completos. El primer ejemplar mide un diámetro de 3 cm. y el segundo 3,5
cm. Ambos están conformados por un vástago de sección irregular, aunque tendente al círculo, y 0,6
cm. de grosor medio que se dobla sobre sí, cerrándose en sendos círculos regulares. Presentan numerosas concreciones.
68.11. Anilla de hierro (inv. 26742).
Procedencia: Casa del Anfiteatro - Dentro del sarcófago.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí. Mide un diámetro
de 4,6 cm. Está conformado por un vástago de sección circular y 0,5 cm. de grosor medio que se
dobla sobre sí, cerrándose en un círculo algo irregular, aunque sin llegar a unir sus extremos a falta
de una escasa porción.
Comentario: El ejemplar fue hallado dentro del sarcófago inv. 26741 junto a una pareja de pendientes
de plata (inv. 26743-26744) que por su estilo podrían encuadrarse en la Antigüedad tardía76. La ficha
manual indica que podría tratarse de parte de una fíbula.
68.12. Anilla de hierro (inv. 35991).
Procedencia: Alcazaba - Campaña 1987. Cata C-1, D-1, Capa 15.
Descripción: Fragmento de anilla, dividido a su vez en dos fragmentos que unen entre sí. Mide un
diámetro de 3,5 cm. Está conformado por un vástago de sección irregular, aunque tendente al círculo,
y 0,6 cm. de grosor medio que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular.
76
Información tomada de la conservadora Nova Barrero Martín.
136
68.13. Anilla de hierro (inv. 12023).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971. Ángulo Sudoeste de la basílica, Estrato 1.
Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro de 3,6 cm. Está conformado por un vástago de
sección semicircular y 0,5 cm. de diámetro medio que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular.
Comentario: La presente pieza se encuentra publicada en las memorias de excavación de Casa Herrera elaboradas por Ulbert y Caballero77.
68.14. Anilla de hierro (inv. 31344).
Procedencia: Villa romana de Torreáguila.
Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro máximo de 4,5 cm. Está conformado por un vástago de sección irregular, aunque tendente al círculo, y 0,8 cm. de grosor medio que se dobla sobre sí,
cerrándose en un óvalo regular de 3,7 cm. de diámetro mínimo. Presenta numerosas concreciones.
69. Aros
69.1. Aro de hierro (inv. 6656).
Procedencia: Campo de deportes.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí. Mide un diámetro
de 20,5 cm. Está conformado por una lámina plana de 5,7 cm. de anchura media que se dobla sobre
sí, cerrándose en un círculo regular, aunque sin llegar a unir sus dos extremos a falta de una porción
de unos 4 cm.
Comentario: El diámetro del ejemplar, así como su anchura y el reducido grosor de la lámina que lo
conforma, recuerda al de ciertas piezas utilizadas como refuerzos en los ejes de los carros.
69.2. Aro de hierro (inv. 7026).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro máximo de 8,9 cm. Está conformado por una lámina plana de 3,1 cm. de anchura por 0,5 cm. de grosor medio que se dobla sobre sí, cerrándose en
un óvalo regular de 8,5 cm. de diámetro mínimo. El ejemplar se encuentra en muy mal estado de
conservación.
Comentario: Pese a que el contexto de hallazgo de la pieza se interpreta como una antigua fábrica de
vidrio, la forma y el tamaño del aro nos hace pensar que, antes bien, pudiera identificarse con un elemento de ensamblaje para arados del estilo de la vilorta. En tal caso, es posible que el ejemplar pasara
a depositarse en el lugar con posterioridad al abandono de la fábrica de vidrio, al igual que la hoz 28.4.
69.3. Aro de hierro (inv. 10172).
Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1964. Cocina.
Descripción: Ejemplar completo, dividido en seis fragmentos que unen entre sí. Mide un diámetro de
20 cm. Está conformado por una lámina plana de 6,5 cm. de anchura media que se dobla sobre sí,
cerrándose en un círculo regular. Presenta numerosas concreciones.
Comentario: El ejemplar se encuentra publicado por su excavador en la monografía que a sus intervenciones en la Casa del Anfiteatro le dedicó dentro de la serie Excavaciones Arqueológicas de España78. La pieza recuerda, como la descrita en la entrada precedente, a ciertos elementos utilizados
como refuerzos en los ejes de los carros. Véase, sobre su presencia en el espacio interpretado como
la cocina de la vivienda, el capítulo dedicado a las procedencias de los ejemplares analizados.
69.4. Aro de hierro (inv. 10175).
Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1964. Cocina.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide un diámetro de 19 cm. Está conformado por una lámina plana
de 6 cm. de anchura media que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular, aunque sin llegar
a unir sus dos extremos a falta de una porción de unos 3 cm. Presenta numerosas concreciones.
Comentario: La pieza se encuentra publicada por su excavador en la monografía que a sus intervenciones en la Casa del Anfiteatro le dedicó dentro de la serie Excavaciones Arqueológicas de Es77
78
ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 122, fig. 23.
GARCÍA SANDOVAL, 1966, pág. 41.
137
paña79. Por lo demás, tanto su contexto de hallazgo como su forma resultan muy semejantes a las
de la pieza descrita en la entrada precedente, remitiéndonos a su comentario.
69.5. Aro de hierro (inv. 11873).
Procedencia: Calle Suárez Somonte.
Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro de 17,5 cm. Está conformado por una lámina
plana de 3,5 cm. de anchura que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular.
Comentario: Aunque sin especificarse el motivo, en la ficha manual se indica su posible cronología
moderna. Deducimos no obstante que, al igual que otros objetos hallados en el mismo contexto, ello
se debe a que éste era la vivienda en la que en el Siglo XIX se halló el mosaico de las musas, habiéndose interpretado que las piezas excavadas en el lugar, antes que al mosaico romano, estarían vinculadas al ajuar doméstico de la casa decimonónica.
69.6. Aro de hierro (inv. 11876).
Procedencia: Calle Suárez Somonte.
Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro de 17,6 cm. Está conformado por una lámina
plana de 3 cm. de anchura media que se dobla sobre sí en su posición horizontal, cerrándose en un
círculo regular.
Comentario: Véase el comentario de la entrada precedente.
69.7. Aro de hierro (inv. 17474).
Procedencia: Circo romano.
Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro máximo de 9 cm. Está conformado por una lámina
plana de 6 cm. de anchura por 1 cm. de grosor medio que se dobla sobre sí, cerrándose en un óvalo
de 8,3 cm. de diámetro mínimo.
Comentario: Posiblemente se trate de un elemento de ensamblaje, resultando bastante similar a aquellos empleados en los arados y que suelen conocerse con el nombre de vilorta en la tradición lingüística
castellana. Tal consideración podría verse avalada por el posible uso agrícola del recinto del Circo
romano de Mérida en un momento ulterior a su abandono. En todo caso y de ser así, la cronología
del ejemplar habría de llevarse a una fecha indeterminada entre avanzada la Antigüedad tardía y el
momento actual.
69.8. Aro de hierro (inv. 23553).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Fragmento de aro, dividido a su vez en tres fragmentos que unen entre sí. Mide un diámetro de 4,4 cm. Está conformado por una lámina plana de 4,5 cm. de anchura por 1,1 cm. de grosor
que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular. Presenta varias protuberancias.
Comentario: Aunque su forma no resulta tan expresiva como la de las piezas 69.2 y 69.7, podríamos
pensar en función del tamaño del aro que nos hallamos nuevamente ante una vilorta. El hallazgo de
utensilios agrícolas en la Casa del Mitreo no resulta extraña, contando más específicamente con un
ejemplo tan elocuente para nuestro caso como el de la reja de arado 30.2. En relación a la presencia
de instrumentos de tal índole en dicho contexto, véase el apartado correspondiente al mismo dentro
del capítulo sobre la procedencia de los ejemplares analizados.
70. Barras
70.1. Barra de hierro (inv. 9268).
Procedencia: Zona Sur: Auxilio social - Zanja.
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 74 cm. Presenta en su área central
una sección cuadrada de 1,9 cm. de anchura que va adelgazándose hacia ambos extremos por uno
de sus frentes hasta alcanzar los 1,6 y 1 cm. de grosor respectivamente. En el extremo que sufre un
mayor adelgazamiento, aumenta hasta los 2,5 cm. de anchura y, a 4,5 cm. de su terminación por el
mismo, la pieza adopta un ángulo oblicuo en su recorrido por uno de sus lados, adelgazándose después hasta casi terminar en punta. A 27 cm. de su terminación por el extremo opuesto, la pieza se
dobla frontalmente en un ligero ángulo oblicuo.
79
GARCÍA SANDOVAL, 1966, pág. 41.
138
Comentario: El ejemplar ingresa en el Museo junto a la placa 72.6. La ficha manual del catálogo sistemático del Museo los agrupa en una sola ficha, indicando que pertenecen a un sarcófago. No obstante, no da pistas sobre la identificación del mismo, y aunque no negamos tal afirmación, cuanto
menos nos inclinamos a pensar que cumplieron diferentes funciones en su interacción con el mismo,
si no incluso que fuesen reaprovechados para servir de refuerzo en el habitual destino que, en el cierre
de los sarcófagos, tales piezas solían ejercer.
71. Vástagos
71.1. Vástago de hierro (inv. 29494).
Procedencia: Desconocida (fondo antiguo).
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 16,4 cm. Presenta una sección informe
con una anchura media de 0,5 cm. que, a 2,5 cm. de su terminación por uno de sus extremos, va
disminuyendo hasta terminar en punta mientras que, a 1,7 cm. de su final por el extremo opuesto,
muestra adherida una lámina de 1,9 cm. de longitud por 1 cm. de anchura, dispuesta transversalmente
al vástago en cuestión.
71.2. Conjunto de vástagos de hierro (inv. 4828-4833).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplares incompletos, dividido el primero en dos fragmentos que unen entre sí. El primer ejemplar mide una longitud total de 49,5 cm., el segundo 39,1 cm., el tercero 46,6 cm., el cuarto
36,9 cm., el quinto 37,5 cm. y el sexto 35,7 cm. Presentan una sección cuadrada de 0,7 cm. de anchura media que, en el primer ejemplar, a unos 4 cm. de su terminación, comienza a reducir su grosor
por uno de sus extremos hasta constituir un filo, mientras que en las piezas restantes y a una misma
distancia, reduce su anchura y grosor hasta terminar en punta, por uno de sus extremos en los ejemplares segundo y quinto, y por ambos en el tercero, cuarto y sexto. La cuarta pieza está doblada,
adoptando un perfil sinuoso.
Comentario: En las fichas manuales del catálogo sistemático del Museo, todos los ejemplares del conjunto vienen identificados como pilum pero manteniendo ciertas reservas respecto a tal interpretación,
que viene anotada a lápiz y está seguida de un interrogante. Podemos en principio descartar de raíz
tal hipótesis, dado que algunas de las piezas muestran terminaciones por ambos extremos, y la primera
incluso presenta un filo antes que una punta, al tiempo que los ejemplares restantes parecen por su
forma general y dimensiones estar asociadas a las anteriores.
71.3. Vástago de hierro (inv. 4843).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 22,4 cm. Presenta en su parte media
una sección rectangular con 1 cm. de anchura por 0,9 cm de grosor, la cual tiende a convertirse en
una informe e ir reduciéndose hasta terminar en punta por uno de sus extremos, mientras que por el
opuesto y, tras transformarse en una lámina, se tuerce sobre sí, manteniendo ya una anchura estable
de 1 cm. hasta el momento de su fractura.
71.4. Vástago de hierro (inv. 6749).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 12,4 cm. Presenta una sección circular
que, partiendo de un diámetro máximo de 0,5 cm. en uno de sus extremos, va decreciendo hasta
concluir en punta en el opuesto.
71.5. Pareja de vástagos de hierro (inv. 6879-6880).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplares incompletos. El primer ejemplar mide una longitud total de 12,3 cm. y el segundo 11,4 cm. Ambos presentan una sección circular que, partiendo de un diámetro máximo de
0,5 cm. en uno de sus extremos, va decreciendo hasta concluir en el momento de su fractura en el
opuesto.
71.6. Vástagos de hierro (inv. 7639).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 12,5 cm. Presenta una sección rectan-
139
gular que se inicia con unos 1,2 cm. de anchura por 0,5 cm. de grosor para ir decreciendo paulatinamente hasta el momento de su fractura.
Comentario: Pese a la correlación de sus números de inventario, hemos desligado el presente ejemplar
del siguiente dada su clara disimilitud formal.
71.7. Vástago de hierro (inv. 7640).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 16 cm. Presenta una sección circular que,
partiendo en uno de sus extremos de 0,3 cm. de grosor, va aumentando paulatinamente hasta alcanzar los 0,5 cm. a unos 2 cm. del extremo opuesto, momento en el que pasa a decrecer para terminar
en punta. Superada la mitad de su recorrido, se va curvando paulatinamente para acabar por adoptar
un ángulo oblicuo.
Comentario: Véase el comentario de la entrada precedente.
71.8. Vástago de hierro (inv. 7643).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 13,5 cm. Presenta una sección circular
con un diámetro medio de 0,5 cm. que, desde aproximadamente la mitad y hacia uno de los extremos, va decreciendo paulatinamente para alcanzar los 0,3 cm.
Comentario: Pese a que el ejemplar no parece mostrar indicios de hallarse fracturado por ninguno
de sus extremos, la simpleza de su forma impide establecer una hipótesis funcional para la misma.
71.9. Pareja de vástagos de hierro (inv. 7645-7646).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplares incompletos. El primer ejemplar mide una longitud total de 10,5 cm., y el
segundo 11,6 cm. Ambos presentan una sección circular, algo tendente al cuadrado, que, partiendo
de una anchura máxima de 0,5 cm. en uno de sus extremos, va decreciendo en el primer ejemplar
hasta concluir en el momento de su fractura en el opuesto, y en el segundo hasta terminar en punta.
Comentario: No sólo la numeración de los ejemplares, sino también sus similares características formales, nos obligan a agruparlos en una pareja.
71.10. Vástago de hierro (inv. 7658).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 12,8 cm. Presenta una sección circular
con un diámetro medio de 0,2 cm.
Comentario: En este fino vástago no parece percibirse la presencia de una fractura clara por ninguno
de sus extremos, de lo que se deduce que podríamos hallarnos ante un ejemplar completo pero de
difícil adscripción funcional. Por su delgadez, quizá podríamos si es caso conjeturar con que nos hallemos ante un instrumento destinado a un propósito en el que se requiriera cierta precisión, como lo
era el oficio médico.
71.11. Vástago de hierro (inv. 5732).
Procedencia: Necrópolis oriental.
Descripción: Fragmento de vástago. Mide una longitud total de 6,5 cm. Presenta una sección rectangular que se inicia con unos 0,7 cm. de anchura por 0,5 cm de grosor para ir decreciendo paulatinamente hasta el momento de su fractura.
Comentario: En la ficha manual, aunque con reservas, se identifica el presente ejemplar con un posible
clavo. Su estado fragmentario, así como la carencia de un contexto específico de hallazgo, nos impiden
aseverarlo, y más teniendo en cuenta que, dada la ausencia de una cabeza, podría enclavarse en otro
tipo afín, como el de las escarpias o los cáncamos.
71.12. Vástago de hierro (inv. 5870).
Procedencia: Necrópolis oriental.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 10,5 cm. Presenta una sección circular,
aunque tendente al cuadrado, de 0,5 cm. de anchura media que, a 2,5 cm. de su terminación por
uno de sus extremos, sufre un ligero engrosamiento por espacio de 1 cm., para a continuación decrecer hasta terminar en punta. A 2,8 cm. de su terminación por el extremo opuesto, la pieza se dobla
140
en ángulo oblicuo, adelgazándose momentáneamente en el lugar donde se produce la inflexión, tras
lo cual y ya en su terminación presenta un corte en ángulo que le confiere a ésta un filo curvado.
Comentario: Pese a la correlación de sus números de inventario, hemos desligado el presente ejemplar
del siguiente dada su clara disimilitud formal. Debido a la presencia de un filo en un extremo y una
punta producida tras un leve engrosamiento en el opuesto, nos hemos vistos tentados de interpretar
la pieza como un estilete de escritura, pero su estado de conservación y, sobre todo, el aspecto incidental de su supuesta terminación espatulada, nos impiden aseverarlo con rotundidad.
71.13. Vástago de hierro (inv. 5871).
Procedencia: Necrópolis oriental.
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 18,3 cm. Presenta en su parte media una
sección rectangular con 0,6 cm. de anchura por 0,4 cm. de grosor, la cual tiende reducirse paulatinamente hasta terminar en punta por ambos extremos. La pieza está doblada por varios puntos, comenzando en una de sus puntas a 1 cm. de su inicio con un ángulo recto; transcurridos 2 cm., con
un segundo ángulo recto en el mismo sentido; 6 cm. después, en un ángulo oblicuo; a 3 cm., en un
ángulo recto en el sentido contrario; a otros 3 cm., nuevamente en ángulo recto, también en sentido
contrario al previo; después de curvarse por espacio de 5 cm., una vez más en un ángulo recto contrario al previo; y finalmente, tras prolongarse unos 7 cm., en un último ángulo recto, a 1 cm. de la
punta opuesta. El estado de conservación de la pieza es bueno, mostrando escasas concreciones.
Comentario: Resulta difícil, pese al buen estado de conservación de la pieza y la aparente intencionalidad de su complejo perfil, adscribirla a una funcionalidad concreta. En relación al descarte de
que forme una posible pareja con el ejemplar 71.12, véase el comentario de la entrada precedente.
71.14. Vástago de hierro (inv. 5992).
Procedencia: Necrópolis oriental.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 8,3 cm. Presenta una sección cuadrada
con una anchura media de 0,5 cm. que, tras doblarse en un ángulo superior a los 90º a un tercio de
su terminación por uno de sus extremos, va decreciendo hasta concluir en el momento de su fractura.
Comentario: El ángulo presente en la pieza no parece del todo incidental, pero tampoco puede aseverarse que nos hallemos ante un objeto específico, como una escarpia, dado que a la referida duda
habría que sumar la falta de verificación de la presencia de una punta en un extremo en el que ni siquiera se percibe una disminución en el grosor del sector del vástago que debería conducir a la misma.
71.15. Pareja de vástagos de hierro (inv. 23011 y 23013).
Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2.
Descripción: Ejemplares incompletos. El primero mide una longitud total de 18 cm. y el segundo 15
cm. Ambos presentan una sección informe, aunque tendente al rectángulo, que, en el primer caso,
mantiene una anchura media de 0,5 cm., y en el segundo una de 0,9 cm. por 0,5 cm. de grosor. Superada la mitad del recorrido del segundo ejemplar, éste se dobla en un ángulo oblicuo. En general,
el estado de conservación de las piezas es malo, mostrando numerosas pérdidas y concreciones.
Comentario: La presente pareja de vástagos fue hallada en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el área de los Columbarios en 1973. Ha sido desglosada del conjunto de clavos descrito en
la entrada 61.25 debido a que su sección, longitud y forma general no parecían conducir a su identificación dentro de dicho tipo.
71.16. Pareja de vástagos de hierro (inv. 23032-23033).
Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2.
Descripción: Ejemplares incompletos. El primero mide una longitud total de 40,7 cm. y el segundo
58,2 cm. Ambos presentan una sección informe aunque tendente al cuadrado que mantiene una anchura media de 1 cm. Superada la mitad del recorrido del primer ejemplar, éste se dobla en un ángulo
oblicuo. La segunda pieza, en uno de sus extremos, se transforma en una lámina de 0,7 cm. de anchura que se dobla sobre sí adoptando una forma semicircular de 1,9 cm. de diámetro. En general,
el estado de conservación de las piezas es malo, mostrando numerosas concreciones.
71.17. Vástago de hierro (inv. 6439).
Procedencia: Casa de Luís Díez.
141
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 8,3 cm. Presenta una sección cuadrada
que, partiendo de una anchura máxima de 0,5 cm. en uno de sus extremos, va decreciendo hasta
concluir en el momento de su fractura en el opuesto.
Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194780.
71.18. Vástago de hierro (inv. 6655).
Procedencia: Campo de deportes.
Descripción: Fragmento de vástago. Mide una longitud total de 4,3 cm. Presenta una sección rectangular de unos 0,5 cm. de anchura por 0,4 cm. de grosor que, a 1,5 cm. de uno de sus extremos, decrece para terminar en punta.
Comentario: La ausencia de una cabeza nos impide adscribir la presente pieza a un tipo como el del
clavo, la escarpia o el cáncamo.
71.19. Vástago de hierro (inv. 7014).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 15 cm. Presenta una sección circular
que, partiendo de un diámetro máximo de 1,2 cm., va decreciendo hasta concluir en punta por uno
de sus extremos. En el extremo opuesto, la pieza se prolonga por espacio de 1,8 cm. mediante un
fino vástago de sección circular y 0,3 cm. de diámetro que se dobla en ángulo oblicuo respecto al eje
de la pieza.
Comentario: No podemos determinar la funcionalidad exacta del objeto, si bien la presencia de una
punta en un extremo podría conducir a asociarla a un clavo, una escarpia o un cáncamo.
71.20. Vástago de hierro (inv. 7016).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos que unen entre sí. El fragmento
principal mide una longitud total de 15,5 cm. Presenta una sección informe que muestra diferente
anchura según el punto de la pieza, oscilando entre 1 cm. de anchura máxima y 0,5 cm. de anchura
mínima. En uno de sus extremos muestra cierto engrosamiento de tendencia esférica y con 1,7 cm.
de diámetro máximo.
Comentario: Sin poder verificarse tal identificación, es posible que nos hallemos ante un tipo especial
de clavo de hierro. Ello lo conjeturamos en función de la posible presencia de una cabeza en uno de
los extremos y la percepción de cierta tendencia al adelgazamiento hacia el extremo opuesto.
71.21. Vástago de hierro (inv. 10231).
Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1965. Sector Sudoeste, habitación 2.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en numerosos fragmentos, algunos de los cuales unen
entre sí. Dichos fragmentos presentan diferentes secciones y grosores, pero mantienen invariablemente
un desarrollo longitudinal. El fragmento mayor mide un total de 30 cm. de longitud, mostrando una
sección irregular y un grosor medio de 0,7 cm., exceptuando un área con múltiples concreciones.
Otro destacado fragmento mide 8 cm. de longitud, mostrando una sección circular con un grosor
medio de 1,5 cm. de diámetro.
Comentario: En la ficha manual, el ejemplar estaba identificado como un fragmento indeterminado,
pero destacaba la presencia en la fotografía que se adjuntaba del mismo de una terminación espatulada que le otorgaría un aspecto algo más definido que el que muestra en la actualidad. Y es que, de
la observación de los restos preservados, únicamente se advierte la presencia de múltiples fragmentos
informes de distinto grosor mezclados con láminas desprendidas de los mismos como consecuencia
de la corrosión de la pieza. Juzgando la imagen antigua ya citada, la pieza podría interpretarse quizá
como una badila o paleta para remover y recoger las cenizas de una lumbre. Sin embargo y dado
que no podemos verificar su forma exacta a partir de los restos persistentes, hemos optado por identificar el ejemplar a partir de los vástagos que lo integran con seguridad y mantener su atribución funcional en reserva.
80
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, pág. 42.
142
71.22. Vástago de hierro (inv. 10237).
Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1965. Habitación 2. Sector Sudoeste.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre
sí. El fragmento principal mide una longitud total de 12,6 cm. Presenta sección informe y 0,5 cm. de
grosor medio que, en el tercio final de uno de sus extremos, se dobla levemente adoptando una forma
curvada, mientras que en el cuarto final del extremo opuesto se dobla en ángulo recto, al tiempo que
se ensancha en el momento de la inflexión hasta alcanzar 1 cm. de anchura.
Comentario: La pieza estaba catalogada en la ficha manual del catálogo sistemático como un clavo,
aunque declarándose que carecía de cabeza y fundamentando tal suposición en la presencia de una
punta en uno de sus extremos. Nosotros no hemos encontrado elementos suficientes para mantener
tal identificación. Sin embargo, sí hemos de advertir que los dos números de inventario que le preceden y que tienen un mismo contexto consisten en los clavos agrupados en nuestra entrada 61.37.
71.23. Vástago de hierro (inv. 23734).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 7,3 cm. Presenta una sección cuadrada
con una anchura media de 0,5 cm. que, tras doblarse en un ángulo superior a los 45º a un cuarto de
su terminación por uno de sus extremos, va decreciendo hasta concluir en el momento de su fractura.
Comentario: Respecto a la identificación del ejemplar con una escarpia, tal y como se propone en la
ficha manual del catálogo sistemático del Museo, véase el comentario al ejemplar 71.14 de nuestro
catálogo.
71.24. Vástago de hierro (inv. 23736).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 23,5 cm. Presenta una sección cuadrada
con una anchura máxima de 0,7 cm. en su parte intermedia la cual, hacia uno de los extremos, va
haciendo disminuir su grosor hasta rematar en un frente afilado, mientras que en el opuesto va adelgazándose paulatinamente hasta terminar en punta. En su cuarto final por el primero de los extremos
descritos, la pieza se dobla en un ángulo próximo al recto por espacio de 3 cm., transcurridos los
cuales vuelve a doblarse en un ángulo similar para recuperar la dirección inicial del vástago. En el extremo opuesto, también en su cuarto final, la pieza se dobla en un ángulo oblicuo en dirección contraria al sentido del ángulo del otro extremo y ya, a 1,8 cm. de su terminación, se dobla nuevamente,
esta vez en ángulo recto y en el dirección contraria al ángulo oblicuo.
Comentario: Por la forma en la que la pieza se dobla en el primero de los extremos descritos, ésta
nos recuerda a las patas de los trípodes destritos dentro del tipo 9 de nuestro catálogo. Sin embargo,
el adelgazamiento extremo de una de sus terminaciones parece oponerse en principio a ello.
71.25. Vástago de hierro (inv. 24504).
Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1976. Sector A-4.
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 11,1 cm. Presenta una sección circular
con un diámetro medio de 0,2 cm.
71.26. Vástago de hierro (inv. 25664).
Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 7-A.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 13,6 cm. Presenta una sección rectangular de 1 cm. de anchura por 0,9 cm. de grosor.
71.27. Vástago de hierro (inv. 27051).
Procedencia: Calle General Aranda (actual Reyes Huertas): Termas - Campaña 1981. Cata 1, Nivel 2.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 9,4 cm. Presenta una sección cuadrada
que, partiendo de una anchura de 0,6 cm., va decreciendo paulatinamente hasta terminar en el momento de su fractura en el extremo opuesto.
Comentario: El presente ejemplar venía identificado en la ficha manual de catálogo sistemático como
un clavo. Nosotros carecemos de argumentos para verificarlo o desmentirlo. En todo caso y debido
a la ausencia de una cabeza, podría corresponderse igualmente con cualquier otro tipo de elemento
de ensamblaje, si no incluso con un instrumento del tipo de los estiletes de escritura.
143
71.28. Vástago de hierro (inv. 34158).
Procedencia: Alcazaba - Campaña 1986. Cata B-1, Capa 20.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 9,2 cm. Presenta una sección cuadrada
que, partiendo de una anchura de 0,5 cm., se va ensanchando por espacio de 3 cm. hasta alcanzar
los 0,7 cm., momento en el que comienza ya a disminuir hasta terminar en punta. El extremo opuesto
a esta última se dobla en ángulo recto.
Comentario: Como en otros casos, la pieza estaba identificada en la ficha manual del catálogo sistemático como un clavo. No obstante, ante al ausencia de una cabeza, no sólo se hace imposible de
verificar dicha propuesta, sino que además, el estrechamiento producido en el tercio inicial del ejemplar, lo hace incluso improbable. Más bien y en función de esto último podríamos pensar en un instrumento del estilo de la lezna.
71.29. Vástago de hierro (inv. 11967).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1968. Ábside Este. Superficie.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 12,3 cm. Presenta una sección cuadrada
de 0,2 cm. de anchura, doblándose en su tercio final por uno de sus extremos para adoptar una forma
levemente curvada y haciendo adelgazar su grosor en el opuesto para transformarse en una lámina.
Esta última, con una longitud de 0,8 cm. va aumentando desde la anchura inicial del vástago hasta
alcanzar los 0,4 cm. y concluir en una terminación redondeada, centrada por un orificio circular de
0,1 cm. de diámetro.
Comentario: Sin dársele interpretación, la presente pieza se encuentra publicada en las memorias de
excavación de Casa Herrera elaboradas por Ulbert y Caballero81. No obstante y según la ficha manual
del catálogo sistemático del Museo, el ejemplar recuerda a una varilla de paraguas, catalogándose
como un objeto de época contemporánea. En efecto, su factura parece muy fina para corresponderse
a una forja antigua, y la existencia de excavaciones en el lugar previas a aquella en la que se localizó
la pieza, unida al hallazgo de ésta en superficie, parece conducirnos a ratificar la interpretación dada
a la pieza.
72. Placas
72.1. Placa de hierro (inv. 4820).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 36 cm. Presenta una forma rectangular
de 9,7 cm. de anchura, doblada en ángulo oblicuo en uno de sus extremos. En su eje longitudinal y
dispuestos a la mitad de la pieza, así como a unos 6 cm. del extremo doblado, se abren sendos orificios
de forma cuadrada y 1,5 cm. de anchura.
Comentario: En función del formato general de la pieza, así como más específicamente por la presencia de los orificios descritos, podríamos conjeturar que nos hallamos ante alguna clase de refuerzo
como los aplicados a las hojas de madera de las puertas.
72.2. Placa de hierro (inv. 4824).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Fragmento de placa. Mide una longitud máxima de 15 cm. Presenta una primera parte,
con un perfil próximo a un cuadrado regular y 1,5 cm. de grosor medio, que se prolonga por uno de
sus laterales, aproximando sus lados contiguos mediante sendas inflexiones, una más regular y la otra
más irregular, hasta que en el punto de su fractura alcanzan una anchura de 4,5 cm., así como un
perfil algo dentado. La pieza muestra numerosas concreciones y burbujas.
Comentario: La irregularidad de la pieza por el frente hacia el que se proyecta parece se producto de
un fenómeno de deterioro incidental. Ratificando este hecho, las concreciones visibles en su superficie
forman unas burbujas que deben esconder el sometimiento de la pieza a altas temperaturas, quizá
por su contacto directo con el fuego.
72.3. Placa de hierro (inv. 4836).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
81
ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 108, fig. 17.
144
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de unos 20,5 cm. Presenta una forma de
triángulo isósceles que va disminuyendo de anchura paulatinamente desde los 3 cm. de uno de sus
extremos hasta terminar en punta en el extremo opuesto. La placa mantiene un grosor medio de 0,7
cm. que, a 3 cm. de su terminación, va adelgazando paulatinamente para terminar en un filo.
Comentario: Hemos situado el presente ejemplar entre las placas debido a que no somos capaces de
distinguir en si consiste en un instrumento del estilo del escoplo, o si antes bien y al igual que la pieza
descrita en la siguiente entrada, podría tratarse de algún tipo de grapa en la que, ante la ausencia de
un extremo doblado en ángulo recto, nos falte un elemento definitorio que nos permita aseverar su
adscripción a dicho tipo.
72.4. Placa de hierro (inv. 4848).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de unos 11,4 cm. Presenta una forma de triángulo isósceles que va disminuyendo de anchura paulatinamente desde los 3 cm. de uno de sus extremos
hasta terminar en punta en el extremo opuesto. La placa mantiene un grosor medio de 0,5 cm.
Comentario: Véase el comentario de la entrada precedente.
72.5 Placa de hierro (inv. 4900).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de unos 67 cm. Presenta una forma trapezoidal que va disminuyendo de anchura paulatinamente desde los 5,5 cm. de uno de sus extremos
hasta alcanzar los 3,5 cm. en el extremo opuesto. La placa mantiene un grosor medio de 1,9 cm.
Comentario: Es posible que, igual que sucede con los ejemplares descritos en las entradas 72.3 y
72.4 nos hallemos ante algún tipo de grapa. Sin embargo, la ausencia de un extremo doblado en
ángulo recto, despoja a la pieza de un elemento definitorio para sostener tal interpretación con una
seguridad plena.
72.6. Placa de hierro (inv. 9269).
Procedencia: Zona Sur: Auxilio social - Zanja.
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 55 cm. Presenta en su área central
una sección rectangular, con los cantos algo achaflanados y 3,2 cm. de anchura por 2,2 cm. de grosor,
que va haciendo adelgazar esta última dimensión hacia ambos extremos para constituir a su término
sendos filos.
Comentario: La pieza ingresa en el Museo junto a la barra 70.1. La ficha manual del catálogo sistemático del Museo las agrupa en una sola ficha, indicando que pertenecen a un sarcófago. Sobre la
problemática asociada a su agrupación e interpretación, véase el comentario a esta última entrada.
72.7. Placa de hierro (inv. 32512).
Procedencia: Casa del Anfiteatro.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 15,4 cm. Presenta una anchura regular de 3,5 cm. y un grosor máximo de 2 cm., hallándose partida por ambos extremos en el momento
de realizar sendas inflexiones en su recorrido hacia un mismo lado en el sentido de la anchura de la
placa. Muestra múltiples concreciones.
73. Láminas
73.1. Lámina de hierro (inv. 4825).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 40,9 cm. Presenta un perfil irregular
algo sinuoso que mantiene una anchura media de entre 2,5 y 3 cm. salvo en sus dos extremos, donde
se adelgaza aproximadamente en su cuarto final para alcanzar en ambos casos los 1,8 cm. En uno de
dichos extremos y a 2,3 cm. de su terminación, presenta un orificio de forma aproximadamente semicircular, efectuado sobre uno de los bordes de la lámina.
Comentario: El ejemplar está identificado con reservas en la ficha manual del catálogo sistemático
del Museo con la hoja de una espada. La pieza está muy deteriorada y no conserva un filo por ninguna
de sus caras. No obstante y aunque no podemos incluirlo en dicho tipo debido a su indefinición, las
proporciones y el aspecto general de la pieza no descartan para ella la interpretación sugerida.
145
73.2. Lámina de hierro (inv. 7636).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Fragmento de lámina, dividida en seis fragmentos que unen entre sí. Mide un diámetro
máximo de unos 7 cm. En la unión de los seis fragmentos, la porción conservada de la pieza presenta
un perfil circular, fracturado en su base y con su superficie levemente cóncava. En su borde se aprecian
hasta dos incisiones de perfil dentado.
Comentario: La pieza podría quizá identificarse, dado su formato y dimensiones, con parte de un espejo. A tal efecto, debemos recordar que contamos con paralelos para las incisiones dentadas en el
borde, posiblemente destinadas a su mejor adhesión a un marco elaborado en otra materia.
73.3. Lámina de hierro (inv. 6657).
Procedencia: Campo de deportes.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 4,2 cm. Presenta una forma rectangular
de 3,7 cm. de anchura. Está fracturado en uno de sus extremos, mientras que en el opuesto presenta,
próximos a sus ángulos, sendos orificios rectangulares, el superior de 0,2 cm. de altura por 0,4 cm.
de longitud y el segundo de idéntica altura pero prolongado hacia el borde de la pieza hasta alcanzar
los 0,7 cm. de longitud mediante un desarrollo irregular.
Comentario: El estado fragmentario de la pieza nos impide aseverarlo, pero podríamos hallarnos ante
un aplique del tipo del escudete de una cerradura.
73.4. Lámina de hierro (inv. 7024).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Fragmento de lámina. Mide una longitud máxima de 6,3 cm. Presenta un perfil irregular,
aunque tendente a cierto adelgazamiento, desde un extremo en el que alcanza los 2,6 cm. de altura
hasta el opuesto, en el que alcanza los 1,8 cm.
Comentario: El extremo estado fragmentario de la pieza impide conjeturar nada acerca de su naturaleza.
73.5. Lámina de hierro (inv. 10184).
Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1965. Habitación del mosaico del Otoño. Nivel inferior.
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 10 cm. Partiendo en un extremo de
una anchura de 2,2 cm., va adelgazándose paulatinamente hasta alcanzar en el extremo opuesto los
0,7 cm. de anchura. La lámina se encuentra doblada en un ángulo próximo al recto hacia la mitad
de su recorrido, al tiempo que en su mitad de mayor anchura se tuerce sobre su eje en un ángulo
oblicuo. A 3 cm. de su terminación en esta última mitad se dobla en ángulo oblicuo en el mismo sentido que el ángulo recto precedente, desviándose algo más respecto al eje de la pieza. En el extremo
opuesto, a 1 cm. de su terminación, se dobla también en ángulo oblicuo, aunque esta vez en el sentido
contrario al resto de los ángulos. En el punto en el que la pieza se dobla por última vez en el primero
de sus extremos, muestra desplazado respecto a su eje un orificio circular de 0,5 cm. de diámetro.
Comentario: La presente pieza quizá se corresponda con una publicada por García Sandoval en el
mismo contexto82. La ficha manual de catálogo sistemático del Museo la identifica como una grapa.
Por la forma que manifiesta, sin embargo, parece no corresponderse con dicho tipo. Por lo demás, el
orificio presente en ella debió de estar destinado a fijarla con un clavo sobre una superficie determinada.
73.6. Lámina de hierro (inv. 10233).
Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1965. Habitación 2. Sector Sudoeste.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre
sí. El fragmento principal mide una longitud máxima de unos 14 cm. En uno de sus extremos presenta
una anchura máxima de 2 cm., en un punto saturado de concreciones, y a los 2,7 cm. éstas se fracturan y se descubre el núcleo, el cual, partiendo de una anchura de 1,2 cm., va disminuyendo paulatinamente hasta alcanzar en el extremo opuesto los 0,7 cm., fracturándose ya en diagonal desde
este momento para terminar en punta a los 1,7 cm. El ejemplar se dobla en ángulo recto a la mitad
de su recorrido, y en la porción inicial, a consecuencia de una fractura también en diagonal, se des82
GARCÍA SANDOVAL, 1966, pág. 42.
146
plaza en ángulo oblicuo respecto a la superficie plana de la lámina. Así mismo, a los 7,5 cm. de su
inicio, la pieza está perforada en su centro por un orificio de forma cuadrada y 0,3 cm. de anchura.
Comentario: La pieza muestra cierta similitud con el ejemplar precedente, pudiendo tener un idéntico
sentido. A tal efecto, consúltese el comentario de la entrada anterior.
73.7. Lámina de hierro (inv. 14243).
Procedencia: Columbarios (procedencia dudosa).
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 6 cm. Partiendo en uno de sus extremos de una anchura de 1,1 cm., va adelgazándose paulatinamente hasta alcanzar en el extremo opuesto
los 0,6 cm. de anchura. A los 5,5 cm. de su inicio en el primero de los extremos descritos, la pieza se
dobla en ángulo recto, así como a los 3,7 cm., nuevamente en idéntico ángulo y con idéntico sentido,
de modo que la pieza adopta una forma de U. A 1 cm. de su terminación por el extremo opuesto, la
pieza se dobla una vez más, pero esta vez en ángulo oblicuo y desplazándose igualmente en ángulo
oblicuo respecto al eje de la lámina. El ejemplar se encuentra fracturado por ambos extremos.
Comentario: Según indica la ficha manual del catálogo sistemático, la procedencia de la pieza resulta
dudosa.
73.8. Lámina de hierro (inv. 35992).
Procedencia: Alcazaba - Campaña 1987. Cata 2, Capa 4.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre
sí. El fragmento principal mide una longitud total de 9,3 cm. Presenta una anchura media de 0,7 cm.,
mientras que su grosor va disminuyendo desde los 0,5 cm. de uno de sus extremos hasta constituir
un filo en el opuesto, tras doblarse en ángulo recto y prolongarse por espacio de 1,8 cm.
Comentario: La presente pieza, cuya función no podemos determinar, pudo estar relacionada con la
descrita en la siguiente entrada, formalmente afín en algunos aspectos y hallada en un mismo contexto.
73.9. Lámina de hierro (inv. 35998).
Procedencia: Alcazaba - Campaña 1987. Cata 2, Capa 4.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre
sí. El fragmento principal, a resultas de la unión de dos de los fragmentos, mide una longitud total de
10,3 cm. Presenta una anchura media de 1 cm. Otro fragmento parte de un punto no determinado
de la lámina para doblarse en ángulo recto.
Comentario: La ficha manual del catálogo sistemático del Museo indica con una interrogación si pudiera tratarse de un hierro de hornillo. No entendemos los motivos para esgrimir tal hipótesis, dado
su reducido tamaño y grosor, pero en todo caso resulta algo similar al ejemplar 73.8, con el que
pudo haber estado relacionado, dada su pertenencia a un mismo contexto.
74. Recipientes
74.1. Recipiente de hierro (inv. 7052).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Fragmento de recipiente, correspondiente a parte de la base y el cuerpo del mismo. Mide
una altura total de 10 cm. El fragmento conservado muestra un perfil carenado que se inicia hacia la
base del recipiente con un frente dispuesto en ángulo oblicuo, el cual, tras inflexionar levemente hacia
el interior del vaso, continúa ya hacia la boca del mismo mediante una pared vertical, alcanzando en
la misma los 10,5 cm. de altura. El ejemplar presenta numerosas concreciones.
Comentario: En función de la porción conservada, podría reconstruirse un recipiente original en el
que se distinguiría una base troncocónica de un desarrollo cilíndrico, posiblemente prolongado sin
solución de continuidad hasta la misma boca. Por su contexto de hallazgo y como en otros casos,
podría conjeturarse la asociación del ejemplar al utillaje de una fábrica de vidrio al parecer localizada
en el lugar en el que se descubrió. Por lo demás, algunas de las concreciones presentes en la pieza
parecen producto del contacto de ésta con el fuego, resultando muy similares a las de otras excavadas
en la cercana Casa del Mitreo.
74.2. Recipiente de hierro (inv. 7053).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
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Descripción: Fragmento de recipiente, consistente en parte de la pared del mismo y dividido a su vez
en tres fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud máxima de 17 cm. El fragmento conservado
está conformado por dos espesas láminas superpuestas cuyo grosor oscila entre los 1,5 y 2,5 cm., las
cuales, unidas, alcanzan en algunos puntos de la pieza hasta 3,5 cm. de grosor. En su recorrido, tanto
interno como externo, las referidas láminas adoptan una leve curvatura
Comentario: Álvarez Sáenz de Buruaga, en la ficha manual, identifica la pieza como un vaso. Aunque
el grosor de las paredes resulta excesivo, quizá sí pudiese tratarse, dado su contexto de hallazgo, de
los restos de un crisol para la fundición del vidrio.
74.3. Recipiente de hierro (inv. 23738).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una altura máxima de 4,7 cm. Está conformado por una lámina doblada de tal modo que, partiendo de una base en forma de media esfera, se va transformando
hasta concluir en una boca en forma de cuadrado regular de 6,5 cm. de anchura. El ejemplar presenta
numerosas concreciones.
Comentario: Algunas de las concreciones perceptibles en la pieza, como las de otros ejemplares procedentes del mismo contexto, parecen producto del contacto de ésta con el fuego.
75. Otros indeterminados
75.1. Objeto indeterminado de hierro (inv. 36286).
Procedencia: Desconocida.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por una anilla y una pieza enlazadas entre sí. Extendido
mide una longitud total de 7,5 cm. La anilla está conformada por un vástago de sección circular y 0,5
cm. de diámetro que se dobla sobre sí adoptando una forma ovalada 5,7 cm. de longitud por 4 cm.
de anchura. La pieza enlazada a la anilla está conformada por un vástago de sección circular y 0,3
cm. de diámetro que se dobla sobre sí en forma de U, presentando el círculo en el que se dobla 1,6
cm. de diámetro y extendiéndose sus tramos rectos por espacio de 1,8 cm. Al término de dichos tramos, la pieza se cierra mediante dos tramos más, dispuestos en ángulo recto respecto a los anteriores,
bajo la forma de sendos semicírculos de 0,7 cm. de diámetro enfrentados el uno al otro, aunque sin
llegar a unir sus extremos. El estado de conservación de la pieza es bueno.
Comentario: No es posible asociar el objeto a tipos como el de las cadenas o las bisagras. Antes bien,
parece que la segunda de las piezas descritas debió de pender de la primera, mostrando sujeto por
sus terminaciones semicirculares algún elemento que pudo ser el que nos otorgara la clave para su
interpretación.
75.2. Objeto indeterminado de hierro (inv. 2135).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 25 cm. Está conformado por una placa
trapezoidal doblada en un ángulo recto por el extremo correspondiente al menor de sus lados menores para prolongarse por espacio de 6,5 cm. hasta su conclusión. Ésta va disminuyendo de anchura
paulatinamente desde los 5,2 cm. del extremo correspondiente al mayor de los lados menores hasta
alcanzar los 3,5 cm. ya a su término tras su inflexión en ángulo recto. La placa va aumentando paralelamente de grosor desde el filo que adopta en el mayor de sus lados menores hasta alcanzar 1
cm. en el extremo opuesto. En su eje y a 2 y 12,5 cm. de su inicio respectivamente desde el extremo
correspondiente al mayor de los lados menores, la placa se encuentra atravesada por sendos clavos
compuestos de cabeza, espiga y punta, presentando esta última orientada hacia el lado opuesto a la
inflexión en ángulo recto de la placa. Los dos muestran una cabeza de tendencia cuadrada, levemente convexa, y con una anchura media de 1,8 cm., así como una espiga de sección cuadrada
que, partiendo de una anchura máxima de 1 cm., va disminuyendo hasta terminar en la punta. La
espiga se dobla en ángulo oblicuo superada la mitad de su recorrido en el primero de los clavos.
Comentario: El ejemplar recuerda a una de las tipologías de grapas catalogadas en su respectivo apartado, pero con la singularidad de estar asociado a dos clavos. Ello no impide que podamos encontrarnos ante una grapa, pero la presencia de los clavos nos advierte, cuanto menos, de su combinación
con una función distinta, como pudo ser la de servir como elemento de ensamblaje con una estructura
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de madera del estilo de una viga. En otro caso, podríamos encontrarnos ante un refuerzo mobiliario
del tipo de los ostentados por puertas y arcones, tal y como sugiere la ficha manual del catálogo sistemático del Museo.
75.3. Objeto indeterminado de hierro (inv. 2136).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de un cáncamo y una anilla enlazados entre sí. Extendido mide una longitud total de 11,5 cm. El cáncamo está conformado por un vástago de sección informe y 0,5 cm. de grosor medio que se dobla sobre sí, dando lugar a un círculo irregular de 3,6 cm.
de diámetro abierto en el punto de unión de sus dos extremos mediante sendas prolongaciones dispuestas en sentido oblicuo hasta el momento de su fractura. La anilla está conformada por un vástago
de sección circular y 0,7 cm. de diámetro que se dobla sobre sí en un círculo regular de 5 cm. de diámetro. A la anilla se adhiere un grueso vástago de sección informe que mide 2 cm. de grosor máximo
por 4,5 cm. de longitud.
Comentario: La presencia de una gran anilla en el ejemplar, así como su insegura terminación, impiden catalogarlo como una bisagra, tal y como hemos hecho ante otros casos semejantes. Más bien
podría tratarse de un asa asociada a algún tipo de mueble.
75.4. Objeto indeterminado de hierro (inv. 2169).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 10,5 cm. Está conformado por un
grueso vástago de sección circular, de unos 2 cm. de diámetro medio, que en uno de sus extremos
es ensancha adoptando la forma de una anilla y en el opuesto se curva levemente. Ambos extremos
están atravesados por un segundo vástago, también de sección circular y con 1,5 cm. de diámetro, el
cual, partiendo de la anilla del primer vástago, adopta una forma de arco rebajado para prolongarse
hasta 1,5 cm. más allá del otro extremo del mismo, una vez es acogido por la terminación curva de
éste. El ejemplar muestra numerosas concreciones.
Comentario: La pieza presenta múltiples concreciones, producto sin duda de su contacto directo con
el fuego, que impiden determinar con exactitud su morfología y primitivo funcionamiento. La ficha
manual del catálogo sistemático del Museo la interpretaba como un tirador, y es a lo que recuerda su
forma actual. Pero sin embargo, el ejemplar se halla fracturado, y no resulta fácilmente comprensible
la relación entre las dos piezas asociadas, ni verificable su grosor inicial. Otras posibles interpretaciones
lo podrían aproximar más a una gruesa anilla a la que atravesara una aguja que hiciera las veces de
pasador. Dado el razonable margen de dudas al que nos conduce la pieza, hemos preferido, en fin,
incluirla en el nutrido apartado de objetos indeterminados.
75.5. Objeto indeterminado de hierro (inv. 2173).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 7 cm. Está conformado por una placa
rectangular de 0,4 cm. de grosor, algo achatada en su centro, de modo que en el mismo presenta 1,2
cm. de anchura y en sus extremos hasta 1,7 cm. De estos últimos surgen sendos vástagos de sección
rectangular, que se doblan sobre sí para cerrarse en semicírculo hacia el centro de la placa. Uno de
los dos vástagos es ligeramente superior en longitud al otro, y mientras que éste mantiene durante
casi todo su recorrido un grosor regular de 0,3 cm., el opuesto parte con 0,5 cm. y va disminuyendo
de grosor paulatinamente hasta doblarse en ángulo recto, ya a 0,4 cm. de su terminación.
Comentario: La ficha manual interpreta el objeto con reservas como una hebilla o incluso como un
encendedor. Nosotros, valorando su forma, tendemos a pensar en que consiste en alguna clase de
pasador, pero sin poder definir bien su función o naturaleza exacta.
75.6. Objeto indeterminado de hierro (inv. 4841).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 22,5 cm. Está conformado por una lámina de 1,8 cm. de anchura media que se dobla sobre sí para conformar sendos frentes curvados de
perfil algo irregular, aunque tendentes a un semicírculo algo rebajado, y con los extremos vueltos también en curva pero en el sentido opuesto. Ambas formas se unen por uno de estos extremos adoptando
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una forma en V y prolongándose en sentido frontal por medio de una lámina de 5,5 cm. de longitud
que, partiendo de una anchura de 1,5 cm. va disminuyendo de grosor hasta alcanzar 1 cm. en el momento de su fractura. Igualmente, la extremidad externa del frente curvado izquierdo se cierra con
una nueva placa que avanza frontalmente, igual que la intermedia pero adoptando la forma de un
triángulo rectángulo que se prolonga por espacio de 5,5 cm. de longitud hasta terminar en punta.
Comentario: Objeto de difícil interpretación, resulta demasiado delgado para tratarse de un utensilio
agrícola. Antes bien deberíamos pensar quizá en alguna clase de trípode del que nos faltaría en la terminación de uno de sus frentes curvados un tercer apéndice.
75.7. Objeto indeterminado de hierro (inv. 4891).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide un diámetro de 5,5 cm. Está conformado por un vástago de
sección irregular, aunque tendente al círculo, y con 0,5 cm. de diámetro que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular pero sin llegar a unir sus extremos a falta de una escasa porción. Presenta tres protuberancias de perfil semicircular dispuestas en puntos más o menos equidistantes en
poco más de la mitad del recorrido del círculo y orientadas hacia uno de los lados del mismo.
Comentario: Las señaladas protuberancias no son incidentales, pareciendo constituir una suerte de
patas mediante las que presumiblemente la pieza se sustentaría, como si de un pequeño trípode se
tratase.
75.8. Objeto indeterminado de hierro (inv. 4904).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 67 cm. Está conformado por un vástago
de sección circular que, partiendo en su inicio de un diámetro de 2,5 cm., va disminuyendo paulatinamente por espacio de unos 52 cm. hasta terminar en punta. En el extremo opuesto, el vástago se
divide a su vez en tres vástagos, con una longitud de 23, 13,5 y 12,5 cm. respectivamente, que, partiendo de una anchura de 2 cm., van disminuyendo hasta terminar en punta. Los dos primeros, con
una sección romboidal y 1,5 cm. de grosor inicial, comienzan doblándose en un cuarto de círculo a
partir del vástago inicial para orientarse en ángulo recto respecto al mismo, inflexionándose el más
largo de ellos a unos 10 cm. de su término para adoptar la forma de una voluta en forma de arco peraltado ultrasemicircular de 4 cm. de altura, con su eje algo desplazado hacia la punta del vástago en
cuestión. El tercer vástago presenta una sección aplanada de 1 cm. de grosor inicial y se prolonga en
la misma dirección que el vástago principal, procediendo a deformar su perfil y doblarse levemente
en un semicírculo rebajado a 5 cm. de su terminación.
Comentario: Si bien la presencia de tres patas vincula la catalogación genérica del presente ejemplar
con los trípodes, en base a su comparación con paralelos en bronce podría definirse en principio y
más concretamente como un soporte para quemaperfumes o lámparas. En todo caso y pese a que la
forma de una de las patas estaría muy bien definida como tal, la de las otras dos se iría mostrando
cada vez menos clara, pues aunque podría pensarse que su estado es fragmentario, no parecen percibirse indicios del punto de su fractura o de su desarrollo. Ello se hace especialmente manifiesto en
la tercera de las supuestas patas, que parece concluir de un modo idéntico a la que en teoría está
completa. De ahí deriva que prefiramos incluir el objeto entre los indeterminados, sugiriendo su identificación con alguna suerte de aplique mobiliario, si no ante un elemento que, en función de la terminación en punta del vástago principal y el desarrollo recto de una de sus derivaciones, pudiese ir
incrustado en alguna estructura a través de ambos extremos.
75.9. Objeto indeterminado de hierro (inv. 6748).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 11,8 cm. Está conformado por una lámina de 0,5 cm. de anchura media que se ensancha por ambos extremos: en uno de ellos por espacio
de unos 3 cm. hasta alcanzar los 0,8 cm. de anchura en el momento de su fractura, aumentando
igualmente su grosor; y en el opuesto mediante una forma triangular con los laterales cóncavos y la
base afilada y levemente convexa. La lámina se dobla levemente hacia la mitad de su recorrido.
Comentario: Uno de los extremos de la lámina parece hallarse espatulada para atender a algún fin
específico difícil de determinar pero quizá asociado al ámbito de la cosmética o la medicina.
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75.10. Objeto indeterminado de hierro (inv. 6783).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 7 cm. Está conformado por un vástago
de sección cuadrada y 0,5 cm. de anchura que, superada la mitad de su recorrido, se transforma en
una lámina doblada sobre sí para adoptar una forma troncocónica. Dicha forma parte del mismo
ancho del vástago, aumentándolo hasta alcanzar 1 cm. de diámetro en su extremo final. Así mismo,
el cono está hueco en su interior, mostrando por una misma cara una perforación en su inicio y otra
en su final, esta última cortada a bisel de modo que parece constituir una suerte de filo. El estado de
conservación de la pieza es bueno, hallándose restaurada.
Comentario: Nos hallamos sin lugar a dudas ante un instrumento destinado a una labor específica, si
bien no podemos determinar exactamente cual. El extremo en el que el vástago culmina de forma
regular, bien podría haberse prolongado engastándose en un mango de madera, o al menos no lo
imposibilita su forma. Por el contrario, el filo constituido en el extremo opuesto podría haber estado
destinado a realizar incisiones o trazas. A tal efecto, la pieza nos recuerda por una parte a las gubias
utilizadas en la talla sobre madera, oponiéndose sólo a tal interpretación el anómalo cierre de la supuesta hoja en la conformación de la descrita forma cónica; y por otra, también nos recuerda a las
piezas inv. 10122 y 10123 del Museo, interpretadas como posibles cálamos de plata, aunque en tal
caso quizá hubiera contado con una punta más definida en el extremo del cono. Otro ejemplar de
hierro susceptible de suscribirse a esta última teoría es el 75.17 de nuestro catálogo, también incluido
entre los indeterminados pero igualmente afín a las referidas piezas de plata, así como a la presente.
Una última posible interpretación, aunque quizá menos probable, es que la terminación cónica estuviese destinada a acoger un vástago de madera en su interior, de modo que el frente opuesto pasara
a constituir la punta del objeto.
75.11. Objeto indeterminado de hierro (inv. 6817).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Fragmento de objeto indeterminado. Mide una longitud total de 8,9 cm. Está conformado
por una lámina de 0.9 cm. de anchura por unos 0,4 cm. de grosor que, tras un recorrido recto de unos
6 cm., procede a ir doblándose en una curva irregular por poco más de la distancia ya efectuada.
Comentario: La pieza estuvo identificada con anterioridad como una hoz. Dicha identificación resulta
sin embargo inviable debido a la ausencia manifiesta de cualquier indicio de la existencia de un filo
al interior de la parte curvada que tendría que haberse identificado en tal caso como la hoja.
75.12. Objeto indeterminado de hierro (inv. 7405).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo, compuesto por un vástago y una anilla. Mide una longitud total de
19,9 cm. El vástago muestra dos partes. La primera, que haría las veces de cabeza, arrancando de
una sección rectangular de 2 cm. de anchura por 1,6 cm. de grosor, va aumentando por espacio de
unos 3 cm. hasta alcanzar los 3,5 cm. de anchura y después reducirse por espacio de otros 3 cm.
hasta adoptar una sección cuadrada. La segunda, partiendo de dicha sección cuadrada de 1,6 cm.
de anchura, va disminuyendo hasta terminar en punta. En el punto de mayor anchura de la primera
parte, el vástago se ve atravesado por la anilla, hallándose esta última inserta en un orificio sellado
por concreciones. La anilla en cuestión está conformada por un vástago de sección irregular, pero
tendente al cuadrado y con 1 cm. de anchura, que se dobla sobre sí adoptando la forma de un círculo
bastante regular de 7,5 cm. de diámetro, aunque sin llegar a cerrarse a causa de un corte diagonal
que separa sus dos extremos unos 0,2 cm. La anilla se vuelve hacia el extremo del vástago correspondiente a la punta, hallándose fijada sobre su superficie como producto de la corrosión.
Comentario: La forma de la pieza es clara, pero no así su destino, habiendo podido servir tanto de aldaba de una puerta como de simple argolla donde fijar ocasionalmente un elemento del estilo de las
riendas de la caballería, por poner un ejemplo. En cualquier caso, la longitud de la punta del vástago
señala que su introducción sobre una superficie dada, fuese ésta de madera o incluso de piedra o mortero, buscaba ejercer cierta fuerza, de manera que no resultara fácil la extracción de la anilla.
75.13. Objeto indeterminado de hierro (inv. 7635).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
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Descripción: Fragmento de objeto indeterminado. Mide una longitud total de 9,5 cm. Está conformado
por un vástago de sección cuadrada que se inicia con 1,4 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta alcanzar en el momento de su fractura, en el extremo opuesto, los 0,6 cm. de anchura.
El vástago se encuentra doblado en todo su recorrido, adoptando una forma semicircular algo rebajada.
Comentario: La forma en la que la pieza se dobla parece indicar que su perfil no es incidental, con lo
que debemos descartar la catalogación de la pieza como un clavo. Sin embargo, la reducción paulatina
de su anchura también hace que descartemos en principio que originariamente adoptara la forma de
una anilla.
75.14. Objeto indeterminado de hierro (inv. 7641).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 11 cm. Está conformado por una placa
de perfil lanceolado que, por su extremo de mayor anchura, termina en una segunda placa de forma
circular vuelta hacia el dorso de la primera. La placa lanceolada va aumentando por espacio de 3,5
cm. desde su inicio hasta alcanzar los 2,3 cm. de anchura. A partir de ese momento, comienza ya a
decrecer paulatinamente y por espacio de unos 6,3 cm., hasta alcanzar en el momento de su fractura
los 1,3 cm. La placa circular muestra un diámetro de 2,4 cm., hallándose unida a la lanceolada mediante la prolongación en forma de triángulo de una cuarta parte de su perímetro sobre esta última.
Una serie de concreciones cubren en vertical el punto de unión entre la primera placa y la segunda.
Comentario: El ejemplar recuerda a uno de los elementos de las bisagras 63.6 y 63.7 de nuestro catálogo. Sin embargo, su parcial estado de conservación y la falta de constatación de un orificio en la
placa circular, nos impiden aventurar su segura adscripción a dicho tipo.
75.15. Objeto indeterminado de hierro (inv. 7651).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 7,2 cm. Está conformado por un vástago
de sección cuadrada o rectangular, según el punto, que va haciendo oscilar su anchura de un modo
irregular entre un mínimo de 0,2 cm. en los segmentos de sección cuadrada y un máximo de 0,4 cm.
en los de sección rectangular. En uno de sus extremos, remata hacia uno de sus laterales en una
forma trapezoidal de 0,6 cm. de altura por 0,3 cm. de anchura en su lado menor, enfilado en ángulo
recto respecto al sentido del vástago y con su lado mayor dispuesto en ángulo oblicuo respecto al
mismo. En el extremo opuesto, se aprecia una inflexión orientada en el mismo sentido que la forma
trapezoidal descrita pero truncada en su origen, de modo que se manifiesta como un simple aumento
de grosor al final del vástago del que parte.
Comentario: La pieza no parece mostrar indicios de estar fracturada en ningún punto, resultando así
más difícil conjeturar el posible uso del ejemplar.
75.16. Pareja de objetos indeterminados de hierro (inv. 7656-7657).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplares incompletos. El primero mide una longitud total de 9,7 cm. y el segundo 6,7
cm. Ambos consisten en un vástago de sección cuadrada, que se dobla en uno de sus extremos para
conformar una pequeña anilla vuelta hacia un lateral, de 0,7 cm. de diámetro medio. En el primer
ejemplar, el vástago, tras partir con 0,5 cm. de anchura, va aumentando hasta alcanzar los 1,5 cm.,
momento en el que termina en un frente plano prolongado en uno de sus laterales por espacio de
1,3 cm. mediante un vástago de sección rectangular y 0,5 cm. de anchura. El segundo parte igualmente de 0,5 cm. de anchura, ensanchándose levemente en el extremo opuesto a la anilla y poco
antes de su fractura hasta alcanzar los 0,7 cm. de anchura.
Comentario: Más allá del hecho de que ambas las dos piezas estén asociadas por la correlación de
sus números de inventario, quizá reflejo en última instancia de que tuviesen un mismo contexto de
hallazgo, debemos destacar la percepción innegable de cierta afinidad formal entre ambas, y más
particularmente en su extremo anillado, lo cual, unido a la falta de constatación de otras similares,
nos lleva a considerar que pudieron funcionar conjuntamente, si no incluso ligadas a un mismo objeto.
Más específicamente, sugeriríamos que pudiésemos hallarnos ante una pareja de bisagras.
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75.17. Objeto indeterminado de hierro (inv. 7659).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 5,9 cm. Está conformado por un vástago
de sección circular y 0,2 cm. de diámetro que, superada la mitad de su recorrido, se transforma en
una lámina doblada sobre sí para adoptar una forma troncocónica. Dicha forma parte del mismo
ancho del vástago, aumentándolo hasta alcanzar 0,6 cm. de diámetro en su extremo final. Así mismo
el cono está hueco en su interior, mostrando desde su terminación y por espacio de 2,5 cm. una hendidura en forma de V.
Comentario: Aunque sin poder aseverarlo, el ejemplar nos recuerda a una pareja de piezas pertenecientes a las colecciones del Museo (inv. 10122 y 10123) elaboradas en plata e interpretadas como
posibles cálamos destinados a la escritura en tinta. El tal efecto, su largo vástago se introduciría en un
mango de madera, mientras que el extremo opuesto sería el que se sumergiría en la tinta. En nuestro
ejemplar, nos faltaría verificar para ratificar tal propuesta la prolongación de la base del cono en una
punta afilada como la constatada en los ejemplares en plata. Otra posible pieza de hierro susceptible
de ser interpretada como un cálamo la constituye el objeto indeterminado 75.10.
75.18. Objeto indeterminado de hierro (inv. 7663).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 11,5 cm. Está conformado por una placa
con una anchura de 1,7 cm. en su parte central que, transcurridos 4 cm., se dobla por ambos extremos
para adoptar una forma de U cuyos brazos se prolongan hasta 2 cm. Transcurridos éstos, la placa
hace reducir su anchura por espacio de 1 cm. para transformarse en sendos vástagos de sección cuadrada que, partiendo de una anchura de 0,6 cm., van disminuyendo hasta terminar en punta. A unos
3,3 cm. de su terminación, ambos vástagos se doblan en ángulo recto, volviendo sus puntas la una
contra la otra y superponiéndolas en diagonal, aunque sin llegar a unirlas y alejándolas algo del ángulo
en el que se inicia cada una, de modo que la pieza en su conjunto adopta una forma cercana al rectángulo.
Comentario: El ejemplar sólo llega a recordarnos a la forma de un estribo, pero debemos descartar
en principio tal propuesta al observar que la lámina que serviría de asiento al mismo presenta una
anchura insuficiente para la introducción del pie.
75.19. Objeto indeterminado de hierro (inv. 7794).
Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano).
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que no unen entre sí. Uno de los fragmentos consiste en una placa de forma trapezoidal y 6,3 cm. de longitud máxima que se va abriendo
mediante sendos frentes de perfil convexo desde los 3,5 cm. de uno de sus extremos hasta alcanzar
los 4,2 cm. en el extremo opuesto. Este último se encuentra fracturado y muestra a su interior un semicírculo de perfil regular y 2,6 cm. de base. Así mismo, por una de sus caras se aprecia adherida
una placa de forma trapezoidal que, como producto que es del doblamiento del primer extremo de
la placa, arranca con 3,5 cm. para terminar, ya próximo al semicírculo del extremo opuesto, con unos
2 cm. de anchura. El segundo fragmento consiste en un vástago de sección irregular, aunque tendente
al círculo y con 0,7 cm. de diámetro máximo, que se dobla sobre sí adoptando una forma semicircular
fracturada por ambos extremos.
Comentario: Cabe la posibilidad de que los dos fragmentos descritos estuviesen unidos, dando continuidad el vástago al semicírculo abierto en uno de los extremos de la placa. Sin embargo, no hemos
podido verificarlo, no pareciendo ni siquiera que el vástago vaya modificando su sección para adaptarla a una lámina. Otra opción es que el vástago consistiese en una anilla que originalmente se enlazara con otra anilla constituida en el extremo de la placa mediante un presunto cierre de su
semicírculo. En fin y pese a que su grado de corrosión no es desemejante, podríamos conjeturar que
las dos piezas no guardaran una relación entre sí y que estén unidas bajo un mismo número por hallarse almacenadas juntas y estimarse que formaran parte de un mismo objeto, o incluso por un simple
error de numeración en los inventarios del Museo.
75.20. Objeto indeterminado de hierro (inv. 17631).
Procedencia: Desconocida (Almacén de la Alcazaba).
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Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre
sí. Los dos principales, unidos, miden una longitud total de 19,5 cm. Están conformados por un vástago de sección informe pero tendente al cuadrado y con 0,8 cm. de anchura media, que se prolonga
por espacio de unos 11 cm. Por uno de sus extremos, el vástago se va ensanchando por espacio de
1 cm. para terminar en una superficie plana de forma irregular que presenta un desarrollo mayor en
su longitud que en su altura, midiendo 3,1 cm. de longitud máxima y 1,5 cm. de altura máxima. En
el extremo opuesto y también por espacio de 1 cm., la pieza se ensancha nuevamente, pero en esta
ocasión para rematar en una lámina, que en un primer tramo de 8 cm. de longitud por 2,3 cm. de
anchura media, dispuesto transversalmente al sentido del vástago, se dobla por ambos lados, adoptando la forma de un semicírculo rebajado. Por uno de sus extremos, la lámina se dobla en ángulo
recto, prolongándose con un perfil irregular de hasta 3 cm. de anchura máxima y adoptando una
forma ultrasemicircular que, por su cara interna, mide 6,5 cm. de diámetro, llegando casi a unirse
por su terminación al extremo opuesto de la lámina de la que parte. En el punto en el que dicha
lámina se dobla, se aprecian varios orificios irregulares, mientras que en el extremo opuesto de su
tramo inicial presenta una gran oquedad desarrollada desde uno de sus lados en forma de semicírculo
peraltado. Igualmente, a unos 5 cm. del inicio de la parte correspondiente a la forma ultrasemicircular,
ésta muestra en una de sus caras una protuberancia irregular pero de tendencia piramidal, así como
en la opuesta, una prolongación de la protuberancia y, centrando la placa, un orificio sellado por
concreciones de sección circular y de en torno a 0,9 cm. de diámetro.
Comentario: Según el libro de registro, debe tratarse de una de las piezas excavadas por Mélida y
Macías en el solar del teatro con anterioridad a la Guerra Civil. En todo caso nos hallamos ante una
pieza de difícil interpretación. Nos cuestionamos, dada su forma y dimensiones y aunque no hemos
hallado paralelos, si se trata de algún tipo de utensilio empleado en el marcaje del ganado, si no asociado al tratamiento de las pezuñas de los équidos.
75.21. Objeto indeterminado de hierro (inv. 5995).
Procedencia: Necrópolis oriental.
Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro máximo de 10,9 cm. Está conformado por una
lámina en forma de círculo regular que, a 2 cm. de su borde externo, presenta una inflexión con la
que adopta en su centro una forma convexa por una de sus caras y otra cóncava por la opuesta.
Comentario: En la ficha manual de catálogo sistemático del Museo se indica la posibilidad de que se
trate de un cenicero actual. Antes bien, nosotros somos de la opinión de que podría tratarse del umbo
de un escudo, si bien resulta difícil de probar dada la desasociación de la pieza respecto a otras complementarias que ayudaran a ratificar dicha hipótesis, como serían por ejemplo el asa de sujeción del
mismo u otros elementos realizados en metal de los que pudieran formar parte de su estructura. En
todo caso y, aunque a diferencia de otros materiales hallados en la misma intervención, el presente
no manifieste estar adscrito a un contexto de hallazgo específico, su aparición en un área de necrópolis
no haría extrañar nuestra hipótesis de tenerse en cuenta la viabilidad de su integración en un ajuar
funerario. Y es que, aunque escasamente, en Mérida se han hallado más recientemente formando
parte de los mismos puntas de lanza y otros objetos asociados a la armamentística del periodo.
75.22. Objeto indeterminado de hierro (inv. 10602).
Procedencia: Necrópolis oriental.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de unos 15 cm. Está conformado por dos
láminas, una completa y la otra fracturada, unidas por un vástago La lámina completa muestra una
forma lanceolada, con 8,5 cm. de longitud y 3,2 cm. de anchura, terminada en punta por un extremo
y unida a un vástago por el opuesto. La otra lámina, con 3,7 cm. de anchura, se dobla en semicírculo
sobre sí a partir del vástago para, tras un giro de 180º, orientar su extremo fracturado en el mismo
sentido que la punta de la opuesta. El vástago que media entre una lámina y otra, de unos 6 cm. de
longitud, presenta una sección circular de unos 0,7 cm. de diámetro medio.
Comentario: La pieza venía interpretada en la ficha manual como un rastrillo, si bien se mantenía
dicha propuesta entre interrogantes. Tal interpretación muestra no obstante serios problemas, tanto
por la estrechez de la lámina conservada como por la conservación parcial de otra similar en el extremo opuesto. La manera en que se dobla esta última parece además intencionada, y la forma de
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su fractura no delimita bien ni su longitud ni su anchura. Por todo lo dicho y sin poder indicar nada
seguro, nosotros propondríamos más bien que nos encontremos ante el asa de un recipiente, sirviendo
la forma lanceolada que se conserva en su integridad de base de la misma, y llegando la otra a constituir quizá parte del borde del recipiente en cuestión.
75.23. Objeto indeterminado de hierro (inv. 6654).
Procedencia: Campo de deportes.
Descripción: Fragmento de objeto indeterminado. Mide una longitud total de 5,2 cm. Está conformado
por un vástago de sección circular que, partiendo de un diámetro de 1,2 cm., va decreciendo hasta
alcanzar en el punto de su fractura los 0,6 cm. Por el extremo opuesto, el vástago se aplana, rematando en semicírculo y prolongando a sendos lados de dicho remate sendas porciones de láminas de
0,5 cm. de anchura, dispuestas en cruz respecto al vástago del que parten pero con sus brazos levemente curvados hacia el exterior de la pieza. Marcando el inicio del vástago tras el desarrollo de las
descritas láminas, se disponen transversalmente dos líneas paralelas en relieve, de perfil semicircular.
Comentario: La presente pieza se encuentra fragmentada claramente en la terminación del vástago
por uno de sus extremos, pero no podemos verificar si igualmente lo está en el otro extremo, pudiendo
si es caso haberse prolongado por los dos brazos dispuestos en cruz. En el supuesto de haber sido
así, es posible que nos encontremos ante parte del mango y del marco de un espejo, haciendo el vástago las veces de mango y los brazos, una vez cerrado un círculo en su prolongación, de marco. Tal
interpretación explicaría el sencillo pero innegable carácter ornamental de las dos líneas paralelas dispuestas de este modo entre el final del mango y el inicio del marco circular. El ejemplar se asocia a
un área de necrópolis que podría de algún modo encontrar cabida para tales tipos de objetos, como
parte de un presunto ajuar funerario.
75.24. Objeto indeterminado de hierro (inv. 7015).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 19,4 cm. Está conformado por un vástago
de sección circular que, partiendo de un diámetro máximo de 1,3 cm., va decreciendo hasta concluir
en punta por uno de sus extremos. En el extremo opuesto, la pieza se prolonga por espacio de 3,5
cm. mediante un frente aplanado de tendencia romboidal, con los laterales levemente convexos y
que, tras alcanzar una anchura máxima de 1,5 cm. en su parte media, decrece para desembocar en
una protuberancia trapezoidal. Esta última, con 0,5 cm. de altura por 1 cm. de anchura y 0,5 cm. de
grosor, se dispone transversalmente respecto al desarrollo de la pieza.
Comentario: El ejemplar, en función de su forma y su contexto de hallazgo, podría interpretarse con
reservas como un instrumento asociado al trabajo del vidrio, y más concretamente con un puntero
en el que el extremo que se correspondería de este modo con la cabeza, sirviese para percutir y ejecutar incisiones sobre un objeto determinado por medio de la punta en cuestión. Otro posible puntero
lo constituye la pieza descrita en la entrada 75.44.
75.25. Objeto indeterminado de hierro (inv. 7017).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 14 cm. Está conformado por un vástago
de sección cuadrada y 1 cm. de anchura media que, por uno de sus extremos, se ensancha levemente
para desembocar en un segundo vástago. Este último muestra también una sección cuadrada pero
en este caso con 3 cm. de longitud por 0,5 cm. de anchura, disponiéndose transversalmente en forma
de T respecto al primer vástago y hallándose fracturado en uno de sus extremos.
Comentario: Pese a la ausencia de una punta, la cabeza en forma de T de la pieza parece conducirnos
a pensar que nos hallamos ante algún tipo de elemento de ensamblaje, como una grapa o una escarpia.
75.26. Objeto indeterminado de hierro (inv. 7022).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por una anilla y una lámina. Mide una longitud total
de 7,5 cm. La anilla se halla conformada por una lámina que adopta una forma circular de 2,9 cm.
de diámetro que va apuntándose hacia el lugar en el que se une con el vástago, tanto interior como
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exteriormente. La lámina dispone su superficie plana, con una anchura máxima de 2 cm., en posición
transversal respecto al sentido de la anilla, interrumpiéndose en su extremo final debido a la fractura
de la pieza.
Comentario: La ficha manual interpretaba la pieza como una llave. Su forma resulta en efecto elocuentemente similar al ejemplar descrito en la entrada 6.9 de nuestro catálogo. Sin embargo, no logramos encontrar indicios suficientes para mantener tal afirmación, debido a la simpleza de su forma
y su contexto de hallazgo, surgiéndonos la duda de que nos hallemos igualmente ante un objeto más
afín a los cáncamos o las bisagras.
75.27. Objeto indeterminado de hierro (inv. 7028).
Procedencia: Carretera de circunvalación.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 14,4 cm. Está conformado por un vástago de hierro en el que se podrían distinguir tres partes: la primera parte, de unos 7 cm. de longitud,
arranca con una sección cuadrada de 0,4 cm. de anchura para ir reduciendo su grosor hasta constituir
un filo en su extremo; la segunda parte, de 6,8 cm. de longitud, presenta una sección rectangular de
1,7 cm. de anchura por 0,6 cm. de grosor medio, mostrando en una de sus caras mayores dos líneas
convexas dispuestas transversalmente al sentido del vástago y con restos de óxido de bronce sobre
su superficie; y la tercera parte, de 5,3 cm. de longitud, se inicia en el extremo final de la anterior, doblándose en ángulo recto a partir de la misma y haciendo reducir su anchura por espacio de 3 cm.
hasta adoptar una sección cuadrada de la que parte un vástago de sección rectangular y 1 cm. de anchura por 0,5 cm. de grosor que se dobla sobre sí para dar lugar a una anilla en forma de círculo regular y con 2,3 cm. de diámetro. Separando la primera parte de la segunda, se dispone una placa de
forma circular y unos 3 cm. de diámetro, dispuesta transversalmente al vástago y de la que se ha perdido aproximadamente un tercio de su superficie por uno de sus laterales. La primera parte del vístago
se dispone en ángulo oblicuo respecto a la segunda, orientando su extremo en el mismo sentido que
la conformada en el extremo opuesto. Por lo demás, dicha parte presenta numerosas pérdidas, y el
área de la lámina que la separa de la segunda toda una serie de concreciones que, como producto
de la corrosión, fijan a ésta en posición diagonal respecto al vástago en cuestión que la atraviesa.
Comentario: Nos hallamos ante algún tipo de pieza afín formalmente a la escarpia, como se observa
del ángulo que la define, pero que en función de la presencia de una suerte de anilla en el extremo
de su supuesta cabeza contaría con una función diferente pero algo difícil de determinar. Esta terminación vuelve a constatarse en los ejemplares 75.45 y 75.46. La pieza es muy posible que fuese inserta en una pared, y por ello adelgaza uno de sus extremos hasta constituir un filo. Y como tope
para la inserción de la pieza en un muro, o como simple embellecedor, se dispondría la placa circular
ya descrita entre la primera parte y la segunda.
75.28. Objeto indeterminado de hierro (inv. 8812).
Procedencia: Teatro romano.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud
total de 13 cm. Está conformado por una lámina de 1,8 cm. de anchura media que se dobla sobre sí
adoptando una forma rectangular de 12,3 cm. de longitud por 9,3 cm. de anchura máxima. En uno
de sus lados mayores, la referida lámina se transforma en un vástago de sección cuadrada y 0,7 cm.
de anchura media. A este último lado se encuentra adherida un asa compuesta por un vástago de
sección cuadrada y 0,5 cm. de anchura, que se dobla sobre sí para conformar un trapecio de 5 cm.
de longitud en el frente adherido al vástago del que emerge el elemento. El asa presenta unos 2 cm.
de anchura en los dos lados menores, rematando en su cuarto lado por un vástago del que aumenta
la dimensión frontal de su sección hasta los 0,7 cm., al tiempo que se dobla en una forma levemente
ondulante, sobrepasando la dimensión del trapecio por ambos lados mediante sendas terminaciones
semicirculares. Paralelamente, la lámina se ve atravesada en sus lados menores por cuatro clavos,
tres completos y un cuarto fragmentario, de 1,5 cm. de longitud media y compuestos de cabeza,
espiga y, en tres de los casos, punta, dispuestos dos de ellos enfrentados a 2 cm. del lado mayor, el
conformado por una lámina, y los otros dos a unos 3 cm. del lado opuesto, el conformado por un
vástago del que surge el asa ya descrita. Los cuatro presentan una cabeza de tendencia circular, levemente convexa, y con un diámetro medio de 0,5 cm., así como una espiga de sección circular que,
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partiendo de un diámetro máximo de 0,3 cm., va disminuyendo hasta terminar en punta en los casos
en los que ésta se conserva. La espiga se dobla en ángulo recto en su tercio final en los tres ejemplares
completos.
Comentario: No hemos hallado paralelos al presente objeto, si bien hemos de advertir que su forma
resulta muy concreta y podría tenerlos de realizarse un buen sondeo en la iconografía del periodo romano. En cualquier caso, la lámina doblada para conformar un rectángulo, parece estar destinada a
servir de marco a algún tipo de pieza, igualmente rectangular, quizá elaborada en una materia perecedera, como la madera. A tal fin, los cuatro clavos descritos servirían para unir dicho elemento al
marco en cuestión, verificando su supuesta materia a partir de su formato y naturaleza. De este modo,
el asa podría haber estado destinada tanto a asir el marco con la supuesta tableta inserta en él, como
para colgar la pieza en su conjunto. El contexto de hallazgo de la pieza es el Teatro romano, y en relación a ello nos vemos tentados a pensar si el ejemplar no se halló asociado al periodo de uso del
mismo, pudiendo exponer algún texto breve de cara al público.
75.29. Objeto indeterminado de hierro (inv. 27001).
Procedencia: Teatro romano - Campaña 1981. Peristilo. Cata 5.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 7,8 cm. Está conformado por un largo
vástago de sección circular y 7 cm. de longitud que, partiendo de un diámetro de 1,2 cm., va aumentando paulatinamente por espacio de unos 5 cm. hasta alcanzar los 1,7 cm. de diámetro, momento
en el que comienza a disminuir para terminar en punta, adoptando una forma cónica. En el extremo
opuesto a la punta, el vástago se une a una placa rectangular, muy levemente combada y con 3,9
cm. de longitud por 3,5 cm. de anchura, que conserva dos de sus lados completos, así como los otros
dos parcialmente. Los lados conservados parcialmente se encuentran algo doblados, habiendo perdido uno de sus ángulos. En los tres ángulos restantes se disponen tres remaches de forma circular
que atraviesan la lámina, mostrando en la cara correspondiente al desarrollo del vástago un diámetro
medio de 0,5 cm., así como en el opuesto uno de 0,8 cm.
Comentario: De la presente pieza, de difícil interpretación pero con una forma muy definida, apenas
podemos conjeturar, en función de la presencia de una lámina con remaches, que pudo estar destinada
a fijarse sobre una superficie dada a partir de la misma. Una cuestión diferente es que mostrara su punta
hacia el exterior, o que ésta se introdujese en otro elemento. Nosotros nos decantamos por lo primero,
y la forma de la punta, que recuerda a la de las piezas 33.2 y 33.6, nos insta a pensar que nuestro
ejemplar consista en una clase de espuela concebida para ser añadida directamente a una superficie de
cuero. Ello justificaría el levísimo combamiento de la placa a la que se asocia.
75.30. Pareja de objetos indeterminados de hierro (inv. 9266-9267).
Procedencia: Zona Sur: Auxilio social.
Descripción: Ejemplares completos. El primero mide una longitud total de 23,7 cm., y el segundo
23,2 cm. Ambos consisten en un largo vástago de sección cuadrada y 0,7 cm. de anchura, el cual remata en uno de sus extremos en una pieza de forma cilíndrica y 1,2 cm. de longitud por 1,5 cm. de
diámetro inserta en el vástago, mientras que, por el extremo opuesto, se ensancha hasta alcanzar los
1,2 cm. de anchura y prolongarse por espacio de 4 cm. en el primer ejemplar y 3,7 cm. en el segundo
hasta el momento de su terminación. Los dos ejemplares muestran atravesada en el cuerpo del vástago una lámina de perfil rectangular y 3,2 cm. de longitud por 3 cm. de anchura que, en la primera
de las piezas, se encuentra algo descentrada, al tiempo que mantiene su movilidad original por todo
el recorrido del vástago en cuestión. El segundo de los ejemplares presenta a su vez, en el extremo
correspondiente a la terminación cilíndrica, una tercera placa de forma aproximadamente rectangular
y 2,9 cm. de longitud máxima por 2,5 cm. de anchura. El vástago de este último ejemplar se encuentra
doblado en ángulo oblicuo superada la mitad de su recorrido hacia el extremo de la mencionada terminación cilíndrica.
Comentario: En la ficha manual se indica con reservas que ambas piezas puedan hallarse relacionadas
con un sarcófago. El contexto de hallazgo así parece indicarlo, pero su forma y las dimensiones se
oponen en principio a ello.
75.31. Objeto indeterminado de hierro (inv. 10174).
Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1964. Cocina.
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Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 20,5 cm. Está conformado por un
vástago de sección rectangular y 1,8 cm. de anchura por 1 cm. de grosor que se dobla sobre sí cerrándose en un aro de 14,5 cm. de diámetro. En tres cuartas partes de su recorrido, dicho aro se prolonga hacia uno de sus lados mediante una placa de 2,3 cm. de anchura media que, a unos 8 cm. de
su inicio por uno de sus extremos, presenta un orificio circular de 0,7 cm. de diámetro, así como a 7
cm. de su inicio por el extremo opuesto, en su cara externa, una oquedad de similares dimensiones
al orificio ya descrito. En el perímetro del aro y correspondiéndose aproximadamente con la mitad
de la placa, se dispone transversalmente al mismo un vástago de sección rectangular y unos 2 cm. de
anchura media por 1,2 cm. de grosor que, tras prolongarse por espacio de 5,5 cm., se dobla en ángulo
recto, transformándose en una placa de forma pentagonal, de 8,5 cm. de longitud por 6,9 cm. de anchura máxima. La pieza se encuentra restaurada.
Comentario: La ficha manual del catálogo sistemático del Museo deja en blanco la identificación del
objeto, añadiendo a lápiz que se trate de una “tranca para sartén y puchero”. Igualmente y en el
campo de los datos complementarios se añade la advertencia “Es de la sartén de la trébede”. Ante
tan confusas afirmaciones, nosotros nos inclinamos a pensar que en todo caso la pieza debió de ir
acoplada por medio del aro en algún tipo de pieza de madera de sección circular, así como que la
prolongación con la placa pentagonal dispuesta en ángulo recto respecto a la misma constituyese una
pata para dicha pieza.
75.32. Objeto indeterminado de hierro (inv. 10230).
Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1965. Ala Oeste, habitación 2.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí.
El fragmento principal mide una longitud máxima de 20,3 cm. Está conformado por una lámina de 1,2
cm. de anchura media que, a los 18 cm. de su inicio en el primero de los extremos descritos, se dobla
en ángulo recto, así como, transcurridos 11,5 cm., nuevamente en idéntico ángulo y con idéntico sentido,
de modo que la pieza adopta una forma de U. Superada la mitad del último de los tramos descritos de
la U, la lámina va adelgazándose paulatinamente hasta que, tras alcanzar los 0,7 cm. de anchura, a 3,5
cm. de su final, se tuerce sobre sí, cambiando de posición y ensanchándose hasta alcanzar los 2,1 cm.
de anchura. En este momento la pieza se fractura, pero aún continúa por uno de sus laterales mediante
un vástago de sección irregular y unos 0,5 cm. de anchura, que se prolonga por espacio de 1 cm. adoptando una forma algo curvada.
75.33. Objeto indeterminado de hierro (inv. 10232).
Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1965. Sector Sudoeste. Habitación nº 2.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 40 cm. Está conformado por un vástago
de sección circular que, partiendo en uno de sus extremos con un diámetro de 1,2 cm., va disminuyendo hasta alcanzar en el opuesto 0,7 cm. En este último punto la pieza se bifurca, prolongándose
por medio de sendos vástagos, con una longitud de 14 y 9 cm. respectivamente, dispuestos en un
ángulo próximo al recto respecto al vástago principal, así como girados frontalmente en ángulo oblicuo, también respecto al mismo. Ambos presentan una sección irregular que, partiendo de un grosor
de 0,5 cm., va disminuyendo paulatinamente hasta terminar en punta en el primero y concluir en el
momento de su fractura en el segundo. El primero de los vástagos, superada la mitad de su recorrido,
va adoptando un perfil ligeramente curvo.
Comentario: Podríamos hallarnos quizá ante un objeto destinado a asir mediante los vástagos menores
en que se bifurca algún elemento unido a él con carácter temporal o permanente, consistiendo en tal
caso el vástago principal en un hipotético mango. Juzgando la forma del ejemplar completo, el elemento que estuviese destinado a asir podría haber consistido en un recipiente del estilo de un cazo.
75.34. Objeto indeterminado de hierro (inv. 11874).
Procedencia: Calle Suárez Somonte - Casa nº 26. Parte Este de los muros.
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 13,5 cm. Está conformado por una
placa de la que surgen por ambos extremos sendos vástagos terminados en punta que se doblan en
un ángulo próximo al recto respecto al sentido de la placa hasta conferir al ejemplar un perfil en U.
La placa, de forma aproximadamente rectangular, mide 11 cm. de longitud por 0,7 cm. de grosor,
presentando en su área central una anchura máxima de 5,5 cm. que va disminuyendo mediante sendos frentes levemente convexos en los lados mayores del rectángulo hasta alcanzar en sus lados me-
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nores los 4,3 cm. Aproximadamente en su centro, la placa muestra igualmente un orificio circular de
unos 2 cm. de diámetro. Los dos vástagos que surgen de los extremos de la placa miden respectivamente 13 y 10,5 cm., presentando una sección rectangular que se inicia con 2 cm. de anchura por 1
cm. de grosor para ir decreciendo paulatinamente hacia la punta. Ambos están ligeramente doblados
hacia el exterior de la pieza, adoptando un perfil ligeramente curvado.
Comentario: Aunque sin especificarse el motivo, en la ficha manual del catálogo sistemático del Museo
se indica la posible cronología moderna del ejemplar. A tal efecto, debemos recordar que el local
donde la pieza fue hallada se trataba de aquel en el que en el Siglo XIX fue excavado un mosaico
con representaciones de las musas que, para prevenir nuevos destrozos como los ocasionados por
los dueños de la casa en la que se encontraba, en la búsqueda de un supuesto tesoro, fue cubierto
hasta avanzado el Siglo XX. En relación a ello, es posible que la presente pieza, igual que la siguiente,
hubiera sido hallada sobre el mosaico, interpretándose por ello como parte del ajuar doméstico de la
vivienda decimonónica bajo la que se hallara el mosaico referido.
75.35. Objeto indeterminado de hierro (inv. 11875).
Procedencia: Calle Suárez Somonte - Casa nº 26. Parte Este de los muros.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide un diámetro máximo de 22,5 cm. Está conformado por una
lámina de 2,5 cm. de anchura por 0,5 cm. de grosor medio, que se dobla en su posición horizontal
adoptando la forma de un círculo regular. Éste, conservado en más de la mitad de su recorrido, nos
permite en función de lo persistente medir su diámetro. Hacia la mitad del ultrasemicírculo que se
nos conserva, se aprecia un elemento añadido a una de las caras de la lámina, consistente en una
pieza de 6,5 cm. de longitud que, tras un arranque en forma de lámina, pasa a adoptar una sección
cuadrada para morir en una punta de forma romboidal orientada hacia el interior del círculo en cuestión. Parte de la superficie de la lámina se halla desprendida.
Comentario: En la ficha manual del catálogo sistemático del Museo se indica la posible cronología
moderna del ejemplar. A tenor de esta cuestión puede consultarse el comentario de la entrada precedente. La ficha también añade entre interrogantes la posibilidad de que se trate de una pieza de
cocina, especificándose a tal efecto en el campo de conservación que quizá se haya perdido la mitad
del objeto original. En base a lo conservado, en efecto, la pieza recuerda a algún elemento del hornillo
de una cocina datable entre el siglo XIX y mediados del XX.
75.36. Objeto indeterminado de hierro (inv. 12453).
Procedencia: Alcazaba.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 26,5 cm. Está conformado por una
lámina de tendencia rectangular, de 16 cm. de anchura, que se dobla en su sentido longitudinal por
dos puntos equidistantes, adoptando frontalmente la forma aproximada de una U, con un tramo inferior de unos 15 cm. y dos brazos de unos 10,5 cm. de longitud media. El tramo inferior está doblado
hacia uno de sus límites laterales, de modo que por el mismo adopta un perfil en forma de V invertida,
con una altura máxima de 6 cm., mostrando por contraste su otro lateral plano. Al lateral plano se
adhiere por su cara superior una lámina de 1,8 cm. de anchura a la que se superpone, en aproximadamente la mitad de su longitud, una segunda placa de 4,8 cm. de anchura. De éstas, en la lámina
de menor anchura se percibe un orificio obstruido por concreciones a 5 cm. de su inicio por uno de
sus lados, mientras que en la de mayor anchura se cuentan hasta tres remaches equidistantes, alineados a unos 3 cm. de media de su límite externo. A la porción de la lámina principal correspondiente
al arranque de los brazos de la U, se encuentran adheridas a su vez sendas láminas que la envuelven
por sus dos caras, siendo la parte que mira hacia el interior de la U más delgada y más ancha, con
4,5 cm. de anchura media, mientras que la parte que se orienta hacia su exterior presenta 2,5 cm. de
anchura media por 0,5 cm. de grosor. Dichas láminas están atravesadas en cada caso por hasta dos
remaches cuyas cabezas circulares, con una media de 0,9 cm. de diámetro, se perciben por sus dos
caras. A su vez, una de las láminas en cuestión se tuerce por sus dos extremos, así como la otra por
uno de ellos, hallándose el opuesto fracturado. Tras torcerse las dos por el lado correspondiente a la
inflexión de la placa principal en una V invertida, mediante una porción con una anchura y un grosor
similar al de la cara externa de la lámina de la que parten, se prolongan en posición horizontal por
espacio de unos 7,5 cm., doblándose sobre sí en uno de los casos para adoptar una forma anillada
de 2,6 cm. de diámetro orientado hacia la base de la U de la lámina principal, y fracturándose en el
otro caso al comenzar a asumir de una curvatura similar. En el extremo opuesto de la lámina fractu-
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rada tras su inversión, la placa se tuerce en sentido opuesto y, tras prolongarse por espacio de unos
5,5 cm. con una anchura de 1,6 cm., vuelve a doblarse hacia la base de la U en una nueva forma
anillada que en esta ocasión cuenta con unos 2 cm. de diámetro.
Comentario: Nos hallamos ante un objeto con una forma bastante compleja y de difícil interpretación.
La ficha manual del catálogo sistemático del Museo lo identifica con el cangilón de una noria. Nosotros
no hemos encontrado paralelos que avalen tal hipótesis, prefiriendo acercarlo, aunque también sin
un paralelo claro, a las vertederas usadas por los arados. En todo caso y teniendo en cuenta su fisonomía general, su cronología parece remontarse ya a la Edad Moderna o incluso Contemporánea.
75.37. Objeto indeterminado de hierro (inv. 34292).
Procedencia: Alcazaba - Campaña 1986. Cata D-1, Capa 7.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 31,5 cm. Está conformado por una lámina que, partiendo en su centro de una anchura máxima de 1,3 cm., va adelgazándose paulatinamente hasta alcanzar por uno de sus extremos una anchura de 0,9 cm., al tiempo que va reduciendo
su grosor hasta constituir un filo por dicho extremo. En la dirección opuesta, la lámina toma un perfil
irregular que va aumentando por espacio de 1,5 cm. hasta alcanzar los 1,8 cm. de anchura, tras lo
cual se desenvuelve adoptando un perfil de tendencia romboidal, de unos 3 cm. de longitud hasta
2,5 cm. de anchura máxima, que termina por transformarse hacia el extremo opuesto de la pieza en
un vástago de sección rectangular y 0,3 cm. de grosor. Este último, partiendo de una anchura máxima
de 1 cm., va adelgazándose hasta alcanzar en su terminación los 0,5 cm. de anchura.
Comentario: Pese a que uno de los extremos de la pieza se asimila a una espiga de enmangue, debemos descartar por el desarrollo de la lámina en el extremo opuesto que nos encontremos ante un
arma del estilo de una espada o un cuchillo largo, dado que parece terminar en un extremo horizontal
y carece de filo por cualquiera de sus dos laterales.
75.38. Objeto indeterminado de hierro (inv. 35227).
Procedencia: Alcazaba - Campaña 1987. Testigo B1-C1-C1.
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 7 cm. Está constituido por un vástago de
sección cuadrada que mantiene un grosor estable de unos 0,5 cm. durante su recorrido. Dicho vástago
se dobla sobre sí para adoptar una forma trilobulada, de 5 cm. de altura, con una base recta que desemboca en sendos semicírculos laterales de unos 0,5 cm. de diámetro con los que se ve flanqueado
otro central, en este caso mayor, de unos 4,2 cm. de diámetro.
Comentario: La pieza podría interpretarse como alguna clase de pasador. Se conocen algunos similares formando parte de arreos de caballo, pero no contamos con indicios suficientes como para poder
asociarlo a tal función.
75.39. Objeto indeterminado de hierro (inv. 35990).
Procedencia: Alcazaba - Campaña 1987. Cata E-1, Capa 8
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 4,3 cm. Se compone de una pieza
en forma de cáncamo y una anilla unidos entre sí. La pieza en forma de cáncamo está conformada
por una placa circular, perforada en su centro, de 2,5 cm. de diámetro, que se proyecta hacia uno de
sus extremos por medio de dos vástagos paralelos por espacio de 2,1 cm. hasta el momento de la
fractura de los mismos. En el orificio de la placa se inserta la anilla en cuestión, compuesta por un
fino vástago que se dobla sobre sí para conformar un círculo regular de unos 3 cm. de diámetro. De
este último elemento se ha perdido aproximadamente una cuarta parte de su recorrido.
Comentario: La ficha del catálogo sistemático considera que nos hallamos ante un anillo fundido con
otro objeto. Sin embargo, más cabe pensar en una anilla pendiente de un cáncamo que, como producto de la corrosión de ambos, si no de su sometimiento a una temperatura elevada, han acabado
por fundirse. Ambas piezas podrían haberse asociado para asumir la función de una suerte de asa en
algún elemento mueble de pequeño formato.
75.40. Objeto indeterminado de hierro (inv. 13382).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 7,5 cm. Está conformado por una lámina de forma trapezoidal que, partiendo en uno de sus extremos de una anchura de 2 cm., va aumentando por uno de sus frentes hasta alcanzar en el opuesto los 2,7 cm. de anchura. En éste
momento y por el frente que ha ido aumentando, la pieza se redondea para alcanzar primero su an-
160
chura inicial y, ya centrado en la misma, reducir su grosor para transformarse en un vástago de sección
cuadrada y 1,5 cm. de longitud. Este último se inicia con 1 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en el punto de su fractura con 0,5 cm. de anchura, doblándose en ángulo
recto justo en el momento de fracturarse. En el extremo opuesto de la lámina, centrado y a 1 cm. de
su terminación, se abre una perforación de forma elíptica y con 0,3 cm. de diámetro máximo, que
orienta su longitud mayor en el mismo sentido que la placa.
Comentario: Aparentemente, el presente ejemplar se asemeja a la hoja partida de un cuchillo. Tal interpretación debe sin embargo de descartarse debido a la presencia de un orificio en su recorrido, el
cual nos conduce quizá a considerarla mas bien como alguna clase de placa destinada a clavarse
sobre una determinada superficie. En relación a ello y sin poder aseverarlo, la pieza nos recuerda a
la forma de ciertos refuerzos de partes móviles de muebles como el descrito dentro del tipo 10 de
nuestro catálogo, cuyo único ejemplar adscrito procede por cierto de su mismo contexto general: la
Casa del Mitreo.
75.41. Objeto indeterminado de hierro (inv. 17154).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 17,8 cm. Está conformado por un cilindro de 6,3 cm. de longitud por 3,3 cm. de diámetro que, hacia uno de sus extremos, se prolonga
por espacio de 2 cm. mediante un vástago de sección rectangular y 1,5 cm. de anchura por 1,3 cm.
de grosor, para culminar en un remate de perfil elíptico, con 3,3 cm. de diámetro máximo hacia el
lado mayor de la sección rectangular del vástago que le precede, por 2,5 cm. de diámetro mínimo.
De la mitad del extremo opuesto del cilindro surge una lámina que, partiendo de una anchura de 1,3
cm., se dobla sobre sí para desarrollarse en paralelo a la totalidad del cilindro en cuestión, al tiempo
que se va adelgazando hasta terminar en el momento de su fractura con 0,7 cm. de anchura. Del remate elíptico surge a su vez un vástago que parte con una sección rectangular de 1,3 cm. de anchura
por 0,7 cm. de grosor, el cual se dobla en ángulo recto por espacio de 1,5 cm., bajo la forma de un
vástago de sección cuadrada y 0,7 cm. de anchura, terminado hacia uno de sus lados en una forma
semicircular que prolonga su longitud en los 1,9 cm. que mide su diámetro externo. Dentro del recorrido del descrito semicírculo, surge finalmente un vástago de sección rectangular y 1 cm. de anchura
por 0,5 cm. de grosor, dispuesto en un nuevo ángulo recto respecto al anterior y que, tras orientarse
respecto al eje de la pieza, continuando la línea imaginaria de la lámina surgida del cilindro, se prolonga por espacio de 0,3 cm. hacia esta última y 2,5 cm. hacia el exterior de la pieza, hallándose fracturado por ambos extremos. El ejemplar se encuentra restaurado.
Comentario: La pieza muestra una forma muy concreta pero para la que no hemos encontrado paralelos. De presuponerse que en ella se han fundido como producto de la corrosión una serie de
partes móviles, sólo somos capaces de proponer su interpretación como algo similar a un resorte, un
tirador o una llave de paso. En cualquier caso, el cilindro que conforma su elemento principal, parece
hallarse hueco en su interior.
75.42. Objeto indeterminado de hierro (inv. 23544).
Procedencia: Casa del Mitreo.
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 9,5 cm. Está conformado por una gruesa
lámina de 1,5 cm. de grosor medio que, partiendo de una anchura de 2,5 cm. en uno de sus extremos,
va disminuyendo hasta alcanzar 1,2 cm. de anchura en el extremo opuesto. La primera de las terminaciones remata en un semicírculo muy rebajado, mientras que la opuesta se dobla en ángulo recto
respecto a la anchura de la placa para prolongarse por espacio de 1,5 cm., manteniendo los 1,2 cm.
de anchura en que ésta culminaba antes de doblarse, ya durante todo su recorrido, pero partiendo
de un grosor de 1 cm. que a su vez va adelgazando hasta alcanzar los 0,5 cm. en su extremo final.
Comentario: La pieza se asemeja a una escarpia, pero con el matiz de carecer de una punta en el extremo destinado a ir inserto sobre la superficie en que ésta se clavara, donde en su lugar cuenta con
una gruesa terminación semicircular. Pese a ello, es posible que cierta tipología de escarpias contara
con terminaciones más bien aplanadas, como la de esta pieza, estando destinadas, más que a clavarse,
a embutirse en superficies como las propiciadas por las juntas de dos sillares, no pudiéndose descartar
tal destino a la presente pieza.
75.43. Objeto indeterminado de hierro (inv. 14242).
Procedencia: Columbarios (procedencia dudosa).
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Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 12 cm. Consiste en un largo vástago
de sección informe y entre 0,5 y 1 cm. de grosor, que se dobla sobre sí en ángulo recto en uno de
sus extremos, adoptando una forma de semicírculo rebajado de unos 3,5 cm. de diámetro.
Comentario: La procedencia del ejemplar se señala como dudosa en la ficha manual del catálogo sistemático del Museo.
75.44. Objeto indeterminado de hierro (inv. 23012).
Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2.
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 17,7 cm. Está conformado por un vástago
de sección circular que, partiendo de un diámetro máximo de 1,2 cm., va decreciendo hasta concluir
en punta por uno de sus extremos. En el extremo opuesto, la pieza se prolonga por espacio de 3,5
cm. mediante un frente aplanado de tendencia romboidal, con los laterales levemente convexos y
que, tras alcanzar una anchura máxima de 1,4 cm. en su parte media, decrece para desembocar en
una protuberancia trapezoidal. Esta última, con 1,2 cm. de altura por 0,7 cm. de anchura y 0,4 cm.
de grosor, se dispone transversalmente respecto al desarrollo de la pieza.
Comentario: El presente ejemplar fue hallado en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el
área de los Columbarios en 1973. Ha sido desglosado del conjunto de clavos descrito en la entrada
61.25 debido a que su sección, longitud y forma general no parecían conducir a su identificación
dentro de dicho tipo. Por otra parte, su forma resulta casi idéntica a la de una pieza hallada en el
mismo entorno años antes y asociada a una posible fábrica de vidrio, habiendo sido incluida como
ésta en el apartado de los indeterminados y recibiendo el número 75.24. Como ésta pieza y aunque
sin poder verificarse, el ejemplar podría quizá interpretarse como un instrumento del estilo del puntero
más que como una tipología especial de clavo.
75.45. Objeto indeterminado de hierro (inv. 23026).
Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 7,9 cm. Está conformado por una lámina de 2,5 cm. anchura media por 0,5 cm. de grosor, en la que se podrían distinguir dos partes: la
primera, a 2 cm. de su terminación, tras una placa circular de 2,5 cm. de diámetro dispuesta transversalmente al sentido de la espiga, comienza a hacer decrecer drásticamente su anchura hasta el
momento de su fractura; y la segunda, de unos 4,2 cm. de longitud, se dobla en ángulo recto respecto
a la anterior. Esta última parte presenta sendas inflexiones en su perfil que hacen alcanzar a la lámina
en su punto central una anchura de 0,8 cm. volviendo después a ensancharse para constituir a su extremo una forma circular de 1,7 cm. de diámetro. Dicho círculo presenta una serie de concreciones
en su centro que obstruyen un orificio también circular, de 0,8 cm. de diámetro.
Comentario: Respecto al hallazgo de la pieza véase el comentario de la entrada 75.44. Por lo demás,
resulta extraña dentro de los tipos analizados y, como sucede con el ejemplar 75.27, a su posible
función de escarpia suma otra de cáncamo manifestada en la terminación de su cabeza.
75.46. Objeto indeterminado de hierro (inv. 23027).
Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 10,6 cm. Está conformado por una lámina en la que se podrían distinguir dos partes: la primera, partiendo en uno de sus extremos de una
anchura media de 1,5 cm., va disminuyendo hasta alcanzar en el extremo opuesto los 1,2 cm. de anchura, siendo atravesada en este punto por una segunda lámina, de forma rectangular y 2 cm. de
longitud por 1,5 cm. de anchura máxima, doblada en ángulo recto; la segunda, de unos 3 cm. de
longitud, se dobla en ángulo recto respecto a la anterior. Esta última parte va ensanchándose desde
los 1,2 cm. de su punto de partida para alcanzar, a los 2,5 cm., 2 cm. de anchura. Tras ello culmina
ya en un remate de perfil semicircular. En el centro del descrito semicírculo, se abre una perforación
de unos 0,5 cm. de diámetro, rellena parcialmente de concreciones en su interior. En fin, a 5,5 cm.
del inicio de esta misma lámina y en el frente opuesto respecto a la que gira en ángulo recto, surge
una protuberancia de sección semicircular y 0,5 cm. de longitud.
Comentario: Respecto al hallazgo de la pieza véase el comentario de la entrada 75.44. Podría identificarse quizá con algún tipo de pieza afín funcionalmente a la escarpia, pero con una anilla en uno
de sus extremos que lo aproximaría a su vez a la función del cáncamo. En todo caso, resulta algo semejante por su terminación anillada tras la disposición de un ángulo recto en uno de sus extremos al
ejemplar 75.27 de nuestro catálogo, así como al descrito en la entrada precedente.
162
75.47. Objeto indeterminado de hierro (inv. 23029).
Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2.
Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 2,6 cm. Está conformado por un tubo de
forma cilíndrica que presenta un diámetro medio de en torno a 2,2 cm.
Comentario: Respecto al contexto de hallazgo de la pieza, véase el comentario de la entrada 75.44.
No parece hallarse fracturado, pudiendo quizá interpretarse como algún elemento de ensamblaje del
estilo de las bisagras.
75.48. Objeto indeterminado de hierro (inv. 24806).
Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR).
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 22 cm. Está conformado por un
grueso vástago de sección rectangular y 1,8 cm. de anchura media por 1 cm. de grosor medio que,
a los 18 cm. de su inicio en el primero de los extremos descritos, se dobla en una ángulo casi recto,
así como transcurridos 10 cm., nuevamente en idéntico ángulo y con un idéntico sentido, de modo
que la pieza adopta una forma de U. Por ambos extremos, la pieza se dobla en ángulo oblicuo, avanzando frontalmente en relación a la forma de la mencionada U por espacio de unos 4 cm. y adoptando
sendas terminaciones aplanadas rematadas en semicírculo, de las cuales una se encuentra fracturada.
La pieza muestra múltiples concreciones, algunas de ellas de cal.
Comentario: La ficha manual del catálogo sistemático del Museo identifica la pieza con un instrumento, pero sin definir de qué naturaleza. El ejemplar recuerda más bien por su forma a algunas grapas, y la presencia de cal en el mismo podría orientarnos en este sentido. No obstante, preferimos
mostrarnos prudentes al respecto.
75.49. Objeto indeterminado de hierro (inv. 24918).
Procedencia: Solar de las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 8-D.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en un número indeterminable de fragmentos, algunos de
los cuales unen entre sí. Entre ellos el principal, con una longitud total de 4,7 cm., está conformado
por una lámina de 1 cm. de anchura media que se transforma hacia uno de sus extremos en un vástago. Este último, de sección informe y con 0,7 cm. de anchura media, se dobla sobre sí, cerrándose
para adoptar una forma ovalada de 2,3 cm. de diámetro que va apuntándose hacia el lugar en el
que se une con el tramo recto, tanto interior como exteriormente. Otro de los fragmentos presenta
aspecto de placa rectangular, de 2,3 cm. de altura por 1,8 cm. de anchura.
Comentario: La pieza está catalogada en el catálogo sistemático del Museo como una cerradura. A
tal efecto debemos indicar que fue hallada en el mismo contexto que la llave 6.20. Más que a una
cerradura, el objeto nos recuerda sin embargo a una llave del estilo de la descrita en la entrada 6.9.
En todo caso, el estado de conservación del ejemplar y lo poco que de su forma podemos percibir,
nos obligan a ser cautelosos respecto a cualquier hipótesis sobre el mismo, e incluirlo entre los objetos
indeterminados.
75.50. Objeto indeterminado de hierro (inv. 26231).
Procedencia: Solar de las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector B-4.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 7,8 cm. Está conformado por un vástago
de sección informe que se dobla sobre sí, primero en forma de S y, a partir de la extensión de un brazo
de la misma, cerrándose en una suerte de anilla con 4 cm. de diámetro máximo cuyo extremo, al tomar
contacto con el vástago de origen, se aplana sobre el mismo. Al centro de la anilla, el vástago se ensancha
adoptando hacia su extremo superior una ancha superficie plana de tendencia romboidal.
Comentario: En el catálogo sistemático del Museo la pieza viene interpretada como un asa. No obstante y debido al deficiente estado de conservación del ejemplar, no creemos poder llegar a asegurar
tal hipótesis: cierto es que el orificio de aspecto anillado y el aspecto general de la pieza podrían
inducir a pensar en tal uso, pero una vez analizada con detalle, también parece asemejarse formalmente a un cáncamo, sin descartarse incluso que se trate de un elemento de ensamblaje o un remache.
75.51. Objeto indeterminado de hierro (inv. 26245).
Procedencia: Solar de las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector A-3.
Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí.
El fragmento principal mide una longitud total de 28,5 cm. Está conformado placa de 2 cm. de anchura
media que se dobla adoptando una forma de cuarto de círculo, al tiempo que superada su mitad se
163
tuerce para disponer su cara orientada hacia el lateral del tramo precedente. En este último extremo,
la placa en cuestión se dobla en ángulo oblicuo para ensancharse a continuación, adoptando una
forma aproximadamente circular de unos 5,5 cm. de diámetro. En el extremo opuesto, concluye en
una serie de concreciones que se desarrollan hacia una de las caras de la misma, al término de las
cuales emerge, dispuesta en ángulo recto, una segunda placa, de forma rectangular y 8 cm. de longitud
por 3,5 cm. de anchura media, con sus lados menores recortados en forma de semicírculo.
Comentario: La ficha manual del catálogo sistemático del Museo plantea la duda de que nos encontremos ante los restos de una reja. Más bien y en función de la observación del fragmento principal
que hemos descrito, la pieza parece poder identificarse con una pata, aunque sin poder determinarse
de si se trata de parte de un trípode, o más bien de parte de un mueble de naturaleza difícil de definir.
75.52. Objeto indeterminado de hierro (inv. 16487).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 3,3 cm. Está conformado por una placa
rectangular de 3.3 cm. de longitud por 2,8 cm. de anchura y 0,5 cm. de grosor que, en uno de sus
lados, se prolonga en ángulo recto por espacio de 0,3 cm., así como otros 0,5 cm. por medio de un
apéndice rectangular de 1 cm. de longitud centrado con dicha prolongación. A 1 cm. del extremo
opuesto de la placa y por la misma cara en la que ésta se prolonga, se dispone en un idéntico sentido
una protuberancia de desarrollo lineal y perfil algo irregular. La placa está atravesada por un tornillo
de sección circular y 0,8 cm. de diámetro, centrado con el eje del lado menor del rectángulo que la
conforma, así como con su centro a 1,5 cm. del lado mayor a partir del extremo en el que se dobla
en ángulo recto. En la cara lisa de la placa, el tornillo se encuentra enroscado a una tuerca de forma
hexagonal, de 1 cm. de altura por 1,5 cm. de anchura. En la cara opuesta y tras prolongarse por espacio de 0,8 cm., el tornillo remata así mismo en una pieza troncopiramidal de 0,5 cm. de altura, con
una base rectangular de 2 cm. de longitud por 1 cm. de anchura, cuyo lado mayor está orientado en
paralelo al lado mayor de la placa rectangular y uno de sus lados menores apoyado en el apéndice
en el que termina la prolongación en ángulo de esta última.
Comentario: El ingreso de presente ejemplar se encuentra asociado en la ficha manual del catálogo
sistemático a las excavaciones practicadas en la basílica de Casa Herrera por el arqueólogo Serra Rafols en los años 40 del Siglo XX, y más concretamente a una supuesta sepultura nº 43. Tal dato no
concuerda con lo publicado por Ulbert y Caballero en relación a la sepultura que lleva dicha numeración. Por lo demás, nos extraña que tal pieza, sin duda datable ya en la Edad Contemporánea,
fuera seleccionado entre los materiales arqueológicos en una fecha tan temprana y, dado su contexto
específico (la tumba 43), más bien nos inclinamos a pensar en que la pieza se cree que está vinculada
a la excavación misma de los años 40, como producto de algún residuo de la misma.
75.53. Objeto indeterminado de hierro (inv. 16644).
Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971-1972. Nave lateral Norte.
Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 2,5 cm. Está conformado por un vástago
de sección semicircular y 0,5 cm. de anchura por 0,2 cm. de grosor que, en su desarrollo, se va ensanchando por ambos laterales, transformándose en una lámina que alcanza los 2,6 cm. de anchura
en el momento de su fractura. A 1 cm. de su conclusión por este extremo, la lámina en cuestión se
curva hacia uno de sus lados, al tiempo que su superficie se comba levemente adoptando una forma
cóncava por una de sus caras y convexa por la opuesta.
Comentario: En la ficha manual del catálogo sistemático del Museo, el ejemplar viene identificado
como un clavo. Sin embargo, la forma que adoptan los escasos restos conservados del mismo nos inclinan a hacernos desmentir tal hipótesis, aunque sin permitirnos realizar ninguna propuesta alternativa
respecto a su interpretación.
COMENTARIO A LOS TIPOS
DESCRITOS EN EL CATÁLOGO
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Los variados tipos a los que hemos adscrito los diferentes objetos descritos a lo largo
de nuestro catálogo es una cuestión que hemos estimado que merecen un comentario detallado. Para la formación de dichos tipos se ha acudido a criterios de identificación funcional básica, y sólo en caso de notoria indefinición se ha procurado recurrir a una
nomenclatura en la que se parta de su forma misma. Más allá de lo dicho, nos hemos vistos
tentados en ocasiones de enmarcar, en el catálogo o ahora, todos estos tipos dentro de un
cuadro mayor que, de hecho, ha servido de corsé para ir ordenando los diferentes tipos
de objetos, aunque de forma tácita. Dicho marco, tal como ya señalamos en la introducción
con relación a la ordenación física de las colecciones, contempla hasta siete apartados que
llevarían por título, respectivamente: ajuar personal y útiles de uso doméstico, armamento
y utensilios afines, herramientas agrícolas y arreos de caballo, instrumental laboral especializado, elementos constructivos, objetos de funcionalidad variable y objetos de funcionalidad indeterminable.
1. Hebillas
Hemos considerado como hebillas aquellas piezas compuestas básicamente de un arco
y una aguja y que invariablemente están destinadas a unir dos extremos de una correa.
En principio y dado que comenzamos por aquellos tipos asociados a la indumentaria personal, hemos tendido a agruparlos dentro de la misma, pudiendo efectivamente tratarse
de hebillas de cinturón. Sin embargo hemos de advertir que podrían vincularse de igual
modo a otro tipo de correas, como son las empleadas en los arreos de caballo.
Son nueve las hebillas de hierro descritas en nuestro catálogo. Sus tipos son simples, y
por lo general apenas conservan el arco de la misma. Cuando muestran una aguja, ésta
cobra la forma de una lámina (1.1, 1.3 y 1.8) o un vástago de grosor medio (1.2 y 1.4).
Especialmente notable por su tamaño resulta el ejemplar 1.8.
2. Fíbulas
La fíbula es un tipo de broche muy utilizado desde la Edad del Bronce y ya hasta la
Edad Media para abrocharse dos extremos de una indumentaria por su parte superior. Con
tal fin, se componía de dos elementos básicos: el puente y la aguja. Ambos se unían por un
extremo conocido como cabeza mediante un muelle o una simple charnela, así como por
el extremo opuesto, el conocido como pie, mediante una lámina fijada al puente en cuestión
para acoger en su interior la aguja. Funcionalmente hablando, la aguja servía para insertar
un pellizco tomado de los dos extremos de la indumentaria a unir, los cuales se encerraban
en el puente, por lo general de forma semicircular, mediante el movimiento de la aguja
hacia la lámina que le servía de cierre. Algunas tipologías como la fíbula en omega, en lugar
de un arco semicircular cuentan con un aro abierto por un extremo, y existe incluso una
variedad tipológica, la conocida como fíbula anular hispánica, en la que al arco se adhiere
por su cabeza y su pie a una anilla. En fin, un aspecto muy destacado de la fíbula es no sólo
su variedad formal sino también su propensión a recibir decoración sobre su puente, lo que
unido al factor de la forma ha sido muy útil para hacer de nuestro objeto un útil fósil director
para la datación de contextos arqueológicos. En la dimensión decorativa, aparte de las diferentes formas que puedan representarse sobre los diferentes puntos del puente, debe destacarse la adopción por el mismo de ciertas formas singulares, como algunas zoomorfas. De
los periodos que nos ocuparían para nuestras colecciones, el romano se caracteriza por la
industrialización de las producciones, mientras que en la Antigüedad tardía se prodigan,
junto a otros ejemplos más convencionales, las conocidas como fíbulas aquiliformes, en las
que el arco se cubre con una placa que adopta un perfil en forma de ave.
168
Las colecciones del Museo custodian una excelente selección de fíbulas datadas en
época imperial, así como algunos destacados ejemplares de la toréutica tardoantigua.
Ahora bien, debemos señalar respecto a nuestro trabajo que la mayoría de las piezas están
realizadas en bronce. En hierro sólo podemos destacar la presencia de una aguja y un
puente. El puente (2.2) presenta un pie vuelto muy característico desde época protohistórica en la Península Ibérica pero para el que existen paralelos en bronce de época romana.
En las colecciones del Museo, las fíbulas de pie vuelto encuentran su representación en el
ejemplar inv. 30701, en la que el pie en cuestión se vuelve hacia el puente en una larga
prolongación dotada de una forma abalaustrada en tres cuartos de su recorrido. Respecto
a la aguja (2.1), sus dimensiones o la forma de la pequeña anilla que conformaría la charnela la definen con bastante seguridad como perteneciente a una fíbula, pero sin poder
determinarse si su puente estaría elaborado también en hierro o antes bien en bronce.
A estos dos ejemplares debemos añadir un tercero, la anilla 68.11, que según la información de la ficha manual del catálogo sistemático del Museo, podría integrarse en una fíbula. Sin embargo, su parcial estado de conservación nos impide aseverarlo, clasificándola
como anilla.
3. Anillos
Los anillos son unos adornos personales destinados a insertarse en el dedo de un individuo y que por lo tanto se constituyen invariablemente por una forma, generalmente circular, que presenta un orificio en su interior destinado a la inserción del dedo. El diámetro
del orificio viene determinado por el tamaño del dedo para el que el anillo esté concebido.
Por lo demás, los anillos son propensos a recibir motivos decorativos, bien sea sobre su
superficie, bien centrados por un elemento sobresaliente al que se conoce con el nombre
de chatón. En este último caso, lo habitual es que el elemento decorativo se base en el engaste de una pieza elaborada en otra materia, como puede ser una piedra o un fragmento
de vidrio. Debemos destacar en fin el uso de algunos anillos como sellos personales, en
cuyo caso presentan un motivo en negativo destinado a ser estampado sobre una materia
apropiada para tal efecto, como lo era la cera.
Dentro de las colecciones del Museo se cuenta con un total de hasta nueve anillos de
hierro, una cifra notoriamente reducida si consideramos aquella muy superior que ofrecen
los ejemplares realizados en bronce. Frente a modelos tan sencillos como el constituido
por el ejemplar 3.9, así como otros más inseguros que hayamos podido catalogar como
anillas, destacaremos en el resto de las piezas la presencia de un chatón que debió de ir invariablemente decorado, si bien no siempre hemos conservado la decoración asociada al
mismo, bien sea como producto de la corrosión de su superficie o del desprendimiento de
la pieza que, en base a la utilización de otra materia, destacara incrustada en el mismo.
Los ejemplares 3.6, 3.7 y 3.8 presentan en efecto un rebaje en el chatón destinado a la
incrustación de un cabujón que en ninguno de los casos se ha preservado. Por el contrario,
ejemplares como el 3.1, el 3.4 y el 3.5 debieron de mostrar algún motivo en relieve perdido como consecuencia de la corrosión. Sólo en las piezas 3.2 y 3.3 parecen conservar
algunos vestigios de la decoración asociada a los mismos en origen. En la 3.3 podría tratarse de lo que hemos interpretado como un crismón, teniendo constancia de la representación de dicho símbolo sobre anillos hallados en la ciudad pero elaborados en otra materia,
como el ejemplar de oro inv. 3724783, perteneciente a la colección Quirós y adquirida por
83
CASTELLANOS HERNÁNDEZ, Mª. A.: “Nuevas piezas de orfebrería en el Museo Nacional de Arte Romano”.
Anas, 14. Mérida, 2001 (págs. 17-27).
169
el Estado para el Museo Nacional de Arte Romano en 2001. Por el contrario, en la 3.2
ésta se distingue de una manera algo más clara, estando realizada en negativo y haciendo
figurar al parecer una representación zoomorfa de la que se apreciarían con cierta nitidez
las patas del animal.
4. Pulseras
Al igual que los anillos, las pulseras consisten en una suerte de aros o anillas destinadas
a su inserción en el cuerpo humano con vistas a producir, en principio, un efecto decorativo
sobre el mismo. No obstante y a diferencia de estos últimos, su diámetro es mayor, estando
concebidas para ir insertas en brazos, y más excepcionalmente en piernas, en un punto
que en el primer caso puede oscilar entre la muñeca y el brazo en cuestión. En esta última
posición sabemos que en la Antigüedad tales piezas contaron con un valor.
La única pulsera identificada en las colecciones del Museo procede de un contexto tardoantiguo, y más específicamente de una sepultura femenina, tratándose de un simple
ejemplar junto al que fueron halladas varias cuentas de vidrio (inv. 8433 al 8443), dos pulseras de bronce (inv. 8445 y 8446) y una cadena, también de bronce (inv. 8447). El ajuar
fue publicado en su momento por Martín Almagro Basch y Alejandro Marcos Pous84. Sin
embargo, en él no se hacía mención a la pulsera de hierro que, por ende, en los inventarios
del Museo ingresa expresando de manera clara su pertenencia al mismo conjunto.
5. Amuletos
Por amuleto entendemos un objeto de carácter mueble que, debido a su forma o a la
materia en la que se hallara realizado, confiere una protección mágica al sujeto que lo porta
respecto a daños de diversa índole. El hierro es, según una tradición popular aún vigente
en la Península Ibérica, una materia especialmente proclive para la realización de amuletos
debido a las connotaciones asociadas a su propia naturaleza85. No es de extrañar por ello
que, frente a otros amuletos en bronce en los que lo que prima a la hora de hacer ejercer
el carácter protector del objeto sea la sola forma del mismo, en los de hierro a ésta se le
combinen las virtudes derivadas de la propia materia en la que la pieza está elaborada.
En todos los amuletos catalogados en las colecciones del Museo nos hallamos por lo
demás ante un idéntico tipo en lo que al aspecto formal se refiere, conocido en función de
la representación de los genitales masculinos como amuletos fálicos86. Es curioso hacer
notar de un modo más pormenorizado que, frente a los de bronce, en los que junto a los
testículos suele representarse también el pene, en los de hierro sólo nos encontramos con
figuraciones aisladas de los testículos. Su forma es curiosamente idéntica a la de ciertas
piezas aún usadas en oriente en plena Edad Moderna, debiendo de contar con una larguísima tradición no sólo funcional, sino incluso morfológica87. En cinco de nuestras piezas
(5.1 a 5.4), se verifica además la existencia de un hueco en su interior, haciéndose palpable esta circunstancia gracias a la presencia de una fisura en la parte inferior de los testículos
84
ALMAGRO BASCH; MARCOS POUS, 1958, pág. 87.
85
ALARCÓN ROMÁN, C.: Catálogo de amuletos del Museo del Pueblo Español. Ministerio de Cultura, Madrid,
1987.
86
87
VELÁZQUEZ JIMÉNEZ; BARRERA ANTÓN, 1988.
Muy expresivo respecto a lo dicho resulta el ejemplo constituido por los amuletos hallados en la excavación del
navío San Diego, donde se constatan desde ejemplares con dos testículos, como nuestras piezas 5.1 y 5.2, hasta
otros con testículos aislados destinados a penderse aisladamente o unidos por parejas mediante una anilla, como
nuestros amuletos 5.5 y 5.4 respectivamente. Sobre las piezas del galeón San Diego, custodiadas en el Museo
Naval de Madrid, vid. El San Diego: un tesoro bajo el mar. Madrid, 1995.
170
que, debido a su reiteración en este mismo punto a lo largo de todos los ejemplares analizados, casi nos vemos inclinados a pensar que remite a una circunstancia de origen, y no
a una consecuencia de la dilatación y posterior ruptura de las dos láminas con las que la
pieza se hallara confeccionada. La oquedad interna debe de ser también intencionada,
dado que el hierro permite sobradamente realizar piezas macizas sin dificultades ni técnicas
ni económicas. Así pues, el orificio interno sólo puede encontrar a nuestro modo de ver
dos lecturas: una funcional, para aligerar el peso de la pieza; y otra más estrictamente asociada a su carácter protector, abriendo la posibilidad de que estuviese destinada a alojar
en su interior algún tipo de objeto al que también se le atribuyese un valor profiláctico. En
éste último caso nos hallaríamos con un objeto en el que debían de conjugarse las propiedades de hasta tres elementos protectores: uno formal (los testículos) y otros dos materiales
(el hierro y la materia indeterminada dispuesta en su interior).
6. Llaves
La llave es un objeto destinado a ser introducido en una cerradura para, por medio
del accionamiento de un mecanismo, permitir su apertura. Por lo general hemos de indicar
que, frente a las llaves utilizadas en la actualidad, en sus orígenes contrastaron dos tipos
básicos en función de su formato: uno de gran formato y otro de pequeño formato. El primero es el más antiguo sin duda. Conocido por la historiografía como llave laconia debido
a la región a la que se le atribuye su origen, está conformado por un largo vástago que,
tras inflexionarse por tres veces en 90º, muestra un reducido número de dientes alineados
en vertical con el segundo tramo del vástago y cuyo número, por norma general, suele
oscilar entre los dos y los cuatro. Esta tipología está bien documentado en la Península
Ibérica desde la Edad del Hierro, y aún en época romana ve continuado su uso de cara a
la apertura de grandes portones.
Por su parte, la de pequeño formato es la más próxima a la ya perdurada hasta la actualidad, compuesta de una anilla, un tronco y un paletón. Ésta estuvo originalmente vinculada sobre todo a cierres menores, como los del mobiliario, y convivió en sus primeros
tiempos con las llaves de gran formato. Los ejemplares más tempranos de esta última tipología suelen caracterizarse por contar con un paletón que, o bien está emparentado con
el de la llave laconia, con un número reducido de dientes paralelos a un segundo tramo
del tronco, o bien se muestra resueltamente sencillo, bajo la forma de una simple lámina.
Los tipos más propios de la Edad Media se distinguen por mostrar ciertas formas singulares
en las anillas, que en ocasiones cobran la forma de láminas perforadas, así como por disponer el paletón bajo la apariencia de una placa que nace en vertical del tronco para, o
bien mostrar un frente plano, o bien disponer una serie de dientes en el extremo opuesto
al paletón, o bien, en fin, doblarse para adoptar un perfil singular en su recorrido.
En las colecciones del Museo contamos con una buena representación de ejemplares
propios de los dos formatos. Entre las llaves de gran formato, nos encontraríamos con los
ejemplares 6.11 a 6.14, todos ellos procedentes del la Casa del Anfiteatro, así como
aparte con el 6.17, procedente de los Columbarios, y el 6.19, procedente del Solar de
Las Torres. Sorprende la concentración de tres de ellas en un mismo contexto como era
la estancia interpretada como una cocina de la conocida domus suburbana (consúltese el
comentario por procedencias). La llave laconia está invariablemente elaborada en hierro,
sin duda a causa de la fuerza que se requería en la misma para el desbloqueo de la cerradura correspondiente. Creemos de interés recordar por lo demás que, aunque en recientes
excavaciones en la ciudad han sido localizados otros ejemplares de esta misma tipología,
171
por lo general en contextos de vertedero88, en algún caso sí parecen asociarse a edificios
específicos89, y en todo caso siempre aparecen en ámbitos suburbanos, lo que de algún
modo nos sugiere la vinculación de tal objeto más con el ámbito del campo que con el de
la ciudad. Ello podría deberse a que el nivel de seguridad exigido por el primero debía ser
superior al del segundo, un hecho ratificado de algún modo también por los lugares de
procedencia de las rejas analizadas más adelante, en el tipo 59.
Contrariamente a lo que sucede con las llaves de gran formato, las de pequeño formato
si cuentan con ejemplos elaborados en bronce, como serían los inv. 5952, 7529, 17269,
25510 y 36132. Ahora bien, entre las piezas realizadas en hierro han de distinguirse dos
grupos cronológicos claramente diferenciables: uno adscrito a la Antigüedad y otro con
una cronología más avanzada, enmarcable entre la Baja Edad Media y la Edad Moderna
grosso modo. En el primero destacarían por una parte las piezas 6.4 6.10 y 6.21, con
un paletón próximo al de las llaves laconias y formalmente muy similar a la pieza de bronce
inv. 17629. Hemos encontrado paralelos a este fenómeno fuera de la Península Ibérica,
en contextos inequívocamente romanos90. Otras de las piezas de pequeño formato que
pueden adscribirse al periodo antiguo, entre las que se contarían la 6.9 y la 6.18, presentan un paletón muy sencillo, habiendo sido halladas por lo demás ambas en un contexto
funerario. Una datación medieval o moderna la detentarían los restantes ejemplares, a excepción quizá de la pieza 6.16, cuanto menos más insegura respecto a su cronología debido a su parcial estado de conservación. En fin, el objeto indeterminado 75.26 viene
interpretado en la ficha manual como llave, suponemos que del tipo de la 6.9, pero su
contexto de hallazgo nos hace dudar acerca de tal interpretación. Y algo similar sucede
con el ejemplar 75.49, aunque en este caso la dificultad en su adscripción parte de su
mal estado de conservación.
7. Cerraduras
Como complemento del tipo descrito en el apartado anterior se encuentran las cerraduras, donde se incluye el mecanismo que la llave debía accionar para la apertura de una
hoja móvil, por lo general de una puerta o un mueble. El engranaje en cuestión estaba
oculto en la cara posterior de la hoja cuya apertura facilitaba, si no en su interior, y como
único acceso al mismo presentaba un orificio conocido con el nombre de ojo en el que se
introducía la llave, mostrando en ocasiones formas adaptadas en negativo al perfil que
detentaba esta última. La llave, mediante el movimiento del mecanismo, podía permitir la
retirada de un pestillo que era el que impedía la apertura de la hoja. En fin, el ojo podía
manifestarse directamente sobre la hoja en la que la cerradura se hallaba contenida, pero
también era habitual que se reforzara mediante la presencia de un escudete o placa metálica.
De todos los elementos descritos, tanto el mecanismo como el escudete o el pestillo,
contamos con algunos testimonios en las colecciones de bronce del Museo. Las piezas inv.
6648, 10121, 13230, 20149, 29442, 30119 y 30515 por ejemplo, consistentes en placas
perforadas, pueden interpretarse como pasadores en los que se introducirían los dientes de
la llave para la retirada del pestillo. Las piezas inv. 5793, 6633, 7578 y 24744 harían las
88
Vid. al respecto MÉNDEZ GRANDE, 2005, págs. 148-149.
89
Vid. el ejemplo publicado en MONTALVO FRÍAS, 1999, pág. 148. La autora destaca en el mismo artículo (pág.
136) el uso agrícola, durante los inicios de la Antigüedad tardía, del espacio en el que intervino, argumentando al
respecto la detección de varios aperos, así como de numerosas ruedas de molino.
90
CRUMMY, 1995, pág. 126.
172
veces de pestillos móviles en ciertos muebles, yendo superpuestos al escudete y retirándose
al liberarse un extremo de las mismas introducido en este último. Y finalmente contamos
con algunos escudetes, como los inv. 2134, 5792, 5834, 6632, 15499 y 17180, destacando
de muy especial modo el último de los citados, procedente de la Casa del Mitreo, por conservar la caja con el engranaje completo. Ahora bien, los restos de cerraduras o de partes
de las mismas en hierro son harto más exiguos, contándose apenas con una pieza perteneciente a un mueble que, por lo demás, creemos poder adelantar hasta la Edad Moderna.
El ejemplar en cuestión, sí debemos destacar que independientemente de su cronología
destaca sobre muchas de las piezas de bronce referidas por conservar asociados parte del
mecanismo de apertura, el escudete que lo ocultaba y, como elemento aparte, los posibles
restos de un pestillo móvil que debió de poder fijarse al escudete de la cerradura.
8. Cucharas
La cuchara, definida por una concavidad concebida para retener pequeñas cantidades
de sustancias líquidas o semilíquidas, podía estar asociada a varios ámbitos, entre los que
destacaría el doméstico de cara a la alimentación, pero también el médico con vistas al
traslado y calentamiento de determinados productos. Conocido de antiguo junto al cuchillo, los más tempranos ejemplares se realizarían en madera y hueso, perpetuándose en el
ámbito rural la elaboración de ejemplares en tales materias hasta prácticamente la actualidad. Sin embargo y de la primera de las dos, que incluso en época romana debió de ser
una materia dominante en su confección, es difícil que se preserven piezas desde tiempos
más o menos remotos debido a su carácter orgánico.
En las colecciones del Museo, existen cucharas elaboradas en distintas materias. Varias
son las conservadas en bronce, como las piezas inv. 213, 6867, 6873, 7242, 7451, 7528,
7974, 6873, 10053, 14231, 18419, 19685, 24898, 29966, 29981, 29983, 30206, 30697,
36027, 36130 y 37277. A ellas les siguen en número las realizadas en hueso, como las
piezas inv. 5951, 7359, 7387, 11311, 24340, 25315, 25348, 26833, 26887, 30007,
30713, 30725, 36136, y quizá también la inv. 34735. En plata contamos con una serie
de destacados ejemplares, como las piezas inv. 212, 6198, 6277, 6280, 10093, 10094 y
30161. Con una segura finalidad médica, conservamos un único ejemplar elaborado en
vidrio, el inv. 30327, procedente del ajuar médico hallado en una sepultura cercana al
Acueducto de San Lázaro. Y en fin, resulta interesante señalar la presencia de una pieza
en cerámica asociada al ámbito lúdico, al tratarse de una miniatura posiblemente vinculada
a los juegos infantiles, el inv. 37261.
Frente a todas estas piezas, sólo tenemos constatada la presencia de un ejemplar en
hierro susceptible de ser incluido en nuestro catálogo. La pieza se conserva de un modo
muy parcial y, de hecho, apenas somos capaces de asociarla al presente tipo gracias a que
en el momento de su catalogación aún era posible verificar la correcta interpretación de
su forma: actualmente, de la cuchara apenas se conserva el mango y el arranque de la
pala. Si hemos creado un apartado para este exiguo testimonio, es, aparte de porque fue
segura su interpretación en el pasado, por dejar constancia de una representación de este
tipo dentro de las colecciones del Museo. Más recientemente y fuera del ámbito de actuación pretendido por nuestro estudio, sí queremos recordar que ha ingresado en nuestra
institución una cuchara de hierro más completa, la cual ha recibido el inv. CE2011/1/80.
La pieza fue entregada al Museo por José Manuel Jerez Linde y aceptada por el Ministerio
de Cultura en 2011, declarándose procedente de una prospección en la villa romana de
Perales (Lobón, Badajoz).
173
9. Trípodes
El trípode es en sentido general un objeto definido por la presencia, como su propio
nombre indica, de tres patas. Frente a tan amplia interpretación, que abarcaría también
los trébedes o atifles usados en el oficio alfarero, nosotros queremos constreñir su significado en el ámbito de los hierros al de un tipo de objeto que consistía en un soporte compuesto por un triángulo o un círculo del que surgían las tres patas en cuestión, y que, al
igual que un instrumento científico contemporáneo, servía para sostener un recipiente
sobre una fuente de calor situada en su parte inferior. A tal efecto, su utilización en la Antigüedad podía estar vinculada a un contexto doméstico, pero también a uno industrial.
Son seis los ejemplares que, procedentes de las colecciones del Museo, hemos contabilizado para nuestro catálogo. Sin embargo hemos de advertir que es muy posible que
cuatro de ellos, que detentan una misma procedencia, se uniesen conformando un único
objeto integrado por el aro 9.2 y las patas 9.1, 9.3 y 9.4. Dicho trípode procede por lo
demás de un contexto a todas luces industrial, como era la fábrica de vidrio excavada en
la Carretera de circunvalación durante la posguerra, de la que se extrajo igualmente el interesantísimo conjunto de tubos de soplado analizado dentro del tipo 56. Frente a él, las
otras dos piezas parten de un soporte en forma de triángulo equilátero y deben vincularse
más seguramente a un contexto doméstico, si no a uno de vertedero, a falta de datos más
exactos sobre las circunstancias de su hallazgo: el 9.5 procede de la Casa del Anfiteatro,
del área interpretada por su excavador como una cocina, mientras que el 9.6 lo hace del
Solar de Las Torres. En recientes excavaciones, ha sido localizado un trípode con un soporte triangular, como el de estos últimos, pero sin embargo asociado como el de la Carretera de circunvalación a una instalación industrial91.
Otras piezas próximas a nuestro tipo pero con más reservas respecto a nuestra interpretación debido a su parcial estado de conservación, serían el vástago 71.24 y los objetos
indeterminados 75.6 y 75.51. Igualmente, dos de los ejemplares incluidos entre los indeterminados podrían haberse sustentado sobre tres patas, pero no debían encuadrarse
tipológicamente dentro de nuestro tipo: uno de ellos, el 75.7, consiste en un pequeño aro
con tres protuberancias que le servirían de pies, consistiendo quizá en un pedestal de pequeño formato; el otro, el 75.8, podría interpretarse como el soporte de una lámpara o
un quemaperfumes, si bien el desarrollo de una de las prolongaciones interpretadas como
patas resulta algo más corta de lo necesario, no pareciendo en principio haberse extendido
más allá de su terminación.
10. Refuerzos mobiliarios
Bajo esta denominación queremos englobar aquellas piezas que fueron susceptibles
de ir fijadas sobre un mueble, si no sobre una superficie móvil afín, como sería una puerta
o una ventana, con vistas a conferirle cierta solidez a su estructura. Ello no impedía que
también contara con un cierto carácter decorativo, derivado de la adopción de un perfil
singular, así como que funcionalmente se prolongara para concluir bajo la forma de una
bisagra.
En realidad, en el presente tipo y asociado al ajuar doméstico, hemos encuadrado un
único ejemplar procedente de la Casa del Mitreo en el que se percibe con claridad un perfil
de tendencia abalaustrada como el que suelen detentar tales refuerzos. Otra pieza que podríamos haber interpretado como tal, en realidad veía primar su carácter de bisagra, por
91
SILVA CORDERO; SÁNCHEZ SÁNCHEZ, 2006, págs. 67 y 80, fig. 20.
174
lo que fue incluida en el apartado correspondiente bajo el número 63.5. De igual modo,
la placa 72.1 o el objeto indeterminado 75.40 podrían haberse adscrito al presente tipo,
pero con ciertas reservas.
11. Asas
Bajo el término asa englobamos un elemento que invariablemente iría unido al otro
con destino a su suspensión. El objeto en el que se integrara podría haber tenido muy diferentes naturalezas, aunque por lo general y frente a los tiradores, se puede pensar en recipientes, siendo por ello por lo que hemos englobado el presente tipo en el entorno de las
piezas asociadas al ámbito doméstico. Igualmente, su morfología podía ser muy variada,
pudiendo clasificarse en atención a su forma, su carácter fijo o móvil y, en la primera de
estas dos últimas alternativas, su posición. Dada su resistencia, el hierro se hacía especialmente útil en su asociación a objetos que eventualmente podrían recibir una determinada
carga, como era el caso de los cubos. Pero también podían aparecer ligados a recipientes
más propios de la cocina o la vajilla doméstica, por lo general elaborados en materias distintas, como el bronce.
Obedeciendo a la tipología de asa móvil, las dos piezas incluidas en nuestro catálogo
deben de vincularse a un recipiente del tipo del que nos acabamos de referir, tanto por su
formato como por su morfología. Ambas presentan una forma básica semicircular, y mientras la primera (11.1) conserva en los extremos el segundo giro necesario para cerrar la
pieza sobre las anillas de las que pendiese, de la segunda (11.2) apenas nos resta el semicírculo rebajado del área central. Si bien sendos ejemplares podrían haberse adherido a
uno de los laterales del recipiente al que se vincularan, también podrían haber servido
como asa de suspensión, integrados en un recipiente como el caldero 13.1 de nuestro catálogo. En recientes excavaciones practicadas en la ciudad de Mérida, ha sido hallada una
nueva asa de hierro, pero de constitución más sólida que las nuestras. Su contexto de hallazgo ha sido interpretado como una instalación industrial92.
12. Cazos
Como cazo entenderemos un recipiente con un mango horizontal destinado al calentamiento de determinadas substancias, por lo general alimentos. Sin embargo, dicho tipo
sufre cierta homonimia con otro objeto de menor formato y con un largo mango vertical,
destinado al traslado de líquidos y designado en la tradición castellana con el nombre de
cucharón. Tomando la primera acepción, en los tipos conocidos en la antigüedad, tales
piezas suelen contar con un depósito semiesférico, y están por lo general elaboradas íntegramente en bronce.
En el Museo Nacional de Arte Romano conservamos algunos ejemplares en dicha materia, soliendo conservarse más el asa que el recipiente, debido a la extrema delgadez de
las paredes en el depósito de este último. De este modo, en el ejemplar inv. 7056, hallado
en un contexto industrial, sólo subsiste el mango y el arranque del recipiente, mientras que
en el inv. 7791 el recipiente en cuestión, aunque preservado, se encuentra bastante deformado. Algo más excepcional es el caso del cazo inv. 24994, en el que frente al recipiente,
que se encuentra en bastante buen estado de conservación, ha desaparecido el mango.
En hierro, sucede algo similar que con el cazo inv. 7056: se conserva básicamente el
mango, mientras que del recipiente apenas percibimos parte de su borde y el arranque de
sus paredes adherido a uno de los extremos de este último. Por lo demás, su contexto de
92
SILVA CORDERO; SÁNCHEZ SÁNCHEZ, 2006, págs. 67 y 80, fig. 8.
175
hallazgo es ajeno a la ciudad de Mérida, procediendo de la villa romana de Torreáguila,
en Montijo (Badajoz).
13. Calderos
Por caldero entenderemos un recipiente que, aunque sea susceptible de compartir ciertas
semejanzas formales y funcionales con el tipo del cazo descrito en el apartado precedente,
carece del mango horizontal que le caracteriza, pudiendo además presentar un formato ocasionalmente muy superior al de este último. Como el origen de su propio nombre indica,
este tipo de recipiente estaba fundamentalmente destinado a calentar. Pero también tenemos
constatado su uso como elemento de almacenaje e incluso de ocultamiento.
En las colecciones del Museo contamos con ejemplares realizados fundamentalmente
en cobre (inv. 2179, 7064 y 25343), un material por lo demás de gran tradición en la confección de tales piezas incluso hasta una fecha reciente. Frente a éstos, el único caldero incluido en nuestro catálogo, es una pieza mixta de cobre y hierro en la que éste constituye
la base y aquel las paredes, culminando en el borde en dos pequeñas anillas de las que
entendemos que debió de pender un asa como las descritas en el apartado 11. Su contexto
de hallazgo es la Casa del Anfiteatro, y debido a su interés y buen estado de conservación,
fue seleccionado para su inclusión en el discurso de la exposición permanente.
14. Lámparas
Las lámparas, objetos destinados a la iluminación, pero también ocasionalmente con
un valor votivo o simbólico, son un tipo bien documentado desde la Antigüedad hasta la
Edad Moderna. Alimentadas por aceite, estaban compuestas por lo general de tres partes:
un depósito para el almacenamiento del combustible; una piquera, en contacto con el depósito, donde se colocaba una mecha con un extremo en contacto con el aceite y el otro
emergente hacia el exterior; y finalmente un asa para sustentar o en su caso suspender el
ejemplar. Su material preferente de fabricación era la arcilla, pero también las tenemos documentadas en vidrio, bronce e incluso hierro. Su evolución está muy bien determinada,
y más en lo que se refiere a sus depósitos. Los primeros ejemplares lo muestran invariablemente abierto. En época romana, cultura bajo la que reciben el nombre de lucerna, constan
de un depósito preferentemente cerrado, y aún incluso decorado en el disco que hace las
veces de cierre. Y ya exentos de una decoración tan sistemática, sus tipos se transmiten a
la Edad Media, designándose en la Península Ibérica a partir de la tradición lingüística
árabe con el nombre de candil.
Pese a que hemos indicado que a medida que avanza la Antigüedad se prodigan las
formas con depósitos cerrados, una excepción a ello la suponen los ejemplares realizados
en vidrio e hierro. Y es precisamente con esta morfología como se nos presenta el único
ejemplar identificado dentro de este tipo en las colecciones del Museo. Su estado es muy
fragmentario, pero aún así puede percibirse parte de su depósito y su asa. El contexto de
hallazgo podría quizá hacernos valorar una cronología avanzada, incluso moderna, pero a
falta de datos más precisos, nos vemos obligados a recordar que tenemos testimoniada la
presencia de ejemplares en hierro con depósitos abiertos ya desde la Antigüedad93. Apenas
la piquera podría habernos otorgado una orientación cronológica desde un punto de vista
formal. Sin embargo, ésta no se conserva, y sólo podemos dejar indicada la amplitud temporal bajo la que podríamos encuadrar nuestra pieza.
93
Vid. como ejemplo la lámpara hallada recientemente en el depósito de Neupotz, publicada en español en el catálogo de la exposición El tesoro de los bárbaros. Alicante, 2012, nº 101.
176
15. Campanillas
La campanilla es un instrumento sonoro que, por contraste con la actual campana,
puede definirse mediante su diminutivo con una entidad propia. La hemos enmarcado
próxima al ambiente doméstico por inscribirse puntualmente en el mismo, pero hemos de
advertir que, ante la carencia de un contexto claro, también pueden asociarse a otros ámbitos, como el lúdico o incluso el agrícola, bajo la forma de esquilas. En contraste con
nuestro tipo, hemos decidido crear uno específico asociado a un objeto que por su característico perfil y formato, no da lugar a dudas respecto a su más invariable asociación al
contexto agrícola. Nos referimos al cencerro, que en la presente obra recibe el número
31. En todo caso, una vez se enmarcaran en contextos domésticos, las campanillas es
muy habitual que pendiesen de determinados objetos, como sucede con el conocido tintinnabulum de Pompeya, y en tal sentido, a un posible carácter recreativo o lúdico podrían
haber sumado uno protector, pensándose al parecer que su sonido ahuyentaba los malos
espíritus. También y al igual que el cencerro eran susceptibles de ser colgados del cuello
de animales, pero más asociados a ámbitos domésticos y lúdicos que a otros más específicamente ganaderos94.
Entre los elementos de la campanilla se cuentan, al igual que en la campana o el cencerro, cuatro básicos que pueden elaborarse o no en una misma materia. Estos son: la
caja de resonancia que define el objeto; el hombro o asa que sustenta la campana en su
unión con el elemento del que pende; el puente en tercer lugar, constituido por un vástago,
un aro o incluso una cuerda que, dispuestos en el interior de la campana, sirven para suspender el badajo; y en fin el badajo, el cual percute con el movimiento de la campana las
paredes de la misma para producir el sonido.
En las colecciones del Museo contamos con ciertas piezas en cerámica adscritas por su
forma al ámbito lúdico, como serían los inv. 18073, 18074, 18075, 28630 y 28631. Y entre
los ejemplares elaborados en bronce, debido a su segura datación antigua nos interesa destacar los inv. 210, 2184, 2185, 2187, 2188, 2189, 7403, 8735, 9966 y 26434. En hierro son
menos las piezas detectadas, así como más parcial su estado de conservación, alcanzando
un total de tres de las que en dos se conserva la caja de resonancia y el hombro (15.1 y
15.2), y en la tercera (15.3) únicamente la caja de resonancia. En el interior de las dos primeras se pueden apreciar restos de óxido de cobre que nos hacen intuir que el badajo estaba
elaborado en bronce. Para otras propuestas al respecto, véase el comentario al tipo 31.
16. Cuchillos
Bajo la denominación de cuchillo vamos a englobar una serie de piezas caracterizadas
por presentar una hoja de reducida longitud. Entre sus componentes, aparte de la hoja en
cuestión, destaca el mango. Sin embargo y debido a que éste se hallaba por lo común elaborado en materias altamente degradables bajo las condiciones locales (en especial la madera), de él no suele restar más que la espiga en que se solía insertar. La hoja presenta por
lo común un aspecto laminar dotado de dos frentes que, en un extremo, culminaría por
norma general en una punta y en sus dos lados, bien en sendos filos, bien en un canto y
un filo. Sin embargo y debido al avanzado estado de corrosión de muchos de los ejemplares
analizados, no es posible determinar la presencia de filos en la mayoría de las piezas.
94
A tal efecto, recordaremos las elocuentes ilustraciones ofrecidas sobre este particular por la colección musivaria
del Museo, donde se muestran campanillas colgadas del cuello tanto del burro que porta a Baco en el mosaico de
la calle Pedro María Plano (inv. 36139) como de los caballos de las cuadrigas del mosaico de la calle Arzobispo
Maussona (inv. 26389).
177
Ante la descripción de los distintos cuchillos incluidos en nuestro catálogo hemos de
advertir que, por lo general, distinguiremos en la misma denominación de las entradas
entre cuchillos y hojas de cuchillos, otorgándose la primera de las designaciones únicamente
a aquellas piezas en las que se conserva el mango, estuviese elaborado en otra materia
distinta a la del hierro o no. A tal efecto, sólo dos piezas conservan un mango elaborado
en una materia diferente, la 16.5 y la 16.6, ambas localizadas en un mismo contexto e
insertas, la una en una defensa animal, y la otra en una elaborada pieza de hueso de perfil
complejo. Los ejemplares con el mango constituido por la misma pieza de hierro que la
hoja, también son contados, incluyéndose únicamente entre ellos el 16.1 y el 16.2.
El número de cuchillos descritos es muy elevado, alcanzando los 35. Tipológicamente
podemos destacar respecto al elemento que define a casi todos ellos, esto es, la hoja, la
existencia de un grupo mayoritario compuesto por una hoja recta que, entre aproximadamente su mitad y su tercio final, hace decrecer el filo (y de un modo más esporádico, así
como menos pronunciadamente, el canto), hasta llegar a conformar la punta. De este
modo, lo que puede hacerse notar es, al margen de dicho grupo dominante, las excepciones a tal tipología. Tras el mismo, el siguiente con un cierto dominio numérico es el de los
ejemplares dotados de un canto recto y un filo de perfil curvado en la totalidad de su recorrido, donde se cuentan las piezas 16.1, 16.2, 16.3 y 16.9. Esta forma debía de tener
especial interés para facilitar el deslizamiento del cuchillo sobre su superficie de corte. Existen otras piezas en las que lo que podemos señalar es un doble filo que condiciona un
perfil similar por los dos laterales de la hoja, y entre ellas se cuentan la 16.4, la 16.8 y la
16.31, aunque en la primera de las dos no parece distinguirse con claridad si contó con
filo alguno, consistiendo quizá simplemente en un instrumento destinado a la incisión.
Cronológicamente, la ausencia de procedencias seguras en casi la mitad de los ejemplares, así como de un contexto claro en la mayoría de los restantes, nos impide asegurar
algo ajeno a lo que indica la propia forma de los objetos en cuestión. A tal efecto y por referentes externos, Casas y Nolla nos hablan de una temprana propensión tardorrepublicana a cuchillos de pequeño formato, a la que suceden en época imperial unas nuevas
tipologías dotadas de unas mayores proporciones, así como de ciertas singularidades formales, a saber: la presencia de un mango de tamaño similar al de la hoja; la eventual aparición de terminaciones anilladas en el extremo final del mango, con destino a poder colgar
las piezas; y en fin, ciertos tipos de hojas de perfiles singulares, como las de media luna95.
De las tres características indicadas, entre nuestros cuchillos apenas destacaremos la constatación de una terminación anillada en el 16.3 y el 16.7. Mejor caracterizados se encontrarían sin embargo dos objetos, el 16.8 y el 16.31, dotados de un doble filo y con un
perfil simétrico. Ambos podrían ser clasificados como puñales, y más concretamente el primero, excelentemente bien conservado, tiene un claro paralelo en el ejemplar excavado
en la villa de Tolegassos y datado por contexto entre los siglos II y III d.C.96.
Por contraste a las piezas romanas, los ya citados Casas y Nolla recalcan en los cuchillos
de la Antigüedad tardía la pérdida de formas como la hoja en media luna, así como sobre
todo el acortamiento del mango frente a los perfiles más estilizados que van cobrando las
hojas97. Lo segundo es un hecho verificable en varias de las piezas de nuestro catálogo,
pero siempre en función de que su espiga de enmangue no llega a prolongarse por toda
95
CASAS; NOLLA, 2011, pág. 29.
CASAS; NOLLA, 2011, págs. 154-155.
97
CASAS; NOLLA, 2011, págs. 29 y 31.
96
178
la extensión del mango perdido, como sucede con muchos de los ejemplares recogidos
en Cataluña, y no podemos precisar si dicho acortamiento en la espiga realmente esconde
algún tipo de precisión cronológica. Sólo podemos destacar si es caso el dato de que tal
circunstancia se verifique en una de las pocas piezas datadas por contexto en época tardoantigua, el ejemplar 16.32, procedente de Casa Herrera. En función de su hoja y con
algo más de seguridad, es posible que podamos encuadrar en el periodo también un pequeño lote de ejemplares definidos por mostrar en la misma un perfil afalcatado que, en
relación a nuestro tipo, suele enclavarse en la Antigüedad tardía. Se trata de los cuchillos
16.22, 16.25 y 16.26.
También dotadas de una singularidad formal, aunque en este caso por una cuestión
profesional, debemos destacar las piezas 16.5 y 16.6, una con el filo y el canto curvados
en el sentido del primero, y la otra corta y de forma trapezoidal. Dicha singularidad radica
en el hecho de que se trata de instrumentos de posible uso quirúrgico, tal y como desvela
su contexto de hallazgo. Tal uso para piezas de nuestro tipo ha vuelto a verificarse en fechas más recientes gracias a la localización de nuevos ajuares médicos, aunque los ejemplares que los integran están menos definidos formalmente que aquellos de los que
estamos hablando98. También un destino similar podría colegirse para los cuchillos 16.16
y 16.20 que, en base a su reducidísimo formato, cabría pensar en que consisten en algún
tipo de bisturí especializado, aunque sin desecharse la posibilidad de que antes bien se
trate de juguetes infantiles. En fin, dos ejemplares incluidos en el presente tipo pero que
por sus dimensiones les ha sido planteada con reservas una interpretación como espadas,
son las piezas 16.31 y 16.35. En relación al estas últimas y su contexto de hallazgo, consúltese el siguiente apartado.
17. Espadas
A diferencia del cuchillo, bien determinado por su carácter generalmente utilitario, la
espada consiste invariablemente en un arma. Su historia es larga y, asociada al progreso
de la tecnología militar, ha evolucionado enormemente desde sus orígenes en la Edad del
Bronce hasta su más reciente historia, reducido su uso ya al ámbito deportivo o como
complemento en los uniformes de gala. La espada puede contar con uno o dos filos, así
como con una punta, de modo que, a diferencia del estoque o el florete, puede ser usada
tanto para efectuar cortes como realizar estocadas. Un paso importante en su evolución
formal se produjo con el triunfo de la caballería en la Antigüedad tardía, cuando comienza
a alargarse para poder acometer al enemigo desde el caballo, generando a la postre una
variante especializada en el empleo del corte, el conocido como sable.
Durante la Antigüedad, se prodiga el hallazgo de espadas asociadas a contextos funerarios en los que se incluían como parte del ajuar del difunto, y ello se hace patente en sociedades tan militarizadas como las celtibéricas, dentro del ámbito peninsular. Sin embargo,
la profesionalización del ejército en época romana va a suponer un lapsus en tales prácticas, sólo retomadas ya en la Edad Media, y ello nos sirve para explicar la manifiesta ausencia general de ejemplares de nuestro tipo en las colecciones de un Museo enclavado
en el solar de una colonia de veteranos. Las pocas excepciones a ello entre sus fondos se
justifican sólo por su pertenencia a periodos cronológicos anteriores o posteriores al Im98
BEJARANO OSORIO, A.: “Nuevas aportaciones al conocimiento de la medicina y farmacéutica en la ciudad de
Augusta Emerita”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 2000. Memoria 6. Badajoz, 2002 (págs. 397-421), págs.
402-405. Entre los ejemplares recogidos por la autora destaca, eso sí, como en los nuestros, un mango de hueso finamente trabajado.
179
perio romano. Anterior a él era una espada del tipo de la ría de Huelva, desgraciadamente
desaparecida desde la Posguerra99. Y posterior, el único ejemplar clasificado con seguridad
como espada dentro de nuestro catálogo: la pieza 17.1. La ficha manual interpreta esta
última como una pieza correspondiente al periodo islámico, y analizando la forma de su
hoja, así como la de su singular pomo ovalado, parece poder tener razón. Lamentablemente, la desaparición de un elemento tan definidor como el guardamano, nos impide
llegar a conclusiones más precisas.
Al margen de la anterior pieza y tal y como hemos señalado en el apartado precedente,
los cuchillos 16.31 y 16.35 han querido interpretarse también como espadas, debido a su
tamaño mayor que el normal. El primer ejemplar fue hallado en la Alcazaba, mientras que
el segundo fue hallado en la villa romana de Torreáguila, establecimiento este último del
que el Museo custodia entre sus fondos, aunque en espera de la confirmación de su ingreso
como depósito estable, una espada corta (TA87/2295) datada tipológicamente por el arqueólogo excavador en el Siglo VII. Pero en realidad y pese a que la diferencia de formato
se hace manifiesta con el resto de los cuchillos, no creemos que lleguen a alcanzar esta última
consideración, pudiendo catalogarse antes bien como puñales, al igual que el ejemplar
16.28. Más sencillo aún resulta descartar dentro del presente tipo piezas como la lámina
73.1 y el objeto indeterminado 75.37, con un perfil y un formato apropiados pero sin embargo carentes de un filo o una punta que pueda confirmar su identificación como espadas.
18. Puntas de lanza
La lanza es un objeto usado desde sus orígenes en dos ámbitos tan próximos como la
caza y la guerra. En efecto, se trata de una de las primeras manufacturas humanas, incluso
anterior a la azada como anterior es la caza a la agricultura, y su remoto pasado alcanza
al Paleolítico. A los ejemplares en piedra siguieron los de bronce y finalmente los de hierro,
donde se asentó para desechar cualquier otra materia a consecuencia de su incomparable
resistencia. Existen varias tipologías de lanzas según su forma y uso. Algunas formaban
un todo con su mango y constituían lo que en la cultura romana vino a denominarse como
soliferrum. Pero otras iban enmangadas en una larga asta, soliendo contar en tal caso con
dos elementos: la hoja y el cubo de enmangue. La primera es la punta del arma en cuestión, y la segunda se prolonga a partir de la primera, hallándose hueca en su interior para
así poder acoger el extremo del asta. En otra tipología asociada al ejército romano, como
era el denominado pilum, la hoja consistía en un largo vástago de metal terminado en
punta, y, cuando no iba inserta en el mango por medio de una espiga, el cubo de enmangue era notablemente más ancho que aquella, sirviéndole de base. Pero quizá la forma
más genuinamente asociada a la lanza es aquella en la que la hoja presenta una forma
romboidal, mientras que el cubo de enmangue se prolonga a partir de la primera bajo una
forma por lo general troncocónica. Esta última se detecta desde época prerromana en la
Península Ibérica, y de igual modo se prolonga en el tiempo durante toda la Edad Media
e incluso la Edad Moderna. Casas y Nolla advierten de la posible datación tardoantigua
de los ejemplares que ellos publican en relación a esta segunda tipología, vinculando la
de los pilum más estrictamente al periodo romano100.
En las colecciones del Museo, es escasa la variedad formal que hallamos en lo que a
puntas de lanza se refiere. Para comenzar, parecen hallarse ausentes tipologías como las
99
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1944, pág. 46.
100
CASAS; NOLLA, 2011, págs. 146-152.
180
de los mencionados soliferrum y pilum, y pese al interrogante que las fichas del catálogo
sistemático ofrecen respecto a que los vástagos que integran el conjunto 71.2 puedan
consistir en fragmentos de pilum, en función de la forma que detentan, así como de la ausencia de otros ejemplares en la ciudad, creemos poder descartar tal hipótesis. Lo que juzgamos que más puede aproximarse a la segunda de las tipologías, podría ser la pieza 18.4,
notablemente prolongada hasta el inicio de una delgada hoja y con un cubo de enmangue
troncopiramidal.
Nos restan pues, en la mayoría de los casos, sólo aquellos objetos caracterizados por
presentar una hoja romboidal y una espiga de enmangue troncocónica. Tal tipología tenemos la certeza de que fue empleada en época romana, al menos en ámbitos lúdicos y
cinegéticos. Pero también y como ya hemos indicado, se prolongó por toda la Edad Media
y ya hasta la Edad Moderna, por lo que su forma en general poco nos puede decir de su
cronología. Tampoco su uso queda claro: pudiendo ser tanto militar como cinegético o,
en una vertiente de esto último, lúdico, si es caso, su asociación al ámbito militar quizá
pueda excluirse en el periodo romano dentro de Mérida. Y es que en los niveles correspondientes a tal momento, como hemos hecho notar al hablar de las espadas, se constata
una general ausencia de armamento bélico. Sabemos de la presencia de puntas de lanza
en contextos funerarios cerrados gracias a las recientes excavaciones en el solar de la ciudad. Un buen ejemplo de ello lo constituiría el del ajuar detectado por Gijón Gabriel en
un enterramiento de incineración de la zona del Circo romano101. Pero estos hallazgos, al
no ser acompañados de otros objetos propios de la panoplia militar, podrían explicarse
mejor en relación a los otros usos expuestos para tales piezas.
De entre todos los ejemplares descritos, sí nos gustaría recalcar debido a su singularidad
el 18.12. Éste muestra un reducido formato, definiéndose por la presencia de un prolongado y bien sellado cubo de enmangue y una punta de forma piramidal. Su tipología, más
próxima por su tamaño a las flechas, se ha inscrito entre las lanzas por aproximarse formalmente a un objeto más afín a las mismas, como era la jabalina. Tenemos claros paralelos a tal forma, de hecho, registrados en yacimientos como el de Numancia102. Más
extraños se nos hacen tanto su carácter aislado en la ciudad, como su procedencia específica (el Teatro romano) y sobre todo la presencia de un sobredorado en la superficie del
ejemplar, que nos ha hecho considerar en el comentario a la pieza que pudiéramos hallarnos ante un elemento asociado a una de las esculturas que poblaron el entorno del
más emblemático de los edificios de espectáculos de la antigua Mérida.
19. Regatones
El regatón está constituido por una pieza de forma cónica, hueca en su interior, que
tenía como propósito servir de remate al asta en el que se ensartaban las puntas de lanza
por el extremo opuesto a aquel en el que se situaba la punta en cuestión. A tal efecto, no
sólo servía para evitar el desgaste del asta por aquel extremo, sino que además podía servir
ocasionalmente como arma auxiliar.
En las colecciones del Museo se custodian tres ejemplares que podamos englobar dentro de dicho tipo. El primero (19.1), procedente del Almacén del Teatro romano, presenta
un formato mucho más reducido que los otros dos (19.2 y 19.3), que proceden del Solar
de Las Torres, aunque de sectores diferentes. Sin embargo hemos de advertir que el ta101
GIJÓN GABRIEL, 2004, pág. 86.
102
LUIK, 2002, pág. 194, lám. 88.
181
maño de estos últimos, pese a ser inequívocamente mayor, se encuentra algo sobredimensionado debido a las gruesas capas de corrosión superpuestas al alma original.
20. Puntas de flecha
Al igual que ante las puntas de lanza, nos hallamos ante un objeto definido por la ausencia de una porción fundamental del mismo, como era en éste caso el asta de madera
en la cual se insertaba la flecha. De ahí deriva que en tales ejemplares distingamos nuevamente dos partes: una que constituye la punta en cuestión y la otra que, bajo distintas soluciones, haga las veces de elemento de ensamblaje con el asta. La primera suele adoptar
una forma laminar, pero también conocemos casos en los que se desarrolla en grosor,
constituyendo una pieza de sección romboidal. En relación a la segunda, en época romana
hallamos una solución bien constatada para el cercano caso de Numancia, en la que un
vástago va adelgazándose a partir de la punta, estando destinado a ser introducido en un
orificio practicado en uno de los extremos del asta de la flecha103. Frente a este tipo, una
solución distinta consistía en configurar un auténtico cubo de enmangue como el de las
lanzas pero de un tamaño evidentemente más reducido. Ésta última alternativa supone
sin lugar a dudas un mayor esfuerzo técnico en la elaboración de un tipo de pieza que,
debido a su propia naturaleza, debía ser producido en grandes cantidades y con la previsión de que, tras su utilización, pudiera extraviarse y no volver a ser empleada.
En las colecciones del Museo extraña en principio la extrema escasez de ejemplares
que, en contraste con el número de puntas de lanza, se asocian al presente tipo. Igualmente
resulta algo extraña su propia variante formal, mostrando cubos de enmangue en las dos
únicas piezas detectadas en los fondos. La primera (20.1) perteneció al fondo antiguo sin
número de inventario del Museo y fue siglada en un momento avanzado con el 30227,
pudiendo quizá, y como en otros casos cercanos en su numeración, proceder de las excavaciones practicadas en la ciudad entre 1910 y 1936. La forma de su cubo de enmangue
remite a un tipo de manufactura en la que se ha simplificado el proceso de elaboración,
pareciendo haberse doblado sobre la misma asta dos láminas recortadas a partir de una
placa inicial. Respecto al otro ejemplar (20.2), procede del recinto de la Alcazaba, hecho
que podría asociarlo al uso militar del mismo desde su levantamiento y, por lo tanto, a
una cronología ya adentrada en la Edad Media.
El reducido número de piezas hallado en Mérida debe tener que ver con la ausencia
general de armas en la misma durante el periodo romano, donde no encontramos restos
de ni de espadas ni de escudos o armaduras, y sí sólo de un tipo de objeto, la lanza, que
bien podría asociarse a un uso distinto del militar, como podría ser el cinegético. Más extraño nos resulta explicar dicha ausencia para momentos más avanzados en el tiempo, en
los que entre la Antigüedad tardía y la Baja Edad Media se tiene constancia del mantenimiento de varios asedios a la ciudad. Una segunda hipótesis se nos hace por tanto necesaria para explicar la ausencia de ejemplares, y frente a la barajable para otros elementos,
más visibles y fáciles de recuperar, como las espadas, quizá en lo que tengamos que pensar
es en el extremo deterioro de las piezas tras su extravío, combinadamente con una recogida
selectiva de material por los arqueólogos hasta una fecha muy avanzada. Tal teoría podría
hallarse ratificada de hecho por el hallazgo de puntas de ballesta en las excavaciones practicadas por el Consorcio de la Ciudad Monumental en el foso de la Alcazaba emeritense104,
en un contexto afín al de la segunda de las piezas descritas en nuestro catálogo.
103
LUIK, 2002, págs. 194-195, lám. 89.
104
Agradecemos la información a Miguel Alba.
182
21. Balas
La bala es un tipo de proyectil que surge a finales de la Edad Media en íntima asociación al armamento pirobalístico, fuera éste manual o artillero. Hasta ya avanzada la Edad
Contemporánea y dado que el elemento detonante se introducía avancarga antes que el
proyectil en cuestión, las balas eran simplemente esféricas, sumándoseles con posterioridad, ya desde el Siglo XIX, un casquillo en el que iban incluidos ya tanto el detonante
como el taco que mediaba entre el mismo y el proyectil. El modelo de la bala esférica de
hierro, frente a proyectiles dotados de otras formas, estaba tomado directamente de su
antecedente en piedra, el conocido como bolaño, primero arrojado mediante ingenios
neurobalísticos y más tardíamente, desde al menos el Siglo XIV, mediante cañones cargados con pólvora.
En las colecciones del Museo se custodian tres balas de hierro, dos con un calibre
idéntico, y una mayor. Dos proceden de la Alcazaba (21.1) y (21.2) y la otra de los Columbarios (21.3). Sin duda deben datarse a partir de la Edad Moderna, pudiendo incluso
llegar a retrasar su cronología hasta los albores del Siglo XIX, en el contexto de la Guerra
de Independencia. Las piezas de artillería a las que se asociaran la primera y la tercera
contaron con un calibre más bien moderado.
22. Hachas
El hacha es un instrumento de corte en el que destaca la presencia de al menos una
hoja dispuesta verticalmente. Lo habitual es que en época romana se introduzca en un
mango de madera por medio de un ojo de ástil. Dentro de sus variedades tipológicas, la
hoja en cuestión puede combinarse, bien con otra hoja en vertical, bien con terminaciones
relacionadas con otras funcionalidades, tales como las del pico o la azada. Respecto a su
función, y pese a que el hacha está a día de hoy más asociada al ámbito de la agricultura,
no debemos olvidar que desde su origen se usó como arma, manteniendo dicho papel
hasta avanzada la Edad Moderna por medio de tipos tan específicos como el hacha de
abordaje.
Entre los ejemplares localizados en el Museo debemos destacar el dominio de aquellas
piezas en las que la hoja del hacha se combina con otros filos en el extremo opuesto por
mediación de un ojo de ástil. A tal efecto debemos citar la presencia de hojas verticales en
las piezas que, dado el predominante papel agrícola que le otorga al otro extremo su hoja
horizontal, hemos catalogado como azadas-hacha. Pero también, entre las piezas catalogadas como hachas, nos encontramos con un claro dominio en la presencia de otras terminaciones en el extremo opuesto: una hoja vertical en la 22.5, ante lo que se puede
catalogar inexcusablemente como un hacha de doble filo; tres curvadas de difícil interpretación en los ejemplares 22.1, 22.2 y 22.3; y una horizontal en la 22.4. En todos estos
casos podríamos explicar la función de la segunda hoja a partir del presunto uso bélico de
los ejemplares descritos, siendo especialmente destacada la semejanza de la 22.2 con las
armas conocidas como “franciscas” y para las que encontramos destacados testimonios
en el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz, procedentes de Alange y Albulquerque105. Frente a tales piezas, el único ejemplar con una sola hoja lo constituye la pieza
22.6, la cual, por lo demás, carece de un ojo de ástil, debiendo insertarse directamente
en el mango y siguiendo de este modo una tradición que se remonta a los antecedentes
mismos de nuestro tipo en el instrumental lítico.
105
Hispania Gothorum, 2007, págs. 414 y 415.
183
Al margen de lo dicho, debemos señalar la existencia de una destacada hacha ingresada en 1944 por Abelardo de la Barrera y que, sin embargo, no hemos conseguido localizar106. Se trata del ejemplar inv. 4952. Su forma era muy singular, tanto que podría
alejarse de nuestro tipo para encontrar una mejor explicación en otro distinto. En cualquier
caso y a partir de la documentación gráfica aportada en el momento de su ingreso, se
aprecia que se trataba de un objeto en el que, enfrentada a la hoja del hacha en cuestión,
se disponía una segunda hoja vertical en forma de punta que superaba notablemente en
anchura a la primera. En lugar de ojo de ástil, la pieza contaba con un largo vástago que
iba adelgazándose y que pudo funcionar como espiga de enmangue. Y en fin, lo más destacado de la misma era la presencia de un rehundimiento en una de las caras, dentro del
cual mostraba en relieve la inscripción SAV FER, en posible alusión a su propietario o,
más razonablemente y tal y como propuso ya Álvarez Sáenz de Buruaga, al herrero que
confeccionó el ejemplar: en efecto, añadiríamos nosotros, SAV pudo ser la abreviatura de
un nombre personal del estilo de Sauinus o Sauinianus, para el que tenemos registradas
variantes tanto con /b/ como con /v/; y por otra parte con el FER se podría estar aludiendo
al oficio de ferrarius o herrero.
23. Azadas- hacha
Frente a lo que conocemos como azada propiamente dicha, nos encontramos en las
colecciones del Museo con un notorio dominio de un tipo de instrumento definido por la
presencia de una hoja horizontal en un extremo y otra vertical en el opuesto. Ante la descripción de tales piezas, las fichas del catálogo sistemático se muestran bastante indecisas,
asignándoles nombres tales como “Azada-hacha”, “Zacho” o “Alcotana”. Nosotros indagamos acerca de su correcta terminología y, no hallando una definición definitiva en el
idioma castellano, preferimos ser prudentes y asignarles una denominación en la que se
aludiese de manera objetiva a la presencia de una hoja horizontal, que llamaremos azada,
y otra vertical, que llamaremos hacha.
En latín, esta suerte de “azadas-hacha” tan características contaban sin embargo con
un nombre específico bastante bien definido. Se trata del vocablo dolabrum, y con él se
designaba un instrumento muy versátil y al parecer originario de Italia. Entre sus funciones
se contaban las de cavar y cortar, y sus usos podían ir desde el ámbito agrícola hasta el
militar pasando por el de la carpintería, la minería o la construcción107. En la actual albañilería española se emplea aún de hecho un instrumento muy parecido y referido con el
nombre genérico de “piqueta”. Entre las partes que componen la azada vamos a distinguir
dos invariables: las dos hojas y el ojo de ástil donde se ensartaría el mango108.
En otro orden de cosas y como sucede con otros objetos del catálogo, resulta difícil
asignar una cronología a la mayoría de los materiales estudiados. Acudiendo a su procedencia, debemos señalar que nos hallamos con este tipo de instrumento preferentemente
en espacios suburbanos, como la Necrópolis oriental (23.2), el área de los Columbarios
(23.5) o la Casa del Mitreo (23.3 y 23.4), si no limítrofes a los mismos, como la Alcazaba
(23.6). Es elocuente su alejamiento del centro urbano, pero también lo es su coexistencia
106
La pieza está publicada en ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1945, pág. 47.
107
Una excelente digresión sobre la cuestión de las azadas-hacha, sus usos y sus derivados, puede hallarse en el
apartado que Casas y Nolla le dedican a lo que ellos designan como azuelas, aunque de un modo conjunto con las
hachas. Vid. CASAS; NOLLA, 2011, págs. 109-112.
108
Ésta terminología la hemos extraído de MINGOTE CALDERÓN, 1990.
184
con edificios o áreas en las que se resulta extraña la presencia de tales herramientas agrícolas en época romana, al no preverse un uso agrícola de las mismas. De este modo y
volviendo sobre la cuestión cronológica, casi preferiríamos inclinarnos a pensar que nos
hallamos ante piezas datadas en general ya a partir de la Antigüedad tardía, cuando los
espacios en los que aparecen han perdido su uso previo.
Un hecho a destacar en el dominio ya mentado de las “azadas-hacha” frente las azadas
es la posible explicación al mismo. La proximidad del área urbana podría sugerir en principio que el uso de tales piezas estaría asociado más a la albañilería que a la agricultura,
y que por tanto nos encontraríamos con paralelos funcionales a lo que en la actualidad
conocemos como alcotanas o piquetas. Sin embargo y de acudirse al medio rural inmediato, y más concretamente a contextos bien documentados, como el de la villa romana
de Torreáguila, seguimos notando una señalada preponderancia de tales piezas, haciéndonos plantear que nos hallamos ante un objeto polivalente que, pudiendo utilizarse en el
medio urbano, no dejó de prestar un útil servicio en un duro ámbito rural en el que, debido
a la rudeza de las tierras lusitanas, debía de mostrarse especialmente eficiente. Algo distinto
sucede a medida que nos alejamos del área emeritense, de modo que, aunque presente,
no es un tipo hegemónico en otros yacimientos. Nuestros referentes peninsulares mejor
sistematizados en lo que a los objetos de hierro se refiere, no hacen constar al menos unas
cifras tan manifiestamente elevadas de azadas-hacha, o al menos por contraste con otras
herramientas afines, como las azadas descritas en el siguiente apartado109.
24. Azadas
Como azada vamos a definir un tipo de herramienta caracterizado por la presencia de
una única hoja horizontal. En realidad existen variantes a este tipo, destacando entre ellas
la del azadón, que se ve definido por el gran tamaño de la hoja (de ahí el aumentativo)
respecto al de la simple azada. Con vistas al enmangamiento de la pieza, ésta hace terminar
su hoja en un componente designado comúnmente, al igual que en el caso de la azadahacha, con el nombre de ojo de ástil. En fin, la función de la azada es esencialmente agrícola, estando destinada a remover tierras ya previamente trabajadas, y por lo tanto
asociándose más a las labores propias del huerto que a las de la explotación intensiva de
grandes superficies agrarias.
En el Museo sólo tenemos constancia de la existencia de dos ejemplares inventariados.
El primero (24.1 de nuestro catálogo) es más propiamente un azadón. Sus circunstancias
de ingreso, y por tanto su contexto de hallazgo o cualquier consideración derivada del
mismo, nos resultan del todo punto desconocidas, debiendo presumirse que quizá nos hallemos ante una pieza que ha perdido su número original y ha sido resiglada, si no ante
uno más de los ejemplares de fondo antiguo que, ingresando en el Museo con posterioridad al inventario de 1911, no llegaron a ser inventariados sino en una fecha más bien reciente. El otro ejemplar (24.2) es de tamaño más reducido, procediendo del solar de la
Alcazaba y pudiendo quizá estar relacionado, como veremos en el siguiente capítulo, con
el tardío uso agrícola adoptado por el solar de este edificio ya avanzada la Edad Moderna.
En fechas más recientes, el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida ha descubierto
109
Del territorio catalán, los autores Casas y Nolla apenas recogen dos ejemplares estrictamente identificables con
nuestro tipo (vid. CASAS; NOLLA, 2011, págs. 115-117, fig. 78 nº 3 y 4). En Conimbriga se registra igualmente
una única pieza con una hoja vertical muy corta, similar a nuestro ejemplar 23.5, así como a una azada-hacha no
inventariada procedente de Torreáguila (vid. ALARÇÂO; ETIENNE; MOUTINHO ALARÇÂO; PONTE, 1979, lám.
VIII, nº 106).
185
en el nivel de amortización de un silo islámico una nueva azada, pero en este caso con
una tipología claramente diferente a la de las dos estudiadas por nosotros, dotada de un
cubo de enmangue muy desarrollado110.
25. Picos
Pese a poder contar con la presencia de una hoja muy similar a la constatada en algunas de las piezas que hemos definido como azadas, resulta más propio catalogar como
picos todas aquellas herramientas en las que, opuesta a la hoja, se haga notoria la presencia de una punta. Junto a un intenso uso en el ramo de la construcción, el pico ha resultado
especialmente útil en el ámbito agrícola, donde ha desempeñado funciones de desmenuzamiento de terrones duros y remoción de piedras. Cuando presenta una hoja en el extremo contrario al de la punta, destinada a auxiliar al pico en una posible labor de cava,
los picos pueden también recibir dentro de la cultura tradicional de habla castellana la designación de zapapico o espiocha.
Al igual que sucede con el tipo siguiente, sólo tenemos constatada la presencia de una
pieza correspondiente al mismo dentro de las colecciones del Museo. Se trata más concretamente de una de esas herramientas que acabamos de mencionar y en las que frente
a la notoria presencia del pico en cuestión se desarrolla una hoja dispuesta en posición
horizontal. Su contexto de hallazgo es la Casa del Mitreo, donde apareció junto a una
azada, poniéndose ambas en relación con otra azada más descubierta en su solar años
antes.
26. Legones
Bajo la denominación de legón clasificamos un instrumento agrícola definido por la
presencia de una larga hoja dispuesta en sentido transversal al del mango. Aparte de la
hoja en cuestión y más que con un ojo de ástil como el de las hachas, azadas y azadones,
cuenta con lo que podríamos definir como una espiga de enmangue, en función de su similitud a la forma de ensamblaje presente en objetos como los cuchillos. Sólo conservamos
en las colecciones del Museo un ejemplar catalogado dentro del presente tipo, por lo demás
carente de un contexto que pueda aclararnos algo respecto a su cronología. En cualquier
caso, indicar que contamos con algunos paralelos bien datados en la Antigüedad dentro
del ámbito peninsular111.
27. Cepillos de carpintero
Como cepillo de carpintero hemos catalogado un tipo definido por la presencia de una
hoja destinada a desbastar una superficie determinada que dependía de su uso específico.
Así, como instrumento agrícola, servía para retirar la corteza de los árboles, mientras que
como útil de albañilería se empleaba en el trabajo de la madera. Dentro de las diferentes
variedades existentes, el único ejemplar constatado en nuestro Museo es de una variedad
caracterizada por presentar una hoja curva acompañada de un doble mango que, doblado
110
HERAS RODRÍGUEZ, Mª. J.: “Nuevos datos sobre la red viaria de Augusta Emerita. Intervención arqueológica
en el solar de la calle Louis Braille, nº 15 (Mérida)”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 2004. Memoria 10. Mérida,
2007 (págs. 171-184), pág. 178. Junto a la azada en cuestión se localizó otro instrumento que la autora interpreta
como un hacha pero que a partir de la fotografía aportada podría quizá interpretarse más bien como una azadahacha del estilo de las estudiadas en el apartado precedente.
111
Casas y Nolla recogen dos en Cataluña (Vid. CASAS; NOLLA, 2011, pág. 73, fig. 40 nº 13 y 14). El primero de
ellos tiene una espiga de enmangue idéntica a la del ejemplar emeritense, mientras que el otro cuenta con un cubo
de enmangue.
186
hacia el lateral correspondiente al filo, serviría para arrastrar este último sobre la superficie
a desbastar. Existen paralelos de verificada cronología antigua a tal tipología, entre los que
podemos contar el cepillo inv. 1673 conservado en el Museo Arqueológico de Linares112,
o el inv. A70-612 del Museo Arqueológico del Castro de Viladonga113.
28. Hoces
La hoz es una herramienta caracterizada por la presencia de una fina hoja curvada que
estaba destinada en principio a cortar determinados vegetales con vistas a su recolección.
En un primer momento se compuso de una pieza de hueso o madera de forma curvada y
en el interior de cuya curva se insertaban toda una serie de lascas de material lítico destinadas
a efectuar el corte. Con la evolución del trabajo de los metales, las hoces pasan a realizarse
primero en bronce y después en hierro, soliendo contar con una espiga de enmangue en la
que iba inserto el mango en cuestión, por lo general elaborado en madera. Debido a la peligrosidad inherente al trabajo con hoces, así como a la dificultad de su aplicación sobre
vastas extensiones de campo, ya desde la misma Antigüedad derivaría en un tipo con una
hoja y un mango mucho mayores, al que conocemos con el nombre de guadaña.
Todos los ejemplares custodiados en las colecciones del Museo están elaborados en
hierro, a excepción de uno de muy reducido formato realizado en plata (inv. 10099). En
la mayoría de los casos, en caso de tener contextos conocidos, vuelven nuevamente a asociarse al área suburbana de la ciudad romana: la Necrópolis oriental (28.2), la Carretera
de circunvalación (28.4) o los Columbarios (28.6). Ello puede deberse a la existencia de
actividad agrícola en las mismas, ya tras su abandono como necrópolis, a partir de la Antigüedad tardía114. Sin embargo, una excepción la constituye el tercero de los ejemplares
mentados, y junto a él uno hallado en los aledaños del Teatro romano, en la Casa de Luís
Díez (28.3). Tanto el uno como el otro muestran un formato muy reducido que se distanciaría del de las piezas más propiamente utilitarias, pudiendo contar con un destino especializado: o bien se trata de útiles aplicados en labores de precisión, o bien consisten
simplemente en juguetes, como parece suceder con la pieza realizada en plata antes referida. En fin, un ejemplar hallado en la Alcazaba (28.5) podría justificar su presencia en la
misma por el uso agrícola que para ella tenemos testimoniado ya en la Edad Moderna.
29. Podones
El podón es un tipo de herramienta afín formalmente a la hoz, pero caracterizado por
mostrar una hoja notablemente más ancha. Como su propio nombre indica, estaba destinado a la poda, tanto en el ámbito de la horticultura como en el de la simple jardinería
doméstica. En todo caso y dado que solía intervenir en ramas de un cierto grosor, justifica
en su propia labor el ancho de la hoja que la define, así como más puntualmente la adhesión a la misma por la zona del canto de ciertas láminas en forma de puntas o hachas que
la auxiliarían en una función más específica.
Son dos las piezas adscritas al presente tipo dentro de nuestro catálogo. Ambas muestran en principio una hoja sencilla, y si bien en el primero de los casos (29.1) el estado
112
SORIA LERMA; LÓPEZ PAYER, 1977.
113
Hispania Gothorum, 2007, pág. 488.
114
Citaremos como ejemplo de lo dicho la más reciente localización de una la hoz, junto a otros aperos agrícolas,
en la barriada de Santa Catalina, y que en función de la datación de otros materiales de la intervención, sirve a su
excavadora para justificar su deposición en el mismo ya en el Bajo Imperio, en relación a un uso agrario del entorno.
Vid. al respecto MONTALVO FRÍAS, 1999 (págs. 125-151), págs. 136 y 148.
187
fragmentario de la hoja impide aseverar si contó con algún apéndice del tipo de los aludidos, su ancho y la forma adoptada en su desarrollo no parecen indicar que así sucediera.
El contexto de los dos ejemplares es ajeno al recinto amurallado de la antigua ciudad, procediendo del entorno de la Necrópolis oriental, quizá como consecuencia de su proceso
de ruralización, ya a partir de la Antigüedad tardía. En fin, indicar que, aunque con bastantes reservas debido a su parcial estado de conservación, el fragmento inicialmente descrito como una hoja de cuchillo en la entrada 16.27, podría en realidad adscribirse
también al presente tipo.
30. Rejas de arado
La reja de arado es uno de los elementos integrados en el tradicional arado romano y
que, hincada en un poste de madera, sería la que entrara en contacto con la tierra para
abrir el surco que tal instrumento estaba destinado a crear. Otros elementos elaborados
en metal del mismo tipo de arado serían una suerte de abrazaderas conocidas en la tradición cultural castellana como vilortas, y de las que podríamos encontrar quizá tres ejemplos
en las colecciones del Museo (69.2, 69.7 y 69.8). Aunque el uso del arado es eminentemente agrícola, en una sociedad como la romana encontró un valor simbólico, al ser
utilizado en el mito de la fundación de la misma Roma y, a partir de este momento, en las
siguientes fundaciones realizadas por la civilización romana con vistas a trazar el recinto
que posteriormente habría de ocupar la muralla.
El Museo custodia hasta dos rejas de arado inventariadas. Ambas obedecen a tipologías diferentes, y mientras una (30.1) está compuesta por una gruesa barra doblada en
ángulo recto por uno de sus extremos para constituir la punta, así como en ángulo oblicuo
por el opuesto de cara a su inserción en la estructura de madera, el otro (30.2) consiste
en un largo vástago que culmina en uno de sus extremos en una punta que destaca sobre
su perfil mediante una forma lanceolada. De las dos piezas, la primera carece de un contexto claro, mientras que la segunda procede de la Casa del Mitreo, aunque correspondiéndose quizá, como otras herramientas halladas en la misma, a un periodo posterior al
de su abandono.
31. Cencerros
Bajo el término cencerro vamos a englobar una serie de piezas definidas por la presencia de una gran caja de resonancia de sección oval. El cencerro consiste en un instrumento sonoro que los musicólogos agrupan dentro de la familia de los idiófonos. Sus partes
son en todo idénticas a las que ya enumeramos para la campanilla, a saber: caja de resonancia, puente, badajo y hombro o asa. La primera, caracterizada en el presente tipo por
mostrar un perfil trapezoidal y una sección ovalada, acogía en su interior al puente, del
que pendería el badajo que permitía que, al agitarse la pieza de manera fortuita o intencionada, produjese a su choque con las paredes de la caja de resonancia un sonido metálico y sordo. El hombro, dispuesto en el extremo superior de la caja de resonancia, sería
el que permitiría hacer pender el cencerro de un objeto dado que, por lo general, consistiría
en el cuello del un animal.
Son varios los ejemplares del presente tipo incluidos en las colecciones del Museo. Del
total de once que hemos contabilizado, casi la mitad sin embargo, cinco, carecen de un
contexto claro, procediendo del Almacén del Teatro romano, y por tanto de las excavaciones practicadas en la ciudad hasta la Guerra Civil. Para los ejemplares restantes, destacaremos sin embargo la reiteración de procedencias extraurbanas: la Casa del Anfiteatro
(31.6), los Columbarios (31.7 y 31.8) y el Solar de Las Torres (31.9). Frente a ellas,
188
sólo una pieza fue hallada dentro del límite de las murallas romanas: el ejemplar 31.10,
excavado en el entorno del Templo de Diana. Tal circunstancia coincide de algún modo
con lo que acaece con otros útiles agrícolas incluidos en nuestro catálogo. Y es que su presencia en tales contextos es posible que derive del uso agrícola que a partir de la Antigüedad tardía se le concede al extrarradio de la ciudad, previamente ocupado por necrópolis,
industrias y algunas viviendas. En relación a esto último, Casas y Nolla perciben para el
caso catalán una introducción generalizada del tipo en la Península Ibérica desde avanzada
la época imperial, desarrollándose de un modo muy especial ya a partir del Bajo Imperio.
Sin llegar a verificarse con ello una datación tardía para nuestras piezas, el fenómeno resulta muy elocuente de cara al sostenimiento de la hipótesis planteada para explicar su
presencia en el área circundante a la antigua urbe, en un momento en el que ya se habría
procedido al abandono de las necrópolis paganas115. Ello podría ratificarse con el hallazgo
por el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida de algunos ejemplares en contextos
suburbanos datados, como mínimo, ya en época tardorromana116. La presencia de algún
cencerro aislado al interior del recinto amurallado podría obedecer a un fenómeno más
tardío, si cabe, ante el intento de guarecer bajo su amparo el ganado, y de ello también se
tiene constancia arqueológica a través de recientes excavaciones117. Mención aparte merece el ejemplar 31.11, procedente de la villa romana de Torreáguila y por lo tanto asociado a un hábitat de intrínseco carácter agropecuario118.
Por lo demás, varias de las piezas analizadas presentaban restos de bronce. Aisladamente nos podría hacer pensar en la simple convivencia fortuita de los ejemplares con
piezas elaboradas en tal materia desde el momento de su deposición en el contexto arqueológico. Sin embargo, el hecho de que se reitere dicha presencia de contextos diferentes, nos obliga a barajar la intervención del bronce en la manufactura de ciertos cencerros.
Éste podría asociarse a un elemento concreto de la pieza, como podía ser el puente o el
badajo, en este último supuesto para facilitar su sonoridad. Pero en otros casos, como el
del ejemplar 31.5, la presencia de bronce llega a conformar una verdadera lámina en
ciertos puntos, obligándonos a apuntar la posibilidad de que ciertos ejemplares estuviesen
revestidos de dicha materia o que incluso ésta, como apuntan Casas y Nolla, estuviese
aleada con el hierro, dando lugar a una suerte de latón119. En fin, aunque resulta en principio sorprendente el empleo de un metal costoso como lo era éste en el ajuar agrícola,
debemos recordar que Albert Klemm ha percibido la presencia de elementos de bronce
en los cencerros destinados a animales con cierto afán de premio por su buen comportamiento120.
115
CASAS; NOLLA, 2011, págs. 96 y 99.
116
Vid. el ejemplo publicado en MONTALVO FRÍAS, 1999, pág. 148. La autora destaca en el mismo artículo (pág.
136) el uso agrícola, durante los inicios de la Antigüedad tardía, del espacio en el que intervino, argumentando al
respecto la detección de varios aperos, así como de numerosas ruedas de molino.
117
ALBA CALZADO, M.: “Sobre el ámbito doméstico de época visigoda en Mérida”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 1997. Memoria 3. Badajoz, 1999 (págs. 387-418), pág. 411.
118
Más recientemente y también en relación a una explotación agrícola, en este caso más próxima a la ciudad de
Mérida, ha sido hallado dentro de un contexto altoimperial de los siglos I-II d.C. un nuevo cencerro. Vid. PICADO
PÉREZ, Y.: “Nuevos datos para el conocimiento del área periurbana de Mérida en época altoimperial: La villa de
Carrión”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 2001. Memoria 7. Mérida, 2004 (págs. 231-246).
119
CASAS; NOLLA, 2011, pág. 95.
120
KLEMM, A.: La cultura popular en Ávila. Ávila, 2008, pág. 130.
189
32. Peines de cardar
Dentro del presente tipo encuadramos un útil destinado a la acción de cardar, esto es,
la de desenredar la fibra extraída del ganado lanar con vistas a su posterior conversión en
hilo. Estos útiles estaban por lo general definidos en la Antigüedad por la presencia de una
placa central rectangular de la que surgían por sus lados mayores una serie de púas, enmarcadas por unos vástagos de mayor grosor que estas últimas en los límites laterales de
cada serie.
Tenemos bien testimoniada, tanto material como iconográficamente, la aparición de
estos objetos, bien en contextos arqueológicos asociados a la industria textil antigua, bien
representada sobre soportes tan variados como pueden ser la pintura mural o las artes industriales121. En la Península Ibérica se han identificado peines de cardar cuya cronología
puede adelantarse incluso hasta bien avanzada ya la Antigüedad tardía122.
Las colecciones del Museo custodian dos piezas de este tipo. Ambas proceden de un
mismo ingreso, y de algún modo presentan un estado de conservación tan semejante que,
pese a la carencia de un contexto claro para las mismas, podríamos conjeturar que fueron
halladas próximas la una a la otra. En fin, el formato de las dos es diferente, siendo la
32.2 notoriamente mayor que la 32.1. Quizá ello obedeciese a que una estuviese destinada a complementar a la otra en una misma labor.
33. Espuelas
La espuela consiste en una pieza por lo general elaborada en hierro o acero y que sirve
para indicar a los caballos la voluntad del jinete en lo que se refiere al ritmo del paso. Sus
partes básicas son por una parte el arco o cuerpo, con el que se fija al talón del jinete, y
por otra un apéndice que surge hacia su mitad y que era con el que se realizaban las señales al caballo, hincándoselo en el cuerpo. Dicho apéndice es habitual a día de hoy que
esté conformado por una parte longitudinal llamada pihuelo que culmina en un disco con
puntas en forma de estrella llamado rodaja. Sin embargo, en la Antigüedad tal extremidad
estaba menos desarrollada, y era más común que consistiese simplemente en una punta
de longitud variable.
Entre los ejemplares conservados en el Museo, se puede distinguir claramente entre un
modelo de ascendencia antigua y otro ya más reciente. El primero es más sencillo, hallándose conformado por un simple arco con una punta o pihuelo en el centro y ocasionalmente
algún aro para su mejor sujeción al pie del jinete en sus extremos. Del modelo más reciente
ha de destacarse uno del que se conservan hasta dos ejemplares (33.2 y 33.6), dotados
ambos de dos arcos que confluyen en un pihuelo más desarrollado y con una punta cónica.
Este último tipo se utiliza ya desde avanzada la Edad Media, constituyendo paralelos elocuentes al mismo la pareja asociada al rey Fernando III conservada en la Real Armería de
Madrid123, o los ejemplares custodiados en la Real Academia de la Historia124.
121
DUVAUCHELLE, A.: “Un cardeur à Avenches: nouvelle interprétation du decor d’un gobelet en argent”. Bulletin
de l’Association Pro Aventico, 43. Avenches, 2001 (págs. 259-266).
122
En el Museo Arqueológico Regional de Madrid se conserva uno procedente de las excavaciones en Tinto Juan
de La Cruz (Pinto), datado por contexto en El Siglo VII. Vid. al respecto CONTRERAS MARTÍNEZ, M.: “Peine cardador”. 711. Arqueología e historia entre dos mundos. Madrid, 2011 (pág. 238).
123
124
Inv. 159 y 160.
EIROA RODRÍGUEZ, J. A.: Real Academia de la Historia. Catálogo del Gabinete de Antigüedades. Antigüedades
medievales. Madrid, 2006 (nº cat. 156 y 157).
190
34. Bocados
Al igual que la espuela, el bocado está destinado a indicar a los caballos la voluntad
del jinete, pero en este caso con comandos distintos como son la dirección a seguir o la
señal de frenada. De esto último deriva que este tipo de objeto sea también conocido con
el nombre de freno. El bocado, extendido por el contexto peninsular desde la Protohistoria,
se compone de tres partes básicas que definen su forma: la embocadura, la barbada y las
camas. Las dos primeras se disponen transversalmente a las camas, la embocadura hacia
la mitad de las mismas y la barbada en uno de sus extremos.
En las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano, apenas podemos contar con
unos muy someros testimonios de objetos de esta índole. Ello es fácil de explicar si por
una parte atendemos a que nos encontramos en un contexto urbano que no justifica en
principio la deposición de tales ejemplares, y por otra a que la cultura romana no es tan
pródiga como lo fueron anteriormente las indígenas a integrar objetos como éstos dentro
de los ajuares funerarios. De los tres fragmentos identificados como partes de un bocado,
los tres se corresponden con camas, procediendo invariablemente del área suburbana de
la ciudad, de lo que podría colegirse que su localización final estuvo relacionada, bien con
antiguos vertederos, bien con avatares bélicos acaecidos en el entorno más próximo al límite de las murallas, ya como deposiciones ulteriores a la época romana.
35. Pasarriendas
Guardando relación con el utillaje de las caballerías de un modo muy especial, el pasarriendas consistía en un objeto asociado a los carros tirados por más de un caballo y
destinado más específicamente, como su propio nombre indica, a hacer pasar las riendas
de cada uno de los animales para facilitar su control por el piloto del carro en el momento
de su uso. Su utilidad se hacía manifiesta en el caso de los carros de carreras, donde ante
la velocidad del vehículo y la necesaria agilidad en el manejo del mismo por el auriga,
éste tenía que aprehender las riendas con rapidez, eficacia y claridad. La ubicación de
cada caballo y su reacción a la orden del auriga eran fundamentales a tal efecto, y más en
el caso de que fuesen cuatro los que interviniesen en el carro, en cuyo caso el conjunto
era denominado con el nombre de cuadriga. El pasarriendas debía contar para ejercer su
función básicamente con una parte susceptible de ser fijada en los puntos del carro en los
que se precisara su presencia, básicamente en el yugo y en el collar del atalaje, así como
disponer por lo general de dos anillas para permitir el paso de las riendas en cuestión. El
elemento a fijar suele consistir en una pieza hueca de perfil troncopiramidal, mientras que
lo común respecto a las anillas es que se dispongan enfrentadas en dos de los laterales de
dicha pieza, dejando la parte superior libre, con lo que suele ser la más propensa a recibir
la variada ornamentación por la que se ha hecho relativamente conocido este tipo de objeto en el ámbito de la arqueología125.
En una ciudad como Mérida tuvo especial acogida el espectáculo de las carreras de
caballos. Y no sólo podemos afirmarlo a partir de las dimensiones del edificio de su circo,
o de su misma existencia (otras ciudades dispondrían un simple vallado a las afueras para
la realización de las carreras), sino que en diferentes soportes se nos transmite el enorme
interés de los emeritenses por la actividad: desde en mosaicos como el conocido de los
aurigas (inv. 26389), hasta en pinturas como las de la casa excavada en la calle Suárez
125
FERNÁNDEZ DE AVILÉS, A.: “Pasarriendas y otros bronces de carro, romanos, hallados en España”. Archivo
Español de Arqueología, 97-98. Madrid, 1958 (págs. 3-62).
191
Somonte (inv. 37404), pasando por simples grafittis como los perceptibles sobre esta última126. Frente a los reflejos de la actividad, otras piezas podrían asociarse directamente a
la realización de la misma, y entre ellas destaca el nutrido número de pasarriendas hallados
en Mérida. Al tratarse de un espectáculo, su fisonomía es bastante aparente, estando elaborados en bronce la mayoría de los identificados hasta el momento en la ciudad y mostrando un complejo programa iconográfico. El Museo custodia un total de dos realizados
en dicha materia: uno (inv. 26438) ornamentado en su parte superior con una pantera y
el otro (inv. 30140) con una escena de caza desarrollada en sus laterales. Más recientemente, el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida ha hallado otro más en el área
arqueológica de Morería127, el cual presenta en su parte superior dos figuras barbadas, una
con un libro y la otra con unas tablillas, las cuales han sido interpretadas, bien como filósofos, bien como apóstoles.
En hierro sólo contamos con una pieza susceptible de ser identificada como un pasarriendas. Entre sus elementos se distinguen con claridad tanto la pieza troncopiramidal
que define a dos de las piezas anteriormente mencionadas (la de la pantera y la de los filósofos), como las anillas que lo flanquean. La pieza fue hallada en el Solar de Las Torres,
quizá en un contexto de vertedero.
36. Martillos de cantero
Denominamos martillo de cantero a una pieza que remata por un extremo en una superficie plana denominada cabeza y en el opuesto en una punta de forma piramidal. En
la tradición lingüística castellana se conoce también con el nombre de maza. Similar en
formato a la machota y en aspecto al martillo corriente, se diferencia de la primera, un útil
albañil sin constatación en las colecciones del Museo, por mostrar ésta dos cabezas similares, así como del segundo por su formato, además de por el destino de este último a labores más propias del oficio de la carpintería. El martillo de cantero podía estar implicado
efectivamente y a grandes rasgos en la labra de bloques de piedra, pero también y más
específicamente pudo actuar en la confección de mosaicos, tal y como nos muestran ciertas
representaciones iconográficas. Son dos los ejemplares custodiados en las colecciones del
Museo, uno procedente de la Casa del Anfiteatro (36.1) y el otro del Solar de las Torres
(36.2). En el primero de los casos, resulta sugerente que la vivienda en la que fue hallado
sea la que detente una mayor concentración de mosaicos entre todas las excavadas en la
ciudad de Mérida. Sin embargo también debemos recordar la proximidad de ambas piezas
al Teatro romano y las murallas y cómo un tipo como éste bien pudo estar implicado tanto
en el desmonte del primero en el Siglo V como en las labores de zapa en el asalto a la segunda a comienzos del Siglo VIII.
37. Picos de cantero
Próximo formalmente al tipo anterior, como pico de cantero definimos un tipo de herramienta caracterizada por mostrar a grandes rasgos la forma de un martillo pero terminada en punta por ambos extremos. Tal objeto servía para desbastar y desmenuzar los
bloques de piedra, y tenemos testimoniado iconográficamente su uso para la confección
126
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, J.: “Una casa romana con valiosas pinturas en Mérida”. Habis, 5. Sevilla,
1974 (págs. 169-187).
127
Ana-Barraeca. Confluencia de culturas. Mérida, 1998, pág. 99. Vid. más recientemente MOSQUERA MÜLLER,
J. L.; ALBA CALZADO, M.: “Pasarriendas”. El Consorcio y la arqueología emeritense. De la excavación al Museo.
Mérida, 2012, nº 59.
192
de las teselas de los mosaicos. El único ejemplar identificado en las colecciones del Museo
muestra una procedencia desconocida, lo que nos impide extraer cualquier tipo de conclusión sobre su uso exacto.
38. Cinceles
El cincel es una herramienta destinada principalmente a labrar la piedra, tanto de cara
a dotarla de una forma determinada como para conferirle un acabado o en su caso modelar
un relieve sobre su superficie. Invariablemente cuenta con tres partes: hoja, mango y cabeza. En función de la anchura de la hoja se pueden distinguir varios tipos de cinceles, sin
duda acomodados a la realización de diferentes labores. Por su parte, tanto el mango como
la cabeza partían de la misma hoja, engrosándose el primero para facilitar su aprehensión
y mostrando la segunda una superficie plana sobre la que se percutiría para producir en el
extremo correspondiente a la hoja el efecto deseado en relación a su labor en el bloque
cuya labra se está acometiendo. Próximos a la familia del cincel existían desde antiguo
otros instrumentos asociados al mismo, entre los que destacan dos: el cincel dentado o gradina, caracterizado por hacer rematar su hoja mediante una superficie dentada; y el puntero, que como su propio nombre indica terminaba en punta en lugar de en filo. Aunque
de la presencia de gradinas tenemos testimonios certeros en la ciudad gracias a la presencia
de señales de su labor sobre piezas de mármol que sabemos que fueron efectuadas por talleres locales128, sin embargo no contamos con testimonios directos seguros. Por ende, en
relación al puntero, del que también tenemos señales en la escultura, quizá sí podamos reconocer hasta dos ejemplares en las colecciones del Museo, aunque con tantas reservas
que los hemos decidido inscribir en el apartado de los objetos indeterminados. Se trata de
las piezas 75.24 y 75.44, uno procedente de la Carretera de circunvalación y el otro de
los Columbarios. El primero de ellos es posible que por su contexto de hallazgo, más que
al trabajo sobre la piedra, estuviese implicado en la talla del vidrio, buscando ornamentar
su superficie ya en frío, en labores como la constatada en el cuenco inv. 999.
Ahondando en lo que propiamente podemos considerar como cinceles dentro de las
colecciones del Museo, debemos comenzar destacando el enorme formato detentado por
el ejemplar 38.3. Su contexto de hallazgo nos invita no obstante a pensar, como en el
caso del posible puntero 75.24, con el que comparte procedencia, que estuviese destinado
de algún modo a servir de auxilio en la confección del vidrio, más que al trabajo de la piedra. Otros dos de los ejemplares, los cinceles 38.2 y 38.5, muestran un tamaño inferior,
aunque también destacado, presentando una hoja con una anchura que podría considerarse de tamaño medio. De éstas, la segunda de las piezas se encuentra fracturada, con lo
que la pérdida de su filo impide determinar si pudiera haber consistido en un cincel dentado
o gradina antes que en un cincel corriente. En fin, los ejemplares 38.1, 38.4 y 38.6 cuentan con una hoja bastante estrecha, pudiendo haber estado destinados a la labra de motivos
en detalle. Más específicamente, el 38.5 y el 38.6 fueron hallados en un mismo contexto
dentro del recinto de la Alcazaba, cabiendo la posibilidad de que testimoniaran la presencia
de un taller escultórico tardío en la misma, tal y como exponemos con más profundidad
en el capítulo referente a las procedencias de los ejemplares analizados.
39. Escoplos
El escoplo es un instrumento muy próximo formalmente al cincel, pero claramente diferenciable del mismo en base a su destino, que era la talla sobre madera, y en consecuen128
Un buen ejemplo de ello lo constituiría el mortero inv. 36762.
193
cia por su morfología, que adaptada a tal fin hacía innecesaria la presencia de un mango
de hierro y condicionaba la realización del mismo en una materia menos resistente pero
también más cómoda a la mano, como era la madera. A tal efecto, nuestro tipo cuenta
con una hoja como la del cincel, pero en el extremo opuesto va adelgazándose en un perfil
por lo general irregular hasta terminar en punta, constituyendo así la espiga de enmangue.
En los ejemplares identificados en el Museo como escoplos, que suman un total de
dos, podemos destacar la presencia de unas hojas de en torno a 3 cm. Por su parte, la espiga de enmangue suele mostrar el perfil irregular al que nos acabamos de referir, e incluso
una inflexión que determina el inicio exacto del mango, dado que le habría servido de
tope. Otras piezas denotan una más insegura clasificación como escoplos, pudiendo identificarse igualmente como grapas. Se trata de las placas 72.3 y 72.4, ambas con una
forma de triángulo isósceles como la de nuestros ejemplares pero sin un filo tan manifiesto
ni un recorrido irregular en su tramo final hacia la punta que asegure la utilización de este
extremo como espiga de enmangue.
40. Cuñas
Por cuña, frente a un concepto más amplio, entendemos una herramienta específicamente destinada a crear o ser introducida en la fisura de una piedra con el objeto de segmentarla. A tal efecto debía de contar con un extremo afilado y ensancharse hacia el
opuesto. En la misma ciudad de Mérida hay marcas que testimonian su uso con vistas a
segmentar determinados bloques de piedra ante su acarreo ya en la Antigüedad tardía,
tal y como puede observarse en alguno de los monumentos funerarios tipo cupa almacenados aún en la Alcazaba.
En las colecciones del Museo contamos con dos ejemplares susceptibles de clasificarse
dentro del presente tipo. El primero procede del Almacén del Teatro romano y, como ante
otros que detentan esta misma circunstancia de ingreso, nos preguntamos con reservas si
pudo haber sido excavado en el mismo Teatro romano e incluso haber estado implicado
en el proceso de desmontaje del mismo durante la Antigüedad tardía. El segundo, por
ende, cuenta con un contexto de hallazgo más preciso, la villa romana de Torreáguila, así
como con una forma algo más definida. Otra cuestión es si estuvo relacionado con el instrumental propio de la explotación del entorno o con el desmontaje de alguna de las extructuras de la villa, ya tras el abandono de las mismas.
41. Sierras
La sierra es una herramienta de corte definida invariablemente por una hoja en la que
en al menos uno de sus lados se desarrolla un perfil dentado. Este último es el que, por
medio de su constante rozamiento, facilitaría el corte de determinadas materias. Para asir
la hoja en cuestión, ésta podía presentar un mango en uno de sus extremos, hallándonos
entonces ante lo que popularmente se conoce en castellano como un serrucho, mientras
que en otros casos podía ir enmarcada por un arco que abarcara sus dos extremos. Mientras que en el primer caso la hoja puede disminuir su anchura hasta incluso terminar en
punta, en el segundo suele mantener una anchura estable. Otras herramientas de corte
cercanas por su función a la sierra las constituían simples cuerdas que, pese a su aparente
fragilidad, eran sin embargo usadas con eficacia en trabajos tan duros como el corte de la
piedra.
El único ejemplar adscrito en nuestro catálogo al presente tipo detenta un estado de
conservación muy parcial, consistiendo en el fragmento central de una hoja. Sin embargo,
194
en el mismo se hace patente la disminución paulatina del grosor de la misma, obligándonos
a pensar en que nos hallamos ante la tipología de piezas definidas por la presencia de un
mango a uno de sus extremos. El contexto de hallazgo de la pieza, la Carretera de circunvalación, no sólo le otorga con bastante determinación una datación antigua, sino que incluso la vincula a una industria tan específica como era la vidriera. Por contraste al ejemplar
descrito, recientemente ha sido excavada en Mérida una hoja de sierra de las destinadas
a ser enmarcadas por un arco. Su contexto de hallazgo volvía a corresponderse con unas
instalaciones de naturaleza industrial, localizándose junto a la misma, entre otras piezas,
un trípode129.
42. Martillos
Frente al martillo de cantero descrito junto a otras herramientas próximas a tal oficio
en el tipo 36, el simple martillo consiste en un instrumento más asociado al trabajo de la
carpintería y por lo tanto definido por un menor formato. Igual que el martillo de cantero,
presenta dos extremos, uno de los cuales, el que llamaremos cabeza, se muestra invariablemente liso, mientras que el opuesto, de no ser semejante al anterior, puede terminar
en una punta o más corrientemente en un filo. Entre una y otra se situaría el ojo de ástil,
el cual facilitaría la inserción de la pieza en un mango de madera.
Sólo incluimos una pieza en el presente tipo, bastante mal conservada y carente de un
contexto claro de hallazgo. Formalmente y pese a su notable deformación, puede determinarse que la cabeza contó con una sección no plenamente cuadrada, sino algo achaflanada, mientras que en el extremo opuesto se situó una punta en lugar de una hoja. En
fin, y tal y como indicamos en el comentario a su entrada, la carencia de un contexto y la
perduración de formas semejantes a lo largo del tiempo nos impiden adscribir la pieza a
un periodo antiguo o a uno posterior.
43. Paletas
La paleta la hemos definido como tipo a partir de la característica forma lanceolada
detentada por la hoja de un instrumento que podía contar con diferentes desarrollos y funciones. Por una parte y dentro de una posible variante, hemos de señalar la presencia de
un corto mango, sea como prolongación de la hoja de hierro o realizada en madera e inserta en una espiga de enmangue. La función del tipo asociada a tal forma estaría relacionada inexcusablemente con el oficio de la albañilería. Sin embargo y en una segunda
variante, el mango se prolongaría de forma indefinida a partir de la hoja mediante un largo
vástago que podía rematar originalmente, o no, en un mango de madera destinado a facilitar su aprehensión, y estaría relacionada con las paletas conocidas en la tradición castellana con el nombre de badilas, usadas para remover y retirar las ascuas de una lumbre
en ámbitos tanto domésticos como industriales.
Si hemos agrupado estos dos tipos de objetos en una misma entrada es por la incapacidad de definir el desarrollo exacto, más allá de la hoja, de dos de las tres piezas incluidas
en nuestro catálogo. La pieza 43.1 es en efecto irrefutable que se trata de una paleta de
albañil, mostrando por lo demás un excelente estado de conservación que ha condicionado su exposición en las salas del Museo. Su clara definición ha motivado de hecho la
posición del presente tipo respecto al resto en el orden funcional adoptado por nuestro
catálogo. De los otros dos ejemplares, quizá el 43.3 nos resulte más viable, aunque no
129
SILVA CORDERO; SÁNCHEZ SÁNCHEZ, 2006, págs. 67 y 80, fig. 7.
195
seguro, aproximarlo a las badilas. Igual podría suceder con la pieza 71.21, pero debido
a su estado de conservación, su adscripción al tipo resulta más insegura, habiendo sido
relagado a la de los simples vístagos. Y en fin, el más dudoso de los tres ejemplares si incluidos, es el 43.2, ya que la inmediata factura del vástago que parte de la hoja nos impide
verificar el desarrollo del mismo, y si éste se dobló para acercarse más a la paleta de albañil
o se prolongó en recto para constituir una badila.
44. Compases
El compás es un instrumento asociado al dibujo técnico cuyo objetivo primordial es el
de, por medio de la modulación de la separación de sus brazos, trasladar una medida determinada de un punto a otro. Existe una única pieza elaborada en hierro que podamos
adscribir a este tipo dentro de las colecciones del Museo. Sin embargo y aún acudiendo a
los objetos elaborados en otras materias, apenas hallamos otros dos ejemplares elaborados
en bronce. Se trata de los inv. 23288 y 29965. La primera, en excelente estado de conservación, se halló en las excavaciones practicadas en el actual Solar de Las Torres130. La
segunda consiste sólo en uno de los dos brazos que compondrían originalmente el compás,
así como en una mínima parte del mango que haría las veces de nexo entre las dos piezas
originales, pero guarda un enorme interés al pertenecer a una tipología diferente a la de
los otros dos: su único brazo conservado se dobla en ángulo recto al poco de arrancar,
quizá con el objeto de servir de escalímetro más que de compás.
45. Espátulas
El término espátula define más una terminación en varios tipos de objetos que un objeto en sí. Dicha terminación es plana y, sea recta o algo curvada, suele haberse ensanchado a partir de un tramo más estrecho del objeto en el que se integra. Existen piezas,
como los estiletes tratados en el siguiente apartado, en las que la espátula define pero no
denomina al tipo. Pero al hablar de espátula como objeto se entiende preferentemente lo
que aquí vamos a englobar: un objeto de tamaño medio caracterizado por una fina hoja
que se va ensanchando hasta terminar en un filo recto. En el extremo opuesto, dicho
objeto puede desarrollar un mango elaborado en la misma materia que la hoja, si no una
espiga de enmangue destinada a insertar la hoja en cuestión en un mango elaborado en
una materia distinta, por lo general madera. En fin, en algunos casos excepcionales, podemos reconocer el desarrollo de una cabeza al término del mango.
En principio, la funcionalidad de la espátula está preferentemente vinculada al oficio
de la albañilería. Sin embargo, también puede aparecer vinculada a otros oficios y ocupaciones, interviniendo desde en el de la carpintería hasta en el de la medicina. De un modo
muy singular debemos referir la utilización de algunos ejemplares en la escritura sobre tablillas de cera, donde podía participar esparciendo la cera sobre la tablilla o alisándola de
manera uniforme a la hora de recibir un texto totalmente distinto del anterior. En atención
a esta última función, dio lugar a una variante tipológica muy especializada y conocida
como espátula de cera, que se caracterizaba por presentar una cabeza rematada en una
superficie lisa de forma cuadrada, destinada al parecer a allanar la cera acumulada en las
esquinas de la tablilla.
Igual que sucedió con las paletas, la indefinición de algunos ejemplares nos ha obligado
a agrupar todas las espátulas de mediano formato en un mismo tipo que engloba tanto los
ejemplares seguramente asociados a la albañilería como aquellos que más propiamente
130
NOGALES BASARRATE, T.: “Compás”. La mirada de Roma. Barcelona, 1995, nº 105
196
podrían identificarse como espátulas de cera. Y es que, aunque contamos con un ejemplar
bien identificado como espátula de cera, el 45.8, otras piezas que presuponemos que pudieron ser afines a su función a partir de su contexto o algunos de sus rasgos formales, no
puede verificarse de manera efectiva que deban adscribirse a alguna de las tipologías estudiadas para tal tipo de objeto en otras partes del Imperio. Dado que al parecer se hallaron
juntas en la Casa del Mitreo, debemos citar en efecto la sospecha que recae sobre las espátulas 45.7 y 45.9 de que formaran un conjunto con la 45.8, contando con funciones auxiliares a las de esta última en el tratamiento de las tablillas. Y en función de su forma, una
pieza como la 45.10 quizá también quepa valorar que se trate de una espátula de cera.
Los restantes ejemplares, lo más posible es que estén más propiamente vinculados a
la albañilería: la mayoría son fondos antiguos sin número de inventario para los que sólo
se puede sospechar que puedan proceder de las excavaciones anteriores a la Guerra Civil
en el Teatro romano, en cuyo caso cabe la posibilidad de que hubiesen intervenido en su
desmonte en el Siglo V. Las únicas piezas similares con contexto claro en las colecciones
del Museo son las piezas 45.6 y 45.11. La primera, con una morfología algo singular,
procede de la Carretera de circunvalación y es muy posible que, como muchas otras herramientas, estuviese de algún modo implicada en la fabricación de vidrio al parecer verificada en el solar. La segunda sin embargo, hallada en el Teatro romano, de algún modo
podría apuntar en el sentido de nuestra hipótesis respecto a la intervención de otras piezas
semejantes en su desmonte.
46. Estiletes
El estilete es un tipo de objeto muy bien definido formalmente: está invariablemente
constituido por un vástago que hace las veces de mango, a cuyos extremos se sitúan, por
una parte una punta, y por otra una terminación a la que denominaremos cabeza y que
solía consistir en una espátula. Los materiales usados para la fabricación de estiletes son
muy variados, pudiendo ir desde el bronce y el hierro hasta el hueso e incluso la madera
pasando por algunos elaborados en metales nobles como el oro y la plata. En todo caso,
sí debemos advertir que los ejemplares en hueso se distancian ocasionalmente del resto,
pudiendo carecer de una terminación espatulada en la cabeza. En relación a su uso, los
estiletes se asume que básicamente funcionan como instrumentos activos en la escritura
sobre cera, ejecutando los trazos de las letras con su punta y borrándolos puntualmente
en caso de error con la espátula situada en el extremo opuesto. Ahora bien, sabemos que
en ocasiones tales piezas también formaron parte del ajuar médico, siendo difíciles o imposibles de distinguir de las piezas usadas como instrumentos de escritura: sólo cuando la
espátula se encuentra algo redondeada puede suponérsele a la pieza más un uso médico
que otro vinculado a la labor sobre las tablillas.
Las colecciones del Museo custodian gran número de estiletes, sobre todo elaborados
en bronce e hierro, pero también con algunos ejemplos en hueso. El autor del presente
catálogo, junto al Bibliotecario del centro Francisco Javier Alonso, ha realizado un trabajo
precisamente centrado en los instrumentos asociados a la escritura sobre cera en la institución131, al que seguirá otro centrado en los hallados por el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida. Juntos o separadamente, el corpus de estiletes emeritenses constituye
la mayor concentración de tal tipo de piezas en la Península Ibérica, quizá como reflejo de
131
SABIO GONZÁLEZ, R.; ALONSO LÓPEZ, F. J.: “Instrumentos de escritura en las colecciones del Museo Nacional
de Arte Romano de Mérida: estiletes y espátulas”. Mérida. Excavaciones arqueológicas 2005. Memoria 11 (en
prensa).
197
la burocracia inherente a la que fue casi desde su origen capital de una de las tres provincias hispanas y más tarde, desde el Siglo IV, capital efectiva de la totalidad de Hispania.
Entre los ejemplares de bronce custodiados en el Museo, contamos en su momento hasta
17 piezas a las que con posterioridad a la redacción del artículo hemos podido sumar dos
más. Algunos de los estiletes de bronce son muy destacados en lo que se refiere a su ornamentación, contándose entre las mismas los inv. 7598, 13380, 29216 y 29267. Las piezas en hueso son sólo cinco, pero también incluyen alguna pieza excepcionalmente
ornamentada, como la inv. 30046.
Los estiletes de hierro del Museo denotan un número escasamente inferior a los de
bronce y muy superior a los de hueso, identificándose en el momento de la redacción de
nuestro anterior artículo un total de siete, a los que tras una más concienzuda revisión del
material hemos podido sumar un ejemplar más, el 46.3. Por contraste, el vástago 71.12
pese a contar con cientos rasgos propio del estilete, no nos hemos atrevido por su estado de
conservación a incluirlo dentro del tipo en cuestión. Paralelamente, una de las piezas ya estudiadas, el inv. 14233, aparenta estar realizada en bronce pero debe detentar un alma de
hierro, tal y como se observa ante la afloración desde debajo de su superficie de óxido de
hierro por diferentes puntos de su recorrido; no obstante, al aportarle su morfología la primera
de las materias y no distinguirse de la segunda nada más que el óxido, se ha preferido excluirla del presente trabajo. Así y entre las piezas que sí incluimos, queremos destacar la detección de una sumarísima decoración en los ejemplares 46.1, 46.2 y 46.6. Amén de ello,
el 46.2, junto al 46.5, podría haber estado vinculado, dada su reducida longitud, a un posible uso infantil. También hemos de reparar en la singularidad de la espátula de la pieza
46.1 que, aunque cuenta con paralelos tipológicos, datan ya de avanzada la Antigüedad
tardía. Finalmente y en relación a los contextos de hallazgo, las pocas piezas que tienen uno
parecen asociarse a áreas preferentemente funerarias, a diferencia de algunas de las de
bronce, que fueron localizadas también en contextos domésticos y de vertedero.
47. Espátulas de pequeño formato
Bajo el término genérico de espátula pero con la especificación de su formato reducido,
vamos a englobar un corto número de ejemplares que, alejándose del tamaño, la forma y
la función de lo que hemos definido simplemente como espátulas, se caracterizan como
éstas por mostrar una forma aplanada a uno de sus extremos. Nos consta que los estiletes
de escritura son también piezas con terminaciones espatuladas y un formato parecido a
las presentes, pero a diferencia de aquellas, tales instrumentos muestran la presencia de
una punta que, combinada con la terminación invariablemente recta de sus espátulas, las
identifican con una gran precisión. Se trata por tanto de objetos que pudieron asociarse,
bien al ámbito de la medicina, bien al de los cosméticos. Ambas posibilidades quedan
abiertas ante el hallazgo de uno de los dos ejemplares incluidos en nuestro catálogo, el
47.2, dentro del ajuar de una sepultura excavada en 1972 en la Necrópolis oriental, y
más concretamente en el sector de la barriada de la República Argentina.
48. Lancetas
La lanceta es un instrumento quirúrgico definido por la presencia de una punta de
forma romboidal, similar a las de las lanzas de cuyo nombre toman en diminutivo su designación, así como por un mango para asirlas. Se trataba de útiles destinados a realizar
incisiones, además de para retirar elementos intrusos del interior del cuerpo humano.
En las colecciones del Museo nos encontramos con tres piezas susceptibles de ser identificadas con lancetas, un número que resulta bastante elevado en relación a cualquier
198
otro tipo de instrumento quirúrgico reconocido dentro de nuestro catálogo. Ejemplares de
idéntica forma y función nos los encontramos elaborados en bronce, pudiendo citar en las
colecciones del Museo los inv. 24829, 25981, 26701, 29255 y 30246. Por lo demás, destacaremos la posible presencia en una de las lancetas descritas (48.2) de un motivo decorativo susceptible de ser interpretado como un crismón muy esquemático. De poder
verificarse, algo difícil debido más a su esquematismo que a su estado de conservación,
constituiría un valioso testimonio material para ilustrar la continuación del ejercicio de la
medicina en la ciudad durante la Antigüedad tardía, un fenómeno referido textualmente
en la Vida de los Santos Padres Emeritenses pero que sólo se hallaba respaldado arqueológicamente mediante una inscripción del Siglo VII conservada en Almendralejo132.
49. Sondas
El objetivo básico de una sonda es, como su propio nombre indica, el de introducirse
en profundidad en un medio determinado para facilitar tanto su inspección como la extracción de algo situado dentro del mismo. Desde el punto de vista médico pueden ser variadas sus formas. Pero una de las más reconocidas dentro del instrumental quirúrgico
antiguo era la del conocido en la lengua latina como auriscalpium. Este objeto estaba destinado a sondear y en su caso destaponar el oído humano. Y para ello contaba en uno de
sus extremos con una terminación en forma de minúscula cucharilla, así como en el opuesto
con una punta: la primera recogía la cera, mientras que la segunda perforaba los tapones
de tal sustancia mediante su taladramiento. Esta última operación era sumamente arriesgada. Y aunque se entiende que debían realizarla profesionales, al parecer e igual que en
la actualidad, podía ser arriesgadamente acometida por la misma persona que sufría el
tapón, arriesgándose a excederse en la fuerza requerida y taladrarse el tímpano.
Como en otros casos, el Museo manifiesta un claro dominio de las piezas realizadas en
bronce dentro de la presente tipología: nada menos que 30 de los 32 ejemplares totales se
hallan confeccionados en tal materia. De las dos restantes una, la inv. 30214, se encuentra
realizada en cobre y, en fin, la otra la constituiría la descrita en nuestro catálogo, correspondiéndose con la variante asociada a la higiene del oído a la que acabamos de hacer
especial referencia.
50. Escalpelos
Con el nombre de escalpelo se denomina a un tipo específico de bisturí dentro del instrumental médico, y que por tanto se destinaba a realizar cortes de precisión. A partir de
la última interpretación dada a una única pieza compuesta de bronce y hierro, nosotros
hemos creado un tipo para la inclusión del ejemplar. La pieza fue identificada como una
sonda en el momento de su hallazgo, en 1943, momento en el que fue publicada por Álvarez Sáenz de Buruaga y García de Soto133. Será sin embargo Borobia Melendo quien la
asocie con algún tipo específico de escalpelo134. Formalmente, éste cuenta con un pequeño
mango y una terminación espatulada, muy similar a la de los estiletes pero con el matiz de
hallarse doblada en un ángulo oblicuo bastante pronunciado, de origen no incidental. La
pieza no diría gran cosa de sí de no ser por pertenecer a un singular ajuar funerario, excavado en la Necrópolis oriental en 1944, y en el que se incluían otros objetos que nos dan
la clave para su interpretación. Entre ellos se cuentan, aparte de nuestro ejemplar, otras
132
RAMÍREZ SÁDABA, J. L.; MATEOS CRUZ, P.: Catálogo de las inscripciones cristianas de Mérida. Cuadernos
Emeritenses, 16. Mérida, 2000, nº 107.
133
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA; GARCÍA DE SOTO, 1946.
134
BOROBIA MELENDO, 1988, pág. 238.
199
tres piezas de hierro incluidas en nuestro catálogo: las tenazas 51.2 y 51.3 y las tijeras
53.4. Pero aparte, en el conjunto dominaba claramente la presencia de una multitud de
instrumentos quirúrgicos elaborados en bronce, algunos de ellos insertos en estuches de
forma tubular. Nuestro ejemplar, igual que el resto de las piezas del ajuar, puede datarse
con bastante precisión entre finales del Siglo I y comienzos del Siglo II debido a la aparición
en el mismo de una moneda de época de Antonino Pío.
51. Tenazas
Las tenazas, igual que las tijeras, definen en plural un objeto compuesto por dos partes
móviles que se cruzan la una sobre la otra y se fijan entre sí en tal posición mediante un remache que las deja libres para permitir su apertura y su cierre. A uno de los lados del cruce
se desarrollaría el mango, mientras que en el opuesto se dispondría la boca, estando destinado el primero al manejo de la herramienta y la segunda a cerrarse sobre un objeto determinado con vistas a su aprehensión, manejo, traslado, modificación o extracción. Las
tenazas pueden utilizarse en diferentes ámbitos, en función de lo cual pueden modificar
puntualmente su formato y morfología. Así y de los tres ejemplares incluidos en nuestro
catálogo, el 51.1 presenta un tamaño mayor y como una boca abierta mediante sendos
semicírculos opuestos, pudiendo estar asociado a oficios como la albañilería, la carpintería,
la forja o la fundición. Por contraste, las piezas 51.2 y 51.3 caben ser interpretadas, tanto
por su formato como por su contexto, como piezas relacionadas con el instrumental médico. En relación al contexto de hallazgo de estas últimas, véase lo expuesto en relación a
la única pieza del apartado precedente.
52. Raspadores
Bajo este término tan genérico, queremos referirnos a un tipo de objeto muy concreto
de la Antigüedad, así como con una función muy específica. Se trata del instrumento conocido en griego con el nombre de strigile y que, en asociación al ámbito del deporte y la
higiene personal, estaba destinado a retirar de la piel una serie de substancias aceitosas
que se habían esparcido sobre el cuerpo previamente. A tal efecto, contaba con una hoja
destinada a raspar la piel y un mango con el que se aprehendía el instrumento durante su
manejo. La hoja presenta invariablemente un perfil curvado, pudiendo ser más ancha o
más estrecha, así como mostrando por lo común una sección igualmente curvada, aunque
en diferentes grados que van desde una forma muy rebajada hasta otra semicircular. El
mango es habitual que se desdoble en dos partes, entre las cuales podía introducirse la
mano, evitándose que el raspador resbalara a causa de la presencia de aceite en ella.
Cinco de las seis piezas adscritas al presente tipo en nuestro Museo están realizadas en
hierro. La excepción mentada la constituye el raspador inv. 17092, procedente de los Columbarios y elaborado en bronce. Mientras el mango de este último es muy sencillo, contando con un simple tope en su terminación para evitar su deslizamiento en la mano, dos
de las tres piezas de hierro que conservan parte del mismo (52.1 y 52.4) nos lo muestran
confeccionado a partir de dos láminas dobladas para adoptar una sección semicircular y
opuestas la una a la otra. La tercera (52.2) cuenta con una simple espiga de enmangue a
partir de la cual entendemos que fue ligada a un mango elaborado en una materia distinta,
mientras que las dos restantes (52.3 y 52.5) consisten en simples fragmentos de la hoja
que, sin embargo, pueden adscribirse con facilidad al presente tipo dada la exclusividad
200
del perfil que ésta adopta. En referencia al lugar de hallazgo de las piezas, la única pieza
para la que se conoce un contexto claro es la 52.5, hallada en la Necrópolis oriental aunque
sin constancia de su pertenencia al ajuar de una sepultura. Sin embargo sabemos que éste
suele ser el destino final de muchas piezas de nuestro tipo, como certificaría el ya mentado
raspador de bronce o, sobre todo y en la misma ciudad de Mérida, dos piezas de hierro excavadas más recientemente por el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida135.
53. Tijeras
Definido por consistir básicamente en un instrumento de corte en el que intervienen
dos hojas opuestas, dentro del presente tipo englobamos sendas variantes: una en forma
de pinza, y otra conformada por dos piezas ensambladas por un eje. Desde la Antigüedad
existen algunas tijeras dotadas de un eje, caracterizadas ya incluso por detentar el óvalo o
círculo que muestran en su mango en el momento actual, de cara a su mejor sujeción, estando por lo demás destinadas a cortes específicamente duros, como el del cuero. Por otra
parte y si bien el primer subtipo se reconoce como de ascendencia más antigua, debemos
advertir que ha convivido con el segundo hasta prácticamente el presente, en el que aún
se emplea en la labor de esquilado del ganado lanar. Este último uso le estaba ya reconocido a nuestro instrumento en los textos de los autores clásicos136, pero ello no excluía su
asociación a otros ámbitos.
Enlazando a tenor de lo dicho con las colecciones del Museo, la práctica totalidad de
las piezas del primer subtipo cuentan con un contexto de hallazgo bien determinado, lo
que nos conduce a poder darles algún tipo de orientación funcional. Así, por ejemplo, el
ejemplar 53.8 fue hallado en las excavaciones del Circo romano, por lo que conjeturamos
que quizá pudo vincularse, ya tras el abandono del mismo, al uso de su recinto para labores
ganaderas. En el extremo opuesto se sitúan los ejemplares 53.4 y 53.6, ambos hallados
formando parte de ajuares médicos y por lo tanto posiblemente asociados al ejercicio de
la medicina. Otras de las piezas correspondientes al tipo actual de las tijeras de esquilar,
las 53.5 y 53.7 proceden como estos últimos de ámbitos funerarios, aunque careciendo
de la precisión que detentan aquellos respecto a su pertenencia a un ajuar específico. Lo
mismo podría decirse del fragmento 53.1 que, pese a carecer de contexto de hallazgo, podría consistir en la mitad perdida del ejemplar 53.5, y por lo tanto proceder como éste de
la Necrópolis oriental. La localización en ajuares de sepulturas de ejemplares correspondientes a la tipología a la que nos estamos refiriendo ha vuelto a verificarse en intervenciones más recientes137. Lo que no es posible verificar es que tengan que asociarse
necesariamente a la profesión del difunto, pudiendo esconder quizá algún motivo ritual,
por alusión a las parcas.
135
MÉNDEZ GRANDE, G.: “Desarrollo de un espacio agropecuario y funerario en la zona sur de la ciudad. Intervención arqueológica realizada entre las C/ Tomás Romero de Castilla y Antonio Hernández Gil (Mérida)”. Mérida.
Excavaciones Arqueológicas 2003. Memoria 9. Mérida, 2006 (págs. 313-356), págs. 341 y 347, figs. 20 y 25. Uno
de los dos ejemplares resulta interesante indicar que apareció junto a una lucerna con una escena de carácter deportivo, y más concretamente circense.
136
137
CASAS; NOLLA, 2011, pág. 41.
Con una datación que va del siglo III al V, se publican unas tijeras formando parte de un ajuar en el sector Norte
de la ciudad, pasado el Albarregas. Vid. AYERBE VÉLEZ, R.: “Excavación de un área funeraria del s. III en los alrededores de la Vía de la Plata. Intervención arqueológica realizada en Avda. Vía de la Plata s/n”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 1999. Memoria 5. Mérida, 2001 (págs. 21-47), págs. 24-25.
201
Respecto al subtipo de modelo más moderno es poco lo que puede decirse. Las dos
piezas adscritas al mismo proceden del Almacén del Teatro romano y en cualquier caso,
la 53.3 cuenta con un tamaño muy superior al de la 53.2. La carencia de una procedencia
específica clara impide aseverar nada acerca de su naturaleza o cronología exacta. Sin embargo, sí hemos de advertir que la forja y la forma de ambas no parece contradecirse con
su datación antigua, contando incluso con claros paralelos tipológicos, tanto en otros puntos
de la Península Ibérica138 como también fuera de ella139.
54. Punzones
Con el término punzón se designa un tipo de pieza dotada invariablemente de una
punta y destinada a realizar orificios sobre una superficie dada. Más allá de ello, en nuestro
catálogo hemos precisado tal vocablo para definir también un objeto de relativamente frecuente aparición en contextos arqueológicos desde la Antigüedad y que se hallaba caracterizado por mostrar dos puntas a los extremos de un corto vástago. Para facilitar la
aprehensión de este último es habitual que, además, en el tramo que media entre las dos
puntas, gire sobre sí mismo en su recorrido para adoptar un perfil torso. Ello resultaba especialmente necesario ante el trabajo de materias duras como el cuero, por lo que es común
que tales piezas se hayan identificado de un modo más específico como instrumentos destinados a horadar el cuero, las conocidas con el nombre de leznas.
Entre los ejemplares de hierro que incluimos dentro del presente tipo en nuestro catálogo, que suman un total de cuatro, la mitad (ejemplares 54.1 y 54.3) pertenece al tipo
descrito de las leznas, caracterizándose además en ambos casos por mostrar el recorrido
helicoidal al que hemos hecho alusión. Los otros dos consisten en simples instrumentos
terminados en punta. En cuestión de contexto, sólo uno de los punzones, el 54.4 de nuestro catálogo, cuenta con una procedencia conocida: la Necrópolis oriental. Sin embargo
no llega a determinarse si estuvo asociado o no a un ajuar funerario.
55. Agujas
Dentro del presente tipo englobamos una serie de piezas caracterizadas por la presencia
de una punta en uno de sus extremos y una cabeza en el opuesto. Su adscripción formal
y funcional podía ser sin embargo variada, abarcando objetos usados desde en el ámbito
de la indumentaria personal, como sería el de las agujas para el pelo, hasta en el ámbito
de la artesanía o la industria textil, como sería el caso de las agujas para la costura. La diferencia básica entre un subtipo y otro radica en la presencia de una cabeza maciza en las
primeras o de una horadada en las segundas. En las colecciones del Museo nos encontramos con ejemplares de las dos categorías, si bien con el matiz de que la única pieza adscrita
a la primera, la 55.1, debe de datar ya de la Edad Contemporánea, al manifestar, pese a
la carencia de un contexto claro de hallazgo, una forma demasiado precisa para lo que
suele constatarse en el trabajo tradicional del hierro. Las otras dos piezas incluidas en el
catálogo se englobarían por tanto entre las agujas de pelo, mostrando la característica forma
esférica o semiésférica en sus cabezas que suelen detentar otros ejemplares semejantes elaborados en hueso.
138
Aunque procedentes de un contexto superficial, hemos hallado dos ejemplos muy similares a los nuestros en la
ciudad de Conimbriga. Vid. ALARÇÂO; ETIENNE; MOUTINHO ALARÇÂO; PONTE, 1979, pág. 84, lám. XIII, nº
335 y 336.
139
Como paralelo a las piezas de Conimbriga, en la obra citada en la anterior nota se hace constar la publicación
de unas tijeras de segura datación antigua, procedentes de Priene, en Guide to the Exhibition illustrating Greek and
Roman Life. Londres, 1908.
202
56. Tubos de soplado
El tubo de soplado es un objeto de una mayor o menor longitud caracterizado por mostrar un orificio en su interior e implicado muy activamente en la manufactura del vidrio
hasta prácticamente la actualidad. Su función era la de insertar a un extremo una porción
de vidrio tomada del crisol, en estado candente, para, soplando por el extremo opuesto,
hacerla aumentar, confiriéndole una oquedad en su interior. El tubo de soplado está íntimamente relacionado con la técnica de soplado que, surgida en el Mediterráneo oriental
en los albores del Imperio romano, se difundió con bastante rapidez, substituyendo en gran
medida a la del vidrio modelado utilizada con anterioridad. La nueva técnica permitía facilitar el proceso de manufactura del vidrio hasta tal punto que abarató su producción, pasando de ser un objeto de lujo a un objeto de uso cotidiano y al alcance hasta de las clases
más bajas de la sociedad.
Aunque en principio resulta difícil distinguir un objeto de uso indeterminado dotado
de forma tubular de un tubo de soplado propiamente dicho, dada la simpleza extrema de
su forma, en el caso de Mérida contamos con un nutrido grupo de piezas que pueden englobarse en el presente tipo gracias a la excepcional circunstancia de que fueron halladas
en un contexto interpretado como una fábrica de vidrio. Ésta pudo ser identificada en base
a dos materiales: los tubos en cuestión por una parte, y por otra toda una serie de calotas
o restos de fabricación. Ambos elementos solían amortizarse y es extraño que aparezcan
en su contexto de uso, pero en nuestro caso y gracias a la destrucción imprevista del lugar,
quizá como consecuencia de un incendio, quedaron sepultados bajo los restos del establecimiento hasta el momento de su hallazgo. En relación a dicho fenómeno, así como a otras
piezas excavadas en el enclave y posiblemente vinculadas también a la fábrica, puede consultarse el apartado dedicado a la Carretera de circunvalación dentro del capítulo siguiente,
el dedicado a las procedencias de los ejemplares analizados.
57. Escoria
La escoria no es propiamente un objeto realizado en hierro, sino un desecho producido
como consecuencia de la manipulación de dicha materia. Su importancia radica en que,
al estar íntimamente ligada al proceso de fabricación de elementos realizados en la misma,
con su hallazgo se verifica la presencia en un lugar dado de una industria local asociada a
su trabajo. Sin embargo y a pesar que en el caso del vidrio, tan especializado y dado a ser
importado, la localización de un desecho resulta de enorme interés para el arqueólogo,
quizá en el del hierro sólo confirme una circunstancia común a cualquier establecimiento
urbano de mediana importancia o incluso a muchos de los rurales: que contaran al menos
con una herrería. Y es que ello resultaba de vital importancia tanto con vistas a la manufactura de nuevos ejemplares para su uso a escala local como de cara a la reparación de
algunas herramientas dañadas.
Entre las piezas detectadas en nuestras colecciones a las que les podamos dar la interpretación de escoria de hierro, se cuentan sólo dos, pero ambas con contextos determinados, y bastante significativos. Una, la 57.1, procede del área de los Columbarios, que
aunque es fundamentalmente funeraria, sabemos que convivió con industrias como la vidriera excavada en la Carretera de circunvalación. El fenómeno es bastante lógico: cierto
tipo de instalaciones industriales, dadas las molestias o peligros inherentes a las mismas,
se relegaron, al menos durante la época romana, al exterior de las ciudades. Y a tal efecto,
el entorno de los Columbarios no puede resultar más apropiado. La otra pieza fue recogida
en el yacimiento de Casa Herrera, y en su caso el interés que presenta es el de testimoniar
203
la presencia de una herrería en un establecimiento rural que se encontraba manifiestamente
próximo a la ciudad, dando así fe de que tal fue la demanda de piezas en el periodo que
podía resultar de interés situar una factoría incluso a escasos kilómetros de la urbe. En todo
caso y dado que tal fragmento carece de un contexto bien determinado, no podemos saber
si se corresponde cronológicamente al periodo de construcción y uso de la basílica o a uno
anterior. Sólo podemos indicar como dato de interés al respecto la gran cantidad de objetos
de hierro localizados en la excavación, pudiendo proceder quizá de una herrería instalada
en el entorno desde el momento mismo de la fundación del edificio, y que atendería con
una misma tipología de clavos la demanda suscitada tanto por la estructura del edificio
como por los ataúdes presuntamente contenidos en las múltiples sepulturas excavadas en
el lugar.
58. Quicialeras
La quicialera, como su propio nombre indica, consiste en un elemento destinado a
acoger el quicial de la hoja de un vano y permitir que, oscilando sobre él, pueda efectuarse
su apertura. Un sinónimo de tal vocablo también usado en la tradición lingüística castellana
es el de gorronera. Para evitar el desgaste de la quicialera, es habitual que se busquen elementos dotados de una determinada dureza para su realización, destacando a tal efecto la
piedra y el metal. En piedra es habitual hallar en la ciudad de Mérida piezas de mármol
reutilizadas a partir de monumentos antiguos, en uno de cuyos lados se labra el orificio
que hará las veces de quicialera140. Sin embargo y desde la Antigüedad, es habitual que
tales elementos estén realizados en un metal como el hierro, sea de un modo exclusivo o
haciendo las veces de refuerzo para evitar el desgaste de la piedra.
La única pieza incluida en nuestro catálogo dentro del presente tipo, con la que se inicia
el grupo de piezas de interés constructivo, se encuentra asociada a un vano de mediano
formato, como podría haber sido una puerta, presentando con claridad tanto la forma tubular en la que se habría introducido el quicial, como una espiga que permitiría su fijación
a la estructura del edificio en un punto próximo al vano, y quizá más específicamente en
la parte superior del mismo. Su lugar de hallazgo es la Casa del Mitreo, en cuya edificación
podría haber intervenido, tal y como verificaría la presencia de indicios de un contacto directo del objeto con el fuego (véase al respecto el capítulo dedicado a las procedencias de
los ejemplares analizados). Un ejemplar muy semejante al nuestro fue hallado más recientemente en un contexto de vertedero en la calle Marquesa de Pinares141.
59. Rejas
Entendemos por reja, dentro del ámbito de la vivienda, un elemento de cierre constituido básicamente por una serie de barras que, al intercalar en su disposición espacios libres, delimitan y en su caso impiden el paso a un ámbito determinado al tiempo que
permiten el paso del aire a través de sí. Algunas rejas se utilizan para cerrar espacios de
tránsito, por lo que, al igual que sucede con las hojas de las puertas, constituyen elementos
móviles que pueden abrirse y cerrarse. Un caso singular a tal efecto lo constituyen en el
contexto de la poliorcética los rastrillos, usados para cerrar un espacio con rapidez al dejarse
caer desde la parte superior de un acceso. En otros supuestos, sin embargo, las rejas constituyen elementos fijos a una estructura que clausuran de manera permanente un espacio,
140
Sólo a modo de ejemplo y tras un sondeo parcial en la base de datos, citaremos el caso de las aras inv. 12387 y
17555 o de la cornisa inv. 13940.
141
MÉNDEZ GRANDE, 2005, pág. 76.
204
asociándose en tal caso a ciertos entornos acotados mediante las mismas o a vanos en los
que no se precisa facilitar el tránsito, como las ventanas.
Aunque desde la Antigüedad se prodigan ejemplos relacionados con casi todos los usos
mentados, destacaron los relacionados precisamente con las ventanas. Tales objetos son
los constatados preferentemente desde época romana en la Península Ibérica, donde se prodigó una tipología reiterativa en la que al cruce de una serie de barras se le sumaban unas
piezas dotadas de puntas en sus ángulos que, dispuestas en la intersección de las barras en
cuestión, avanzaban hacia el interior de los rectángulos libres resultantes de su cruce. Entre
algunos de los ejemplares localizados y publicados en el contexto peninsular, citaremos por
ejemplo uno procedente de la villa romana de Arellano, en Navarra142, así como otro excavado en Conimbriga143. Pero sin lugar a dudas, los más destacados son la numerosa serie
hasta el momento registrada en la ciudad de Mérida, integrada por un total de cuatro piezas,
tres de ellas en muy buen estado de conservación. De tales piezas, dos fueron ya publicadas
hace años por Pilar Caldera144, mientras que los otros dos permanecen inéditos.
De su procedencia destaca en el caso emeritense su común contexto extraurbano, habiéndose localizado dos de ellas en un área inmediata a las murallas pero fuera de las mismas, a saber, en la Casa del Anfiteatro (59.1) y en las llamadas termas de la antigua calle
General Aranda (59.2), así como las otras dos en un entorno manifiestamente periurbano,
como lo era el del Camino viejo de Villagonzalo (59.3) y el Camino viejo de Mirandilla
(59.4). Aunque no podemos asegurarlo, quizá esta común circunstancia obedeciese a la
mayor seguridad requerida fuera del límite de la urbe fundacional aún incluso en época
romana, y que se haría necesaria para combatir los robos en los establecimientos y viviendas localizados fuera de los mismos, por cerca de ellas que estuviesen, pero también y muy
especialmente en las casas de campo ya abiertamente alejadas del núcleo urbano. Tal fenómeno encuentra un elocuente paralelo en el caso ya analizado de las llaves de tipo laconio, un elemento adscrito como la reja a la seguridad y también preferentemente
localizado en contextos extraurbanos.
60. Grapas
La grapa consiste en un objeto destinado al ensamblaje y fijación de dos elementos.
En la actualidad se aplica tal término corrientemente a las pequeñas piezas de cobre o
acero usadas para la unión de papeles y cartones. Sin embargo y en su variante arquitectónica, define una pieza implicada en la unión de elementos constructivos para dotar de
una mayor fortaleza a la estructura en la que se integraran, cuando no para situar sobre la
misma materiales de interés no tectónico pero con un peso y una posición que obligaba a
adoptar para su fijación ciertos anclajes singulares. A tan variados destinos se corresponden
como es lógico diferentes variantes tipológicas que se reflejan en toda una serie de formas,
siendo los más conocidos la de cola de milano, la de doble gamma, la de Pi (o U) y la de
T. Y en las colecciones de un Museo como el emeritense, encuentran su reflejo, como no
142
MEZQUÍRIZ, Mª. Á.: “Hallazgo de una reja romana en la Villa de las Musas. Arellano (Navarra)”. Homenaje a
P. Atrián. Teruel, 1995 (pág. 135).
143
ALARÇÂO; ETIENNE; MOUTINHO ALARÇÂO; PONTE, 1979, lám. LVIII.
144
CALDERA DE CASTRO, 1984.
205
podía ser menos, tres tipologías vinculadas con las dos funciones referidas: la más propiamente tectónica y la destinada a la fijación de elementos ornamentales145.
Entre los ejemplares de interés tectónico se encontrarían piezas como la 60.5, la 60.9,
la 60.16, la 60.17, la 60.18, la 60.19 y la 60.20. De ellas, la mayoría estarían implicadas
en la unión de sillares. En las dos primeras nos encontramos con una tipología en forma
de Pi o U, mientras que en los cinco últimos casos, en forma de T, podemos distinguir la
presencia de dos partes diferenciables: una cabeza y una espiga, la primera dispuesta transversalmente respecto a la segunda. En cuestión de procedencia, las grapas 60.16 y 60.17
parecen poder relacionarse con ámbitos en los que se halló presente una fuente de calor,
lo que justificaría cierta singularidad formal que llevó a la ficha manual del catálogo sistemático del Museo a interpretar la segunda como un elemento destinado a la trabazón de
las piezas de un horno. Las otras cinco piezas referidas, se reparten entre el Almacén del
Teatro romano y un ámbito rural, la villa romana de Torreáguila. Aunque las primeras parecen en principio no contar por lo tanto con un contexto claro de hallazgo, tal y como veremos en el capítulo dedicado a las procedencias de los ejemplares analizados, cabe
conjeturar que tales grapas puedan haberse asociado a uno de los monumentos más relevantes entre los excavados por aquellos años: el Teatro romano. En dicho edificio se han
localizado de hecho numerosas mortajas para la inserción de grapas, aunque siempre bajo
una forma de cola de milano para cuya tipología, no obstante, no hemos verificado reflejos
en las colecciones del Museo146. Ello quizá pueda explicarse a partir de su realización en
un material diferente y, en consecuencia, su reutilización inmediata en el momento del desmantelamiento del conjunto. Otras piezas interpretadas como grapas de función tectónica
pero con una más insegura adscripción a nuestro tipo lo constituyen la placa 73.5 y los
objetos indeterminados 75.25 y 75.48.
Lo mismo que de las tres grapas tectónicas procedentes del Almacén del Teatro romano
puede decirse de la totalidad del nutrido grupo que integran las piezas asociadas a la fijación
de elementos ornamentales, que comparten sus circunstancias de ingreso pero que, a diferencia de aquellas, se caracterizan por consistir invariablemente en largas placas de hierro,
de perfil rectangular o triangular, y dobladas en un ángulo próximo al recto en uno de sus
dos extremos. Éstas se corresponden con las piezas descritas en las entradas 60.1 a 60.4,
60.6 a 60.8 y 60.10 a 60.15 de nuestro catálogo. Tales ejemplares muestran una notable
similitud con los objetos de bronce inv. 2190 a 2193, 4847, 4849 a 4859, 7392 y 7664,
los cuales se ingresan igualmente desde el Almacén del Teatro romano, y cuentan con una
similar interpretación, aunque esta vez ya hecha notar en la base de datos del Museo, aunque no sabemos a partir de qué fuente. La realización de dos piezas idénticas formalmente
en base a dos materiales diferentes ahonda en la interpretación que a ambas se les da
como grapas. Y en cualquier caso, y dada su posible vinculación al Teatro romano, resulta
145
Ambas funciones aparecen mentadas en el caso de Mérida, aunque desde el prisma de sus huellas en la arquitectura, en la obra de PIZZO, A.: Las técnicas constructivas de la arquitectura pública de Augusta Emerita. Anejos de Archivo Español de Arqueología, LVI. Mérida, 2010, págs. 557-558. De las tectónicas destaca las de cola de milano
reflejadas en las obras de opus quadratum de diversos monumentos emeritenses, así como algunas tipologías especiales implicadas en arcos. Respecto a las de sujeción de elementos decorativos, el autor menta su asociación a distintos tipos de fábricas, así como más específicamente la aparición de huellas de las mismas en el Arco de Trajano,
el Templo de Diana, el conocido como castellum aquae de la calle Calvario, y el pórtico del Foro de la calle Sagasta.
146
Sobre tales tipos de grapas y la presencia de señales de las mismas en el monumento, vid. más específicamente
y aparte del trabajo de Pizzo referido en la nota previa, el artículo de DURÁN CABELLO, R. Mª.: “Sobre el opus
quadratum del teatro romano de Mérida y las grapas de sujeción”. Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la
Universidad Autónoma de Madrid, 17. Madrid, 1990 (págs. 91-120).
206
elocuente pensar en que consistan en restos de los elementos de fijación de las placas marmóreas con las que se revistió el frente escénico al menos por dos ocasiones: una a comienzos del Siglo II y otra a comienzos del Siglo IV. Tal circunstancia estaría ratificada por
el hecho de que las marcas presentes en las placas asociadas a la decoración arquitectónica
del frente escénico coincidan con las extremidades dobladas en ángulo recto de nuestras
grapas. Que la diferenciación de materiales tenga algún tipo de connotación cronológica,
resulta ya algo más difícil de discernir. La retirada de las grapas, junto a las de las placas
en cuestión, se produciría paralelamente al desmonte del Teatro romano en el Siglo V, posiblemente en aras del refuerzo emprendido en las murallas colindantes por aquella época.
En fin y al igual que sucede con las piezas de finalidad tectónica, contamos con algunos
ejemplos próximos a nuestra tipología pero no tan fáciles de adscribir a la misma con una
seguridad plena, como son las placas 72.3 a 72.5 y el objeto indeterminado 75.2: las
dos primeras también ha sido susceptibles de interpretarse como escoplos y el cuarto como
un clavo.
Si de las grapas tectónicas hallamos múltiples ejemplos publicados en otros puntos de
la Península Ibérica, para las de sujeción no hemos logrado encontrar piezas identificadas
y, por lo tanto, referidas en trabajos, monográficos o de yacimientos. De este modo, en
Cataluña147 como en Conimbriga148, destacaremos básicamente la localización de ejemplares en forma de U, por lo general doblados en sus dos extremos en un ángulo que puede
ir desde el oblicuo hasta el recto. Y cuando en la propia ciudad de Mérida algún objeto se
ha asociado a nuestro tipo, vuelve a caracterizarse por mostrar tal configuración149.
61. Clavos
Con el término clavo se define un tipo de ensamblaje dotado de tres partes bien distinguibles: la cabeza, la espiga y la punta. Concebido fundamentalmente para unir dos elementos por medio del atravesamiento común de ambos mediante el clavo en cuestión, la
cabeza estaba destinada a ser percutida, por lo que solía presentar una superficie mayor
que la del ancho de la espiga, al tiempo que en el extremo opuesto la punta facilitaría gracias a su naturaleza su inserción en el elemento a ensamblar (por lo común de madera) y
la espiga constituiría el vástago a servir como ensamblaje propiamente dicho. El clavo, en
sus diferentes formatos y tipologías, puede intervenir en la confección de multitud de objetos, unos de naturaleza mueble y otros integrados en estructuras arquitectónicas. Entre
los primeros podríamos contar desde simples muebles domésticos hasta cajas asociadas al
almacenamiento y transporte o incluso, bajo su variante funcional conocida con el nombre
de ataúd, en el ámbito funerario, como contenedor de una inhumación. Por otra parte y
entre los segundos se contarían, del suelo al techo, desde las tarimas hasta las armaduras
de las techumbres pasando por puertas y ventanas, si no los pilares de las mismas estructuras de las edificaciones de entramado.
En unas variantes como en otras, los clavos, tras ser introducidos, solían dejar a la vista
únicamente su cabeza. Ello, unido a la mayor complejidad en su conformación, hace que
de las tres partes del clavo, ésta sea la más variable y la más dada a definir las diferentes
tipologías existentes a lo largo del tiempo. Por el contrario, espigas y puntas, que en sus
147
CASAS; NOLLA, 2011, págs. 138-140, fig. 100.
148
ALARÇÂO; ETIENNE; MOUTINHO ALARÇÂO; PONTE, 1979, lám. VII nº 96 y 97.
149
AYERBE VÉLEZ, R.; MÁRQUEZ PÉREZ, J.: “Intervención arqueológica en el solar de la calle Cabo Verde. Espacio funerario del sitio del Disco”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 1996. Memoria 2. Badajoz, 1998 (págs.
135-166), pág. 159.
207
orígenes suelen desarrollarse sin solución de continuidad, sólo pueden caracterizarse en
función de sus mayores o menores dimensiones, tanto en longitud como en anchura, así
como por la sección que las caracterice, que suele ser circular o cuadrada.
En las colecciones de hierro del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, es sin
lugar a dudas el clavo el tipo más abundante. Y desde la perspectiva inversa, el tipo en
cuestión encuentra como es lógico su mayor representación entre los ejemplares de hierro:
frente a las 60 piezas de bronce, tenemos inventariados cerca de 300 clavos de hierro, dándose la situación de que en algunos casos un solo número de inventario abarca varios
ejemplares, como sucede con los inv. 10115 y 10116 (61.35 y 61.36 de nuestro catálogo). Como resultará lógico, su inclusión individualizada en la presente obra resultaba excesiva e inútil, por lo que hemos optado por agrupar varias piezas con números de
inventario diferentes para conformar parejas y grupos que pueden superar en algún caso
los 30 ejemplares (conjuntos 61.47 y 61.53), reduciendo así el número de entradas dentro
del tipo a 87. En tales casos, siempre hemos reagrupado ejemplares teniendo en cuenta
sus idénticas circunstancias de ingreso en el Museo (lo que en la mayoría de los casos implica un mismo contexto de hallazgo), así como su común tipología. La existencia de una
de las dos circunstancias, y ante todo de la primera, es requisito indispensable para la conformación de un grupo.
De las tres partes del clavo enunciadas, espiga y punta resultan prácticamente invariables entre los ejemplares analizados. Lo normal es que la espiga muestre una sección cuadrada, así como que vaya decreciendo desde su arranque hasta constituir la punta. En
cuestión de arqueometría creemos que es de interés señalar que una medida estándar para
el inicio de las espigas cuadradas en las piezas antiguas era la de 0,7 cm., excepción hecha
del lote ingresado desde un establecimiento ya de datación tardía como lo es el de Casa
Herrera, en el que la media es menor, de en torno a 0,5 cm. Por su parte, las piezas con
espigas circulares constituyen más bien la excepción, pudiendo contarse apenas los ejemplares incluidos en las entradas 61.18, 61.20, 61.21, 61.23, 61.35 a 61.39, 61.41,
61.44, 61.45 y 61.60.
En referencia a las cabezas, las hay muy destacadas por su carácter ornamental, como
sucede en el caso de la pareja, 61.1, en forma de gajos, o en el del ejemplar 61.5, bajo
la apariencia de un motivo vegetal. Debe tratarse de piezas singularmente asociadas a elementos en cuya superficie quería procurarse cierto efecto ornamental, como podría haber
sido una puerta. En contraste, lo habitual es que nos encontremos con cabezas preferentemente circulares y con su superficie exterior por lo general levemente convexa, aunque
no siempre. A medias entre la singularidad ornamental de las unas y la regularidad y estereotipamiento de las otras, hallaríamos ciertos ejemplares con cabezas de forma esférica
(61.20), semiesférica (el primero de la pareja 61.21, 61.23, 61.28, 61.31, 61.41,
61.44, 61.60 y 61.79), bicónica (61.4), troncocónica (61.24), piramidal (61.9 y el tercero de los del conjunto 61.25) o troncopiramidal (el tercero de los del conjunto 61.87).
Durante la Antigüedad tardía, los clavos parecen sufrir un proceso de simplificación en
su manufactura que afectará fundamentalmente al área de su cabeza. Las piezas se convierten de hecho en simples puntas que en el momento de su martilleamiento reciben una
serie de percusiones finales en función de las cuales se constituiría la informe cabeza que
solemos apreciar en su actual estado de conservación. Tal circunstancia se vería avalada
por los diversos ejemplares hallados en las excavaciones practicadas en la basílica de Casa
Herrera. Pero por si cupiese alguna duda acerca de la realidad de tal afirmación en el con-
208
texto urbano, bien podemos acudir al caso de piezas como el clavo hallado en la sepultura
9 de la necrópolis de San Lázaro, de innegable datación tardoantigua150.
62. Escarpias
Cercana formalmente al clavo, la escarpia comparte con este último tipo la espiga y la
punta, pero a diferencia de aquella, en el área de su cabeza procede a doblarse en ángulo
recto para servir, antes que como pieza de ensamblaje, como elemento de sustentación de
objetos que podían ser colgados en el mismo, bien directamente, bien mediante una cuerda
o incluso un cáncamo. Hemos de advertir que la escarpia no sólo detenta una forma, sino
que, como se entenderá, también manifiesta una función asociada. Y ello implica que ciertas piezas que puedan asimilárseles pero que sabemos que no tenían tal función deban
desecharse de ser interpretadas como tales. Nos estamos refiriendo por ejemplo a las piezas
procedentes de ciertos contextos tardoantiguos y que hemos catalogado como clavos pese
a constituir su cabeza a partir de una lámina doblada en ángulo recto. Y es que tales piezas
tenían la función del clavo, pero simplemente habían sufrido una simplificación en su manufactura por la que su cabeza pasaba a realizarse a partir de una lámina que, ya en el
momento de su uso, se doblaría mediante la simple acción del martillo para ofrecer una
superficie sobre la que percutir. Otra cuestión asociada es la del hallazgo de hasta tres piezas
(75.27, 75.45 y 75.46) cercanas a la escarpia pero que, al hacer rematar su cabeza con
una terminación anillada, se aproximarían igualmente al tipo del cáncamo, adoptando una
solución intermedia para la que no conocemos un nombre específico y que en consecuencia hemos incluido en el apartado de los indeterminados.
En relación a los ejemplares incluidos en el tipo propiamente dichos, casi nada puede
afirmarse formalmente hablando. De las piezas incluidas en las siete entradas, la 62.1 parece contemporánea, y de la 62.3 se afirmaba en la ficha manual del catálogo sistemático
que podía consistir en un objeto como los usados para sujetar las puertas a la tierra. Igualmente, manifiestan cierta diferenciación respecto a los clavos en el hecho de que sus espigas
tienden a hacer decrecer sólo su anchura, y no también su grosor, en su recorrido hacia la
punta. Poco más es lo que podemos añadir en cuestión de contextos, donde son varias las
posibilidades, como cabía esperar: los hay domésticos, como la Casa del Mitreo (ejemplares
62.6 y 62.7), pero también nos encontramos con una pieza hallada en un área funeraria
(62.5) y otra más en un contexto industrial (62.4).
63. Bisagras
La bisagra es un objeto compuesto de dos partes móviles unidas la una a la otra y que,
fijadas sobre dos elementos distintos, permitían su articulación, facilitando su apertura o cierre. Tal articulación podía estar vinculada a un único elemento móvil fijado a una estructura
de carácter inmueble, como podía ser una puerta o una ventana. También podía articular
otra hoja englobada en la principal. Y en última instancia era susceptible de asociarse a un
elemento más propiamente mueble, facilitando la apertura de la tapa de un arcón o aún incluso de un simple díptico como los tan renombrados de marfil tardoantiguos.
Son varias las tipologías constatadas, unas más simples y otras más complejas, y prácticamente las tenemos todas representadas en las colecciones del Museo. En el eslabón
más básico del funcionamiento se encontraría una pieza conformada por dos cáncamos
enlazados entre sí y que está atestiguado a través de la pareja 63.8, hallada en el área de
los Columbarios. En el extremo opuesto, se encontraría un objeto conformado por dos
150
VILLALBA TREJO, 1981, pág. 106.
209
piezas enlazadas por un clavo y más próximo formalmente a los tipos actuales. Dicha variante encuentra su representación en los ejemplares 63.6 y 63.7, también procedentes
de los Columbarios y con paralelos bien determinados tanto dentro como fuera de la ciudad
de Mérida151 y en hierro como en bronce152. En cuestión de formato, frente al tamaño
medio de las piezas descritas y manifestando un tipo más próximo al segundo, los ejemplares 63.1, 63.2, 63.3 y 63.9 muestran un tamaño más reducido, quizá asociado a pequeños objetos muebles, tales como cajas.
En ocasiones los ejemplares analizados puede determinarse que consisten en objetos
de nuestro tipo sólo por la conservación de sus dos elementos enlazados, como sucede en
la más sencilla de las variantes indicadas. De este modo, otras piezas conservadas aisladamente, como los cáncamos 64.1 y 64.3 o el objeto indeterminado 75.26, pese a resultar
formalmente afines a una de sus partes, no puede determinarse que se hallaran integrados
en una bisagra. Los objetos indeterminados 75.1 y 75.3, aunque por el contrario conservan dos elementos enlazados, basan su indefinición formal en el hecho de que uno consista
en una anilla cerrada, no sabiéndose si pudieron servir igualmente como tiradores o eslabones de una cadena. Frente a tal circunstancia, la forma más exclusiva detentada por los
ejemplares 63.1, 63.2, 63.5 y 63.9 hace que puedan identificarse como bisagras pese a
conservarse únicamente una de las mitades de la misma, y sólo cuando ante una forma similar carecemos de un orificio claro que lo identifique como bisagra, nos vemos obligados
a relevarlo al apartado de los indeterminados, como es el caso de las piezas descritas en las
entradas 75.14 y 75.16. En fin y como caso singular destaca el ejemplar 63.5, que aparte
de cómo bisagra debió de funcionar como refuerzo mobiliario, al igual que la pieza descrita
en la entrada 10.1 de nuestro catálogo pero con el matiz diferencial de que este último no
manifiesta su asociación a una terminación anillada que lo caracterice como bisagra.
64. Cáncamos
Por cáncamo entendemos un tipo de elemento concebido para ser ensamblado, bien
a un objeto mueble, bien a un inmueble, y que opuesto al extremo dispuesto para su inserción presenta una cabeza con un amplio orificio en su interior. Entre las partes a distinguir en el mismo señalaremos tres en función de las presentes igualmente en el clavo: la
cabeza, la espiga y la punta. Las dos últimas son de hecho similares a las de tal objeto,
mientras que en la diferencia entre uno y otro sólo interviene la substitución de una cabeza
maciza por otra en forma de aro o una forma semejante pero siempre perforada y dispuesta
en sentido horizontal. El objetivo del cáncamo, a diferencia del clavo, es el de servir de asidero a un segundo elemento, permitiendo cierta movilidad en este último. A tal efecto debemos advertir que entre otras funciones, mediante la unión de dos cáncamos se puede
obtener un rudimentario tipo de bisagra que, en caso de constatarse, determina de un
modo más definitivo la función de las piezas implicadas en ella. Cuando en nuestro catálogo
hemos percibido dicha asociación, hemos procurado trasladar el objeto al tipo precedente.
De los cinco ejemplares incluidos identificados en nuestro catálogo como cáncamos y
en función de lo que acabamos de exponer, hemos de señalar la presencia de dos piezas
en forma de lazo, la 64.1 y la 64.3, que bien podrían haber tenido algún tipo de relación
con bisagras como las que constituyen la pareja 63.8. Más convencional resulta el tamaño
y la forma de las piezas 64.4 y 64.5, no descartándose por su contexto de hallazgo que
la primera se integrara en un ataúd, bien articulando su tapa, bien acoplándose a una anilla
151
ALARÇÂO; ETIENNE; MOUTINHO ALARÇÂO; PONTE, 1979, pág. 171, lám. XLVIII nº 146.
Citar como ejemplos en bronce, dentro de la misma colección del Museo, los inv. 12380, 13390, 13391, 13610
y 17173-17179.
152
210
que permitiese su suspensión o la de su tapa. En fin, debido a su singular formato destaca
aparte el ejemplar 64.2, sobre el que sostenemos su posible intervención como gozne de
una puerta y por lo tanto nuevamente próximo a las funciones propias de la bisagra.
65. Clavijas
En nuestro catálogo y frente a otras acepciones, por clavija hemos entendido un objeto
destinado al ensamblaje no permanente de dos elementos por medio de su inserción en
un orificio habilitado al efecto. Dos son las piezas incluidas en este tipo, por lo demás tan
semejantes en su forma y estado de conservación que, uniendo tales datos a sus idénticas
circunstancias de ingreso, hemos conjeturado que podrían estar relacionadas la una con la
otra, conformando una pareja. En la documentación del Museo se definía a tales ejemplares
como cerrojos, pero quizá entendiéndose un valor semántico similar al que nosotros le
aportamos. En cualquier caso y sin desear fijar para ellos una utilidad tan específica, lo
cierto es que recuerdan a las piezas utilizadas para fijar a su eje las ruedas de los carros,
permitiéndose mediante su fácil extracción la retirada de estas últimas requerida ante determinadas circunstancias153. Otras piezas custodiadas en la institución con una posible vinculación a las ruedas de un carro las constituyen los aros 69.1, 69.3 y 69.4, resultando
muy elocuente que, como sucede con las clavijas, las dos últimas también fuesen ingresadas
en pareja, en este caso por haber compartido en efecto un mismo contexto de hallazgo.
66. Ganchos
El gancho cuenta con una forma muy definida que es la que le da nombre, y que presenta una forma circular abierta, por lo general superior al medio círculo e inferior a los
tres cuartos de círculo, que en el momento de su conclusión suele terminar en punta. Su
función era insertar sobre dicha extremidad un objeto determinado que debía ser retenida
por el gancho de forma reversible. Más específicamente, ello implica desde que haga las
veces de pestillo en un vano o un mueble, hasta que sirva de elemento de suspensión, integrado en una estructura inmueble (por ejemplo para suspender una lámpara), o en un
elemento mueble como la balanza154.
Más allá de la forma de la terminación que lo caracteriza y a veces en relación con la
función específica que desempeña, el desarrollo de nuestro tipo por el extremo opuesto al
gancho en cuestión puede ser variada, y ello cuenta con testimonios bien representativos
entre los ejemplares del Museo. Algunas piezas, quizá debido a su conservación parcial, se
prolongan mediante un simple vástago o una lámina en un tramo recto, como sucede en
los ejemplares 66.8, 66.9, 66.10 y 66.12. En otros casos mejor conservados, tales tipos
de piezas rematan su tramo recto con una terminación anillada que permita su fijación a
otro elemento con un carácter más permanente, y así lo apreciamos en los ejemplares 66.1
a 66.5, 66.7 y 66.11, entre los cuales el 66.5 lleva además enlazada en dicha terminación
otra anilla más, libre de movimientos respecto a la aquella. Y en fin, los ejemplares 66.6
y 66.7 rematan por sus dos extremos en sendos ganchos, sirviendo muy posiblemente
como elementos de suspensión.
Entre los contextos de las piezas, en aquellas que cuentan con una procedencia específica, hallamos de todo. Unas podrían asociarse quizá a uno doméstico, como sucede con
153
154
Agradecemos tal interpretación al fallecido Juan Antonio Borja.
En relación a esto último, debemos citar el hallazgo de una romana de hierro, junto a otra de bronce, en recientes
excavaciones efectuadas por el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, participando en ambas, entre otros
elementos, ganchos muy similares a algunos de los incluidos en nuestro catálogo. Vid. al respecto MÉNDEZ
GRANDE, 2005, pág. 76.
211
las procedentes de la Casa del Mitreo (66.8 a 66.10); otras más se vinculan a instalaciones
industriales, como sucede con los ejemplares 66.4 a 66.6, que aparecieron relacionados
con una fábrica de vidrio. Frente a ellas, el hallazgo de un ejemplar en el Teatro romano
(66.7), de otro más en los Columbarios (66.11) y de un tercero en el Solar de las Torres
(66.12) podría considerarse más dudoso respecto a su adscripción contextual, no pudiendo determinarse en el primero si tuvo alguna relación con el recinto monumental, en
el segundo si la tuvo igualmente con la necrópolis o en el tercero si perteneció a un contexto
doméstico o a uno de vertedero.
67. Cadenas
La cadena consiste en un tipo de objeto caracterizado por hallarse conformado mediante
una serie de anillas enlazadas unas en otras y que en su sucesión puede prolongarse indefinidamente. Su formato es variado, tanto en referencia al tamaño de sus anillas como a su
longitud. Y en relación a ello, su utilidad específica puede oscilar entre constituir un mero
adorno personal, como un collar, hasta facilitar el cierre de una vasta extensión como sucedió en el caso de los puertos de Constantinopla o, en un ejemplo más próximo, el de Sevilla.
Entre un extremo y otro, las cadenas conservadas en las colecciones de nuestro Museo
suelen presentar un tamaño y una función variable pero que suele constreñirse a dos distintas implicadas muy estrechamente con el material con el que se hallan elaboradas. De
una parte y en relación con el adorno personal, nos encontramos con piezas realizadas en
bronce, plata o incluso oro, contándose entre las primeras los ejemplares inv. 5729, 6215,
6649 a 6651, 6947, 6949, 6953, 7542, 7543, 8447 o 34379, entre las segundas los ejemplares inv. 6499, 10118 y 10124 a 10128, y entre las terceras el ejemplar inv. 25000. Por
ende, las piezas elaboradas en hierro, y que son las que nos conciernen, se restringen a los
ejemplares utilitarios, que presuponemos por su forma y contexto preferentemente vinculadas a la suspensión de elementos. Así, de las tres identificadas, un total de dos, las 67.2
y 67.3, fueron halladas en la Carretera de circunvalación, en un establecimiento que en
función de la presencia de otros materiales es posible identificar con una fábrica de vidrio.
Su presencia en el lugar no es de extrañar, pudiendo haber intervenido muy especialmente
en la suspensión del crisol en el que se fundiese el material con destino a su posterior soplado. Una de las dos piezas, la 67.3, resulta más convencional, con eslabones en forma
de láminas con terminaciones anilladas por ambos extremos, mientras que la otra, la 67.2,
parece consistir en algún tipo especial de cadena que facilitaría la retirada puntual de eslabones en función de las necesidades específicas del momento. El ejemplar 67.1 procede
por su parte del Almacén del Teatro romano y aunque no puede determinarse su contexto
de hallazgo, puede atribuírsele un destino no muy diferente al de la pieza 67.3 ante su llamativa similitud formal y de tamaño.
El modo en el que se hallan ejecutados los eslabones en las piezas 67.1 y 67.3 se manifiesta por lo demás como la típica del periodo para nuestro formato y materia, reiterándose claramente en otros puntos de la Península Ibérica155. En cuestión de cronología,
también debemos recordar que en el propio yacimiento de Mérida se constata la presencia
de cadenas en contextos tardoantiguos156.
155
156
CASAS; NOLLA, 2011, págs. 22-24.
ALBA CALZADO, M.: “Intervención arqueológica en el solar de la c/ Suárez Somonte, esquina con c/ Sáenz de
Buruaga. Transición de un espacio doméstico y viario de época romana a la Tardoantigüedad”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 1998. Memoria 4. Mérida, 2000 (págs. 277-303), pág. 299.
212
68. Anillas
Por anilla entendemos una pieza conformada por un vástago o una lámina que se dobla
sobre sí adoptando una forma circular, por lo general regular. Su destino podía ser variado
y, a falta de un contexto claro, difícil de determinar. Lo que sí podemos asegurar es que
resulta extraño que funcionen de manera aislada, siendo por lo general fáciles de diferenciar,
gracias a sus dimensiones o a su forma, de las piezas susceptibles de interpretarse como anillos. Por otra parte, sólo cuando una anilla se halla ligada a otro objeto podemos intentar fijar
de una manera más precisa su funcionalidad. Algunas de pequeño formato podrían intervenir
desde como aros en algunos tipos de fíbulas hasta como asas aplicadas a elementos muebles.
Y frente a ellas, otras de tamaño superior y consistentes en verdaderas argollas, pueden unirse
tanto a sarcófagos, como a portones o a muros de edificios, sustentando en unos casos, sirviendo de tiradores en otros y permitiendo la fijación de elementos tales como cuerdas en el
último de los casos (piénsese al respecto en las argollas situadas junto a las puertas de las viviendas tradicionales o incluso de algunos palacios para amarrar las caballerías).
En las colecciones del Museo encontramos anillas que, ligadas a otros objetos, han sido
catalogadas como parte de los mismos pero que nos indican la estela ya trazada respecto
a la funcionalidad de los ejemplares aislados. Tal es el caso del objeto indeterminado 75.3,
compuesto de una anilla y un cáncamo y que por sus dimensiones pudo servir como asa.
En el extremo opuesto se hallarían ejemplares como las anillas ligadas a la tapa del sarcófago inv. 14092, o a la placa de mármol inv. 10287, quizá correspondiente también a la
tapa de un sarcófago como la anterior. Con un formato similar al de estas últimas, debemos
citar dentro de nuestro catálogo el objeto indeterminado 75.12, unido a un largo clavo y
que podría haber estado asociado tanto a un sarcófago como a un muro.
Entre los ejemplares catalogados en el presente tipo por su conservación aislada apenas
podemos conjeturar algo sobre dónde pudieron intervenir o no en función de su tamaño y
grosor. La mayoría de las piezas oscilan entre los 4 y los 6 cm., con un grosor inferior a 1
cm., pudiendo aproximarse a funciones como las de las asas ya descritas. En un caso aislado,
una anilla encuadrada dentro de esta tipología (68.11) ha sido interpretada en función de
su contexto como posible parte de una fíbula anular hispánica. En fin, con un formato mayor
podemos citar los ejemplares 68.3 y 68.5, constando un diámetro que en todo caso supera
los 10 cm. Especialmente el segundo, de sección pentagonal, es susceptible de interpretarse
como una argolla del tipo de las ligadas a sarcófagos o muros de edificios.
69. Aros
Dentro del tipo descrito en función de una forma como el aro, hemos englobado toda
una serie de piezas de forma circular o elíptica que, sin embargo y a diferencia de las anillas,
están conformados por una lámina o una placa doblada en general por su ancho. No se
trata de una forma definida tanto por su naturaleza o función singular como por su exclusión de la mostrada por las anillas, por lo común compuestas por un vástago y de más reducidas dimensiones, pero sobre todo menos desarrolladas en anchura.
Puntualmente nos hemos vistos tentados de asignar una funcionalidad específica a algunas de las piezas incluidas en el presente tipo, como es el caso de los aros 69.2, 69.7 y
quizá también 69.8, que en función de la forma elíptica de las dos primeras o el formato
común a las tres, hemos creído poder identificar como vilortas o elementos de ensamblaje
asociados a los antiguos arados. Otro caso diferente es el manifestado por unos aros constituidos por unas finas láminas que, sin embargo, presentan una notable anchura (unos 6
cm.) y un destacado diámetro (más de 20 cm.): ante ellos, la interpretación que hemos
213
querido barajar es la de refuerzos en los ejes de carros como los hallados recientemente en
Neupotz157. Uno (69.1) fue localizado en el Campo de Deportes, en el área suburbana de
la ciudad, mientras que los otros dos (69.3 y 69.4) se excavaron en la Casa del Anfiteatro,
en el espacio que García Sandoval interpretó como una cocina (véase el comentario a las
procedencias). En fin, mención aparte merecen los ejemplares 69.5 y 69.6, que por su
contexto de hallazgo podrían datarse ya en la Edad Moderna.
70. Barras
Como barras hemos entendido aquellas piezas que, contando con una sección cuadrada o rectangular y un grosor mínimo de en torno a 2 cm., presentan un desarrollo claramente longitudinal. Por exclusión hemos desestimado incluir en el presente apartado
toda una serie de piezas de perfil intencionadamente más complejo que el mero desarrollo
longitudinal referido, así como con terminaciones distintas a una simple conclusión recta o
en punta por sus dos extremos.
En las colecciones del Museo son muy numerosas las piezas que podríamos haber encuadrado dentro de este tipo. Sin embargo tales objetos, hasta hace poco almacenados en
el almacén exterior de la Cripta, no parecen contar con números de inventario, o al menos
individualizados. Y es que es posible que, dada su regular longitud, fueran por lo general
ingresados junto a sarcófagos, de mármol o de plomo, en los que hicieran las veces de refuerzo para evitar el derrumbamiento de su tapa. Así se manifiesta claramente en el caso
del sarcófago de plomo inv. 5725 que, según se declara en la ficha manual y se hace constar
en la documentación gráfica adjunta al mismo, ingresa junto a tres barras para las que no
tenemos constancia de que se les diese números distintos a los del sarcófago. En otras ocasiones, la presunta desaparición del contenedor en una inhumación, sí motivó que piezas
como las barras de hierro inv. 5776 y 5777, procedentes de la Necrópolis oriental, recibieran
un número. Sin embargo éstas se cuentan entre aquellos objetos que, al no contar con una
sigla o haber desaparecido ésta por el paso de los años, no resultan fáciles de identificar
entre la multitud de ejemplares casi idénticos custodiados en los almacenes del Museo.
De este modo, nos quedamos con una sola barra susceptible de ser incluida en el presente tipo. Ésta se hallaba agrupada por la ficha manual junto a la placa 72.6, al tiempo
que se declaraba que ambas piezas pertenecieron a un sarcófago. Ahora bien, dicho sarcófago no parece ingresarse junto a las mismas, ignorándose si no lo hizo, si lo hizo después
o si la interpretación de las piezas se extrae de su mero análisis formal, como al parecer se
hizo con las barras inv. 5776 y 5777. En todo caso, la presencia de barras en tumbas no
tiene por qué estar unívocamente vinculada a sarcófagos, sino que podían figurar apoyadas
en las paredes de una simple fosa158, dado que su presencia estaba motivada más por el
peso de la cubierta de la sepultura que por el tipo de contenedor que ésta detentara.
71. Vástagos
El tipo de los vástagos nos sirve para agrupar una serie de objetos de formas sencillas
que, presentando una sección circular, cuadrada o informe, se definen por mostrar un desarrollo longitudinal. Al igual que con las barras, excluimos de dicho tipo todas aquellas piezas que, por su asociación a otro elemento o la adopción de un perfil intencionadamente
singular, parezcan alejarse de la sencillez inherente a la categoría de los simples vástagos.
157
Vid. el catálogo de la exposición El tesoro de los bárbaros. Alicante, 2012, nº 167.
Apréciese un ejemplo en SÁNCHEZ SÁNCHEZ, G.: “Ejemplo de continuidad en un espacio funerario de Mérida.
Intervención arqueológica en un solar s/n de la C/ Travesía Marquesa de Pinares”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 1999. Memoria 5. Mérida, 2001 (págs. 49-82), pág. 59, lám. 6.
158
214
No así sucede con aquellos objetos que detenten una punta en uno de sus extremos, de
modo que, dentro de los vástagos, cabe la posibilidad de que varios de los ejemplares analizados consistan en realidad en clavos cuya cabeza no se ha conservado (o no al menos
hasta el momento en el que han sido descritos con un cierto detenimiento). Y es que, si
bien la punta define su destino a ser clavados, de no contarse con indicios suficientes para
considerar su inclusión en un conjunto bien determinado, la ausencia de una cabeza nos
hace dudar de su asociación a otros tipos semejantes pero definidos por la diferenciación
de sus cabezas, tales como el de la escarpia o el cáncamo.
En todo caso, las mayores posibilidades de adscripción se vuelcan hacia los clavos, debido a un simple factor estadístico: su número total es notoriamente superior al de las escarpias y cáncamos. Y a tal efecto, resulta bastante elocuente en nuestro tipo el predominio
de piezas halladas en espacios funerarios, tales como la Necrópolis oriental (71.11 a
71.14), los Columbarios (71.15 y 71.16) o el Campo de deportes (71.18). Con tales
contextos contrasta algún ejemplar aislado procedente de ámbitos domésticos como la
Casa del Anfiteatro (71.21 y 71.22) o la Casa del Mitreo (71.23 y 71.24). Y sólo en último lugar destacaría un pequeño conjunto asociado a un lugar de inequívoco carácter industrial, como lo fue el excavado en el transcurso de las obras en la Carretera de
circunvalación (71.19 y 71.20), u otras piezas con contextos de naturaleza más variable
o dudosa, como el Solar de las Torres o la Alcazaba.
Mención aparte merece Casa Herrera: el conocimiento de contextos de hallazgo claros
y la ausencia en el lugar de tipos distintos a los de los clavos, hacen que ciertas piezas carentes de cabeza hayan sido incluidas sistemáticamente en el apartado de los clavos. En
todo caso, en tal yacimiento debemos recordar que este último tipo suele denotar una simplificación formal según la cual la cabeza acaba por constituirse a partir de una simple inflexión en la lámina en la que rematan en la zona de la cabeza, y que, al soler desprenderse
ésta, sí se preserva en un gran número de casos el adelgazamiento que antecede a la inflexión, reduciéndose así las dudas respecto a su identificación como clavos. El único ejemplar
procedente del yacimiento e incluido en el presente tipo (71.29) es más largo y estrecho
de lo habitual, denotando una factura muy posterior a la Antigüedad e incluso susceptible
de interpretarse, tal y como sugiere la ficha manual del catálogo sistemático del Museo,
como la varilla de un paraguas contemporáneo.
72. Placas
Al igual que el de los vástagos, el tipo de las placas engloba una serie de piezas de función indeterminable que se definen en este caso por mostrar una forma simple, un cierto
desarrollo longitudinal y una anchura y grosor indeterminados pero en cualquier caso claramente superiores a los de las láminas que agruparemos en el siguiente tipo. De las siete
piezas adscritas al tipo, podríamos destacar la percepción de ciertas singularidades en la
72.1 y la 72.6: la primera por denotar la presencia de unos orificios que indican que fue
fijada sobre alguna superficie mediante unos clavos, haciendo quizá las veces de refuerzo
de una puerta; y la segunda por indicarse de ella en la ficha manual del catálogo sistemático
del Museo que apareció junto a la 70.1, a la que se asigna un mismo número de inventario,
poniéndose ambas en relación con un sarcófago, aunque no sabemos si a partir de una
simple conjetura en base a su forma o con la certidumbre que habría otorgado a tal hipótesis su hallazgo efectivo junto al mismo. Al margen de ello, las piezas 72.3 a 72.5 manifiestan un decrecimiento hacia un extremo que podría resultar similar al de cierto tipo de
grapas, aunque sin la presencia de un ángulo recto en su terminación que nos las defina
215
con claridad como tales. Antes bien, las dos primeras también son susceptibles de interpretarse como posibles escoplos, aunque en este caso son la ausencia de un filo claro y de
una irregularidad en el extremo correspondiente a la punta los que nos impiden verificar
su adscripción dentro de tal tipo.
73. Láminas
Dentro del tipo de las láminas englobamos una serie de piezas de función indeterminable que, mostrando como las placas una forma simple y un cierto desarrollo longitudinal,
se definen frente a estas últimas por contar con una anchura y sobre todo un grosor bastante reducidos. Son nueve las piezas adscritas al tipo en nuestro catálogo, algunas de las
cuales denotan ciertos rasgos formales que incitaron a plantear con reservas alguna hipótesis acerca de su función original, fuese desde su catalogación inicial en el momento de
su ingreso o ya posteriormente por nosotros en el curso de la redacción del presente catálogo. Como ejemplos de las propuestas iniciales, citar los casos de los ejemplares 73.1,
73.5 y 73.9, que la ficha manual del catálogo sistemático cataloga respectivamente como
una espada (aunque con un prudente interrogante), una grapa y el hierro de un hornillo.
Y respecto a nuestras propias conjeturas, indicar las propuestas realizadas en sus respectivos
comentarios para las piezas 73.2 y 73.3 acerca de su posible identificación con un espejo
en el primer caso y con el escudete de una cerradura en el segundo.
74. Recipientes
Aproximándonos a formas indeterminadas más complejas que las descritas en los dos
apartados anteriores, en el presente tipo contemplaremos ciertas piezas que, pese a poder
definirse claramente como recipientes dada la característica curvatura que detentan, no
pueden relacionarse con una forma concreta debido a su parcial estado de conservación.
En efecto, los tres ejemplares incluidos en el apartado consisten en simples galbos, y sólo
cabe la sospecha de que una pieza como la 74.1, dado su grosor, pudiese haber formado
parte de un cazo o un caldero como los incluidos en los tipos 12 y 13 de nuestro catálogo.
Por ende, en la pieza 74.2 llama la atención el notable grosor de sus paredes, amplificado
incluso por la superposición de dos capas en su constitución. Este hecho nos ha motivado
a plantear la posibilidad de que nos hallemos ante parte de un crisol. Su hallazgo en la Carretera de circunvalación no puede ser más apropiado a tal efecto, pero el excesivamente
fragmentario estado de conservación de la pieza nos aconseja ser prudentes, procediéndose
por ello a incluirla dentro del presente tipo.
75. Otros indeterminados
Cerrando nuestro catálogo, hemos dispuesto un apartado en el que se engloban todas
aquellas piezas que, mostrando una función insegura o difícil de desentrañar, presentan
una forma manifiestamente más compleja que la de otros objetos también de función indeterminada o insegura pero susceptibles de ser reagrupados en atención a sus comunes
rasgos formales. Son muchas las piezas que, por el cotejo de su forma con la de tipos bien
identificados, han podido ser extraídos del mismo, determinándoseles una función que en
el momento de su catalogación no se supo ver. Tal es el caso, por ejemplo, de los peines
de cardar incluidos en el tipo 32. Por el contrario, otras piezas que se creían mejor identificadas con anterioridad, hemos preferido ser prudentes y relegarlas al presente apartado,
haciéndose notar en su comentario la interpretación que en la ficha del catálogo sistemático
del Museo se les daba. A ciertos ejemplares hemos podido creer encontrarles nosotros una
explicación, pero ante la existencia de una duda razonable al respecto hemos preferido incluirlos entre los indeterminados e indicar nuestra hipótesis en el comentario. También
216
mostramos aquí ciertos objetos susceptibles de ser adscritos con bastante seguridad dentro
de dos tipos muy distintos, tal y como hicimos con ciertos vástagos en relación a la disensión
en su identificación como clavos, escarpias o cáncamos ante la pérdida de la cabeza que
los distingue.
Debido a su posible interés, reseñaremos en cualquier caso las siguientes propuestas,
partan de nosotros o de la documentación precedente: el ejemplar 75.8 es interpretado
como soporte de lámparas o quemaperfumes; los ejemplares 75.10 y 75.17 son interpretados como posibles cálamos, aunque también con más reservas como gubias; los ejemplares 75.14 y 75.16 son interpretados como posibles bisagras; el ejemplar 75.21 es
interpretado en la ficha manual como un cenicero moderno, y por nosotros como un posible umbo de escudo; el ejemplar 75.23 es interpretado como el posible marco de un espejo; los ejemplares 75.24 y 75.44 son interpretados en la ficha manual como clavos, y
por nosotros quizá como punteros; los ejemplares 75.27, 75.45 y 75.46 consisten en
una suerte de objetos que combinan la función de la escarpia con la del cáncamo; el ejemplar 75.28 podría consistir en el marco de alguna suerte de tablilla; el ejemplar 75.29 es
interpretado como una posible espuela; el ejemplar 75.31 es interpretado por García Sandoval como una “tranca para sartén y puchero”; el ejemplar 75.33 es interpretado como
un posible mango de cazo; el ejemplar 75.36 es interpretado en la ficha manual como el
eslabón de una noria y por nosotros con reservas como la vertedera de un arado; el ejemplar 75.37 es interpretado con muchas reservas como una espada; el ejemplar 75.38 es
interpretado como alguna suerte de pasador, quizá perteneciente al arreo de un caballo; el
ejemplar 75.48 es interpretado como una posible grapa; el ejemplar 75.49 es interpretado
en la ficha manual como una cerradura; y, en fin, el ejemplar 75.51 es interpretado en la
ficha manual como parte de una reja. Mención aparte merece, debido a la extrema complejidad de su forma, el ejemplar 75.41, no pudiendo determinarse si consistió en alguna
suerte de tirador o incluso en una llave de paso.
PROCEDENCIA DE LOS EJEMPLARES ANALIZADOS
219
Ningún objeto arqueológico debería analizarse sin tener en cuenta su contexto de hallazgo. Pero ello resulta en ocasiones un lujo con el que no podemos contar en muchas de
las piezas conservadas en las instituciones museísticas. Cuando los ejemplares eran recogidos más por su valor intrínseco que atendiendo al punto exacto en el que se encontraban,
resulta razonable pensar que no se diese cuenta del lugar de hallazgo exacto, o que se ofreciesen noticias muy imprecisas sobre el mismo. El Museo Nacional de Arte Romano no es
una excepción al respecto, y más al considerar su temprana fecha de constitución: 1838.
Y es de este modo como se pueden percibir en sus fondos gran número de piezas cuya
procedencia, más allá de su presumible pertenencia al solar emeritense, nos es del todo
desconocida. A medida que avanza el tiempo esta carencia informativa se va subsanando,
pero lo va haciendo de un modo progresivo, y cuando apenas se comenzaba a perfilar un
método definitivo para lograr enclavar cada objeto arqueológico en su lugar de hallazgo
exacto, fue en el preciso instante en el que nuestro Museo pasa a dejar de ser depositario
del material de las excavaciones practicadas en el solar emeritense.
Nuestra intención a lo largo del presente capítulo es tratar de comentar escuetamente los
diferentes contextos de hallazgo que han podido ir rastreándose a lo largo del catálogo, dando,
cuando podamos, alguna información específica sobre la naturaleza de los mismos y las implicaciones que puedan tener. Se trata de una aportación sin más pretensiones que la de resultar orientativa para el lector no familiarizado con la ciudad de Mérida, pero en cualquier
caso creemos que puede ofrecer una visión sintética de los lugares en los que se practicaron
excavaciones, casuales o no, hasta mediados de los años 80 en la ciudad, aportando además
la útil información que puede constituir la transmisión de la cambiante microtoponimia urbana
a la que se ven sujetos muchos de los contextos de hallazgo, ante los cambios de denominación de ciertas zonas, barrios y calles con el devenir del desarrollo urbanístico y social.
Una última apreciación se refiere al marco general en el que vamos a insertar los contextos de hallazgo. En el congreso celebrado para conmemorar el centenario de las excavaciones arqueológicas en la ciudad, el profesor Luzón Nogué subrayó la importancia de
crear un esquema general en el que insertar los lugares de hallazgo específicos159. Para ello,
proponía partir de la distribución urbana de la ciudad en el pasado, en torno a las principales calles romanas, y teniendo en consideración sus principales hitos monumentales de
cara a la denominación de cada una de las parcelas resultantes. Se trata de una propuesta
aún no llevada a la práctica, y quizá sea demasiado pretencioso tratar de ponerla en funcionamiento en un trabajo como el presente. No obstante, queremos anticiparnos en homenajear a su artífice dando un primer paso y desarrollando nuestro esquema dentro de
una trama general en la cual vayamos desgranando cada una de las procedencias citadas
en el catálogo en función de su situación intraurbana, suburbana y periurbana. Éstas irán
precedidas inevitablemente de un apartado dedicado a las procedencias desconocidas,
dado que merecen algunas líneas que comenten su explicación y subrayen ciertos matices
que, frente a otros más globales, presentan ciertos conjuntos debido a las circunstancias
concretas de su ingreso. De igual modo y tras las procedencias referidas a Mérida y su entorno, se expondrá una quinta y última parte dedicada a contextos ajenos a los de la ciudad
de Mérida y su entorno inmediato. Dentro de cada parte y para facilitar la localización de
las procedencias desde la consulta del catálogo, hemos decidido, en fin, ordenar los apartados correspondientes a las mismas alfabéticamente, tomando como partida la nomenclatura exacta utilizada en aquél.
159
Su conferencia, no publicada en las actas, sirvió de cierre al congreso.
220
Objetos de procedencia desconocida
Desconocida - Fondo antiguo
Por fondo antiguo entendemos todas aquellas piezas anteriores al registro sistemático
de ingresos consecuencia de la normalización documental emprendida por la administración central después de la Guerra Civil. A tal efecto, en el lote se incluyen todas aquellas
piezas que inventarió Macías en 1910 en el Museo. Pero también toda una serie de objetos
cuyas circunstancias de ingreso se desconocen y que pasan a recibir un número a comienzos de los años 80. De estas últimas, lo único que puede conjeturarse es que no se hallaban
en la institución cuando Macías elaboró su catálogo, siendo lo más posible que ingresaran
en ella entre 1911 y 1936. Sin embargo también hemos de advertir que entre tales ejemplares se han conseguido rescatar algunos de los que no sólo se conocía la historia, sino
que incluso tenían un número de inventario anterior, habiéndolo perdido y siendo resigladas en los años 80, al creerse que carecían de él.
Por lo general nos encontramos entre las piezas de fondo antiguo ejemplares de gran
calidad artística o interés histórico, así como en un estado de conservación bastante aceptable. Ello es sin lugar a dudas consecuencia del criterio altamente selectivo empleado en
las excavaciones antiguas. Buen ejemplo de lo dicho lo constituyen ejemplares como el
cuchillo 16.1, la hoz 28.1, la paleta 43.1 o el compás 44.1, todos ellos de hecho seleccionados para formar parte del discurso museográfico del Museo dado su buen estado de
conservación y singularidad tipológica. Y pese a que dicho criterio va rebajándose ya con
el devenir de los primeros decenios del Siglo XX, sigue afectando de algún modo a las
piezas que presumimos ingresadas en el Museo tras 1911, dado que en todo caso, aun
cuando procediesen efectivamente de las excavaciones de Mélida, Macías y Floriano, parece ser que fueron producto de una segunda selección sobre otro lote de objetos que, debido a su menor interés, permanecerían en un lugar menos seguro que el Museo: el
Almacén del Teatro romano. Entre tales ejemplares se cuentan piezas de la singularidad
de los anillos decorados 3.2 y 3.3, las puntas de lanza 18.1 a 18.6, el hacha 22.1, la
reja de arado 30.1, las espuelas 33.1 a 33.6, las espátulas 45.1 a 45.5, los estiletes
46.1 y 46.2, las tenazas 51.1, el raspador 52.1 o las tijeras 53.1. Este último grupo,
más numeroso que el anterior, no ha sido sin embargo tan sistemáticamente expuesto en
las salas del Museo.
Desconocida - Otras circunstancias
Otro grupo de fondos que muestra una procedencia desconocida, conforma un conjunto menos coherente que el anterior, aunque por lo general podría decirse que el desconocimiento sobre su procedencia específica está vinculado con su habitual forma de
ingreso mediante donaciones de particulares o compras. A tales circunstancias habríamos
de sumar la de algunos fondos que han sido inventariados de manera aislada tras percibirse
que, pese a hallarse en el Museo, carecían de un número de inventario. Sin embargo y
respecto a estos últimos, hemos de advertir que es posible que, en muchos casos, tales
piezas contaran con un número previo del que, al perderse la sigla, se ha perdido el rastro.
En el supuesto específico de los hierros, de las circunstancias mencionadas percibimos
algunos objetos donados, pero no demasiados, dado que los particulares son dados a contar con un patrón selectivo muy similar al de la arqueología anterior al Siglo XX. De tal
modo, la mayoría de las piezas de hierro que pudieran haber sido halladas con carácter
casual no procederían a ser recogidas, mientras que los coleccionistas ni tan siquiera se
molestarían en adquirirlas. Llama así la atención que si Ángel Vivas, habitual fuente de in-
221
greso del Museo emeritense hasta los años 70, no entregara una sola pieza de hierro, tampoco en una colección como la adquirida a Quirós en 2001, con tan notables ejemplares
en mármol, oro, bronce, cerámica o hueso, se contara un solo objeto realizado en la materia que nos ocupa.
La única donación en la que podemos percibir un número algo relevante de piezas de
hierro es la efectuada por Antonia Macías, hija del ilustre arqueólogo emeritense. En función de otras de las piezas que formaron parte del mismo ingreso, podemos pensar que se
trata de objetos localizados en las excavaciones practicadas en la ciudad por Maximiliano
Macías pero que por alguna circunstancia permanecieron en su poder tras su muerte. Se
trata en todo caso de ejemplares no demasiado destacados, como sucede con los clavos
61.2 y 61.3 y la bisagra 63.1, o que detentan una cronología postromana, como es el
caso de las llaves 6.5 a 6.8. El único espécimen algo destacado de esta entrega es la sonda
médica 49.1, la única elaborada en hierro constatada en las colecciones inventariadas del
Museo.
Una circunstancia excepcional la constituye la de la espuela 33.7, el pico de cantero
37.1 o la espátula de pequeño formato 47.1, que fueron entregados al Museo por los
responsables de la arqueología local del momento, procedentes, junto a otros muchos objetos, de excavaciones practicadas en la ciudad, pero sin informarse del lugar exacto de
su hallazgo.
Entre los fondos inventariados a consecuencia de la detección de su carencia de número, nos encontramos con algunos que fueron localizados junto a otros hierros en el Almacén de Piezas de Pequeño Formato del Museo en una fecha reciente, como por ejemplo
las hebillas 1.3 y 1.4, la anilla 68.1 o el objeto indeterminado 75.1. Sin embargo, en
otros casos se trataba de piezas que se encontraban expuestas en salas pero que, tras la
revisión del total de los fondos incluidos en las mismas de cara a su volcado sistemático a
la base de datos informática, se percibió que carecían de sigla, dotándoselas de un número.
Estamos hablando de la azada-hacha 23.1 y la azada 24.1. Finalmente, en los tan interesantes peines de cardar 32.1 y 32.2, la ficha directamente se limita a dejar el campo
correspondiente a la procedencia en blanco, no sabiéndose las circunstancias a las que el
desconocimiento de tal información se somete.
Almacén del Teatro
Desde el inicio de las excavaciones arqueológicas sistemáticas en Mérida, en 1910, sabemos del ingreso de toda una serie de materiales en el Museo. Unos se inventariaron, y
dieron lugar al catálogo elaborado por Macías, y otros quedaron sin inventariar, recibiendo
muy tardíamente la ya mentada serie que abarca en su práctica totalidad los números
comprendidos entre el 29000 y el 31000. Una circunstancia paralela la constituyó sin embargo la de todas aquellas piezas que, producto de las excavaciones de aquellos años,
quedaron almacenadas en el mismo recinto del Teatro romano. Su volumen es ingente, y
pese a que en el momento de su hallazgo muchas de ellas fueron consideradas objetos de
segunda categoría, ya Álvarez Sáenz de Buruaga se percató de su necesario ingreso en el
Museo160. Tal era el número de piezas almacenadas en el Almacén del Teatro que, pese a
que en el mismo año de 1943 el entonces director del Museo inició su sistemático ingreso
160
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1944, pág. 45. El autor indica respecto al primer lote ingresado que procede
de las excavaciones realizadas en los linderos del Teatro romano, no sabemos si por contar con una información
exacta o por presuponerlo. En cualquier caso, en este volumen de las Memorias se limita a mentar la presencia genérica de objetos de metal, sin especificar la de ninguno de hierro en particular.
222
y catalogación, para no verse desbordado en su empeño tuvo que proceder a realizarlo
por lotes no necesariamente consecutivos. El empeño llevó décadas, y aunque su llegada
al Museo parece frenar en los años 60, aún quedarán por algunos años cierto número de
objetos en el mentado recinto hasta efectuar su final entrada en el Museo en una fecha
tan tardía como los años 90.
Las piezas custodiadas en el Almacén del Teatro presentan muy variados tipos que
traducen sin lugar a dudas la variedad manifiesta en sus procedencias y en su cronología.
Su único patrón de homogeneización claramente definible es el de que, a resultas de su
prolongado almacenamiento conjunto, parecen haber alcanzado un estado de corrosión
similar, mostrándose por lo demás bastante estables en relación a otros fondos del Museo
de más reciente ingreso. Y no es que su almacenaje hubiese contado con unas condiciones
ambientales idóneas: somos más dados a pensar en que, simplemente, a las piezas subsistentes habríamos de añadir un lote difícil de cuantificar que, debido a su falta de adaptación al medio, desapareció antes de su ingreso o fue desechado en el momento de
procederse al mismo debido a que, como producto de su avanzada corrosión, adoptó una
forma irrelevante.
En todo caso y entre la multitud de objetos ingresados, nos gustaría hacer hincapié en
un somero número de piezas por su posible significación en relación al más trascendental
de los monumentos excavados entre 1910 y 1936. Se trata del Teatro romano. Del mismo
ya publicaron sus excavadores gran parte de la escultura que decoró el frente escénico,
sin duda uno de los hallazgos más vistosos. Pero otros materiales serían quizá hallados
junto a los mismos, no llamando en exceso la atención por su menor atracción formal o
su estado de conservación. Entre éstos se contarían sin duda los hierros. Y si para algunas
piezas en las que hemos perdido la información es difícil determinar por su mera forma el
contexto del que se extrajeron, de otras no pensamos lo mismo. Nos referimos más específicamente a un cuantioso número de placas dobladas por uno de sus extremos (60.1 a
60.4, 60.6 a 60.8 y 60.10 a 60.15) y que, en función de su ingreso junto a otras similares realizadas en bronce, hemos pensado que puedan consistir, como aquellas, en grapas.
Ahora bien, no se trataría de grapas de unión entre sillares, sino de grapas destinadas por
lo general a anclar elementos de la decoración marmórea a la estructura arquitectónica a
la que se asociaran. Muchos de los fragmentos de escultura decorativa ingresados en el
Museo como consecuencia de las excavaciones en el Teatro romano muestran unos orificios en sus extremos inferiores y superiores con unas dimensiones elocuentemente similares
a las de nuestras grapas161. Es por ello que conjeturamos que nos hallamos ante parte de
las piezas que, ya en la Antigüedad tardía, se retiraron junto a la decoración a la que sostenían para acceder a los sillares ocultos por la misma, y que ahora convenía extraer para
reforzar la muralla ante la enorme inestabilidad que sufrió el contexto hispánico durante
el Siglo V.
Otras piezas que pensamos, aunque con más reservas, que pudieron presentar la
misma procedencia que dichas grapas serían por su naturaleza toda una serie de herramientas, tales como el cincel 38.2, el escoplo 39.2 o la cuña 40.1. Y es que para ellas
plantearíamos la hipotética posibilidad de que, de algún modo, pudiesen haber estado
implicadas en el proceso de desmontaje del Teatro romano al que nos acabamos de referir.
161
En la colección permanente del Museo se aprecian con claridad tales marcas en las cornisas inv. 34657 y 34658,
expuestas en la Sala II de la planta baja, flanqueando la figura de Ceres.
223
Almacén de la Alcazaba
Otro importante lugar de almacenaje del Museo antes de la construcción de la sede de
Moneo lo constituyó la Alcazaba emeritense, la cual, a diferencia del Teatro romano, todavía alberga algunos fondos de gran formato que se sabe que están inventariados dentro
de las colecciones de la institución. De él, sin embargo, apenas sabemos que proceda una
pieza de hierro, el ejemplar 75.20, por lo demás de función o naturaleza indeterminada.
Área urbana
Alcazaba
La Alcazaba es un recinto militar con orígenes en el periodo emiral y bien datado en
cuanto al momento de su fundación gracias al testimonio de la epigrafía procedente de
sus accesos, que fechan su levantamiento de un modo muy específico en el año 835. Dicho
recinto fue concebido bajo el gobierno del emir omeya Abd al-Rahman II para proteger a
la guarnición musulmana de los constantes levantamientos de la población emeritense, y
para su emplazamiento se sacrificó la ventaja poliorcética de un enclave elevado para darle
preferencia al control del paso del antiguo puente romano. Erigido pues en la cabecera de
éste, contaba incluso con un singular baluarte anexo, el conocido como alcazarejo, con
tres accesos abiertos, uno al puente, otro a la ciudad y otro más a la Alcazaba en cuestión,
desde el que se optimizaría la vigilancia del tránsito a la ciudad desde una doble perspectiva: evitar la llegada de refuerzos a unos hipotéticos rebeldes internos y facilitar el acceso
de tropas de refuerzo a la guarnición sita en la Alcazaba.
Nuestra fortaleza ocupó dentro de la trama de la ciudad precedente un espacio en el
que se combinaban parte de un espacio doméstico situado intramuros con otro situado entre
la muralla y el río y que funcionó tanto de vertedero como de área industrial o vía de circunvalación a la ciudad162. Y es que, con la ocupación de este espacio mixto, no sólo se impedía
el paso desde el puente a la otra orilla del río sin el control previo de la Alcazaba, sino que
también se minimizaba el impacto que sobre la expropiación de solares urbanos hubiera debido de efectuarse, afectando así únicamente a los situados más allá del grueso paseo de
ronda al parecer generado a finales de la Antigüedad tardía detrás de la muralla romana163.
Son pocos los objetos de hierro que podemos adscribir con seguridad al periodo romano dentro del solar de la Alcazaba, y en cualquier caso no resultan relevantes. Una posible funcionalidad doméstica podría encontrar quizá una pieza que hemos interpretado
como una lámpara de aceite (14.1), una posible badila (43.3) y, junto a esta última, dos
láminas que la ficha manual define con reservas como hierros de hornillo (73.8 y 73.9).
Sin embargo, ni tales interpretaciones resultan seguras, ni nos verificarían su asociación a
una cronología romana a falta de la publicación de los datos de la excavación a la que
pertenecen. Tal vez y por el contexto indicado expresamente en la ficha manual del catálogo sistemático del Museo, podría encuadrarse también en el periodo la azada-hacha
23.6, dado que al parecer fue hallada bajo el pavimento de granito romano, estando quizá
relacionada con su construcción inicial o su reparación bajoimperial164.
162
Sobre el espacio ocupado por la fortaleza vid. ALBA CALZADO, M.: “Semblanza arqueológica de la Mérida islámica”. Actas del Congreso Internacional 1910-2010. El yacimiento emeritense. Mérida, 2011 (págs. 661-685).
En relación a la vía de circunvalación vid. igualmente ÁLVAREZ MARTÍNEZ, J. Mª.: “Obras públicas e infraestructuras en la Colonia Augusta Emerita. Puentes y acueductos”. Actas del Congreso Internacional 1910-2010. El yacimiento emeritense. Mérida, 2011 (págs. 145-171), pág. 148.
163
164
ALBA CALZADO, 1997, pág. 294.
Sobre la reparación de la calzada, vid. ALVAREZ SAENZ DE BURUAGA, J., “Observaciones sobre el teatro romano de Mérida”. El teatro en la Hispania romana. Badajoz, 1982 (págs. 303-316).
224
Frente a estas piezas, cobran un mayor interés las asociadas ya a la Antigüedad tardía
y la Alta Edad Media. Una presencia a destacar en relación quizá al primero de los periodos
señalados es la de la pareja de cinceles 38.5 y 38.6. Y es que tales ejemplares, aparte de
tener aquí uno de los pocos contextos de hallazgo claros para su tipo, no dejan de entrañar
una curiosa interpretación derivada de su procedencia: ubicados en un barrio residencial
romano, no pueden tener sentido durante el periodo de uso del mismo. Sin embargo, existen varias piezas correspondientes a la escultura decorativa de la Antigüedad tardía que
no sólo tienen esta procedencia, sino que además presentan un aspecto en ocasiones altamente inacabado, haciéndonos suponer que en el entorno, antes de la construcción de
la Alcazaba, pudo existir un taller expresamente dedicado a la talla de piezas de mármol165.
Y el contexto no podía ser más apropiado: situado próximo a una excelente cantera de
materiales (como lo era el foro colonial), así como al puente (desde el que podían importarse también materias primas procedentes de Portugal, y más concretamente de las canteras de Borba-Estremoz), también se hallaba colindante a uno de los más importantes
edificios de culto de la ciudad, a saber, la antigua catedral, y por tanto a uno de sus principales clientes. Aparte de ello, resulta evocador respecto a la presencia de un nivel de incendio en el solar de la Alcazaba el estado de conservación apreciable en el ejemplar
75.39, que recuerda a lo documentado por Miguel Alba para contextos de finales de la
Antigüedad tardía y comienzos de la presencia islámica en las excavaciones del colindante
solar de Morería166.
Más avanzado el tiempo, es obvio que, tras la construcción del recinto militar que nos
ocupa, éste debió de contar con objetos de hierro asociados a su ocupación. Dejando a
un lado tipos casi imposibles de fechar de manera exacta, y en cualquier caso escasamente
significativos, como el de los clavos, resulta de interés mencionar la presencia de ejemplares
vinculados al ámbito militar, tales como la punta de lanza 18.14, el posible arreo de caballo 75.38 o, más avanzado el tiempo, las balas de cañón 21.1 y 21.2. Pero, aparte de
la defensiva, la Alcazaba ha tenido otras funciones. Su amplio recinto estuvo dedicado,
desde una fecha incierta pero hasta prácticamente el presente, a labores agrícolas, empleándose tanto para el cultivo como para custodiar el ganado. Elocuentes testimonios de
ello lo podrían constituir la azada 24.2 y la hoz 28.5. Aunque tales piezas son difíciles de
datar por su tipología, lo más posible es que haya que fecharlos ya en la Edad Moderna,
que es cuando mejor tenemos testimoniada y más razonable resulta la existencia de una
actividad agrícola en la Alcazaba. También posiblemente situados ya en la Edad Moderna
nos encontraríamos finalmente con un extraño objeto que Álvarez Sáenz de Buruaga quería identificar en la ficha del catálogo sistemático del Museo como el eslabón de una noria
(75.36) y que nosotros pensamos más bien que pudiera tratarse de la vertedera de un
arado.
Anfiteatro romano
Pese a su trascendencia como monumento, el Anfiteatro de Mérida presenta un grave
problema derivado de la escasez de restos materiales vinculados estrictamente a su excavación. Ello se debe sin duda a que ésta fue efectuada en su mayor parte durante las di165
Nos estamos refiriendo especialmente a los ejemplares nº inv. 11751, 12247 y 23906. El primero (hallado en la
Zona 1, Sector C-II durante las excavaciones de 1969), presenta sus laterales apenas desbastados, mientras que en
los otros dos éstos (hallados respectivamente en el Sector D-1 durante las excavaciones de 1970, así como cerca
del aljibe) se hallan ya con sus cuatro frentes pulimentados y en espera de recibir la decoración. Por algún motivo
parece como si los ejemplares hubiesen sido abandonados en el momento de su confección.
166
ALBA CALZADO, 1997, pág. 294.
225
versas campañas realizadas en el primer tercio del siglo XX por José Ramón Mélida y Maximiliano Macías, quienes prestaron una mayor atención al Teatro y su notable conjunto
escultórico que a su más austero vecino. El Anfiteatro emeritense casi parece guardar un
interés meramente arquitectónico a los ojos de sus excavadores, y sus memorias se hacen
eco de ello. El gran vertedero escultórico que fue el Teatro es algo que, por su propia naturaleza, se le niega de origen al Anfiteatro, y los hallazgos efectuados en él, al margen de
algún vestigio epigráfico, se debieron constreñir a piezas de las consideradas como “menores” en el momento de su excavación.
Todo lo expuesto nos conduce inconscientemente a pensar en que los objetos exhumados en el Anfiteatro desde comienzos del siglo XX y hasta el estallido de la Guerra Civil,
pasarían a engrosar anónimamente ese gran corpus de piezas variadas que ingresarían sin
inventariar en el Museo por aquellos años, cuando no algunos después con la genérica
procedencia de “Almacén del Teatro romano” a la que ya hemos hecho alusión. El carácter
de los elementos que hacen su aparición en el recinto de este monumento nos lo confirmarían más tarde las excavaciones puntuales que se realizaran en sus accesos con motivo
de la restauración de los mismos. Y de ellas procede la única pieza de hierro que acoge el
Museo con una segura procedencia del mismo. Se trata de un extraño ejemplar (22.4)
que, pese a identificarse inicialmente con azada, hace primar sin duda su función de hacha
sobre aquella, resultando por lo demás su terminación horizontal bastante anómala respecto a la notada en piezas de las catalogadas como “azadas-hacha”. No obstante, tampoco su tipología concuerda exactamente para las testimoniadas entre las hachas.
Ante lo dicho y sólo a modo de hipótesis podemos mantener dos teorías respecto a su
uso, en relación al monumento en el que ha sido exhumado: o bien se trata de una rara
variante de la piqueta, habiendo podido así intervenir en el desmonte del edificio romano
tras su abandono; o bien consiste en lo que creemos que realmente es, un hacha, y por
tanto está relacionada, bien a un uso agrícola, bien a uno militar. De lo que no creemos
que deba dudarse es de que, en función a su contexto de hallazgo, la pieza pasó a engrosar
la estratigrafía del recinto en un momento posterior al de la pérdida de su función como
edificio de espectáculos.
Asumiendo la posible constatación de un arma en el recinto del Anfiteatro creemos de
interés realizar un breve aserto sobre el devenir del mismo tras el abandono de su uso lúdico. En base a los diferentes testimonios que de él se tienen, tanto arqueológicos como
históricos, no cabe duda de que el Teatro fue saqueado y después abandonado, sin parecer
encontrar una ocupación ulterior. Sin embargo, del Anfiteatro poco sabemos tras el siglo
IV. Durante su excavación pareció procederse al desmonte de ciertas estructuras que podrían testimoniar que su recinto podría haber sufrido cierta continuidad ocupacional. Y
de ser así, los únicos referentes que tenemos para la reconversión de edificios semejantes
son dos: de una parte la sacralización de su espacio ante la creencia de que fue el lugar de
ejecución de algunos de los primeros cristianos (algo constatado en el de Córdoba o el de
Tarragona)167; y de otra su transformación en un baluarte defensivo, en virtud de la fuerte
potencia de sus muros (algo constatado en el de Arlés).
Ante el caso emeritense y pese a la extrema limpieza de sus estructuras postromanas
durante el transcurso de sus excavaciones, estimamos que sería viable pensar en principio
167
En relación al primero de los casos vid. lo publicado recientemente en el primer volumen de la monografía El
Anfiteatro Romano de Córdoba y su entorno urbano. Análisis Arqueológico (ss. I-XIII d.C.). Monografías de Arqueología Cordobesa, 19. Córdoba, 2010.
226
en una ocupación militar. Nos falta la constatación de un cuartel militar en la urbe durante
la Antigüedad tardía, y el referente que traían los visigodos del Sur de Francia, unido al
óptimo enclave del edificio, próximo a la muralla y en el punto más alto de Mérida, nos
inclinan a suponer que éste sería el lugar idóneo para la ubicación del mismo. Como único
testimonio arquitectónico de tal uso podría quizá traerse a colación la presencia del depósito situado en el centro de su arena, y que nosotros pensamos que, más que en el periodo
romano, podría datarse ya tras la pérdida de la función lúdica del edificio, habiendo arrasado la fábrica original de su foso para utilizar su oquedad con destino al aprovisionamiento de agua de la fortaleza. Y junto a tal indicio añadiríamos nosotros también la
presencia del hacha mentada dentro de su recinto, asociada quizá a sus últimos momentos
de uso, ya en los albores de la Edad Media168.
Calle Suárez Somonte
Esta céntrica calle emeritense es bien conocida por discurrir por encima del conocido
Pórtico del Foro Colonial, habiéndose producido en ella importantes hallazgos escultóricos
asociados a dicho monumento, que han ido siendo ingresados en el Museo de manera
sistemática desde los años 80 del Siglo XX. Sin embargo, en la misma calle también fue
exhumado, ya en el Siglo XIX y en relación a un contexto presumiblemente doméstico,
un interesante mosaico con representaciones de las Musas, rodeado por una cenefa con
escenas nilóticas. Dicho mosaico causó un gran revuelo en el momento de su descubrimiento. Pero la publicidad que se le dio motivó que un buscador de tesoros acudiese al
lugar y, tras convencer a la familia en cuya vivienda se produjo el hallazgo de que bajo
una de sus escenas estaban ocultas riquezas de la Antigüedad, procedió junto a sus integrantes a perforarlo por distintos puntos. Cuando las autoridades se dieron cuenta de lo
que estaba sucediendo, taparon el mosaico, y así permaneció hasta que a mediados del
Siglo XX volvió a excavarse, esta vez con destino a su ingreso en los fondos del Museo
emeritense169.
En el momento de su extracción, junto al mosaico fueron hallados varios objetos de
hierro. Entre tales piezas se incluye un cuchillo (16.24) cuya vinculación con el mosaico
desconocemos, pero cuya factura parece ser antigua. No obstante y paralelamente, los
aros 69.5 y 69.6, así como los objetos indeterminados 75.34 y 75.35 parecen poder
datarse ya en la Edad Moderna, tal y como declara la ficha manual del catálogo sistemático
del Museo, estando en tal caso vinculados muy posiblemente al ajuar doméstico de la vivienda en la que sucedieron los acontecimientos descritos en relación al hallazgo del mosaico, a comienzos del Siglo XIX.
Casa de Luís Díez
La Casa de Luís Díez es la procedencia que asignan los inventarios del Museo a un conjunto de piezas procedentes del solar en el que la persona que detenta tal nombre se iba a
168
Esta fortaleza podría haberse mantenido hasta la llegada de los musulmanes, tratándose quizá de la torre de los
Mártires a la que se refiere Ibn Idari. Y de ser así, frente al carácter legendario que entraña la explicación que tal
autor le da a su topónimo, podría plantearse la existencia paralela de un edificio de culto cristiano en el recinto,
conjugándose de este modo en él una función militar con otra religiosa. Este fenómeno encuentra su eco nuevamente
en el caso del anfiteatro cordobés.
169
En torno a tal mosaico puede consultarse lo expuesto en la reciente contribución sobre el mismo contenida en
el artículo de ÁLVAREZ MARTÍNEZ, J. Mª.; NOGALES BASARRATE, T.: “Escenas nilóticas en mosaicos emeritenses” X Congreso Internacional sobre mosaico antiguo. Coimbra, 2012 (págs. 203-217). Dicho trabajo tiene actualizada la bibliografía en la que se alude a las circunstancias de su hallazgo y su análisis iconográfico.
227
levantar una vivienda a finales de los años 40 del Siglo XX. Tal y como explica Álvarez
Sáenz de Buruaga en las memorias del Museo correspondientes al año 1947, el solar se localizaba en las traseras del Teatro romano, y su excavación se caracterizó por ofrecer materiales por lo general en mal estado de conservación170. Lo más abundante eran los
ejemplares cerámicos, seguidos de algunas piezas en mármol, incluidas dos inscripciones,
por lo general bastante fragmentarias. Entre las piezas de hierro el autor cuenta un total de
siete para las que enuncia un tipo irreconocible, excepción hecha del cuchillo 16.19. En el
resto de los ejemplares, nosotros hemos podido reconocer sin embargo una hebilla (1.5),
una hoz (28.3), un fragmento de bocado (34.1), un clavo (61.27) y una escarpia (62.3).
Casas de Otero
Las conocidas como Casas de Otero en función del nombre del propietario de las mismas, consisten en una procedencia ubicada al Este de la Alcazaba emeritense, y en cuyo
solar fue hallada en los años 70 del Siglo XX una vivienda de época romana situada a intramuros de la antigua ciudad, junto a la muralla del río. En relación a la misma se descubrieron interesantes restos pictóricos y musivarios, así como un copioso lote de elementos
muebles. No obstante y a diferencia de la Casa del Anfiteatro o la Casa del Mitreo, el monumento no pudo ser debidamente protegido y musealizado, con lo que se optó por enterrarlo de nuevo para así preservarlo de cara a un futuro en el que, con los medios
necesarios, pudiera procederse a reexcavarlo y abrirlo al público.
Del yacimiento sólo tenemos declarado el ingreso de una pieza de hierro. Ésta consiste
en la grapa 60.17, perteneciente a una tipología específica asociada, según declara la
ficha manual del catálogo sistemático, a la sujeción de los ladrillos de un horno. En relación
a lo dicho debemos recordar que entre las estructuras localizadas junto a la vivienda romana se cuenta con unas instalaciones termales en cuyo sistema de alimentación, si no
en sus muros, podría haber intervenido nuestro objeto.
Teatro romano
El Teatro romano de Mérida es posiblemente el monumento más conocido de la ciudad, amén de un verdadero símbolo de la arqueología clásica peninsular. Sabemos que
fue levantado casi al mismo tiempo que la urbe, y a través de la epigrafía se declara que
en su construcción se implicó como patrono el mismo Agripa. El edificio sufrió numerosas
reformas durante su periodo de uso, siendo las más destacadas su marmorización en el
Siglo II o su reconstrucción a comienzos del Siglo IV, todas ellas con restos identificados y
testimonios epigráficos. A finales del Siglo IV o principios del Siglo V el edificio se abandona, y a partir de este momento pasa a ser utilizado como cantera de sillares. La búsqueda selectiva de los mismos, seguramente con vistas a realizar el refuerzo de la muralla
en este sector de la urbe, propició la falta de interés por su decoración escultórica, que fue
sistemáticamente arrojada sobre la escena del edificio. Pese a que el monumento es aludido en las fuentes medievales y modernas, no llega a tenerse una total certidumbre acerca
de su correcta interpretación, llegando a generar unas curiosas leyendas en un primer momento y, más tarde, en aras del humanismo y la ilustración, a ser considerado como el
anfiteatro de la ciudad.
José Ramón Mélida y Maximiliano Macías inician la excavación del Teatro emeritense
en 1910. De sus hallazgos, la escultura exenta es prontamente catalogada, publicada e in170
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, págs. 41-42.
228
gresada en el Museo171. Igual sucede con los testimonios epigráficos asociados al mismo. Y
pese a que gran parte de la decoración arquitectónica permaneció por algún tiempo en el
edificio, fue seguramente porque se estaba pensando en su integración en el mismo a medida que avanzaran los trabajos de reconstrucción de su frente escénico. Sin embargo y en
contraste con lo dicho, los hallazgos más propiamente muebles llaman menos la atención
en general de los excavadores, dividiéndose como antes hemos dicho en dos lotes: uno
que ingresa en el Museo y otro, de menor interés, que pasa a ser almacenado en el recinto
mismo del Teatro. Ninguno de estos materiales sería inventariado, y al mezclarse con piezas
procedentes de excavaciones efectuadas en otros puntos de la ciudad, no pueden distinguirse claramente de estas últimas en la mayoría de los casos, engrosando por una parte el
conjunto que hemos definido como posible fondo antiguo sin número de inventario y, por
otra, el que se declara como ingresado desde el Almacén del Teatro romano.
Como consecuencia de lo dicho, aquellas piezas para las que sí tenemos testimoniada
una procedencia segura del Teatro romano son aquellas excavadas en el mismo con posterioridad a las intervenciones previas a la Guerra Civil. Unas son más tempranas, como el
clavo 61.31, el gancho 66.7 y el objeto indeterminado 75.28. Y otras son exhumadas ya
en los años 70 y 80 del Siglo XX, contándose entre las mismas la hebilla 1.8, la punta de
lanza 18.12, la espátula 45.11 o el objeto indeterminado 75.29. Lo cierto es que resulta
difícil concluir una asociación de cualquiera de las piezas mentadas con el monumento del
Teatro romano en cuestión, y mucho menos durante su periodo de uso. Más segura resulta
la deposición ulterior en el mismo de la espátula 45.11, la punta de lanza 18.12, o la hebilla 1.8: la primera podría quizá haber intervenido en el desmonte del edificio, ya en la
Antigüedad tardía, evocándonos los numerosos hallazgos que, adscritos al dicho tipo, se
incluyen entre los posibles fondos ingresados sin inventariar en el Museo entre 1910 y 1936;
y respecto a los otros dos, nos resulta tentador ponerlos en relación con el posible uso militar
que atribuimos para el colindante Anfiteatro, ya en un momento situado entre el desmonte
del Teatro en el Siglo V y la toma de la ciudad por los musulmanes en el 713.
Templo de Diana
El conocido como Templo de Diana se corresponde con un edificio de culto que centraba la plaza destinada desde la fundación de Mérida a servir como Foro colonial, y por
lo tanto sede de la administración local. El templo en cuestión, sin duda el mejor preservado de la Península Ibérica entre los que detentaron cierta relevancia, es una construcción
hexástila realizado en granito, de la que se conserva prácticamente íntegra la columnata
correspondiente a su fachada principal y uno de sus laterales. A Moreno de Vargas, autor
de la primera historia de Mérida, allá por el Siglo XVII, se le debe el nombre con el que
aún hoy día es conocido popularmente. Y es que quiso ver en el mismo un paralelismo
con el templo dedicado en Éfeso en honor de la diosa Artemisa, la Diana romana. En realidad su carácter es oficial, y si en el momento de su fundación es posible que estuviese
consagrado a alguna divinidad del panteón romano, es poco probable que ésta fuese
Diana. Avanzado el tiempo, sí tenemos más constancia de que, difundido el culto imperial
en Hispania, hubo de dedicarse al mismo. Tras su abandono debió procederse al desmontaje de la cella, ocupándose su espacio quizá por una iglesia cristiana primero y, ya avanzada la Edad Media, por un palacio en el que se embutió parte de su estructura. En el
cuarto final del Siglo XX, dicho palacio fue expropiado y derribado parcialmente, sacán171
MÉLIDA ALINARI, J. R.: “El teatro romano de Mérida”. Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, XXXII. Madrid,
1915 (págs. 1-38).
229
dose a la luz lo principal de la estructura original del templo. De los estudios dedicados al
monumento y el conjunto en el que se inserta, el Foro colonial, destacan los trabajos acometidos desde el mismo Museo por José María Álvarez y Trinidad Nogales172, así como el
más reciente publicado por el Instituto de Arqueología de Mérida173.
Entre los materiales inventariados procedentes de las excavaciones emprendidas en el
recinto del Foro colonial por el personal del Museo desde los años 70, se encuentran un
total de seis objetos de los que resulta difícil de verificar su asociación con el momento de
uso del espacio durante la Antigüedad. Sólo un caso muestra algún tipo de posible relación
en función de su tipo, y es el de la espátula 45.10, ejemplar que hemos interpretado por
paralelos tipológicos como un posible objeto relacionado con el trabajo de la escritura
sobre tablillas de cera, y más concretamente destinado a alisar la superficie de las mismas.
Su presencia en los aledaños del templo podría evocar la ajetreada vida administrativa
que debió de desenvolverse en el entorno del foro municipal durante el periodo romano.
Por el contrario, piezas como el cencerro 31.10 o la cerradura 7.1 podrían inducirnos a
pensar por su propia naturaleza o su manufactura en una cronología posterior al momento
de abandono del foro, ya en el Siglo V, debiendo asociarse el primero al proceso de ruralización documentado dentro de los muros de la ciudad en la Antigüedad tardía, así como
retrasándose la segunda quizá ya a la Edad Moderna en función de su complejidad técnica.
Más incierta resulta la adscripción cultural de la pareja de anillas 68.9 y el clavo 61.60,
para el último de los cuales podría como mucho conjeturarse un uso como remache más
que como elemento de ensamblaje.
Área suburbana
Calle Diego María Crehuet
La calle Diego María Crehuet se encuentra ubicada a extramuros de la ciudad romana,
entre la Casa del Anfiteatro y el antiguo Cuartel de Artillería. El segundo de éstos, durante
su construcción como tras su derribo, ha dado lugar a espectaculares hallazgos asociados
a la retratística privada emeritense. Se trata por tanto de un área de testificado uso funerario, incluso ya en la Edad Media, pero también vinculada, como recientemente se ha
demostrado, a la actividad industrial de la urbe romana.
El único hallazgo a reseñar en el lugar tiene sin embargo poco que ver con todas estas
cuestiones. Se trata de un hacha de doble filo (22.5) susceptible de adscribirse, bien a
una actividad agrícola, bien a una bélica. Tales usos del entorno entendemos que obedecen en cualquier caso a un periodo postromano.
Calle General Aranda (actual Reyes Huertas): Termas
La calle General Aranda es el típico ejemplo de la transformación continua sufrida por
la microtoponimia urbana: asociada a un militar que sirvió en el ejército nacional durante
la Guerra Civil, tras la instauración de la democracia pasó a denominarse Reyes Huertas,
haciendo homenaje a un escritor extremeño. Sin embargo, en el momento de la excavación de un solar de dicha calle durante los años 80, la calle aún no había cambiado de
denominación, y el nombre que consta en las fichas de inventario es el antiguo. Aquella
calle como la actual, que coinciden plenamente, discurrían a las afueras de la ciudad romana en dirección al antiguo Cuartel de Artillería, en paralelo a la calle Diego María Cre172
173
Forum Coloniae Augustae Emeritae. “Templo de Diana”. Mérida, 2003.
El foro de Augusta Emerita. Génesis y evolución de sus recintos monumentales. Anejos de Archivo Español de
Arqueología, LIII. Madrid, 2010.
230
huet a la que nos acabamos de referir. Y por lo general podría decirse casi lo mismo respecto al contexto en el que se enclava: se trata de una zona mixta de enterramientos e
instalaciones industriales. En cualquier caso, el solar en cuestión del que proceden todas
las piezas de hierro que detentan tal procedencia se asocia a un contexto muy específico
que resultó de tan enorme interés desde el punto de vista arqueológico que decidió preservarse y musealizarse: en él se sacaron a la luz unas estructuras dotadas de unos potentes
muros que fueron en su momento interpretadas como unas termas pero que, más recientemente, el investigador Miguel Alba ha juzgado más conveniente identificar con un antiguo pozo de nieve174.
Entre los objetos de hierro hallados en el solar podemos contar un total de tres. Dos
no revisten un gran interés, como son el asa 11.2 y el vástago 71.27. Pero el tercero, la
reja 59.2, sí entraña una mayor singularidad, y pese a su estado parcial constituye uno
de los pocos ejemplos contextualizados de aquel tipo de reja que hemos definido en el capítulo anterior como tan paradigmático del periodo romano y para el que hemos hallado
hasta cuatro ejemplos en la ciudad de Mérida y su entorno inmediato.
Caminillo
Resulta difícil concretar a qué se refiere la documentación del Museo en relación a
dicha procedencia, apenas expresada para dos podones de hierro ingresados en 1969 por
el Delegado de Bellas Artes junto a un amplio lote de piezas que reparten sus contextos
de hallazgo entre el Anfiteatro romano y una zona a la que se denomina “Los Columbarios-Silo”. Más esporádicamente, se habla también de la Barriada de República Argentina,
aún en construcción por aquellos años y que podría corresponderse plenamente con ese
área general que se desarrollaba entre los Columbarios y el silo de grano emplazado cerca
del Circo romano. Ello nos lleva a pensar que el lugar designado como Caminillo se ubicara en algún punto específico de este vasto entorno ocupado por la que, abarcando un
espectro aún más amplio, ha venido a recibir el nombre de Necrópolis oriental (consúltese
más abajo lo referido en la entrada correspondiente a esta última). En cualquier caso y en
relación a las dos únicas piezas que expresan tal procedencia (29.1 y 29.2), ambas del
mismo tipo, podrían haber encontrado su interpretación en el contexto propuesto ante el
uso agrícola del área suburbana de la ciudad ulterior al final de su ocupación por la necrópolis romana, un fenómeno ya referido en el capítulo precedente.
Campo de deportes
El conocido en la documentación del Museo como Campo de deportes, se corresponde
en la actualidad con el estadio de fútbol de Mérida y su entorno inmediato175, emplazándose por lo tanto en el entorno de la Necrópolis oriental, a la que después aludiremos, e
identificándose con un área funeraria de la ciudad romana. Con esta procedencia ingresan
en la Posguerra toda una serie de objetos publicados por Álvarez Sáenz de Buruaga176 y
entre los que destacan una urna de piedra (inv. 6623) y un retrato privado (inv. 6626)177.
Pertenecientes a las colecciones de hierro y detentando tal procedencia ingresan por
aquel entonces toda una serie de objetos que no son seleccionados por Álvarez Sáenz de
174
ALBA CALZADO, M.: “Los restos arqueológicos de la calle Reyes Huertas (Mérida): ¿pozos de nieve de época
romana?”. Mérida. Excavaciones arqueológicas 2003. Memoria 9. Mérida, 2006 (págs. 429-470).
175
Agradecemos tal identificación al conservador Agustín Velázquez Jiménez.
176
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, págs. 40-41.
177
MURCIANO CALLES, 2010, pág. 213.
231
Buruaga a la hora de referir en las memorias los hallazgos procedentes del lugar aquel
mismo año. En la mayoría de los casos resulta razonable, no pudiendo establecerse ni un
contexto ni una función clara para la mayoría de las piezas. Pero entre ellos sí creemos
poder destacar la presencia de una llave de pequeño formato (6.10) encuadrable por su
tipología dentro del periodo romano y que, aunando su contexto general de hallazgo con
lo testimoniado por otros casos mejor documentados, podría barajarse que se hallara originalmente integrada en un ajuar funerario. Por el contrario, un ejemplar como el aro
69.1 nos recuerda a los refuerzos utilizados en las ruedas de los carros antiguos, desvinculándose así del uso funerario de la zona.
Carretera de circunvalación
La Carretera de circunvalación, realizada para encauzar el tráfico desde Madrid con
dirección a Badajoz a su paso por la ciudad, discurría por donde a día de hoy se encuentra
la Avenida Reina Sofía, y por lo tanto por debajo de la Plaza de Toros para atravesar el
río Guadiana por el puente construido a tal efecto por el arquitecto Fernández Casado.
En el momento de su realización y muy próximos precisamente a la Plaza de Toros, fueron
hallados unos interesantes restos arqueológicos que, en función de los materiales que mostraban, pudieron interpretarse como pertenecientes a un antiguo taller de vidrio. Álvarez
Sáenz de Buruaga da constancia de su ingreso en el Museo en las memorias de 1948178,
llamando años después la atención de Jennifer Price y Janet Lang, quienes estudiarían de
modo específico los tubos de soplado hallados en el lugar179 y darían para el momento de
abandono del establecimiento una datación bajoimperial. Los tubos en cuestión se corresponden a las piezas 56.1 a 56.12 de nuestro catálogo, sumándoseles además un ejemplar
que no hemos podido localizar, el inv. 7013. Junto a ellos destacaríamos la aparición,
entre otras piezas y al margen de las de hierro, de un total de cuatro desechos de fabricación de los conocidos como calotas (inv. 7093, 7102, 7103 y 7105), los cuales, gracias a
los análisis realizados en una muestra de los mismos, avala su datación en el Bajo Imperio,
avanzado el Siglo IV180. El establecimiento debe justificar la presencia del completo instrumental que presenta debido a un repentino abandono del mismo, quizá como producto
de un incendio. En relación a tal circunstancia, consúltese más adelante lo expuesto sobre
la Casa del Mitreo y su colapso.
Centrándonos en los materiales de hierro procedentes del lugar, incluyen un cuantioso
y variado lote de objetos, no todos publicados por Álvarez Sáenz de Buruaga. Sin desear
realizar una relación exhaustiva de los mismos, sí nos gustaría distinguir dos posibles grupos. El primero lo constituirían aquellas piezas más propiamente vinculadas con el momento de uso del establecimiento, y entre las que se contarían, al margen de los tubos de
soplado, los fragmentos de trípode 9.1 a 9.4 (quizá unidos en un único ejemplar), el cincel
38.3, la sierra 41.1, la espátula 45.6, el conjunto de clavos 61.29 (junto al ejemplar aislado 61.30), la bisagra 63.2, los ganchos 66.4 a 66.6, las cadenas 67.2 y 67.3, los
vástagos 71.19 y 71.20, los recipientes 74.1 y 74.2 y el objeto indeterminado 75.24.
Esta última pieza, pese a no contarse con una seguridad plena, podría consistir en un puntero y por tanto estar implicado en la realización de algún tipo de labor de detalle en el
178
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1950, pág. 25.
179
PRICE; LANG, 1975.
180
PALOMAR, T.; GARCÍA HERAS, M.; SABIO GONZÁLEZ, R.; RINCÓN, J. M.; VILLEGAS, Mª. A.: “La evolución
del vidrio romano en Emerita Augusta”. Revista de Estudios Extremeños, LXVII, nº 3. Badajoz, 2011 (págs. 11431162).
232
trabajo del vidrio. Así mismo, el recipiente 74.2 debemos señalar que cabría ser interpretado como parte de un posible crisol.
El segundo grupo podría haberse hallado mezclado con el primero, identificándose,
bien con materiales procedentes de la necrópolis colindante, bien como parte de un proceso postdeposicional producido en el lugar del establecimiento ya en aras del uso agrícola
testimoniado en el entorno a partir de la Antigüedad tardía. Los objetos vinculados a la
necrópolis son muy inseguros en los que se refiere a los materiales de hierro, pero en el
momento de la publicación de parte del ingreso por Álvarez Sáenz de Buruaga, ya se distinguían algunos más claros realizados en otras materias, como serían el ungüentario inv.
7062 y la aguja de pelo inv. 7057. Al uso agrícola del entorno podrían asociarse, ahora sí
entre los objetos de hierro, piezas como la hoz 28.4 y el aro 69.2 el cual, en función de
su forma ovalada y su formato, interpretamos como elemento de ensamblaje de un arado.
En fin, de la misma intervención y claramente asociado a una cronología muy posterior a
la fábrica, procede el candil emiral inv. 7054, lo cual viene de algún modo a verificar la
posible inclusión en el hallazgo de materiales ulteriores al periodo de vida de la industria.
Casa del Anfiteatro
La conocida como Casa del Anfiteatro es una importante domus suburbana así llamada
por encontrarse colindante, aunque al otro lado de la muralla, respecto al segundo de los
grandes edificios de espectáculos de la ciudad. Excavada desde los años 60 por García
Sandoval, ha destacado desde siempre por su notable conjunto musivario, uno de los más
profusos de Mérida, con el que se cubren desde múltiples estancias de la residencia hasta
los anchos pasillos de conexión entre las mismas. Algunas de las campañas de excavación
que la dieron a luz fueron publicadas por el primer artífice de las mismas en una escueta
memoria en la que se hace una muy parcial relación de los materiales hallados181. Otras
campañas ulteriores se detuvieron en trabajar sobre espacios colindantes a la casa y que,
pese a no guardar una relación directa con la misma (caso de la llamada Torre del Agua),
sin embargo han tendido a incluirse dentro de su conjunto.
En lo que a los materiales de hierro se refiere, el conjunto de piezas procedentes del lugar
resulta extremadamente rico y notable. Muchos de los objetos se plantea que guardaran
algún tipo de implicación con la vida de la Casa del Anfiteatro, mientras que otros deben ser
indudablemente posteriores a la misma. La presencia de los primeros sería de un interés notable, de poder demostrarse su vinculación con el periodo de uso de la vivienda: su localización sobre los restos de ésta entrañaría un súbito abandono del lugar, en relación al cual no
puede dejar de recordarse el caso de la Casa del Mitreo, donde también parece percibirse un
final brusco y violento. Los segundos, por el contrario, encuentran una mayor lógica, y más
de considerarse el espacio de la Casa del Anfiteatro como un lugar propicio para la deposición
de residuos de la ciudad, dados su carácter suburbano y su proximidad a las murallas.
Adentrándonos ya en la relación de materiales procedentes del yacimiento abriremos la
lista con una notable reja (59.1) excavada por García Sandoval en sus primeras intervenciones en el lugar y puesta en relación por el mismo con la construcción de la casa. De las
mismas excavaciones proceden una serie de piezas que, halladas en una misma estancia,
fueron utilizadas por el autor para justificar la presencia de una cocina en la misma. Entre
ellas se cuentan las llaves 6.11 y 6.12, el trípode 9.5, el caldero 13.1, los aros 69.3 y 69.4
y el objeto indeterminado 75.31, este último interpretado en la ficha manual del catálogo
181
GARCÍA SANDOVAL, 1966.
233
sistemático del Museo, quizá a partir de las indicaciones del excavador, como una “tranca
para sartén y puchero”, añadiéndose en el campo de los datos complementarios la advertencia “Es de la sartén de la trébede”. Pese a presencias como la del caldero o el trípode o
interpretaciones como la dada al objeto indeterminado, no creemos contar con indicios suficientes para poder suponer que el espacio en el que fueron hallados sea susceptible de ser
identificado con una cocina. Antes bien, parece tratarse de una estancia en la que se hubiesen
almacenado toda una serie de instrumentos, quizá en el momento de uso de la vivienda,
destacándose de especial modo las dos llaves mentadas. Ambas son de gran formato, como
las otras tres halladas en otros puntos de la casa en campañas ulteriores (6.13 a 6.15), y su
hallazgo conjunto evoca de una manera muy expresiva la referencia contenida en Columela
acerca de la conveniencia de su custodia en un almacén específico182. Los aros por su parte,
muy similares a los empleados como refuerzos en las ruedas de los carros, si no obedecen a
una deposición ulterior al abandono de la vivienda, quizá podrían reflejar el almacenamiento
en la estancia, no ya del carro en cuestión, sino al menos de sus ruedas, susceptibles de ser
extraídas tras la retirada de un pasador específico como el estudiado dentro del tipo 65.
Otras de las piezas halladas en la vivienda y que han pasado más desapercibidas, podrían haber formado parte de la estructura de la misma, al igual que la reja, y como ejemplo de ello citaremos los clavos recogidos en las entradas 61.37 y 61.38. Lo que no
resulta tan claro es si otra serie de objetos localizados en las excavaciones iniciales tuvieron
algún tipo de relación con el momento de uso de la casa, o si antes bien obedecen a deposiciones ulteriores, como sería el caso del cuchillo afalcatado 16.22, el cencerro 31.6,
el martillo de cantero 36.1, el vástago 71.21 y el objeto indeterminado 75.33. Aunque
todos podrían haber formado parte del ajuar doméstico de la vivienda, sólo el primero y
los dos últimos, interpretados como una paleta del estilo de las usadas como atizadores y
quizás el posible mango de un cazo, podrían corresponderse por su tipo con tal interpretación: el cencerro debe obedecer al mismo uso agrícola testimoniado para el área suburbana de la ciudad en la Antigüedad tardía, mientras que el martillo no sabemos si ponerlo
en relación con el periodo romano, y más concretamente a una actividad como la de la
confección de mosaicos, o si encontraría una mejor explicación en las labores de desmonte
de los monumentos ya tras el Siglo V, cuando no ya ante una hipotética labor de zapa a
la murallas de este sector, inmediatas al lugar.
En relación al uso posterior del entorno al que acabamos de hacer alusión, tenemos
constancia más directa de su ocupación por toda una serie de tumbas tardoantiguas, muchas de ellas excavadas por el mismo García Sandoval y con ajuares integrados por jarros
cerámicos muy similares a los excavados en Casa Herrera. Asociado a tales hallazgos se
encuentra la anilla 68.11, localizada en el interior de un sarcófago de mármol junto a una
pareja de pendientes de plata, ya en el marco de una campaña inédita posterior a la de
García Sandoval. También de campañas posteriores en la casa y su entorno proceden en
fin otra serie de materiales, la mayoría de los cuales se vinculan a los hallazgos producidos
junto a la conocida fuente con la boca de león que vertería parte del agua del acueducto
de San Lázaro sobre un posible foso fundacional183. Tal foso se colapsó al parecer en una
fecha muy temprana como consecuencia de su uso como vertedero, y en él fueron localizados ejemplares como el cuchillo 16.23 o el clavo 61.39.
182
183
De re rustica (I, 6, 8). Vid. al respecto CASAS; NOLLA, 2011, pág. 15.
Sobre la defensa de la existencia de dicho foso fundacional, vid. FEIJOO MARTINEZ, S.: “Generación y transformación del espacio urbano romano de Augusta Emerita al exterior de la muralla”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 1998. Memoria 4. Mérida, 2000 (págs. 571-581).
234
Casa del Mitreo
La conocida como Casa del Mitreo es, junto a la del Anfiteatro, una de las dos grandes
domus excavadas de un modo sistemático y musealizadas de la ciudad de Mérida. Sin
embargo y como matiz a destacar, frente a la importante presencia de mosaicos en la primera, en la del Mitreo lo que más llama la atención es la aparición de un espectacular
ejemplar, el conocido como mosaico cosmológico, que a raíz de lo complejo de su figuración y unido al importante conjunto de pinturas murales de la casa o su propia estructura,
hacen de ésta un caso sin duda muy singular en la Península Ibérica. De ahí, de hecho,
deriva el nombre de la casa, pues tras el hallazgo del mosaico en 1966 se comenzó a
pensar en que la domus fuera sede del Mitreo cuyo completo programa escultórico se localizara años atrás en las inmediaciones de la vivienda en cuestión, bajo el solar de la
actual plaza de toros. Otros investigadores desmienten la relación entre la casa y el santuario, pero el peso de la tradición hace ya difícil desasociar el nombre de Casa del Mitreo
del conjunto al que se aplica184. Más allá de todo esto, otro matiz a destacar es que la vivienda excavada parece haber sido abandonada de un modo brusco, quizá a resultas de
un incendio, habiendo ello propiciado que, como excepción a la norma, en su recinto
hayan podido ser localizados gran cantidad de objetos pertenecientes a la carpintería y el
ajuar doméstico de la mansión. Resulta muy sugerente como motivo para su violenta destrucción el que en los aledaños de su solar, debemos precisar nosotros, se localizara la fábrica de vidrios excavada en la Carretera de circunvalación y de la que hemos analizado
aquí un importante conjunto de utensilios en hierro relacionados con la industria vidriera.
Los materiales más posiblemente relacionados con el momento de abandono, tanto en la
Casa del Mitreo como de esta fábrica, se corresponden a avanzado el Siglo IV, y dada tal
coincidencia nos resulta tentador sugerir que un incendio fortuito en la fábrica de vidrio,
en una industria considerada ya altamente peligrosa por la sociedad desde tiempos remotos185, se propagara hacia la vivienda colindante y la hiciese arder con ella186.
De la Casa del Mitreo procede un notable conjunto de hierros. Ahora bien, no todos
están inventariados, manteniéndose almacenados y sin referencias contextuales un gran
número de materiales no seleccionados para su ingreso en la colección del Museo debido
en la mayoría de los casos a su menor interés respecto a otros. Tanto entre estos últimos
como entre los materiales sí seleccionados (que son los que nos ocupan aquí), aún a pesar
de la falta de datos contextuales más precisos, creemos poder distinguir dos conjuntos de
piezas: un primer grupo asociado a la vivienda y su mobiliario en el momento de su destrucción; y otro posterior, muy posiblemente descubierto en un estrato más superficial y
relacionado con el extenso margen postocupacional de la mansión.
Comenzando por el primer grupo, entre las piezas más propiamente vinculadas a la
estructura de la vivienda se encontrarían fundamentalmente el gran conjunto de clavos
184
BLANCO FREIJEIRO, A.: Mosaicos romanos de Mérida. Madrid, 1978, pág. 35.
185
Piénsese en el caso de Murano en Venecia, donde la industria es confinada a una isla apartada.
186
En referencia al abandono de la vivienda en el Siglo IV vid. SÁNCHEZ SÁNCHEZ, G.; NODAR BECERRA, R.:
“Reflexiones sobre las casas suburbanas en Augusta Emerita. Estudio preliminar”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas
1997. Memoria 3. Badajoz, 1999 (págs. 367-385). El nivel de incendio, a partir de la información de una intervención
inédita de Eulalia Gijón y en contra de nuestra teoría, señala sin embargo dicho artículo que se produjo en el Siglo
III, así como que afectó sólo a parte de la casa. Desconocemos los argumentos que se barajan para ofrecer una cronología tan específica para tal evento, así como para que no se reconstruyese dicho sector de la casa tras el supuesto
incendio parcial, por lo que vemos más viable el abandono del total del conjunto ya en el Siglo IV, no siendo reocupado debido ya a una tendencia bien constatada en el articulo mentado por todo el perímetro de la urbe.
235
inventariados procedente de ella. Éstos se hallan descritos, individualmente o por conjuntos, en las entradas 61.50 a 61.56 de nuestro catálogo. Asociados a tal tipo se encuentran
igualmente las escarpias 62.6 y 62.7, la segunda de las cuales quiso asociarse al vástago
71.23, pese a que la morfología del mismo, ante la pérdida de su cabeza, no nos resulta
tan clara. También próximo a las escarpias se encuentra el objeto indeterminado 75.42,
pero carece de una punta que lo identifique con claridad como tal. Todas estas últimas
piezas podrían haber sido en todo caso utilizadas para hacer pender elementos de las paredes de la vivienda, al igual que los ganchos 66.8, 66.9 y 66.10, si bien estos últimos
también es posible que funcionasen en el cerramiento de un vano. En relación a esto último, el cáncamo 64.5, como elemento de ensamblaje que es, podría haber intervenido
en algún tipo de cerramiento móvil como los que articularían de igual modo la quicialera
58.1, la bisagra 63.5, o también el refuerzo mobiliario 10.1, afín formalmente a una
parte de la bisagra mentada. Pero si bien el cáncamo es más posible que se asociara a
una ventana, en el caso de las otras tres piezas deberíamos pensar más bien en algo mayor,
como una puerta.
Por otra parte y en función de su formato, la bisagra 63.4 es más posible que estuviese
relacionada con el mobiliario doméstico de la casa. Tampoco podemos descartar la asociación a un mueble del estilo del arcón de la bisagra y el refuerzo mobiliario que acabamos
de referir, destacándose a tal efecto la detección de uno en una fecha más reciente dentro
del mismo recinto de la Casa del Mitreo187. Y también al ajuar doméstico cabe asociar la
llave 6.18, la campanilla 15.3, la paleta 43.2, el recipiente 74.3 o de un modo muy singular las espátulas 45.7 a 45.9. Campanillas como la primera es habitual que aparezcan
en contextos domésticos con cierto carácter recreativo o incluso profiláctico; la paleta es
posible que consista en un atizador de fuego o badila; y el recipiente, debido a su formato,
podría tratarse de algún tipo de cucharón. Mención aparte merecen sin embargo las espátulas, que presentan un acabado muy homogéneo y que, de considerarse la certeza respecto a la identificación de la 45.8 con una espátula de cera, podría valorarse que se
integraran en alguna suerte de juego de instrumentos de escritura. A tal efecto, debemos
recordar la presencia de abundantes alusiones cultistas en el programa decorativo la vivienda, tanto en sus pinturas murales188 como, más especialmente, en su famoso mosaico
cosmológico189, uno de los más complejos del Imperio. Pero también estaría relacionado
con ello el hallazgo de piezas como el estilete de bronce inv. 13380.
Los cuchillos 16.25 a 16.28 resulta más dudoso si pueden haber estado vinculados
al momento de uso de la vivienda o a uno ulterior, y si es caso hemos de advertir que un
ejemplar como el 16.27, podría consistir más bien en un instrumento del tipo podón,
mientras que el formato del 16.28 lo aproxima a un arma del estilo del puñal. En cualquier
caso, la forma afalcatada de las otras dos piezas restantes sí podría catalogarse como una
muy propia del Bajo Imperio, haciéndonos recordar junto a otros indicios que la vivienda
permaneció en uso hasta avanzado el Siglo IV. Sólo y a modo de ejemplo, los ejemplares
187
El ejemplar fue hallado en una excavación inédita realizada por Eulalia Gijón. Ante la imposibilidad de efectuarse
su extracción y consolidación, se procedió a volver a enterrarlo.
188
ALTIERI SÁNCHEZ, J.: “Las pinturas báquicas de la Casa del Mitreo: iconografía”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 2000. Memoria 6. Badajoz, 2002 (págs. 341-359).
189
Sobre el mosaico y aparte de lo expuesto en la obra, ya referida en el presente apartado, de Blanco Freijeiro,
vid. algunos de los diversos artículos contenidos en El mosaico cosmológico de Mérida. Cuadernos Emeritenses,
12. Mérida, 1996.
236
cerámicos vinculados a la misma, y muy especialmente los abundantes materiales anfóricos, apuntan en este sentido190. Y de igual modo lo haría una pieza como el estilete 13380,
cuya decoración recuerda a la de ciertos ejemplares datados también por estas fechas.
Otras piezas de dudosa adscripción cronológica, y en su caso también funcional, las constituyen las anillas 68.7 y 68.8, así como el vástago 71.24 y los objetos indeterminados
75.40 a 75.41. Entre ellos y frente al primero, que podría identificarse tanto con un cuchillo como con un refuerzo del tipo del 10.1 con el que comparte contexto, el segundo
resulta especialmente complejo, pero por ende muy difícil de interpretar, pudiendo consistir
tal vez en algún tipo de resorte, tirador o llave de paso.
Pasando a lo que constituye con algo más de seguridad el segundo grupo, el de las
piezas asociadas por nosotros a un periodo posterior al del abandono de la vivienda, distinguiríamos en función básicamente de su adscripción funcional toda una serie de herramientas agrícolas halladas en las excavaciones practicadas en el lugar. Entre ellas se
contarían de un modo muy significativo las azadas-hacha 23.3 y 23.4, el pico 25.1 y la
reja de arado 30.2, pero también de un modo más dudoso el cuchillo o posible podón
16.27 y el aro 69.8, este último quizá interpretable como una vilorta o elemento de ensamblaje del arado tradicional. En algunas viviendas romanas se sabe del hallazgo de herramientas agrícolas, incluso dentro de contextos urbanos. Pero el hecho de que suceda
algo similar en otros contextos suburbanos de diferente índole (desde en áreas de necrópolis como los Columbarios hasta en instalaciones industriales como la fábrica de vidrio
de la Carretera de circunvalación), así como que por contraste no constatemos tal fenómeno tan claramente dentro del recinto amurallado, nos hacen sospechar que se trata de
un fenómeno acaecido en el entorno de la misma cuando sus murallas aún no se habían
contraído pero sin embargo sí habían desaparecido los usos doméstico, funerario e industrial del ámbito extraurbano.
Como testimonio de la posible destrucción de la Casa del Mitreo como consecuencia
de un incendio, algunos de los materiales descritos presentan señales de haber sufrido un
contacto directo con el fuego, que habría sido el causante de las características pompas
perceptibles sobre su superficie, con las que se desfiguran sus formas. Tal es el caso de la
llave de pequeño formato 6.18, la quicialera 58.1, la bisagra 63.4, el gancho 66.8, o el
recipiente 74.3. Recordemos a tal efecto la hipótesis que mantuvimos páginas arriba en
relación a las causas de destrucción de la vivienda. Por el contrario, ninguna de las piezas
que pensamos que se corresponden a un periodo postdeposicional presentan tales señales,
y ello vendría a avalar de algún modo su posible pertenencia a un momento posterior al
del abandono de la vivienda.
Circo romano
Son pocos los ejemplares procedentes del recinto del Circo romano y, como sucede
con el caso del Anfiteatro, no parecen en principio guardar relación con el periodo de uso
de dicho monumento. Ello es algo por otra parte lógico teniendo en cuenta que estamos
hablando de una construcción que debió de mantenerse limpia tanto en la superficie de
sus gradas como en su pista con vistas a la ocupación de las primeras por los espectadores
y de la segunda por los espectáculos. Ahora bien, lo que no queda tan claro es si los objetos
hallados en su recinto pueden ser anteriores a su construcción o posteriores a su abandono.
En el primero de los casos, podrían haber estado relacionados con la creación de la pla190
Agradecemos dicha información al investigador Rui de Almeida, que se encuentra en estos momentos realizando
un estudio en el que se incluye la colección de ánforas del Museo.
237
taforma que había de salvar su desnivel y que, junto al desmonte de otro sector, fue verificada en recientes intervenciones practicadas en el lugar191. En el segundo de los casos, y
es lo que vemos más viable, podrían corresponderse a un elocuente uso del enorme espacio que, acotado por las ruinas del monumento, debió de subsistir a partir de la Antigüedad tardía y que entenderíamos que hubiese sido aprovechado, bien con fines
agrícolas, bien con fines ganaderos. En atención a los ejemplares hallados, la abrazadera
69.7 nos conduce más al primero de los fines, así como el cuchillo 16.21 o las tijeras
53.8 al segundo. Y es que lo más lógico es que un espacio cerrado de tan grandes dimensiones como lo es el circo romano, se destinara a custodiar el ganado en ese fenómeno
de ruralización que tenemos testimoniado para otros espacios suburbanos de la urbe ya a
partir del Siglo V. Aparte de estas cuestiones, un ejemplar como el cuchillo 16.20, por su
forma o dimensiones, es más posible que, tal y como declara la ficha manual del catálogo
sistemático del Museo, pueda haber formado parte de un depósito funerario, donde se
habría integrado, bien como bisturí dentro del ajuar de la sepultura de un médico, bien
como juguete dentro del ajuar de una sepultura infantil. Junto a él se ingresó otra pieza
semejante, la cual recibió el número 8181, pero que no hemos podido localizar192. En todo
caso, la entrada de ambas en el Museo se produce como consecuencia de una donación,
y la referencia a su hallazgo en el Circo podría ser sólo aproximada.
Columbarios
Columbario significa literalmente en latín “palomar”, pero por extensión y dada su similitud formal, sabemos del manejo de tal vocablo en la cultura romana para referir un
tipo de monumento funerario caracterizado por la presencia de una serie de nichos en los
que se acogerían las urnas cinerarias de los difuntos. Tal tipo de monumento tiende a identificarse en principio con uno dotado de un número muy elevado de nichos que suele aparecer asociado a figuras de libertos en ciudades tan superpobladas como Roma o
Alejandría. Sin embargo, el testimonio epigráfico nos da fe de que también se pudo aplicar
a un mausoleo familiar con un número más contado de nichos193. En Mérida es muy discutido si un tipo de monumentos cúbicos, por lo general coronados de merlones, podrían
designarse con el término columbarios194, tal y como hicieron sus arqueólogos excavadores
en el periodo de entreguerras. Pero más allá de tal polémica, lo cierto es que el área en la
que fueron excavados, situada al Sudeste de la antigua ciudad, ha acabado por consolidar
tal denominación, fijándola hasta tal punto que hace difícil su identificación bajo otro nombre. En cualquier caso, los dos monumentos definen un entorno que les supera y sobre el
que se han realizado numerosas y muy fructíferas excavaciones desde la primera intervención oficial en la misma de José Ramón Mélida y Maximiliano Macías. Nombres como
191
SÁNCHEZ PALENCIA, F. J.; MONTALVO FRÍAS, A.; GIJÓN GABRIEL, E.: “El Circo romano de Augusta Emerita”. El circo en Hispania romana. Mérida, 2001 (págs. 75-95), pág. 80.
192
De esta última pieza declara la ficha del catálogo sistemático del Museo lo siguiente: “La hoja presenta un solo
filo, curvada en el área que ocupa éste y recta en el opuesto, con un ligero bisel en una de sus caras. El mango está
conformado por una espiga de sección cuadrada rematado en una media esfera. Entre el mango y la hoja se dispone
un motivo estriado”. Según se testimonia en el apartado referente a sus dimensiones, presentaba una longitud de
8,7 cm. Quizá se trate, junto al hacha inv. 4952, de la más destacada de las piezas de hierro extraviadas dentro de
las colecciones de nuestra institución.
193
Un buen compendio de las inscripciones en que aparece utilizado el vocablo puede hallarse en DESSAU, Hermannus: Inscriptiones latinae selectae. Berlin, 1906.
194
Vid. BENDALA GALÁN, Manuel: “Los llamados columbarios de Mérida”. Habis, 3. Sevilla, 1972 (págs. 223253). Vid. igualmente, en una fecha más reciente, el trabajo de MÁRQUEZ PÉREZ, J.: Los columbarios. Arquitectura
y paisaje funerario en Augusta Emerita. Mérida, 2006.
238
los de Serra Rafols en los años 40, Lequement en los 50 o mucho más recientemente
Juana Márquez, son algunos de los asociados ya indisolublemente al yacimiento.
Resultan muy variados los materiales que han ido apareciendo asociados a esta extensa área de necrópolis. Sólo entre los ingresados en el Museo deberían contarse muchos
anónimamente incluidos en los lotes ingresados en la institución entre 1910 y 1936, así
como de los custodiados hasta la Posguerra en el Almacén del Teatro romano. Ya de un
modo más específico, hemos de referir los múltiples objetos que desde los años 40 y hasta
los años 70 van siendo entregados al Museo por los diferentes arqueólogos que trabajan
en el área. Centrándonos en las piezas de hierro y sin desear realizar un análisis exhaustivo,
distinguiremos como en el caso de la Casa del Mitreo entre aquellas piezas más estrictamente asociadas a la necrópolis romana y aquellas otras que, posiblemente depuestas en
el lugar con posterioridad al abandono de la misma, suelen caracterizarse por su naturaleza
agrícola, aunque no exclusivamente.
Asociadas pues a la necrópolis, podemos encontrar una serie de piezas que, antes que
nada, intervendrían seguramente en la confección de ataúdes con destino a servir como
contenedores para inhumaciones. A tal efecto citaremos fundamentalmente y en base a
su formato los clavos descritos en las entradas 61.22 a 61.25, pero también quizá otros
elementos, como la pareja de bisagras 63.8. Dentro de este tipo pero con más reservas
respecto a su adscripción a un ataúd, nos encontramos con las bisagras 63.6 y 63.7, así
como el objeto indeterminado 75.47.
Ya en relación a lo que debe de justificar la presencia en el lugar de la mayoría de las
piezas localizadas en el entorno, incluidas las de hierro, destacaremos la cuestión de los
ajuares funerarios, donde podían ser depuestos multitud de objetos, unos asociados a la
indumentaria del difunto, otros a sus efectos personales, otros a su oficio, y otros más a
elementos con los que sus familiares le hacían acompañar por cuestiones rituales o simplemente sentimentales. Citaremos entre los posiblemente asociados a la indumentaria la
hebilla 1.6, el puente de fíbula 2.2 o los anillos 3.6 a 3.8. Entre estos últimos, el 3.7 y el
3.8 fueron hallados de un modo más específico dentro de una sepultura cuyo contenedor
consistía en un ánfora, junto a los ungüentarios de vidrio inv. 19520 y 19521. Un contexto
de hallazgo semejante, aunque analizado de un modo algo confuso, ha sido constatado
en fechas más recientes en la Avenida Juan Carlos I195. A efectos personales o a oficios,
que a veces son difíciles de distinguir con precisión, bien podrían vincularse por otra parte
la llave de pequeño formato 6.16, el cuchillo 16.29, los estiletes de escritura 46.7 y 46.8
y las tijeras 53.7.
Tanto el cuchillo como las tijeras mentados podrían encontrar sin embargo otras explicaciones, y entre ellas se encuentra una muy peculiar que afecta al área suburbana de
la ciudad: su uso agrícola. Ya hemos hablado en otras ocasiones de cómo tal fenómeno
pudiera ser que, más que convivir con la necrópolis romana, sucediese a ésta desde el
proceso acreditado de ruralización del paisaje urbano acaecido en la Antigüedad tardía.
Y, a tal efecto, citaremos en el caso de los Columbarios ejemplos tan elocuentes como los
de la azada-hacha 23.5, la hoz 28.6, los cencerros 31.7 y 31.8, y quizá también el cepillo
de carpintero 27.1 y los fragmentos de bocado de caballo 34.2 y 34.3. Testimonios de
la presencia humana en el lugar ajenos a este uso tras la Antigüedad resultan más esporá195
ESTÉVEZ MORALES, J. A.: “Seguimiento arqueológico de la obra de construcción de un colector de aguas en
la Avda. Juan Carlos I”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 1998. Memoria 4. Mérida, 2000 (págs. 359-383).
Vid. igualmente sobre el comentario a tal hallazgo MURCIANO CALLES, 2010, pág. 143.
239
dicos, contándose entre los mismos, desde otra interpretación, los fragmentos de bocado
de caballo mentados, pero sobre todo la bala de cañón 21.3, datada ya en la Edad Moderna o a comienzos de la Edad Contemporánea.
Piezas de más dudosa adscripción resultan algunas como el gancho 66.11, la pareja
de anillas 68.6, las parejas de vástagos 71.15 y 71.16, la lámina 73.7 o los objetos indeterminados 75.43 a 75.46. En cualquier caso y para todos los que puedan aproximar
su cronología a la época romana, bien podría conjeturarse su vinculación, igual que a un
ámbito funerario, a uno doméstico como la Casa del Mitreo o a uno industrial como la fábrica de vidrio de la Carretera de circunvalación, ambos inmediatos al solar de los Columbarios. Y es que hay elementos que pueden encuadrarse más claramente en cualquiera de
estos dos últimos, como la llave de tipo laconio 6.17, o sobre todo en el segundo el fragmento de escoria 57.1, indiscutible testigo de la existencia de una herrería en el entorno.
Al ámbito industrial cabría sumar quizá el objeto indeterminado 75.44, que más que en
un tipo especial de clavo creemos que podría consistir en un puntero, al igual que otra pieza
idéntica hallada en la Carretera de circunvalación (75.24). Y junto a él, como alternativa
a su destino agrícola, también el cepillo de carpintero 27.1 anteriormente citado.
Necrópolis de San José
La Necrópolis de San José recibe su denominación de la presencia en su entorno de
una parroquia con tal advocación. En realidad su situación se inserta dentro del enorme
conjunto conformado por la conocida como Necrópolis oriental, analizada en el siguiente
apartado, aunque con un interesante matiz cronológico en lo que a su ocupación se refiere,
y es el dominio de la presencia de materiales tardoantiguos en la misma. Su excavador,
José Luís de la Barrera Antón, pudo exhumar en el lugar, durante las campañas que realizara en el mismo durante los años 80 del Siglo XX, un enorme conjunto de tumbas, algunos de cuyos principales materiales fueron inventariados en el Museo como
consecuencia de su gran importancia material. Entre éstos se cuenta un notable anillo de
oro con inscripciones en las que se alude a su realización por alguien llamado Senes (inv.
32563). Por lo que a los objetos de hierro inventariados con esta procedencia se refiere,
se cuentan únicamente dos: una llave (6.21) y un anillo (3.9). El primero carece de un
contexto claro de hallazgo, pero el segundo procede de uno cerrado, la sepultura 5 del
sector B, y se halló vinculado claramente al ajuar de ésta.
Necrópolis oriental
La Necrópolis oriental define una vasta área situada al Este de la antigua ciudad y que
engloba diversos enclaves periurbanos comprendidos entre los Columbarios y el Cuartel
de Artillería, incluido este último. Otros nombres vinculados a tal procedencia derivan de
su desarrollo urbanístico en la Edad Contemporánea, donde se incluye principalmente la
barriada de la República Argentina, el entorno del silo de grano levantado en la Posguerra
en su extremo Norte y el solar del mentado Cuartel de Artillería, levantado a comienzos del
Siglo XX junto al actual Museo Abierto de Mérida y destinado tras su derribo a acoger el
centro cultural Hernán Cortés. Otra posible procedencia englobada en ella es la del Caminillo descrita poco más arriba, pero que a causa de las reservas acerca de su exacta ubicación hemos desglosado de la presente entrada. Como su propio nombre señala, el material
arqueológico más característico de la Necrópolis oriental se asocia al ámbito funerario. Sin
embargo y a diferencia de los Columbarios, destaca más por los ajuares funerarios hallados
en ella que por la presencia de otros elementos de carácter más estrictamente arquitectónico,
como los mausoleos que dan nombre a aquella. Si es caso y dentro del enorme entorno
240
que abarca, una zona con carácter propio parece ser la del mismo Cuartel de Artillería, en
la que se ha percibido desde siempre una notoria concentración de hallazgos relacionados
con la retratística privada emeritense, con ejemplos tan señalados como los conocidos bustos de “El Panadero” (inv. 687), “La Gitana” (inv. 689)196 o los dos más recientemente excavados por el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida197.
Como se entenderá, en cuestión de materiales de pequeño formato, y más concretamente de hierro, el fenómeno perceptible en la Necrópolis oriental no ha de ser muy distinto
al señalado para los Columbarios. Y de este modo, volvemos a encontrarnos con unos clavos quizá relacionados con la confección de ataúdes, como los ejemplares analizados en
las entradas 61.13 a 61.21, pero con el matiz de que tenemos algunos contextos más precisos para los mismos, entre los que destacaremos la fructífera tumba 3 de la campaña de
1945. Compartiendo el contexto de hallazgo de estos últimos, las barras inv. 5776 y 5777
debieron funcionar como refuerzo en la cubierta de inhumación. Sin embargo, no las hemos
localizado entre otras muchas piezas semejantes que se conservan en los almacenes del
Museo carentes de sigla, y por ello no hemos podido incluirlas en nuestro catálogo.
Otras piezas podrían hablarnos más bien de ajuares funerarios, pero frente a objetos
propios de la indumentaria, que no los hallamos confeccionados en hierro, nos encontramos más bien con piezas depuestas junto al difunto en relación a sus pertenencias personales o instrumentos profesionales. Entre los objetos personales se encuadrarían en general
piezas como la llave 6.9, los cuchillos 16.17 y 16.18, la espátula de pequeño formato
47.2 y el fragmento de raspador 52.5. Con oficios específicos se vinculan claramente,
gracias a su integración en un conjunto muy coherente y bien definido, el escalpelo 50.1,
las tenazas 51.2 y 51.3, y las tijeras 53.4. Todos ellos, en efecto, aparecieron en la Posguerra al construir el pabellón de Suboficiales del Regimiento, integrados en un destacado
y completo ajuar a todas luces perteneciente a un médico y que en función de la presencia
de una moneda en el mismo, podría situarse en época Antonina198. El punzón 54.4, al
carecer de un contexto de hallazgo, no es posible determinar con exactitud si apareció en
una tumba o en relación a un complejo industrial o un vertedero, y ante la primera opción,
de si era parte de un ajuar profesional. Lo mismo puede decirse de las tijeras 53.5.
Como en otras áreas suburbanas, la presencia de instrumentos de uso agrícola se
vuelve a hacer manifiesta, quizá en relación a un periodo de uso posterior de la necrópolis.
Entre éstas hemos de citar la azada-hacha 23.2 y la hoz 28.2. Más dudosa se manifiesta
la interpretación de la presencia en el entorno de hasta tres puntas de lanza (18.9 a 18.11)
y un objeto indeterminado que podría quizá identificarse como un umbo de escudo
(75.21). Bien podrían explicarse a partir de un motivo bélico, próximas a un punto en el
que sabemos que se desarrollaron confrontaciones armadas desde el Siglo V. Pero también
hemos de advertir acerca de la presencia esporádica de puntas de lanza en los ajuares
emeritenses199, quizá en relación a la caza o a la profesionalización del espectáculo gladiatorio, donde también encontraría su explicación el posible umbo de escudo. En fin, un
corto número de objetos cuenta con una más dudosa interpretación, debido a su parcial
196
NOGALES BASARRATE, T.: El retrato privado en Augusta Emerita. Mérida, 1997.
197
SÁNCHEZ HIDALGO, F.: “Retrato funerario I”; “Retrato funerario 2”. El Consorcio y la arqueología emeritense.
De la excavación al Museo. Mérida, 2012, nº 32 y 33.
198
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA; GARCÍA DE SOTO, 1946.
199
GIJÓN GABRIEL, 2004, pág. 86.
241
estado de conservación o la difícil adscripción funcional de su forma. Tal es el caso de la
anilla 68.5, los vástagos 71.12 a 71.14 o el objeto indeterminado 75.22.
Solar de Las Torres
Este fue el nombre que recibió en los años 70 del Siglo XX un solar de casi 5000 m2
muy próximo al recinto monumental en el que se situaban el Teatro y el Anfiteatro romanos. En realidad y con anterioridad, el solar en cuestión se denominó de las Josefinas en
función de la propiedad que sobre el mismo detentaba una congregación religiosa aún
existente en la ciudad. Su estratégica ubicación propició su adquisición por el Ministerio
de Cultura de cara a la construcción de la nueva sede para albergar el ya por entonces
Museo Nacional de Arte Romano. Este último tenía como antecesor directo el Museo Arqueológico de Mérida, constituido en 1838 y que de ocupar parte de la Iglesia de Santa
Clara, pasó después a expandirse a la totalidad de la misma y más tarde a hacer notar
como insuficiente su edificio, utilizando por ello como espacios de reserva los recintos del
Teatro romano y la Alcazaba, según se ha expuesto ya. Tras pensarse en otras alternativas,
como la propia Alcazaba o los Columbarios, finalmente y aprovechándose el problema
suscitado por el enorme desnivel del solar de las Josefinas, se optó por ubicarlo en el
mismo, encargándose el proyecto a Rafael Moneo. Los pormenores de la historia son sobradamente conocidos200.
Antes aún a la elección del enclave para la nueva sede del Museo, su solar ya había
procedido a excavarse. El interés arqueológico del mismo se presuponía en base a la cercanía del Teatro romano, pero también por un topónimo como el asociado a la calle con
la que colindaba y que acabaría por darle el nombre que detenta en nuestra entrada, Las
Torres. Con tal referencia, se podía aludir al discurrir de la antigua muralla de la ciudad
por los aledaños, condicionando el trazado de la vía pública, pero también a la existencia
de notables restos arquitectónicos de más difícil interpretación y designados genéricamente
como “torres”. La diferencia de cotas en el lugar, más manifiesta aún en época romana,
provocó además que, ante la acumulación de materiales, el enclave fuese susceptible de
mostrar una doble riqueza: la de las piezas vertidas en el mismo con posterioridad a la
época romana y la de los restos sepultados bajo las mismas, que por su colmatación podían
conservarse hasta cotas inusitadas. En relación a estos últimos, queda como testimonio
de que el solar no defraudó a sus excavadores la presencia de una potente calzada, un
ramal del acueducto de San Lázaro e interesantes restos de estructuras domésticas en las
que se conservaron múltiples vestigios de su pintura mural, gracias al mantenimiento de
una notoria altura en el alzado de sus muros. Igualmente se excavaron algunos vestigios
que testimoniaban el uso del área como necrópolis, señalándose algunas tumbas individuales y sobre todo un panteón familiar con varias inhumaciones y restos, nuevamente,
de una cuidada decoración pictórica201. Un panteón similar se ha localizado más recientemente en las proximidades de la Casa del Anfiteatro202.
Las memorias de excavación del solar no han sido publicadas, y ello condiciona que,
salvo por la información aportada por la documentación del Museo, no podamos atribuir
contextos más específicos que los referidos para muchas de las piezas procedentes del
200
150 años en la vida de un Museo. Museo de Mérida 1838-1988. Mérida, 1988.
201
Como visión de síntesis sobre los mencionados restos de la Cripta del Museo vid. Guía del Museo Nacional de
Arte Romano. Madrid, 2010, págs. 70-73.
202
BEJARANO OSORIO, A.: El mausoleo del Dintel de los Ríos: Los contextos funerarios tardíos en Augusta Emerita.
Cuadernos Emeritenses, 27. Mérida, 1999.
242
lugar. Sin embargo, bien podríamos presuponer que se dividirán básicamente entre aquellas asociadas a las construcciones de época romana preservadas y expuestas a día de hoy
en la Cripta del Museo, y aquellas otras vinculadas al vertedero superpuesto a las mismas.
Entre las piezas de hierro para las que la documentación del Museo ofrece un contexto
claro señalaremos una única integrada en el ajuar funerario de una sepultura excavada
junto al acueducto: la hoja de cuchillo 16.30. No negamos que otras piezas puedan haber
sido halladas en relación a niveles de uso del solar en época romana. Y así, algunas de
ellas parecen obedecer a lo que solemos localizar en otros espacios domésticos del periodo:
la llave de tipo laconio 6.19; el trípode 9.6, y junto a él el objeto indeterminado 75.51,
que también es susceptible de ser interpretado como un trípode; el asa 11.1; y finalmente
el gancho 66.12. De igual modo, quizá una pieza como la hebilla 1.7 encontrara su explicación en un ajuar funerario, como parte de la indumentaria del difunto.
Sin embargo, lo poco que se puede desprender de los tipos manifestados en la mayoría
de las piezas incluidas en nuestro catálogo, parecen cuanto menos hacernos pensar en su
deposición ulterior en el lugar. Entre ellos destacaría material seguramente vinculado a un
vertedero tardío, como el pasarriendas 35.1 o el cincel 38.4. Pero también hay otros elementos que podrían ser explicados a partir de otros fenómenos también desarrollados con
posterioridad a la época romana, como son la restauración de las murallas en el Siglo V y
los asedios posteriores a la misma, en especial el musulmán de comienzos del Siglo VIII.
En relación a ambas circunstancias citaremos alguna herramienta como el martillo de cantero 36.2, pero también y en relación más íntima con el segundo fenómeno, recordar la
aparición en el lugar de ejemplares propios de la armamentística, como la punta de lanza
18.13 o los regatones 19.2 y 19.3. El cencerro 31.9 podría por su parte asociarse al
uso agrícola del contexto suburbano ya preferentemente a partir de la Antigüedad tardía,
y un ejemplar como la llave 6.20 parece detentar ya una cronología moderna.
Terminaremos como en otros casos refiriendo la difícil adscripción funcional, y por
tanto la explicación o datación, a falta de un contexto más claro, de la pareja de anillas
68.10, los vástagos 71.25 y 71.26 o los objetos indeterminados 75.48 y 75.50, el primero susceptible de ser interpretado como una grapa y el segundo como un posible elemento del ensamblaje afín al cáncamo.
Viviendas militares
Las viviendas militares fueron levantadas en los años 40 del Siglo XX con destino a
servir de residencia a personas vinculadas al inmediato Cuartel de Artillería. A día de hoy
y tras el derribo del cuartel, las viviendas aún permanecen en pie, alineadas en torno a la
actual Avenida de Extremadura203. El contexto general en el que se sitúan tales edificaciones se enclava encima de la necrópolis romana, y como consecuencia de ello, a la hora
de excavar sus cimientos fueron descubiertos toda una serie de materiales posiblemente
procedentes de sepulturas del periodo. Los someros hallazgos en el lugar son publicados
en las memorias del Museo por José Álvarez Sáenz de Buruaga204, incluyendo entre otras
piezas una aguja de pelo decorada con una figura de Venus (inv. 6341) que llamó poderosamente la atención del por entonces Director del Museo, pero de la que lamentablemente se extravió el fragmento correspondiente a la figura en cuestión. En hierro y con tal
procedencia ingresan en la institución únicamente una pareja de clavos (61.26) quizá
asociada como en otros casos a la estructura de un ataúd de madera.
203
Agradecemos tal identificación al conservador Agustín Velázquez Jiménez.
204
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, pág. 40.
243
Viviendas protegidas
Las viviendas protegidas citadas en la documentación del Museo se corresponden con
las construidas entre el Circo romano y la carretera de Madrid, a continuación de la actual
Avenida de Extremadura mentada en el apartado precedente y articuladas por la avenida
que hoy recibe el nombre de Juan Carlos I. Como en otros puntos de la antigua calzada
a la Meseta, en dicha vía se localizaba una prolongada expansión del área funeraria de la
antigua ciudad, tal y como señalan los hallazgos producidos en la misma, los primeros de
los cuales datan de finales de los años 40 del Siglo XX. Estos últimos se encuentran publicados a modo de relación por José Álvarez Sáenz de Buruaga en el momento de su ingreso
al Museo205. Sin embargo, entre los objetos referidos apenas se incluye uno de los dos que
constan en los inventarios de la institución: el clavo 61.28. La pieza omitida se corresponde con el estilete 46.6, y como sucede con otros ejemplares asociados a dicho tipo,
cabe la posibilidad, por su contexto general de hallazgo, de que se hallara integrado dentro
de un ajuar funerario.
Área periurbana
Barriada de Bodegones
La barriada de Bodegones es un área de expansión de la ciudad que se desarrolló
condicionada por la imposibilidad de construir en el solar de los Columbarios, por lo que
se situó junto al mismo pero en un enclave más alejado de la ciudad, al otro lado de la
antigua Carretera de circunvalación. Su nombre deriva curiosamente del de un tipo de
monumento funerario ahora apenas representado por un edificio abovedado levantado
en hormigón y situado en el punto más distante de la ciudad dentro del recinto acotado
por la zona arqueológica de Los Columbarios, así como más próxima a la barriada aquí
referida206. La necrópolis de la Mérida romana alcanzó una dimensión tal que aún en un
punto tan alejado de la misma seguían levantándose sepulturas antiguas.
Ahora bien, al menos lo que concierne a los materiales de hierro procedentes del entorno no parece tan señalado como lo excavado en la zona de Los Columbarios. Apenas
podemos señalar la presencia hasta de cuatro conjuntos de clavos (61.46, 61.47, 61.48
y 61.49) excavados en una intervención realizada en 1971 y, de los cuales, al menos para
los dos primeros tenemos constancia segura de que aparecieron en una misma sepultura.
El número de piezas que integran cada conjunto es muy elevado, superando la treintena
en un caso, y sin duda estuvieron integrados en una caja de madera destinada a servir de
ataúd, en la que intervendrían como elementos de ensamblaje. Al margen de estos clavos,
apenas podemos citar, en fin, el hallazgo de la bisagra 63.3, procedente de la misma intervención que estos últimos pero asociada a una tumba distinta. Como señalamos en el
comentario a su ficha, no sabemos determinar si perteneció a un ataúd o a una caja incluida dentro del ajuar de la sepultura.
Barriada de La Antigua
Al igual que sucede con la Barriada de Bodegones, la de La Antigua se corresponde
con una zona bastante alejada ya de la primitiva urbe pero en la que aún fueron hallados
restos arqueológicos que la identifican como un área de necrópolis romana. Situada en la
entrada a la ciudad desde la actual carretera procedente de Madrid, su denominación la
205
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, pág. 42.
206
MURCIANO CALLES, 2010, pág. 26.
244
toma de una ermita de comienzos de la Edad Moderna aún conservada en la intersección
de las actuales avenidas de Juan Carlos I y Reina Sofía. De la zona proceden apenas dos
conjuntos de clavos. El primero (61.35), constituido por 14 piezas, bien podría haberse
correspondido como en otros casos a los típicos ejemplares usados en la confección de
ataúdes. El segundo (61.36), más interesante sin duda debido a su singularidad en las
colecciones del Museo, se compone de unas 56 piezas que, en función de su pequeño formato, cabría valorar que se hallaran ligadas conformando la suela de un calzado romano
del tipo de las caligae. Un hallazgo semejante a este último se ha producido en fechas más
recientes, formando parte del ajuar de una sepultura207.
Carretera de Don Álvaro
La carretera de Don Álvaro se refiere grosso modo a la vía interurbana que discurría
entre Mérida y la cercana localidad de Don Álvaro, situada a unos 10 km. al Este de la
primera. Dicha carretera, paralela al río Guadiana, se encontraba jalonada en época romana de establecimientos rurales con concentraciones de materiales arqueológicos a veces
muy elevadas, como sucede en el caso del arroyo Cantarranas o Sietecolchones. Sin embargo, la documentación del Museo suele referirse únicamente al tramo inicial de dicha
vía, el más próximo a la ciudad de Mérida, destacando los ingresos efectuados a partir de
una intervención efectuada junto al actual ambulatorio Obispo Paulo. Los materiales asociados a dicha intervención parecen corresponderse a un complejo industrial quizá interpretable como una alfarería en base a la sorprendente cantidad de paredes finas, lucernas
y terracotas halladas en ella208. En relación a los hallazgos de hierro en el lugar, sólo podemos destacar una serie de clavos descritos individual o conjuntamente en las entradas
61.57 a 61.59. Es posible que, ante la ausencia de datos más precisos, tales clavos estuviesen relacionados con el citado complejo alfarero, ya fuese como parte de la estructura
de su edificio o integrados en su mobiliario.
Cuesta del Lorito
La conocida como Cuesta del Lorito se emplazó a la salida del puente romano, en el
entorno de la calzada romana que partía hacia Sevilla. En su curioso topónimo quiso ver
José Álvarez Sáenz de Buruaga una fosilización del nombre de la basílica de Santa Lucrecia
que, según el testimonio de las Vidas de los Santos Padres Emeritenses, se enclavaba por
esta zona209. Pese a que tal teoría resulta difícil de suscribir desde un plano lingüístico, los
aledaños de la cuesta que nace del puente han sido testigo en efecto del hallazgo de algunos materiales tardoantiguos de primer orden, tales como la placa de cancel inv. 10305,
la barrotera calada inv. 13885, los cimacios inv. 10304 y 27197 o el sarcófago inv. 14116.
Pero también y en relación a esta última pieza, la zona ha constituido una tradicional área
funeraria desde época romana, excavando García y Bellido en frente del actual centro co207
BARRIENTOS VERA, T.: “Una figlina extramuros del siglo I d. C. y la ocupación funeraria del espacio en épocas
bajoimperial y andalusí”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 2004. Memoria 10. Mérida, 2007 (págs. 371-407),
pág. 382.
208
Vid. Sobre dicho taller RODRÍGUEZ MARTÍN, G.: Lucernas del Museo Nacional de Arte Romano (Mérida). Monografías Emeritenses, 7. Mérida, 2002, pág. 232. Se cita igualmente años después, en relación a las terracotas, en
GIJÓN GABRIEL, E.: Las terracotas figuradas del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. Cuadernos Emeritenses, 24. Mérida, 2004, pág. 50. Tal teoría está siendo profundizada en la actualidad por José Manuel Jerez Linde
y Germán Rodríguez Martín, quienes la darán a la luz próximamente en un trabajo aún en prensa.
209
ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, J.: “Los primeros templos cristianos de Mérida”. Revista de Estudios Extremeños, XXXII. Badajoz, 1976 (págs. 139-155), pág. 148.
245
mercial Carrefour unos monumentos anejos a la vía y de los que proceden, entre otras
piezas, los ejemplares de hierro incluidos en nuestro catálogo con la procedencia señalada.
La mayoría de estas piezas consisten en clavos, agrupados en tres conjuntos (61.32,
61.33 y 61.34), dos de los cuales aparecieron en un contexto tan bien determinado como
lo eran dos sepulturas excavadas junto al denominado Edificio C. Lo más posible es que
se trate, más que de restos de ajuares, de los elementos de ensamblaje de la caja de madera
que hiciera de veces de ataúd para las inhumaciones que en ellas se hallaron. Junto al primero de los conjuntos, en la sepultura situada junto al muro Oeste del Edificio C, también
se localizó en la misma excavación un cáncamo (64.4) quizá vinculado, igual que los clavos, al ataúd de madera de la inhumación.
Zona Sur - Auxilio Social
La genérica referencia a la zona Sur de la ciudad, concreta su alusión añadiéndose en
la documentación del Museo la expresión “Auxilio Social”, haciéndose con ello referencia
a una institución, hoy desaparecida, que se levantó en el solar a día de hoy ocupado por
un centro de menores sito en la Avenida Reina Sofía, enfrente del Instituto Santa Eulalia210.
Nos hallamos por lo tanto ante un área de necrópolis muy próxima a la de los Bodegones.
A raíz de una intervención acometida en el lugar en los años 60 del Siglo XX, se ingresan
en el Museo algunos materiales cerámicos, entre los que destacan las ollas inv. 9258 y
9265, posiblemente utilizadas como urnas cinerarias. Pero también y en el mismo ingreso
se cuentan un total de cuatro objetos que fueron puestos en relación invariablemente con
un sarcófago. Se trata de la barra 70.1, la placa 72.6 y la pareja de objetos indeterminados 75.30. No podemos determinar a través de la documentación consultada si dicha
asociación se estableció a partir del hallazgo efectivo de las piezas junto a un sarcófago, o
de si tal conjetura se extrajo de la combinación de su contexto general de hallazgo con el
análisis formal de las piezas en cuestión. En cualquier caso, nos hallamos ante objetos con
formas difíciles de asociar a la estructura testimoniada para tales tipos de contenedores funerarios, y apenas la barra 70.1 podría pensarse que hubiese intervenido en el refuerzo
de su presunta tapadera.
Otras procedencias
Camino viejo de Villagonzalo
Con dicho nombre se designó una vía que, partiendo de la población de Mérida, se
dirigía hacia el Este, conectándola directamente y tras vadear el Guadiana, con Villagonzalo. Es precisamente de esta última localidad, sita a 20 km. de Mérida, de la que toma su
denominación el camino. En un punto indeterminado del mismo se halló una reja de hierro
(59.3) que, tras su ingreso en el Museo, ha pasado a constituir el mejor ejemplar de este
tipo en las colecciones de la institución. El contexto en el que apareció es muy posible que
se correspondiese con el de una antigua uilla romana, un tipo de establecimiento éste en
el que, dada su ubicación en el campo, se hacía necesario extremar las medidas de seguridad. De los cuatro ejemplares custodiados en el Museo, todos son de hecho extraurbanos,
situándose dos en el área suburbana de la ciudad y los otros dos, incluido junto al ahora
referido el del siguiente apartado, en enclaves rurales.
Camino viejo de Mirandilla
Esta denominación aún se conserva aplicada a una vía que conectaba de un modo
directo la población de Mérida con la de Mirandilla, enclavada a 13 km. de la primera.
210
Agradecemos tal identificación al conservador Agustín Velázquez Jiménez.
246
Como en el caso del anterior apartado, de ella procede una reja de hierro (59.4) donada
al Museo en 1988 por Pedro Calvo. Nuevamente nos debemos de hallar ante un ejemplar
asociado posiblemente a una antigua uilla romana. Sobre la presencia de rejas en tales
enclaves, véase lo dicho en relación a tal tipo, dentro del capítulo dedicado al comentario
de los tipos descritos en el catálogo, así como en el mencionado apartado precedente.
Casa Herrera
Aunque Casa Herrera es un cortijo situado a unos 7 km. al Norte de Mérida, con dicho
nombre se dio a conocer prontamente un importante enclave en el que en 1943 el arqueólogo Serra Rafols excavó la estructura de una basílica contraabsidiada. Su intervención permanecería sin embargo inédita, y es al retomarse los trabajos en el lugar por Thilo
Ulbert y Luís Caballero Zoreda, ya a finales de los años 60 del Siglo XX, cuando proceden
a publicarse sus datos, junto a las campañas realizadas por los mismos y los análisis y conclusiones que de la valoración de los datos existentes se obtuvo211. A comienzos de los
años 80, Thilo Ulbert vuelve al lugar, esta vez en solitario, y realiza una excavación en la
que destacó el hallazgo de un completo lote de cimacios acarreado en una sepultura212.
Entre los materiales publicados en su momento por Ulbert y Caballero, la publicación remarcaba algunos aparte, como todos los pertenecientes a la escultura decorativa del edificio. Pero sin embargo, el grueso de los objetos se organizó en función de su contexto de
hallazgo, estuviese éste incluido en el edificio, en su entorno inmediato, o en relación a la
excavación de una sepultura. Es entre estos últimos donde se integran una serie de hierros,
volcados en su totalidad en nuestro catálogo. Pero en las colecciones del Museo existen,
hemos de advertir, más piezas que las que los arqueólogos publican, así como por ende
algunas que, al no referirse siempre en su libro los números de inventario de la institución
ni en la documentación de esta última la información de su contexto de hallazgo, no han
podido ser identificadas con seguridad con uno de los ejemplares incluidos en la obra en
concreto.
En todo caso, si por algo destacan los hallazgos de hierro en el yacimiento desde el
punto de vista cuantitativo, es por la abundante presencia de clavos. Éstos abarcan los
ejemplares descritos en las entradas 61.61 a 61.86 de nuestro catálogo, individualmente
o por conjuntos. De ellos ya señalamos en el capítulo precedente la constatación de una
forma singular, mucho más simple que la de la mayoría de los clavos catalogados, y que
asociamos en principio a la simplificación que el tipo sufrió en la Antigüedad tardía, más
que a su adscripción rural. Y es que, aunque es muy posible que los clavos se realizaran en
el mismo enclave, como muchas de las piezas localizadas en el lugar, según se colige del
hallazgo en el mismo de un fragmento de escoria (57.2), existen otros ejemplares con una
similar morfología hallados en contexto urbano, así como por ende clavos de buena factura
en las villas romanas de la Dehesa de Las Tiendas (61.87) y Torreáguila (sin inventariar).
Al margen de los clavos, el resto de los objetos de hierro del yacimiento constituyen
ejemplos únicos para los tipos en los que se encuadran. De este modo y además del singular fragmento de escoria, nos encontramos con una hebilla (1.9), un cuchillo (16.32),
una bisagra (63.9), una anilla (68.13), un vástago (71.29) y dos objetos indeterminados
(75.52 y 75.53). De entre todos ellos sí nos gustaría destacar que el vástago 71.29, pese
211
212
ULBERT; CABALLERO, 1976.
ULBERT, T.; VILLALÓN, Mª. C.: “Nachuntersuchungen im Bereich der Frühchristlichen Basilika von Casa Herrera bei Mérida”. Madrider Mitteilungen, 32. Heidelberg, 1991 (págs. 185-207).
247
a que no encuentra interpretación por los arqueólogos, en la ficha manual del catálogo
sistemático del Museo se identifica, creemos que correctamente, con una varilla de paraguas de factura contemporánea, mientras que el objeto indeterminado 75.52 integra una
tuerca que lo identifica igualmente como parte de un objeto muy próximo en el tiempo a
nosotros. Una posible explicación para la presencia de ambas piezas en la excavación es
que estuviesen vinculadas con la intervención de Serra Rafols de los años 40.
Proserpina: conducción hidráulica
El embalse conocido a día de hoy con el nombre de Proserpina, se sitúa a unos 5 km.
al Norte de Mérida. En realidad, hasta el Siglo XVIII era designado con el nombre de Albuera de Carija, el segundo de cuyos elementos aún se mantiene aplicado al promontorio
colindante, en posible recuerdo de un antropónimo romano213. La referencia a la divinidad
de Proserpina le fue aplicada al lugar a partir de una lápida que se localizó en su entorno
y que, tras un lapso de tiempo en el que estuvo extraviada, acabó por reaparecer, ingresando en los fondos del Museo emeritense (inv. 10302). El embalse encuentra su origen
en el levantamiento de una presa cuya cronología ha suscitado cierta polémica, estando
abierto el debate sobre su construcción en época romana o emiral214. De lo que no cabe
duda es que de que en ella tiene origen la conducción hidráulica que, de camino a la ciudad, realiza su recorrido final sobre las arquerías conocidas con el nombre de Acueducto
de los Milagros. Y es precisamente en el tramo inicial del acueducto, el más próximo al
embalse, donde fue hallado el único ejemplar de hierro ingresado con tal procedencia en
las colecciones del Museo. Excavado a unos 4 m. por encima de la conducción hidráulica,
se trata de la azada-hacha 23.7, que podría haber estado asociada, más que con la presa
en cuestión, con la explotación agrícola de su entorno inmediato, de la que se tiene constancia más cierta para la época romana gracias al reciente hallazgo de toda una serie de
estructuras y enterramientos215.
Sagrajas
Este paraje de la provincia de Badajoz es conocido en el ámbito de la Historia por ser
el lugar en el que se desarrolló una famosa contienda entre las fuerzas almorávides y castellanas, con la derrota final de estas últimas, lideradas por el monarca Alfonso VI. En su
denominación ha querido verse oculto un nombre de ascendencia latina derivado del vocablo sacralia216. Del lugar fue ingresado por donación de Ramón Alía Fernández, el 7 de
abril de 1954, el cuchillo de hierro 16.33, así como junto a él una fíbula de bronce. Se
213
Idéntico a otro topónimo localizado en la provincia de Cádiz, sabemos que éste último se correspondía a la
antigua población de Carissa Aurelia. En cualquier caso es posible que el radical de ambos tenga que ver con el antropónimo latino Carisius, resultando especialmente elocuente la presencia de dicho nombre en las proximidades
de la ciudad de Mérida, cuando sabemos que en su fundación intervino la figura del legado Publio Carisio.
214
La hipótesis emiral fue planteada por FEIJOO MARTÍNEZ, S.: “Las presas y los acueductos de agua potable,
una asociación incompatible en la Antigüedad. El abastecimiento en Augusta Emerita”. Augusta Emerita. Territorios,
espacios, imágenes y gentes en Lusitania romana. Monografías Emeritenses, 8. Mérida, 2005 (págs. 171-205); por
ende y sobre su autoría romana se aportan nuevos datos en ARANDA GUTIÉRREZ, F.; SÁNCHEZ CARCABOSO,
J. L.; ANDRÉS DÍAZ, E.; POLO GARCÍA, Mª. E.; RODRÍGUEZ MARTÍN, G.: “Nuevas consideraciones sobre los
sistemas hidráulicos de abastecimiento de Emerita Augusta”. Actas del V Congreso Internacional de Historia de la
Construcción. Madrid, 2007 (págs. 41-55).
215
SÁNCHEZ SÁNCHEZ, G.: “Proyecto de rehabilitación de la presa y entorno de Proserpina”. Foro, 60. Mérida,
2010 (págs. 4-5).
216
MARTÍNEZ Y MARTÍNEZ, M. R.: Historia del Reino de Badajoz durante la dominación musulmana. Badajoz,
1909, págs. 41-43.
248
trata en todo caso de un ingreso aislado y carente de un contexto claro, sin poder determinarse si la fíbula y el anillo guardan alguna relación entre sí.
San Pedro de Mérida (basílica visigoda)
San Pedro de Mérida es una localidad ubicada a unos 15 km. al Este de Mérida, siguiendo la autovía que conduce a Madrid y por lo tanto la antigua vía de Augusta Emerita
a Toletum. Junto a la parroquia de la población se excavaron en los años 60 del Siglo XX
los restos de una iglesia de época tardoantigua, posiblemente vinculada a un monasterio217.
Cierto número de materiales hallados en el yacimiento pasaron a ingresarse en los fondos
del museo emeritense, contándose entre los mismos algún ejemplar perteneciente a la escultura decorativa del edificio, como el fragmento de cimacio inv. 8211, pero también un
interesante ajuar funerario compuesto por varias cuentas de vidrio (inv. 8433 a 8443),
dos pulseras de bronce (inv. 8445 y 8446), una cadena de bronce (inv. 8447) y, finalmente, la pulsera de hierro incluida en nuestro catálogo y representación única de tal tipo
en el mismo (4.1). Aparte de estos materiales y sin un contexto tan claro, cabe destacar
igualmente el ingreso previo de algunas monedas de época romana, así como la donación
posterior de dos hachas neolíticas (inv. 9987 y 9888) o la entrega en 1972 de un total de
cinco ejemplares cerámicos (inv. 13612 a 13616), algunos de los cuales parecen detentar
un tipo muy semejante a los excavados en las sepulturas tardoantiguas de Casa Herrera.
De todo ello se puede colegir que, tras la lógica presencia humana en el entorno desde la
Prehistoria, debió de establecerse en un punto próximo a la actual población un asentamiento rural de época romana del que presumiblemente naciese el monasterio tardoantiguo y al que pertenecerían las mentadas monedas, así como algunos de los ejemplares
cerámicos. La transformación del antiguo predio en monasterio, que acaecería en respuesta de la habitual donación de latifundios a comunidades de monjes, es posible que
encuentre su reflejo en otro de los yacimientos analizados en el presente capítulo: la villa
romana de Torreáguila. En relación a los ejemplares cerámicos de época tardoantigua, lo
más posible es que consistan en piezas pertenecientes a algún ajuar funerario de nuestro
supuesto monasterio.
Villa romana de la Dehesa de Las Tiendas
En los años 70 del Siglo XX, en el paraje conocido como el Hinojal, en la Dehesa de
las Tiendas, y enclavada en las inmediaciones de la ciudad de Mérida, muy próxima a la
localidad de Esparragalejo, se excavó una importante villa tardorromana destacada sobre
todo, al igual que otras de la Meseta, por la presencia de un completo programa musivario218. Pese a que en la actualidad se halla cubierta, el conjunto de mosaicos fue extraído y
trasladado al Museo Nacional de Arte Romano, donde una buena selección del mismo, debido a su gran calidad artística y excelente estado de conservación, ha sido expuesta en las
salas de exposición permanente. El estilo de los mosaicos, así como el hallazgo de algunas
monedas bajo el nivel de los mismos, datan el enclave, al menos en lo que se refiere a la
fase correspondiente con su ornamentación musivaria, ya a mediados del Siglo IV, estableciéndose su momento de abandono en torno a finales del Siglo IV o principios del Siglo V.
Aparte de los mosaicos, del mismo lugar sobresalen también algunos vestigios de pintura mural de calidad (inv. 37504 a 37507), un capitel de mármol (inv. 19568), tres fragmentos de placas de mármol (inv. 19570, 19463 y 19464) y finalmente, entre los objetos
217
ALMAGRO BASCH; MARCOS POUS, 1958.
218
ÁLVAREZ MARTÍNEZ, 1976.
249
más propiamente muebles, una fíbula de plata (inv. 19571) y una cuchara de bronce (inv.
19685). En hierro y dado que el sector excavado se corresponde con la pars urbana de la
villa, sólo se han hallado un total de cuatro clavos (61.87) que, en función de su contexto
de hallazgo, bajo la cama de uno de los mosaicos, cabría pensar que podrían obedecer a
una fase de la villa previa a la realización del mismo. Por lo demás, la forma de su cabeza
nos transmite la seguridad de que en el momento de su forja aún se mantenían los tipos
romanos frente a la llamativa simplificación técnica detentada por los clavos de cronología
más propiamente tardoantigua.
Villa romana de Torreáguila
La segunda de las antiguas villas romanas con representación material en las colecciones del museo emeritense es la conocida como villa romana de Torreáguila. Ésta se encuentra enclavada a orillas del Guadiana, en el término municipal de Montijo y más
concretamente en los aledaños de la localidad de Barbaño, a unos 30 km. al Oeste de la
población de Mérida. La pars urbana de la villa, que comenzó a excavar Germán Rodríguez Martín a comienzos del los años 80 del Siglo XX, resulta fastuosa, tanto por sus restos
inmuebles como por sus materiales asociados219. A nivel inmueble y a diferencia de la villa
de Las Tiendas, no destaca por la presencia de mosaicos, pero sí por la de una nutrida
muestra de pinturas murales. Por ende y entre sus objetos de carácter mueble, han sido
hallados en el lugar numerosas piezas que han ido siendo depositadas, bien en el Museo
de Mérida, bien en el Museo Arqueológico de Badajoz, bien en el mismo yacimiento. Entre
ellas se encuentran múltiples ejemplares cerámicos, incluidos una copiosa serie de lucernas
publicadas de manera monográfica220, pero también un interesante lote de huesos que
manifiestan según el arqueólogo excavador la existencia de un taller dedicado a su talla
en el lugar. En cuestión de metales, han aparecido en el enclave numerosos objetos de
bronce, así como varios ejemplares de hierro entre los que se incluye un nutrido grupo de
herramientas.
Desde el punto de vista cronológico, la villa parece contar con una vida muy dilatada,
tal y como manifiestan los hallazgos en la misma. Y a tal efecto debemos destacar, en relación a la Antigüedad tardía, la aparición en ella de una fíbula aquiliforme (TA87/2507)
ya publicada de un modo singular221, así como de una espada datada tipológicamente en
el Siglo VII (TA87/2295). Tal perduración en el tiempo alcanza incluso los primeros siglos
del Islam, y entre los materiales del periodo podríamos reparar en un candil emiral o un
tintero ya datable a partir del periodo taifa. Como testimonio de esta continuidad en el
enclave quizá podríamos añadir nosotros a partir de nuestro trabajo de doctorado el topónimo mismo de la cercana localidad de Barbaño, posible derivado del nombre de un
propietario hispanorromano que, aplicado a algún uicus adscrito al territorio de la villa,
ha sobrevivido hasta el día de hoy.
219
Sobre la villa y sus materiales realizó su tesis doctoral inédita el mismo arqueólogo excavador: RODRÍGUEZ
MARTÍN, G.: Arqueología de la villa romana de Torre Águila (Tesis defendida en la Universidad de Extremadura,
en 1993). Como compendio de las primeras campañas puede consultarse el trabajo del mismo autor RODRÍGUEZ
MARTÍN, G.: “La villa romana de la dehesa de Torre Águila en Barbaño-Montijo (Badajoz)”. Extremadura Arqueológica, I. Mérida, 1988 (págs. 201-219).
220
RODRÍGUEZ MARTÍN, G.: Las lucernas de la villa romana de Torre Águila. Cuadernos Emeritenses, 30. Mérida,
2005.
221
RODRÍGUEZ MARTÍN, G.; LÓPEZ QUIROGA, J.; LOVELLE, M.; JEPURE, A.: “Fíbula aquiliforme tipo “cloisonné” de la villa romana de Torre Águila, Barbaño (Badajoz)”. Madrider Mitteilungen, 41. Heidelberg, 2000 (págs.
395-409).
250
De los materiales que han sido ingresados a partir de las primeras campañas en nuestra
institución, se cuenta un enorme lote que, debido a su titularidad autonómica, se encuentra
en espera, o bien de la formalización de su depósito en el Museo, o bien de su traslado al
Museo Arqueológico de Badajoz. Tales piezas se encuentran por lo tanto sin inventariar,
y entre ellas se incluyen la fíbula aquiliforme ya referida, pero también las ya mentadas
herramientas agrícolas y la tardía espada de hierro. A tal circunstancia escaparon no obstante algunas piezas de las campañas previas a 1985 que ingresaron en propiedad en
nuestro Museo, siendo seleccionadas entre otras de menor interés para la institución, así
como inventariadas en consecuencia. Entre tales objetos se encuentran algunos de hierro,
pero hemos de admitir que no los más interesantes del yacimiento. De este modo, debemos de reparar antes que nada y en posible relación con la pars urbana de la villa los
restos del cazo 12.1. A un mismo contexto podrían obedecer los cuchillos 16.34 y 16.35,
aunque haciéndose notar que el segundo, en base a su longitud, se interpretó en su momento antes bien como una espada corta. Nosotros no consideramos, no obstante, que
pueda alcanzar tal consideración, y preferiríamos catalogarlo como puñal si acaso. Otra
pieza inventariada, de las pocas de susceptibles de ser interpretadas como herramientas
agrícolas, es el cencerro 31.11. Con cierto interés estructural han de citarse las grapas
60.18 a 60.20, en forma de T y posiblemente asociadas al edificio mismo de la villa. Y
en fin y con una más difícil adscripción, citaremos finalmente la anilla 68.14 y la cuña y
la cuña 40.2, la primera por la simpleza de su forma y la segunda por lo inseguro de su
destino y cronologia exacta, ya que pudo funcionar, bien con una herramienta asociada
a la explotación del entorno de la villa, bien como un instrumento implicado en el desmontaje tardío de alguna de sus estructuras.
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75.52
75.53
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Selección de ejemplares de hierro decorados: anillos 3.2 y 3.3, llave 6.4, estilete 46.2, lanceta
48.2, sonda 49.1 y clavos 61.1 y 61.5 (dibujos del autor)
Rafael Sabio González
Conservador
Telf.: 924 311 690 - 924 311 912 Ext. 22
rafael.sabio@mcu.es